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miércoles, 17 de mayo de 2017

La Curva Exponencial (en pdf)

¿Es una señal de que Jesús regresará pronto?


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¿Ha observado cómo casi todo en la vida parece estarse acelerando? El conocimiento ha explotado. Estamos viajando más rápido y más lejos que nunca antes. La comunicación instantánea y mundial se ha vuelto algo común. Y el poder a nuestra disposición es alucinante.

Una Señal de los Tiempos

La Biblia enseña que esta aceleración de la vida que estamos experimentando será una señal de los tiempos del fin — una señal que indicará el pronto regreso del Señor —.

Considere Daniel 12:4. En este versículo, el Señor le dice a Daniel que una de las señales de los tiempos del fin será una aceleración de los viajes y el conocimiento. Esto es lo que este verso dice en la paráfrasis de la Biblia Viviente: “Daniel, mantén esta profecía en secreto…Séllala, de modo que no será entendida hasta los tiempos del fin, cuando los viajes y la educación se incrementarán enormemente”.

El mismo concepto de la aceleración del tiempo del fin se halla en el Nuevo Testamento. Jesús habló acerca de él cuando habló con Sus discípulos acerca de las señales de los tiempos del fin que anunciarían Su regreso (Mateo 24:5 ss.). Él mencionó una gran variedad de señales — espirituales, de la naturaleza, de la sociedad y de la política mundial — y luego dijo que estas señales serían como “dolores de parto” (Mateo 24:8).

Toda madre sabe que a medida que el nacimiento de un bebé se acerca, los dolores de parto aumentan de dos formas. Ellos aumentan en frecuencia e intensidad. De este modo, Jesús estaba diciendo que entre más nos acerquemos al momento de Su regreso, más frecuentes e intensas se volverán las señales. Habrá más terremotos, y éstos serán más intensos. De igual forma, cosas como la hambruna, las pestilencias y las guerras aumentarán en frecuencia e intensidad.

El Concepto Matemático

En matemáticas, esta aceleración es llamada una “curva exponencial”. Este término proviene de lo que ocurre cuando un rápido crecimiento es trazado en un gráfico. Cuando graficamos el crecimiento o el declive de algo, la tasa de cambio se vuelve exponencial cuando ésta comienza a incrementarse o a decrecer tan rápido que la línea del trazado se hace vertical.

Ahora bien, el punto es que la Biblia indica que la curva exponencial será una de las señales de los tiempos del fin, y mi tesis es que estamos viviendo en medio de la curva exponencial. Por lo tanto, estamos viviendo en los tiempos del fin.

miércoles, 10 de mayo de 2017

¿Es la Iglesia el Reino?

¿Representa la Iglesia la expresión completa del reino de Dios?




Consideremos en detalle la afirmación de los amilenialistas de que la Iglesia es el reino y que no hay ningún otro reino prometido para el futuro, ciertamente no un reino milenario cuando Jesús reinará sobre toda la tierra desde el trono de David en Jerusalén.

El argumento amilenialista generalmente se expresa de la siguiente forma: “El Señor no va a regresar a establecer un reino aquí en la tierra, porque el reino fue establecido en el Primer Siglo en la forma de la Iglesia, y ése es el único reino que alguna vez existirá en la tierra”.

Conozco bien este argumento porque crecí en una iglesia que lo enseñaba. Éramos tan dogmáticos acerca de él que nos negábamos a orar “El Padrenuestro”, debido a que contenía la frase, “Venga tu reino a la tierra, así como en el Cielo”. Nuestra posición era que el reino ya había venido en la forma de la Iglesia y, por lo tanto, tal oración era irrelevante, puesto que ya se había cumplido.

Este argumento de que “la Iglesia es el reino y, por lo tanto, no existe un reino futuro” es el argumento fundamental de la mayoría de los amilenialistas. Generalmente, es acompañado con aseveraciones absurdas de que “los premilenialistas degradan la importancia de la Iglesia”, o que “los premilenialistas creen que Jesús falló en Su misión de establecer el reino”.

Un Argumento Irrelevante

Todo esto es realmente ridículo, debido a que el argumento de que el reino es la Iglesia ignora completamente el punto del Premilenialismo. Soy un premilenialista y no niego que la Iglesia es la manifestación actual del reino de Dios sobre la tierra.

