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martes, 18 de febrero de 2020

Dando de Gracia

Por Dr. Charles C. Bing


La gracia difícilmente puede ser más práctica en la vida del cristiano que cuando toca nuestras finanzas, especialmente lo que damos. Bajo la Ley, dar era obligatorio y requería varios diezmos (décimas) y ofrendas. Bajo la Ley del Antiguo Testamento, los creyentes daban para poder ser bendecidos; bajo la gracia del Nuevo Testamento, los creyentes dan porque ya están bendecidos. Jesucristo nos liberó de los requisitos de la Ley para que podamos responder a Su maravilloso regalo de la vida eterna. Mientras que dar legalistamente se enfoca en el acto externo y en la cantidad, dar de gracia se enfoca en el motivo interno.

La enseñanza bíblica más importante acerca de dar motivados por la gracia se encuentra en 2 Corintios 8 y 9. Estos capítulos contienen muchos principios acerca de las motivaciones, la cantidad, los efectos, y las recompensas de dar por gracia.

Motivos internos para dar de gracia

El Apóstol Pablo elogió la actitud y la motivación de los macedonios, quienes dieron tan generosamente. Sus donaciones nos sirven como un buen ejemplo.

1. Debemos estar dispuestos a dar libremente. 2 Cor. 8:3; 9:2

2. Debemos, primero, de entregarnos a nosotros mismos a Dios. 2 Cor. 8:5

3. Debemos dedicarnos a ayudar a otros. 2 Cor. 8:4-5

4. Debemos de ser motivados por el amor a los demás. 2 Cor. 8:7

5. Debemos de dar lo que hemos propuesto en nuestro corazón. 2 Cor. 9:7

6. Debemos de dar alegremente. 2 Cor. 9:5,7

Cantidades para dar de gracia

En lugar de tener un porcentaje fijo como un diezmo, el dar motivado por la gracia es la respuesta del creyente en agradecimiento a Dios por las muchas bendiciones recibidas.

1. Podemos dar sin importar cuánto dinero tengamos. 2 Cor. 8:2-3

2. Podemos dar generosa y sacrificialmente. 2 Cor. 8:3; 2 Cor. 9:5-6,11,13

3. Debemos dar de acuerdo a cómo nos ha bendecido Dios. 2 Cor. 8:12 (comp. 1 Cor. 16:2)

Efectos de dar de gracia

Muy a menudo, cuando se dan algunos regalos, nosotros no vemos el impacto total que estos tienen. Pablo explicó los efectos de la generosidad de los macedonios y mostró cómo los regalos que dieron en respuesta a la gracia de Dios tuvieron un efecto en cadena.

1. Satisfacemos las necesidades de otras personas. 2 Cor. 8:14; 9:12

2. Con nuestro ejemplo, promovemos la fe, el amor, y la adoración a Dios de los beneficiarios. 2 Cor. 9:2,13

3. Aumentamos los frutos de justicia. 2 Cor. 9:10

4. Motivamos a los beneficiarios a agradecer a Dios. 2 Cor. 9:12

5. Le damos la gloria a Dios. 2 Cor. 9:13

6. Fortalecemos nuestro vínculo de oración y amor con los beneficiarios. 2 Cor. 9:14

Recompensas por dar de gracia

Aunque no damos para obtener ganancia, la Biblia claramente nos enseña que dar generosamente añade tesoros en el cielo lo que da dividendos, o recompensas al dador.

1. Vamos a cosechar abundantes bendiciones de Dios. 2 Cor. 9:6

2. Vamos a tener una experiencia especial del amor y la gracia de Dios. 2 Cor. 9:7-8

3. Vamos a tener siempre en abundancia para más buenas obras en el futuro. 2 Cor. 9:8-11

Conclusión

Sin duda, en la Biblia existen más principios acerca del dar. Estos capítulos forman una unidad compacta que muestra lo que significa estar motivados a dar generosamente por la gracia de Dios. Dar de gracia es una manera que tenemos para agradecer a Dios por Su “don inefable” (2 Cor. 9:15).

Fuente:

Lea también: 

jueves, 9 de enero de 2020

Motivaciones para Servir a Dios

Por Dr. Charles C. Bing



¿Por qué los cristianos servimos a Dios? ¿Por qué debemos servir a Dios? Tal vez muchos nunca se han detenido a pensar en sus motivos. Aunque no necesitamos entender nuestros motivos para servir a Dios o crecer en devoción, mientras más estemos conscientes de ellos, mejor vamos a servir a Dios como Él se merece. Los motivos comúnmente son difíciles de discernir y a veces se empalman, pero la Biblia claramente dice que los cristianos pueden estar sirviendo por motivos dignos o indignos.

Motivaciones ilegítimas que no son bíblicas

Algunas motivaciones no son dignas de Dios o de los cristianos. Aunque el servicio puede venir de aquellos que están motivados erróneamente, en realidad ellos no están sirviendo a Dios, sino a sí mismos.

1. Legalismo: Algunas personas pueden tratar de servir a Dios con la esperanza de que esto les otorgará la vida eterna o que va a ayudarles a retenerla. Por supuesto, esto es contrario a la gracia de Dios para salvación y santificación (Ef. 2:8-9; Gá. 3:1-9).

