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sábado, 24 de mayo de 2025

Observaciones del Editor: ¡Ojalá que Vivas en Tiempos Interesantes!

Director y Evangelista Sénior 
Ministerio Cordero y León



¡Ojalá que vivas en tiempos interesantes! 

Se afirma que esta bendición con doble sentido proviene de una maldición china. En realidad, la expresión es de origen inglés. “Tiempos interesantes” es un eufemismo para tiempos difíciles, lo que convierte la bendición en una velada advertencia de desgracia.

Sea una advertencia o una bendición, ciertamente vivimos en tiempos interesantes.

Muchos ministerios que se enfocan en la profecía bíblica están enfatizando la creciente oscuridad y señalando acontecimientos que llegarán a buen término durante la Tribulación, después de que la Iglesia haya sido raptada. Otros ministerios evangélicos ignoran cualquier advertencia en su esfuerzo por enfatizar sólo la gracia y la misericordia de Dios — dejando a aquellos que rechazan la oferta de salvación de Jesús sin darse cuenta de que Su ira permanece sobre ellos (Juan 3:36).

La misión del seguidor de Cristo es caminar por la delgada línea — lo que podríamos llamar “el camino recto y angosto”. Al mismo tiempo que animamos a todos aquellos que esperan el regreso del Señor, advertimos a los pecadores que huyan de la ira que vendrá y que se acojan a los brazos amorosos de nuestro Salvador. Consideramos que es un gran privilegio vivir en un tiempo como éste, cuando podemos presenciar el cumplimiento convergente de las profecías que “muchos profetas y justos” anhelaban ver en la antigüedad (Mateo 13:16-17).

La observación de Jesús a sus discípulos hace 2,000 años ha sido cierta a lo largo de la Era de la Iglesia, y ciertamente todavía se aplica hoy en día.

Sin embargo, debido a que somos tan bendecidos, estamos sujetos a un nivel de responsabilidad que supera a aquellos que vivieron en los tiempos del Antiguo Testamento. Jesús dejó esto claro cuando dictó siete cartas a las iglesias de Asia Menor (la actual Turquía). Esas cartas, en Apocalipsis 2-3, están llenas de elogios, amonestaciones, revelaciones y promesas.

Para quienes tienen ojos para ver y oídos para oír, las cartas del Apocalipsis todavía ofrecen mensajes urgentes de advertencia y esperanza a la Iglesia de hoy y a cada cristiano por igual. El Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que ha de venir, el Todopoderoso, nos asegura que volverá pronto.

A usted y a mí se nos promete una bendición simplemente por leer lo que Jesús reveló a Sus siervos. Pero, ¿de verdad estamos escuchando? 


Tim Moore

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

jueves, 15 de mayo de 2025

3 Señales de Daniel que Anuncian el Fin del Mundo

Por Dr. Nathan E. Jones


[Nota: El siguiente es un extracto del capítulo del Dr. Nathan Jones en el libro, Tracking Toward Tribulation and the Any-Moment Intervention by Jesus Christ, editado por Terry James, con la colaboración de Tim Moore. Pida su copia en Amazon (tapa blanda, Kindle y audiolibro)].    

Aunque oí, no pude entender: así que dije: Mi Señor, ¿cuál será el resultado de estos eventos?” (Daniel 12:8; NASB1995).

El profeta Daniel había estado escuchando atentamente al ángel Gabriel pronunciando una serie de mensajes alucinantes. Dios estaba revelando el ascenso y la caída de grandes imperios, lo que finalmente conduciría a un imperio global dirigido por un déspota, a quien el apóstol Juan llamaría más tarde el Anticristo, con su inevitable destrucción por medio de la mano de Dios.

Por supuesto, todos estos grandes imperios estaban todavía tan lejos en el futuro, desde la perspectiva de Daniel, que obviamente estaba bastante perplejo por lo que estaba escuchando. Frotándose la frente arrugada en señal de confusión, Daniel le pidió al poderoso mensajero de Dios que le diera alguna explicación. Para su consternación, el ángel respondió con un firme: “¡De ninguna manera!”. Explicó que Daniel nunca podría entender realmente estas profecías, porque era necesario que sucedieran demasiados eventos antes de que pudieran cumplirse y, por lo tanto, entenderse correctamente.

Afortunadamente, Gabriel agregó que habría tres señales principales que marcarían el “tiempo del fin”, en el que culminaría el final de esta serie de eventos. Encontramos el texto fuente de estas señales en Daniel 12:4. “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia aumentará”. Añadió que sólo aquellos que vivieran en los tiempos del fin, y que fueran “entendidos” (es decir, espiritualmente discernidores) entenderían por fin estas profecías. Reconocerían que el aumento exponencial en el conocimiento, los viajes y la comprensión profética anunciarían el fin de estos reinos controlados por los humanos con el segundo advenimiento del Mesías, que establecería Su reinado milenial terrenal (Daniel 12:3-10).

1) Aumento del Conocimiento

Exploremos la primera señal: un gran aumento del conocimiento.

A menos que seas un niño pequeño que juega con el Android de tu madre, has vivido lo suficiente como para darte cuenta de que la forma en que obtenemos información ha cambiado mucho— demasiado — en las últimas décadas. Ni siquiera hablemos de décadas, sino de años. El niño que llega a la edad adulta hoy puede, con un escalofrío, mirar hacia atrás a principios de la década del año 2000, cuando no había Wikipedia, ni Gmail, ni redes sociales como Facebook y Twitter (ahora llamada X), ni computación en la nube, ni tabletas, ni teléfonos inteligentes y, ciertamente, no había conectividad a Internet de alta velocidad. ¿Recuerdas el sonido que hacía un módem cuando conectaba a un internauta a la World Wide Web? Hazle esa pregunta a un niño de diez años hoy y ni siquiera podría decírtelo. Ni siquiera Bob Dylan podría haber imaginado lo mucho que cambiarían las cosas cuando, en la edad de piedra de 1963, cantó “The Times They Are A-changin” (Los tiempos, están cambiando).

