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lunes, 15 de septiembre de 2025

El Factor de la Convergencia Revela una Verdad Crítica




¿Alguna vez has experimentado una epifanía?

Una epifanía es ese momento que te cambia la vida cuando te encuentras con un destello de revelación, a menudo inesperadamente y repentina. El significado esencial de algún pensamiento o idea que has sostenido durante mucho tiempo de repente se transforma. Te sorprende una nueva comprensión que altera por completo tu percepción de la realidad, que antes parecía sólida. Como resultado, tus pensamientos sobre algo nunca vuelven a ser los mismos.

Tuve una epifanía hace una década en el set del programa de televisión de nuestro ministerio, Cristo en la Profecía. Nuestro invitado era el estimado apologista, Dr. Ron Rhodes, del Ministerio Reasoning from the Scriptures. Un profesor de seminario que ha escrito una asombrosa cantidad de 100 libros sobre profecía bíblica y discernimiento, el Dr. Rhodes se erige como uno de los defensores más destacados de la fe cristiana en la actualidad.

La Señal Espiritual de la Apostasía

Debido a su experiencia, habíamos invitado al Dr. Rhodes a hablar sobre la señal de la apostasía en los tiempos del fin. Con su excelente estilo de profesor, Ron comenzó con una historia destinada a ayudar a nuestros espectadores a entender el significado de la apostasía:

Quiero contarles una historia sobre una joven pareja. Fueron a ver una película al mediodía y, mientras se alejaban, no notaron que un ladrón vigilaba su casa. Una vez que la pareja estuvo fuera de la vista, el ladrón rodeó la casa por detrás y rompió una ventana.

Mientras el ladrón se arrastraba por la ventana trasera, escuchó la voz de un loro en una jaula. Gritó: “Te veo, y Jesús te ve. Eso no le molestó al hombre, así que continuó subiendo a la casa. Ahora, casi a través de la ventana, el loro exclamó nuevamente: “Te veo, y Jesús te ve. Sin hacerle caso al pájaro, el ladrón finalmente puso sus pies en el suelo.

“Te veo, y Jesús te ve”

Al detenerse a quitar algunos pedazos de vidrio de su suéter negro, el ladrón oyó al loro gritar, esta vez con más vehemencia: “Te veo, y Jesús te ve. ¡Ataca Jesús!”. Rugiendo por la habitación, un enorme dóberman llamado Jesús se lanzó sobre el ladrón y comenzó a destrozarle la pierna. El aterrorizado delincuente se lanzó por ventana sin pantalones y huyó, para no volver a ser visto en ese vecindario.

¡Ése sí que es un Jesús diferente! El Dr. Rhodes compartió el punto de su historia:

La apostasía es una palabra rica en griego. Lleva la idea de una partida o una caída, un abandono de la verdad, una deserción de la verdad, una rebelión contra la verdad y un desvío de la verdad.

Quiero sugerirte que este perro, Jesús, no es tan malo como el Jesús de la apostasía. Lo digo porque puedes sanar de una mordedura de perro. Pero si crees en un Jesús falso que predica un evangelio falso, entonces tienes una salvación falsa. Simplemente se reduce a eso.

Para todos aquellos que tienen discernimiento bíblico, estoy seguro de que todos podemos estar de acuerdo en que la Iglesia está sufriendo actualmente una epidemia de apostasía. El estado de confusión doctrinal y apatía de la Iglesia en los últimos días fue profetizado en Apocalipsis 3 como la Iglesia de Laodicea, revelando que esta etapa final de la Era de la Iglesia termina con la consecuente venida de Jesucristo.

La Señal más Nueva

Pero el Dr. Rhodes nos aseguró que la apostasía no es la única señal que indica el pronto regreso de Jesucristo. Continuó explicando que hay muchas otras señales de los tiempos del fin, que sirven como, según él, “la inteligencia de Dios por adelantado”. Dios proporciona muchas señales que predicen cómo será la vida en los tiempos del fin justo antes del regreso de Cristo.

Éste fue el momento en que nuestro invitado cambió por completo mi perspectiva sobre estas señales. El Dr. Rhodes reveló una señal completamente nueva, una que me era desconocida, a la que llamó el Factor de la Convergencia.

Lo que quiero decir es que no sólo creo que hay una profecía que se está cumpliendo en nuestra época. No creo que sólo dos profecías se estén cumpliendo en nuestra época. Creo que múltiples profecías se están cumpliendo en nuestra época, o se está preparando el escenario para que se cumplan, y estas señales están convergiendo por primera vez.

Aprendí que la convergencia de todas las diversas señales de los tiempos del fin se destaca como una señal en sí misma. Ésta fue una nueva revelación para mí—una epifanía—que cambió drásticamente mi comprensión sobre cuán urgentemente inminente es el regreso de nuestro Señor.

La Súper Señal de Israel

Si bien esta reciente señal de la convergencia entrelaza todas esas variadas cuerdas proféticas en un tapiz que ilustra el regreso inminente de nuestro Señor, le pregunté a Ron si la convergencia podría considerarse la mayor de las señales de los tiempos del fin. Aunque él estuvo de acuerdo con su importancia, la señal más trascendental sigue siendo el restablecimiento de la nación de Israel.

Lo que inició el reloj profético fue el renacimiento de Israel en 1948. Israel es la súper señal profetizada en Ezequiel 36-37. El renacimiento de Israel como nación haría que el mundo viera al pueblo judío regresar a la Tierra Santa desde cada país del mundo. Eso nunca ha sucedido antes en la historia humana. Cuando Israel estaba en cautiverio en Babilonia, los judíos regresaron sólo de Babilonia a Israel. Las Escrituras dicen que después de que Israel nazca de nuevo en los últimos días, el pueblo judío de todo el mundo continuará regresando a la Tierra Santa. Esa reunión ha estado sucediendo año tras año, década tras década, desde entonces.

La Señal de la Guerra

Con el renacimiento de la nación de Israel, el Dr. Rhodes explicó cómo los países del mundo se centrarían en destruir a Israel en una penúltima guerra profética.