2. Falsa culpa: La falta de confianza en que Dios va a perdonar sus pecados puede hacer que algunos traten de servir a Dios para borrar su culpa, como obras de penitencia. Pero esto ignora la promesa de Dios del perdón completo para todos los que confiesen sus pecados (Col. 2:13; 1 Jn. 1:9).

3. Egoísmo: Las ganancias financieras, la preeminencia, el poder, o el auto engrandecimiento pueden motivar a algunos a tratar de servir a Dios. Obviamente, sólo están sirviendo para sus deseos egoístas. La Biblia tiene ejemplos de los que se motivaron de esa manera (Mt. 6:1-6; Mr. 12:28-40; Fil. 1:15-18; 3 Jn. 9; 2 Pe. 2:14-15). El apóstol Pablo enseñó acerca de estos motivos (2 Cor. 4:2-5; Gá. 1:10; 1 Tes. 2:3-6; 1 Tim. 6:1).

Motivaciones legítimamente bíblicas

La Biblia presenta algunas motivaciones poderosas y claras para el servicio y la vida piadosa. Los buenos motivos se pueden superponer, y algunos parecen en principio ser más altos que otros. Aquí hay cinco motivos fácilmente identificables en el Nuevo Testamento ordenados por prioridad.

1. Amor: Esto incluye, en primer lugar, un amor por Dios, acompañado de amor por otros (Mt. 22:37-39). Un cristiano motivado por amor hace obras para el beneficio del Amado. El amor a Dios a menudo se demuestra obedeciendo ( Jn. 14:21; 1 Jn. 5:2). El amor se expresa en un deseo de glorificar (Jn. 12:27-28), agradar ( Col 1:10, Col 3:20; 1 Ts 4:1), y conocer a Dios ( Fil. 3:10-14; 1 Jn. 4:16). El amor a Dios también puede significar amor hacia lo que Dios ama, por eso amamos a otras personas ( 2 Cor. 5:14, 2 Cor. 12:15; 1 Jn. 4:11, 1 Jn. 5:2).

2. Agradecimiento: Porque nos beneficiamos de las acciones de Dios, nuestro deseo debe ser responder con gratitud. Nuestro servicio y nuestra vida se convierte en un “Gracias” a Él. En vista de las bendiciones de Dios, estamos motivados para ofrecerle nuestros cuerpos (Ro. 12:1-2) y a vivir para Él (Gá. 2:20). Pablo estaba motivado a servir a Dios con acción de gracias (1 Tim. 1:12).

3. Importancia Eterna: Podemos estar motivados por el deseo de cumplir nuestro deseo de trascender más allá de esta vida temporal de acuerdo con el propósito original de Dios. Dios nos creó para participar en Su gobierno sobre la tierra (Gn. 1:26-28). Esto se va a cumplir cuando venga Su reino, pero depende de qué tan fieles seamos en nuestras responsabilidades en esta vida (Mt. 19:27-30; Lc. 19:11-27) o nuestra fidelidad en las dificultades (Ro. 8:17; 2 Tim. 2:12). El deseo de disfrutar la herencia que ganemos nos debe de inspirar a tener una conducta piadosa (1 Cor. 6:9-11; Gá. 5:21; Ef. 5:5). El libro a los Hebreos promete que los que sean fieles van a compartir con Cristo su gobierno futuro (Heb. 1:14; 3:14; 4:1; 4:9;  6:11-12). El significado eterno puede empezar cuando nos comprometemos a servir a Cristo en esta vida (Mt. 10:38-39; 16:24-27; Lc. 9:23-26).

4. Recompensas: También podemos motivarnos por las recompensas dadas por Dios en esta vida ( Mr. 10:28-31) y en la eternidad ( Mt. 16:27; Ap. 22:12). El Tribunal de Cristo es la escena de las recompensas futuras. Allí todos los cristianos van a comparecer y dar cuentas ( Ro. 14:10-12; 2 Cor. 5:10; 1 Cor. 3:9-13). Las recompensas eternas incluyen tesoros ( Mt. 6:20) y coronas ( 1 Cor. 9:25; 1 Pe. 5:4; 2 Tm. 4:8). La motivación también puede ser la posibilidad de perder nuestras recompensas eternas ( M.t 22:1-14, Mt. 25:14-25; Lc. 19:11-27; 1 Cor. 3:12-15). Las recompensas no son una motivación egoísta si nuestro objetivo final es usarlas para la gloria de Dios.

5. Obligación: Algunos cristianos van a servir a Dios porque han hecho un compromiso para servirle, o porque ellos están viviendo para lo que Dios los ha llamado a hacer. La obligación no espera una recompensa, pero se hace por el compromiso (Lc. 17:7-10). Esto se ve en el mismo compromiso de Jesús de hacer los que Dios lo llamó a hacer (Mr. 1:38; Jn. 12:27, Jn. 17:4; Heb. 2:17, Heb. 5:5-10). Pablo estaba motivado a vivir su llamado de ser un apóstol para los gentiles (Hch. 20:24; 2 Tim. 1:1, 2 Tm 1:11, 2 Tim. 2:7). Los cristianos también se pueden sentir obligados a ser fieles administradores de sus dones (Ro. 12:6-8; 1 Tim. 4:14; 1 Pe. 4:10-11) o del evangelio (1 Cor. 9:17-18; Col. 1:25; 1 Tim. 1:11, 1 Tim. 1:18, 1 Tim. 6:20; 2 Tim. 1:14, 2 Tim. 2:2; Tit. 1:3).

