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domingo, 5 de enero de 2014

Editorial: ¿Predestinados para Condenación?


El otro día alguien me llamó y me preguntó: “Cómo es posible que hayamos sido elegidos, y a pesar de eso tengamos que anunciar el Evangelio a los perdidos, para que sean añadidos y lleguen a ser hijos de Dios?“ Citó como fundamento de su pregunta el pasaje de Efesios 1:4: “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado”.

Es cierto que podríamos sacar de esto la lógica conclusión de que si hay elegidos también debe haber no elegidos, en otras palabras: personas salvas y personas perdidas, predestinadas para esto. Y si existiera este tipo de predestinación, todo el esfuerzo humano por ganar almas para Jesús no tendría sentido.

Pero, ¿realmente es así? ¡No! Detrás de estos pensamientos está la astucia de Satanás, que quiere llevarnos a un callejón sin salida por medio de falsas conclusiones, aparentemente lógicas. Si escucháramos al adversario, ya no haríamos nada para llevar a las personas a Cristo, pensando que, de todos modos, todo saldrá como debe salir. Pero, ¿qué significa realmente la predestinación
bíblica?

Es un hecho inamovible que Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Ti. 2:4). Pero, en Su grandeza, en Su conocimiento inconmensurable, Él hace una elección porque sabe cuál será la decisión de cada persona individualmente. Con nuestra razón limitada y oscurecida por el pecado, no podemos concebir el conocimiento absoluto de nuestro Dios y las consecuencias que resultan de él. Pero, las palabras de Romanos 8:29 nos hacen entrever algo de esta verdad: “A los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo…”. Dios nos vio desde el principio, desde la eternidad, incluso ya nos conocía por nombre (comp. Éxodo 33:12). También nuestra decisión a favor o en contra de Él le es conocida. En 2 Timoteo 2:19 leemos: “Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: “Conoce el Señor a los que son suyos”. Y Jesucristo, el Hijo de Dios, dijo: “Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas” (Jn. 10:14). Lo mismo leemos en el Salmo 1:6: “Porque Jehová conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos perecerá”.

La libre elección es parte de la dignidad del ser humano. Él tiene la libertad de decidir qué hará con Jesucristo. Si bien nuestra libre voluntad está bajo el yugo del pecado y de Satanás, esto no significa que no podamos decir “sí” o “no”. Incluso después del arrebatamiento de la Iglesia, en el período de la Gran Tribulación, las personas tendrán la libertad de decir “sí” a Dios.

La decisión en contra de Cristo, lleva al ser humano a un terrible abismo de donde no habrá vuelta. Pero, la decisión a favor de Él nos hace participes de la maravillosa elección de Dios. Entonces, sigamos caminando con Jesús, pues Su elección nos lleva a la gloria: “… los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo… Y a los que predestinó, a éstos también llamó, y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Ro. 8:29-30). ¿No nos da esto razón suficiente para involucrarnos más activamente en Su causa?

Cordialmente en Cristo, les saluda


Peter Malgo


Conozca más acerca del Calvinismo:


domingo, 4 de diciembre de 2011

El Calvinismo confunde a la Iglesia con Israel y la elección nacional con la personal



Romanos 9:13-33

13 Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.

14 ¿Qué, pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera.

15 Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.

16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

17 Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.

18 De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.

19 Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad?

20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?

21 ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?

22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,

23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,

24 a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?

25 Como también en Oseas dice:

Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo,

Y a la no amada, amada.

26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío,

Allí serán llamados hijos del Dios viviente.

27 También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo;

28 porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud.

29 Y como antes dijo Isaías:

Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia,

Como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos semejantes.

30 ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe;

31 mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó.

32 ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo,

33 como está escrito:

He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída;

Y el que creyere en él, no será avergonzado.

El argumento principal de Juan Calvino para la elección y la reprobación incondicional está basado en los tratos de Dios con Israel. Esto está descrito en los Institutos de Calvino, Libro III, Capítulo 21, “Elección Eterna”.

Éste es sin lugar a dudas el texto favorito de los calvinistas para demostrar la elección soberana. ¿Enseña Romanos 9 que Dios arbitraria o soberanamente escoge a algunos pecadores para ser salvos y el resto para ser condenados? Consideremos ocho hechos importantes acerca de este pasaje:


1. El ejemplo de Esaú y Jacob no se refiere a la elección en relación con la salvación personal sino a la elección en relación con las naciones en el programa general de Dios. El verso 12 deja esto en claro: “Se le dijo: El mayor servirá al menor”. La promesa de Dios a Rebeca fue acerca de que el hijo mayor serviría al menor, no acerca de su salvación personal. Esaú podría haber conseguido ser salvo. Él podría haber creído en Dios y estado en el Salón de la Fe de Hebreos 11. Este pasaje no enseña que Esaú fue predestinado soberanamente para ser reprobado. El pasaje enseña que Dios escogió soberanamente el linaje de Cristo.