Sin embargo, los tiempos no siempre fueron así. Durante miles de años de historia humana, la vida permaneció prácticamente igual. Claro, cada 300 años más o menos, el mundo lograba una innovación que revolucionaba el mundo, moviendo a la humanidad de, digamos, la Edad de Bronce a la Edad de Hierro. Pero, en su mayor parte, las limitaciones en los viajes dejaron a la mayoría de los inventos acordonados en un pequeño rincón del mundo. Pero, entonces, finalmente llegó el año 1454 d. C., y el orfebre alemán Johannes Gutenberg lanzó la primera prensa de tipos móvil y reutilizable (como una fotocopiadora antigua). Por fin, las palabras de conocimiento podían ser copiadas masivamente en papel y distribuidas por todas partes. La era del libro impreso revolucionó el mundo, y Gutenberg comenzó con la fuente de todo conocimiento—la Biblia.

¿Te sorprendió saber en tus clases de historia que los avances que más han cambiado el mundo se han hecho en los últimos 150 años más o menos? Y, a medida que nos acercábamos a nuestros días, ¿cómo cada descubrimiento se producía cada vez más rápido, a medida que se lograba un avance sobre otro? Esta aceleración cada vez más rápida en el aprendizaje se denomina Curva Exponencial. Nuestro conocimiento ha experimentado un crecimiento exponencial a medida que un avance se construye sobre otro a un ritmo cada vez más rápido.

¿Cuál dirías que ha sido el descubrimiento más importante que nos ha ayudado a facilitar el advenimiento de esta explosión masiva en el crecimiento del conocimiento? Si respondiste “la computadora”, entonces estarías en lo correcto.

Cuando se trata de la curva exponencial de las computadoras, el viejo chiste es: “¿Cómo sabes cuándo tu computadora está obsoleta?”. La respuesta es: “Cuando la sacas de la caja”. Sin embargo, eso no está muy lejos de la verdad, ya que las compañías de computadoras duplican las velocidades de procesamiento de las computadoras aproximadamente cada 18 meses. Conocida como la Ley de Moore (en honor al cofundador de Intel, Gordon Moore), ésta es sólo una manifestación de la tendencia mayor en la forma en que todos los cambios ocurren a un ritmo exponencial. En 2023, las computadoras cuánticas comenzaron a procesar a velocidades equivalentes al cerebro humano. Para el año 2045, en apenas un cuarto de siglo, la Ley de Moore predice que poseeremos computadoras con la capacidad computacional equivalente a toda la raza humana.

No sólo la curva exponencial en todas las áreas de la tecnología informática ha aumentado nuestro conocimiento a niveles estupendos, sino que las computadoras han ayudado en todos los principales descubrimientos científicos de nuestros días. Tampoco necesitamos meter tantos datos en nuestros cerebros, ya que la capacidad de almacenar y acceder fácilmente a los datos significa que podemos seguir aprendiendo como nunca antes lo habíamos aprendido en la historia de la humanidad.

La curva exponencial no se limita sólo a las computadoras. Otros avances en biomedicina, ciencias espaciales, ingeniería química, ingeniería humana y todas las demás ciencias han ido subiendo más rápido y más pronunciadamente en sus curvas exponenciales con cada día que pasa.

Se espera que, en los próximos cinco años, la tecnología mundial sea 32 veces más avanzada de lo que es hoy. También se ha estimado que el 65% de los niños de jardín de infantes de hoy, una vez que finalmente se gradúen de la universidad, terminarán trabajando en trabajos completamente nuevos que, en este momento, ni siquiera existen.

Considere que, hace sólo cien años, la información que la mayoría de la gente aprendió a lo largo de toda su vida equivalía al contenido de una edición dominical de The New York Times. Nuestra capacidad actual de consumir prácticamente la misma cantidad de información diariamente muestra cuánto ha aumentado el conocimiento de la humanidad en un período de tiempo muy corto.

El aumento exponencial del conocimiento actual apunta al hecho de que estamos viviendo en los tiempos del fin profetizados, y que Jesucristo vendrá pronto.

2) Aumento del Transporte

Note que, en esa misma profecía, el ángel le dijo a Daniel que, además de un gran aumento en el conocimiento, “muchos correrán de aquí para allá” (Daniel 12:4). Este tremendo aumento en los viajes también ocurriría en el mismo contexto, que es el de los tiempos del fin. Dios estaba revelando que, una vez que la gente comenzara a ir de un lado a otro, tanto más lejos como más rápido, esos años finales, antes de que Cristo regresara para establecer Su Reino Milenial, finalmente estaban sobre nosotros.

Detente y piensa cómo viajaba la gente hace un siglo. La mayoría de los caminos ni siquiera estaban pavimentados y eran transitados por carros tirados por caballos. Mira en YouTube el video de San Francisco grabado en 1906 y verás muchos más caballos que carruajes sin caballos. La gente rara vez, o nunca, abandonaba sus ciudades natales. La domesticación de animales y los primeros comienzos de las carreteras decentes, luego las bicicletas, los globos, los botes y los automóviles simples se desarrollaron, pero no fueron ampliamente recibidos.

Desde principios del siglo XX, la humanidad inventó aviones y jets, e incluso hemos abandonado la atmósfera de la Tierra en cohetes y transbordadores espaciales. Antes, la gente tardaba meses en viajar al extranjero en barco, pero ahora recorremos esa misma distancia en el extranjero en cuestión de horas. En el mundo de hoy, las personas siempre están en movimiento, tal como el ángel profetizó a Daniel.

