Una mirada hasta el fin de los tiempos
Temas incluidos en esta edición:
Una mirada hasta el fin de los tiempos
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Seis razones por las que todos los cristianos deberían anhelar el pronto regreso de Jesús
Fragmento:
Los escritos de los Padres de la Iglesia Primitiva (100 al 300 d. C.), revelan que una de las oraciones más tempranas de la Iglesia era “¡Maranata!” (1 Co. 16:22). Esa palabra en realidad es una frase aramea que significa “¡El Señor viene!”.
Esta oración expresa un hecho que es confirmado por muchas otras escrituras; a saber, que la Iglesia del primer siglo tenía un ardiente deseo por el pronto regreso de Jesús.
Un Decaimiento del Celo
La Iglesia del siglo XXI parece haber perdido ese deseo. La mayoría de los cristianos profesantes de hoy en día no oran “¡Maranata!”. No anhelan el regreso del Señor. En lugar de estar añorando, están bostezando.
Recursos recomendados:
Hace unos días, el Señor me concedió el privilegio de ser entrevistado por Graciela Umpierre, anfitriona del canal “Profecías, Misterios y Otras Cosas”.
Durante esta primera parte, hablé acerca de algunas definiciones básicas de lo que es la Escatología, así como la relación que ésta tiene con las diversas áreas de la Teología (como la Soteriología o la Cristología). También abordé los variados puntos de vista que existen con respecto al Arrebatamiento de la Iglesia y la Segunda Venida.
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Espero que esta entrevista les sea de mucha bendición y aclare algunas dudas que pudieran tener.
Asistía a la iglesia cada vez que se abría la puerta durante los primeros 30 años de mi vida. Sin embargo, al final de ese tiempo, si me hubiera preguntado qué sucede cuando muere, le habría dado una respuesta patética.
Le habría dicho que, cuando muere, su alma se duerme y permanece en la tumba hasta que el Señor regrese. Al regreso del Señor, su alma resucitará y será juzgada, y será consignado al infierno, o se le permitirá entrar al Cielo.
Mi concepto del cielo era el de un mundo espiritual donde los salvos pasan la eternidad como espíritus incorpóreos, flotando en las nubes, tocando arpas.
Una Idea Equivocada
No hace falta decir que no podía emocionarme mucho con todo eso. Ciertamente no me gustaba la idea de estar inconsciente en una tumba durante eones de tiempo. Tampoco podía desarrollar ningún entusiasmo por la perspectiva de ser un espíritu incorpóreo sin identidad o personalidad particular. ¡Y la idea de tocar un arpa por toda la eternidad era francamente escandalosa, porque me habían enseñado que la música instrumental en la adoración era una abominación!
Por lo tanto, pueden imaginar la sensación de conmoción que sentí cuando comencé a estudiar la profecía bíblica y descubrí que todas estas ideas mías sobre la vida después de la muerte eran ajenas a la Palabra de Dios. Pero mi conmoción rápidamente dio paso a la euforia, cuando descubrí lo que el Señor realmente tiene reservado para mí.
El Punto de Vista Bíblico
Aprendí de la Palabra de Dios que, cuando los que somos cristianos morimos, nuestros espíritus nunca pierden su conciencia (Filipenses 1:21-23; 2 Corintios 5:8). En cambio, nuestros espíritus plenamente conscientes son llevados inmediatamente a la presencia de Jesús por Sus santos ángeles (Lucas 16:22).
Nuestros espíritus permanecen en la presencia del Señor hasta que Él aparezca por Su Iglesia en lo que se llama el Rapto. En ese momento, Él trae nuestros espíritus con Él, resucita nuestros cuerpos, reúne nuestros espíritus con nuestros cuerpos, y luego glorifica nuestros cuerpos, perfeccionándolos y haciéndolos eternos (1 Tes. 4:13-18).
Regresaremos con Él al Cielo en nuestros cuerpos glorificados, donde seremos juzgados por nuestras obras para determinar nuestros grados de recompensa (2 Corintios 5:10). Cuando se complete este juicio, participaremos en una gloriosa fiesta de bodas para celebrar la unión de Jesús y Su Novia, la Iglesia (Ap. 19:7-9).
Testigos de Gloria
Al concluir la fiesta, irrumpimos de los cielos con Jesús, regresando con Él a la tierra en gloria (Colosenses 3:4; Ap. 19:14). Somos testigos de Su victoria en Armagedón, exclamamos “¡Aleluya!”, cuando Él es coronado Rey de reyes y Señor de señores, y nos deleitamos en Su gloria cuando comience a reinar sobre toda la tierra desde el Monte Sion en Jerusalén (Zacarías 14:1-9; Ap. 19:17-21).
Participamos en ese reinado durante mil años, ayudándole con la instrucción, administración y aplicación de Sus leyes perfectas (Daniel 7:13-14, 18, 27; Ap. 20:1-6). Vemos la tierra regenerada y la naturaleza reconciliada (Isaías 11:6-9). Vemos abundar la santidad y la tierra inundada de paz, rectitud y justicia (Miqueas 4:1-7).
Al final del Milenio, somos testigos de la liberación de Satanás para engañar a las naciones. Vemos la naturaleza verdaderamente despreciable del corazón del hombre, cuando millones de personas se unen a Satanás en su intento de derrocar el trono de Jesús. Pero exclamaremos “¡Aleluya!” de nuevo, cuando seamos testigos de la destrucción sobrenatural por parte de Dios de los ejércitos de Satanás, y veamos a Satanás mismo arrojado al lago de fuego, donde será atormentado para siempre (Ap. 20:7-10).
A continuación, seremos testigos del Juicio del Gran Trono Blanco, cuando los injustos sean resucitados para comparecer ante Dios. Veremos la santidad y la justicia perfectas en acción, cuando Dios pronuncie Su terrible juicio sobre esta congregación de condenados que han rechazado Su don de amor y gracia en Jesucristo (Ap. 20:11-13).
Jesús será plenamente vindicado cuando toda rodilla se doble y toda lengua confiese que Él es el Señor. Entonces los injustos recibirán su justa recompensa cuando sean arrojados al lago de fuego (Ap. 20:14-15).
Testigos de una Nueva Creación
A continuación, seremos testigos del espectáculo de fuegos artificiales más espectacular de toda la historia.
Seremos llevados a la Nueva Jerusalén, la mansión eterna preparada por Jesús para Su Novia, y desde allí veremos cómo Dios renueva esta tierra con fuego, quemando toda la inmundicia y la contaminación dejada por la última batalla de Satanás (2 Pedro 3: 12-13).
