¿Por qué no se menciona el Rapto en el libro de Apocalipsis?
Por Dr. David R. Reagan
¿Marca el Rapto el inicio de la Tribulación?
No, la Biblia no declara en ninguna parte que la Tribulación comienza con el Rapto. Creo que el Rapto podría ocurrir meses o incluso años antes de que la Tribulación empiece, aunque es probable que ocurra cerca del comienzo, porque la Tribulación es el tiempo del derramamiento de la ira de Dios y 1 Tesalonicenses 1:10 dice que Jesús “librará” a Su Iglesia “de la ira venidera”.
Otra razón para creer que es probable que el Rapto ocurra cerca del comienzo de la Tribulación es porque 2 Tesalonicenses 2 dice que el Anticristo no puede ser revelado hasta que “el que lo detiene” sea “quitado de en medio” (2 Tes. 2:6–7). Creo que ese retenedor es el Espíritu Santo obrando a través de la Iglesia. Así que, cuando la Iglesia sea removida, el Anticristo será desatado, y la Tribulación empezará.
El profeta Daniel indica que el punto inicial de la Tribulación será un “pacto” que el Anticristo arreglará para Israel, que evidentemente garantizará la paz de la nación y les permitirá a los judíos reconstruir su Templo (Dn. 9:27).
¿Por qué el Rapto no se menciona específicamente en Apocalipsis?
El libro de Apocalipsis implica un Rapto pre-Tribulación, sin mencionar específicamente el evento. En el capítulo 4, versículo 1, Juan ve una puerta abierta en el cielo y es raptado al Cielo, en lo que parece ser un tipo simbólico del Rapto de la Iglesia. En Apocalipsis 19:11, Juan ve otra vez los cielos abiertos, y Jesús desciende en un caballo blanco, con la Iglesia acompañándolo (Ap. 19:14). Los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis se centran en la Iglesia, pero no hay más mención de la Iglesia hasta el final del libro (Ap. 22:16). Desde el capítulo 4 hasta el capítulo 21, sólo se menciona a los “santos”, que serían aquellos que acepten el Evangelio durante la Tribulación.
La Biblia nunca define específicamente el momento del Rapto vinculándolo a cualquier otro evento como el restablecimiento de Israel o la reconstrucción del Templo. Incluso su proximidad a la Tribulación es inferida, en lugar de declararse definitivamente. Eso es porque el Rapto es un suceso inminente que podría ocurrir en cualquier momento.
Hay fuertes inferencias bíblicas de que el Rapto ocurrirá antes de que la Tribulación comience. Un par de ellas se encuentran en el Discurso de Jesús en el Monte de los Olivos, registrado en Lucas 21. Jesús declaró que, cuando las señales de los tiempos del fin “comiencen a suceder”, debemos mirar hacia arriba, porque nuestra redención estará cerca (Lc. 21:28). Note que la redención no vendrá al final de las señales, sino que a medida que comiencen a tener lugar. Jesús luego agregó que los creyentes deberían orar fervientemente para que puedan “escapar” de la gran tribulación que vendrá sobre “todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra” (Lc. 21:36).
En este sentido, Pablo afirma en 1 Tesalonicenses 1:10 que los creyentes están esperando “de los cielos a Su Hijo…, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera”. Y Jesús le dijo a Juan que escribiera a la iglesia de Filadelfia, representante de los cristianos fieles, que “por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran en la tierra” (Ap. 3:10).
¿No está inferido en Apocalipsis un Rapto mid-Tribulación?
Algunas personas piensan que sí. Apuntan a 1 Corintios 15:51–52, que dice que el Rapto ocurrirá al toque de la “final trompeta”. Luego señalan Apocalipsis 11:15 donde se toca la séptima y última trompeta de los juicios de las trompetas. Dado que esta séptima trompeta parece sonar a la mitad de la Tribulación, después que el Anticristo mata a los dos testigos, el argumento es que esto debe marcar el momento del Rapto.
Hay muchos problemas con este argumento. En primer lugar, no hay nada en la Biblia que identifique a la séptima trompeta de los juicios de las trompetas en Apocalipsis como la “final trompeta” de 1 Cor. 15. La suposición de que las dos son las mismas, es sólo eso, una suposición. Es una suposición inestable, porque las trompetas de Apocalipsis están anunciando juicios que están dirigidos a los incrédulos. No tienen ninguna relación con los creyentes.
