jueves, 31 de julio de 2025

Tiatira: Tu Tolerancia es Intolerable

 Por Tim Moore


El mensaje de Jesús a la Iglesia en Tiatira es tan relevante hoy como lo fue para ese cuerpo de Cristo local hace más de 1,930 años. El Señor elogió su amor, fe, servicio y perseverancia, e incluso comentó que sus obras recientes eran mayores que las de al principio. Hasta aquí, todo bien.

Entonces el Hijo de Dios volvió Sus ojos como llama de fuego hacia una influencia corrosiva dentro de su cuerpo y dijo: “Pero tengo esto contra ti: que toleras...” (Ap. 2:20).

Para ser claros, la comunidad de creyentes en Tiatira estaba tolerando a una mujer a la que Él llamó Jezabel—una profetisa autoproclamada que estaba desviando a Su rebaño. Al igual que la esposa extranjera del rey Acab, quien introdujo sus deidades paganas y su religión falsa para corromper y extraviar a Israel, esta mujer incitaba a los seguidores de Cristo a cometer actos de inmoralidad y a comer alimentos ofrecidos a ídolos—dos de las ofensas específicas que Santiago y los apóstoles prohibieron a la creciente iglesia gentil (Hechos 15:19-20).

Se pueden extraer tres lecciones cruciales de este breve pasaje de Apocalipsis:

  1. En nuestra inclinación a ser discreto y tolerantes, podemos caer en el pecado más abyecto.
  2. El Señor disciplinará a aquellos a quienes ama, sometiéndolos a una tribulación con “t” minúscula como consecuencia natural del pecado.
  3. Aunque la ira de Dios se enciende tanto por el pecado como por la tolerancia del pecado, Su propósito final es el arrepentimiento.

Oh, Ten Cuidado…

La canción de la escuela dominical de los niños advierte a los ojos pequeños que tengan cuidado con lo que ven, a los oídos pequeños que tengan cuidado con lo que oyen, a las lenguas pequeñas que tengan cuidado con lo que dicen, a las manos pequeñas que tengan cuidado con lo que hacen, a las mentes pequeñas que tengan cuidado con lo que piensan, y a los corazones pequeños que tengan cuidado con en quién o en qué confían. ¿Por qué? Porque “el Padre que está arriba está mirando con amor”.

Hillary Morgan Ferrer, de Mama Bear Apologetics, lo expresa de esta manera: “Lo que toleras hoy, lo aceptas mañana. Lo que aceptas hoy, lo abrazas mañana”. La tolerancia es una pendiente resbaladiza que inevitablemente conduce hacia abajo — alejándonos del camino recto y angosto que hemos sido llamados a recorrer con el Señor.

Hillary Morgan Ferrer (mamabearapologetics.com)

Los eruditos no se ponen de acuerdo sobre la identidad de la mujer a la que se refiere como Jezabel en Apocalipsis 2:20. Quienquiera que fuera, claramente estaba guiando a las personas hacia el pecado. Pero, si bien Jesús la llama individualmente, Su queja con la Iglesia en general era su falta de disposición para criticar, confrontar y condenar sus falsas enseñanzas e inmoralidad. Era como dejar que un lobo viviera entre las ovejas y luego preguntarse por qué estaban desapareciendo una por una.

Nuestra cultura moderna ha elevado la “tolerancia” a un mantra que elimina toda discreción. Y la discreción misma—o la palabra más anticuada, discriminación—ha pasado a ser considerada como prejuiciosa e inapropiada. Según algunos funcionarios, los padres ni siquiera mantienen el derecho a elegir lo que es mejor para sus propios hijos.

Sin embargo, las Escrituras son claras. Se espera que los padres sean discernidores sobre lo que se les permite a sus hijos ingerir—ya sea física, intelectual o espiritualmente. El mismo juicio sólido que se ejerce en beneficio de los niños debe aplicarse dentro de la iglesia para proteger al rebaño.

Si esto es cierto para la Iglesia, también es cierto para cada cristiano individual. Debemos cuidar nuestros propios corazones.

La Disciplina del Padre

Proverbios 3:11-12 dice: “Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor ni aborrezcas Su reprensión, porque el Señor ama a quien reprende, como un padre al hijo en quien se deleita”.

El escritor de Hebreos observó: “Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza. Sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, después les da fruto apacible de justicia” (Hebreos 12:11). El versículo anterior explica el motivo paternal de Dios: “Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de Su santidad”.