Así como los ángeles se regocijaron cuando Dios creó el universo, nos regocijaremos cuando veamos a Dios sobrecalentar esta tierra y remodelarla como una bola caliente de cera en la Tierra Nueva, la tierra eterna, el paraíso donde viviremos para siempre en la presencia de Dios (Ap. 21:1-7).
Qué glorioso momento será cuando seamos descendidos a la Tierra Nueva dentro de la fabulosa Nueva Jerusalén (Ap. 21:2). Dios descenderá del Cielo para morar con nosotros (Ap. 21:3). Él proclamará: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas” (Ap. 21:5).
Veremos a Dios cara a cara (Ap. 22:4). Él enjugará todas nuestras lágrimas (Ap. 21:4). La muerte ya no existirá (Ap. 21:4). Se nos darán nuevos nombres (Ap. 2:17), y existiremos como personalidades individuales revestidos por cuerpos perfectos e inmortales (Filipenses 3:21). Y creceremos eternamente en el conocimiento y amor de nuestro Creador infinito, honrándolo con nuestros talentos y dones.
¡Sí que puedo emocionarme con eso!
El Estado Intermedio
Algunas de las mayores confusiones sobre la vida después de la muerte se relacionan con el estado intermedio entre la muerte y la eternidad. Algunas personas defienden un concepto llamado “sueño del alma”. Argumentan que tanto los salvos como los no salvos están inconscientes después de la muerte hasta el regreso de Jesús.
Pero la Biblia deja muy claro que nuestro espíritu no pierde la conciencia al morir. Lo único que “se duerme” es nuestro cuerpo, en un sentido simbólico (ya que algún día se despertará cuando resucite). Pablo dice en 2 Corintios 5:8, que preferiría estar “ausentes del cuerpo, y presentes al Señor”. En Filipenses 1:21, observa: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”. Luego agrega en el versículo 23 que su deseo es “partir y estar con Cristo”. ¡Pablo ciertamente no esperaba estar en una tumba en coma después de morir!
Entonces, si nuestros espíritus retienen su conciencia después de la muerte, ¿a dónde van? La Biblia enseña que, antes de la resurrección de Jesús, los espíritus de los muertos iban a un lugar llamado Hades (“Seol” en el Antiguo Testamento). Los espíritus existían allí conscientemente en uno de los dos compartimentos, ya sea el Paraíso o Tormentos. Este concepto se representa gráficamente en la historia de Jesús del hombre rico y Lázaro (Lucas 16:19-31).
La Biblia indica que, después de la muerte de Jesús en la Cruz, Él descendió al Hades para declarar las buenas nuevas de que Él había derramado Su sangre por los pecados de la humanidad (1 Pedro 3:18-19 y 4:6).
La Biblia también indica que, después de Su anuncio, Jesús ascendió al Cielo, llevándose con Él las almas que estaban en el Paraíso (Efesios 4:8-9; 2 Corintios 12:1-4). A partir de entonces, los espíritus de los santos muertos son descritos somo si estuvieran en el Cielo ante el trono de Dios (ver Ap.6:9 y 7:9).
Los espíritus de los muertos justos no podían ir directamente al Cielo antes de la Cruz, porque sus pecados no estaban perdonados. En cambio, sus pecados fueron simplemente cubiertos por su fe. El perdón de sus pecados tenía que esperar el derramamiento de la sangre del Mesías (Levítico 17:11; Romanos 5:8-9; Hebreos 9:22).
El Cuerpo Intermedio
Durante el estado intermedio, entre la muerte y la resurrección, ¿cuál es la naturaleza de la existencia de los salvos y los perdidos? ¿Se convierten en espíritu puro en la naturaleza? La respuesta es no, no en absoluto.
Sólo Dios es espíritu (Juan 4:24). El hombre, como los ángeles, fue creado para tener un cuerpo. Como Pablo lo expresa en 2 Corintios 5:3, “no seremos hallados desnudos”.
Cuando nos despojamos de nuestros cuerpos mortales en la muerte, con la separación del espíritu del cuerpo, la Biblia enseña claramente que recibimos un cuerpo espiritual intermedio — intermedio entre nuestro cuerpo mortal actual y el cuerpo inmortal que recibiremos en el momento en que resucitemos. La evidencia de este hecho se puede encontrar en varios lugares de la Biblia.
En cada uno de estos casos, vemos personas muertas cuyos espíritus han sido incorporados a cuerpos reconocibles que están vestidos.
Eventos en la Muerte
Entonces, ¿qué sucede hoy cuando mueres? Si eres un hijo de Dios, tu espíritu es llevado inmediatamente a la presencia de Jesús por Sus santos ángeles. Se te da un cuerpo espiritual intermedio, y permaneces en el Cielo, en la presencia de Dios, hasta el momento del Rapto.
Cuando Jesús viene por Su Iglesia, trae tu espíritu con Él. Él resucita tu cuerpo, infundiéndolo con tu espíritu, y glorifica tu cuerpo, haciéndolo de naturaleza eterna (1 Corintios 15 y 1 Tesalonicenses 4). Reinas con Jesús por mil años y luego vives eternamente con Él en la nueva tierra (Apocalipsis 20-22).
Si no eres un hijo de Dios, entonces tu espíritu irá al Hades cuando mueras. Éste es un lugar de tormentos donde tu espíritu es retenido hasta la resurrección de los injustos, que tiene lugar al final del Reinado Milenial de Jesús. En esa resurrección eres llevado ante el Gran Trono Blanco de Dios donde eres juzgado por tus obras y luego condenado a la “segunda muerte”, que es el “lago de fuego” o infierno (Ap. 20:11-15).1
Preparándose para la Eternidad
Una cosa es cierta: “Toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que ‘¡Jesús es el Señor!’” (Isaías 45:23 y Romanos 14:11). Tu destino eterno estará determinado por el momento en que hagas esta confesión.
Si se hace antes de que mueras, entonces pasarás la eternidad con Dios. Si no, entonces harás la confesión en el juicio del Gran Trono Blanco antes de ser arrojado al Lago de Fuego. Para pasar la eternidad con Dios, tu confesión de Jesús como Señor debe hacerse ahora.
“Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”. — Romanos 10:9
El mayor engaño de Satanás siempre ha sido la mentira de que puedes ganarte el camino al cielo realizando buenas obras. La negación de esta mentira es una de las cosas que distingue al cristianismo de todas las demás religiones del mundo. Esto se debe a que todas las demás religiones, incluidos las sectas cristianas, como los mormones y los Testigos de Jehová, enseñan que la salvación debe ganarse viviendo una buena vida y realizando ciertos ritos religiosos.
El cristianismo dice: “¡NO!” a la salvación por obras. Considere estas palabras de Efesios 2:
8) Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
9) no por obras, para que nadie se gloríe.
