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jueves, 22 de junio de 2023

Libro: El Plan de Dios para las Edades (2da. Ed.) – Capítulo 14 (parte 2 de 2)

 Jerusalén en la Profecía

¿Tiene un futuro?


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Jerusalén Milenaria

Viene un día glorioso para Jerusalén, porque cuando el Señor regrese, Él va a reinar sobre todo el mundo durante mil años, y Su reinado de paz, rectitud y justicia se asentará en Jerusalén: “Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová” (Isaías 2:3 y Miqueas 4:2).

Jerusalén será el centro político, económico y religioso del mundo (Miqueas 4:1-7).

La ciudad será muy diferente de la que conocemos hoy. El gran terremoto mundial que ocurrirá cuando Jesús regrese cambiará radicalmente la topografía de la tierra, incluyendo la de Jerusalén (Isaías 40:4; Apocalipsis 6:12; 16:18). La Biblia indica que Jerusalén se ampliará considerablemente en área y se elevará más alto, tal vez convirtiéndose en el punto más alto de la tierra (Zacarías 14:10).

La ciudad será considerablemente ampliada y enormemente embellecida, y el templo más magnífico de la historia se construirá en medio de ella, bajo la supervisión personal del Mesías. Ese templo está descrito en detalle en los capítulos 40-48 de Ezequiel.

La gloria de Jerusalén en esos días se resume mejor en Isaías 62:1-7, donde se nos dice que la ciudad será una “corona de gloria en la mano del Señor” (versículo 3). El profeta también dice que la ciudad será una “alabanza en la tierra” (versículo 7). Por primera vez en su larga y sangrienta historia, será un refugio de paz (Joel 3:16-17 y Sofonías 3:14-20).

También será la maravilla más grande de la tierra. Piense en esto — albergará al Príncipe de Paz y contendrá Su templo —. También servirá una vez más como el hogar de la espectacular Gloria Shejiná de Dios. Pero esta gloria no estará contenida dentro del Lugar Santísimo. Increíblemente, Isaías dice que la Shejiná se cernirá sobre toda la ciudad de Jerusalén como una nube de día y como un fuego de noche, lo que proporcionará un dosel para proteger a la ciudad del calor y la lluvia (Isaías 4:5-6).

Zacarías dice que las naciones del mundo enviarán delegaciones a Israel cada año para celebrar la Fiesta de los Tabernáculos. Y el último versículo de Ezequiel dice que ese día el nombre de la ciudad será cambiada de Yerushalyim a Jehová-Sama, que significa, “El Señor está ahí” (Ezequiel 48:35).

Jerusalén Eterna

Finalmente, los profetas nos dicen que la Jerusalén milenaria será reemplazada por una Nueva Jerusalén, que Jesús está preparando en el Cielo ahora.

Al final del Milenio, después de que la tierra haya sido renovada por el fuego, la Nueva Jerusalén descenderá a la nueva tierra, y los redimidos, en sus nuevos cuerpos glorificados, vivirán en esta nueva ciudad en la presencia del Dios Todopoderoso, quien descenderá del Cielo para vivir para siempre con Sus hijos (Ap. 21:1-3).

Esta enseñanza muy clara del libro de Apocalipsis sorprende a muchos cristianos, a quienes siempre se les ha enseñado que vivirán eternamente en un mundo etéreo llamado Cielo.

¡Qué ciudad tan asombrosa será esta nueva Jerusalén! El apóstol Juan dedica 24 versículos a su descripción detallada en Apocalipsis 21 y 22. Será un cubo de 2,400 kilómetros con 12 cimientos hechos de piedras preciosas — cada uno nombrado para uno de los doce apóstoles —. Del mismo modo, habrá 12 puertas nacaradas, cada una nombrada por cada tribu de Israel. Las paredes estarán hechas de jaspe. La ciudad misma será de oro puro, como vidrio transparente.

¿Alguna vez se ha detenido a pensar en la forma y el tamaño de esta fenomenal ciudad? Por ejemplo, ¿Por qué será de 2,400 kilómetros de altura? La razón, por supuesto, es que en nuestros cuerpos glorificados, seremos inmunes a las leyes de la gravedad. Por lo tanto, seremos capaces de utilizar todo el espacio de la ciudad, y no sólo la planta baja.

¿Y cuánto espacio tendremos? ¿Habrá el suficiente para todos los Redimidos? Henry Morris, el fundador del Institute for Creation Research (Instituto para la Investigación del Creacionismo), ha calculado el espacio que existiría para cada persona, asumiendo que al menos el 50% del área sería usada para propósitos comunes (calles, parques, centros recreativos, etc.), y asumiendo que 20 mil millones de personas han sido salvas en el curso de la historia humana. El resultado es asombroso: ¡cada persona tendría un cubo con 75 acres en cada superficie! Eso es ciertamente más espacio que lo que la mayoría de nosotros tenemos ahora.

Pero la mejor parte de esta ciudad no será su belleza ni su amplitud. La mejor parte será la presencia personal de Jesús nuestro Señor y Dios Todopoderoso, el Padre. Apocalipsis 22 dice que serviremos eternamente a Dios en esta ciudad y que “veremos Su rostro”. Creo que eso significa que tendremos una comunión íntima y personal con nuestro Creador eternamente. Y eso me causa asombro.

El Mensaje para Nosotros

¿Qué significa todo esto para usted y para mí?