6. Temor: Esta motivación es inferior al amor (1 Jn. 4:18) pero puede motivar a los cristianos a mantenerse alejados del pecado o la infidelidad y mantener una conducta piadosa. Uno puede temer a un resultado negativo en el Tribunal de Cristo (Stg. 2:13; 3:1) lo que también puede incluir vergüenza (2 Tim. 2:15; 1 Jn. 2:28) o la pérdida de las recompensas (1 Cor. 3:13-15, 1 Cor. 9:27). Los cristianos también pueden tener miedo a la disciplina temporal de Dios (1 Cor. 5:5, 1 Cor. 11:29-32; Col. 3:23-25; 1 Tim. 4:14; Stg. 5:15-16, Stg. 5:19). El libro de Hebreos utiliza efectivamente cinco espantosas advertencias para motivar a sus lectores a alejarse de la apostasía y a que maduren (Heb 2:1-4;  3:7-4:13; 6:1-12; 10:26-31; 12:25-29). También existe un aspecto positivo del temor en el sentido de reverencia, que también es una motivación para los cristianos (Hch. 10:2; 2 Cor 7:1; Ef. 5:21; Fil. 2:12; Heb. 12:28).

Conclusión

Así como existen motivaciones ilegítimas que no son bíblicas para servir a Dios, también existen motivaciones legítimamente bíblicas. Deberíamos aprender a buscar las motivaciones más altas en nuestro servicio. También debemos aprender a motivar a otros para servir a Dios o para vivir una vida piadosa con las mejores motivaciones. Es saludable evaluar lo que nos motiva a servir a Dios o a vivir una vida piadosa para que podamos servirle mejor.

Fuente:

jueves, 14 de diciembre de 2017

Estudie para ser Aprobado



Todo creyente debería ser un estudiante de la Biblia. Demasiados creyentes piensan que un estudio serio de las Sagradas Escrituras es solamente para su pastor o su ministro. Eso no es más que un error colosal. Cada hijo de Dios debería apropiarse diligentemente de la Palabra.

Un segundo error es pensar que para estudiar la Biblia se necesita un entrenamiento de seminario.¡Error! Charles Haddon Spurgeon nunca tuvo un entrenamiento bíblico formal. Tampoco lo tuvieron G. Campbell Morgan o Harry A. Ironside.

Ellos fueron estudiantes devotos de la Palabra, y aprendieron sus profundas verdades a través de horas de estudio, meditación y oración. El primer paso hacia la plenitud de vida es la inteligencia espiritual, crecer en la voluntad de Dios por medio del conocimiento de la Palabra de Dios.

Establezca un tiempo y lugar definidos en los cuales pueda estudiar sin distracciones. Muchos creyentes optan por las primeras horas de la mañana. Cada vez que usted mantenga esta cita fortalecerá el hábito. Cada vez que la deje a un lado lo debilitará.

También se puede disciplinar a usted mismo utilizando el tiempo libre para continuar sus estudios donde los dejó.

La motivación es tremendamente importante. El mayor incentivo para estudiar la Biblia es el hecho que es la Palabra de Dios. En la misma usted escucha a Dios hablarle. Cuando vive siendo consciente de esto, el estudiarla se convierte en un gozo y no en una tarea.

Otra motivación es tener que preparar para las clases de la Escuela Dominical o las Clases Bíblicas. Cuando usted sabe que tiene que explicar un pasaje o responder preguntas sobre el mismo también tiene un incentivo práctico.

Considérese bendecido si tiene el privilegio de enseñar la Palabra en una clase.

Otra experiencia que también motiva a leer la Palabra es testificar a los no creyentes, especialmente a los miembros de las sectas. A menudo ellos presentan argumentos que no somos capaces de responder. Nos sentimos avergonzados, y esto nos lleva a nuestro hogar a estudiar la Biblia hasta que podamos obtener una respuesta convincente.

En este sentido, los sectarios son nuestros amigos. Los creyentes que testifican crecen más rápido en el conocimiento de la Palabra. No debería pensar que el estudio de la Biblia será fácil. Prepárese para cavar, para investigar, para comparar, para analizar.

Comience con oración. Pida que el Espíritu Santo le hable a medida que lee.

Pídale que le muestre cosas maravillosas de la Palabra de Dios (Salmo 119:18). Sométase a Él como su Maestro.

Luego decida qué libro de la Biblia va a estudiar. Esto dependerá en parte de dónde se encuentra en su vida cristiana (si usted es un nuevo creyente o si ya tiene algún trasfondo de las Escrituras).

No trate de hacer mucho a la vez. Es mejor tomar unos pocos versículos y extraer algo de los mismos que leer todo un capítulo y olvidarse rápidamente de lo que ha leído. En términos generales, un capítulo es demasiado.

Lea el pasaje una y otra vez hasta que sea parte de usted.

El estar familiarizado con las palabras de la Biblia es invaluable.

Haga preguntas sobre las cosas que no entiende. Cuando las personas me preguntan cómo estudio la Biblia, les digo, "Con un signo de interrogación en mi mente".