Por lo tanto, la salvación es por gracia a través de la fe en Jesús y no por obras. Robert Jeffress, pastor de la Primera Iglesia Bautista en Dallas, Texas, a menudo destaca este punto al observar: “Todas las demás religiones del mundo dicen: ‘¡HAZ!’. Sólo el cristianismo dice: ‘¡HECHO!’”.2 Su punto, por supuesto, es que Jesús hizo todo lo que era necesario para nuestra salvación cuando murió en la Cruz. Todo lo que debemos hacer para recibir el perdón de nuestros pecados es poner nuestra fe en Él como nuestro Señor y Salvador.
Skip Heitzig, pastor de Calvary Church en Albuquerque, Nuevo México, lo ha resumido todo de otra manera al afirmar: “Las personas buenas no van al Cielo; las personas salvas van al Cielo”.3
Una Aclaración
Nací en una familia cristiana y crecí yendo a la iglesia. Y una y otra y otra vez, escuché la declaración proclamada desde el púlpito de que “Jesús murió por tus pecados”.
No tenía idea de lo que eso significaba, ni entendía afirmaciones similares como: “Eres salvo por la sangre de Jesús”, o “Jesús lo pagó todo”. Pero confié en mis maestros y predicadores de la Biblia, así que cuando tenía 11 años, en mayo de 1950, acepté a Jesús como mi Señor y Salvador y fui bautizado. Pensaba que no necesitaba entender estas declaraciones más de lo que necesitaba entender por qué se encendía una luz cuando accionaba un interruptor.
Cuando estaba al final de mi adolescencia, comencé a hacer preguntas sobre el significado de estas afirmaciones, y la mejor explicación que recibí fue que ser salvado por Jesús era como ser condenado a muerte por cometer un asesinato y luego tener un amigo que se acercara al juez y se ofreciera como voluntario para tomar mi sentencia en mi nombre. Esa explicación ayudó, pero más tarde descubrí que necesitaba profundizar más.
Entonces, permítanme intentar ponerlo en términos bíblicos simples y comprensibles.
Las Verdades Fundamentales
La Biblia dice que todos nosotros somos pecadores. Por supuesto, sabemos eso, pero, sin la Palabra de Dios para confrontarnos con la realidad, siempre podemos lidiar con nuestros pecados justificándolos con excusas o culpando a los demás.
“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).
“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros” (1 Juan 1:8).
La segunda verdad fundamental que necesitamos reconocer con respecto al pecado es que produce la muerte. Morimos porque somos pecadores. La Biblia lo pone en un lenguaje colorido: “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23).
Salvación Antes de la Cruz
En los tiempos del Antiguo Testamento, las personas lidiaban con sus pecados poniendo su fe en Dios, la que manifestaban al ofrecer sacrificios de animales. ¿Por qué sacrificios? Porque la Biblia enseña que la vida está en la sangre (Levítico 17:11) y "sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Hebreos 9:22).
Pero el derramamiento de la sangre de los animales era insuficiente para pagar en su totalidad el castigo por nuestros pecados (Hebreos 9:12-14). Estos sacrificios sólo cubrían los pecados. No resultaban en un perdón completo. Ésa es la razón por la que antes de la Cruz, cuando los creyentes morían, sus almas iban a un compartimento llamado Paraíso, que estaba ubicado en un lugar llamado Seol (Hades en el Nuevo Testamento). No podían ir directamente al Cielo y estar en la presencia de un Dios Santo hasta que sus pecados hubieran sido completamente perdonados.
La Solución al Pecado
Entonces, ¿qué se necesitaba? Un hombre perfecto que nunca pecó. Sólo una persona que no merecía morir podía servir legítimamente como sustituto de todos los que merecíamos la muerte.
Jesús era esa persona. Vivió una vida sin pecado. Este hecho se afirma muchas veces en las Escrituras. Por ejemplo, el apóstol Pedro proclamó: “Él [Jesús] no cometió ningún pecado, ni se halló engaño en su boca” (1 Pedro 2:22). El apóstol Juan hizo la misma afirmación cuando escribió: “... no hay pecado en Él [Jesús]” (1 Juan 3:5). El autor del libro de Hebreos declaró que Jesús puede “compadecerse de nuestras debilidades”, porque fue “tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15).
Entonces, Jesús fue la única persona que ha vivido que no merecía morir porque nunca pecó. Por lo tanto, cuando murió, lo hizo voluntariamente, tomando sobre Sí los pecados — pasados, presentes y futuros — de todos aquellos que ponen su fe en Él.
Salvación Desde la Cruz
Se nos dice que después de Su muerte, Jesús descendió al Hades e hizo una proclamación (1 Pedro 3:18-19). No se nos dice lo que proclamó, pero lo más probable es que fuera la declaración de que “la sangre ha sido derramada”. Eso significaba que los pecados de los que estaban en el Paraíso ya no estaban sólo cubiertos. Más bien, ahora estaban completamente perdonados. Y así, se nos dice en Efesios 4:8-10 que, cuando Jesús ascendió al Cielo, se llevó a los que estaban en el Paraíso con Él, y desde ese momento, cuando los creyentes mueren, sus almas van directamente al Cielo.
Es por eso que Romanos 6:23 no termina con la declaración de que: “La paga del pecado es muerte”. El versículo continúa declarando triunfalmente, “mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Y eso, mis amigos, es justificación para exclamar: “¡ALELUYA!”.
“Al que no conoció pecado [Jesús], por nosotros [Dios] lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21).
Además, las increíbles bendiciones que se prometen en la Palabra Profética de Dios a aquellos que ponen su fe en Jesús, son suficientes para que cada creyente comience cada nuevo día exclamando en su corazón: “¡MARANATA!”. Ésta es una frase aramea que significa: “¡El Señor viene!” o “Señor nuestro, ¡ven!” (1 Corintios 16:22).
“Sólo el que conoce la profecía puede morar en la calma de la eternidad ahora”. Charles L. Feinberg, Millennialism (Chicago, IL: Moody Press, 1980) página 30.
Profecías No Cumplidas
El problema básico con el punto de vista preterista es que requiere una espiritualización de la profecía. Esto es necesario por el hecho de que las profecías contenidas en el libro de Apocalipsis no se cumplieron en ningún sentido literal en el primer siglo.
Piense un momento en ello. No hay registro histórico de los dos testigos de Apocalipsis 11 apareciendo en Jerusalén y predicando durante tres años y medio. No hubo un tiempo mundial de tribulación. Nerón no gobernó el mundo, como Apocalipsis 13:8 dice que el Anticristo lo hará. Tampoco Nerón fue servido por ningún individuo equivalente al Falso Profeta descrito en Apocalipsis 13:11-15.