En primer lugar, significa que Dios es fiel. Así como Él ha cumplido las profecías sobre Jerusalén en el pasado y lo está haciendo ahora, podemos estar seguros de que Él continuará haciéndolo en el futuro. Va a haber una Jerusalén milenial y va a haber una Jerusalén eterna, y nosotros, los redimidos, vamos a ser ricamente bendecidos por ambas — más allá de todo lo que podamos imaginar.

En segundo lugar, el registro de Jerusalén en la profecía significa que Dios es soberano. Él está en control. Incluso cuando todo parece estar fuera de control aquí en la tierra, podemos estar seguros de que Dios tiene la sabiduría y el poder para orquestar toda la maldad de la Humanidad para el triunfo de Su voluntad en la historia.

En tercer lugar, Dios nos está llamando a ti y a mí a vivir con una perspectiva eterna. En Hebreos 11 se nos dice que Abraham vivió por fe como un “extranjero” en este mundo, “porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Hebreos 11:9-10). ¿No es eso interesante? Abraham no consideró su llegada a la Tierra Prometida como el cumplimiento de las promesas de Dios a él. Por el contrario, vivió anhelando su recompensa final, es decir, la vida con Dios en una ciudad eterna — la Nueva Jerusalén.

En Hebreos 11:3 dice que todos los héroes de la fe que están mencionados en ese capítulo vivieron sus vidas como “extranjeros y peregrinos”, porque deseaban la ciudad que Dios había preparado para ellos. El libro de Hebreos concluye con un recordatorio para nosotros de que en este mundo no tenemos una ciudad permanente. En cambio, debemos buscar “la por venir”.

Jesús está añadiendo habitaciones a esa ciudad ahora mismo, para acomodar a los miembros de Su cuerpo (Juan 14:1-4). Por lo tanto, vivamos como peregrinos y extranjeros en este mundo, sin llegar a sentirnos cómodos con él. Vivamos aguardando la venida del Señor (2 Timoteo 4:7-8).

Y vivamos orando por la paz de Jerusalén (Salmos 122.6), dándonos cuenta de que, al hacerlo, realmente estamos orando por el regreso del Señor, porque Jerusalén nunca experimentará la paz verdadera sino hasta que el Príncipe de Paz regrese.


Lea la parte 1 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Estimado lector: Gracias a las ofrendas de amor de nuestros colaboradores, podemos poner gratuitamente a su disposición este material exclusivo de nuestro Ministerio. Si siente de parte del Señor apoyar la labor que su servidor está llevando a cabo, visite nuestra sección Donativos, para descubrir cómo podrá hacerlo.


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Libro: El Plan de Dios para las Edades (2da. Ed.) – Capítulo 14 (parte 1 de 2)

 Jerusalén en la Profecía

¿Tiene un futuro?


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No hay otra ciudad sobre la faz de la tierra tan importante como la ciudad de Jerusalén. Todas las otras grandes ciudades de la tierra — Nueva York, Londres, Moscú, París e incluso Roma —palidecen en comparación. ¿Qué otra ciudad puede afirmar ser “la ciudad de Dios” o “la ciudad del Gran Rey”? (Salmos 48).

Dios ama a Jerusalén, y tiene la intención de morar en ella eternamente. El Salmo 68:16 dice que Dios ha deseado el monte de Sion “para su morada” y que tiene la intención de “habitar en él para siempre”.

Salmos 132:13-14 contiene una promesa similar: “Jehová ha escogido a Sion; la quiso por habitación para sí. Este es para siempre el lugar de mi reposo; Aquí habitaré, porque la he querido”.

Cuando lee este tipo de declaraciones, puede entender por qué Jerusalén se identifica en Ezequiel 5:5 como “el centro de las naciones”; y en Ezequiel 38:12 como “el centro de la tierra”.

Jerusalén es donde el Hijo de Dios derramó Su preciosa sangre. Es donde Jesús ascendió al cielo. Es donde Jesús regresará para ser coronado Rey de reyes. Es la ciudad desde la cual Jesús reinará sobre todas las naciones del mundo (Isaías 2:2-4).

Y Jerusalén será el escenario de la última batalla de la historia, cuando Satanás reúna a las naciones al final del Milenio y las guíe en rebelión contra el Señor. Finalmente, Jerusalén es donde Dios mismo vendrá a residir eternamente con los redimidos (Ap. 21:2-3). No es de extrañar que Jerusalén siempre haya sido un tema importante de la profecía bíblica.

Jerusalén Judía

El primer conjunto de profecías relacionadas con Jerusalén es aquellas que se refieren a ella como una capital judía antes del tiempo de Jesús. Tenga en cuenta que el reino de David se dividió en dos naciones después de la muerte de su hijo Salomón.

La nación del norte, Israel, fue totalmente apóstata desde el comienzo. Fue entregada a la idolatría y no tuvo un solo rey justo en sus 200 años de historia. En agudo contraste, la nación del sur fue bendecida con muchos reyes justos. También fue bendecida al tener a Jerusalén como su capital. Y fue bendecida aún más al tener la gloria Shejiná de Dios residiendo en su templo.

Pero, a pesar de todas estas bendiciones, el pueblo de Judá se enorgulleció y comenzó a desviarse de su relación con Dios. Cuando la nación comenzó a darle la espalda a Dios, el Señor misericordiosamente levantó profetas para advertirles y llamarlos al arrepentimiento. Cuando se negaron a arrepentirse, los profetas profetizaron que la ciudad de Jerusalén sería destruida y la nación sería llevada cautiva.