Permítame decir eso de otra manera: Estoy de acuerdo en que la Iglesia es el reino de Dios sobre la tierra hoy. A pesar de toda la propaganda al contrario, hay muchos premilenialistas que no niegan que Jesús está actualmente reinando en gloria sobre Su reino, la Iglesia. Es cierto que hay algunos premilenialistas, conocidos como dispensacionalistas, que hacen una distinción entre el reino y la Iglesia. Pero su punto de vista no es representativo de todos los premilenialistas.

Diversidad entre los Premilenialistas

La cuestión a tenerse en mente aquí es que hay premilenialistas y hay premilenialistas. En otras palabras, el Premilenialismo no es una doctrina monolítica. Todos los premilenialistas creen que Jesús va a regresar a esta tierra para establecer un reino, pero más allá de esa creencia básica, ellos difieren ampliamente.

De forma similar, todos los cristianos creen que Jesús es el Señor, pero más allá de esa creencia básica, no concuerdan en muchas cosas. Atacar la validez del Premilenalismo afirmando que los premilenialistas están equivocados porque creen que la Iglesia no es el reino es equivalente a atacar la validez del cristianismo afirmando que los cristianos están equivocados porque ¡creen en la infabilidad del Papa!

Soy un cristiano, pero no creo en la infabilidad del Papa. Soy un premilenialista, pero no creo en la doctrina de que la Iglesia y el reino son dos entidades distintas. Pero algunas veces simplemente no hay forma de ganar este punto. Digo esto porque cuando me esfuerzo enormemente para enfatizar que no todos los premilenialistas creemos en las mismas cosas, ¡a menudo soy confrontado con el argumento que el desacuerdo que existe entre los premilenialistas es prueba positiva de que el Premilenialismo está equivocado!

La falacia de este tipo de pensamiento puede ilustrarse decisivamente señalando que el mismo argumento podría ser aplicado al cristianismo en su conjunto — es decir, ¡el cristianismo es inválido debido a que los cristianos no están de acuerdo! —. Esto, por supuesto, es pura tontería.

También debería tenerse en cuenta, también, que los amilenialistas discrepan fuertemente el uno con el otro. Algunos espiritualizan completamente el reino, mientras que otros los materializan en la Iglesia. Algunos niegan que alguna vez existirá un Milenio de cualquier clase; otros argumentan que hemos estado en un Milenio espiritual desde la Cruz. Algunos toman la posición de que el libro de Apocalipsis fue cumplido en el Primer Siglo en el derramamiento de la ira de Dios sobre los judíos. Otros afirman que el libro es una profecía acerca de la lucha entre la Iglesia y el Imperio Romano. Otros argumentan que el libro es una profecía acerca de una batalla entre los católicos y los protestantes. Y aun otros idealizan el libro hasta el punto de sostener que no representa nada, excepto el conflicto actual entre las fuerzas del bien y del mal. Incluso hay amilenialistas que creen que nuestra morada eterna será una tierra nueva, mientras que la mayoría negarían esto con vehemencia, argumentando en cambio que pasaremos la eternidad en un mundo espiritual etéreo.

El Argumento Amilenial

Hay cuatro argumentos básicos que los amilenialistas usan para justificar su afirmación que el reino fue establecido en el Siglo I en la forma de la Iglesia, y que la Iglesia es el único reino que Cristo tendrá en esta tierra:

1. Apuntan a pasajes como Hechos 2:29-31 para establecer el hecho que Jesús está reinando actualmente.

2. Se refieren a escrituras como Mateo 10:7 para ilustrar que Jesús enseñó que el reino estaba “cerca” o “a la mano”.

3. Usan Mateo 16:18-19 para demostrar que Jesús usó las palabras “iglesia” y “reino” indistintamente.

4. Utilizan escrituras como Hebreos 12:28 y Apocalipsis 1:9 para enfatizar que el reino es una realidad presente.

La Diversidad del Concepto del Reino

Todo lo que puedo decir en respuesta a estas referencias escriturales es “Amén”. Estoy de acuerdo en que demuestran que la Iglesia es la manifestación actual del reino de Dios en el mundo. Pero decir que el reino es la Iglesia no es lo mismo que decir que el reino es sólo la Iglesia.