Eso no significa que tengo preguntas con respecto a la verdad de la Palabra. Significa que siempre me pregunto, "¿Qué significa esto?" En el libro Disciples Are Made-not Born (Los Discípulos se hacen, no nacen), Walter A. Henrichsen escribió,

¿Qué dice que no logro entender? Escriba todos los problemas que tenga con el pasaje. Cuando comencé a estudiar la Biblia, pensaba que cuanto menos problemas encontraba, más entendía el pasaje. A medida que estudié más y más las Escrituras, me di cuenta que es más cierto pensar lo opuesto. Cuanto más profundizo en el pasaje, más problemas tengo. Es decir, me doy cuenta que hay más cosas en el capítulo que no entiendo.

Escriba su propio comentario sobre cada versículo. No ha asimilado el significado hasta que lo pueda explicar con palabras sencillas y entendibles. Luche por alcanzar esa meta. Un maestro llamado Russel L. Ackoff escribió:

Una vez tuve un alumno brillante, quien ahora es un profesor muy conocido, el cual escribió una tesis altamente técnica. Le pedí que asumiera que yo era un administrador corporativo común y corriente. ¿Podría explicarme su tesis brevemente?

Se dirigió al pizarrón y comenzó a llenarlo con símbolos matemáticos. Lo detuve y le recordé que yo era un administrador común y corriente y no un matemático.

Luego de una larga pausa él dijo "No creo que pueda explicarle muy bien las cosas si no utilizo un lenguaje técnico".

A menos que las personas se puedan comunicar en un lenguaje accesible, no sabrán de qué están hablando.

Obtenga ayuda de comentarios disponibles, diccionarios bíblicos y enciclopedias, versiones respetables de la Biblia, paráfrasis, libros que analizan cada palabra, y otras obras de referencia. Me beneficio mucho siempre que puedo acudir a este material.

Siga buscando respuestas a sus interrogantes. "Alguna de las preguntas que tiene serán respondidas en el transcurso de su estudio bíblico, algunas serán respondidas cuando hable con otros sobre las mismas, y otras nunca serán completamente respondidas".

Algunas veces los eventos de la vida cotidiana vierten luz sobre las Escrituras.

Los creyentes en un campo de concentración pueden ver tesoros en la Biblia que el resto de nosotros pasamos de largo.

Déle la bienvenida a las oportunidades para compartir el resultado de sus estudios. Esto esparce la bendición y lo libra de vivir en un mundo lleno de trivialidades.

Lea también:

Acerca del autor: William MacDonald, por más de cincuenta años, abordó los temas cruciales del cristianismo, en términos claros y sencillos. Sus más de ochenta libros se caracterizan por una presentación enérgica y valiente de la verdad.

Tomado de:

Haga clic sobre la imagen para adquirir este libro, el cual es distribuido por el Ministerio Llamada de Medianoche

jueves, 26 de octubre de 2017

Haga Amigos con su Dinero




Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes.
Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo.
Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza.
Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas.
Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo?
Él dijo: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta, siéntate pronto, y escribe cincuenta.
Después dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. Él le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta.
Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz.
Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.
Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?
Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?
Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él.
Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.
— Lucas 16: 1-15 —


A primer golpe de vista parecería que esta historia no pertenece a la Biblia. El problema es que parecería estimular la deshonestidad. Indudablemente muchos creyentes se sienten avergonzados por su inclusión en las Sagradas Escrituras. Quizá algunos quieran creer que si no la leen, entonces saldrá de la Biblia.

Pero no hay nada que temer. Cuando esta historia se interpreta correctamente tiene un rico significado. No promueve la maldad, sino que enseña que existe una forma positiva en la cual deberíamos imitar a este mayordomo. Vayamos a la historia. El amo recibe la noticia que el administrador ha estado robando de sus fondos. Su reacción es predecible: despide al embustero pero le exige que dé cuentas antes de irse. El amo naturalmente quiere saber la magnitud de su pérdida.

Esto hace que el ladrón caiga cuesta abajo. A partir de ahora no tiene medios visibles de sustento ni seguridad para el futuro. Es demasiado viejo para hacer tareas físicas y siente mucha vergüenza como para mendigar. ¿Qué hacer?

Repentinamente tiene una idea fantástica. Dará los pasos necesarios para asegurarse que siempre tendrá amigos. Las puertas siempre estarán abiertas para él, y siempre será bienvenido a entrar y disfrutar de una comida.

Llama a los clientes de su amo uno por uno.

"¿Cuánto debes?", le dice al primero.

"Debo aproximadamente 800 galones de aceite de oliva".

"Bueno, te diré lo que debes hacer. Paga 400 galones y saldamos la cuenta".

El segundo cliente: "¿Y cuánto debes tú?".

"Mi cuenta es por 100 medidas de trigo".

"Haré un trato contigo. Paga 80 medidas y haré que tu factura diga COMPLETAMENTE PAGADO".

El amo supo de sus malvadas artimañas. El mayordomo no tenía derecho de regatear de esa forma. El dinero le pertenecía al amo, no al mayordomo. Por eso el versículo 8 nos sorprende tanto "Y alabó el amo al mayordomo malo". Esta actitud no sólo parece ser condescendiente con la deshonestidad, sino que además parece recomendarla.

Existen dos soluciones para resolver esta dificultad.

Solución No. 1. El estímulo no es a favor de la deshonestidad sino a favor de una planificación sabia. "Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente". La forma particular en la cual obró sagazmente le aseguró que tendría amigos en el futuro.