Qué mundo al revés en el que vivimos, donde los estudiantes ridiculizan a los maestros y los niños mandan a los padres. Los expertos desorientados que hicieron impopular la disciplina parental nos han legado una nación de tiranos indómitos y egocéntricos. Pero Dios no se verá obligado a seguir tal necedad.

A veces el Señor sujeta a Sus hijos a un juicio correctivo, y a veces nos permite sufrir las consecuencias naturales del pecado. Él no es vengativo en ninguno de los casos, sino que está decidido a reprender y corregir. Como confesó una vez mi propio hijo cuando era un niño pequeño, a veces sólo necesitas una buena nalgada.

Arrepentimiento — No es Sólo para los no Salvos

Una de las enseñanzas falsas que ha infiltrado la Iglesia en los últimos años es que el arrepentimiento es un acontecimiento único. Según esta lógica, una persona que reconoce su propia necesidad de un Salvador confiesa al Señor, arrepintiéndose de su pecado y su pecaminosidad. Confían en Cristo y reciben perdón por sus pecados: pasados, presentes y futuros. A partir de ese momento, como afirma Romanos 8:1, NO hay condenación para los que están en Cristo Jesús.

Pero eso es el Evangelio, dices. ¿Cómo puede haber alguna enseñanza falsa en lo que acabo de escribir?!?

El error radica en creer que, tras haber creído, nunca necesitaré arrepentirme de nuevo. Esto presenta una comprensión trágicamente errónea de la palabra “arrepentirse”, ya que, en ocasiones, incluso los cristianos comprometidos necesitan regresar.

Hay claramente un arrepentimiento que lleva a la salvación, cuando aceptamos la sangre derramada de Jesucristo como el único y suficiente medio para limpiarnos y llevarnos a una relación con Dios el Padre.

Pero el arrepentimiento también se entiende correctamente como un cambio de dirección—un cambio en el comportamiento o en el pensamiento o en la actitud del corazón. En ocasiones, me encuentro conduciendo por la carretera cuando de repente los lugares de referencia son desconocidos o las señales están todas equivocadas. Sin querer, he tomado un giro equivocado. Lo único que se puede hacer es dar la vuelta y volver al camino correcto. Esa es la idea detrás del arrepentimiento tal como aparece en el Apocalipsis. Como ovejas, todos somos “propensos a vagar, propensos a dejar al Señor [a quien] amamos”.

Jesús se dirige a los cristianos profesantes en iglesias reales, y los llama a arrepentirse, dar la vuelta y seguir Su ejemplo. Nuestro Señor incluso predice la calamidad que le sobrevendrá a Jezabel “y a los que cometen adulterio con ella... a menos que se arrepientan de sus obras” (Ap. 2:22). Incluso en la ira, el Señor siempre recuerda la misericordia (Habacuc 3:2). Su objetivo siempre es motivarnos al arrepentimiento para que podamos tener una relación correcta con Él.

Retener

Aunque Jesús no se anda con rodeos al condenar a Jezabel y a aquellos que ella desvió, Él elogia a aquellos que “no mantienen su enseñanza”. Independientemente de cuán equivocados estén los demás (y eso incluye a muchos dentro de las iglesias confesantes hoy), las Escrituras nos dicen que siempre hay un remanente fiel.

Esto fue cierto cuando Elías se lamentaba de que era la única persona fiel que quedaba en Israel. A Satanás le gusta susurrar ese mensaje desalentador al oído de cada seguidor fiel de Cristo: “Eres el único que intenta ser fiel. ¿Qué sentido tiene?”.

Las palabras de Jesús a los pocos fieles en Tiatira fueron: “Retengan lo que tienen hasta que Yo venga” (Ap. 2:25). De hecho, Él no les impuso ninguna otra carga. Estos santos heridos y maltratados simplemente recibieron una palabra de aliento y un llamado a perseverar. Así que, aquellos de nosotros que anhelamos la llegada de Jesús debemos hacer precisamente eso: esforzarnos por perseverar.

Pronto, esa larga anticipación se verá cumplida, y lo veremos con nuestros propios ojos. Él nos dará autoridad sobre las naciones junto con nuestra Estrella de la Mañana: Jesucristo mismo.

Yo diría que vale la pena aferrarse a eso, ¿no crees?