Ezequiel reveló que, algún tiempo después de que Israel renazca como nación, una coalición militar emergerá del norte y se moverá contra Israel. Al observar las naciones profetizadas que componen esa coalición, como Irán, Sudán, Libia, y todas las naciones que están alrededor del Mar Negro y del Mar Caspio, como Turkmenistán y Afganistán, éstas son naciones musulmanas, que, en conjunto con Rusia, están profetizadas que atacarán a Israel.

Observe el patrón. Israel renace como nación. Los judíos regresan a la Tierra Santa. Algún tiempo después de eso, comienza una invasión épica llamada Gog y Magog. ¡El escenario se está preparando en nuestros días para esta invasión profética! Rusia ya tiene una alianza con muchas de estas naciones musulmanas. El islam ni siquiera existía en los días de Ezequiel. La gente podría haberse preguntado en ese entonces qué tenían en común estas naciones que las haría moverse contra Israel. Bueno, hoy lo sabemos: el islam.


La Señal de la Economía Global

Además de las señales de los tiempos del fin de la apostasía en la Iglesia, el renacimiento de Israel y las alianzas geopolíticas que ya se han formado para atacar a la nueva nación, hay otras señales que también contribuyen al Factor de la Convergencia.

Según Apocalipsis 13, a mediados de la Tribulación, un líder mundial llamado el Anticristo ejercerá un control económico total sobre el mundo entero. La única forma en que podría hacer eso es estableciendo una sociedad sin dinero en efectivo. Si las sociedades todavía estuvieran basadas en efectivo, las personas podrían seguir comprando cosas con dinero. La única manera en que el Anticristo podrá hacer cumplir su dominación económica es con una sociedad completamente sin dinero en efectivo. ¡De hecho, hacia allí nos dirigimos ahora mismo!


La Señal de la Tecnología

Algunas profecías de las que leemos que ocurren en la Tribulación venidera requieren ciertos avances tecnológicos para que se cumplan. Por ejemplo, el Dr. Rhodes señaló la historia de los Dos Testigos que proclamarán a Cristo durante los primeros tres años y medio de la Tribulación.

Apocalipsis revela que los Dos Testigos van a ser asesinados en Jerusalén. Sus cuerpos serán dejados para que se pudran en medio de la calle. Juan dijo que todo el mundo mirará los cadáveres y se regocijará. Ese video se volverá viral en Internet. Después de tres días, los Dos Testigos serán resucitados. Se pondrán de pie y serán llevados al Cielo.


¿Cómo podría el mundo entero ver el asesinato, el renacimiento y la ascensión de estos dos milagrosos siervos de Dios? Sólo a través de la tecnología actual de video, satélite y teléfonos móviles.

Información Crítica

Desde hace mucho tiempo me he maravillado de lo amoroso que es nuestro Dios; uno que nos proporciona tanta comprensión sobre el gran plan de Su Hijo para regresar y establecer Su Reino. Como el Dr. Rhodes nos recordó:

Escuchen ahora, comprender las señales de los tiempos es de suma importancia. Las señales son eventos proféticos destinados a señalar los tiempos del fin. Nos hacen saber que estamos viviendo en la época del regreso del Señor. Las naciones poderosas tienen agencias de inteligencia como la CIA. Así también, la Biblia nos proporciona la “inteligencia” de Dios con anticipación, y lo hace mediante señales.


En la limitada media hora que transmitimos Cristo en la Profecía, apenas pudimos abarcar la tremenda cantidad de señales que la Biblia nos ofrece que revelan la venida de Cristo. Hay otras señales religiosas y morales, desastres naturales que ocurren en toda la Tierra, grandes señales en el cielo y otro fenómeno cósmico. Pero lo que me impactó como un rayo fue la revelación de que todas estas señales que ocurren simultáneamente presentan una señal final y definitiva—la convergencia.

Como el clic final del cerrojo de una cerradura, la convergencia revela que la puerta acaba de ser desbloqueada, y los eventos finales de los tiempos del fin están listos para salir por la puerta. ¡De hecho, estamos viviendo en la época del regreso del Señor!

Observadores de los Tiempos

Sabiendo que el regreso de nuestro Salvador se acerca cada vez más, ¿cómo debemos vivir? El Dr. Rhodes nos brindó una aplicación final pertinente.

Necesitamos ser observadores reflexivos de los tiempos. Recordemos a los antiguos judíos. Deberían haber reconocido que Jesús era el Mesías divino. Isaías había dicho que, cuando viniera el Mesías, los ciegos verían, los sordos oirían y los cojos caminarían. ¿Qué pasó cuando Jesús apareció en la escena? Los ciegos podían ver, los sordos podían oír y los cojos podían caminar. Los líderes judíos, naturalmente, deberían haber podido ver esas señales de los tiempos, pero estaban ciegos a ellas. Podían decir cuándo el tiempo iba a ser malo mirando al cielo, pero ni siquiera podían leer las profecías mesiánicas y las señales de los tiempos, para darse cuenta de que Jesús era el Mesías.

No debemos cometer el mismo error que los antiguos líderes judíos. Mientras que el rapto es un evento sin señales (no hay señales que lo precedan), muchas señales de los tiempos apuntan al próximo período de tribulación y a la segunda venida de Cristo. Asegúrate de no ser ignorante de esas advertencias. Comprende lo que dice la Biblia sobre estas señales para que estés preparado. Lo que los antiguos profetas profetizaron hace miles de años se está cumpliendo en nuestros días. ¡Tendrías que estar ciego para ignorarlo!

Al proporcionarnos el Factor de la Convergencia, Dios ha revelado una verdad crítica—estos días oscuros son los últimos días de la Era de la Iglesia. Dios desea que observemos y veamos las correlaciones entre los eventos mundiales y las profecías bíblicas. Y, aunque no sabemos el día ni la hora del regreso de Jesús, ya que nuestro Señor nos ha dicho que no puede conocerse, por las señales de los tiempos del fin, podemos saber con certeza que estamos viviendo en la época del regreso del Señor.

