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martes, 16 de enero de 2018

Observaciones del Editor: Decisiones Difíciles


Dave y Ann en 2009 con su perra, Lizzie


Todos nosotros enfrentamos decisiones difíciles de vez en cuando. Hace poco me enfrenté a una de las decisiones más difíciles de mi vida — a saber, colocar o no a mi querida esposa, Ann, en un centro de cuidado de la memoria —.

Hasta los 61 años, Ann siempre había sido bendecida con una salud excepcionalmente buena. Por ejemplo, nunca había tenido una operación de ningún tipo, ni siquiera una amigdalotomía o una apendicetomía. Y esto sigue siendo cierto hasta el día de hoy. Pero, en 2002, ella sufrió un ataque severo y repentino de fibromialgia.  Ella estaba enseñando primer grado en ese momento y había acumulado 185 días de licencia por enfermedad (¡porque ella nunca estaba enferma!).

Ella se vio obligada a retirarse inmediatamente, después de 30 años de enseñar, debido a que enseñar primer grado es muy estresante, y el estrés intensifica los efectos de la fibromialgia. En 2009, ella desarrolló el Síndrome de Fatiga Aguda. Y, en 2011, comenzó a exhibir manifestaciones de demencia. Finalmente, fue diagnosticada con el Síndrome de Benson, una condición neurológica extremadamente rara que causa demencia y ceguera.

A pesar de todo, Ann mantuvo una actitud muy positiva. Cuando yo comentaba cuánto lamentaba su sufrimiento, ella siempre respondía: “Hay personas que están sufriendo mucho más que yo”.

Durante los últimos tres años y medio, Ann tuvo que tener cuidadores. El Señor le proveyó dos cuidadores maravillosos durante el día, uno para los días de la semana, y el otro para los fines de semana. Yo servía en esa capacidad durante las tardes, noches y mañanas. Para hacer eso, reduje mis compromisos para hablar fuera de la ciudad a uno por mes, y dejé de dirigir nuestros peregrinajes a Israel. Mis dos hijas maravillosas, Ruth y Rachel, comenzaron a quedarse con Ann cuando yo tenía que salir de la ciudad. Y Tim Moore asumió la responsabilidad de organizar nuestros viajes a Tierra Santa.

Recientemente, los cuidadores vinieron a mí y me dijeron que había llegado el momento para que Ann fuera colocada en un centro de atención. Mis hijas estuvieron de acuerdo. Sabía que tenían razón, pero me rompió mi corazón el siquiera considerarlo. Lo pospuse todo lo que pude, y luego el día finalmente llegó.

Después de trasladarla al centro, regresé a casa con un corazón apesadumbrado, y pronto descubrí  que, sin Ann, ya no era un hogar. Era sólo una casa vacía y solitaria.

Voy al centro todas las tardes y le sirvo a Ann su cena. Luego la llevo a su cuarto y le leo las Escrituras, un libro devocional, y un libro de cuentos sobre perros. Oramos juntos. Ella parece haberse ajustado bien — mucho mejor que yo —.

El sufrimiento de los justos siempre ha sido el desafío más grande para mi fe. Y ahora me ha tocado a mí personalmente. Lo manejo diariamente alabando a Dios por todas Sus bendiciones. Le agradezco por 57 años de matrimonio y por el hecho de que Ann no está sufriendo dolor físico. También estoy agradecido por las herencias de sus padres y los míos, que me están haciendo posible proporcionarle el mejor cuidado posible.  

He estado volviendo a estudiar el libro de Job, y éste me ha recordado que algunos sufrimientos se deben al pecado, algunos están diseñados para refinarnos en rectitud, y algunos — como en el caso de Ann — es para cumplir los propósitos perfectos de Dios.

Mientras tanto, sigo recordándome a mí mismo que “los padecimientos del tiempo presente no son dignos de comparar con la gloria que pronto nos ha de ser revelada” (Romanos 8:18). Mis hijas recientemente pusieron una larga paráfrasis de este versículo en la pared del cuarto de Ann. Dice: “¡El dolor que has estado sintiendo no se puede comparar con el gozo que viene!”.