Solución No. 2. El futuro del cristiano no está en este mundo sino en el cielo, "los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz". En otras palabras, los incrédulos a menudo son más previsores que los creyentes. Así como el hombre de la parábola, los incrédulos dan pasos para asegurarse que tendrán amigos en su futuro, es decir su futuro aquí en la tierra. Los cristianos no parecen ser tan precavidos como para hacer amigos en su futuro en el cielo.

El Señor Jesús está ahora dispuesto a aplicar la parábola a sus oyentes. "Y Yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas" (v. 9). Al referirse a las riquezas injustas se refiere al dinero. Pese a que el dinero en sí mismo no es ni bueno ni malo, Jesús lo llama injusto porque a menudo se obtiene en forma deshonesta y a menudo se usa con propósitos injustos. Él mismo sería traicionado poco después por 30 piezas de plata. Incluso hoy día hablamos del dinero como del vil metal. Pablo nos recuerda que "el amor al dinero es raíz de todos los males" (1 Timoteo 6:10a).

Sin embargo, podemos hacernos amigos con el dinero. ¿Cómo podemos lograrlo? Usándolo para propagar el evangelio. Al invertir dinero en Biblias, Nuevos Testamentos, y porciones de la Escritura. Sustentando la obra misionera. Contribuyendo a las emisiones radiales del evangelio en el mundo entero. En resumen, invirtiendo en la obra del Señor. Aquellos que se salvan a través de estos medios serán nuestros amigos para toda la eternidad.

"Para que cuando éstas fallen os reciban en las moradas eternas".

Diferentes versiones de la Biblia difieren aquí. Algunas dicen, "cuando éstas falten", otras "cuando ustedes falten". Pero la diferencia carece de importancia, porque cuando el discípulo falte o muera, su dinero faltará también. Ya no tendrá valor para él. Debe usarlo mientras vive ya que después no podrá. Cuando muera ya no le pertenecerá a él.

"Os reciban en las moradas eternas". "Os reciban" se refiere a las personas que se han convertido a través de la inversión de nuestros recursos en la obra del Señor. Las moradas eternas son las muchas mansiones en la casa de nuestro Padre (Juan 14:2). Los amigos que hacemos con las riquezas injustas serán como un comité de bienvenida cuando alcancemos las puertas de gloria. Será el cumplimiento del deseo de este poeta anónimo:

Cuando en las mansiones celestiales,
Me rodeen por doquier los salvos,
Quiero escuchar que alguien diga,
"Fuiste tú que me invitaste a venir aquí". 

Permítame darle una ilustración sobre cómo funciona esto. Cuando un determinado creyente devoto estaba por cumplir 80 años, sus hijos y su hija quisieron sorprenderlo con una fiesta y algún regalo que en realidad apreciara. Pero no podían decidirse sobre algún regalo que fuera verdaderamente significativo. Después de todo, ¿qué necesitaba un hombre de 80 años? Finalmente fueron a él y le preguntaron qué le gustaría recibir en su cumpleaños. Pensó unos minutos y luego dijo "Me gustaría ver una porción de la Escritura impresa en algún idioma que jamás haya sido impresa". Esto no era exactamente lo que la familia tenía en mente, pero decidieron satisfacer su deseo. Por lo cual fueron a la Sociedad Bíblica y le contaron sobre el inusual pedido de su padre.

"Qué interesante", dijo el director, "precisamente estamos preparando la impresión del evangelio de Juan en un dialecto africano por primera vez". Cuando la familia preguntó sobre el costo, al principio quedaron impactados, pero no se volvieron atrás. Con gran entusiasmo juntaron el dinero y se lo presentaron a la Sociedad Bíblica el día que su padre cumplió 80 años. Aquel anciano quedó sumamente entusiasmado.

Le invito a que nos proyectemos cien años hacia el futuro. Un día, este fervoroso cristiano (que ya no será anciano) estará caminando por las calles de oro, y se encontrará con un hermano en Cristo (ya que no hay extraños en el cielo). La conversación que tienen es más o menos así:

"¿Cómo llegaste a la ciudad celestial?".

"Bueno, permíteme decirte. Yo vivía en África inmerso en la idolatría pagana. Pero alguien se preocupó lo suficiente por mí y por mi pueblo como para darnos el evangelio de Juan traducido e impreso en nuestro propio idioma. Nunca olvidaré el día que aquellos evangelios llegaron a nuestro pueblo. Cuando leí la maravillosa historia del amor del Salvador destruí mis ídolos, me arrepentí de mis pecados y recibí a Jesús como mi única esperanza celestial".

¿Quién podría describir el gozo de aquel hombre al encontrarse con este trofeo de gracia que fue ganado para el Señor a través del regalo que le hicieron cuando cumplió 80 años? Al escribir este libro veo una carta de la Misión Wycliffe de Traducción de la Biblia que en parte dice: "Recientemente recibí un cheque por 83,000 dólares de un empresario de 89 años para que el Nuevo Testamento se imprimiera en tres diferentes dialectos de Ghana. Según su sobrino, este hombre no posee acciones, ni bonos, ni ninguna otra cosa significativa, pero quiere dar lo que el Señor le ha confiado mientras lo tenga disponible. Siente la urgencia de compartir la palabra de Dios en todo el mundo".