Por lo tanto, que el Factor de la Convergencia alerte a la Iglesia sobre el hecho de que su Rapto es inminente. En el corto tiempo que nos queda, los cristianos deben mantenerse ocupados proclamando el Evangelio y viviendo vidas santas.

Y, para aquellos que aún no han sido salvados, el Factor de la Convergencia advierte que la ira de Dios es inminente. Haz que hoy sea el día en que aceptes el regalo de salvación de Cristo. ¡Las señales de los tiempos del fin lo exigen!

jueves, 28 de agosto de 2025

Defendiendo la Profecía en una Era de Duda – Parte 1

Por Dr. Ron Rhodes


Hoy en día, muchos, entre ellos algunos cristianos dentro de la Iglesia, han planteado objeciones contra la profecía bíblica. Algunos critican la profecía en general, mientras que otros desafían específicamente el concepto del Rapto. A continuación, evaluaré brevemente una muestra de estas objeciones. Mi libro reciente, Profecía Bíblica Bajo Asedio (Harvest House Publishers), ofrece un examen más completo de éstos y muchos otros temas relacionados.

Sensacionalismo

Algunos argumentan que la profecía bíblica es demasiado sensacionalista para merecer atención seria. Ofrezco las siguientes perspectivas en respuesta:

1. Las interpretaciones erróneas populares de la profecía bíblica alimentan las percepciones sensacionalistas. Por ejemplo, las películas y programas de televisión apocalípticos modernos pueden llevar a los espectadores desinformados a creer erróneamente que la “profecía bíblica” es simplemente un patio de recreo para fanáticos.

2. Los estudiantes serios de la Biblia creen que la interpretación adecuada de la profecía requiere una cuidadosa atención a su contexto bíblico, los idiomas originales y los factores históricos y culturales. Esta metodología protege contra el sensacionalismo.

3. Muchas profecías bíblicas ya se han cumplido en eventos históricos verificables, contrarrestando así la noción de sensacionalismo. Por ejemplo, más de 100 profecías mesiánicas en el Antiguo Testamento se cumplieron con la llegada de Jesús en los tiempos del Nuevo Testamento. Así como estas profecías mesiánicas se cumplieron de una manera no sensacionalista, así también se cumplirán las profecías de la segunda venida de Cristo.

4. A diferencia del sensacionalismo típico, la profecía bíblica enfatiza la vida ética y la preparación espiritual. Por ejemplo, las enseñanzas proféticas de Jesús en Mateo 24-25 instan a la vigilancia, la humildad y la fidelidad, centrándose en la transformación personal en lugar de la especulación sensacionalista de los tiempos del fin.

5. Lejos de tratar la profecía como un asunto sensacionalista, Pablo (1 Corintios 15; 1 Tes. 4; 2 Tes. 2), Juan (el libro de Apocalipsis) y Pedro (1 Pedro 1:5, 10-12; 2 Pedro 1:19-21; 2:1-9; 3:3-14) entretejieron la profecía en sus enseñanzas centrales. La profecía era claramente una parte de “la fe que fue dada una vez a los santos” (Judas 3). Hacer caso omiso del cuerpo sustancial de verdad profética en las Escrituras—más de una cuarta parte de la Biblia—simplemente no es una opción.

6. Finalmente, debemos distinguir entre la profecía bíblica, que no es sensacionalista, y una pequeña minoría de escritores de profecías cuyas obras exhiben diversos grados de sensacionalismo. Algunos de estos escritores son culpables de realizar “exégesis de periódico”. Otros intentan señalar fechas específicas para eventos proféticos. De cualquier manera, esto no debe disuadirnos de estudiar la profecía bíblica; en cambio, debería motivarnos a estudiarla aún más para alcanzar una comprensión adecuada y equilibrada. Evitar la profecía bíblica por completo debido a unos pocos sensacionalistas es como negarse a comer fruta porque algunas manzanas están podridas. No tiras todo el huerto, simplemente inspeccionas la fruta y rechazas la mala.

Una Distracción

Algunos dentro de la Iglesia afirman que la profecía bíblica distrae a los cristianos de cumplir la Gran Comisión. Sin embargo, como señalé anteriormente, más de una cuarta parte de la Biblia es profética. ¿Debemos creer que esta extensa porción de la Biblia es una distracción del cumplimiento de la Gran Comisión? Tal punto de vista no resiste el escrutinio.

En verdad, la profecía bíblica contribuye al cumplimiento de la Gran Comisión y juega un papel crucial en el evangelismo en todo el mundo. Soy la prueba viviente de ello. Mi exposición a la profecía bíblica en la década de 1970 condujo directamente a mi conversión a Cristo.

El apóstol Pablo escribió extensamente sobre la profecía del fin de los tiempos (por ejemplo, 1 Corintios 15:50-57; 1 Tes. 4:13-18) mientras difundía implacablemente el Evangelio por todo el mundo romano (a través de tres viajes misioneros en el libro de Hechos). No vio ningún problema en proclamar el regreso de Cristo y en cumplir Su Gran Comisión.

Pedro usó la profecía en su sermón evangelístico en el día de Pentecostés. Las personas que visitaban Jerusalén acababan de presenciar fenómenos sobrenaturales, después de lo cual Pedro afirmó en su sermón: “Esto es lo que fue dicho por medio del profeta Joel” (Hechos 2:16). Pedro compartió profecía y luego lanzó su llamamiento evangelístico. Unas 3,000 personas se convirtieron en creyentes ese día (Hechos 2:41).

Pasé una tarde con el difunto Hal Lindsey, autor de The Late Great Planet Earth. Hal dijo que tenía miles de cartas en sus archivadores de personas de todo el mundo que se convirtieron al cristianismo después de leer su libro de profecía.