La primera de estas profecías fue proclamada por Miqueas en el siglo VIII a. C. — cerca de 130 años antes de que la ciudad fuera destruida —. Miqueas habló contra la corrupción política y religiosa, diciendo, “Sus jefes [de Judá] juzgan por cohecho, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero” (Miqueas 3:11).

Lamentó el hecho de que, cada vez que estos líderes eran llamados al arrepentimiento para que la ciudad no fuera destruida, siempre respondían arrogantemente al observar, “¿No está Jehová entre nosotros? [Una referencia a la Gloria Shejiná en el Templo]. No vendrá mal sobre nosotros”. A lo que Miqueas respondió: “Por tanto, a causa de vosotros Sion será arada como campo, y Jerusalén vendrá a ser montones de ruinas, y el monte de la casa como cumbres de bosque” (Miqueas 3:12).

Cien años después, Jeremías también advirtió que Jerusalén sería destruida (Jeremías 7:12-15). Hablando por el Señor, Jeremías declaró, “Reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas, morada de chacales; y convertiré las ciudades de Judá en desolación en que no quede morador” (Jeremías 9:11).

Cuando el pueblo se negó a creer en sus palabras e incluso trató de matarlo como un traidor, Jeremías les recordó la anterior profecía de Miqueas (Jeremías 26:18). Pero el pueblo aún se negó a arrepentirse, y las profecías se cumplieron en el año 587 a. C., cuando Nabucodonosor destruyó la ciudad y su templo.

Jerusalén Gentil

Después de 70 años de cautividad en Babilonia, los judíos regresaron a Jerusalén y reconstruyeron su templo y su ciudad. Pero se negaron a recibir a su Mesías, y por eso el Señor dio un segundo grupo de profecías concernientes a un período de tiempo cuando Jerusalén caería bajo el control gentil.

Jesús mismo pronunció estas importantes profecías durante la última semana de Su vida. Mientas estaba sentado en el Monte de los Olivos hablando con Sus discípulos, Él señaló a Jerusalén y su tempo y dijo: “En cuanto a estas cosas que ven, vendrán días cuando no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada” (Lucas 21:6).

Más tarde, en el mismo discurso, Jesús declaró que la ciudad sería rodeada por ejércitos que procederían a desolarla (Lucas 21:20). Refiriéndose a los judíos en la ciudad en ese momento, dijo, “Caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones…” (Lucas 21:24a).

Estas profecías se cumplieron 40 años más tarde, cuando los romanos, bajo Tito, destruyeron completamente la ciudad, incluido el templo.

Pero note que Jesús hizo otra profecía acerca de la ciudad en el mismo discurso. Él dijo: “Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que se cumplan los tiempos de los gentiles” (Lucas 21:24b). Los romanos fueron seguidos por los bizantinos, y ellos fueron sucedidos, en orden, por los musulmanes, los cruzados, los mamelucos, los turcos, los británicos y los jordanos.

Tal como Jesús profetizó, la ciudad sufrió un largo período de control gentil hasta el 7 de junio de 1967, cuando — por primera vez en 1,897 años — los judíos recuperaron la soberanía sobre la ciudad. Fue en ese día que el rabino Shlomo Goren fue al Muro Occidental y exclamó: “Les proclamo el comienzo de la Era Mesiánica”.

El tercer grupo de profecías acerca de la ciudad explica por qué dijo estas palabras.

Jerusalén del Tiempo del Fin

Cuatrocientos años antes de Jesús, el profeta Zacarías dio una extraordinaria serie de profecías acerca de los eventos que afectarían a Jerusalén en los tiempos del fin, justo antes de lo que llamamos la Segunda Venida del Mesías. Estas profecías están registradas en Zacarías 12:1-6. Específicamente, las profecías son las siguientes:

  • Los judíos estarán de regreso en la tierra de Israel.
  • Los judíos estarán de regreso en la ciudad de Jerusalén.
  • El ejército israelí será como “brasero de fuego entre leña”.
  • Jerusalén se convertirá en el punto focal de la política mundial.
  • Todas las naciones del mundo se unirán contra Jerusalén.

¡Por favor observe que éstas son profecías que se han cumplido! El judío está de regreso en su tierra y su ciudad. A pesar del minúsculo tamaño de la nación, sus fuerzas militares son consideradas entre las más poderosas del mundo. Realmente han sido como una “tea de fuego entre las gavillas” en guerra tras guerra.

Israel se convirtió en el punto focal de la política mundial en 1973, durante la Guerra de Yom Kippur. Cuando Occidente vino en ayuda de Israel, los árabes lanzaron un boicot petrolero (¿recuerdan aquellas largas filas en las gasolineras?), que hizo que las naciones occidentales se pusieran de rodillas. El resultado fue que todas las naciones de Europa Occidental retiraron su apoyo a Israel y tomaron una posición neutral o se alinearon con los árabes en su determinación de aniquilar al Estado judío.

Con respecto a la última profecía citada anteriormente, en los últimos años, todas las naciones del mundo han venido contra Israel. Esto incluye a los Estados Unidos bajo los presidentes George H. W. Bush, Bill Clinton, George Bush y Barack Obama. El presidente Donald Trump, quien finalmente reconoció a Jerusalén como la capital de Israel, no obstante mostró su determinación de obligar a Israel a entregar gran parte de su territorio central de Judea y Samaria.

