Por Pr. Marcos A. Nehoda
Cada vez que hay un genuino Avivamiento escritural (de acuerdo a la Palabra de Dios) y espiritual (de acuerdo al Espíritu Santo) siempre habrá en paralelo una imitación, un FALSO AVIVAMIENTO producido por el diablo y sus demonios.
Por un lado, no debemos rechazar el Avivamiento genuino; y, por el otro, debemos estar atentos a las estratagemas carnales, las cuales NO provienen del Señor: "... NO SEAMOS NIÑOS fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por ESTRATAGEMA DE HOMBRES que para engañar emplean con astucia las artimañas del error..." (Efesios 4.14).
No es suficiente que una persona hable conforme a la letra de la Palabra de Dios; pues también debemos discernir EL ESPÍRITU del tal: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo" (1° Juan 4.1).
Infantil de nuestra parte sería APROBAR toda manifestación, para no quedar mal ante los hombres, para no perder prestigio, para no ser considerados unos fariseos, para no ser acusados de faltos de discernimiento.
¡Al contrario! Una actitud de examinarlo TODO (1° Tesalonicenses 5.21) es la mejor posición, dados los tiempos PELIGROSOS en los cuales vivimos: "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán TIEMPOS PELIGROSOS. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, BLASFEMOS, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; A ÉSTOS EVITA" (2° Timoteo 3.1-5).
Precisamente, los BLASFEMOS son los que tienen APARIENCIA de piedad, que manipulan las mentes, las emociones, que son egocéntricos, que no aceptan la crítica, que no son humildes para reconocer sus errores, que no admiten corrección, que realizan actos que NO TIENEN SUSTENTO EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS. " ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido". (Isaías 8.20).
"... en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, ESCUCHANDO A ESPÍRITUS ENGAÑADORES y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, TENIENDO CAUTERIZADA la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la Verdad" (1° Timoteo 4.1-3).
Notemos que una de las características de los falsos enseñadores (aunque se atengan a la letra de la Palabra pero no al Espíritu) es EL CONTROL sobre las personas, llegando incluso a prohibir casarse, mandando abstenerse de alimentos que Dios creó, metiéndose si fuese posible en la misma alcoba matrimonial, dictando cuántas veces y de qué forma tener intimidad matrimonial, gobernando y decidiendo sobre las finanzas de los hogares, exigiendo dinero y más dinero, prohibiendo noviazgos y matrimonios, ordenando divorcios y recasamientos y por poco, legislando cuántas veces hay que ir al baño, si tuviesen oportunidad de ello.
¡Cuidado! Porque el culto al hombre es una realidad en Corea del Norte; y estos personajes en nuestro medio evangélico buscan ser honrados y reconocidos como 'siervos del Altísimo' y lanzan improperios y maldiciones contra todo aquel que se atreva a cuestionarlos, acusando a los tales de haber 'blasfemado' contra el Espíritu Santo, lanzando maldiciones como: "Aquí hay personas que han tenido un altercado con el pastor... uno va a caer en cama... al segundo le va a dar parálisis y el tercero tendrá problemas judiciales. Cuando se arrepientan (si se arrepienten), hay que ponerlos en disciplina; pero nunca más ponerlos a predicar, pues ya no son confiables".
"...mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, NO PRONUNCIAN JUICIO DE MALDICIÓN contra ellas delante del Señor" (2° Pedro 2.11).
"...cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, NO SE ATREVIÓ a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: EL SEÑOR TE REPRENDA" (Judas 1.9).
Estos personajes –que incluso pudieran ser nuestros hermanos en la fe, pero equivocados o desviados– recaudan cantidades de dinero, desproporcionadas para lo que es una ofrenda de amor.
Claro está que el obrero es digno de su salario (Lucas 10.7) y que es necesario pagarles el viaje de ida y vuelta y darles un alojamiento y comida, pues sino sería imposible para la mayoría de los obreros poder cumplir con los compromisos en tantas iglesias. Pero, ¡salario de obrero! No salario gerencial. Siervo de Dios no significa Gerente de Dios sino, 'sirviente' del Señor.
Conozco personalmente acerca de un caso, en que el predicador, al regresar a su país, ¡adquirió un hermoso automóvil con el dinero que recaudó por sus prédicas! Pudiera ser que los hermanos, sabiendo cuán modestamente vivía el sirviente del Señor y conociendo la tarea que realizaba en su ciudad, región o país, decidieron hacer un gran esfuerzo para proporcionarle un medio de movilidad propia. Pero esto sería una ofrenda excepcional, no la regla.
Cuando vemos cómo viven fastuosamente algunos 'siervos' mientras que predican en congregaciones numerosas compuestas por personas de tan bajos recursos, que dan lo que no tienen para 'el siervo', uno se indigna al ver que en no pocos casos esto resulta en un suculento negocio para el pastor anfitrión y para el evangelista huésped.