Mi corazón exclama: “¡Maranatha!”.


Nota del traductor: Estimados lectores: Pido sus oraciones a favor del Dr. Reagan, de su esposa y de su familia. Que la voluntad del Señor sea hecha en la vida de nuestra hermana Ann, y que sea Él dando consuelo, fortaleza y esperanza a todos sus seres queridos. Recuerden que la oración del justo puede mucho.

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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jueves, 14 de diciembre de 2017

Estudie para ser Aprobado



Todo creyente debería ser un estudiante de la Biblia. Demasiados creyentes piensan que un estudio serio de las Sagradas Escrituras es solamente para su pastor o su ministro. Eso no es más que un error colosal. Cada hijo de Dios debería apropiarse diligentemente de la Palabra.

Un segundo error es pensar que para estudiar la Biblia se necesita un entrenamiento de seminario.¡Error! Charles Haddon Spurgeon nunca tuvo un entrenamiento bíblico formal. Tampoco lo tuvieron G. Campbell Morgan o Harry A. Ironside.

Ellos fueron estudiantes devotos de la Palabra, y aprendieron sus profundas verdades a través de horas de estudio, meditación y oración. El primer paso hacia la plenitud de vida es la inteligencia espiritual, crecer en la voluntad de Dios por medio del conocimiento de la Palabra de Dios.

Establezca un tiempo y lugar definidos en los cuales pueda estudiar sin distracciones. Muchos creyentes optan por las primeras horas de la mañana. Cada vez que usted mantenga esta cita fortalecerá el hábito. Cada vez que la deje a un lado lo debilitará.

También se puede disciplinar a usted mismo utilizando el tiempo libre para continuar sus estudios donde los dejó.

La motivación es tremendamente importante. El mayor incentivo para estudiar la Biblia es el hecho que es la Palabra de Dios. En la misma usted escucha a Dios hablarle. Cuando vive siendo consciente de esto, el estudiarla se convierte en un gozo y no en una tarea.

Otra motivación es tener que preparar para las clases de la Escuela Dominical o las Clases Bíblicas. Cuando usted sabe que tiene que explicar un pasaje o responder preguntas sobre el mismo también tiene un incentivo práctico.

Considérese bendecido si tiene el privilegio de enseñar la Palabra en una clase.

Otra experiencia que también motiva a leer la Palabra es testificar a los no creyentes, especialmente a los miembros de las sectas. A menudo ellos presentan argumentos que no somos capaces de responder. Nos sentimos avergonzados, y esto nos lleva a nuestro hogar a estudiar la Biblia hasta que podamos obtener una respuesta convincente.

En este sentido, los sectarios son nuestros amigos. Los creyentes que testifican crecen más rápido en el conocimiento de la Palabra. No debería pensar que el estudio de la Biblia será fácil. Prepárese para cavar, para investigar, para comparar, para analizar.

Comience con oración. Pida que el Espíritu Santo le hable a medida que lee.

Pídale que le muestre cosas maravillosas de la Palabra de Dios (Salmo 119:18). Sométase a Él como su Maestro.

Luego decida qué libro de la Biblia va a estudiar. Esto dependerá en parte de dónde se encuentra en su vida cristiana (si usted es un nuevo creyente o si ya tiene algún trasfondo de las Escrituras).

No trate de hacer mucho a la vez. Es mejor tomar unos pocos versículos y extraer algo de los mismos que leer todo un capítulo y olvidarse rápidamente de lo que ha leído. En términos generales, un capítulo es demasiado.

Lea el pasaje una y otra vez hasta que sea parte de usted.

El estar familiarizado con las palabras de la Biblia es invaluable.

Haga preguntas sobre las cosas que no entiende. Cuando las personas me preguntan cómo estudio la Biblia, les digo, "Con un signo de interrogación en mi mente".