El aumento exponencial de los viajes en la actualidad apunta al hecho de que Jesucristo regresará pronto.

3) Aumento en la Comprensión de la Profecía

¿Sabías que la profecía bíblica constituye un enorme 31% de la Biblia? El plan general de Dios para las edades parece ser más bien como un rompecabezas de 100 piezas, y hasta ahora, Él sólo ha provisto 75 piezas. Uno puede distinguir el contorno de una imagen, pero hasta que se desarrollen ciertos eventos, que luego agregan otra nueva pieza al rompecabezas, la imagen permanece incompleta.

Aun así, las 75 piezas que tenemos ahora son mucho más numerosas que las que Daniel alguna vez tuvo. Como Jesús explicó a sus discípulos: “De cierto os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron” (Mateo 13:17). Incluso entonces, los apóstoles no entendieron muchas de las enseñanzas de Cristo hasta después de Su resurrección, cuando Él las explicó abiertamente; y luego envió al Espíritu Santo en Pentecostés, para proporcionar más iluminación. Incluso entonces, los apóstoles esperaban el inminente regreso de Cristo y no una larga espera de 2,000 años.

Hoy en día, las diversas señales de los tiempos del fin, relacionadas con la naturaleza, la sociedad, la política mundial, la tecnología, Israel y las señales espirituales están llegando a nosotros a un ritmo tan fantástico que los maestros de profecía bíblica como el Dr. Ron Rhodes han comenzado a llamar al fenómeno “La Convergencia”. Tantas señales de los tiempos del fin que convergiendo a la vez han mejorado enormemente nuestra comprensión de la profecía bíblica de los tiempos del fin, tal como Gabriel lo predijo.

El aumento exponencial de hoy en día en la comprensión de la Palabra profética de Dios apunta al hecho de que Jesucristo regresará pronto.

Reconocer los Tiempos

Estas tres señales principales, junto con cientos más provistas en la Biblia, se están cumpliendo en nuestros días, revelando el hecho de que el Señor podría regresar en cualquier momento. Al mirar a través del filtro de la Biblia todos los acontecimientos maravillosos, pero aterradores, que se desarrollan ante nosotros, debemos entender claramente los tiempos en los que vivimos. Como resultado, nos consuela saber que Dios lo tiene todo bajo control, que tiene un gran plan en marcha y que Sus hijos juegan un papel vital en ese plan. Los cristianos estamos llamados a servir a Dios en estos tiempos oscuros con todos nuestros dones, recursos y experiencia únicos.

Para aquellos de ustedes que aún no han aceptado a Jesucristo como su Salvador, pero ahora reconocen que estamos viviendo en los tiempos del fin, darse cuenta debería actuar como un despertador que los despierta al hecho de que al mundo no le queda mucho tiempo. Todos vivimos en tiempo prestado. Por lo tanto, acepte el hecho de que Dios ama tanto al mundo que dio a Su Hijo unigénito para que todo aquel que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16).

Recurso

Con la mayoría de los púlpitos ahora tristemente desprovistos de enseñanza y predicación profética, es crucial que a los cristianos se les dé la verdad a medida que se acerca el tiempo de la Tribulación. Los claros e impactantes capítulos de Tim Moore y Nathan Jones en este libro proclaman las advertencias de Dios acerca de estos tiempos actuales y ayudan a cumplir las palabras del gran profeta Daniel, inspiradas por el Espíritu Santo: “Los sabios sí entenderán”.

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miércoles, 11 de septiembre de 2024

Evangelismo Centrado en la Profecía

 Por Tim Moore

¿Entiendes lo que lees? Él dijo: —¿Y cómo podré, si alguien no me enseña? (Hechos 8:30-31)

Una crítica constante a la profecía bíblica — o al menos a los defensores de la importancia de la Palabra profética de Dios — es que tiene poca relevancia para los creyentes individuales, o para la obra central de la Iglesia. Muchos pastores expresan renuencia a predicar sobre la profecía porque tienen muchas otras preocupaciones que claman por su atención, desde problemas matrimoniales y familiares, hasta Satanás y el pecado pisándole los talones a su rebaño.

Otros son abiertamente hostiles a la profecía bíblica. Rick Warren, un prominente pastor que dirige una gran iglesia y es un autor de best-sellers, caracteriza la profecía como una “distracción”, y dice que cualquiera que se permita involucrarse en distracciones como estudiar la profecía “no es apto para el reino de Dios”. Otro conocido defensor del cristianismo reimaginado, Tony Campolo, dijo: Los cristianos rígidos, que creen en la posibilidad del pronto regreso de Jesús son un problema real para todo el mundo”. Está claro que estos hombres expresan una hostilidad hacia la profecía bíblica que es perturbadora.

Los propios discípulos de Jesús expresaron ciertas expectativas basadas en su comprensión de las profecías del Antiguo Testamento. Durante una visita a Jerusalén, después de la profecía de Jesús acerca de la destrucción del impresionante Templo construido por Herodes, se acercaron al Señor en privado y le preguntaron: “Dinos, ¿cuándo sucederán estas cosas, y cuál será la señal de tu venida y del fin del siglo?” (Mateo 24:3). Jesús no desestimó sus expectativas ni se burló de su entendimiento. Y, ciertamente, no reprendió su interés en lo que había sido profetizado. En cambio, expuso las señales de Su venida y del fin del siglo.

¿Por Qué Estudiar Profecía?

La primacía de la profecía fue introducida en los primeros capítulos del Génesis por Dios mismo y está entretejida a lo largo de todo el libro hasta el último capítulo del Apocalipsis. Pronunciada por Dios — ya sea directamente o a través de Sus profetas — beneficia a aquellos que la toman en serio.