Zacarías enumera algunas otras profecías del tiempo del fin con respecto a Jerusalén que aún no se han cumplido. Estas emocionantes profecías están contenidas en Zacarías 12:8-10. Declaran que el Señor defenderá a Jerusalén contra sus enemigos y que el resultado de todas las batallas del tiempo del fin será el arrepentimiento de un gran remanente de los judíos que “mirarán a Mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por Él como quien se aflige por el primogénito” (Zacarías 12:10). En respuesta, el Señor salvará este remanente al abrir una fuente de salvación en Jerusalén “para la purificación del pecado y de la inmundicia” (Zacarías 13:1)

En el capítulo 14, Zacarías describe en detalla cómo el Señor rescatará a Jerusalén en el último momento, cuando parece no haber esperanza: “Entonces saldrá el Señor y combatirá contra aquellos pueblos, como combatió en el día de la batalla” (Zacarías 14:3). Él hablará una plaga sobrenatural que matará a todos los soldados enemigos de golpe (Zacarías 14:12). El versículo 9 nos dice que el resultado de este día trascendental será la coronación de Jesús como “rey sobre toda la tierra”.

Esta maravillosa promesa nos introduce a la cuarta categoría de profecías que se relacionan con Jerusalén.

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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viernes, 7 de mayo de 2021

Video: Una Nueva Luz Brilla sobre Jerusalén

Una nueva luz brilla sobre Jerusalén

¡Jerusalén como nunca antes la habías visto! Echa un vistazo a esta nueva película espectacular que destaca la Ciudad Santa.

El artista, fotógrafo y productor israelí, Eitan Asraf, está lanzando una nueva película preparada especialmente para la Municipalidad de Jerusalén, que presenta la capital de Israel bajo una nueva luz brillante.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

El Vigilante: Caminando por las Antiguas Murallas de Jerusalén


Erick Stakelbeck y el guía israelí Yoel Freiman están sobre las murallas de la Vieja Ciudad de Jerusalén, para revivir 3,000 años de la historia de la ciudad antigua.

viernes, 27 de septiembre de 2019

El Vigilante: Jerusalén Subterránea –Viaje al interior de la Cueva de Sedequías


Erick Stakelbeck se une a Danny "The Digger" Herman en Jerusalén, mientras se adentran al interior de la Cueva de Sedequías, lugar de legendarios eventos bíblicos de los tiempos de la destrucción de Babilonia y del Primer y Segundo Templos.

jueves, 22 de agosto de 2019

El Vigilante: Un nuevo y apasionante descubrimiento arqueológico en la Ciudad de David


Erick Stakelbeck se encuentra en la Ciudad de David en Jerusalén, para ver de manera exclusiva dos nuevos descubrimientos arqueológicos que datan del siglo 7 a.C., de la época del Rey Josías.

lunes, 4 de marzo de 2019

Mitos Sobre Israel (pdf)

Los Principales Mitos Políticos y Teológicos


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domingo, 3 de marzo de 2019

Mitos Sobre Israel – Parte 3

Los Principales Mitos Políticos y Teológicos



2. El segundo mito que quiero considerar es el perpetrado por los palestinos y repetido sin pensar por la prensa mundial. Es la afirmación de que los palestinos fueron desalojados por la fuerza e injustamente de su Estado por el pueblo judío.

Lo primero que debe considerarse aquí es nunca hubo tal cosa como un Estado palestino. Palestina era simplemente un nombre geográfico que fue dado a una sección del Medio Oriente, que siempre estuvo bajo el control de alguna potencia extranjera.

Entre 1517 y 1917 —un período de 400 años — era parte del Imperio Otomano, cuya capital era Estambul. Nunca hubo un Estado palestino soberano. Nunca hubo una población indígena palestina con su propia lengua y cultura.

A principios del siglo XX, Palestina era una tierra desolada y árida, escasamente poblada. La mayor parte era propiedad de propietarios ausentes. Las personas que vivían allí se habrían identificado como sirios. De hecho, los árabes que vivían allí ni siquiera comenzaron a llamarse palestinos hasta mediados de los años sesenta.

Pero el punto principal que se debe hacer es que cuando los judíos comenzaron a su patria en la década de 1890 y principios de 1900, compraron la tierra a los árabes a precios exorbitantes. De hecho, ¡los precios se cuadruplicaron! De nuevo, los judíos no robando la tierra, ni expulsaron a los árabes. Compraron tierra que ya les pertenecía legítimamente. 

Y era una tierra desolada. Todos los árboles al sur del Mar de Galilea habían sido cortados. Los valles se habían convertido en tierras pantanosas infestadas de malaria. Era una tierra que nadie quería, excepto el pueblo judío.

La Biblia había profetizado que la tierra se volvería desolada cuando los judíos fueran expulsados, y también profetizó que, cuando regresaran, una vez más se convertiría en una tierra de leche y miel. Aquí está la profecía concerniente a su desolación:

Deuteronomio 29:22-23

22) Y dirán las generaciones venideras, vuestros hijos que se levanten después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de aquella tierra, y sus enfermedades de que Jehová la habrá hecho enfermar

23) (azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra…

Aquí está la profecía concerniente a la recuperación de la tierra cuando los judíos regresaran: 

Ezequiel 36:34-35

34) Y la tierra asolada será labrada, en lugar de haber permanecido asolada a ojos de todos los que pasaron.

35) Y dirán: Esta tierra que era asolada ha venido a ser como huerto del Edén; y estas ciudades que eran desiertas y asoladas y arruinadas, están fortificadas y habitadas.

Y eso exactamente lo que pasó, y por eso el mito más reciente que la fértil imaginación de los palestinos ha evocado es que la tierra era tan maravillosa como lo es ahora, ¡cuando los judíos se la “robaron”!