Incluso sé de predicadores de sana doctrina que van a ministrar a iglesias que no siguen las saludables enseñanzas bíblicas y que no tienen ninguna intención ni propósito de ajustarse a la Palabra de Dios, y que lo invitan porque saben a ciencia cierta que este hombre reúne multitudes y esto genera grandes recaudaciones de dinero. Uno y otro son 'bendecidos' con el pícaro negocio. Lógico, el de 'sana doctrina' no tocará ni planteará ninguna de las erradas doctrinas de esa iglesia; se dedicará a tratar 'otras' doctrinas erradas que no les afecten a ellos.
Todo esto es una tela de arañas muy compleja, que muy pocos advierten, pues está muy bien diseñada y disimulada. Como dice la Escritura: "... ESTRATAGEMA de hombres que para ENGAÑAR emplean CON ASTUCIA las artimañas del ERROR" (Efesios 4.14).
"Las armas del tramposo son malas; TRAMA INTRIGAS inicuas para ENREDAR A LOS SIMPLES con palabras mentirosas" (Isaías 32.7).
Hace poco me encontré con un hermano y le pregunté –por las dudas– si asistía a la iglesia en su región (era la primera vez que lo veía y desconocía todo acerca de él). Me respondió. "¡Claro, hermano; eso es lo primero!". Le pregunté entonces: "¿Qué dice en Juan 3.16?". ¡Y no me supo responder! Así los simples, los que afirman que solamente se guían por el Espíritu y que el conocimiento bíblico es cosa de fariseos, estos mismos son lo que después son enredados con palabras mentirosas, hábilmente tejidas por la araña venenosa de la manipulación de las mentes, de las voluntades, de las emociones.
Ambos extremos SON MALOS: la hipocresía o fariseísmo, de aquellos que no quieren ser enseñados ni exhortados, ni están dispuestos a ser renovados; y la ignorancia emocional, de aquellos que solamente buscan que el jarabe sea rico y no quieren recibir el Mensaje fiel de la Palabra de Dios.
Muchas veces criticamos a los evangelistas, predicadores y pastores que manipulan y se aprovechan de la ignorancia del pueblo; pero la misma culpa la tiene el pueblo; pues son ellos mismos quienes buscan vivir de emociones y cada vez necesitan potenciar más sus abominables prácticas, para conservar el placer de la excitación.
"Por tanto, mi pueblo FUE LLEVADO CAUTIVO, porque NO TUVO CONOCIMIENTO; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed" (Isaías 5.13).
"Para eso tenemos a nuestro pastor, que ha estudiado las santas Escrituras". "No nos ocupamos de saber qué es bueno y qué es malo; mejor no opinar para no caer en el juzgar".
"QUIETO estuvo Moab desde su juventud, y SOBRE SU SEDIMENTO HA ESTADO REPOSADO, y no fue vaciado de vasija en vasija, ni nunca estuvo en cautiverio; por tanto, QUEDÓ SU SABOR EN ÉL, y SU OLOR NO SE HA CAMBIADO (Jeremías 48.11).
"Me basta con asistir a los cultos lindos... toda la responsabilidad la delego en mi pastor y en los enseñadores que vienen a ministrar". "No leo, no oro, no escudriño, NO DESCONFÍO, NO JUZGO... no me preocupo".
"¡Ay de LOS REPOSADOS en Sion, y de LOS CONFIADOS en el monte de Samaria!" (Amós 6.1).
"Dios se ocupará de los que hacen y enseñan mal; dejemos todo en las manos del Señor, el cual los juzgará en su momento". "Dejemos que nos asalten, y roben todos los muebles de nuestro hogar y vacíen nuestras cuentas y bolsillos; e incluso, que violen a nuestro cónyuge e hijos; en algún momento la policía y los jueces los juzgarán".
"Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la Palabra CON TODA SOLICITUD, ESCUDRIÑANDO cada día las Escrituras PARA VER SI ESTAS COSAS ERAN ASÍ" (Hechos 17.11). Los hermanos bereanos habían escuchado nada menos que al apóstol Pablo. Sin embargo, aunque escucharon atentamente y con la mejor buena voluntad, luego fueron a sus casas y escudriñaron en las Escrituras, para comprobar que la enseñanza dada por el apóstol estaba en consonancia con las Escrituras.
¿Qué diríamos hoy si los hermanos de Berea hicieran tal cosa en nuestra época? "¡No sean insolentes! ¡No blasfemen contra el Espíritu Santo! ¡No desconfíen de los siervos de Dios! ¡No se hagan los teólogos hipócritas y fariseos!".
El Señor Jesucristo dijo de Juan el Bautista: "Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz" (Juan 5.35).
Notemos dos características en Juan el Bautista: ANTORCHA QUE ARDE Y ANTORCHA QUE ALUMBRA.
Por un lado, seamos luces que iluminan la saludable enseñanza bíblica y lo testifican con sus propias vidas. Y por el otro, seamos antorchas llenas del fuego del Espíritu Santo, que lleven calor espiritual a las almas necesitadas.
¡Dios NO quiere que alumbremos con la luz fría de la linterna! Dios quiere que seamos antorchas ardientes; pero que iluminemos de veras y no llenemos de humo las mentes y los corazones de los necesitados.
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