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domingo, 1 de abril de 2012

El evangelio oculto de la Teología del Pacto y del Calvinismo


Algunos cristianos no ven ningún problema en asistir a una iglesia Reformada sin darse cuenta de que, al hacerlo, corren el riesgo de conectarse con algún aspecto de la teología del Pacto. Este sistema de teología, que se halla principalmente en círculos Reformados, está basado en tres pactos especulativos que no se encuentran en las páginas de la Escritura. Estos pactos adicionales que los eruditos Reformados insisten están presentes en la Biblia deben ser inferidos extrayendo el significado del contexto que realmente realidad no existe ahí. La aprehensión de estos significados más profundos y ocultos es conocido como espiritualizar o alegorizar el texto. A una amiga mía una vez le dijeron en un estudio bíblico al que ella estaba asistiendo, una persona que aparentemente espiritualizaba la Escritura, que si ella interpretaba los pasajes de forma literal, ¡se perdería todo el sentido de la Biblia!

Espiritualizando la Palabra

Por consiguiente, espiritualizar la Escritura permite que uno use la Palabra de Dios para enseñar casi cualquier cosa. Este método de interpretación permite que la teología Reformada enseñe que la Iglesia existía en el AT en lugar de haber iniciado en el NT el Día de Pentecostés. Los reformados creen tan firmemente en la elección soberana, que definen a la “Iglesia”, como el cuerpo de todos los elegidos en la historia. Por supuesto, existe desacuerdo en cuanto a cuándo esta “Iglesia” precisamente inició debido a que este importante evento no puede hallarse en las Escrituras del AT. Por tanto, los eruditos reformados debaten si esta “Iglesia del AT” inició con Adán o con Abraham.

Una vez que la “Iglesia” es colocada en el AT, el reformado razona entonces que la nación de Israel, quien recibió las promesas Abrahámicas y la Ley Mosaica, lo hizo de forma representativa para esta supuesta “Iglesia del AT”. Dado que se piensa que esta “Iglesia del AT” recibió la Ley Mosaica, también se asume que la Ley aún es operativa en parte para la “Iglesia” hoy. Esta “Iglesia del AT” no sólo recibió la Ley, sino que también recibió las promesas Abrahámicas para un reino venidero. Cuando Jesús ofreció el reino a la nación de Israel, los reformados también creen que Él en realidad se lo estaba ofreciendo a la “Iglesia”. Aparentemente esta “Iglesia” no rechazó la oferta del reino, pero los judíos incrédulos sí lo hicieron. Dado que Israel rechazó a su Mesías, Dios despobló esta “Iglesia del AT” de judíos para repoblar la “Iglesia del NT” principalmente con gentiles. Así pues, los gentiles reemplazaron a los judíos en la forma de pensar Reformada y el reino prometido fue de hecho dado a la “Iglesia”, pero en un sentido espiritual. Por supuesto, la Tribulación debe ocurrir antes de que el reino llegue, así que los reformados dicen que la Tribulación se llevó a cabo en el año 70 EC o ha sido una constante realidad desde entonces, rechazando una Tribulación literal en el futuro.

La Teología del Pacto

La mayoría de las personas escuchan el término “Teología del Pacto” y piensan, “¡Creo que existen pactos en la Biblia y por eso, sí, supongo que sí creo en la teología del pacto!”. Sin darse cuenta, están considerando todo un sistema de creencias muy diferente al presentado en la Biblia. Los tres pactos extras de la Teología del Pacto, que no se encuentran en la Escritura, son llamados pactos “inferidos” o “implicados”. Sin embargo, los seis pactos bíblicos principales (Noénico, Abrahámico, Mosaico, Tierra, Davídico, y Nuevo) pueden ser localizados claramente en las páginas de la Escritura con capítulo y versículo. Una vez que estos pactos “implícitos” falsos apuntalan a los pactos “explícitos” verdaderos, se convierten en el fundamento sobre el cual la Teología Reformada es edificada.