Tampoco hay registro de ninguna implementación de la “marca de la bestia” para controlar la compra y venta (Ap. 13:16-18). Y el cuartel general del Anticristo (que en el punto de vista preterista sería Roma) no fue destruido en una hora de un día como se profetizó en Apocalipsis 18:8-10.
Cuando los preteristas radicales argumentan que incluso la Segunda Venida ocurrió en el primer siglo, niegan la promesa que se hizo a los apóstoles en el momento de la ascensión de Jesús. Como señalé anteriormente, los agentes sobrenaturales de Dios les dijeron a los apóstoles que Jesús regresaría un día de la misma manera que había ascendido, es decir, corporal y visiblemente (Hechos 1:10-11).
La afirmación preterista de que la Segunda Venida de Cristo ocurrió en el año 70 d. C. es absurda. Es una reminiscencia de dos hombres en la época de Pablo, Himeneo y Fileto, que argumentaron que la resurrección ya había tenido lugar (2 Timoteo 2:17-18). Pablo desestimó su afirmación como “profanas y vanas palabrerías” que “conducirán más y más a la impiedad” (2 Timoteo 2:16).
Una Observación Ecléctica
No obstante, puedo estar de acuerdo con los preteristas cuando insisten en que el libro de Apocalipsis contenía un mensaje de aliento para los cristianos del primer siglo, asegurándoles que la Iglesia finalmente triunfaría sobre el Imperio Romano.
También puedo identificarme con los historicistas cuando argumentan que las profecías de Apocalipsis se relacionan con la corrupción de la Iglesia Romana y su persecución de los verdaderos creyentes.
En otras palabras, creo que el libro de Apocalipsis siempre ha tenido una relevancia continua como fuente de aliento para los cristianos que sufren a lo largo de la historia de la Iglesia. Siempre ha servido como un recordatorio de que la Iglesia finalmente triunfará sobre todos sus opresores.
Es por eso que incluso puedo estar de acuerdo con el punto de vista liberal e idealista cuando argumenta que el mensaje final del libro es que el bien triunfará sobre el mal. ¿Cómo puede alguien discutir con esa conclusión cuando el libro enseña claramente que Satanás será aplastado, Jesús saldrá totalmente triunfante y los creyentes ganarán al final?
Pero también creo en el punto de vista futurista de que la mayor parte del libro de Apocalipsis aún no se ha cumplido y debe cumplirse en su significado de sentido llano. En otras palabras, creo que va a haber un Anticristo real y no sólo uno simbólico. Sí, ha habido anticristos simbólicos en el pasado, pero habrá un cumplimiento en un Anticristo literal en el futuro. También creo que la Tribulación, el Milenio y el Estado Eterno son aún futuros.
Relacionando los Puntos de Vista Entre Sí
Al observar estos cuatro sistemas de interpretación del libro de Apocalipsis (preterista, historicista, idealista y futurista) y considerar su relación entre sí, me acuerdo de cómo funciona un retroproyector. Puedes poner una transparencia en el proyector que muestre la tierra de Israel en el tiempo de Josué. Luego puedes poner encima de esa transparencia otra que muestre los límites de la tierra en el tiempo de Jesús. Otra superposición podría mostrar los límites de la tierra durante la época de los cruzados. Una superposición final podría delinear los límites tal como existen hoy en día. Cada transparencia contiene un elemento de verdad sobre la tierra. La luz brilla a través de todas las transparencias para darle la imagen completa, mostrándole cómo los límites han cambiado a lo largo de los años.
Creo que ésa es la forma en que estas escuelas de interpretación se relacionan entre sí. Cada una de las cuatro contiene un elemento de verdad. El problema viene cuando aceptas sólo uno y rechazas todos los demás.
Nunca debemos olvidar que el libro de Apocalipsis contenía un mensaje muy relevante para los cristianos del primer siglo. Les aseguró su victoria final sobre el Imperio Romano. También debemos recordar que al libro se le ha dado una aplicación relevante a las luchas de la Iglesia a lo largo de la historia.
Mirando Hacia el Futuro
Pero también debemos tener en cuenta que el punto de vista futurista está en lo correcto cuando dice que el cumplimiento final de las profecías del libro es aún futuro.
Nuestra esperanza es futura, no pasada, y es por eso que el apóstol Pablo nos instó a vivir “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro Gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13).
“El mayor problema con la posición preterista es que la victoria decisiva retratada en los últimos capítulos del Apocalipsis [y también en los capítulos anteriores] nunca se logró. Es difícil creer que Juan imaginó algo menos que el derrocamiento completo de Satanás, la destrucción final de [todo] el mal, y el reino eterno de Dios. Si esto no es así, entonces el Vidente estaba esencialmente equivocado en el sentido principal de su mensaje, o su trabajo era tan impotentemente ambiguo, que sus primeros destinatarios fueron desviados” – Robert Mounce, citado en “Preterism: Exposition and Critique”, por Dean Davis (www.clr4u.org).
“El difunto Arnold Toynbee previó que ‘sólo un gobierno mundial puede salvar a la humanidad de la aniquilación por armas nucleares’. ¡Así es! Y Jesucristo será el Rey sobre toda la tierra en Su gobierno mundial teocrático...
No puede haber un nuevo gobierno mundial en las condiciones actuales. Algo dramático tiene que suceder para alterar al hombre y su mundo. Eso nos deja con una sola certeza absoluta sobre el futuro: Cristo, como el Príncipe de Paz, con el gobierno sobre sus hombros. Los sueños utópicos... de filósofos e idealistas a lo largo de la historia se cumplirán todos a través de Su gobierno. . . El Mesías se hará cargo por completo de los pueblos de toda la tierra...
En todo el mundo de hoy, la gente anhela una sociedad de paz y provisión, pero también una de bondad y justicia. El Mesías Cristo implementará todo esto, ‘con justicia juzgará a los necesitados, con equidad arbitrará a favor de los pobres de la tierra’ ya que ‘la justicia será Su cinturón, y la fidelidad lo será de Su cintura’ (Isaías 11:10, 2-5)” — Billy Graham, Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis se Acercan a Galope (Waco, TX: Word Books, 1984) páginas 228-229.
El Preterismo no es un sistema milenial separado, porque casi todos los preteristas son amilenialistas. Pero es una forma muy extraña de amilenialismo y, debido a que está creciendo en popularidad, creo que debo abordarlo.
En realidad, el preterismo es principalmente un método hiper-espiritualizado de interpretación del libro de Apocalipsis. Su extraño nombre proviene de una palabra latina que significa “tiempo pasado”. ¡La palabra es apropiada, porque este punto de vista sostiene que todo o la mayor parte del libro de Apocalipsis se cumplió en el primer siglo!