La Escrituras enseñan claramente que la Iglesia es el reino. No enseñan que el reino es sólo la Iglesia. Considere estas referencias al reino en las Escrituras:

1. El reino es identificado con la creación misma, ya que Dios es soberano sobre la creación. Vea Salmo 93:1-2 y 1 Crónicas 29:11.

2. El reino es expresado en la nación de Israel. Vea Éxodo 19:6 y 1 Samuel 8:7.

3. El reino es igualado con la Iglesia. Vea Colosenses 1:13 y Apocalipsis 1:9.

4. El reino es visto como algo más que la Iglesia, aún por venir en el futuro. Vea Mateo 8:11; Lucas 22:28-30; Hechos 14:22; 1 Corintios 6:9 y 2 Pedro 1:11.

5. El reino es aún futuro, que tomará la forma de un reinado de Cristo y de Sus santos sobre la tierra. Vea Daniel 7:18,27; 2 Timoteo 2:12; Apocalipsis 3:21 y Apocalipsis 20:6.

6. El reino es aún futuro, que finalmente tomará la forma de un reinado de Dios sobre los redimidos sobre una tierra nueva. Vea 1 Corintios 15:24-28 y Apocalipsis 21:1-4.

La Unidad del Concepto de Reino

Creo que estas escrituras enseñan que Dios siempre ha tenido un reino sobre esta tierra, pero ha sido manifestado en diferentes maneras. El reino originalmente estuvo expresado en la creación misma, en su perfecta obediencia a la voluntad de Dios. Con la corrupción de la creación a través del pecado del hombre, el reino estuvo expresado en las vidas de los Patriarcas quienes, como Job, respondieron obedientemente en fe a la voluntad de Dios. El reino llegó a estar centrado en una manera más tangible después del llamado de Abraham y la aparición de la nación de Israel. Desde Pentecostés, el reino ha estado expresado en la Iglesia. Pero la Biblia promete expresiones diferentes del reino en el futuro — primero, en la forma de un gobierno de Jesús sobre esta tierra por mil años y, en segundo lugar, en la forma de un gobierno eterno de Dios sobre una tierra nueva —.

Observe que la progresión aquí es circular y expansiva. Es circular en que comienza y termina con el reinado de Dios sobre una creación que está en perfecta sumisión. Es expansiva en que después de la Caída, se expande constantemente en alcance, de unos pocos Patriarcas y sus familias, a la nación de Israel, a la Iglesia y, finalmente, a todas las naciones del mundo.

El reino es, pues, pasado, presente y futuro. Está expresado actualmente en la Iglesia, pero es como una rosa en el capullo, aún por florecer en su esplendor total. El reino siempre ha estado viniendo y seguirá viniendo hasta que la voluntad de Dios se haga perfectamente. Incluso durante el reinado milenario de Jesús, el reino estará viniendo, ya que la Biblia enseña que la rebelión estará acechando en los corazones de los hombres.

La consumación del reino no vendrá hasta que todos los enemigos de Dios hayan sido sometidos. Eso ocurrirá al final del reinado milenario de Jesús (Apocalipsis 20:7-15), momento en el cual Él entregará el dominio a Su Padre, y Dios mismo reinará eternamente sobre una creación redimida (Romanos 8:18-23 y 1 Corintios 15:24-28).

Jesús y el Reino

Este concepto del desarrollo progresivo del reino fue enseñado por Jesús en la parábola en la que comparó el reino de Dios con el crecimiento del grano, declarando “la tierra produce frutos por sí misma; primero la hierba, luego la espiga, después grano lleno en la espiga” (Marcos 4:26-29).

Jesús expresó claramente Su creencia en un reino judío literal y futuro aquí en la tierra al momento de Su Ascensión. Mientras se encontraba con Sus discípulos en el Monte de los Olivos, le preguntaron, “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6). Él respondió, “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en Su sola potestad” (Hechos 1:7). Observe, Jesús no reprendió a Sus discípulos diciéndoles que el reino iba a ser un reino espiritual llamado la Iglesia y no un reino judío aquí en la tierra. Más bien, simplemente les dijo que no era la voluntad de Dios revelarles cuándo sería establecido el reino judío.