El primero de estos pactos “implicados” fue hecho supuestamente antes de que el tiempo comenzara y es llamado el “Pacto de la Redención”. En este supuesto pacto, se dice que el Padre escogió a los elegidos, el Hijo accedió a morir por los elegidos y el Espíritu Santo accedió a permitir que los elegidos vinieran a la fe. Este Pacto de la Redención también es conocido por su apodo, “el decreto eterno de Dios”. De nuevo, existen debates en los círculos reformados acerca de estos “decretos eternos” debido a que no pueden hallarse en la Escritura de forma precisa. Increíblemente, ¡los que están en la tradición Reformada no sólo adivinan lo que Dios decidió en la eternidad pasada, sino que también adivinan el orden en el que lo decidió! Especulan acerca del orden en el cual Dios decretó crear al hombre, permitir la Caída, predestinar a los elegidos, aplicar la expiación de Cristo y redimir y santificar a los elegidos. El apóstol Pablo advierte acerca de no hacer esta clase de presunciones diciendo, “no piensen más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros” (1 Cor. 4:6). En ninguna parte de la Biblia están descritos el Pacto de la Redención o el Orden de los Decretos Divinos. Los calvinistas están simplemente filosofando acerca de la teología y luego presentándola como la verdad.

Las cosas se vuelven un poco más interesantes cuando el segundo de estos pactos, el “Pacto de Obras”, es considerado. ¿Sabe el lector que Dios supuestamente entró en un pacto con Adán prometiéndole la salvación a cambio de su obediencia? Los reformados dicen que Dios debió haber hecho este pacto debido a que Oseas 6:7 “demuestra” que Adán rompió un pacto con Dios, “pero ellos como hombres traspasaron el pacto; allí prevaricaron contra mí”. En las traducciones más recientes de la Biblia, la palabra “hombres” es traducida “Adán”, haciéndolo decir, “como Adán ellos transgredieron el pacto”. Malentendiendo el contexto del pasaje, hacen la pregunta, “¿Cuándo entró Dios en un pacto con Adán que éste rompió?”. Ellos centran nuestra atención en la interpretación del versículo, desviando nuestra atención del problema principal: ¡obediencia a cambio de salvación! Pregúntese usted mismo si Dios ha requerido alguna vez obras para la salvación. Por supuesto, ¡la respuesta es no! Dios requiere fe y sacrificios de sangre para que los pecadores sean reconciliados con Él. Mantenga este motivo de “obediencia por salvación” en su mente para que vea la ingeniosa interacción entre el Calvinismo y la Teología del Pacto.

Dado que Adán no fue capaz de ofrecer “obediencia por salvación” después de caer en pecado, la Teología Reformada enseña que el segundo Adán, Jesucristo, prometió procurar esta obediencia en un tercer pacto que no se halla en la Escritura, el “Pacto de la Gracia”. La Teología del Pacto enseña que la obediencia activa de Cristo a la Ley proporciona el requisito necesario para la salvación de los elegidos. Piense en esto por un momento. ¿Puede la obediencia a guardar la Ley cumplir con el requisito de la salvación? Mientras que la obediencia de Jesús a la Ley reveló Su perfección como Mesías que lo calificaba para ser el perfecto Cordero de Dios sacrificado por nuestros pecados, esta obediencia no contribuye a la salvación de ninguna manera. La salvación se encuentra por medio de confiar en Cristo y Su muerte, sepultura y resurrección. Por supuesto, esta obediencia a guardar la Ley está formulada en términos de la justicia. Sin embargo, la justicia de Dios de la que habla Romanos 3:21 dice que es aparte de la ley, “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas”. La Biblia nunca enseña que la observancia de la Ley, ni la nuestra ni la de Cristo, salva.

Increíblemente, muchos en el campo Reformado afirman erróneamente que la vida de obediencia activa de Cristo es tan salvífica en contribuir a nuestra salvación como Su muerte. En ningún lado nos dice la Biblia que pongamos nuestra fe en la justicia de Cristo. La fe es puesta en la Cruz de Cristo. Observe la siguiente cita del teólogo reformado del siglo XIX, A. A. Hodge, donde declara que la obediencia de Jesús es tan esencial a la salvación como Su muerte.