El Origen del Punto de Vista
La visión fue desarrollada a principios del siglo XVII por un sacerdote jesuita llamado Luis de Alcázar (1554-1613). Su propósito era defender a la Iglesia Católica contra los ataques de los reformadores. Negó la acusación de los reformadores de que el libro de Apocalipsis era una profecía sobre la apostasía de la iglesia romana. En cambio, argumentó que el libro era una profecía sobre las luchas de la Iglesia durante sus primeros años.1
Según Alcázar, los capítulos 4 al 11 de Apocalipsis describen la lucha de la Iglesia contra el judaísmo, que culminó en la caída de Jerusalén en el año 70 d. C. Los capítulos 12 al 19 fueron vistos como la lucha de la Iglesia contra el paganismo, que terminó con la caída de Roma en el año 476 d. C. Los capítulos 20 al 22 fueron interpretados como una descripción simbólica de las glorias de la Roma papal. Usando este enfoque inteligente, Alcázar fue capaz de limitar el alcance de las profecías de Apocalipsis a los primeros 500 años de la Era Cristiana.
Preterismo Leve
El tipo de preterismo más popular hoy en día es una forma llamada “leve”, que ganó popularidad en la última parte del siglo XX.2 Éste ve casi todas las profecías de Apocalipsis cumplidas en la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C., a excepción de la resurrección de los creyentes y la Segunda Venida de Jesús. Sus defensores afirman que hoy estamos viviendo en el Milenio.
El preterismo leve asigna la Tribulación a la caída de Israel, la gran apostasía a la Iglesia del primer siglo, y los días postreros al período entre la ascensión de Jesús y la destrucción de Jerusalén. El Anticristo es visto como un símbolo de Nerón en particular, y del Imperio Romano en general. El Falso Profeta es equiparado con el liderazgo del Israel apóstata. No hace falta decir que muchos de los portavoces de este punto de vista son antisemitas.3
Preterismo Extremo
Hay una forma más extrema de preterismo cuyos defensores se consideran a sí mismos como “preteristas consistentes”. Toman la posición de que toda la llamada “profecía del tiempo del fin” se cumplió con la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C., ¡incluyendo la Segunda Venida, la Tribulación, la batalla de Armagedón y la resurrección de los creyentes! No esperan ninguna resurrección futura ni ningún fin de la historia. Ellos creen que actualmente estamos viviendo en el Estado Eterno, y que los creyentes experimentan una resurrección espiritual al morir y viven eternamente en el cielo en cuerpos espirituales.4
Por lo tanto, o bien fusionan el Milenio con el Estado Eterno o bien tratan desesperadamente de encontrar el Milenio en algún lugar de la historia. Aquellos que fusionan los dos son esencialmente amilenialistas, creyendo que hemos estado en el Milenio desde la Cruz. Un buen ejemplo de aquellos preteristas que tratan de encontrar el Milenio en la historia es el preterista extremo, Edward E. Stevens. Él espiritualiza los 1,000 años como “el período de tiempo mientras la Iglesia o el Reino estaba siendo construido (cir. 30-70 d. C.), mientras Cristo reinaba en Su reinado milenario para sofocar a todos Sus enemigos...”. En otras palabras, ¡el Milenio consistió en los 40 años del 30 al 70 d. C.!5
El rechazo de un futuro retorno corporal de Jesús y cualquier futura resurrección física de los creyentes pone este campo del preterismo fuera de la ortodoxia cristiana.
La Clave del Punto de Vista
La piedra angular de la posición preterista es la creencia de que el libro de Apocalipsis fue escrito antes de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C. Esta creencia va en contra de la fuerte evidencia de lo contrario.6
La evidencia interna del libro con respecto al Imperio Romano, y el testimonio externo de los Padres de la Iglesia apuntan a una fecha de autoría alrededor del año 95 d. C., 25 años después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C.
El tipo de persecución romana generalizada de la Iglesia que se describe en Apocalipsis no ocurrió hasta el reinado de Domiciano (81-96 d. C.). Las persecuciones de Nerón se limitaron a la zona de Roma.
Uno de los Padres de la Iglesia, Ireneo (c.130-c.202), escribió que el libro de Apocalipsis fue escrito por el apóstol Juan “hacia el final del reinado de Domiciano”.7 Ireneo fue discipulado por Policarpo (c.70-c.155 d. C.) quien, a su vez, había sido guiado directamente por el mismo apóstol Juan.
Referencias al Templo
Uno de los principales argumentos a favor de una fecha anterior se basa en una referencia al templo judío en Apocalipsis 11:1-2. Se le dice a Juan que mida el templo, lo que en este caso parece ser una orden para evaluar la condición espiritual del templo. Se argumenta que esta referencia al templo debe significar que el libro fue escrito antes de que el templo fuera destruido en el año 70 d. C.
Pero este argumento ignora el hecho de que las Escrituras enseñan que habrá dos templos futuros; uno durante la Tribulación, que el Anticristo profanará (Daniel 9:27 y 2 Tesalonicenses 2:3-4), y otro durante el Milenio, que Jesucristo consagrará (Ezequiel 40-46).
El templo mencionado en Apocalipsis 11 debe ser el templo de la Tribulación, ya que el pasaje dice que será pisoteado por los gentiles durante 42 meses (la última mitad de la Tribulación). También dice que esto será inmediatamente precedido por el testimonio de los dos testigos durante 1,260 días (la primera mitad de la Tribulación).
Dos Escrituras Clave
Una de las escrituras a las que se hace referencia en todos los escritos preteristas es Lucas 21:22, donde los preteristas afirman que Jesús les dijo a Sus discípulos que todas las profecías del Antiguo Testamento concernientes a Él se cumplirían para cuando Jerusalén fuera destruida en el año 70 d. C..8 El problema con este argumento es que el versículo no dice lo que los preteristas afirman que dice. El versículo habla de la Segunda Venida del Señor y dice: “Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas”. Todo lo que este versículo está diciendo es que, cuando Jesús regrese, se cumplirán todas las profecías del tiempo del fin concernientes al derramamiento de la ira de Dios durante la Gran Tribulación.
Una segunda profecía que los preteristas (y los amilenialistas) a menudo citan, se encuentra en Lucas 24:44, donde se cita a Jesús diciendo: “Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”. Usando este versículo, dicen: “Miren, Jesús dijo que todas las profecías del tiempo del fin deben cumplirse en Su día y tiempo”.
Pero eso no es lo que dice el versículo. Por el contrario, el versículo simplemente afirma que todas las profecías deben cumplirse — no que ya se hayan cumplido o que se cumplirán en el primer siglo.
La Cuestión de Mateo 24
Otra piedra angular del preterismo es su creencia de que todas las profecías contenidas en el Discurso del Monte de los Olivos de Jesús, registrado en Mateo 24, se cumplieron en el año 70 d. C.