Después de Su resurrección, Jesús le preguntó a Pedro tres veces: “¿Me amas?” (Juan 21:15-17). Pero, en Juan 12:44, la pregunta retórica detrás de Su interacción con la multitud era: “¿Confían en mí?”, incluso cuando dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió”. Y, puesto que el espíritu de la profecía es el testimonio de Jesús, el estudio de la Palabra profética de Dios nos ayuda a identificar, entender y compartir al Hijo.

En un sentido muy real, el mayor valor de entender la profecía bíblica no radica en ahondar en el conocimiento secreto accesible sólo a los súper santos del Altísimo. Proporciona la motivación y la comprensión para compartir el Evangelio con la Palabra inspirada por Dios y en el poder del Espíritu Santo.

Esto nos lleva al pasaje citado al principio de este artículo y explica la misión de Felipe en el camino de Jerusalén a Gaza. Un ángel le dijo: “Levántate y ve al sur”, se levantó y se fue (Hechos 8:26-27). Cuando llegó allí, se encontró con un eunuco etíope que regresaba a casa después de adorar en Jerusalén. Este hombre era obviamente observador y viajó una larga distancia para llegar al Templo. A pesar de su devoción, el eunuco era incapaz de entender los escritos proféticos de Isaías: “Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; mas su generación, ¿quién la contará?, porque fue quitada de la tierra su vida” (Hechos 8:32-33, citando a Isaías 53:7-8).

Inspirado por el Espíritu Santo, Felipe “abrió su boca, y comenzando desde esta Escritura le anunció el evangelio de Jesús” (Hch 8:35). Los ojos del etíope también se abrieron e inmediatamente expresó el deseo de profesar su fe en Cristo. La obediencia de Felipe y su disposición a explicar la verdad de la profecía mesiánica hicieron que el nuevo converso siguiera su camino lleno de gozo.

Otro ejemplo famoso de evangelismo a través de la profecía se encuentra en el primer sermón de Pedro en Pentecostés. Se encuentra en Hechos 2:14-36, es una recitación de una profecía tras otra cumplida en la vida y persona de Jesús. Joel dijo: “Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán...”. “No estamos ebrios de vino, sino llenos del Espíritu Santo de Dios”.

Hablando del Mesías, David predijo: “No dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que Tu santo vea corrupción...”. “Jesús nazareno, aprobado por Dios con maravillas, prodigios y señales... fue entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios para ser crucificado por manos de inicuos... pero Dios lo levantó, porque era imposible que fuera retenido por la muerte”.

También se le prometió a David que uno de sus descendientes se sentaría en su trono, aunque David permanece muerto y enterrado mientras Jesús vive de nuevo. Es por eso que David también previó a Su Hijo exaltado ascendiendo al cielo, y escuchó de antemano: “Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. “Ésta es una promesa que permanece en Jesús, el Señor y Cristo, a quien ustedes crucificasteis”.

Al oír esta clara lectura de la profecía bíblica y comprender su cumplimiento en la persona de Jesús, 3,000 de las personas reunidas en Jerusalén “se compungieron de corazón” y clamaron por salvación.

Testimonios Abundan

Podría citar muchos ejemplos de hombres y mujeres compungidos de corazón por la profecía bíblica. Cara a cara con la verdad de que Jesús es el Cristo profetizado, el Hijo del Dios viviente; consciente de que Él derramó Su propia sangre inocente de acuerdo con el plan de salvación predicho por Dios; convencido de que Él murió, pero no sufrió corrupción al resucitar y ascender a la diestra del Padre en el Cielo; convictos de su propio pecado y del castigo merecido por su pecado contra Dios, como se dice en Su Palabra; y creyendo en Su promesa de preparar un lugar para aquellos que confían en Él y rescatarnos de la ira venidera... hombres, mujeres, niños y niñas han invocado el Nombre de Jesús y así han sido salvos.

Nuestro amigo y colega evangelista, Jimmy Phillips, ha estado predicando la profecía bíblica durante 76 años. Cuando se le preguntó por qué enfatizaba la Palabra profética de Dios, Jimmy respondió: “La predico en primer lugar porque la Biblia la enseña. La Biblia no tiene errores. Y los santos varones de Dios hablaron inspirados por el Espíritu”. Con respecto a la urgencia de ese mensaje, el Dr. Phillips dijo: “La convergencia de las señales que tenemos hoy apuntan al Rapto de la Iglesia”.

John Neese, el fundador de SAC Orphans, ha descubierto que la profecía bíblica lo conecta con los niños en Rusia. Resuenan con la esperanza y la promesa transmitidas en las profecías que apuntan a nuestro Señor venidero.

George Collich, quien formó parte del personal del Ministerio Cordero y León durante muchos años, se sintió atraído hacia el Señor mientras escuchaba al Dr. David Reagan enseñar acerca de Apocalipsis.

Jack Hollingsworth, cuya vida fue devastada por el alcohol, fue salvado y luego dedicó su vida a convertirse en un evangelista cantante ansioso por proclamar la verdad profética que lo había liberado.

Aún hay Poder en la Palabra

Juan el Bautista preguntó a los fariseos y a los saduceos: “¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?” (Mateo 3:7). Pablo afirmó que, entre las bendiciones que Dios da a los que reciben la salvación está “esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1 Tes. 1:10). Sin la Palabra profética, no tendríamos ninguna advertencia de la ira ni anticipación del rescate. Alabado sea Dios que, sabiendo ambos, estamos motivados a un evangelismo urgente.

Jesús dijo a sus discípulos: “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63). Algunos cristianos piensan que las palabras en letras rojas de su Biblia impresa tienen un significado especial, ya que han sido coloreadas por los editores para resaltar las palabras habladas de Cristo. Ese mismo patrón continúa en Apocalipsis en Biblias promocionadas como “Ediciones de Letras Rojas”.