Jesús también expresó la llegada progresiva del reino en la oración que enseñó a Sus discípulos a orar cuando dijo: “Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10). Ésta es una clara expresión de paralelismo hebreo, una forma poética en la que la primera declaración es refinada y definida por la segunda. De esta forma, orar, “Venga Tu reino”, es orar, “Hágase Tu voluntad en la tierra, así como en el cielo”. Ciertamente no hemos alcanzado esa meta durante la Era de la Iglesia actual.

La verdad máxima acerca del concepto del reino es que Jesús mismo fue la encarnación de todo lo que el concepto representa, porque Él obedeció perfectamente a Dios en todas las cosas (Hebreos 5:8-9).

Respondiendo la Pregunta

¿Es la Iglesia el reino? Sí y no. Sí,  es el reino del Señor en el mundo hoy. No, no es la expresión completa del reino. El reino es presente y aún sigue viniendo. Oremos por su expresión más gloriosa, al unirnos al apóstol Juan en su oración: “Amén, ven, Señor Jesús” (Apocalipsis 22:20).

“Entonces el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, será dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán” (Daniel 7:27).

Para mayor información acerca de este tema, visite nuestra sección:
Premilenialismo

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
Is the Church the Kingdom?

miércoles, 3 de mayo de 2017

Libro electrónico: La Seguridad Eterna


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La doctrina de la seguridad eterna, o SE (OSAS –Una vez salvos siempre salvos, por sus siglas en inglés) es uno de los tópicos más ardientemente debatidos en todo el cristianismo. ¿La muerte del Señor realmente pagó por todos los pecados de nuestra vida, y por lo tanto les garantiza un lugar en el Cielo a todas las personas creyentes nacidas de nuevo?

O, ¿somos nosotros responsables por los pecados que cometemos después de haber nacido de nuevo, corriendo el riesgo de que nuestro comportamiento después de ser salvos pueda hacer que Dios rescinda Su promesa de salvarnos?

Y, si Dios no rescinde Su promesa, ¿podemos nosotros alejarnos de nuestra relación con Él y efectivamente renunciar a nuestra salvación?

Usted encontrará las respuestas a estas y otras preguntas en este libro, así como las respuestas bíblicas a algunas de las preguntas más frecuentes acerca de la Seguridad Eterna.

Descargue otros ebooks de Jack Kelley:


 

     

jueves, 27 de abril de 2017

Zacarías 14

¿Realidad o ficción?



Cuando tenía unos 12 años, tropecé con Zacarías 14. Fue un descubrimiento asombroso.

Verá, crecí en una iglesia donde se nos decía una y otra vez que “no hay un versículo en la Biblia que implique siquiera que Jesús pondrá alguna vez Sus pies sobre esta tierra de nuevo”.

Lenguaje Sencillo

Bueno, Zacarías 14 no sólo implica que el Señor va a volver a esta tierra otra vez, ¡lo dice a quemarropa! El pasaje está escrito en un lenguaje sencillo, que cualquier niño de 10 diez años puede entender.

Dice que el Señor regresará a esta tierra en una época cuando los judíos estén de vuelta en la tierra de Israel y su ciudad capital, Jerusalén, esté bajo sitio. Justo cuando la ciudad está a punto de caer, el Señor volverá al Monte de los Olivos.

Cuando sus pies toquen el suelo, el monte se partirá a la mitad. El remanente de judíos que quede en la ciudad buscará refugio en las hendiduras de la montaña. El Señor pronunciará entonces una palabra sobrenatural y los ejércitos que rodeen a Jerusalén serán destruidos en un instante. El versículo 9 declara luego que en ese día “el Señor será rey sobre toda la tierra”.

Una Interpretación Enredada

Cuando descubrí por primera vez este notable pasaje, se lo llevé a mi pastor y le pregunté lo que significaba. Nunca olvidaré su respuesta. Él pensó por un momento y luego dijo: “Hijo, no sé lo que significa, pero te garantizo una cosa: ¡no significa lo que dice!

Durante años después de eso, mostraría Zacarías 14 a cada evangelista que vino de visita a la ciudad predicando que Jesús nunca regresaría a esta tierra. Siempre recibí la misma respuesta: “No significa lo que dice”. Esa respuesta no me satisfizo.