2. En cuanto al Faraón, es importante comprender que él primero endureció su propio corazón. “Pero viendo Faraón que le habían dado reposo, endureció su corazón y no los escuchó, como Jehová lo había dicho” (Ex. 8:15). Éste no es un caso de “reprobación soberana”. La Escritura enseña que siempre es la voluntad de Dios que los hombres le sirvan, pero cuando lo rechazan, Él los rechaza y los juzga y los pone como ejemplo. Compare 2 Tes. 2:10-12: “y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”. Estos pecadores serán condenados no porque no fueron electos soberanamente y no porque fueron reprobados soberanamente, sino debido a su propia decisión con respecto a la verdad. Las palabras no podrían ser más claras. Dios puso como ejemplo al faraón, pero ir más allá de lo que la Biblia dice y afirmar que Dios decidió crear al faraón con el propósito de condenarlo es un gran error y es difamar el nombre del Dios amoroso.

3. Romanos 9:22-23 no dice que Dios soberanamente prepara a algunos pecadores para la destrucción y a algunos para la gloria. La frase “vasos de ira preparados para destrucción” permite una voz variante. Según la PC Study Bible, puede ser la voz pasiva y la voz media en el griego; en la voz media, esta frase quiere decir prepararse a sí mismo. En la voz media, el sujeto actúa en relación con sí mismo. Considere esta nota de Vincent Word Studies: "No preparado por Dios para la destrucción, pero en un sentido adjetival, listos, maduros para la destrucción, denotando el participio un estado presente formado anteriormente, pero sin dar una pista de cómo haya sido formado. Que los objetos de la ira final hayan tenido algo qué ver en el asunto, puede verse a partir de 1 Tes. 2:15-16”. Al permitir que la Biblia hable por sí misma por medio del significado directo de las palabras y comparando Escritura contra Escritura, vemos que el pecador se prepara a sí mismo para la destrucción por su rechazo de la verdad. Incluso aquellos que nunca han escuchado el Evangelio, tienen la luz de la creación y la conciencia y son responsables de responder a la luz que tengan para que puedan recibir más luz (Hchs. 17:26-27).

4. Romanos 9:23-24 no significa que Dios llama a la salvación sólo a un cierto grupo elegido preseleccionado. “Y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles”. El calvinista afirma que el verso 24 se refiere al “llamamiento efectivo”, el cual es un término que describe el “llamamiento irresistible de los elegidos”, pero esto es añadir a la Palabra de Dios, lo cual es un gran error. La Biblia declara de forma muy clara que Dios ha llamado a todos los que vendrán a Cristo. Dios llama por medio del Evangelio (2 Tes. 2:14) y el Evangelio debe ser predicado a toda criatura (Mr. 16:15) Dios llama a “todo aquel” (Rom. 10:13; Ap. 22:17). Dios llama a todo aquel que cree en Cristo: “Y ésta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Jn. 6:40).

5. La salvación de Dios, incluso la de los judíos, no fue un asunto de elección “soberana”, sino que estuvo basada en la fe de un individuo en Su Palabra. “Mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo, como está escrito: He aquí pongo en Sión piedra de tropiezo y roca de caída; Y el que creyere en él, no será avergonzado” (Rom. 9:31-33).

6. Romanos 10 no deja ninguna duda acerca de esto; la promesa de la salvación demuestra que no es la elección arbitraria o “soberana” de Dios (Rom. 10:8-13). Note las palabras “todo aquel” y “todos”. ¿Se burlaría Dios de los pecadores al prometerles la salvación si creen en Cristo y entonces permitir que sólo aquellos que fueron soberanamente elegidos ejerciten en realidad tal fe?
 
7. La soberanía de Dios no significa que Su voluntad siempre se cumple en el hombre. “Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor”. Vea también Mateo 23:37: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!”. El hombre fue hecho a la imagen de Dios. El hombre no es un robot. Él puede ejercer su voluntad al decirle no a Dios y el hombre le ha dicho no a Dios y ha resistido a Dios desde el Génesis hasta Apocalipsis. Si la soberanía de Dios significa que Su voluntad es siempre hecha, ¡este mundo no tendría sentido! Es la voluntad de Dios, por ejemplo, para cada creyente “Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:16), pero sabemos muy bien que éste no siempre es el caso y nunca es el caso perfectamente.

8. La ceguera de Israel por parte de Dios no fue un asunto de elección soberana, sino que fue debido a que primero endurecieron sus propios corazones. Considere Ez. 12:2; Mt. 13:15 y Hechos 28:25-27:

Ezequiel 12:2 - “Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, tú habitas en medio de casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver y no ven, tienen oídos para oír y no oyen, porque son casa rebelde”.
 
Ezequiel dice que la causa de la ceguera de Israel es su propia rebelión.

Mateo 13:15“Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane”.

Mateo dice que Israel cerró sus propios ojos y ésa es la razón por la que no se convirtieron. No existe ninguna reprobación soberana aquí.

Hechos 28:25-27“Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo: Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis; Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyeron pesadamente, Y sus ojos han cerrado, Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y entiendan de corazón, Y se conviertan, Y yo los sane”.

De nuevo, Hechos dice que Israel cerró sus propios ojos para no convertirse. No existe ningún apoyo a la doctrina calvinista de la reprobación soberana aquí.

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Refutación bíblica del Calvinismo

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Way of Life Literature (wayoflife.org)
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