Lejos de ser una distracción, la profecía bíblica nos recuerda que el tiempo es corto y lo que está en juego es eterno. Despierta la urgencia de compartir el Evangelio antes de que Cristo regrese (2 Pedro 3:10-12). No deja de lado a la Gran Comisión, la energiza.

Una Falsa Esperanza

Los críticos post-tribulacionales comúnmente afirman que, si las personas creen en el pre-tribulacionismo, no estarán espiritualmente preparadas para lo que encontrarán en el período de la tribulación. Creen que el pre-tribulacionismo produce falsas esperanzas y prepara a los cristianos para una caída.

En respuesta:

1. Mientras que los post-tribulacionistas afirman que el pre-tribulacionismo ofrece falsas esperanzas a las personas, el post-tribulacionismo puede ser criticado fácilmente por fomentar un falso miedo— lo que lleva a los creyentes a pensar que tendrán que soportar el peor momento de la historia humana. Sin embargo, ni el miedo ni la esperanza determinan la verdad, lo hacen las Escrituras.

2. El argumento post-tribulacional asume desde el principio que el pre-tribulacionismo no es bíblico. Sin embargo, el apoyo bíblico para el pretribulacionismo supera con creces al del post-tribulacionismo. Por ejemplo, ningún pasaje del Antiguo Testamento sobre la Tribulación menciona a la Iglesia (Dt. 4:29-30; Jeremías 30:4-11; Daniel 8:24-27; 12:1-2). Ningún pasaje del Nuevo Testamento sobre la Tribulación menciona a la Iglesia (Mateo 13:30, 39-42, 48-50; 24:15-31; 1 Tes. 1:9-10; 5:4-9; 2 Tes. 2:1-11; Ap. 4–18). Las palabras “iglesia” e “iglesias” se usan 19 veces en Apocalipsis 1–3. Sin embargo, en la sección que trata de la Tribulación— capítulos 6 al 18— no se hace ni una sola mención de la Iglesia. La Iglesia no está destinada para la ira (Romanos 5:9; 1 Tes. 1:9-10; 5:9). Esto significa que la Iglesia no puede pasar por el “Gran Día de la Ira” en la Tribulación (Ap. 6:17). 1 Tes. 1:10 promete explícitamente que Jesús “nos libra de la ira venidera”. Esto se alinea con Ap. 3:10, donde Jesús promete: “Yo también te guardaré de la hora de la prueba, esa hora que está por venir sobre todo el mundo para poner a prueba a los que habitan sobre la tierra”.

3. ¿Qué pasaría si, por el bien del argumento, consideráramos la posibilidad de que los cristianos pudieran entrar en la Tribulación? ¿Podrían soportarla? No hay duda. Considere que una “gran multitud” de personas se convertirá en cristiana durante el período de la Tribulación (Ap. 7:9-10). Me gusta lo que dice el erudito de la profecía Mark Hitchcock: “Si estos recién nacidos creyentes son capaces de confiar en el Señor incluso frente al martirio, ¿por qué dudaríamos de la suficiencia de Dios para ayudar al resto de nosotros a salir adelante?”. Si la fe recién nacida puede enfrentar la espada, la fe experimentada seguramente también puede capear la tormenta (véase Salmos 55:22; 73:26; Isaías 40:29, 31; 41:10; Nahúm 1:7; Filipenses 4:13; 1 Pedro 5:7).

4. En lugar de dar a las personas un falso sentido de esperanza, el pre-tribulacionismo les da una “esperanza bienaventurada” (Tito 2:13). Nuestra esperanza no está en una línea de tiempo, está en una Persona. Además, esa Persona dijo: “Volveré y os tomaré a Mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”, y ese “donde” no es otro que el Cielo mismo (Juan 14:3).

“Y si voy y les preparo lugar, vendré otra vez y los tomaré conmigo para que donde yo esté ustedes también estén” (Juan 14:3).

Tantas Interpretaciones

Algunos líderes cristianos argumentan que no debemos perder el tiempo en el Rapto porque hay numerosas interpretaciones. Esta posición parece miope. ¿Implica esto que no debemos estudiar el libro de Apocalipsis ya que las personas tienen diferentes puntos de vista: las perspectivas futurista, historicista, idealista y preterista? ¿Sugiere que no deberíamos examinar el Milenio, dado que hay varios puntos de vista: premilenialismo, amilenialismo y postmilenialismo? De hecho, ¿deberíamos abstenernos de estudiar cualquier tema en las Escrituras donde los cristianos tengan opiniones diferentes, incluyendo, por ejemplo, dones espirituales, la Cena del Señor, el castigo eterno y los “días” de Génesis 1?

Pablo enseñó “todo el consejo de Dios” (Hechos 20:27). No eligió lo que pensaba que la gente necesitaba (o quería) escuchar. Él enseñó toda la Verdad y nada más que toda la Verdad, incluyendo la doctrina del Rapto (1 Tes. 4:13-18; 1 Corintios 15:50-51).

El Rapto Pre-Tribulacional se enseña en muchos versículos de la Biblia (por ejemplo, Juan 14:1-3; 1 Corintios 15:51-53; Filipenses 3:20-21; 4:5; Colosenses 3:4; 1 Tes. 1:10; 5:9, 23; Tito 2:13; Ap. 3:10). No debemos restar importancia a lo que las Escrituras enfatizan con tanta fuerza.

El desacuerdo sobre una doctrina no es una licencia para la negligencia; es un llamado a un discernimiento más profundo. La existencia de varias interpretaciones del Rapto significa que debemos redoblar nuestros esfuerzos y estudiar aún más para asegurarnos de que tenemos la interpretación correcta. Esa siempre ha sido mi política. Décadas de investigación personal me han llevado a afirmar con confianza el pretribulacionismo.

Un “Misterio”

Algunos críticos del pre-tribulacionismo argumentan que la Biblia describe el Rapto como un “misterio” (1 Corintios 15:51-54). Dado que el Rapto es misterioso, no podemos tener convicciones firmes al respecto.