“Las Escrituras nos enseñan claramente que la obediencia de Cristo fue ciertamente tan vicaria como lo fue su sufrimiento, y que él nos reconcilió con el Padre por una así como por la otra”.1

Considere esta cita de Juan Calvino donde descaradamente declara que la base para el perdón de Dios está fundada en su completa vida de obediencia. La Biblia dice que toda nuestra base está fundada en la muerte y la sangre derramada de Jesús.

“Cuando se pregunta cómo Cristo, al abolir el pecado, removió la enemistad entre Dios y nosotros y compró una justicia que lo hizo favorable y gracioso a nosotros, puede responderse generalmente, que él logró esto por el curso completo de su obediencia…Y ciertamente él en otra parte extiende la base del perdón que exime de la maldición de la ley a la vida completa de Cristo…En resumen, desde el momento que él asumió la forma de siervo, él comenzó, con el fin de redimirnos, a pagar el precio de la salvación…”2

Postulando que la obediencia a guardar la Ley por parte de Cristo es de alguna forma necesaria para la salvación, la Confesión Bautista de Fe de 1689 afirma lo siguiente:

“No son justificados debido a que Dios considera como su justicia ni su fe, ni su creencia ni cualquier otro acto de obediencia evangélica. Son justificados única y exclusivamente debido a que Dios les imputa la justicia de Cristo. Él les imputa la obediencia activa de Cristo a toda la ley y Su obediencia pasiva en la muerte”.3

Una vez que la obediencia a guardar la Ley por parte de Cristo es colocada en la misma posición de la cruz, se vuelve necesario confiar en esta justicia para salvación. Mire cómo el astuto truco de la teología del pacto se desarrolla dentro de su evangelio del Calvinismo.

El Calvinismo a menudo es abreviado al acrónimo TULIP, el cual ayuda a las personas a recordar sus enseñanzas. Éste afirma que Dios soberanamente escoge, muere por, y equipa a los elegidos para ser salvos. La mayoría de las personas entienden que el último punto del Calvinismo, la Perseverancia de los Santos, (la “P” del TULIP) significa que los elegidos perseverarán en la fe y nunca abandonarán a Cristo. Los que están en el Calvinismo desde hace cualquier duración de tiempo sabe que eso no es completamente exacto. Rápidamente se hace claro que dado que los elegidos han recibido la justicia de Cristo que guarda la Ley, se espera que no sólo perseveren en la fe, sino que también perseveren en obediencia. En este punto, la fe se aparta sutilmente de la Cruz y se mueve hacia las obras. Este cambio es llamado Salvación por Señorío por sus detractores.

La Salvación por Señorío, haciéndose pasar como arrepentimiento y buenas obras, es elogiada por sus proponentes pero una vez desenmascarada, es expuesta como un evangelio de obras. De acuerdo con el Calvinismo, los elegidos son equipados para hacer de Jesucristo el absoluto Señor soberano de sus vidas para demostrar su salvación. Hay poco espacio para la desobediencia. La obediencia no sólo demuestra su elección, sino que demuestra que la obediencia del Segundo Adán ha sido acreditada a su cuenta y que las exigencias del “Pacto de Obras” han sido cumplidas. Así pues, la “perseverancia de los santos” del Calvinismo encaja perfectamente con la Teología del Pacto para esconder un complicado y muy bien disfrazado escenario de “obediencia por salvación” que Dios supuestamente prometió a Adán.

Añádase a esto que la Teología Reformada enseña que los elegidos que creen no tienen una naturaleza carnal, sino sólo la nueva naturaleza de Cristo. No es de extrañar que el calvinista se siente condenado cuando es desobediente. Todo pecado o infracción es recibido con amenazas mentales de no elección y, por tanto, no salvación, lo cual explica la falta masiva de seguridad dentro de los círculos reformados. Este miedo los lleva a buscar diligentemente las Escrituras para revisar y volver a comprobar que su comprensión de la elección es verdadera. Todo depende de la correcta comprensión de la elección. Lamentablemente, todos los pasajes que deberían llevarles consuelo han sido reinterpretados de acuerdo al Calvinismo causando incertidumbre en su lugar. Su erudición les dice que el Calvinismo es racional, mientras que sus corazones agonizan en el miedo.