Pero, ¿qué hay de las palabras registradas en Apocalipsis 21:5-8? El que está sentado en el trono dijo: “Yo hago nuevas todas las cosas”. Me dijo: “Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas”. Y me dijo: “Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tiene sed, le daré gratuitamente de la fuente del agua de vida”.

Esas palabras no están coloreadas de rojo por los editores de mi Biblia, sin embargo, son claramente dichas por Dios. Lo mismo es cierto en Génesis 1:3, cuando nuestro Dios Creador dijo: “Sea la luz”.

El punto es que, ya sea que las palabras estén en rojo o no, o entre comillas o no, o incluso precedidas por la frase: “Así dice el Señor...”, “toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16).

En resumen, toda la Palabra de Dios está centrada en el Evangelio y es evangelística. Y eso ciertamente incluye Su Palabra profética.

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

lunes, 2 de septiembre de 2024

Una Guía Sencilla Sobre la Profecía Bíblica

Por Robert Jeffress

(Nota: El siguiente artículo fue escrito por nuestro autor colaborador invitado, el Dr. Robert Jeffress, pastor principal de First Baptist Dallas. Su artículo se reimprime con permiso de Pathway Magazine, septiembre/octubre de 2020).

El tema del libro de Apocalipsis es éste: El fin de tu vida, tal como la conoces, se acerca pronto. Ese final vendrá ya sea a través de tu muerte o a través del regreso de Jesucristo, pero tu vida está a punto de sufrir un gran cambio. Y el conocimiento de que tu vida va a terminar debería afectar cómo vives en este momento.

¿Cuál es el futuro que Dios ha planeado para nosotros? Muchos cristianos se confunden acerca de los tiempos del fin. Simplifiquemos el tema de la profecía bíblica al ver una vista previa del plan de Dios.

La Era de la Iglesia

El primer evento en la profecía bíblica es la Era de la Iglesia. La Era de la Iglesia es el período desde Pentecostés hasta el Rapto, durante el cual los gentiles son invitados a participar en las bendiciones del Pacto Abrahámico. Dios emitió una invitación a Abraham y a sus descendientes, los judíos, para que estuvieran en una relación de pacto con Él. Pero Israel rechazó temporalmente esa invitación cuando rechazó a Cristo. Así que Dios extendió Su invitación para incluir a los no judíos, para que pudiéramos ser salvos. Éste es el período en el que estamos viviendo ahora mismo, cuando Dios ha dejado a un lado temporalmente a Israel y ha invitado a todos a ser parte de la bendición de Su pacto.

No nos equivoquemos: Dios no ha terminado con Israel. En Romanos 11:1, 25, Pablo dijo: “¿Ha desechado Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera! ...El endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles”. Cuando la Era de la Iglesia termine, Dios terminará Sus tratos con Israel.

El Rapto de la Iglesia

La Era de la Iglesia terminará con el Rapto de la Iglesia. El Rapto es el arrebatamiento al cielo de todos los cristianos antes de que comience la Tribulación. Pablo lo describió en 1 Tesalonicenses 4:16-17: “El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.

Hay cuatro elementos del Rapto: En primer lugar, el Señor descenderá del cielo. Desciende en el aire, no al suelo.

Segundo, los muertos en Cristo serán resucitados. ¿Quiénes son los muertos en Cristo? Es cada creyente que ha muerto desde Pentecostés. Cuando los cristianos mueren, nuestros cuerpos permanecen en la tierra, pero nuestros espíritus van a estar con el Señor. Pablo dijo: “Estar ausente del cuerpo es estar presentes al Señor” (2 Corintios 5:8). Pero nuestros cuerpos no permanecerán en la tierra para siempre. En el Rapto, las tumbas serán abiertas y los cuerpos de los salvados serán resucitados.

Tercero, los cristianos que estén vivos en ese momento se encontrarán con el Señor en el aire. Habrá una generación de cristianos que nunca experimentarán la muerte; serán arrebatados para encontrarse con el Señor.

Cuarto, nuestros cuerpos serán cambiados de mortales a inmortales. Pablo dijo: Es necesario que esto [cuerpo] mortal se vista de inmortalidad” (1 Corintios 15:53). Tu cuerpo puede ser adecuado para este mundo, pero no es adecuado para el mundo venidero. En el Rapto, recibiremos cuerpos completamente nuevos de parte de Dios que están libres de dolor, sufrimiento y enfermedad.

El Rapto es el siguiente evento en la línea de tiempo profética de Dios. No hay profecías que tengan que cumplirse antes del Rapto. Podría suceder en cualquier momento.

La Tribulación

El Rapto de la Iglesia será seguido por la Tribulación. La Tribulación es un período de siete años, que comenzará cuando el líder mundial conocido como el Anticristo, firme un pacto de paz con Israel, y terminará con la Segunda Venida de Jesucristo. Éstos son los últimos siete años de la historia de la Tierra.

Hay dos propósitos para la Tribulación. Primero, será un tiempo de salvación para judíos y gentiles. Muchas personas serán salvas, judíos y gentiles por igual, durante estos últimos siete años. Es una señal de la misericordia de Dios. Quiere salvar a tantas personas como sea posible. Segundo, será un tiempo de condenación de los incrédulos.

Armagedón y la Segunda Venida de Cristo

La Tribulación será seguida por la Segunda Venida de Cristo. Éste es el regreso visible de Jesucristo para establecer Su reino en la tierra. Al final de la Tribulación de siete años, todas las fuerzas del mundo se reunirán en la llanura de Meguido, en Israel, para hacer la guerra y derrocar al Anticristo. Este último conflicto mundial se llama la Batalla de Armagedón.