¿Es Mateo 24 historia o profecía? Es una pregunta profética crucial. El pasaje retrata claramente un período de intensa tribulación que precederá a la Segunda Venida de Jesús. ¿Ha ocurrido ya este terrible período de tribulación o aún está por ocurrir? ¿Es pasado o futuro? ¿Historia o profecía?
Creo que Mateo 24 sólo se pre-cumplió en tipo simbólico en la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C. y, por lo tanto, aún no se ha cumplido en la historia. Y creo que puedo demostrarlo a partir del pasaje mismo.
1 La Profecía de Daniel
Para empezar, considere el versículo 15. Dice que el período de intensa persecución de los judíos comenzará cuando “la abominación desoladora”, de la que habló Daniel, sea vista “en el lugar santo”.
No tenemos registro histórico de que tal evento haya tenido lugar en el año 70 d. C. A diferencia del tirano griego, Antíoco Epífanes, que profanó el lugar sagrado del templo en el año 168 a. C., erigiendo dentro de él un altar a Zeus, Tito no tomó tal acción en el año 70 d. C. antes de que sus tropas destruyeran la ciudad y el templo.9
2 La Intensidad de la Tribulación
El segundo punto a destacar se encuentra en el versículo 21. Dice que el período de persecución judía que seguirá a la profanación del templo será el más intenso de toda la historia, “desde el principio del mundo hasta ahora”.
Estas palabras no se cumplieron en el año 70 d. C. La persecución que los judíos experimentaron bajo Tito fue severa, pero palidece en comparación con lo que los judíos sufrieron durante el Holocausto nazi de la Segunda Guerra Mundial.
Josefo dice que los romanos mataron a un millón de judíos en el asedio de Jerusalén en el año 70 d. C.10 Los historiadores están convencidos de que este número es muy exagerado. Pero incluso si es cierto, no es nada comparado con los seis millones de judíos que perecieron a manos de los nazis.
Además, el profeta Zacarías nos dice que, durante la Tribulación, un total de dos tercios del pueblo judío morirá durante ese período de calamidad sin precedentes (Zacarías 13:8-9). En otras palabras, aún está por ocurrir un período de persecución judía que incluso excederá los horrores del Holocausto nazi.
Considere el versículo 21 de nuevo: “porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”. ¿Quiso decir Jesús lo que dijo o no? Seguramente éste no es un ejemplo de hipérbole — de exageración para hacer un punto. Todo en el pasaje parece exigir que tomemos las palabras de Jesús literalmente. La conclusión es ineludible. La tribulación experimentada por los judíos en el año 70 d. C. no fue la más grande “desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”.
3 La Severidad de la Tribulación
La tercera pieza de evidencia se encuentra en el versículo 22 de Mateo 24. Jesús dice que el período de “gran tribulación” (versículo 21) del que está hablando, será tan severo que toda la vida cesaría, a menos que el período sea acortado.
Usted y yo vivimos en la única generación en la historia en la que estas palabras podrían cumplirse literalmente. No había posibilidad en el año 70 d. C. de que el asedio de Jerusalén condujera a la extinción de toda forma de vida. Pero ésa es una amenaza muy real hoy en día, debido al desarrollo y despliegue de las armas nucleares.
El libro más vendido de 1982, The Fate of the Earth (El destino de la Tierra), demostró que, si alguna vez hay un intercambio nuclear total entre los Estados Unidos y Rusia, toda la vida en la tierra dejará de existir. 11 El peligro es aún mayor hoy en día debido al refinamiento de las armas nucleares y al desarrollo de sistemas de lanzamiento de misiles balísticos hipersónicos.
4 La Proximidad de la Tribulación
La cuarta pista de que Mateo 24 aún no se ha cumplido se encuentra en el versículo 29. Dice que el Señor regresará “inmediatamente después de la tribulación de aquellos días”. ¿Cómo podemos escapar del impacto de la palabra “inmediatamente”? No creo que podamos. Claramente vincula los eventos anteriores con el tiempo inmediato del regreso de Jesús.
Los preteristas radicales tratan este problema de una manera fantasiosa, al afirmar que la Segunda Venida de Jesús en realidad ocurrió en el año 70 d. C., cuando regresó “espiritualmente” para derramar la ira de Dios sobre el pueblo judío.
Eso, por supuesto, es ridículo, pero muestra hasta qué punto algunas personas intentarán hacer que las Escrituras se ajusten a una doctrina en particular. La Biblia enseña, por el contrario, que Jesús regresará física y visiblemente, tal como cuando ascendió al cielo (Hechos 1:10-11).
5 El Contexto de la Tribulación
La evidencia final de que Mateo 24 no se cumplió en el año 70 d. C. se encuentra en los versículos 32-35, donde Jesús dice que todas las cosas de las que ha hablado con respecto a la Tribulación se cumplirán durante la generación que vea la “higuera” florecer nuevamente. Aquí está la clave del tiempo del cumplimiento de la profecía.
¿Qué es la “higuera”? Piense por un momento en lo que había sucedido el día anterior. Jesús había puesto una maldición sobre una higuera estéril (Mateo 21:18-19), causando que se marchitara. Fue una señal profética de que Dios dejaría de lado a la nación judía debido a su esterilidad espiritual, es decir, su negativa a aceptar a Jesús como su Mesías. La higuera es un símbolo de la nación de Israel que se usa a lo largo de las Escrituras (Oseas 9:10; Jeremías 24:1-10; Joel 1:7 y Lucas 13:6-9).
Ahora bien, al día siguiente, Jesús recuerda a la higuera y dice: “Veánla. Cuando vuelva a florecer, todas estas cosas sucederán”.
La puesta aparte de Israel ocurrió en el año 70 d. C. El reflorecimiento tuvo lugar en 1948, cuando la nación de Israel fue restablecida.
Un Hecho para Reflexionar
Mateo 24 no es historia. Los terribles eventos del año 70 d. C. fueron un clásico pre-cumplimiento en tipo del cumplimiento final que ocurrirá inmediatamente antes de que el Señor regrese.
Mateo 24 es una profecía que aún no se ha cumplido. Se va a cumplir pronto, porque el pueblo judío ha sido reunido, la nación de Israel se ha restablecido y las naciones del mundo se están uniendo contra el Estado judío. La ira de Dios está a punto de caer. Estamos en el umbral de la Gran Tribulación.
¿Restauración Eterna o Final Ardiente?
¿Sabía que estamos viviendo en la tierra número tres? ¿Sabía que la Biblia revela que hay dos tierras por venir? ¿Sabía que la Biblia enseña que la tierra es eterna?
Tierra I
La primera tierra fue la que se creó en el principio (Génesis 1:1). Era perfecta en todos los aspectos (Génesis 1:31). Pero, debido al pecado del hombre, Dios puso una maldición sobre la tierra (Génesis 3:17-19).