¡Piense en la bienvenida que tendrá este hombre cuando llegue a su hogar!

En el versículo 10, nuestro Señor indica que la forma de administrar el dinero es una radiografía de nuestra fidelidad en otras áreas. Él habla del dinero como de "lo que es poco". Esto, por supuesto, está en oposición a lo que el hombre moderno piensa; él cataloga al dinero como "lo más". Si somos fieles en nuestra administración de algo que carece importancia, tal como el dinero, seremos contados como fíeles en los asuntos que tienen una importancia espiritual y eterna. Aquel que no sea de fiar con mamón no será de fiar con las verdaderas riquezas (v. 11). Al contrastar el dinero con las verdaderas riquezas, el Salvador destruye el mito que la afluencia material hace a una persona rica. Las verdaderas riquezas son las bendiciones que tenemos en Cristo Jesús: la comunión mundial de la familia de Dios; el privilegio de servir al Señor; las grandes verdades de la Biblia.

"Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro" (v. 12, NASB).

Las palabras "lo ajeno" quieren recordarnos que nuestro dinero en realidad no es nuestro. Pertenece a Dios, y somos mayordomos cuya función es administrar lo que es de Él. Si Él no puede confiarnos el uso sabio de su dinero, ¿cómo podría darnos lo que es nuestro? En otras palabras, ¿cómo puede darnos amigos en nuestro futuro, obtenidos a través de nuestra mayordomía? ¿Cómo puede concedernos verdades espirituales profundas de la Palabra? ¿Cómo puede recompensarnos en el juicio del Tribunal de Cristo?

Por segunda vez en los Evangelios, Jesús dice que es absolutamente imposible vivir para Dios y para el dinero al mismo tiempo. Existe un conflicto de intereses y una división de rentabilidad. A pesar de la claridad con que Él lo dijo, los creyentes aún tratan de hacerlo. ¡Qué extraño! Cuando los fariseos escucharon la poca estima que Jesús tenía del dinero se mofaron. Ellos creían que sabían más que Él. Probablemente miraban sus riquezas y las consideraban una prueba del favor divino. Ellos amaban el dinero y querían tanto como pudieran tener. Desde el punto de vista mundano ellos eran sabios. Pero Jesús los expuso como fraudes de la piedad. Ellos procuraban tener una apariencia justa delante de otros hombres, pero por dentro eran corruptos. Las riquezas que ellos valoraban eran detestables para Dios. Eran religiosos codiciosos y fraudes espirituales. Ellos podían ponerse del lado del mayordomo infiel, el cual fue infiel en lo poco, y no se le podía confiar lo ajeno, por lo cual no era digno de recibir las verdaderas riquezas.


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Acerca del autor: William MacDonald, por más de cincuenta años, abordó los temas cruciales del cristianismo, en términos claros y sencillos. Sus más de ochenta libros se caracterizan por una presentación enérgica y valiente de la verdad.

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lunes, 22 de mayo de 2017

El Pecado que Nadie Confiesa

Por William MacDonald


“Sin embargo, grande ganancia es la piedad con contentamiento.  Porque nada trajimos a este mundo, y es evidente que nada podremos sacar. Así que, teniendo el sustento y con qué cubrirnos estaremos contentos con esto.  Porque los que desean enriquecerse caen en tentación y trampa, y en muchas pasiones insensatas y dañinas que hunden a los hombres en ruina y perdición.  Porque el amor al dinero es raíz de todos los males; el cual codiciando algunos, fueron descarriados de la fe y se traspasaron a sí mismos con muchos dolores”.


“A los ricos de la edad presente manda que no sean altivos ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas sino en Dios quien nos provee todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 8 Que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, que sean generosos y dispuestos a compartir,  atesorando para sí buen fundamento para el porvenir para que echen mano de la vida verdadera”.

1 Timoteo 6:6-10; 17-19 (RVA-2015)


En 1 Timoteo 6:3-5, Pablo le advierte a Timoteo sobre ciertos líderes cristianos que creen que el ministerio cristiano es una forma de enriquecerse. Estos nombres suponen que la piedad profesional es una forma fácil de llenarse de oro los bolsillos. Sus descendientes aún están con nosotros (celebridades de radio y televisión que han elevado la captación de recursos a la categoría de arte y la han reducido a una ciencia). A través del uso de ciertas estrategias psicológicas y astutas, manipulan a algunos creyentes que son fácilmente impresionables. Siempre tienen algún nuevo proyecto para agregarle a su vasto imperio. Ellos viven en casas lujosas, construyen carteras de inversión bastante abultadas, visten ropas y joyas muy elegantes, y exhiben un peinado realizado por el coiffure de moda. Y todo esto lo hacen en nombre de nuestro Amigo de Nazareth, el cual no tenía ni un centavo. 

El apóstol advierte a Timoteo que se aleje de estos traficantes religiosos, y por implicación de sus prácticas. La combinación ideal es tener piedad con contentamiento. Una persona piadosa que tenga contentamiento, que sea rica en carácter y rica en las pocas cosas que desea, tiene algo que el dinero no puede comprar.

Malcolm Muggeridge testificó que los momentos más felices de su vida fueron aquellos en los que disfrutó de la sencillez y la austeridad (una pequeña cabaña, una mesa, una silla, un poco de arroz sobre una hoja verde). Estas cosas, dijo, conllevan su cuota de entusiasmo. 