Campo de refugiados palestinos en Jordania

3. El tercer mito que debemos considerar es uno trágico, porque ha dado como resultado un terrible abuso del pueblo palestino por parte de sus propios líderes. Es el mito de que Israel ha mantenido a los refugiados palestinos de la Guerra de Independencia de 1948-1949 en miserables campos de refugiados durante más de 70 años, al negarse a permitirles regresar. 

Es cierto que hubo un desalojo masivo de árabes de Palestina durante la Guerra de Independencia de Israel en 1948 y 49 — pero no fueron  expulsados por Israel.

Huyeron a petición de los cinco ejércitos árabes que invadieron Israel después de su Declaración de Independencia. Los líderes árabes les dijeron que huyeran a la seguridad, mientras que las naciones atacantes “hicieran que el Mar Mediterráneo se enrojeciera con la sangre de los judíos”.

Aproximadamente 650,000 huyeron de la tierra. Después de que la guerra terminó, las naciones árabes se negaron a absorber a esta gente. En cambio, los llevaron a campos de refugiados a lo largo de sus fronteras con Israel y comenzaron a usar su difícil situación para dirigir la opinión pública contra Israel. 

Hoy, sólo 30,000 de estas personas siguen vivas, pero los palestinos argumentan que hay cinco millones de refugiados, porque cuentan a sus hijos, nietos y bisnietos.

En cambio, después de la Guerra de Independencia, todos los judíos en los Estados árabes — un total de más de 800,000 — fueron expulsados por la fuerza y sus propiedades fueron confiscadas. El pequeño Estado de Israel absorbió 550,000 de estos refugiados. El resto fue absorbido por naciones occidentales, principalmente los Estados Unidos. 

En agosto de 2018, el Presidente Trump anunció que los Estados Unidos ya no reconocerían como refugiados a aquellos palestinos que huyeron de Israel en 19448-49. También anunció que la Agencia de Alivio de la ONU, que existe únicamente con el propósito de mantener a estas personas, ya no recibirá la donación anual de $300 millones de nuestra nación.

Esperemos que esto fuerce a las naciones árabes a absorber a estas personas y a dejar de usarlas como peones políticos. 

4. El cuarto gran mito que me gustaría considerar es la afirmación de que los palestinos son el verdadero pueblo indígena de la tierra — como los indios americanos, y que los judíos son invasores colonialistas de Europa.

Ésta es una de las afirmaciones fundamentales del Movimiento BSD — el Movimiento del Boicot, Desinversión y Sanciones — que tantas iglesias y corporaciones estadounidenses han creído. 

Durante mucho tiempo, los palestinos argumentaron que eran descendientes de los filisteos. Pero cuando se les informó que los palestinos se originaron en las Islas Griegas del Egeo y llegaron a Israel alrededor del año 1,300 a.C., cuando los griegos los expulsaron, el argumento de “pueblo indígena” cambió, ¡y los palestinos comenzar a decir que eran descendientes de los cananeos!


Mahmud Abás, el actual líder palestino, ha enfatizado mucho esta tontería en los últimos años. Puede tener en cuenta que también hace otras afirmaciones absurdas, tales como: 

1) Jesús era un palestino.

2) El pueblo que Moisés sacó de Egipto era musulmán.

3) Nunca hubo un templo judío en Jerusalén.

Además, también es un negador del Holocausto. En su tesis doctoral, argumentó que el Holocausto es una ficción, creada para generar simpatía por los judíos. Así que este hombre vive en un mundo de mentiras.

La idea de que los judíos en Israel hoy son ocupantes coloniales es completamente absurda. Ha habido una presencia judía ininterrumpida en la Tierra Santa durante 4,000 años. Incluso durante la dispersión de los judíos después del año 70 d.C., continuó habiendo judíos viviendo en Jerusalén y en Galilea.

Y los judíos que han regresado a su patria no han regresado sólo desde Europa. Han llegado de más de 100 países dispersos por todo el mundo. Simplemente no hay forma de que puedan considerarse una “fuerza colonial” europea.

Ni tampoco los palestinos pueden ser considerados los descendientes de los cananeos. Simplemente no hay evidencia genealógica o genética que conecte a los árabes con los extintos cananeos.

En realidad, los palestinos en el Medio Oriente son árabes que emigraron a la zona desde lugares como Arabia Saudita, Yemen y Egipto. Yasser Arafat, por ejemplo, nació y creció en Egipto. Y observe esta reveladora cita suya:

“El pueblo palestino no tiene identidad. Yo, Yasser Arafat, el hombre del destino, les daré esa identidad a través del conflicto con Israel”.

En 2012, el Ministro del Interior y de Seguridad de Hamás, Fathi Hammad, declaró que “la mitad de los palestinos son egipcios y la otra mitad son saudíes”.

5. El quinto mito que quiero observar es la afirmación de que Jerusalén es la capital histórica del pueblo palestino y es el tercer lugar más sagrado del islam. 

Esto es lo que el Presidente Trump llamaría “noticias falsas”. Yo lo llamo “tonterías”. La verdad es que Jerusalén nunca ha sido la capital de ninguna nación, excepto Israel. ¡Punto!

Cuando David conquistó la ciudad hace 3,000 años, era un pequeño pueblo rural jebuseo. Fue hecha la capital de Israel y sirvió en esa capacidad durante más de mil años.