Ahora, hay una trompeta con la que la “final trompeta” de 1 Corintios 15:52 puede ser identificada. Es la “trompeta de Dios”, la cual 1 Tesalonicenses 4:16 dice que se tocará cuando ocurra el Rapto. Con eso en mente, considere el hecho de que la última trompeta de los juicios de las trompetas en Apocalipsis 11:15 no está identificada como la trompeta de Dios, sino como la trompeta de un ángel.
El segundo problema con el concepto del Rapto mid-Tribulacional es que la séptima trompeta de Apocalipsis 11 no se relaciona con la mitad de la Tribulación en absoluto. Su toque desencadena una prolepsis hacia el final de la Tribulación, a la proclamación que “los reinos de este mundo han venido a ser de nuestro Señor y nuestro Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos” (Ap. 11:15).
Otra cuestión a considerar es que 1 Corintios 15 fue escrito unos 45 años antes que el libro de Apocalipsis. Por tanto, parece lógico que la referencia a una “final trompeta” deba referirse a algo del Antiguo Testamento con lo que lo que la Iglesia de Corinto habría estado familiarizada. Ésa probablemente habría sido la trompeta a la que se refirieron tanto Joel como Sofonías—la trompeta que se tocará antes del juicio del Día del Señor (la Tribulación, vea Joel 2:1 y Sofonías 1:16).
¿Se puede argumentar a favor de colocar el Rapto cerca del final de la Tribulación?
Algunos han tratado de hacer esto, argumentando que la ira de Dios no se derrama hasta el final de la Tribulación. Este concepto es llamado el “Rapto pre-ira”.
La piedra angular de este concepto es que los eventos aterradores durante la primera mitad de la Tribulación se deben a la ira del hombre y Satanás, y no a Dios. Puesto que a la Iglesia sólo se le ha prometido protección de la ira de Dios, el Rapto no ocurrirá hasta casi el final de la Tribulación, cuando Dios derramará Su ira sobre el mundo.
Este concepto plantea un grave problema teológico, debido a que cuestiona la soberanía de Dios. Asume que el hombre y Satanás pueden actuar fuera de la voluntad de Dios, cuando la verdad del asunto es que ninguno de los dos puede hacer algo que Dios no esté dispuesto a permitir. La Biblia a menudo presenta a Dios cumpliendo Su voluntad a través de personas o naciones malvadas. Uno de los ejemplos clásicos es cuando permitió que la malvada nación de Babilonia disciplinara a Israel, destruyendo Jerusalén y el Templo y llevando cautivos a los judíos sobrevivientes. Fue una acción que llevó al profeta Habacuc a preguntar por qué Dios castigaría a los que son malos con los que son más malvados (Hab. 1:13).
Cualquier carnicería provocada por el hombre o Satanás durante la Tribulación seguirá constituirá la ira de Dios. Ellos simplemente serán Sus instrumentos. La Biblia dice que Dios se sienta en los cielos y se ríe de las conspiraciones y las obras de los hombres malvados, no porque no le importe, sino porque tiene todo bajo control (Sal. 2:1–6). El punto es que Él tiene la sabiduría y el poder para orquestar todo el mal para el triunfo de Su voluntad en la historia. Ésa es la razón por la que el salmista escribió que “la ira del hombre te alabará” [a Dios] (Sal. 76:10).
Creo que también es importante señalar que, cuando Dios derrama Su ira, no siempre lo hace directamente. Una de Sus formas más comunes es simplemente alejarse de la nación o la persona y bajar la barrera de protección a su alrededor. Esto se explica claramente en Romanos 1:18–32. Ese pasaje dice que, cuando las personas se rebelan contra Dios, hasta el punto que comienzan a adorar a la creación en lugar del Creador, Dios “los entrega” a la maldad en sus corazones. En otras palabras, simplemente retrocede y permite que la maldad se multiplique. El pasaje además declara que, si ellos todavía se niegan a arrepentirse, Él retrocede de nuevo y “los entrega a pasiones degradantes”. Y, si persisten en su rebelión y pecado, finalmente “los entrega a una mente reprobada”, punto en el que la sociedad se destruye a sí misma. Tal destrucción podría ser vista como la ira del hombre, pero en realidad es la ira de Dios obrando a través del hombre.