Una Interpretación Sofisticada

Por último, me encontré con un ministro que era un graduado del seminario y me dio la respuesta con la que yo podía vivir. “Nada en Zacarías significa lo que dice”, me explicó, “porque todo el libro es apocalíptico”.

Ahora bien, yo no tenía la menor idea de lo que “apocalíptico” significaba. No sabía si era una enfermedad o una filosofía. Pero sonaba sofisticado y, después de todo, el tipo era un graduado del seminario, así que él debía saber.

Una Experiencia de Descubrimiento

Cuando empecé a predicar, repetía como loro lo que había escuchado toda mi vida desde el púlpito. Cuando hablaba acerca de profecía, siempre enfatizaría que Jesús nunca regresará a esta tierra. Ocasionalmente, alguna persona se acercaría después del sermón y me preguntaría, “¿Qué acerca de Zacarías 14?”. Yo les contestaba bruscamente con una palabra, “¡APOCALIPTICO!”. ¡Ellos usualmente corrían asustados hacia la puerta!

Imagen que muestra al Dr. David Reagan, junto a su hija Rachel, en Jerusalén. 

Entonces, un día me senté y leí todo el libro de Zacarías. ¿Y adivine qué? ¡Todo mi argumento se fue por el drenaje! Descubrí que el libro contiene muchas profecías acerca de la primera venida de Jesús, y descubrí que todas esas profecías significaron lo que ellas dijeron. De repente se me ocurrió que, si las profecías de Zacarías acerca de la primera venida significaron lo que ellas dijeron, ¿por qué entonces no lo harían también sus promesas acerca de la segunda venida?

La Regla del Sentido Llano

Ese fue el día que dejé de jugar con la Palabra Profética de Dios. Empecé a aceptarla por su significado del sentido llano. Decidí que si el sentido llano tenía sentido, no buscaría otro sentido, para no terminar en un sinsentido.

Un buen ejemplo del enfoque sin sentido se encuentra en el libro El Milenio (The Millennium), de Loraine Boettner. Él espiritualiza todo Zacarías 14. Él argumenta que el Monte de los Olivos es un símbolo del corazón humano rodeado por el mal. Cuando una persona acepta a Jesús como Salvador, Jesús viene a la vida de la persona y se para en su “Monte de los Olivos” (su corazón). El corazón de la persona se quebranta en arrepentimiento (el hendimiento del monte) y entonces Jesús derrota a las fuerzas enemigas en la vida de las personas.


¡Yo sugeriría que a este teólogo le sea otorgado un doctorado honorario en imaginación! Cuando las personas insisten en espiritualizar las Escrituras de esta forma, entonces las Escrituras terminan significando todo lo que quieran que signifiquen.

Claves para la Comprensión

Creo que Dios sabe cómo comunicarse. Creo que Él dice lo que significa y significa lo que dice. No creo que usted deba tener un doctorado en Hermenéutica para entender la Biblia. Lo esencial, en cambio, es un corazón honesto y la llenura del Espíritu de Dios.

Le pregunto: ¿Cómo trata a Zacarías 14 — como realidad o como ficción —?

“Así dice Jehová: Yo retornaré a Sión, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad; y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de la Santidad” (Zacarías 8:3 - RVR 1977).

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»» El Discurso del Monte de los Olivos
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»» La Importancia de la Profecía Bíblica (pdf)
»» Libro: Ira y Gloria: La Revelación del Majestuoso Libro del Apocalipsis

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
Zechariah 14: Fact or fiction?

martes, 8 de septiembre de 2015

El Rapto en 2 Tesalonicenses 2:3

Por Dr. Thomas Ice


Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición,
— 2 Tesalonicenses 2:3 —

Creo que existe una fuerte posibilidad de que 2 Tesalonicenses 2:3 esté hablando del Rapto. ¿Qué quiero decir? Algunos pretribulacionistas, como yo, pensamos que el sustantivo griego apostasia, usualmente traducido “apostasía”, es una referencia al Rapto y debería ser traducido “partida”. Por lo tanto, este pasaje estaría diciendo que el día del Señor no vendrá hasta que el Rapto venga antes que él. Si apostasia es una referencia a una partida física, entonces 2 Tesalonicenses 2:3 es una fuerte evidencia a favor del pretribulacionismo. 