Nunca ha sido la capital de ninguna otra nación — ¡ninguna! La capital romana de la Tierra Santa era Cesarea Marítima. La capital de los cruzados era la ciudad portuaria de Acre. La capital de Palestina durante los 400 años del gobierno otomano fue Estambul. 

La afirmación mítica de que Jerusalén es el tercer sitio más sagrado del islam, después de Medina y La Meca, es un truco político fabricado para hacer un reclamo injustificado sobre la ciudad.
  • Los judíos oran hacia Jerusalén. Los musulmanes oran hacia La Meca.
  • La ciudad de Jerusalén está mencionada más de 700 veces en las Escrituras hebreas, ya sea como Jerusalén, Sión o Ariel.
  • Jerusalén no se menciona ni una vez en el Corán.
El reclamo musulmán de Jerusalén se basa en la leyenda de que Mahoma cabalgó en su caballo volador a la Mezquita de Al Aqsa en Jerusalén, donde fue llevado al cielo para una visita. Basan esa afirmación en una declaración en el Corán que dice que Mahoma cabalgó en su caballo hasta la “mezquita más lejana”. Esa era una mezquita ubicada en Arabia Saudita que tenía ese nombre.

El pasaje en el Corán no puede estar refiriendo a la Mezquita de Al Aqsa en el Monte del Templo en Jerusalén, como afirman ahora los musulmanes, ¡debido a que ni siquiera existía durante la vida de Mahoma! La Mezquita de Al Aqsa se completó en el año 706 d.C., 73 años después de la muerte de Mahoma.


Lea la parte 1 aquí
Lea la parte 2 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

viernes, 6 de julio de 2018

Recordando un Día Glorioso en la Historia de Israel




Hace 51 años, el 7 de junio de 1967, soldados israelíes irrumpieron en la Ciudad Vieja de Jerusalén y se dirigieron al Muro de los Lamentos, donde la fotografía arriba a la izquierda fue tomada por David Rubinger. Se ha convertido en una de las imágenes icónicas de la historia moderna de Israel.

El año pasado, en el 50mo aniversario del evento, los tres hombres en la fotografía regresaron al Muro de los Lamentos, para ser fotografiados juntos. Ellos son, de izquierda a derecha, Zion Karasenti, Yitzhak Yifat and Chaim Oshri. En las ceremonias de celebración, Zion Karasenti, ahora de 74 años, proclamó, “Nunca devolveremos Jerusalén”. Añadió, “Si alguien intenta capturarla de nuevo, ¡los tres estaremos en la vanguardia!”.

El acceso judío al Muro de los Lamentos había sido cortado después de la Guerra de Independencia (1948-1949). Al final de esa guerra, la Ciudad Vieja de Jerusalén estaba en las manos de los jordanos, y aunque a los judíos se les prometió acceso al muro, los jordanos nunca lo permitieron. En cambio, procedieron a explotar todo el barrio judío y a negar el acceso a la Ciudad Vieja.

Cuando los jóvenes soldados judíos irrumpieron en la Ciudad Vieja a través de la Puerta del León, se encontraron en el barrio árabe, y no tenía idea de cómo llegar al Muro de los Lamentos. Pero estaban decididos. Mientras esquivaban las balas de los francotiradores, hicieron su camino a través del laberinto de calles confusas, hasta que encontraron el Muro.

Entonces y Ahora fotos del Muro de los Lamentos

En ese momento, el espacio frente al muro era como un callejón estrecho, de unos 4 metros de ancho. La pared misma se extendía 27 metros de longitud.

La gente a menudo pregunta, “¿Qué es el Muro y por qué es considerado tan sagrado? El Muro es parte de un muro de contención que fue construido alrededor del Monte del Templo por Herodes el Grande. La razón por la que se convirtió en sagrado es porque es el lugar más cercano al que los judíos pueden llegar a donde se encontraba el Templo en el montículo en la parte superior del Muro.

Después de la liberación de Jerusalén en 1967, el área en frente del Muro fue despejada de edificios, lo que produjo una gran plaza que albergará a miles de personas. El Muro también fue dividido entre secciones masculinas y femeninas, ya que es considerado un lugar de adoración, y los ortodoxos requieren asientos separados para hombres y mujeres en sus sinagogas.

El día de su liberación, el gran rabino del ejército israelí, Shlomo Goren, hizo sonar un shofar y anunció, “¡Hemos tomado la Ciudad de Dios! ¡Hemos entrado en la era mesiánica!”.


Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
Remembering a glorious day in the history of Israel



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martes, 12 de junio de 2018

Revista Llamada de Medianoche – Junio 2018

Controversia en Jerusalén: Israel entre mentira y verdad



Temas incluidos en esta edición: 

»» Dios no ha desechado a Su pueblo
»» La nueva estrategia de Hamás en Cisjordania
»» Israel amenaza con atacar directamente a Irán
»» La Epístola a los Filipenses
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domingo, 29 de abril de 2018

Gracias, Sr. Presidente, por Reconocer a Jerusalén como la Capital de Israel – Parte 2 de 4




El Reclamo Árabe de la Tierra

Los árabes también quieren la tierra porque hay una enseñanza en la religión islámica que dice que una vez que un territorio es conquistado por fuerzas musulmanas, siempre le pertenece a Alá. Por lo tanto, los musulmanes del Medio Oriente creen que tienen una obligación espiritual de reconquistar la tierra.