Tanto la Teología del Pacto como el Calvinismo son explicados en los términos más escolásticamente erudito, haciéndolos parecer lógicos, razonables y plausibles. Sin embargo, Dios advierte a los cristianos a no dejar el pensar a los eruditos. Se nos aconseja escudriñar las Escrituras diariamente, como hicieron los bereanos, para examinar si las cosas enseñadas se alinean con la Escritura (Hechos 17:11). Se nos instruye a estudiar para presentarnos aprobados como obreros que no tienen de qué avergonzarse (2 Tim. 2:15). Se nos advierte a no confiar en la sabiduría del mundo (1 Cor. 1-2). Se nos dice que, “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (Col. 2:8. Se nos advierte que, “Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos” (Hechos 20:30). Somos advertidos, “para que nadie os engañe con palabras persuasivas” (Col. 2:4).

Los cristianos somos advertidos, “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” (Ef. 4:14). Los falsos maestros fácilmente ganan seguidores (Gál. 4:17) diciéndoles a aquellos que tienen comezón de oír lo que ellos quieren escuchar (2 Tim. 4:13). En el proceso, “por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas” (2 Pedro 2:3). Se nos prohíbe añadir a las palabras de la Escritura para que no seamos reprendidos (Prov. 30:5-6) o peor aun, maldecidos (Ap. 22:18). La Teología del Pacto añade claramente pactos no existentes a la Biblia que cambian la naturaleza de Dios y el Evangelio.

Pablo condenó dos veces cualquier evangelio que fuera diferente del que él predicaba (Gál. 1:8-9), así como evangelios que dependen de las obras en lugar de la cruz. Él nos advierte en Colosenses a no ser movidos de la esperanza del Evangelio que él predicaba (Col. 1:23). El “Calvinismo” y el “Pacto de Obras” de la teología Reformada son tales evangelios que funden en un solo evangelio oculto que debería ser denunciado por la Iglesia de hoy. En cambio, este sistema de teología es validado como “cristianismo histórico y ortodoxo” y ha llevado por tanto innumerables en la Iglesia cautivos a su ideología dado que es considerado generalmente como “seguro”. Tenemos que estar atentos, vigilando el verdadero Evangelio de Cristo para que podamos ofrecer un mensaje salvador a los perdidos y caminar en la libertad del Espíritu ofrecido a los creyentes. Es el enemigo de nuestras almas quien quiere nuestra mirada en obra y la justicia de la ley, en lugar de en la cruz.

Nota del editor: Brenda Nickel es una creyente cuyo caminar fue desviado por la teología de Juan Calvino. A medida que fue atraída hacia el Calvinismo, éste le causó una eventual desesperación espiritual. Ella cuenta cómo, siendo una nueva creyente en Jesús nacida de nuevo, se apresuró con mucho entusiasmo a amar el estudio de Su Palabra (la Biblia). Esta búsqueda la llevó a un viaje de descubrimiento que, en última instancia, la llevó a seguir el razonamiento y la teología embriagadores de Juan Calvino, que ocasionan mucha confusión. Catorce años después, ella escapó de las trampas del Catolicismo Reformado de Calvino. 

Artículos relacionados:
Refutando el Calvinismo

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
Covenant Theology and Calvinism’s hidden gospel

References:

1 – http://www.middletownbiblechurch.org/reformed/vicarlaw.htm, Citing; Archibald Alexander Hodge, The Atonement, Grand Rapids, MI: Eerdmans Publishing, 1953, pp. 248, 249.

2 – http://www.middletownbiblechurch.org/reformed/vicarlaw.htm, Citing; John Calvin, Calvin’s Institutes, vol.2, Grand Rapids, MI: Eerdmans Publishing Company, 1962, p. 437.