Nada hemos traído a este mundo y ciertamente nada nos llevaremos del mismo. Las manos de un recién nacido están cerradas con firmeza pero no tienen nada en ellas. Cuando la persona muere más adelante, sus manos están abiertas y vacías. Alejandro Magno dejó instrucciones para que cuando muriera, sus manos quedaran visibles con sus palmas vacías. Había conquistado al mundo pero había muerto con las manos vacías. 

El Dr. James Dobson aprendió esta lección al jugar un juego con su familia. Dejaremos que él nos cuente la historia. 

Shirley y yo nos casamos en 1960 y no tuvimos ninguna especie de problema financiero debido a que no teníamos finanzas. A partir de allí el Señor nos bendijo, y hemos probado un poco lo que el mundo piensa que debes tener para ser feliz, como una casa, un auto, y otras cosas. Pero estoy aprendiendo más y más que la felicidad no se encuentra en las posesiones materiales. El Señor me ha estado enseñando sobre el vacío del materialismo, incluso ha usado un juego para trasmitirme el mensaje. 

Recientemente con mi familia jugamos Monopolio, haciendo que volviera a jugarlo por primera vez luego de más de quince años. Unos momentos después de empezar, volví a sentir aquel entusiasmo y pasión, especialmente cuando comencé a ganar. Todo me salía bien y llegué a ser el maestro de la partida. Ya era dueño del Boardwalk y del Park Place, y tenía casas y hoteles por todos lados. Mi familia estaba ofuscada, y yo colocaba billetes de 500 dólares en mis bolsillos, debajo del juego y en el asiento. Repentinamente el juego terminó. Yo había ganado. Shirley y los chicos fueron a la cama y yo puse todo de nuevo en la caja. Entonces me impactó un sentimiento de vacío. Todo el entusiasmo y la pasión que había sentido anteriormente no tenían fundamento. No poseía a nadie más que aquellos a quienes había derrotado. ¡Todo lo demás tuvo que volver a la caja!

El Señor me mostró que debía aprender una lección más allá del juego del Monopolio. Reconocí que también estaba siendo testigo del juego de la vida. Luchamos para acumular y comprar y poseer y refinanciar, y repentinamente llegamos al final de nuestras vidas y tenemos que colocar todo nuevamente en la caja. No podemos llevar ni un sólo centavo. No hay compañías de transporte que nos acompañen a través del Valle de Sombra de Muerte. Ahora entiendo por qué la Escritura nos dice: "La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee".

En algunos países atrapan a los monos colocando arroz en un recipiente lo suficientemente grande como para que el animal logre hacer entrar su mano vacía. Cuando obtiene el arroz y cierra su puño ya no la puede quitar. Pero no suelta el arroz. Por lo cual queda atrapado. Atrapado por su propia codicia.

Anteriormente Pablo sobre habló sobre el contentamiento. Ahora el versículo 8 lo define como una satisfacción provocada por la comida y la vestimenta. La palabra que usa para "abrigo " no sólo se refiere a la ropa sino también a un techo sobre nuestra cabeza. Así que se refiere a lo básico de la vida. Nos hemos familiarizado tanto con este versículo que dejamos de darnos cuenta lo radical que es. 

Quizá nos ayude si recordamos cuan pocos creyentes que conocemos quedan satisfechos con la comida, la ropa y la casa. Para una mayoría de la cristiandad sería muy bueno si este versículo no estuviera en la Biblia. 

En el versículo 9 el apóstol continúa hablando y se refiere a aquellos que desean hacerse ricos. Esto incluye a todos, tanto a los ricos, como a los pobres. Incluye a todo aquel que sea avaro. La avaricia es la compulsión de obtener cada vez más, la determinación de obtener algo incluso si Dios no quiere que la persona lo tenga. Una persona codiciosa no puede disfrutar de algo a menos que lo posea o por lo menos que posea parte de ello. 

El pecado puede ser sexual (''No codiciarás la mujer de tu prójimo") o, como en el caso de 1 Timoteo 6, puede ser materialista. En todo caso, se trata de idolatría porque adora y sirve aquello que es creado en vez de al Creador.

El problema es que hemos tomado este pecado y lo hemos bautizado con el bautismo cristiano. Le hemos otorgado un respeto cristiano al llamarlo prudencia, sentido común, responsabilidad financiera, y previsión. Cuando preguntamos, "¿Cuánto vale aquel hombre?" queremos decir, "¿Cuánto dinero ha acumulado?" "Avanzar en el mundo" significa acumular cosas materiales. Llamamos a los codiciosos "la crema de la sociedad" y "la cresta de la ola". Algunos han señalado que la codicia fue la que vendió a Jesús por 30 piezas de plata. Una vez que Cristo fue vendido para ir a la cruz, la iglesia profesante comenzó a vender la cruz misma. Luego comenzó a vender la forma de llegar al cielo a través de las indulgencias, prometiendo la liberación del purgatorio. 

La codicia niega el verdadero propósito de nuestra existencia. Se olvida que estamos aquí con una misión superior que la de hacer dinero o absolvernos a nosotros mismos. Se olvida que el mejor uso de nuestro dinero es para propósitos espirituales. Es engañosa. J.H. Jowett dijo,

Las riquezas pueden hacer que un hombre piense que crece en tamaño cuando en realidad está decreciendo. Considera su propio tamaño en base a sus ingresos y no en base a sus egresos por razones de beneficencia. Mientras sus ingresos se expanden, sus egresos se contraen. 