Mientras las fuerzas del mundo luchan contra el Anticristo, de repente los cielos se abrirán y el Señor Jesús aparecerá. Apocalipsis 19:11-16 dice:

Entonces vi el cielo abierto, y había un caballo blanco. El que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, en su cabeza tenía muchas diademas y tenía escrito un nombre que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre y su nombre es: La Palabra de Dios. Los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, lo seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro. Él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. En su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores”.

La Segunda Venida es diferente del Rapto. En el Rapto, sólo los creyentes verán al Señor; en la Segunda Venida, todos lo verán. En el Rapto, los cristianos se encontrarán con el Señor en el aire; en la Segunda Venida, Sus pies tocarán el suelo. Éste es el regreso visible de Jesucristo.

El Milenio

A la Segunda Venida de Cristo le sigue el Milenio. El Milenio es un período de mil años durante el cual Cristo reinará en la tierra. Éste es el momento en que Dios cumplirá Su promesa a Abraham en Génesis 12:1-3 de una tierra, descendencia y bendición, donde el Mesías gobernará en el trono de David desde Jerusalén.

Apocalipsis 20:-3 (RVR-1995) dice:

Vi un ángel que descendía del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano. Prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Lo arrojó al abismo, lo encerró y puso un sello sobre él, para que no engañara más a las naciones hasta que fueran cumplidos mil años. Después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.

Con Satanás atado por mil años, parte de la maldición del pecado será removida, pero no toda. Éste es el tiempo que describe Isaías 65, cuando las personas vivirán por lo menos hasta los cien años y no tendrán dificultades con espinos y cardos. Es una renovación, no una recreación de la tierra.

Satanás Liberado y la Rebelión Final

Al final de estos mil años, Satanás será liberado por un corto tiempo. ¿Por qué Dios lo dejaría ir? He aquí por qué: Sólo los creyentes entran en el Milenio. Ustedes y yo entraremos en el Milenio en los nuevos cuerpos resucitados que recibimos en el Rapto. Los cuerpos resucitados no se reproducen, pero los cuerpos naturales sí. Las personas que sean salvas durante la Tribulación entrarán en el Milenio en sus cuerpos naturales. Eso significa que podrán tener hijos.

Es importante que a cada persona se le dé la opción de seguir a Jesús. Así que Dios soltará a Satanás por un corto tiempo; y sorprendentemente, algunos niños que nacieron y crecieron durante el Milenio elegirán seguir a Satanás en lugar de a Jesús. Ésa es la rebelión final.

El Juicio del Gran Trono Blanco

Dios pone fin a esta rebelión en el Juicio del Gran Trono Blanco. Éste es el juicio final de Dios contra todos los incrédulos que han vivido. Apocalipsis 20:13 dice: “El mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados cada uno según sus obras”. Cuando los incrédulos mueren, sus espíritus van al Hades. Jesús habló de ello en la historia de Lázaro y el hombre rico. El hombre rico murió y fue al Hades, y dijo: “Estoy atormentado en esta llama” (Lucas 16:24). El Hades es un lugar de intenso sufrimiento para los que no son salvos hasta su juicio final.

En el Juicio del Gran Trono Blanco, los incrédulos serán juzgados por sus obras. Apocalipsis 20:13 dice: “Fueron juzgados cada uno según sus obras”. ¿Por qué se les juzga por sus obras? Los incrédulos dicen: “No necesito el perdón de Jesucristo; Soy lo suficientemente bueno como para entrar en el cielo”. Entonces Dios les dice: “Está bien. Te juzgaré por tus obras”. Desafortunadamente, el estándar por el cual Dios juzga es la perfección de Jesucristo. Y según ese estándar, “todos están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).

El resultado de este juicio es la condenación eterna. Apocalipsis 20:14-15 dice: “La muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Ésta es la muerte segunda. El que no se halló inscrito en el libro de la vida, fue lanzado al lago de fuego”. El versículo 10 dice: “Serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”.

Los incrédulos no son destruidos cuando son juzgados; sufren por los siglos de los siglos. La horrible verdad sobre el infierno es ésta: Cuando hayas pasado tres billones de años en la agonía del infierno, no habrás reducido ni un segundo la cantidad de tiempo que te queda. Ése es el destino de todos los que mueren sin confiar en el perdón de Jesucristo.

Eternidad Futura

Después del Juicio del Gran Trono Blanco, entramos en la eternidad futura. Éste es el estado permanente de los creyentes que habitan los nuevos Cielo y Tierra, y de los incrédulos que habitan el Lago de Fuego. En 2 Pedro 3:7 y 10, Pedro explicó que el cielo y la tierra actuales serán destruidos por el fuego. Juan dijo en Apocalipsis 21:1: “Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado”. No vamos a pasar la eternidad flotando en algún lugar. La tierra será recreada al estado que Dios originalmente quiso que fuera. En la Nueva Tierra, Dios “enjugará toda lágrima de [nuestros] ojos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas ya pasaron” (v. 4).

Ése es el futuro que Dios ha planeado para aquellos que conocen a Jesucristo.

¿Estás Listo?

¿Cómo debería afectar eso a la forma en que vivimos hoy? La Biblia dice que, un día, sonará la trompeta, los cielos se abrirán y veremos al Rey de reyes y Señor de señores. Cuando eso suceda, trágicamente, muchos cristianos se sentirán avergonzados por sus vidas. Estarán revestidos de inmoralidad, codicia y ambición personal en lugar de estar revestidos de las acciones justas de los santos.