3 – http://www.spurgeon.org/~phil/creeds/bcof.htm, The Baptist Confession of Faith,” with slight revisions by Charles Spurgeon, Chapter 11, Justification, paragraph 1.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Siguiendo a los líderes



“Los cristianos tienden a confiar mucho en cualquiera que hable en nombre de Cristo, pero deben tener mucho cuidado en lo que interiorizan. Pablo instruyó a sus seguidores a seguirlo mientras él siguiera a Cristo (1 Cor. 11:1). Con tal confianza creada en los líderes, debemos prestar mucha atención a toda palabra de instrucción que se hable. No podemos relajarnos y asumir que lo que los maestros están diciendo es lo correcto”.

A medida que continúa la controversia acerca del otro Dios, del otro Jesús y del otro Evangelio que promueve el Calvinismo, se están lanzando acusaciones que los no seminaristas están interviniendo en este tema. Los reformados no escucharán a aquellos a los que les falta una formación adecuada. En sus mentes, cualquiera que aborde el tema del Calvinismo debe tener pedigrí y títulos para que se les conceda una audiencia en cualquier debate doctrinal serio. Generalmente, sólo los simpatizantes calvinistas, en quienes se puede confiar que representan al Calvinismo “con justicia”, son tolerados cuando hablan acerca del tema. El discurso debe ser erudito y estar pulido. No hay espacio para una oposición visceral pero civilizada que vaya directo al grano. Por supuesto, eso expondría los temas con demasiada rapidez, lo que no les permitiría a los calvinistas la libertad necesaria para articular sus argumentos “de manera apropiada”. En resumen, el Calvinismo exige que se le dé una posición de igualdad o superioridad en cualquier debate teológico. ¿Es ésta una posición que la Iglesia puede permitirse el lujo de dar? ¿Debería permitírsele al Calvinismo avanzar prácticamente sin ninguna oposición?

Para ellos, sólo aquellos que comprenden por completo ambos lados de la discusión, y sólo aquellos que han leído los credos, confesiones y los Institutos de Calvino son confiables para debatir los temas de manera razonable y aceptable. ¡Esto es como si los Santos de los Últimos Días insistieran en que los cristianos primero lean las obras estándar de los mormones antes de evangelizarlos! Ciertamente esto ayuda, pero no es necesario. Si las peticiones para un discurso tolerable son ignoradas, entonces el gentil académico puede recurrir a censurar la fe sencilla como inexperta. Lanzan amenazas de mayor condenación para los maestros no calificados y aconsejan que se deje la verdadera enseñanza a los expertos. Por supuesto, ellos se refieren a sí mismos. Otras tácticas como citar erróneamente, perfilar y etiquetar son usadas para hacer retroceder a la resistencia contra las doctrinas que llaman “gracia”. Parece que casi todo es justo para silenciar las impunidades contra el Calvinismo. Y no es de extrañar, ya que estamos hablando de dos enfoques mutuamente excluyentes a la fe.

Importante en este debate es la necesidad de escuchar con mucho cuidado. Entre más fraudulento sea el engaño, más difícil será de detectarlo. Los cristianos tienden a confiar mucho en cualquiera que hable en nombre de Cristo, pero deben tener mucho cuidado en lo que interiorizan. Pablo instruyó a sus seguidores a seguirlo mientras él siguiera a Cristo (1 Cor. 11:1). Con tal confianza creada en los líderes, debemos prestar mucha atención a toda palabra de instrucción que se hable. No podemos relajarnos y asumir que lo que los maestros están diciendo es lo correcto. Puede parecer lo mismo y las palabras pueden ser las mismas, pero al examinarlo de forma minuciosa, el error podría estarse escurriendo. Debemos leer y estudiar nuestras Biblias por nosotros mismos para que podamos reconocer el engaño. Hombres podrían estar “entrando encubiertamente” (Judas 1:4), quienes con el tiempo condicionarán al rebaño hacia la aceptación de errores graves.