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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miércoles, 30 de julio de 2025

Pérgamo: Mantente Firme contra el Compromiso

Por David Bowen


Alojada entre las antiguas ruinas de Asia Menor se encuentra la ciudad de Pérgamo, que alguna vez fue próspera. Esta antigua ciudad fue el hogar de una de las siete iglesias que recibió un mensaje personal de Jesucristo. Sus palabras, registradas en Apocalipsis 2:12-17, pintan un retrato de una iglesia que lucha por mantener su fe mientras está rodeada por una cultura impregnada de paganismo, idolatría y compromiso moral.

Aunque la iglesia de Pérgamo existió hace casi dos mil años, su historia resuena poderosamente con los cristianos de hoy. Las presiones que enfrentaron— la acomodación cultural, el compromiso doctrinal y la tentación de diluir la verdad por aceptación social—reflejan muchos de los desafíos que confronta la Iglesia moderna. Al examinar el contexto histórico, el mensaje bíblico y sus implicaciones en la actualidad, podemos descubrir verdades atemporales para navegar nuestro propio camino de fe en un mundo secular.

Una Ciudad de Poder y Paganismo

Pérgamo (que es la actual Bergama, Turquía) fue una ciudad de inmensa importancia cultural y política. Como capital de la provincia romana de Asia, era un centro de arte, medicina y religión. Dominando la ciudad había una magnífica acrópolis adornada con templos a Zeus, Atenea, Dionisio y Asclepio, el dios griego de la curación. El templo a Asclepio, también conocido como el “Dios de la Medicina”, atraía a peregrinos de todo el imperio, esperando sanación a través de rituales, interpretación de sueños y encuentros místicos. El caduceo, que es un símbolo de un bastón con dos serpientes enroscadas alrededor de él, proviene de Pérgamo y sigue siendo la insignia oficial del Cuerpo Médico de los Estados Unidos, la División de Farmacia de la Armada y el Servicio de Salud Pública.

La dedicación de Pérgamo al culto del emperador era bien conocida. La ciudad fue la primera en Asia en construir un templo para un emperador vivo, Augusto, y la lealtad al estado romano a menudo se demostraba a través de actos de adoración al emperador divino. Rechazar este culto se consideraba un acto de traición, poniendo a los cristianos en riesgo de persecución.

El Mensaje a la Iglesia

En Apocalipsis 2:12-17, Jesús se dirige a los creyentes en Pérgamo con tanto elogios como correcciones:

Escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos, dice esto: Yo sé dónde moras: donde está el trono de Satanás. Guardas fielmente Mi nombre y no has negado Mi fe, aun en los días de Antipas, Mi testigo, Mi siervo fiel, que fue muerto entre ustedes, donde mora Satanás”.

Jesús reconoce el difícil entorno que los creyentes soportaban. Vivir en “el trono de Satanás” se refiere a la idolatría y el culto al emperador que saturaban la ciudad. Sin embargo, en medio de esta oscuridad espiritual, los creyentes habían permanecido fieles al Nombre de Cristo, incluso siendo testigos del martirio de Antipas, uno de sus líderes fieles.

Pero la carta no sólo incluye elogios. Jesús confronta a la iglesia sobre un peligroso compromiso que está arraigándose en su interior:

Pero tengo unas pocas cosas contra ti, porque tienes ahí a los que mantienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los israelitas, a comer cosas sacrificadas a los ídolos y a cometer actos de inmoralidad. Así tú también tienes algunos que de la misma manera mantienen la doctrina de los nicolaítas”.

Este compromiso se manifestó en forma de enseñanzas falsas y laxitud moral. Algunos en la iglesia estaban tolerando, e incluso abrazando, prácticas que difuminaban las líneas entre la obediencia fiel y el acomodo cultural. Al participar en festividades paganas y adoptar estilos de vida inmorales, estos creyentes estaban comprometiendo su testimonio cristiano en Pérgamo.

La advertencia es clara: arrepiéntanse o enfréntense a la espada del juicio de Cristo. Sin embargo, como ocurre con todas las cartas en el Apocalipsis, Jesús ofrece una promesa a los fieles:

Al vencedor le daré del maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo, el cual nadie conoce sino aquel que lo recibe”.

Aplicación Moderna: Cómo Navegar en una Cultura de Compromiso

La iglesia en Pérgamo ofrece una reflexión sobria para los cristianos de hoy, especialmente en el mundo occidental, donde la acomodación cultural es una tentación creciente. Aunque nuestra sociedad moderna puede no postrarse ante Zeus o Augusto, se postra ante los dioses del consumismo, el relativismo, el individualismo y la autoexpresión. La presión sutil por encajar, por mezclar la fe con la ideología popular y por evitar ofender a los demás puede llevar al mismo tipo de compromiso que Jesús confrontó en Pérgamo. Ésta es una advertencia tanto para el individuo como para la Iglesia.