Eso no significa que tengo preguntas con respecto a la verdad de la Palabra. Significa que siempre me pregunto, "¿Qué significa esto?" En el libro Disciples Are Made-not Born (Los Discípulos se hacen, no nacen), Walter A. Henrichsen escribió,

¿Qué dice que no logro entender? Escriba todos los problemas que tenga con el pasaje. Cuando comencé a estudiar la Biblia, pensaba que cuanto menos problemas encontraba, más entendía el pasaje. A medida que estudié más y más las Escrituras, me di cuenta que es más cierto pensar lo opuesto. Cuanto más profundizo en el pasaje, más problemas tengo. Es decir, me doy cuenta que hay más cosas en el capítulo que no entiendo.

Escriba su propio comentario sobre cada versículo. No ha asimilado el significado hasta que lo pueda explicar con palabras sencillas y entendibles. Luche por alcanzar esa meta. Un maestro llamado Russel L. Ackoff escribió:

Una vez tuve un alumno brillante, quien ahora es un profesor muy conocido, el cual escribió una tesis altamente técnica. Le pedí que asumiera que yo era un administrador corporativo común y corriente. ¿Podría explicarme su tesis brevemente?

Se dirigió al pizarrón y comenzó a llenarlo con símbolos matemáticos. Lo detuve y le recordé que yo era un administrador común y corriente y no un matemático.

Luego de una larga pausa él dijo "No creo que pueda explicarle muy bien las cosas si no utilizo un lenguaje técnico".

A menos que las personas se puedan comunicar en un lenguaje accesible, no sabrán de qué están hablando.

Obtenga ayuda de comentarios disponibles, diccionarios bíblicos y enciclopedias, versiones respetables de la Biblia, paráfrasis, libros que analizan cada palabra, y otras obras de referencia. Me beneficio mucho siempre que puedo acudir a este material.

Siga buscando respuestas a sus interrogantes. "Alguna de las preguntas que tiene serán respondidas en el transcurso de su estudio bíblico, algunas serán respondidas cuando hable con otros sobre las mismas, y otras nunca serán completamente respondidas".

Algunas veces los eventos de la vida cotidiana vierten luz sobre las Escrituras.

Los creyentes en un campo de concentración pueden ver tesoros en la Biblia que el resto de nosotros pasamos de largo.

Déle la bienvenida a las oportunidades para compartir el resultado de sus estudios. Esto esparce la bendición y lo libra de vivir en un mundo lleno de trivialidades.

Lea también:

Acerca del autor: William MacDonald, por más de cincuenta años, abordó los temas cruciales del cristianismo, en términos claros y sencillos. Sus más de ochenta libros se caracterizan por una presentación enérgica y valiente de la verdad.

Tomado de:

Haga clic sobre la imagen para adquirir este libro, el cual es distribuido por el Ministerio Llamada de Medianoche

jueves, 26 de octubre de 2017

Haga Amigos con su Dinero




Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes.
Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo.
Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza.
Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas.
Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo?
Él dijo: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta, siéntate pronto, y escribe cincuenta.
Después dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. Él le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta.
Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz.
Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.
Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?
Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?
Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él.
Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.
— Lucas 16: 1-15 —


A primer golpe de vista parecería que esta historia no pertenece a la Biblia. El problema es que parecería estimular la deshonestidad. Indudablemente muchos creyentes se sienten avergonzados por su inclusión en las Sagradas Escrituras. Quizá algunos quieran creer que si no la leen, entonces saldrá de la Biblia.

Pero no hay nada que temer. Cuando esta historia se interpreta correctamente tiene un rico significado. No promueve la maldad, sino que enseña que existe una forma positiva en la cual deberíamos imitar a este mayordomo. Vayamos a la historia. El amo recibe la noticia que el administrador ha estado robando de sus fondos. Su reacción es predecible: despide al embustero pero le exige que dé cuentas antes de irse. El amo naturalmente quiere saber la magnitud de su pérdida.