Tal fue el caso de los fariseos que eran hombres educados, talentosos oradores, debidamente acreditados y capaces de recitar las Escrituras con precisión. ¿Pero realmente entendían a Dios y Su carácter? Estos fariseos se sentaban en la cátedra de Moisés emitiendo juicios sobre asuntos de fe en Israel. Al ejercer su autoridad, descalificaban las ofrendas del pueblo a cambio de los sacrificios que ellos aprobaban. Examinaban las vidas de los fieles para ver si vivían en cumplimiento con las tradiciones farisaicas, alegando además que explicaban la Ley de Moisés, pero que en la práctica la sustituían. Además, su falta de comprensión de la profecía trágicamente les impidió a ellos y a muchos de sus seguidores reconocer al Mesías cuando estuvo de pie justo en frente de ellos. Tal es la ceguera de las enseñanzas de los hombres.

Las cosas no son muy diferentes hoy en día cuando los calvinistas dicen, al afirmar que hablan en nombre de Dios, que no podemos ofrecer nada de nuestra propia voluntad a Dios, sino que debemos sacrificarnos al destino soberano de Dios. Dicen que debemos confiar en los credos escritos del hombre, y en las confesiones y los tratados de varios maestros reformados como fuentes autorizadas de la verdad. Tampoco hoy entienden la profecía, llamando cuasi-cultos a diversas formas de pre-milenialismo.

Por supuesto, estoy hablando del peor de los escenarios para plantear que los fariseos hicieron todo esto mientras pensaban que estaban agradando a Dios. ¡Jesús confrontó su piedad con duro amor al decirles que erraban ignorando las Escrituras, que eran hipócritas, sepulcros blanqueados y que se dirigían directamente hacia la destrucción! ¿Por qué los fariseos eran inconversos? ¿Eran ellos los réprobos predestinados? No, ellos endurecieron sus propios corazones a las cosas verdaderas de Dios por su orgullo. Habían suprimido la verdad de Dios en injusticia. Pensaban que eran los escogidos de Dios por derechos de nacimiento y, sin embargo, perdieron totalmente la salvación. Y, en el proceso, ¡su teología hizo mercadería del pueblo!

Al reflexionar acerca de su linaje y su formación intelectual, Pabló los consideró como basura y sin valor en comparación con la excelencia del conocimiento de Cristo (Filipenses 3:8). Mientras que los calvinistas acusan a las personas sin estudio como incapaces de desentrañar las misteriosas profundidades del Calvinismo, a menudo es el erudito el que ha sido inculcado por medio de reverenciar materiales extra bíblicos que los adoctrinan con la filosofía del Calvinismo. Pablo advierte en Colosenses 2:8, “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”. Pablo está defendiendo la fe dada una vez a los santos (Judas 3). Parece que la advertencia de Elías dada a los israelitas hace miles de años (1 Reyes 18:21a) es aplicable para la Iglesia de hoy, “Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle…”

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
 Original article:
Following the leaders

Caryl Productions (carylmatrisciana.com)  

lunes, 5 de diciembre de 2011

El Calvinismo: Un Dios, un Jesús y un Evangelio Diferentes

Al parecer, el ídolo de los calvinistas de un Dios que elige soberanamente necesita más protección que las almas perdidas en camino a una eternidad de fuego.



Recientemente, la controversia del Calvinismo se ha expandido a nuevas proporciones a medida que persisten las interrogantes con respecto a la promoción del Calvinismo de un Dios diferente, de un Jesús diferente y de un Evangelio diferente. El Calvinismo afirma defender la verdad histórica y ortodoxa de la Biblia y está, por lo tanto, firmemente arraigado, si no institucionalizado, dentro del evangelicalismo. Se vuelto cada vez más difícil encontrar iglesias, líderes, ministerios, materiales de estudios o libros “cristianos” que no promuevan algún aspecto del Calvinismo. Esta filosofía elitista que produce comezón de oír ha engañado a muchos cristianos en la promoción de un dios que no ama a todos los hombres, con un salvador que no murió por todos los hombres, ofrecido por un evangelio que salva sólo a los elegidos. La Biblia claramente se opone al Calvinismo, mediante la enseñanza de que Dios amó de tal manera al mundo (Jn. 3:16) que Dio a Su Hijo unigénito para que muriera por TODOS los hombres (1 Timoteo 4:10), aun por los falsos maestros – obviamente no elegidos (2 Pedro 2:1); y que el Evangelio salva a todo pecador que cree en su corazón (Rom. 10:10; Jn. 6:29). Ambos puntos de vista no pueden ser ciertos.