La Biblia indica que esta maldición alteró radicalmente la naturaleza de la creación original de Dios. En lugar de que el hombre ejerciera dominio sobre la naturaleza, como se planeó originalmente (Génesis 1:26, 28), la naturaleza se alzó en conflicto con el hombre, cuando aparecieron de repente plantas venenosas, animales carnívoros y cataclismos climáticos (como tornados).
Tierra IILa maldición alteró radicalmente la tierra original, pero la Tierra II todavía era bastante diferente de la que vivimos hoy. Hay mucha evidencia bíblica, tanto en Génesis como en Job, de que la segunda tierra tenía un espeso dosel de vapor que protegía la vida de la radiación ultravioleta del sol, produciendo la larga vida registrada en Génesis (ver Génesis 2:5-6 y Job 38:8-11).
Toda la tierra era como un invernadero, con una espesa vegetación que crecía por todas partes, incluso en los polos. Probablemente también había sólo una gran masa de tierra.
Una vez más, la rebelión pecaminosa de la humanidad motivó a Dios a cambiar la naturaleza de la tierra (Génesis 6:11-13). El agente de cambio esta vez fue el agua. Parece que Dios hizo que el dosel de vapor colapsara (Génesis 7:11). También hizo que “todas las fuentes del grande abismo” estallaran sobre la superficie de la tierra (Génesis 7:11).
Tierra III
Al igual que la maldición, el Diluvio alteró radicalmente la naturaleza de la tierra. Produjo la Tierra III, la tierra en la que ahora vivimos.
La tierra se inclinó sobre su eje, formando los casquetes polares. La masa de tierra unificada se dividió, formando los continentes tal como los conocemos ahora (por eso encajan como un rompecabezas — ver Génesis 10:25). Y el dosel de vapor se agotó tan completamente, que la radiación ultravioleta comenzó a llegar a la tierra en niveles sin precedentes, lo que resultó en una esperanza de vida muy reducida, primero a 120 años y luego a 70 años.
La Biblia revela que la tierra actual, la Tierra III, volverá a cambiar radicalmente en la Segunda Venida de Jesús. Los agentes de cambio serán terremotos en la tierra y fenómenos sobrenaturales en los cielos.
Los cambios producidos alterarán tan totalmente la tierra y su atmósfera, que Isaías se refiere a “los nuevos cielos y la nueva tierra” que existirán durante el reinado del Señor (Isaías 65:17).
Tierra IV
La Tierra IV —la tierra del milenio — será muy diferente de la tierra actual. Los terremotos que la producirán serán los más severos de la historia.
Todo valle será levantado, toda montaña será bajada, y toda isla será movida (Ap. 6:12-14; 16:17-21). Jerusalén será levantada, y el Monte Sion se convertirá en el más alto de todos los montes (Zacarías 14:10 y Miqueas 4:1).
El dosel de vapor probablemente será restaurado porque la esperanza de vida se ampliará a lo que era al principio de los tiempos (Isaías 65:20,22).
Evidencia adicional de que el dosel de vapor será restaurado se encuentra en el hecho de que toda la tierra volverá a tener una abundante y exuberante vegetación (Isaías 30:23-26 y Amós 9:13-14). El Mar Muerto también cobrará vida (Ezequiel 47:1-9).
Lo más importante es que la maldición se levantará parcialmente, haciendo posible que el hombre se reconcilie con la naturaleza, y que la naturaleza se reconcilie consigo misma. El lobo morará con el cordero, porque el lobo ya no será carnívoro. El niño lactante jugará con la cobra, porque la cobra ya no será venenosa (Isaías 11:8).
Tierra V
Pero la última revuelta de Satanás al final del Milenio dejará la tierra contaminada y devastada (Ap. 20:7-9). Por lo tanto, al final del reinado del Señor, Dios quitará a los redimidos de la tierra, los colocará en la Nueva Jerusalén y luego purificará la tierra con fuego (2 Pedro 3: 10-13).
En otras palabras, Dios sobrecalentará esta tierra en un infierno ardiente y luego la remodelará como una bola de cera caliente. El resultado serán los “cielos nuevos y la tierra nueva” profetizados en Isaías 66 y Apocalipsis 21.
Ésta será la Tierra V, la tierra perfecta y eterna donde los redimidos pasarán la eternidad en la Nueva Jerusalén en la presencia de Dios (Ap. 21:1-4). La maldición será completamente levantada de esta tierra (Ap. 22:3).
Restauración en el Antiguo Testamento
Dios ama a Su creación, y está decidido a restaurarla a su perfección original.
Este propósito de Dios se reflejó en los ritos del Tabernáculo de Moisés. Cada año, cuando el Sumo Sacerdote entraba en el Lugar Santísimo para hacer expiación por los pecados de la nación, rociaba con sangre el Propiciatorio del Arca, y también el suelo frente al Arca (Levítico 16:15).
La sangre en el Propiciatorio señalaba la promesa de Dios de que un día enviaría a un Mesías que derramaría Su sangre para que la misericordia de Dios pudiera cubrir la Ley e hiciera posible que fuésemos reconciliados con nuestro Creador. La sangre en el suelo apuntaba a la promesa de Dios de que el sacrificio del Mesías también haría posible que la creación fuera redimida.
En el Antiguo Testamento, Isaías 11 nos da una hermosa imagen de la creación redimida durante el Milenio. Se nos dice que los animales carnívoros dejarán de cazarse unos a otros y “comerán paja como el buey”. Los animales venenosos también serán transformados. Dejarán de ser peligrosos (Isaías 11:6-9; 35:9).
El reino vegetal será igualmente transformado a su perfección original antes de la maldición. El resultado será una increíble abundancia agrícola:
“He aquí que vienen días, dice el SEÑOR, cuando el que ara alcanzará al que siega y el que pisa las uvas al que lleva la semilla; las montañas gotearán vino nuevo…” (Amós 9:13).
El profeta Joel agrega que, “Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino nuevo y de aceite” (Joel 2:24).
La implicación de estos pasajes es que el hombre ya no tendrá que luchar contra la naturaleza, porque las malas hierbas y las plantas venenosas dejarán de existir y las lluvias serán abundantes.
De hecho, Isaías nos dice que las áreas de desierto se transformarán en bosques gloriosos (Isaías 35:2) y los desiertos se convertirán en “manantiales de agua” (Isaías 35:7).
Restauración en el Nuevo Testamento
La promesa de una creación redimida y restaurada se reafirma en el Nuevo Testamento. Pedro se refirió a la promesa en su segundo sermón en el Templo de Jerusalén. Le dijo a su audiencia que Jesús permanecería en el cielo hasta que llegara el tiempo de la “restauración de todas las cosas” (Hechos 3:21).