El Significado de Apostasia

El sustantivo griego apostasia se utiliza solamente dos veces en el Nuevo Testamento. Además de 2 Tesalonicenses 2:3, se presenta en Hechos 21:21 donde, hablando de Pablo, se dice, “que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar (apostasia) de Moisés”. La palabra es un compuesto griego de apo, “fuera de”, e istemi, “estar de pie”. Por lo tanto, tiene el significado básico de “alejarse de” o “partida”. El Léxico Griego de Liddell y Scott define apostasia en primer lugar como “deserción, rebelión”; y luego, en segundo lugar como “partida, desaparición”[1]. Gordon Lewis explica cómo el verbo del que se deriva el sustantivo apostasia apoya el significado básico de partida en lo siguiente: 

El verbo puede significar remover espacialmente. Hay pocas razones entonces para negar que el sustantivo pueda significar tal remoción espacial o partida. Puesto que el sustantivo se usa sólo una vez más en el Nuevo Testamento de apostatar de Moisés (Hechos 21:21), difícilmente podemos concluir que su significado bíblico está necesariamente determinado. El verbo se usa quince veces en el Nuevo Testamento. De éstas quince, sólo tres tienen que ver con un alejamiento de la fe (Lucas 8:13; 1 Timoteo 4:1; Hebreos 3:12). La palabra se usa para apartarse de iniquidad (2 Timoteo 2:19), de hombres impíos (1 Timoteo 6:15), del templo (Lucas 2:27), del cuerpo (2 Corintios 12:8), y de personas (Hechos 12:10, Lucas 4:13)[2].

“Es con plena certeza de un adecuado estudio exegético y con plena confianza en los idiomas originales”, concluye Daniel Davey, “que el significado de la palabra apostasia es definido como partida”[3]. Paul Lee Tan añade lo siguiente:

¿Qué precisamente quiere Pablo decir cuando dice que “la apostasía” (2:3) debe venir antes de la tribulación? El artículo definido “la” denota que éste será un evento definido, un evento diferente de la aparición del Hombre de Pecado. La palabra griega para “apostasía”, tomada por sí misma, no significa apostasía religiosa o deserción. Tampoco la palabra significa “caer”, ya que los griegos tienen otra palabra para eso [pipto, yo caigo]. La mejor traducción de la palabra es “partir”. El apóstol Pablo se refiere aquí a un evento definido al que llama “la partida”, y que tendrá lugar justo antes del inicio de la tribulación. Éste es el Rapto de la Iglesia[4].

Así que la palabra tiene el significado básico de partida, y depende del contexto determinar si se utiliza en el sentido de partida física o una partida abstracta, como un abandono de la fe.

La Historia de la Traducción 

Todas las siete primeras traducciones inglesas de apostasia tradujeron el sustantivo como “partida”. Son las siguientes: Wycliffe Bible (1384); Tyndale Bible (1526); Coverdale Bible (1535); Cranmer Bible (1539); Breeches Bible (1576); Beza Bible (1583); Geneva Bible (1608). [5] Esto apoya la noción de que la palabra realmente significa “partida”. De hecho, la traducción latina de Jerónimo, conocida como la Vulgata, de alrededor del año 400 EC, traduce apostasia con la “palabra discessio, que significa ‘partida’”. [6] ¿Por qué fue la Versión King James la primera en apartarse de la traducción establecida de “partida”?

Theodore Beza, el reformador suizo fue el primero en transliterar apostasia y crear una nueva palabra, en lugar de traducirla como otros habían hecho. Los traductores de la Versión King James fueron los primeros en introducir la nueva traducción de apostasia, como “apostasía”. La mayoría de los traductores ingleses han seguido a la KJV y a Beza en apartarse de traducir apostasia como “partida”. Una buena razón jamás fue dada.

El Uso del Artículo 

Es importante señalar que Pablo usa un artículo definido con el sustantivo apostasía. ¿Qué significa esto? Dave observa lo siguiente:

Puesto que el idioma griego no necesita un artículo para hacer definido al sustantivo, queda en claro que con el uso del artículo se está haciendo referencia a algo en particular. En 2 Tesalonicenses 2:3 la palabra apostasía está precedida por el artículo definido, lo que significa que Pablo es apuntando a un tipo particular de partida, claramente conocido a la iglesia de Tesalónica[7].