Hay otro problema serio con el concepto del Rapto pre-ira. Se relaciona con el hecho de que toda la ira de Apocalipsis es descrita específicamente como la ira de Dios. ¿Dónde se originan los juicios de los sellos? La respuesta es: del trono de Dios, mientras Jesús abre cada sello del rollo que estaba en la mano derecha del Padre (Ap. 6:1). Y, ¿dónde se originan los juicios de las trompetas? El mismo lugar—desde el trono de Dios (Ap. 8:2). Cuando llegamos a los juicios de las copas en Apocalipsis 15:1, se nos dice que con ellas “se consumaba la ira de Dios”.
Otro problema con el concepto del Rapto pre-ira es que violenta el orden cronológico de Apocalipsis. Los juicios de los sellos son vistos como la ira del hombre y Satanás, los que ocurren durante la primera mitad de la Tribulación. Los juicios de las trompetas y las copas se consideran la ira de Dios. Son agrupados al final de la Tribulación. No hay justificación para poner los juicios de las trompetas al final de la Tribulación. En el diseño cronológico del libro de Apocalipsis, están claramente ubicados en la primera mitad de la Tribulación.
Un último problema con el concepto del Rapto pre-ira es que cuestiona el hecho de que no hay ningún propósito para que la Iglesia esté en la Tribulación. La Tribulación es la Semana 70 de Daniel, un tiempo dedicado para que Dios cumpla Sus propósitos entre el pueblo judío, no la Iglesia.
¿No podría Dios tan sólo proteger a los creyentes durante la Tribulación? ¿Es realmente necesario removerlos de la tierra?
Sí, el Señor podría proporcionar a los creyentes una protección sobrenatural. De hecho, hará precisamente eso cuando les proporcione a a los santos que están presentes en la Tribulación protección contra los aguijones del ataque de langostas demoníacas que serán parte de los juicios de las trompetas (Ap. 9:4).
Pero la promesa de Dios a la Iglesia durante la Tribulación no es de protección, sino de liberación. Jesús dijo que, cuando las señales que apuntan a la Tribulación “comiencen a suceder” los creyentes deben alzar su mirada porque su “redención está cerca” (Lc. 21:28). También instó a los creyentes a orar para que puedan “escapar de todas estas cosas” (Lc. 21:36).
Realmente no hay ningún propósito para que la Iglesia esté presente durante la Tribulación. Es un tiempo de derramamiento de la ira de Dios sobre aquéllos que han rechazado Su gracia, amor y misericordia. Hay algunos que argumentan que la Iglesia debe ser “purgada” durante la Tribulación para purificarla. Pero, para mí, esta idea es absurda. La sangre de Jesús es suficiente para limpiarnos de todos nuestros pecados. Ése es un hecho consumado para todos aquellos que han puesto su fe en Jesús (Ef. 5:26–27). Además, el concepto de purgar a la Iglesia durante la Tribulación convierte todo el período en una versión protestante del purgatorio. También viola las imágenes de boda, que la Biblia usa para describir la relación entre Cristo y Su Iglesia. ¡Jesús no va a golpear a Su Novia por siete años y luego casarse con ella!
Algunos que creen que la Iglesia pasará por la Tribulación a menudo señalan el ejemplo de Noé y su familia. Fueron dejados en la tierra mientras Dios derramaba Su ira, pero fueron protegidos por el Señor. Pero este ejemplo ignora el hecho de que Enoc fue arrebatado fuera del mundo antes que comenzara el diluvio (Gn. 5:24). Creo que Enoc es un tipo simbólico de la Iglesia, y Noé y su familia son un tipo del remanente judío que será protegido a través de la Tribulación hasta el día que el Mesías retorne.
¿No son aquéllos de ustedes que creen en un Rapto pre-Tribulación un montón de escapistas que no están dispuestos a sufrir por el Señor?
No hay nada malo en ser un “escapista”. Noé fue un escapista y también Lot. Y Jesús dijo que, cuando las señales de los tiempos del fin comiencen a aparecer, debemos orar “para escapar de las cosas que vendrán y estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lc. 21:36).
Ciertamente estamos llamados a sufrir por Cristo (Ro. 8:17). Y cualquiera que verdaderamente defienda a Jesús en este mundo, será perseguido (Jn. 15:19). Se nos asegura que, como creyentes, sufriremos tribulación en este mundo (Jn. 16:33), pero se nos promete que seremos exentos de la gran tribulación que un día vendrá sobre todo el mundo (Ap. 3:10).
Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe
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