Permíteme preguntarte esto: Cuando te encuentres con Dios cara a cara, ya sea a través de tu muerte o a través del Rapto, ¿te sentirás avergonzado por la vida que has vivido hasta este punto? Si es así, ahora es el momento de hacer esos cambios que asegurarán que estés listo para tu próxima cita con Dios. Es por eso que Pedro escribió en 2 Pedro 3:11-12: “Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios”.

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Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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jueves, 27 de junio de 2024

Los Propósitos de la Profecía Bíblica

[Nota: El siguiente es un extracto del maravilloso libro de Steve Miller, One Day Nearer, publicado por nuestros amigos de Harvest House Publishers. Como escribió Steve: “El fin de los tiempos se acerca rápidamente. Nuestro Señor nos ha llamado a ser vigilantes y fieles, a usar bien nuestro tiempo y a hacer que nuestra vida cuente por la eternidad. Cuanto mejor conozcamos los propósitos de Dios para el futuro, más podremos vivir sabiamente hoy”.

1) Dar Esperanza

Imagínese la Biblia sin profecías. Supongamos que Dios hubiera decidido no decirnos nada acerca de la Segunda Venida, la victoria final sobre el mal, y nuestro futuro hogar en el cielo y la eternidad. Si Dios hubiera dejado las profecías fuera de Su Palabra, no tendríamos idea de lo que nos depara el futuro. En cambio, todo lo que sabríamos es que el mundo en el que vivimos está descendiendo cada vez más profundamente hacia la oscuridad, el mal y la desesperanza.

Sin conocimiento de lo que está por venir, la vida sería sombría. No tendríamos nada que esperar. Pasaríamos de un día a otro llenos de temor e incertidumbre.

Pero, debido a que Dios eligió proporcionarnos vislumbres del glorioso futuro que nos espera, podemos vivir con esperanza. Esa es la razón principal por la que Dios llenó la Biblia con tantas profecías acerca de lo que está por venir: para darnos esperanza.

Lo que sabemos sobre el futuro ayuda a influir en nuestros pensamientos y acciones en el presente. Debido a que conocemos el resultado final de la batalla que ahora se libra en la tierra, podemos vivir con anticipación en lugar de angustia. La profecía bíblica nos ayuda a tener un enfoque eterno—nos recuerda que no importa lo mal que se pongan las cosas, el bien y la justicia prevalecerán. La victoria es segura.

Es por eso que, en 1 Tesalonicenses 4, Pablo escribió extensamente acerca del Rapto prometido que nos librará de este mundo y nos llevará al cielo. Concluyó con la exhortación “aliéntense los unos a los otros con estas palabras” (versículo 18). Cuanto más nos recordamos unos a otros las promesas proféticas de Dios, más esperanza nos damos unos a otros.

2) Darnos un Enfoque Eterno

Debido a que vivimos en un mundo caído, la vida está llena de luchas. Romanos 5:12 dice que, “por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron” (NVI). Nadie puede evitar el pecado y sus devastadoras consecuencias. Incluso “la creación [está] sujeta a la vanidad” —toda la naturaleza está en “esclavitud a la corrupción”. Gime en anticipación del día en que seamos liberados de nuestros cuerpos mortales en descomposición y se nos den cuerpos nuevos e inmortales (Romanos 8:19-23).

El pecado es la razón por la que la vida está llena de dolor y pruebas. Y después de recibir la salvación en Cristo, entramos en un nuevo tipo de batalla. Debido a que nos hemos alejado del pecado para caminar en la luz, ahora estamos en desacuerdo con la oscuridad que nos rodea. Jesús advirtió a los discípulos, y a nosotros, por extensión, que “en el mundo tendréis tribulación” (Juan 16:33).

Pero fíjese en las siguientes palabras de Jesús: “Ánimo; Yo he vencido al mundo”. En nuestros momentos de sufrimiento, podemos encontrar esperanza en las promesas del Señor de redención y victoria futuras. Incluso cuando la vida se vuelve tan insoportable que no sabemos cómo podemos seguir adelante, se nos recuerda que “los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de comparación con la gloria que se nos ha de revelar”.

Las promesas de Dios sobre el futuro están destinadas a ayudarnos a mirar más allá del presente y desarrollar un enfoque eterno. A medida que aprendemos lo que significa vivir con la mente y el corazón puestos en la eternidad, somos más capaces de perseverar a través de las dificultades que enfrentamos ahora. Cada profecía sobre el futuro está diseñada para mantenernos mirando hacia arriba y hacia adelante a la gloria que nos espera.

3) Motivarnos a la Pureza

Una de las verdades más asombrosas de las Escrituras es que algún día seremos completamente transformados a la semejanza de Cristo.

Debido a que moramos en cuerpos imperfectos en un mundo caído, no somos capaces de comprender plenamente en qué nos convertiremos. Como escribió el apóstol Pablo, "porque ahora vemos en un espejo, oscuramente” (1 Corintios 13:12). Llegará un día en el que veremos con claridad, cuando “lo corruptible se vista de incorrupción, y lo mortal se vista de inmortalidad" (1 Corintios 15:54). Por fin, seremos conformados a la imagen del Hijo de Dios (Romanos 8:29).

Esperamos ansiosamente ese día, ¿no es así? Nos cansamos de sucumbir a la tentación y tropezar con el pecado. Nos sentimos cada vez más frustrados a medida que peleamos las mismas batallas espirituales una y otra vez. Con Pablo, decimos: “Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. De hecho, no hago el bien que quiero” (Romanos 7:18-19; NVI).

Cuando luchamos con el pecado, la promesa profética de que algún día tendremos cuerpos glorificados y seremos como Cristo es edificante. Esta esperanza no sólo nos hace seguir adelante, sino que también nos motiva a la pureza personal. Como dice 1 Juan 3:3: “Todo el que tiene esta esperanza en Cristo se purifica a sí mismo, así como él es puro” (NVI).