El Peligro de Mezclar de Mezclar Fe y Cultura

Una de las lecciones más relevantes de Pérgamo es la tentación de diluir el Evangelio para hacerlo más aceptable a la cultura. En Pérgamo, esto significaba participar en banquetes idólatras y comprometer los estándares morales. Hoy en día, podría significar abrazar normas culturales sobre la sexualidad, redefinir la ética bíblica para alinearse con la opinión popular, o minimizar la exclusividad de Cristo para evitar ofender a otros.

Los cristianos están llamados a estar en el mundo, pero no ser del mundo (Juan 17:14-16). Debemos ser sal y luz (Mateo 5:13-16), preservando la verdad y brillando intensamente en un mundo oscurecido por la confusión. Cuando comprometemos nuestra distinción, perdemos nuestro testimonio y corremos el riesgo de la decadencia espiritual.

El Costo de la Fidelidad

Los creyentes en Pérgamo sabían lo que significaba mantenerse firmes a un gran costo personal. Antipas, mencionado en Apocalipsis 2, pagó el precio supremo por negarse a adorar a César. Aunque los cristianos occidentales pueden no enfrentar el martirio, todavía hay un costo por vivir con fe — reputación, relaciones, avance profesional y estatus social.

Jesús nunca prometió aceptación cultural. De hecho, advirtió que Sus seguidores enfrentarían oposición (Juan 15:18-21). El llamado a la Iglesia moderna es abrazar la perseverancia fiel, confiando en que las recompensas eternas superan con creces las pérdidas temporales.

El Llamado al Arrepentimiento y la Renovación

La solución que Jesús ofrece a Pérgamo es simple pero profunda: el arrepentimiento. El arrepentimiento es doble: es tener un dolor personal por el pecado, pero también es un compromiso de volver a la verdad. Las iglesias de hoy deben evaluar regularmente sus enseñanzas, prácticas y prioridades para asegurarse de que se alineen con la Escritura, no con las normas culturales cambiantes. Esto requiere un liderazgo valiente para tener conversaciones difíciles y un compromiso con el discipulado bíblico sobre la relevancia cultural.

La Promesa del Maná Oculto y un Nombre Nuevo

La recompensa que Jesús ofrece — maná oculto y una piedra blanca — señala a Su cuidado íntimo y provisión eterna. El maná nos recuerda que sólo Dios sostiene a Su pueblo, incluso en lugares áridos. La piedra blanca, un símbolo antiguo de absolución y honor, refleja la nueva identidad del creyente en Cristo. En una cultura donde las identidades son fluidas y basadas en el desempeño, Jesús ofrece una identidad permanente, llena de gracia, conocida sólo por Él. Esta promesa recuerda a los creyentes que nuestra validación definitiva no proviene de la aprobación cultural o de la aceptación social, sino de Aquel que nos conoce completamente y nos ama por completo.

Conclusión: Fidelidad en un Mundo Comprometido

La iglesia en Pérgamo era una iglesia sitiada — no por ejércitos físicos, sino por la presión de comprometer su identidad distintiva como pueblo de Dios. Era una iglesia que se mantenía firme en la persecución, pero titubeaba en la acomodación. El mismo desafío enfrenta la Iglesia moderna. ¿Seguirá siendo fiel a Cristo, incluso cuando no sea popular? ¿Resistirá la tentación de mezclarse, incluso cuando sea más fácil? El mensaje de Jesús a Pérgamo es un mensaje para nosotros: mantente firme, arrepiente y confía en que Aquel que sostiene la espada de doble filo también nos sostiene en Su mano. Para aquellos que vencen, hay alimento eterno, identidad celestial y la promesa inquebrantable de vida con Cristo.

¡Maranata, Lord Jesus!


David Bowen - Evangelista y Maestro del Ministerio Cordero y León 

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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miércoles, 16 de julio de 2025

Esmirna: Fiel Hasta el Fin

Por Marko Kiroglu


El apóstol Juan desempeñó un papel destacado durante el ministerio de Jesús y a lo largo del primer siglo. Él y su hermano Jacobo (los hijos de Zebedeo) eran primos de Jesús, ya que su madre Salomé era la hermana de la madre de Jesús, María (Mateo 27:56; Marcos 15:40; Juan 19:25). Por lo tanto, es posible que Juan pudiera haber conocido a Jesús desde su niñez, como su primo nacido de manera sobrenatural.