El Dr. Lewis ofrece una respuesta probable cuando señala que el artículo definido sirve para diferenciar una palabra y para llamar la atención hacia ella. En este caso, él cree que su propósito es “denotar una referencia previa”. “La partida a la que Pablo se refirió previamente fue ‘nuestra reunión con él’ (v. 1) y nuestro ‘arrebatamiento’ con el Señor y los arrebatados muertos en las nubes (1 Tes. 4:17)”, señala el Dr. Lewis[8]. La “partida” era algo de lo que Pablo y sus lectores claramente tenían un entendimiento mutuo. Pablo dice en el verso 5, “¿No os acordais que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?”.

El uso del artículo definido también apoyaría la noción de que Pablo habló de un evento claro y discernible. Sin embargo, el Nuevo Testamento enseña que la apostasía ya había llegado en el Siglo I (Hechos 20:27-32; 1 Tim. 4:1-5: 2 Tim. 3:1-9; 2 Pedro 2:1-3; Judas 3-4; 17-21) y, por tanto, dicho proceso no denotaría un evento claro, según lo exigido por el lenguaje de este pasaje. La comprensión de partida como el rapto satisfaría el matiz de este texto. E. Schuyler English explica lo siguiente: Una vez más, ¿cómo estarían los tesalonicenses, o los cristianos de cualquier siglo desde entonces, calificados para reconocer la apostasía cuando debería venir, asumiendo, simplemente por el bien de esta investigación, que la Iglesia podría estar en la tierra cuando ésta llegue? Ha habido apostasía de Dios, rebelión contra Él, desde que el tiempo comenzó [9].

A lo que fuera que Pablo se estuviera refiriendo en su referencia a “la partida”, era algo que los creyentes tesalonicenses y él habían discutido a profundidad anteriormente. Cuando examinamos la primera carta de Pablo a los tesalonicenses, él nunca menciona la doctrina de la apostasía, sin embargo, prácticamente cada capítulo en esa epístola habla del Rapto (1:9-10; probablemente 3:13; 4:13-17; 5:1-1). En estos pasajes, Pablo ha usado una variedad de términos griegos para describir el Rapto. No debería sorprender que él usa otro término para hacer referencia al Rapto en 2 Tesalonicenses 2:3. El Dr. House nos dice:

Recuerde que los tesalonicenses habían sido extraviados por la falsa enseñanza (2:2-3) que el Día del Señor ya había llegado. Esto era confuso, porque Pablo ofreció una gran esperanza, en la primera carta, de una partida para estar con Cristo y un rescate de la ira de Dios. Ahora una carta que pretende ser de Pablo parece decir que primero tendrían que pasar el Día del Señor. Pablo entonces aclaró su enseñanza previa, haciendo hincapié en que no tenían ninguna necesidad de preocuparse. Ellos nuevamente podrían ser consolados porque la partida que él había discutido en su primera carta, y en su enseñanza mientras estaba con ellos, seguía siendo la verdad. La partida de los cristianos para estar con Cristo, y la posterior revelación del inicuo, argumenta Pablo, son prueba de que el Día del Señor no había empezado como habían pensado. Esta comprensión de apostasia tiene mucho más sentido que la opinión de que van a ser consolados (v. 2) porque una deserción de la fe debe preceder al Día del Señor. Todo el segundo capítulo (así como 1 Tesalonicenses 4:18, 5:11) sirve para consolar (véase los versículos 2, 3, 17), suministrado por una reconfirmación de la venida de Cristo, como se enseña en su primera carta [10].

La Partida y El Que Restringe 

Puesto que los pretribulacionistas creen que el Retenedor mencionado en los versos 6 y 7 es el Espíritu Santo, y enseña un Rapto pre-tribulación, entonces no debería ser sorprendente ver que hay una progresión similar de pensamiento en la progresión del verso 3. Allan MacRae, Presidente del Faith Theological Seminary en una carta a Schuyler English ha dicho lo siguiente con respecto a este asunto:

Me pregunto si has notado el llamativo paralelo entre este versículo y los versículos 7 y 8, un poco más abajo. Según tu sugerencia, el versículo 3 menciona la partida de la Iglesia ocurriendo primero, y luego habla de la revelación del hombre de pecado. En los versículos 7 y 8 nos encontramos con una secuencia idéntica. El versículo 7 habla de la remoción de la Iglesia; el versículo 8 dice: “Y entonces se manifestará aquel inicuo”. Así pues, un examen cercano del pasaje muestra una unidad y coherencia interna, si tomamos la palabra apostasia en su sentido general de “partida”, mientras que un examen superficial fácilmente daría lugar a una interpretación errónea como “caída”, debido a la proximidad de la mención del hombre de pecado [11].