A medida que fijamos nuestra esperanza en la premisa de que seremos transformados a la semejanza de Cristo en el futuro, el resultado es que querremos ser más como Él en el presente. De esta manera, la profecía bíblica tiene un efecto poderoso y santificador en nuestras vidas.

4) Estimularnos a Compartir el Evangelio

El tiempo se acaba. Cada día que nos acercamos más a la Segunda Venida de Cristo, nos acercamos más al momento en que será demasiado tarde para que los incrédulos reciban a Jesús como su Salvador. Cuando el Rey de reyes y Señor de señores descienda del cielo para reclamar la tierra, empuñará una espada afilada para herir con ella a las naciones” (Ap. 19:15). En ese día, cada incrédulo en la tierra tendrá su destino eterno sellado.

Ahora, es cierto que después de que Cristo arrebate a todos los creyentes al cielo, la tribulación de siete años ofrecerá más tiempo para que los incrédulos vengan a la salvación. Podríamos pensar: Si mi ser querido o amigo no se convierte en cristiano antes del Rapto, todavía tendrá oportunidades durante la Tribulación.

Pero considere las pésimas tasas de supervivencia de aquellos que terminan estando en la tierra durante la Tribulación. En Apocalipsis 6:7-8, se nos dice que una cuarta parte de la población mundial morirá durante el cuarto Juicio de los Sellos. Luego, en Apocalipsis 9:15-18, leemos acerca de cuatro ángeles que “matarán a la tercera parte de la humanidad”. Entre esos dos eventos, la mitad de las personas en la tierra morirán. Además, muchas personas serán tan duras de corazón que, incluso cuando reconozcan a Dios como la fuente de los juicios de la tribulación, pedirán que las rocas y las montañas caigan sobre ellos en lugar de apartarse de su pecado (Ap. 6:15-17).

Cuando se trata de compartir el Evangelio, más vale temprano que tarde. El hecho de que no sepamos el tiempo de la venida de Cristo debería llenarnos de un sentido de urgencia. El deseo de Dios es que la profecía bíblica nos impulse a proclamar el mensaje de salvación antes de que sea demasiado tarde.

5) Descansar en la Soberanía de Dios

Sólo Dios es capaz de declarar “el fin desde el principio”. Y no sólo conoce el futuro, sino que lo planea. Se atreve a decir: “Mi propósito se cumplirá... Yo haré que se cumpla; lo que he planeado, lo realizaré” (Isaías 46:10-11; NVI).

Esas no son sólo palabras vacías. Hasta este momento, cada una de las declaraciones de Dios sobre el futuro, en forma de profecías bíblicas, se ha cumplido con precisión. Esto nos ayuda a darnos cuenta de que las profecías no son meras conjeturas o predicciones; más bien, revelan exactamente lo que Dios hará. La profecía es historia escrita de antemano.

La abundancia de profecías cumplidas sirve como una poderosa confirmación de que Dios es verdaderamente Dios. Su soberanía es total; nada puede alterar lo que Él dice que sucederá. Aquel que creó y sostiene el universo guía el curso de la historia humana y de nuestras vidas individuales. A medida que el caos se arremolina aparentemente fuera de control aquí en la tierra, todo está en calma en la sala del trono de Dios. Tan cierto como que Jesús silenció la tormenta y las olas, Dios tiene todos los acontecimientos del mundo en sus manos.

Debido a que cada profecía sobre la Primera Venida de Cristo se cumplió literalmente con un 100 por ciento de precisión, podemos estar en paz — confiados en que lo mismo será cierto con cada profecía sobre la Segunda Venida de Cristo. Llegará un día en que todo mal en este mundo será corregido — por toda la eternidad. Nada puede impedir que eso suceda, porque Dios es Dios. Debido a que Su soberanía es total, nuestro futuro celestial está asegurado.

Steve Miller es el editor senior de Harvest House Publishers y autor de varios libros. Él y su esposa, Becky, participan activamente en el ministerio de sordos. Su libro One Day Nearer ofrece 365 maravillosos devocionales que anticipan el glorioso regreso de Jesús. Se puede encontrar en stevemillerresources.com


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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miércoles, 26 de junio de 2024

Video: Las 9 Guerras de los Tiempos del Fin – La Primera Guerra de Gog y Magog (Conclusión)

En este programa, veremos cuáles son las conclusiones a las que llega el Dr. David R. Reagan en su libro con respecto a los siguientes aspectos clave de esta segunda guerra, descrita en Ezequiel 38 y 39, tales como: 

  • Contexto
  • Condiciones
  • Participantes
  • Momentos

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lunes, 24 de junio de 2024

Video: Las 9 Guerras de los Tiempos del Fin – La I Guerra de Gog y Magog (Parte 1)

En este programa, analicé algunos aspectos clave de esta segunda guerra, descrita en Ezequiel 38 y 39 tales como: 

  • Contexto
  • Condiciones
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  • Momentos

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lunes, 10 de junio de 2024

Video: Las 9 Guerras de los Tiempos del Fin – La Guerra de Aniquilación (Conclusión)

En este programa, presento las conclusiones a las que llega el Dr. David R. Reagan con respecto a la Guerra del Salmo 83. 

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Video: Las 9 Guerras de los Tiempos del Fin – La Guerra de Aniquilación (Parte 1)

En este programa, analicé la primera guerra de los tiempos del fin. Debido al límite de tiempo, el tema será presentado en dos partes.  

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jueves, 23 de mayo de 2024

Video: Las 9 Guerras de los Tiempos del Fin – Introducción

Éste es el primer programa de una serie que estará basada en el revelador libro escrito por el Fundador del Ministerio Cordero y León, el Dr. David R. Reagan.

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