En respuesta, el Rapto no es “misterioso” en el sentido de ser confuso, desconcertante, misterioso o enigmático. En el sentido bíblico, un misterio es una verdad que no puede ser discernida simplemente por la investigación humana, sino que requiere una revelación especial de Dios. La palabra generalmente se refiere a una verdad que era desconocida para las personas que vivían en los tiempos del Antiguo Testamento, pero que fue revelada por primera vez en el Nuevo Testamento (Colosenses 1:26). Si bien la idea de una resurrección se enseñaba en los tiempos del Antiguo Testamento (Job 19:25-26; Isaías 26:19; Daniel 12:2), la noción de que los creyentes vivos en la tierra serían trasladados instantáneamente a cuerpos glorificados, evitando así por completo la muerte, era una verdad completamente nueva (1 Corintios 15:51-54; 1 Tes. 4:16-17). Es sólo en este sentido estricto que el Rapto se considera un misterio.

¡No olvidemos que Dios dio la profecía para prepararnos, no para desconcertarnos!

Selladas Hasta el Tiempo del Fin

En Daniel 12:9, se instruye al profeta Daniel que las profecías que se le dieron están “selladas hasta el tiempo del fin” — lo que significa que nadie puede entenderlas hasta entonces. Por lo tanto, no debemos dedicar tiempo ni esfuerzo a estudiar la profecía.

¿Por qué están equivocados los críticos?

1. El sellado del libro de Daniel no implica que debamos pasar por alto esta porción de la Palabra profética. Estudiarlo junto con el libro de Apocalipsis ofrece numerosas ideas sobre los tiempos del fin, ya que hay muchos paralelismos entre los dos libros.

2. El sellado del libro de Daniel ciertamente no se interpone en el camino del estudio de otras profecías del tiempo del fin en la Biblia; por ejemplo, las que se encuentran en Isaías, Ezequiel, Zacarías, Mateo, Juan, 1 Tes., 2 Tes., 1 Corintios, 2 Corintios y otros libros. Daniel es uno de los muchos libros de la Biblia que contienen profecías de los tiempos del fin. Descartar toda la profecía de los tiempos del fin simplemente porque un solo libro profético está “sellado” es tan injustificado como imprudente.

3. Ahora vivimos en un tiempo en el que muchas profecías del tiempo del fin se están cumpliendo o se está preparando el escenario para su cumplimiento. Un ejemplo es el renacimiento de Israel como nación (Ezequiel 37). Muchas profecías parecen estar convergiendo en nuestros días. Debido a esta convergencia, debemos prestar más atención que nunca a las profecías de Daniel. En efecto, nos estamos acercando al momento en que estos versículos se aclararán por completo.

4. En armonía con el espíritu de Daniel 12:9, el siglo pasado ha revelado verdades proféticas que una vez estuvieron envueltas en misterio. Por primera vez en la historia, hemos comenzado a comprender el significado completo de ciertas profecías de los tiempos del fin, particularmente las relacionadas con el renacimiento milagroso de Israel y las relacionadas con el surgimiento de varias tecnologías que las generaciones anteriores apenas podían imaginar.

“Nadie Sabe…”

Jesús dijo: “Pero de aquel día y hora nadie lo sabe” (Mateo 24:36). Una vez más, los críticos aprovechan esto para justificar la burla del estudio de la profecía bíblica.

En respuesta, observe que, en el mismo contexto (Mateo 24-25), Jesús ordenó a Sus seguidores que “velaran”, “estuvieran preparados” y “permanecieran alerta” (24:42-44; 25:13). ¿Cómo pueden las personas obedecer esos mandamientos si ignoran deliberadamente Sus palabras sobre la profecía?

No saber el momento exacto es la razón para estudiar la profecía, no una excusa para evitarla. Jesús dio señales de su venida en Mateo 24, Lucas 21 y Marcos 13 para que Su pueblo pueda reconocer la época, incluso si no pueden saber el día o la hora específicos (Mateo 24:32-33). Jesús advirtió específicamente a Sus seguidores que no fueran como los líderes judíos, a quienes reprendió con estas palabras: “No sabéis interpretar las señales de los tiempos” (Mateo 16:3).

Los apóstoles claramente no interpretaron las palabras de Jesús sobre no saber el día o la hora como una razón para descuidar la profecía. El Nuevo Testamento está repleto de enseñanzas proféticas (por ejemplo, 1 Tes. 4-5; 2 Tes. 2; Ap. etc.), y los apóstoles instaron a la Iglesia a vivir a la luz del regreso de Cristo (ver Hechos 1:6-7, 9-11; 3:19-21; 17:30-31).

Es cierto que no podemos saber el “día” o la “hora” específicos de los eventos proféticos. No podemos decir, por ejemplo, que el Rapto de la Iglesia tendrá lugar el 11 de noviembre de 2029 a las 4:47 PM. Sin embargo, en base a todas las profecías del Rapto en la Biblia, sabemos que el Rapto es un evento inminente que podría ocurrir en cualquier momento, incluso hoy. No hay una sola profecía que deba cumplirse antes de que ocurra el Rapto. El Rapto es un evento “sin señales”— no hay señales de los tiempos que lo precedan.

“Velen, pues, porque no saben en qué día viene su Señor. Pero sepan esto: Si el dueño de casa hubiera sabido a qué hora habría de venir el ladrón, habría velado y no habría permitido que forzaran la entrada a su casa. Por tanto, estén preparados también ustedes, porque a la hora que no piensen, vendrá el Hijo del Hombre” (Mateo 24:42-44).

Es por eso que el apóstol Pablo dijo que “el tiempo se acaba” y “nuestra salvación está más cerca ahora que cuando creímos” (Romanos 13:11). Al final de cada día, el cristiano está mucho más cerca del Rapto. Pablo se regocijó así de que “esperemos ansiosamente” al Señor Jesucristo (1 Corintios 1:7; Filipenses 3:20). Ahora estamos “aguardando nuestra esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13). De hecho, “el Señor vendrá pronto” (Filipenses 4:5). “Esperamos de los cielos al Hijo de Dios” (1 Tes. 1:10).