Ésta es la razón por la que el Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha dicho a menudo, “Si los árabes dejaran las armas hoy, no habría más violencia. Si los judíos dejaran sus armas hoy, no habría más Israel”.1

Intenciones Árabes

Cuando los líderes musulmanes del Medio Oriente dicen que quieren una “solución de dos estados”, están mintiendo. Su deseo no es simplemente un Estado palestino separado. Su meta es la aniquilación de Israel. Ganar un Estado palestino separado serviría solamente como un trampolín hacia su ataque final contra Israel, del mismo modo que han utilizado su adquisición de Gaza como una plataforma de lanzamiento para misiles. 

Debe tenerse en cuenta que ya existe un Estado palestino. Se llama Jordania. Dos tercios de sus ciudadanos son palestinos, y la nación ocupa dos tercios del área de Palestina que fue ofrecida al pueblo judío en la Declaración Balfour en 1917. Fue sólo cuando los británicos se comenzaron a preocuparse por su acceso al petróleo árabe que decidieron en 1921 forjar este estado árabe del territorio de Palestina.

Los judíos se quedaron con sólo un pedacito de tierra (26,000 kilómetros cuadrados) a lo largo de la costa mediterránea para la creación de un Estado judío. Y perdieron casi la mitad de ese pedacito cuando las Naciones Unidas decidieron en noviembre de 1947 que el pequeño pedazo de tierra debía dividirse en dos estados: uno judío y el otro árabe.  

El Restablecimiento de Israel

Los judíos se sintieron traicionados una vez más, pero a regañadientes aceptaron la resolución de la ONU y procedieron a proclamar el establecimiento de su estado el  14 de mayo de 1948. Los árabes denunciaron la resolución de la ONU, y cinco naciones árabes atacaron a Israel cuando la declaración de independencia israelí fue anunciada. 

Un punto importante que generalmente se pasa por alto es que el mismo día que los israelíes declararon la existencia de su estado, los árabes podrían haber declarado legalmente el establecimiento de un segundo estado palestino. Pero no, ellos lo querían todo, así que atacaron a Israel, y los israelíes lucharon hasta detenerlos en la Guerra de la Independencia (1948-1949).

El Estatus de Jerusalén

Cuando la Guerra finalmente terminó, los jordanos estaban en control de Jerusalén Oriental, incluyendo la Ciudad Vieja de Jerusalén, que incluía el Monte del Templo y el Muro Occidental. Y aunque los jordanos prometieron en los acuerdos de cese al fuego permitir el acceso al pueblo judío al Muro Occidental, inmediatamente incumplieron ese acuerdo antes de que la tinta se secara. El resultado fue que a ningún judío se le permitió orar en el Muro Occidental entre 1949 y 1967.

A pesar del hecho de que los israelíes controlaban sólo la parte occidental de Jerusalén después de la Guerra de Independencia, en diciembre de 1949, el gabinete israelí procedió a declarar a Jerusalén como la capital de Israel.2

Esta proclamación fue confirmada por el parlamento israelí, la Knéset, el 23 de enero de 1950. La resolución parlamentaria afirmaba que, “Jerusalén fue, y siempre ha sido, la capital de Israel”.3

Esta declaración era por supuesto, históricamente correcta. Jerusalén había servido como la capital nacional del pueblo judío por más de mil años, desde la época del rey David hasta el 70 d.C., cuando la ciudad fue destruida por los romanos y los judíos fueron dispersados por todo el mundo. A partir de entonces, la ciudad sirvió como la sentida capital espiritual del pueblo judío hasta que una vez más adquirieron su posesión en 1967. 

La Reunificación de Jerusalén

Cuando la Guerra de los Seis Días estalló en junio de 1967, los israelíes advirtieron a los jordanos que no se involucraran. Pero ellos ignoraron la advertencia y atacaron a Israel. Fueron derrotados rápidamente, lo que resultó en que Israel conquistó todo el territorio jordano en la rivera occidental del Río Jordán, incluida toda la ciudad de Jerusalén.

Trece años después de la Guerra de los Seis Días, que dio lugar a la reunificación de Jerusalén bajo la soberanía israelí, la Knéset aprobó la que ha llegado a ser conocida como “La Ley de Jerusalén”. Aprobada el 30 de julio de 1980, la ley declaraba que, “Jerusalén, completa y unida, es la capital de Israel”. La ley también garantizaba la protección de todos los “Lugares Sagrados” dentro de la ciudad.4

Las Naciones Unidas respondieron un mes después en agosto con una Resolución del Consejo de Seguridad, que condenaba enérgicamente el “intento israelí de anexar Jerusalén Oriental”.5 También llamaba a todos los estados miembros a rechazar la ley israelí y a retirar sus misiones diplomáticas de Jerusalén. La resolución pasó 14-0, con la abstención de Estados Unidos. Jimmy Carter era el Presidente en ese momento.

La Salida de Jerusalén

Esta resolución del Consejo de Seguridad resultó en el traslado de 13 embajadas de Jerusalén a Tel Aviv.6 El resto de las embajadas ya se encontraban en Tel Aviv. La Embajada de Estados Unidos fue establecida en Tel Aviv en 1949, ya que era la sede original del gobierno israelí. Había permanecido allí a pesar de que los israelíes más tarde cambiaron sus operaciones gubernamentales a Jerusalén.

En 1982, Costa Rica trasladó su embajada de vuelta a Jerusalén, seguida por El Salvador en 1984.7 Las naciones árabes respondieron cortando los lazos diplomáticos, económicos y culturales con los dos países. Desde el reconocimiento de Trump, Guatemala ha anunciado que su embajada volverá a Jerusalén.8 Se espera que otras naciones la sigan.