Esto hace que el ladrón caiga cuesta abajo. A partir de ahora no tiene medios visibles de sustento ni seguridad para el futuro. Es demasiado viejo para hacer tareas físicas y siente mucha vergüenza como para mendigar. ¿Qué hacer?

Repentinamente tiene una idea fantástica. Dará los pasos necesarios para asegurarse que siempre tendrá amigos. Las puertas siempre estarán abiertas para él, y siempre será bienvenido a entrar y disfrutar de una comida.

Llama a los clientes de su amo uno por uno.

"¿Cuánto debes?", le dice al primero.

"Debo aproximadamente 800 galones de aceite de oliva".

"Bueno, te diré lo que debes hacer. Paga 400 galones y saldamos la cuenta".

El segundo cliente: "¿Y cuánto debes tú?".

"Mi cuenta es por 100 medidas de trigo".

"Haré un trato contigo. Paga 80 medidas y haré que tu factura diga COMPLETAMENTE PAGADO".

El amo supo de sus malvadas artimañas. El mayordomo no tenía derecho de regatear de esa forma. El dinero le pertenecía al amo, no al mayordomo. Por eso el versículo 8 nos sorprende tanto "Y alabó el amo al mayordomo malo". Esta actitud no sólo parece ser condescendiente con la deshonestidad, sino que además parece recomendarla.

Existen dos soluciones para resolver esta dificultad.

Solución No. 1. El estímulo no es a favor de la deshonestidad sino a favor de una planificación sabia. "Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente". La forma particular en la cual obró sagazmente le aseguró que tendría amigos en el futuro.

Solución No. 2. El futuro del cristiano no está en este mundo sino en el cielo, "los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz". En otras palabras, los incrédulos a menudo son más previsores que los creyentes. Así como el hombre de la parábola, los incrédulos dan pasos para asegurarse que tendrán amigos en su futuro, es decir su futuro aquí en la tierra. Los cristianos no parecen ser tan precavidos como para hacer amigos en su futuro en el cielo.

El Señor Jesús está ahora dispuesto a aplicar la parábola a sus oyentes. "Y Yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas" (v. 9). Al referirse a las riquezas injustas se refiere al dinero. Pese a que el dinero en sí mismo no es ni bueno ni malo, Jesús lo llama injusto porque a menudo se obtiene en forma deshonesta y a menudo se usa con propósitos injustos. Él mismo sería traicionado poco después por 30 piezas de plata. Incluso hoy día hablamos del dinero como del vil metal. Pablo nos recuerda que "el amor al dinero es raíz de todos los males" (1 Timoteo 6:10a).

Sin embargo, podemos hacernos amigos con el dinero. ¿Cómo podemos lograrlo? Usándolo para propagar el evangelio. Al invertir dinero en Biblias, Nuevos Testamentos, y porciones de la Escritura. Sustentando la obra misionera. Contribuyendo a las emisiones radiales del evangelio en el mundo entero. En resumen, invirtiendo en la obra del Señor. Aquellos que se salvan a través de estos medios serán nuestros amigos para toda la eternidad.

"Para que cuando éstas fallen os reciban en las moradas eternas".

Diferentes versiones de la Biblia difieren aquí. Algunas dicen, "cuando éstas falten", otras "cuando ustedes falten". Pero la diferencia carece de importancia, porque cuando el discípulo falte o muera, su dinero faltará también. Ya no tendrá valor para él. Debe usarlo mientras vive ya que después no podrá. Cuando muera ya no le pertenecerá a él.

"Os reciban en las moradas eternas". "Os reciban" se refiere a las personas que se han convertido a través de la inversión de nuestros recursos en la obra del Señor. Las moradas eternas son las muchas mansiones en la casa de nuestro Padre (Juan 14:2). Los amigos que hacemos con las riquezas injustas serán como un comité de bienvenida cuando alcancemos las puertas de gloria. Será el cumplimiento del deseo de este poeta anónimo:

Cuando en las mansiones celestiales,
Me rodeen por doquier los salvos,
Quiero escuchar que alguien diga,
"Fuiste tú que me invitaste a venir aquí". 