Juan y Andrés fueron los primeros dos discípulos de Jesús (Juan 1:35-42). Más tarde, trajeron a sus hermanos, Santiago y Pedro. Juan, Santiago y Pedro fueron los discípulos más destacados de Jesús, quienes presenciaron la transfiguración (Marcos 9:2-3). Estos tres también se conocen como el círculo íntimo de Jesús.

El Discípulo Amado

Además, Juan es señalado como el discípulo amado de Jesús (Juan 13:23; 20:2; 21:7; 21:20).

Cuando Jesús fue crucificado, Juan estaba allí. Él fue el hombre a quien Jesús confió el cuidado de Su propia madre antes de morir en la Cruz (Juan 19:26). Según las primeras tradiciones cristianas, en obediencia a la última instrucción de Jesús en la Cruz, Juan tomó a María, la madre de Jesús, bajo su cuidado y se ocupó de ella hasta su muerte en Éfeso.

El profundo amor y devoción de Juan por Jesús parece haber superado a todos los demás. Su largo e inquebrantable compromiso con Jesús es evidente en sus propios escritos, así como en los demás escritos y tradiciones cristianas primitivas.

Cuando llegó el momento, Jesús compartió la revelación profética más asombrosa de todos los tiempos con este mismo amigo fiel y confiable. Le encomendó que escribiera el libro de Apocalipsis para las generaciones futuras.

Policarpo de Esmirna

Aunque existen pocos registros confiables de los últimos años de la vida de Juan, según las tradiciones antiguas, Juan se estableció y pastoreó la iglesia en Éfeso. Probablemente esto fue antes de su encarcelamiento en la isla de Patmos, donde recibió la Revelación de Jesús. Vivió como un siervo fiel de Cristo hasta el final.

La tradición también sugiere que uno de los hombres a los que Juan instruyó mientras pastoreaba la iglesia en Éfeso, se llamaba Policarpo, quien más tarde se convirtió en el obispo de Esmirna (60-155 d.C.). Estos también fueron los años en los que Juan cuidó de la madre de Jesús, María, en Éfeso. Al igual que Juan, Policarpo también sirvió fielmente a Cristo toda su vida. A la edad de 86 años, fue asesinado por su fe en Cristo. Cuando le pidieron que renunciara a Cristo, la respuesta de Policarpo fue:

Ochenta y seis años le he servido. No me ha hecho ningún mal. ¿Cómo, entonces, puedo blasfemar contra mi Rey y mi Salvador?”.

Mataron el cuerpo físico de Policarpo, pero no pudieron matar su devoción a Cristo. Tanto Juan como su discípulo Policarpo mostraron una fe inquebrantable y compromiso con Cristo hasta el final.

La Carta a Esmirna

En aquellos días, Éfeso era la ciudad capital de la región, y Esmirna era una ciudad más pequeña, a 35 millas al norte de Éfeso. La carta de Jesús a la iglesia en Esmirna es la más corta de las Siete Cartas y tiene un gran mensaje del Señor:

Sé fiel hasta la muerte, y Yo te daré la corona de la vida” (Ap. 2:10).

Es muy interesante observar que esta fidelidad hasta la muerte fue practicada primero por el propio Juan y luego por Policarpo, el obispo de Esmirna, quien fue discípulo de Juan.

La iglesia original de Esmirna (junto con las otras iglesias del Apocalipsis) dejó de existir cuando esta región fue invadida por pueblos islámicos y el cristianismo en la región se extinguió durante los siglos IX y X. La ciudad de Esmirna continuó existiendo con una nueva población islámica y creció en tamaño. Hoy se le llama Izmir—la tercera ciudad más grande de Turquía, con una población de más de tres millones de musulmanes.

Más recientemente, un pastor misionero estadounidense llamado Andrew Brunson también sufrió persecución y encarcelamiento en la ciudad de Esmirna (Izmir), demostrando su fidelidad, al igual que Policarpo, en obediencia a la instrucción de Jesús a la iglesia de Esmirna.

