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jueves, 22 de noviembre de 2018

La Iglesia en la Profecía – Parte 3 de 4

Pasado, Presente y Futuro


Profecías Negativas del Tiempo del Fin

El predominio de la iglesia de Laodicea hoy en día es el cumplimiento de muchas otras profecías del Nuevo Testamento que apuntan al crecimiento de la apostasía, las sectas, la herejía y la mundanalidad en la Iglesia de los tiempos del fin.

Apostasía

La imagen de la Iglesia en los tiempos del fin que se retrata en la Biblia no es muy bonita. Por un lado, la Biblia profetiza que la Iglesia será atormentada por la apostasía. Jesús mismo profetizó que “muchos tropezarán” (Mateo 24:10). Del mismo modo, Pablo dijo que el Anticristo no puede ser revelado hasta que la “gran apostasía” ocurra (2 Tesalonicenses 2:3).

Pablo revela la fuente de la apostasía en 2 Timoteo 3:5 — “Los hombres tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”. El cumplimiento de esta profecía comenzó en la década de 1920, con la ascendencia de la Escuela Alemana de la Alta Crítica y su enseñanza de que la Biblia debía ser abordada como cualquier otra pieza de literatura — con un ojo crítico. Los conceptos de la inspiración especial y la inerrancia de la Biblia fueron rechazados. La Biblia llegó a ser vista como la búsqueda de Dios por parte del hombre en lugar de la revelación de Dios al hombre. Las iglesias comenzaron a rechazar algunos de los fundamentos de la fe. 

Este ataque contra la integridad de la Palabra de Dios abrió las compuertas de la apostasía. En poco tiempo, los teólogos y ministros cristianos se estaban riendo del nacimiento virginal, descartando sus milagros, poniendo en duda Su resurrección y negando rotundamente Su segunda venida. 

A medida que se le restaba importancia a la singularidad de Jesús, muchas denominaciones comenzaron a abrazar la doctrina condenable del universalismo. Y allí es donde estamos hoy, atrapados en medio de una repugnante apostasía que dice, “Cree lo que quieras. Lo importante es ser sincero. Hay muchos caminos a Dios”. Todo lo cual hace a Jesús un mentiroso, quien dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). El resultado es que hay mucha gente sincera que está yendo sinceramente al lago de fuego.

Sectarismo

Un segundo conjunto de profecías advierte que la Iglesia será atacada por el engaño sectario en los tiempos del fin. Jesús enfatizó este punto repetidamente en Su Discurso del Monte de los Olivos (Mateo 24:5, 11 y 24). Y Pablo lo subrayó en el lenguaje más fuerte posible cuando escribió: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1).

El cumplimiento de estas profecías comenzó en el siglo XIX con el surgimiento del mormonismo y su enseñanza demoníaca de que Jesús es el hermano de Lucifer, uno de los miles de dioses creados por el súper dios, Adán, un hombre exaltado. Los Testigos de Jehová fueron los siguientes en el escenario, con su enseñanza pervertida de que Jesús es el arcángel Miguel.

Este siglo ha sido testigo de la rápida multiplicación de las sectas, tal como fue profetizado. Hoy, cristianos de toda la vida que no saben por qué creen lo que profesan están siendo arrastrados a las sectas por decenas de miles.



Igualmente espantosa es la penetración directa a la Iglesia de la doctrina sectaria. Reconocidos líderes cristianos están defendiendo la antigua práctica chamánica de la visualización como la clave de la oración. Otros están enseñando una de las mentiras más antiguas de Satanás: que aquellos que han nacido de nuevo son “pequeños dioses”.

La última moda sectaria es el concepto de la salvación satánica; es decir, que no debemos nuestra salvación a la sangre de Jesús derramada en la cruz, sino a algún tormento imaginario que Él sufrió a manos de Satanás por tres días en el Hades.  Y luego, por supuesto, está la masonería, la forma más antigua de penetración sectaria a la Iglesia, con sus juramentos de sangre secretos, su salvación por obras, y su universalismo. 

Un tercer grupo de profecías indica que, en los tiempos del fin, la Iglesia será atacada por las herejías. Éstas son errores doctrinales que no condenan el alma, pero que confunden y debilitan el espíritu. 

En 2 Timoteo 4:3-4, Pablo dice: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”. Hay muchos mitos populares en la cristiandad hoy que roban a la gente el poder de su fe o los engañan para que practiquen una fe presuntuosa.

Entre los fundamentalistas hay un mito de que Dios se retiró en el primer siglo y que con Él se fueron todas las manifestaciones de lo sobrenatural, incluyendo a los ángeles, los demonios, los dones espirituales y los milagros. Entre los carismáticos, los abusos doctrinales han sido epidémicos, incluyendo los siguientes mitos:
  • La fe debe ser puesta en tu fe y no en Dios.
  • Siempre es la voluntad de Dios sanar.
  • El creyente tiene la autoridad de Jesús.
  • Es el deseo de Dios que los creyentes sean financieramente prósperos.
  • Los creyentes pueden tener lo que quieran a través de la confesión positiva.

Los vientos de doctrina (Ef. 4:14) están soplando a través de la Iglesia con fuerza de vendaval y los creyentes están siendo arrojados aquí y allá por las olas, en cumplimiento de la profecía.

Mundanalidad

Una cuarta característica profetizada acerca de la Iglesia en los tiempos del fin es que será comprometida y corrompida por la mundanalidad. Ya hemos visto esta  imagen profética de esta iglesia mundana en Apocalipsis 3:14-22, donde se describe a la iglesia de Laodicea.


En cumplimiento de esta profecía, nuestras iglesias hoy están llenas de cristianos culturales que han aceptado a Jesús como Salvador, pero no como Señor. Son cristianos esquizofrénicos que caminan con un pie en la Iglesia y el otro en el mundo. Son cristianos carnales que gritan “¡Aleluya!” el fin de semana, pero que viven como paganos durante la semana. Son cristianos codiciosos en busca de la salud, la riqueza y el poder. La cruz y su mensaje de sacrificio son tan ofensivos para ellos como lo es para el mundo. 

Juicio

Debido a la apostasía, la herejía, el sectarismo, y la mundanalidad que la Biblia dice que caracterizarán a la Iglesia del tiempo del fin, la Biblia profetiza que la Iglesia será sometida a juicio. En Apocalipsis 3:19 Jesús le dice a la iglesia de Laodicea, “Yo reprendo y disciplino a todos los que amo”.

La iglesia deslumbrante y excesivamente indulgente de las últimas décadas ahora está probando el juicio de Dios. El pecado está siendo expuesto. Los imperios religiosos están siendo desmantelados. El Señor nos está llamando  a la Cruz. Por medio de la disciplina, el Espíritu nos está motivando a la humildad, la rectitud y la santidad.

El juicio ha comenzado en la Casa del Señor, donde siempre comienza (Ezequiel 9:6 y 1 Pedro 4:17). El Señor está disciplinando a Su Iglesia como un preludio del derramamiento de Su ira sobre el mundo.

En la cuarta y última parte de este estudio de la Iglesia en la profecía bíblica, exploraremos las profecías positivas del tiempo del fin concernientes a la Iglesia. 


Lea la parte 1 aquí
Lea la parte 2 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
The Church in Prophecy 

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