Permítame darle una ilustración sobre cómo funciona esto. Cuando un determinado creyente devoto estaba por cumplir 80 años, sus hijos y su hija quisieron sorprenderlo con una fiesta y algún regalo que en realidad apreciara. Pero no podían decidirse sobre algún regalo que fuera verdaderamente significativo. Después de todo, ¿qué necesitaba un hombre de 80 años? Finalmente fueron a él y le preguntaron qué le gustaría recibir en su cumpleaños. Pensó unos minutos y luego dijo "Me gustaría ver una porción de la Escritura impresa en algún idioma que jamás haya sido impresa". Esto no era exactamente lo que la familia tenía en mente, pero decidieron satisfacer su deseo. Por lo cual fueron a la Sociedad Bíblica y le contaron sobre el inusual pedido de su padre.

"Qué interesante", dijo el director, "precisamente estamos preparando la impresión del evangelio de Juan en un dialecto africano por primera vez". Cuando la familia preguntó sobre el costo, al principio quedaron impactados, pero no se volvieron atrás. Con gran entusiasmo juntaron el dinero y se lo presentaron a la Sociedad Bíblica el día que su padre cumplió 80 años. Aquel anciano quedó sumamente entusiasmado.

Le invito a que nos proyectemos cien años hacia el futuro. Un día, este fervoroso cristiano (que ya no será anciano) estará caminando por las calles de oro, y se encontrará con un hermano en Cristo (ya que no hay extraños en el cielo). La conversación que tienen es más o menos así:

"¿Cómo llegaste a la ciudad celestial?".

"Bueno, permíteme decirte. Yo vivía en África inmerso en la idolatría pagana. Pero alguien se preocupó lo suficiente por mí y por mi pueblo como para darnos el evangelio de Juan traducido e impreso en nuestro propio idioma. Nunca olvidaré el día que aquellos evangelios llegaron a nuestro pueblo. Cuando leí la maravillosa historia del amor del Salvador destruí mis ídolos, me arrepentí de mis pecados y recibí a Jesús como mi única esperanza celestial".

¿Quién podría describir el gozo de aquel hombre al encontrarse con este trofeo de gracia que fue ganado para el Señor a través del regalo que le hicieron cuando cumplió 80 años? Al escribir este libro veo una carta de la Misión Wycliffe de Traducción de la Biblia que en parte dice: "Recientemente recibí un cheque por 83,000 dólares de un empresario de 89 años para que el Nuevo Testamento se imprimiera en tres diferentes dialectos de Ghana. Según su sobrino, este hombre no posee acciones, ni bonos, ni ninguna otra cosa significativa, pero quiere dar lo que el Señor le ha confiado mientras lo tenga disponible. Siente la urgencia de compartir la palabra de Dios en todo el mundo".

¡Piense en la bienvenida que tendrá este hombre cuando llegue a su hogar!

En el versículo 10, nuestro Señor indica que la forma de administrar el dinero es una radiografía de nuestra fidelidad en otras áreas. Él habla del dinero como de "lo que es poco". Esto, por supuesto, está en oposición a lo que el hombre moderno piensa; él cataloga al dinero como "lo más". Si somos fieles en nuestra administración de algo que carece importancia, tal como el dinero, seremos contados como fíeles en los asuntos que tienen una importancia espiritual y eterna. Aquel que no sea de fiar con mamón no será de fiar con las verdaderas riquezas (v. 11). Al contrastar el dinero con las verdaderas riquezas, el Salvador destruye el mito que la afluencia material hace a una persona rica. Las verdaderas riquezas son las bendiciones que tenemos en Cristo Jesús: la comunión mundial de la familia de Dios; el privilegio de servir al Señor; las grandes verdades de la Biblia.

"Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro" (v. 12, NASB).