El firme rechazo de la mayoría de las naciones del mundo en reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y mover sus embajadas ahí es un increíble insulto al pueblo judío. Es realmente una expresión de antisemitismo, puesto que ninguna otra nación ha sido tratada de una manera tan lamentable. Es equivalente a que alguna nación le diga al pueblo estadounidense, “No reconocemos a Washington, D.C. como su capital, así que vamos a ubicar nuestra embajada en Chicago”.

El Antisemitismo de la ONU

Este virulento antisemitismo se expresa con regularidad en las resoluciones de la Naciones Unidas que condenan a Israel por crímenes imaginarios, mientras que temerarias naciones corruptas como Irán y Corea del Norte son ignoradas. También se ha expresado en resoluciones recientes de la UNESCO.

Por ejemplo, en octubre de 2016, la UNESCO respaldó una moción que anulaba los lazos judíos al Monte del Templo y el Muro Occidental.9 El Primer Ministro israelí Netanyahu respondió afirmando que la resolución era una “decisión delirante”. Agregó: “Declara que Israel no tiene alguna conexión con el Monte del Templo y el Muro Occidental es como decir que China no tiene conexión con la Gran Muralla de China o que Egipto no tiene conexión con las Pirámides”.10

El año siguiente, en mayo de 3017, la UNESCO fue aún más lejos. ¡La organización aprobó una resolución que negaba que Israel tenga derechos legales o históricos en cualquier lugar de Jerusalén! Y, como para meter un dedo en el ojo de Israel, ¡aprobaron esta resolución en el Día de la Independencia de Israel!



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Material recomendado:

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

sábado, 28 de abril de 2018

Gracias, Sr. Presidente, por Reconocer a Jerusalén como la Capital de Israel – Parte 1 de 4


En mayo de 2017, Donald Trump se convirtió en el primer Presidente en visitar el Muro Occidental mientras ocupaba el cargo.

Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella.
(Zacarías 12:3)

  • El candidato presidencial Bill Clinton prometió reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y trasladar la Embajada de EE.UU. de Tel Aviv a esa ciudad.
  • El candidato presidencial George W. Bush prometió hacer lo mismo.
  • El candidato presidencial Barack Obama se abstuvo de hacer cualquier promesa de reconocimiento.
  • El candidato presidencial Donald Trump renovó la promesa.

Las promesas de Clinton y Bush demostraron ser insinceras e insignificantes. La negativa de Obama a tomar una postura señaló que se convertiría en el presidente más anti-Israel en la historia estadounidense. El Presidente Trump ha cumplido su promesa, y deber ser felicitado por hacerlo.

Hizo su proclamación el 6 de diciembre de 2017. En ella declaró: “Este [reconocimiento] no es más que un reconocimiento de la realidad. También es lo correcto. Es algo que tenía que hacerse”.

El Lazo Judío a Jerusalén

Jerusalén se convirtió en la capital del pueblo judío hace 3,000 años cuando David conquistó la ciudad de los jebuseos (2 Samuel 5:6-7). Durante los 1,878 años que el pueblo judío fue desalojado de la tierra (70 d.C. a 1948), Jerusalén nunca sirvió como la capital de ninguna nación árabe o musulmana.

También se debe tener en cuenta que cuando Dios dio la tierra de Canaán al pueblo judío, les dio un título eterno (Salmos 105:8-11). Él les advirtió que si no le eran fieles, serían desalojados de la tierra (Deuteronomio 28:64-67). Pero Él dejó en claro en Su Palabra que, si eran expulsados, retendrían su título sobre la tierra, y un día serían reunidos en ella (Ezequiel 11:14-17).

Durante el período de su dispersión de la tierra, ésta se convirtió en un páramo estéril, con pantanos infestados de malaria a lo largo de la costa mediterránea y en la Alta Galilea. Era una tierra que nadie codiciaba, excepto el pueblo judío.

Cada año, al final de sus comidas de Pascua, los judíos en todo el mundo oraban, “El próximo año en Jerusalén”. Y cuando construían sus sinagogas en cualquier parte del mundo, se aseguraban de que miraran en la dirección de Jerusalén.

El Regreso de los Judíos a su Patria

La tierra de Palestina, como fue renombrada por los romanos, permaneció escasamente poblada. Era propiedad principalmente de terratenientes ausentes, y estaba bajo el dominio del Imperio Otomano, cuya capital era Constantinopla (la actual Estambul). Las personas que vivían en Palestina se consideraban a sí mismas sirias. 

Cuando el pueblo judío comenzó a regresar a su tierra en la década de 1890, compraron la tierra que Dios ya les había dado en perpetuidad, y pagaron precios inflados por ella. Los árabes se reían todo el camino hasta el banco de los tontos judíos que estaban dispuestos a comprar una tierra tan inútil.

Los árabes desconocían una profecía contenida en Ezequiel 36:35, donde Dios prometió que, cuando llegara el día en que los judíos regresarían a su tierra, llegaría a ser “como el jardín del Edén”.

Y eso es exactamente lo que pasó desde 1948, cuando el Estado judío fue restablecido. Hoy, la tierra de Israel es la canasta de pan de todo el Medio Oriente, y los árabes ahora la quieren de regreso. 


En el segundo segmento de mi análisis del reconocimiento del Presidente Trump de Jerusalén como la capital de Israel, examinaremos si hay alguna validez del reclamo árabe de la tierra. 


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Material recomendado:
»» Ebook :Israel en la Profecía Bíblica

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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