Tim Moore con Andrew Brunson

Mi Experiencia Personal

El domingo 6 de enero de 2006, después de que terminé de predicar en nuestra iglesia local en Adana, Turquía (que está a unas 560 millas al sureste de Esmirna), fui atacado y golpeado brutalmente por un grupo de hombres musulmanes que exigían que denunciara a Jesús o muriera a manos de ellos. En ese momento, el Espíritu Santo me recordó estas palabras de Jesús:

Cualquiera que me niegue delante de los hombres, Yo también lo negaré delante de Mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:33).

También recordé la inquebrantable fidelidad de Policarpo al borde de la muerte a manos de los soldados romanos. Fui sobrenaturalmente animado y fortalecido por Dios para responder a mis torturadores con estas palabras: “Jesús es Dios”. Luego me golpearon hasta que estuvieron convencidos de que estaba muerto y dejaron mi cuerpo, aparentemente sin vida, al lado del camino. Fue Dios quien revivió y restauró la vida en mi cuerpo de una manera milagrosa.

El 17 de abril de 2007, aproximadamente un año después de haber sido atacado y golpeado hasta el punto de la muerte, Tilman Geske, un misionero alemán y buen amigo que me había bautizado cinco años antes, fue atacado en la ciudad de Malatya (que está más al sureste de Turquía). Un grupo de hombres musulmanes lo torturó brutalmente y lo asesinó por no denunciar a Cristo.

Tilman Geske

Tuve que enterrar el cuerpo sin vida de Tilman, mientras su esposa Susanne y sus tres hijos pequeños estaban de pie llorando, dando el último adiós a su amado padre. Después del funeral, Susanne se paró frente a periodistas y cámaras de televisión y dijo que, aunque hombres llenos de odio habían matado a su esposo y al padre de sus hijos, ella no huiría de regreso a Alemania. Aunque el hombre que amaba había sido asesinado, ella seguiría viviendo en Turquía para decirle al pueblo turco que Jesús los ama.

Hoy, 18 años después, Susanne y sus hijos todavía viven en Turquía, predicando a Jesús a las personas que torturaron y mataron a su amado esposo y padre.

Conclusión

La carta a Esmirna llama a una fidelidad inquebrantable hasta el final. Cuando leas esta carta, recuerda los ejemplos de fidelidad hasta el final del Apóstol Juan, Policarpo y misioneros como Tilman Geske. Sin importar en qué parte del mundo estés y qué desafíos enfrentes, Jesús espera que seas fiel hasta la muerte.

El aliento más maravilloso es éste: Dios le da a Su pueblo la fuerza y la fe para perseverar hasta el fin. No lo tenemos por nuestra cuenta. Nuestra confianza no está en nuestra propia fuerza. Nuestra fe está en Dios y en Su fidelidad para mantenernos fieles hasta la muerte.

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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Marko Kiroglu dirige Countdown to Christ, un “ministerio hermano” de Cordero y León.

martes, 15 de julio de 2025

Éfeso: Recuerda Tu Primer Amor

Por Mark Hall


El Apocalipsis captura nuestra imaginación como ningún otro libro. La visión que Juan tiene de Jesús es impresionante e inspiradora. Para comprender las Siete Iglesias del Apocalipsis, primero debemos ver a Jesús como Juan lo vio en la Isla de Patmos: como el Gran Yo Soy, el Principio y el Fin, el Alfa y la Omega. Debemos verlo como Aquel que es, que era, y que ha de venir, el Rey de reyes y Señor de señores.

Escucha Sus poderosas palabras cuando dice: “Yo soy el Primero y el Último... Estoy vivo para siempre... Tengo las llaves del Hades y de la Muerte”. ¡Imagina eso! ¡Qué maravilloso es saber que Jesucristo, el resucitado Señor de Gloria, tiene las llaves de la Muerte y del Infierno y tiene todo el poder sobre ellos!

Escucha Sus poderosas palabras cuando le dice a Juan: “Escribe las cosas que has visto, las que son y las que han de suceder después de esto”. Estas palabras son la clave vital para entender no sólo las siete iglesias, sino todo el libro de Apocalipsis.

Además, Juan escribe en Apocalipsis 1:3 “Bienaventurados los que leen y oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas que en ella están escritas; porque el tiempo está cerca”.

El Señor quiere que leas este libro de profecía porque es la revelación de Jesucristo. Y promete que aquellos que lo hagan serán bendecidos.