Las palabras "lo ajeno" quieren recordarnos que nuestro dinero en realidad no es nuestro. Pertenece a Dios, y somos mayordomos cuya función es administrar lo que es de Él. Si Él no puede confiarnos el uso sabio de su dinero, ¿cómo podría darnos lo que es nuestro? En otras palabras, ¿cómo puede darnos amigos en nuestro futuro, obtenidos a través de nuestra mayordomía? ¿Cómo puede concedernos verdades espirituales profundas de la Palabra? ¿Cómo puede recompensarnos en el juicio del Tribunal de Cristo?

Por segunda vez en los Evangelios, Jesús dice que es absolutamente imposible vivir para Dios y para el dinero al mismo tiempo. Existe un conflicto de intereses y una división de rentabilidad. A pesar de la claridad con que Él lo dijo, los creyentes aún tratan de hacerlo. ¡Qué extraño! Cuando los fariseos escucharon la poca estima que Jesús tenía del dinero se mofaron. Ellos creían que sabían más que Él. Probablemente miraban sus riquezas y las consideraban una prueba del favor divino. Ellos amaban el dinero y querían tanto como pudieran tener. Desde el punto de vista mundano ellos eran sabios. Pero Jesús los expuso como fraudes de la piedad. Ellos procuraban tener una apariencia justa delante de otros hombres, pero por dentro eran corruptos. Las riquezas que ellos valoraban eran detestables para Dios. Eran religiosos codiciosos y fraudes espirituales. Ellos podían ponerse del lado del mayordomo infiel, el cual fue infiel en lo poco, y no se le podía confiar lo ajeno, por lo cual no era digno de recibir las verdaderas riquezas.


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Acerca del autor: William MacDonald, por más de cincuenta años, abordó los temas cruciales del cristianismo, en términos claros y sencillos. Sus más de ochenta libros se caracterizan por una presentación enérgica y valiente de la verdad.

Tomado de:

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domingo, 1 de mayo de 2011

El Pueblo de Dios no será avergonzado en el tiempo de calamidad


Cuando comencé a preparar este mensaje, el periódico Wall Street Journal reportaba que el mundo entero estaba cubierto bajo una gran nube de miedo. Las personas en todas las naciones están ahora paralizadas por lo que está aconteciendo en el mundo.

Fui guiado al Salmo 37, escrito por David, el cual dice: “Conoce Jehová los días de los perfectos, y la heredad de ellos será para siempre. No serán avergonzados en el mal [y catastrófico] tiempo, y en los días de hambre serán saciados” (Salmo 37:18-19, énfasis añadido).

He aquí una profecía asombrosa para el pueblo de Dios, y se está cumpliendo ante nuestros ojos. En pocas palabras, el Salmo 37 nos dice que el Señor actúa contra aquellas sociedades cuyos pecados han afrentado al cielo. David profetiza: “Los brazos [el poder] de los impíos serán quebrados” (37:17). Pero este mismo salmo es también uno de mucha esperanza. Contiene una promesa increíble para aquellos que ponen su confianza plenamente en el Señor.

Primero, llega el tiempo cuando Dios ya no puede soportar la codicia, la ambición y el fraude que hombres impíos cometen contra los pobres y necesitados. La profecía de David habla de una pérdida súbita de poder financiero: “Mas los impíos perecerán, y los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros serán consumidos; se disiparán como el humo” (Salmo 37:20). Lo que se deduce aquí es que el fuego consumirá súbitamente la riqueza de los poderosos. Las riquezas rápidamente se convertirán en humo, tal como la grasa en las llamas.

Y ciertamente vemos ese cuadro en lo que le ha acontecido a la economía de Estados Unidos. En cuestión de dos semanas, más de 4 trillones de dólares de riqueza estadounidense desaparecieron. Ahora se nos dice que otros trillones más se desvanecerán como humo. Las Bolsas de Valores de todo el mundo han estado en shock al escuchar las noticias, y los corredores de bolsa han estado llorando y lamentándose.