Muchos cristianos están siendo atacados rutinariamente por señalar estas disparidades. Gritos de insulto provienen de los calvinistas mientras reúnen sus tropas para justificar el TULIP (mejor conocido como los 5 Puntos del Calvinismo) por medio de reglas de la lógica humana, argumentos académicos, credos y confesiones históricas y un linaje espiritual trazado desde los Reformadores hasta a Agustín (Mt. 23:30-32). Ellos exigen debates, citan a fuentes no bíblicas, lanzan acusaciones bajo el disfraz del “amor” y rechazan a los no calvinistas… ¡todo esto mientras dicen que están interesados en salvar a los hombres por medio del evangelismo! Parece que su ídolo de un dios que elige soberanamente necesita más protección que las almas perdidas en camino hacia una eternidad de fuego.

Los calvinistas también personalizan el argumento al afirmar que están siendo acusados de no ser salvos, una acusación, por cierto, que muchos calvinistas libremente aplican a los no calvinistas. Esta táctica está diseñada para hacer retroceder a sus oponentes al hacerlos sentir culpables por supuestamente insinuar que los calvinistas no son salvos. Es el Señor quien juzga quién ha creído verdaderamente a Su Evangelio y quién no. Los no calvinistas simplemente suenan la voz de alarma. La pregunta es, ¿qué evangelio ha creído una persona?

Muchos cristianos como yo, que fueron salvos por creer el verdadero Evangelio, después son engañados por pastores y maestros de confianza a seguir el Calvinismo de cuatro puntos. Otros, como Thomas Dickerson, del ministerio Saving All the Nations (Salvando a Todas las Naciones) dan su fuerte y convincente testimonio ante líderes de la denominación de los Bautistas del Sur durante la Conferencia Juan 3:16 en Woodstock FBC en Atlanta hace algunos años. Thomas fue criado en una iglesia calvinista comprometida con los cinco puntos del Calvinismo y nunca había escuchado el Evangelio, sin embargo, pensó que era salvo porque podía articular las “Doctrinas de la Gracia” del Calvinismo. Ya sea a creyentes o a incrédulos, el Calvinismo engaña y toma cautivos a sus seguidores, y luego los coacciona a hacer la voluntad del diablo (2 Timoteo 2:26).

Mientras que exteriormente el calvinista usa las mismas palabras en el evangelismo como el no calvinista, el calvinista tiene un sistema muy diferente en mente mientras ofrece el Evangelio. Los problemas surgen cuando los nuevos convertidos, que confían en los pecadores por los que fueron salvados, también confían en que estos predicadores los alimentarán con la leche pura de la Palabra para poder crecer. En lugar de la verdad pura, los mismos calvinistas que han sido llevados cautivos, entrenarán al nuevo creyente en su misteriosa filosofía y, eventualmente, le enseñarán que la obediencia, en lugar de la fe, es la prueba definitiva de su elección. Jesús dio severas advertencias acerca de hacer tropezar a Sus pequeñitos (Lc. 17:2), lo que debería hacer reflexionar a cualquier calvinista que sumerge a sus confiados bebés dentro de este esquema doctrinal.

Nota del editor: Brenda Nickel es una creyente cuyo caminar fue desviado por la teología de Juan Calvino. A medida que fue atraída hacia el Calvinismo, éste le causó una eventual desesperación espiritual. Ella cuenta cómo, siendo una nueva creyente en Jesús nacida de nuevo, se apresuró con mucho entusiasmo a amar el estudio de Su Palabra (La Biblia). Esta búsqueda la llevó a un viaje de descubrimiento que en última instancia la llevó a seguir el razonamiento y la teología embriagadoras de Juan Calvino, que dan como resultado mucha confusión. Catorce años después, ella escapó de las trampas del catolicismo reformado de Calvino.

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
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