El Mensaje de Jesús a las Iglesias

Juan vio a Jesús de pie entre los candelabros que representan a la iglesia. Qué pensamiento tan precioso saber que el Señor está entre nosotros. Como el Señor de señores y como el Cordero de Dios sacrificado desde la fundación del mundo, Jesús tiene la autoridad de hablar a Su iglesia para elogiarla, animarla, e incluso reprenderla. Jesús camina entre Sus iglesias y las inspecciona, incluida la iglesia en la que te encuentras ahora mismo. Asiste a cada servicio y a cada reunión. Conoce la vida de tu iglesia. Imagina lo que diría si le escribiera una carta a tu iglesia.

Lo que Jesús dijo a las siete iglesias revela verdades eternas que pueden aplicarse a nuestra sociedad, nuestras iglesias y, sin duda, a nuestras vidas personales. Esa es exactamente la razón por la que Jesús dijo: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.

Con esa visión en mente, dirijamos nuestra atención al mensaje del Señor a la iglesia de Éfeso — un mensaje que nuestra generación necesita escuchar desesperadamente.

Jesús Conoce

En Su carta a Éfeso, Jesús primero alabó sus fortalezas y esfuerzos. Dijo: “Yo conozco tus obras, tu arduo trabajo y tu perseverancia, y que no puedes soportar a los malos, has probado a los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos. Has sufrido, has sido perseverante, has trabajado arduamente por amor de mi nombre y no has desmayado” (Ap. 2:2-3, RV1995).

Jesús lo ve todo. No se le escapa nada. Sabe que los creyentes en Éfeso soportaron pacientemente las dificultades y no se cansaron de obedecerle. Los vio resistir el mal y exigir cuentas a aquellos que enseñaban falsas doctrinas.

Si estuvieras buscando una iglesia, pensarías: “¡Este es el lugar ideal para estar! Realmente lo tienen todo bajo control”. Imagina al pastor leyendo la carta de Cristo a la iglesia de Éfeso. Al principio, están emocionados por las palabras del Señor que elogian sus actos de servicio y sacrificio. Pero de repente, Su tono cambia con las impactantes palabras... “Tengo esto contra ti... Has abandonado tu primer amor...” (Ap. 2:4).

¿Cómo pudo pasarle esto a una iglesia que era activa y vibrante? La realidad es que parecían tenerlo todo, pero les faltaba lo principal. Habían abandonado a su Primer Amor, Jesucristo. Habían olvidado su razón más importante para existir.

¿Qué Pasa con Nosotros Hoy?

Las palabras que Jesús habló a la iglesia en Éfeso son las mismas palabras que desesperadamente necesitan ser escuchadas en la Iglesia de esta generación. La Iglesia de hoy no sólo se ha apartado de la verdad bíblica divina, sino que también nos hemos alejado de nuestro primer y mayor Amor, el Señor Jesucristo. La Iglesia de hoy ha elegido la mundanalidad y las falsas ocupaciones en lugar de amar a Jesucristo y cumplir Su propósito.

Hemos abandonado nuestro Primer Amor... Jesucristo. No importa cuán ocupados estemos por el Reino de Dios, nada jamás igualará la importancia de amar a Jesucristo con todo nuestro corazón.

Pablo lo dijo mejor en 1 Corintios 13:

Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y si tuviera profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.

Pablo continuó afirmando: “Ahora permanecen la fe, la esperanza, el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Co. 13:13). Nuestras mayores obras de servicio están muertas y son inútiles sin nuestro amor por Jesucristo. Lo único que Jesús desea por encima de todo es que lo amemos. No son nuestras obras, ni nuestra energía, ni nuestro ajetreo; es nuestro amor por Él. El amor piadoso hacia Jesucristo vence al mundo. Nunca se rinde. Nunca da marcha atrás. Es un amor que confía en Dios hasta el final. El amor por Jesús nos hace creer en Él, seguirlo y obedecerlo. Es este amor por Jesucristo el que falta desesperadamente en la Iglesia de hoy.

Cómo Amar

Entonces, ¿qué debemos hacer? ¿Cómo desarrollamos o recuperamos un amor ardiente y apasionado por Jesús? En Su asombrosa gracia, Jesús nos da la respuesta que nos señala la dirección correcta.

“Recuerda, por tanto, de dónde has caído, arrepiéntete y haz las primeras obras…” (Ap. 2:5).