Continuará…

Tengo más que decir para responder a las objeciones contra la profecía y el Rapto. En la próxima edición del Farolero, abordaré algunos temas más, incluida la pregunta clave planteada por los escépticos de la profecía: “¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde el día en que nuestros padres durmieron todas las cosas siguen igual, así como desde el principio de la creación” (2 Pedro 3:4).


El Dr. Ron Rhodes es un viejo amigo del Ministerio Cordero y León. Ha aparecido muchas veces como un invitado amado en el programa Cristo en la Profecía. Esperamos presentar una discusión de su libro más reciente, El Plan Profético de Dios en Daniel y Apocalipsis en un próximo episodio.

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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lunes, 24 de julio de 2023

Revista Llamada de Medianoche – Julio 2023

Una Iglesia Inquebrantable

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Temas incluidos en esta edición:

»» Pasado y futuro de Israel
»» Israel contra Irán, otro frente completamente distinto
»» El antisemitismo sigue aumentando
»» ¿Qué opinamos respecto al apoyo cristiano a Israel?
»» El amor y lo que cesará

Entre otros.

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lunes, 17 de enero de 2022

Cristo y los Creyentes del Antiguo Testamento

Por Dr. Ron Rhodes



Nota del editor: Ron Rhodes escribió un artículo maravilloso que apareció en nuestra edición de septiembre-octubre de 2021, que se enfocó en Jesús en el Antiguo Testamento. Este artículo se basa en ése, y destaca el reconocimiento de Cristo que es evidente en el Antiguo Testamento (y testificado en el Nuevo).


En cinco ocasiones diferentes, Jesús afirmó ser el tema de todo el Antiguo Testamento: (1) Mateo 5:17; (2) Lucas 24:27; (3) Lucas 24:44; (4) Juan 5:39; y (5) Hebreos 10:7. Debido a que Cristo es el tema del Antiguo Testamento, no debería sorprendernos que las personalidades clave del Antiguo Testamento fueran conscientes de Cristo y, en algunos casos, incluso se encontraran con el Cristo preencarnado, mucho antes de que naciera como ser humano en Belén.

Cristo la Roca Acompañó a los Israelitas en la Estadía en el Desierto

La primera carta de Pablo a los Corintios revela que Cristo sustentó a los israelitas durante su estadía en el desierto después de salir de Egipto: Los israelitas en el desierto “todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo” (1 Corintios 10:4).

Note que los israelitas “bebían de la roca espiritual”. El tiempo imperfecto usado en el griego original de esta frase indica acción continua — como si esta “Roca” sustentara al pueblo de Dios a lo largo de todo el viaje.

¿Rescató Cristo a los Amigos de Daniel en el Horno Ardiente?

Cuando los compañeros de Daniel se negaron a adorar la imagen de oro erigida por el rey Nabucodonosor, fueron amenazados con ser arrojados a las llamas del fuego (Daniel 3:15). Los tres valientes muchachos respondieron: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo” (versículo 17). Esto enfureció tanto al rey que calentó el horno siete veces más de lo normal y los arrojó a las llamas (versículos 19-20).

Mientras el rey observaba lo que debería haber sido una incineración instantánea, de repente se sobresaltó por lo que vio y exclamó: “He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses” (Daniel 3:25).

Aunque no se nos dice explícitamente que fue Cristo quien sostuvo a los amigos de Daniel durante la prueba de fuego, muchos eruditos creen que lo fue. Esto se infiere de dos hechos: (1) Los amigos de Daniel afirmaron que Dios mismo “puede librarnos del horno de fuego ardiendo”. (2) Una persona como un hijo de los dioses liberó a los amigos de Daniel. Si esto es correcto, podemos afirmar que, así como el Cristo preencarnado evitó que los israelitas perecieran en el desierto, así también Cristo rescató a los amigos de Daniel de perecer del fuego.

Lo que Moisés Supo de Cristo Cambió su Vida

Hebreos 11:24-27 nos dice: 

Por la fe Moisés, cuando llegó a ser grande, rehusó ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió, más bien, recibir maltrato junto con el pueblo de Dios que gozar por un tiempo de los placeres del pecado. Él consideró el oprobio por Cristo como riquezas superiores a los tesoros de los egipcios, porque fijaba la mirada en el galardón. Por la fe abandonó Egipto sin temer la ira del rey porque se mantuvo como quien ve al Invisible (RVA-2015).

Moisés vivió 1,500 años antes de Cristo. Y, sin embargo, Moisés habló de su compromiso de honrar a Cristo en sus acciones. El erudito E. Schuyler English explica que “Dios le habló, mostrándole cosas invisibles al ojo natural, revelándole otro Rey, otro reino y una mejor recompensa”.1

Nuestro texto nos dice que Moisés “consideró el oprobio por Cristo como riquezas superiores a los tesoros de los egipcios”. La palabra griega para “consideró” indica pensamiento cuidadoso. Moisés pensó en su decisión, sopesando los pros y los contras. Si tratáramos de reconstruir el razonamiento de Moisés, podríamos llegar a algo como esto:

Dios me ha revelado cosas futuras, cosas invisibles, pero cosas gloriosas, celestiales. Yo creo lo que Él dice. Él también me ha hecho saber que soy Su instrumento escogido para liberar a Su pueblo — y hermanos según la carne — de la servidumbre. Pero yo soy el hijo adoptivo de la hija de Faraón. A mí me ha sido prometido el trono de Egipto, como heredero por medio de ella. Si sigo el programa de Dios para mí, debo sufrir reproches. En cambio, si me quedo en la corte real, toda la riqueza de Egipto es mía — ¡y cuán grande es esa riqueza! Cada una de estas cosas — la aflicción del pueblo de Dios y la riqueza de Egipto — es temporal. Estoy buscando la vida después de la muerte. Entonces, el que ha sufrido dentro de la voluntad de Dios será recompensado; pero el que ha seguido el camino de la carne será juzgado. Hago mi elección. Rehúso ser llamado hijo de la hija de Faraón, prefiriendo por elección sufrir aflicción con el pueblo de Dios — y lo hago en honor de Cristo.2

Moisés habría estado de acuerdo con el apóstol Pablo, quien escribió muchos siglos después: “Porque nuestra momentánea y leve tribulación produce para nosotros un eterno peso de gloria más que incomparable; 18 no fijando nosotros la vista en las cosas que se ven sino en las que no se ven; porque las que se ven son temporales, mientras que las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:17-18).