Es irracional. Luchamos por obtener cosas que no necesitamos para impresionar a gente que no nos cae bien. 

El hecho que amontonemos dinero que podría usarse en la propagación del evangelio frustra el plan de Dios en pro de la evangelización mundial. 

Descalifica a una persona del liderazgo de la iglesia, ya que un anciano debe ser "no codicioso" (1 Timoteo 3:3). Pero, peor que eso, excluye al hombre del reino de Dios (1 Corintios 6:10). 

Aquí en nuestro pasaje, Pablo advierte a Timoteo que el deseo de enriquecerse conduce a la tentación. Un hombre codicioso buscará medios ilegales para obtener lo que quiere. Esto lo conduce a una trampa. Es como aferrarse a un cable de electricidad pelado; no puede soltarlo. O como beber agua salada; produce más sed. 

Un hombre le dijo a un amigo, "Cuando tenía 500 dólares era feliz. Ahora tengo un millón y soy un miserable".

"No hay problema", dijo el amigo, "regala los 950.000". 

El millonario se quejó, "no puedo".

El deseo de enriquecerse lleva a "muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición ". Estas son expresiones fuertes. Pablo advierte que la codicia conduce a la ruina eterna. ¡Qué extraño, por lo tanto, que los creyentes aprueben aquello que Dios condena en forma tan fehaciente! 

El amor al dinero es la raíz de todos los males. Por ejemplo, es la raíz de las mentiras. J.H. Jowett cuenta que le pidió ayuda a un hombre acaudalado en Nueva York a favor de una causa extremadamente digna. 

Su rostro inmediatamente respondió mi apelación, y habló como si él fuera alguien al borde la miseria: "En realidad no puedo darte dinero. Con todo lo que está sucediendo no sé en qué vamos a terminar". Pocas semanas después murió y su testamento tenía más de 60 millones de dólares. Me pregunto, me pregunto si al final de su último día escuchó al mensajero del Señor diciéndole, "Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?".

El amor al dinero conduce a cometer fraudes, robos e incluso homicidios. Resquebraja matrimonios y arruina a los hijos. Causa perturbaciones nerviosas y emocionales, y ha conducido al suicidio. Las personas acaudaladas viven en el temor del robo, secuestro y extorsión. Se preocupan sobre la inflación y el colapso mercantil. Sufren de estrés, aburrimiento, insatisfacción y envidia. Algunas veces caen en la prisión y en la desgracia. Debido a que las Escrituras condenan todo ese estilo de vida, se apartan de la fe en lugar de lograr un verdadero cambio. Ellos tergiversan, cambian y reescriben la Biblia para justificar su afluencia. No sólo eso, son traspasados con muchos dolores. Cuando Howard Hughes murió, dejó un estimativo de unos 2.300 millones de dólares. Sin embargo una revista informó:

Paradójicamente, para todo el poder que poseía, vivió una vida sombría, sin alegría, media lunática fue prácticamente prisionero de sus propios temores y debilidades. Quien una vez fue una figura vibrante y dinámica, descuidó su apariencia y salud durante los últimos quince años, hasta que se convirtió en un espectro patético. Era adicto a las drogas. Su apariencia física era terrible. Si bien cuatro doctores rotaban para cuidarlo, su condición médica era muy pobre. Su principal entretenimiento era mirar películas. Vivía semana tras semana en base a una dieta que incluso una tienda de artículos a diez centavos habría despreciado, pero era muy meticuloso sobre la preparación de la misma. Comía una cucharada de sopa y entonces se interesaba en una película. La misma sopa era recalentada doce veces. 

Al terminar esta sección, Pablo le dice a Timoteo que se encargue de aquellos que son ricos en este mundo. Que no deberían ser orgullosos ni arrogantes, ni confiar en las riquezas inciertas. Más bien su confianza debía estar en el Dios vivo, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos. Esta última expresión "el cual nos da abundantemente para que las disfrutemos" a menudo se ha usado para justificar la acumulación de riquezas. Pero el siguiente versículo lo explica todo muy bien. 

No disfrutamos el dinero cuando se apila en el banco, sino cuando lo usamos para hacer lo bueno, para distribuir a los necesitados, y para compartir con nuestros vecinos menos afortunados. De esa forma, amontonamos una gran recompensa en el mundo venidero y disfrutamos una vida que ciertamente es vida. 

¿Qué concluimos? Ronald Sider nos lo dice en su libro. Rich Christians in an Age of Hunger (Cristianos Ricos en una Época de Hambre). 

El rico necio es el epítome de la persona codiciosa. Él tiene una compulsión avara para adquirir más y más posesiones a pesar que no las necesita. Y este éxito fenomenal de apilar más y más posesiones conduce a la conclusión blasfema que las posesiones pueden satisfacer sus necesidades. Pero desde la perspectiva divina, esta actitud es una tremenda locura. Él no es más que un necio.

Acerca del autor: William MacDonald, por más de cincuenta años, abordó los temas cruciales del cristianismo, en términos claros y sencillos. Sus más de ochenta libros se caracterizan por una presentación enérgica y valiente de la verdad.

Tomado de:

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