Primero, RECUERDA… Recuerda el amor de Jesús por ti y tu amor inicial por Él:

  • Recuerda el día en que te salvó.
  • Recuerda las grandes cosas que ha hecho por ti.
  • Recuerda la pasión que sentías al pasar tiempo con Él y servirle.
  • Recuerda Sus bendiciones y Su promesa de vida eterna y grandes recompensas.
  • Recuerda, sobre todo, que Él debe ser tu Primer Amor como ningún otro.

En segundo lugar, Jesús dijo ARREPIÉNTETE …  En este momento, Jesús nos está llamando, a la iglesia de esta generación, a arrepentirnos y alejarnos de CUALQUIER COSA que haya reemplazado a Jesucristo como nuestro Primer Amor. En un tono muy sombrío, Jesús también dijo: “…si no te arrepientes, pronto vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar” (Ap. 2:5).

Negarse a arrepentirse es un asunto muy serio y tendrá graves consecuencias. Nos damos cuenta de que, cuando Jesús murió en la Cruz, murió por todos nuestros pecados, pasados, presentes y futuros. Pero, mientras caminamos en Su gracia, Él aún nos llama a eliminar cualquier cosa de nuestra vida que obstaculice nuestro amor y devoción hacia Él.

La pregunta no respondida sobre la Iglesia de Éfeso es, ¿se arrepintieron? ¿Se volvieron y comenzaron de nuevo en el amor de Jesús? ¿O continuaron como siempre lo habían hecho? Esa es la misma pregunta que enfrentan todos los que han abandonado su Primer Amor, Jesucristo. No dejes de arrepentirte y volver a Él.

En tercer lugar, Jesús dijo:  HAZ LAS OBRAS QUE HICISTE AL PRINCIPIO…

Cuando tu amor por Jesús era nuevo y fresco, ¿cuáles eran las cosas que hacías? Pídele a Jesús que renueve tu corazón con una actitud que busque agradarle y crecer más en amor por Él. La base de nuestro canto, enseñanza, ministerio y servicio es un amor profundo y duradero por Jesús. Arrepiéntete hoy y regresa a Jesús como tu Primer Amor.

Cuarto, CONSIDERA LAS PROMESAS hechas a aquellos que vencen porque creen en Jesús y permanecen en Jesús…

Escucha la recompensa que tiene reservada para aquellos que vencen: “Al que venza, le daré a comer del árbol de la vida, que está en medio del Paraíso de Dios” (Ap. 2:7).

Si creemos que Jesús es el Hijo de Dios (Juan 5:5), también debemos vencer la tentación de abandonar a Jesús como nuestro Primer Amor— y, si es necesario, regresar a Él en arrepentimiento. Entonces se nos dará el derecho a comer del árbol de la vida. El mensaje es que somos llamados y empoderados por medio del Espíritu Santo para ser “más que vencedores” de cualquier cosa que se interponga entre nosotros y nuestro amor y devoción por Jesucristo (Ro. 8:31-39).

Para hacer esto, debemos mantener lo principal como lo principal: sobre todo, amar a Jesús con todo nuestro corazón. No hay nada en tu vida que sea más grande que eso (Mateo 22:36-38).

Regresa a tu Primer Amor

Si tu amor por Cristo no es lo que debería ser, arrepiéntete y pídele a Dios que envíe un avivamiento a tu alma y llene tu corazón con un profundo y duradero amor por Jesús. ¡Sé un vencedor!

Las últimas palabras de Jesús a la iglesia en Éfeso (así como a las otras seis iglesias) son: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Ap. 2:7).

Estas palabras no son sólo para la iglesia de Éfeso, sino para cada creyente de todas las generaciones, incluida la nuestra. Su mensaje es que lo conozcas como tu primer y mayor Amor.

¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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Mark Hall es un pastor jubilado de Shelbyville, Tennessee, que todavía enseña sobre la profecía bíblica.

miércoles, 9 de julio de 2025

Video: Israel en la Profecía Bíblica – El Pasado


En este programa, echaremos un vistazo a cuatro profecías sobre el pueblo judío que fueron cumplidas entre el año 722 a.C. y el comienzo del siglo XX:

  • La Dispersión Mundial de los Judíos
  • La Implacable Persecución de los Judíos
  • La Milagrosa Preservación de los Judíos
  • La Desolación de la Tierra de Israel

Éste es el segundo de una serie basada en el magistral libro escrito por el Dr. David R. Reagan, fundador del Ministerio Cordero y León, titulado: Israel en la Profecía Bíblica – Pasado, Presente y Futuro.

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