Abraham se Gozó en Cristo

Jesús entabló un diálogo con algunos judíos acerca de Abraham (Juan 8:54-59). Los judíos sentían que, por ser descendientes naturales de Abraham, estaban en una posición privilegiada ante Dios. Jesús respondió señalando que los verdaderos descendientes espirituales de Abraham hacen lo que hizo Abraham — es decir, creen y obedecen a Dios. Estos judíos deberían haber respondido por fe en el enviado de Dios (Jesús) en lugar de simplemente confiar en su linaje abrahámico.

Entonces Jesús hizo una declaración asombrosa a este grupo de judíos: “Abraham, el padre de ustedes, se regocijó de ver mi día. Él lo vio y se gozó” (Juan 8:56). Jesús era Aquel que Abraham anticipó. Y cuando Abraham pensó en ver Su día, se llenó de alegría.

Isaías Vio la Gloria de Jesús

Isaías tuvo una visión en el templo en la que se encontraba en presencia de la gloria de Dios: “En el año que murió el rey Uzíasa, vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime; y el borde de sus vestiduras llenaba el templo” (Isaías 6:1). Los ángeles proclamaron Su santidad y el “humo” de la gloria de Dios inundó el templo (versículos 2-5).

Mientras estaba en el templo, Dios le concedió a Isaías una visión gloriosa que lo fortalecería durante la duración de su ministerio. Isaías vio al Señor sentado en un trono de gloria, “alto y sublime” (Isaías 6:1). Los ángeles cubrían sus ojos con sus alas. A pesar de su propio brillo y pureza, aparentemente no podían mirar el mayor brillo y pureza de Dios, quien Él mismo habita en “luz inaccesible” (1 Timoteo 6:16).

El Evangelio de Juan nos informa más adelante que Isaías realmente contempló la gloria de Jesucristo: “Isaías… vio Su gloria y habló acerca de Él” (Juan 12:41). Isaías 6:3 se refiere a la gloria del “SEÑOR de los ejércitos”, pero Juan dice que estas palabras en realidad se referían a Jesucristo. Qué maravilloso debe haber sido esto para Isaías. Unos 700 años antes de que el Mesías naciera físicamente en Belén, Isaías fue testigo de la increíble gloria del Cristo preencarnado en una visión. Y Aquel a quien Isaías había encontrado personalmente en esta visión es el mismo cuyo nacimiento como humano profetizó a menudo (Isaías 4:2; 7:14; 9:6-7; 11:1-5, 10; 32:1; 42:1-4; 49:1-7; 52:13–53:12; 61:1-3).  

La Biblia verdaderamente es un “libro de Jesús” — ¡tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento!

1. E. Schuyler English, Studies in the Epistle to the Hebrews (Neptune, NJ: Loizeaux Brothers, 1976), p. 405.

2. Adapted from English, p. 405.

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (www.endefensadelafe.org)

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jueves, 13 de enero de 2022

Jesús: De Génesis a Apocalipsis

Por Dr. Ron Rhodes

Cuando las personas reflexionan sobre la persona de Jesús, a menudo ven en su mente los nacimientos tan populares en la época navideña. Jesús es retratado como un bebé envuelto en pañales en un humilde pesebre, lo que a menudo implica involuntariamente que esta escena representa los comienzos reales de Jesucristo. Las Escrituras, sin embargo, retratan a Jesús como Dios eterno — la segunda persona de la Trinidad (Isaías 9:6; Colosenses 2:9; 2 Pedro 1:1; Tito 2:13; Hebreos 1:8).

Antes del comienzo de los tiempos, Dios concibió un plan grandioso y glorioso para la humanidad (Efesios 1:11). El plan fue concebido en la eternidad, pero sería llevado a cabo por Dios en el tiempo. Aquello que estaba eternamente determinado antes de las edades sería llevado a buen término en las edades.

Aprendemos de las Escrituras que este plan eterno tenía un alcance colosal. Según el plan, el Padre escogió al Hijo como Redentor (1 Pedro 1:18-21), y determinó, entre otras cosas, “enviarlo” al mundo de la humanidad. A esto se refería Jesús cuando le dijo a Nicodemo: “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvar al mundo por medio de él” (Juan 3:17). En otra ocasión, Jesús dijo a una gran reunión: “He bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la del que me envió” (Juan 6:38). Gálatas 4:4-5 nos dice que “cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos”. Verdaderamente, la Encarnación — el evento en el que el Cristo preexistente y eterno asumió una naturaleza humana — fue un momento supremo en la realización del plan eterno de Dios para la humanidad.

Pero Jesús no es sólo el centro del Nuevo Testamento. ¡Nada de eso! Él es también el corazón y el centro de la revelación del Antiguo Testamento. En cinco ocasiones diferentes, Jesús afirmó ser el tema de todo el Antiguo Testamento: (1) Mateo 5:17; (2) Lucas 24:27; (3) Lucas 24:44; (4) Juan 5:39; y (5) Hebreos 10:7. Esto significa que ver el Antiguo Testamento cristocéntricamente (es decir, de una manera que se centre en Cristo) no es una mera opción interpretativa. De hecho, para el cristiano, es un imperativo divino. Y, debido a que Cristo es el tema del Antiguo Testamento, la relación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento está inseparablemente conectada en la persona de Jesucristo.