Lo que vemos que le está sucediendo a nuestra economía no es sólo la venganza de Dios. Tiene que ver con el mismísimo honor y gloria del Dios Todopoderoso. Él no se quedará mirando sin hacer nada mientras que sus caminos son calumniados por los impíos. Ezequiel escribe: “El tiempo ha venido, se acercó el día; el que compra, no se alegre, y el que vende, no llore, porque la ira está sobre toda la multitud… Tocarán trompeta, y prepararán todas las cosas, y no habrá quien vaya a la batalla; porque mi ira está sobre toda la multitud” (Ezequiel 7:12, 14). En medio de la maldad, Dios ha sonado la trompeta de alarma, pero la advertencia ha sido ignorada.

Pablo también describe nuestros tiempos cuando escribe: “En los postreros días vendrán tiempos peligrosos…los hombres malos y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Timoteo 3:1, 13). Piense en las grandes compañías inmobiliarias que sedujeron y engañaron a los pobres, a los que no tienen mucha educación y a los desempleados. Estas personas, sin saber mucho, fueron inducidas a firmar créditos hipotecarios que nunca podrían pagar, y cuando llegó el momento de pagar, se quedaron sin casas. Bancos de buena reputación quebraron debido al fraude, pero sus ejecutivos salieron de apuros con sus muchos millones, gracias a sus "clausulas doradas" en caso de bancarrota.

Aquí está el tema de mi mensaje: “El que sostiene a los justos es Jehová…No serán avergonzados en el mal tiempo [de calamidad]” (Salmo 37:17, 19, énfasis añadido). Usted puede preguntarse: “¿Qué significa esto exactamente?” Significa simplemente lo siguiente: Dios es fiel no solamente en pagar por las maldades, sino también en cumplir sus promesas. En efecto, David está diciendo: “Miren a su alrededor y vean cómo Dios cumple su Palabra. Sus advertencias ahora están siendo manifestadas en los encabezados de sus periódicos, sus acciones están en todos los medios de comunicación. Yo les pregunto, ¿no mantendrá también Dios su Palabra para preservar a sus escogidos?”.

Piense en esto: No importa lo que suceda en el mundo, no importa cuán espantosas se vuelvan las noticias, cuán severamente se sacuda el mundo, cuánto se tambaleen las economías hacia el colapso; el pueblo de Dios no será avergonzado. Por supuesto que Dios trabajará con nuestra fe para cumplir su Palabra con nosotros. Podremos sufrir, pero él saldrá a favor de todos aquellos que confían plenamente en él. El mundo nunca nos podrá decir: “Su Dios no mantuvo su Palabra”.

No se equivoque, vamos a enfrentar situaciones imposibles en los días que vienen. Pero nuestro Dios dice que él es Dios de lo imposible, hace milagros donde no hay respuestas humanas. De hecho, por voluntad propia él pone su reputación en las manos de su pueblo, invitándonos a comprometerlo a su Palabra. Usted puede pensar: “Pero... Dios puede defender su propio nombre. El no me necesita.” ¡No es así! Dios ha escogido a su gente para que sean Su testimonio a un mundo adormecido, insensible. Y él nos llama a comprometerlo abiertamente a hacer lo que Él ha prometido.

Amado santo, ¿está usted enfrentando una situación en la cual aún no ha comprometido a Dios? ¿Está usted siendo llamado a poner su fe en un lugar desconocido y distante? ¿Ha llegado a la conclusión que “sólo un milagro del Señor puede salvarme”? Tal vez no podemos imaginarnos cómo es que Dios nos librará; nadie en la Biblia lo supo tampoco. Pero sí sabemos esto: Tan sólo uno de sus ángeles puede desbandar a 185,000 hombres (2 Reyes 19:35)

Dios nunca avergonzará a los que confían en él. Él cumplirá su Palabra para con usted porque su propio honor está en juego.

Nota del editor: Este artículo es un fragmento de un sermón predicado en diciembre del 2008.

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Lea el artículo completo:
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