Kenneth Wuest, un erudito del griego del Moody Bible Institute añade el siguiente apoyo contextual para tomar apostasia como una partida física:

Pero entonces hee apostasia de la que Pablo está hablando, precede a la revelación del Anticristo en su verdadera identidad y es hoo katechon lo que frena su revelación (2:6). La hee apostasia, por lo tanto, no puede ser una apostasía general en la Cristiandad que precede a la venida del Anticristo, ni puede ser la apostasía particular que es el resultado de sus actividades al hacerse a sí mismo el solo objeto de culto. Además, lo que frena su revelación (v. 3) está vitalmente conectado con hoo katechon (v. 7), El que retiene el mismo evento. Este último es, en mi opinión, el Espíritu Santo y Sus actividades en la Iglesia. Todo lo cual significa que llego a la ineludible conclusión de que la hee apostasia (v. 3) se refiere al Rapto de la Iglesia, el cual precede al Día del Señor, y que retiene la revelación del hombre de pecado quien marca el comienzo del aspecto mundial de ese periodo[12].

Conclusión

El hecho de que apostasia muy probablemente tenga el significado de partida física es un claro apoyo para el pretribulacionismo. Si esto es cierto (el Dr. Tim LaHaye y yo creemos que lo es), entonces esto significa que una secuencia profética clara es presentada por Pablo temprano en su ministerio apostólico. Pablo enseña en 2 Tesalonicenses 2 que el Rapto ocurrirá primero, antes de que el Día del Señor comience. No es hasta después del comienzo del Día del Señor que el Anticristo es desatado, dando como resultado los eventos descritos por él en el capítulo 2 de 2 Tesalonicenses. Ésta es la única interpretación que provee esperanza para un pueblo desconsolado. ¡Maranata!


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Original article

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Notas
_______________________________________
[1] Henry George Liddell and Henry Scott, A Greek-English Lexicon, Revised with a Supplement [1968] by Sir Henry Stuart Jones and Roderick McKenzie (Oxford, Eng.: Oxford University Press, 1940), p. 218.
[2] Gordon R. Lewis, "Biblical Evidence for Pretribulationism," Bibliotheca Sacra (vol. 125, no. 499; July 1968), p. 218.
[3] Daniel K. Davey, "The 'Apostesia' of II Thessalonians 2:3," Th.M. thesis, Detroit Baptist Theological Seminary, May 1982, p. 27.
[4] Paul Lee Tan, The Interpretation of Prophecy (Winona Lake, IN: Assurance Publishers, 1974), p. 341.
[5] H. Wayne House, "Apostasia in 2 Thessalonians 2:3: Apostasy or Rapture?" in Thomas Ice and Timothy Demy, eds., When the Trumpet Sounds: Today's Foremost Authorities Speak Out on End-Time Controversies (Eugene, OR: Harvest House, 1995), p. 270.
[6] House, "Apostesia", p. 270.
[7] Davey, "Apostesia", p. 47.
[8] Gordon R. Lewis & Bruce A. Demarest, Integrative Theology 3 vols in 1 (Grand Rapids: Zondervan, 1996), vol. 3, p. 420.
[9] E. Schuyler English, Re-Thinking the Rapture (Neptune, NJ: Loizeaux Brothers, 1954), p. 70.
[10] House, "Apostesia", pp. 275-76.
[11] Allan A. MacRae, Letter to E. Schuyler English, published in "Let the Prophets Speak," Our Hope, (vol. LVI, num. 12; June 1950), p. 725.
[12] Kenneth S. Wuest, Letter to E. Schuyler English, published in "Let the Prophets Speak," Our Hope, (vol. LVI, num. 12; June 1950), p. 731.

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