Para mí, esto trae un nuevo nivel de emoción al estudiar el Antiguo Testamento. Debo decirles que el estudio de Cristo en el Antiguo Testamento tiene una historia de causar entusiasmo en la gente. Recuerde que después de Su resurrección de entre los muertos, Jesús se apareció a dos discípulos en el camino a Emaús y les habló acerca de su verdadera identidad: “Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, [Jesús] les declaraba en todas las Escrituras [del Antiguo Testamento] lo que de él decían” (Lucas 24:27; insertos agregados para aclaración). Las palabras de Cristo a los discípulos, en mi opinión, no pueden limitarse en su alcance a las profecías del Antiguo Testamento sobre su futura venida. Sus palabras probablemente incluyeron un recuento de Sus muchas apariciones pre-encarnadas a varias personalidades del Antiguo Testamento. Más tarde, después de que Cristo resucitado partió, los dos discípulos se preguntaron entre sí: “¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino y cuando nos abría las Escrituras? [del Antiguo Testamento]” (Lucas 24:32; inserción añadida para aclarar). Este corazón ardiente es el derecho de nacimiento de todo cristiano.

El teólogo Lewis Sperry Chafer comentó una vez:

La Biblia, que comienza con las palabras “En el principio Dios” (Gn. 1:1) y cierra con una referencia al “Señor Jesús” (Ap. 22:20-21), es preeminentemente una revelación de Jesucristo. Aunque la Biblia obviamente trata muchos temas, incluyendo la historia del hombre, la existencia de los ángeles, la revelación de los propósitos de Dios para las naciones, Israel y la iglesia, e incluye en su revelación hechos desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura — Jesucristo es revelado como el Centro.*

En otras palabras, toda la Biblia — desde Génesis hasta Apocalipsis — es un “Libro de Jesús”. Podríamos ver Génesis y Apocalipsis como “sujetalibros” en este Libro de Jesús. Lo que comenzó en Génesis llega a buen término en Apocalipsis. Las promesas hechas en Génesis encuentran su cumplimiento final en Apocalipsis. Las cosas que salieron mal para la humanidad en Génesis son redimidas, restauradas y corregidas en Apocalipsis. Y Jesús es el corazón y el centro de todo. Es una cosa increíble para reflexionar.

Considere tan sólo algunas verdades inspiradoras de los libros "sujetalibros" de Génesis y Apocalipsis:

  • En el principio, Dios creó los cielos y la tierra (Génesis 1:1). En el estado eterno nos esperan un cielo nuevo y una tierra nueva (Apocalipsis 21:1-2).
  • En el principio, el sol y la luna fueron creados como “dos grandes lumbreras” (Génesis 1:16-17). El estado eterno implica una ciudad eterna donde ya no hay necesidad de tal luz, porque la gloria de Dios (y del Cordero) ilumina la ciudad eterna de los redimidos (Apocalipsis 21:23; 22:5).
  • En el principio, Dios creó la noche (Génesis 1:5). El estado eterno involucra una eternidad sin noches (Apocalipsis 22:5).
  • Al principio, los seres humanos sucumbieron a las tentaciones de Satanás (Génesis 3:1-4). En el estado eterno, Satanás estará perpetuamente en aislado del pueblo de Dios (Apocalipsis 20:10).
  • Al principio, Dios pronunció una maldición después de la caída de la humanidad en el pecado (Génesis 3:17). En el estado eterno, no habrá más pecado ni maldición (Apocalipsis 22:3).
  • En el principio, el paraíso se había perdido (Génesis 3:23-24). En el estado eterno, el paraíso será gloriosamente restaurado para los humanos redimidos (Romanos 8:19-21; Apocalipsis 2:7).
  • En el principio, Adán y Eva fueron excluidos del árbol de la vida (Génesis 3:22-24). En el estado eterno, los humanos redimidos disfrutarán de la restauración del árbol de la vida (Apocalipsis 2:7; 22:2,14,19).
  • En el principio, lágrimas, muerte y luto entraron en la existencia humana (Génesis 2:17-19; 37:34). En el estado eterno, las lágrimas, la muerte y el lamento estarán siempre ausentes de los redimidos (Isaías 25:8; Apocalipsis 21:4).
  • En el principio, se prometió un Redentor (Génesis 3:15). En el estado eterno reina el Redentor victorioso (Apocalipsis 20:1-6; 21:22-27; 22:3-5).

La gran noticia es que podemos experimentar todo esto por lo que Jesús ha hecho por nosotros en la salvación. No podemos ganarlo. No podemos ser “lo suficientemente buenos” para garantizarlo. No podemos hacernos dignos de ello. Pero cada uno de nosotros, todos los pecadores caídos, podemos participar en este gran cambio debido a la salvación que tenemos en Jesús (Efesios 2:8-9). Nunca olvide lo que Jesucristo ha hecho por usted. La Biblia, el “Libro de Jesús”, nos cuenta todo al respecto:

  • Somos salvos en Cristo (Hebreos 7:25).
  • Somos perdonados en Cristo (Efesios 1:6-7).
  • Somos justificados en Cristo (1 Corintios 6:11).
  • Somos reconciliados en Cristo (Colosenses 1:20).
  • Somos redimidos en Cristo (Efesios 1:7).
  • Somos vivificados en Cristo (Romanos 6:11).
  • Somos hechos cercanos en Cristo (Efesios 2:13).
  • Tenemos vida eterna en Cristo (Romanos 5:21).

¡Manténganse al tanto! En un próximo artículo, desarrollaré algunas formas específicas en que Cristo se apareció e interactuó con personalidades del Antiguo Testamento en el desarrollo del plan profético de Dios. Para obtener más detalles, lo invito a leer detenidamente mi libro Basic Bible Prophecy: Essential Facts Every Christian Should Know (Profecía Bíblica Básica: Hechos Esenciales Que Todo Cristiano Debe Saber) (disponible en Amazon). 

*Lewis Sperry Chafer, Teología Sistemática, vol. 2 (Dallas: Dallas Seminary Press, 1978), p. 399.

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (www.endefensadelafe.org)

Este artículo apareció en la edición de sept-oct 2021 de la revista Lamplighter:

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