Pablo desarrolla el tema en Romanos 8:18-23. Declara que toda la creación está en “esclavitud a la corrupción” (versículo 21). Ésta es una referencia a lo que los físicos llaman la Segunda Ley de la Termodinámica; es decir, que toda la creación se está agotando, pasando del orden al desorden — que toda la creación está esclavizada por la decadencia.
Pablo luego representa a la creación como una mujer embarazada que espera ansiosamente el momento del parto, cuando la maldición será levantada y la creación será redimida. Él dice que eso ocurrirá en “la manifestación de los hijos de Dios”.
Ésa es una referencia a la resurrección de los santos, un punto que deja claro en el versículo 23, cuando dice que los santos deben anhelar con la naturaleza ese mismo evento, porque es cuando cada uno de nosotros recibirá “la redención de nuestro cuerpo”.
La Tierra Eterna
El Antiguo Testamento tiene poco que decir acerca de la tierra eterna que Dios creará al final del Milenio. Isaías simplemente afirma que tal tierra será provista (Isaías 66:22). La única otra referencia de Isaías a una “tierra nueva”, en Isaías 65:17, es una referencia a la tierra renovada del Milenio.
En Apocalipsis 21, el apóstol Juan nos da la visión más detallada de cómo será la tierra nueva y eterna. Y, sin embargo, su descripción es tentadoramente vaga. Él hace una referencia críptica al hecho de que ya no habrá mar (Ap. 21:1). Más allá de eso, todo lo que nos dice es que Dios hará “nuevas todas las cosas” (Ap. 21:5).
Una Bendición Gloriosa
Creo que la razón por la que los pasajes sobre la tierra eterna nos dicen tan poco acerca de las características de esa tierra es porque se enfocan en un hecho glorioso que eclipsa cualquier preocupación sobre cómo será la tierra nueva. Ese hecho es que los redimidos vivirán en la presencia de Dios Todopoderoso (Apocalipsis 21 y 22). Le “serviremos” y “veremos Su rostro” (Ap. 22:3-4). Cómo será la tierra palidece en comparación con esta revelación.
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Una Advertencia Sobre la Apostasía
Pedro nos advierte en su segunda epístola, que una de las señales de los tiempos del fin será la aparición de “burladores”, que despreciarán y ridiculizarán la promesa del regreso de nuestro Señor (2 Pedro 3:3ss). La gran tragedia de nuestros días es que muchos de los burladores más ruidosos son líderes religiosos que profesan seguir a Cristo. Tales líderes crucificaron a Jesús la primera vez que vino. Ahora se burlan de Su promesa de regresar.
Un buen ejemplo de lo que estoy hablando es el “Seminario de Jesús”,7 que comenzó a reunirse en 1985 y cuya labor culminó en 1993, con la publicación de un libro titulado, Los Cinco Evangelios: ¿Qué Dijo Realmente Jesús?8 El seminario estuvo compuesto por cuarenta “eruditos” del Nuevo Testamento, de una gran variedad de seminarios cristianos de Estados Unidos. El seminario se reunía cada seis meses para votar acerca de los dichos de Jesús registrados en los cuatro Evangelios. El objetivo era producir una nueva versión de los Evangelios en la que los dichos de Jesús estuvieran codificados por colores: rojo, si lo dijo; rosa, si pudo haberlo dicho; gris, si probablemente no lo dijo; y negro, si definitivamente no lo dijo.
Titularon el fruto maligno de sus labores, Los Cinco Evangelios, porque concluyeron que el espurio y gnóstico Evangelio de Tomás9, era tan válido como los cuatro Evangelios adoptados por los primeros Padres de la Iglesia.
Cuando votaron sobre los dichos de Jesús con respecto a Su Segunda Venida, votaron que todos los dichos eran espurios y probablemente habían sido “inventados” por Sus discípulos. ¡Qué apostasía!
Alimento Espiritual
La Palabra Profética de Dios es alimento para nuestro crecimiento espiritual. Necesitamos sacarlo del estante, abrirlo y deleitarnos con él — y debemos hacerlo con corazones creyentes.
El libro de Apocalipsis promete bendiciones a aquellos que lo lean (o lo oigan leer) y que lo obedezcan (Ap. 1:3). Es el único libro de la Biblia que promete una bendición tan específica, pero toda la Palabra de Dios está diseñada para bendecirnos espiritualmente (Salmos 119), y eso incluye la Palabra Profética.
La profecía bíblica, correctamente enseñada, puede literalmente transformar a una persona y a una congregación. Esto sucederá si la persona o congregación puede estar convencida de dos cosas con respecto a la profecía: 1) Jesús regresará, y 2) Su regreso podría ocurrir en cualquier momento.
Con respecto al primer punto, la mayoría de los cristianos creen con la mente que Jesús regresará, pero no creen con el corazón y, por lo tanto, su creencia no tiene en su comportamiento. Con respecto al segundo punto, la mayoría de los cristianos no son conscientes de que el regreso de Jesús será en dos etapas — primero, el Rapto, y luego la Segunda Venida. Debido a que saben poco o nada acerca del Rapto, no entienden que el Señor realmente podría regresar en cualquier momento. Creen que muchas profecías — como la predicación del Evangelio a todo el mundo — deben cumplirse antes de que el Señor pueda regresar, cuando la verdad del asunto es que no hay una profecía que deba cumplirse para que ocurra el Rapto.
De nuevo, si una persona o congregación puede estar verdaderamente convencida de que Jesús regresará en cualquier momento, será transformada, porque estará motivada a compartir el Evangelio con los demás y a comprometer su vida a la santidad. ¡Un compromiso con el evangelismo y la santidad! ¿Qué más podría esperar un pastor?
La profecía bíblica no sólo se relaciona con el futuro. Tiene una relevancia espiritual importante para la forma en que vivimos nuestras vidas en el presente.
Escrituras Clave Acerca de la Profecía
Concluyamos con un recordatorio de lo que la Palabra de Dios misma dice acerca del valor de la profecía. De esta manera, podemos estar seguros de que el esfuerzo que dediquemos a estudiar las Escrituras proféticas, será tiempo sumamente bien invertido.
“Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre” (Dt. 29:29).
“Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7).
“Yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a Mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho… Yo hablé y lo haré venir; lo he pensado y también lo haré” (Isaías 46:9-11).
[Jesús dijo]: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar sino para cumplir” (Mateo 5:17).
[Jesús les dijo]: “Éstas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de Mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” (Lucas 24:44).
“De éste [Jesús] dan testimonio todos los profetas, que todos los que en Él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre” (Hechos 10:43).
“Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos” (1 Pedro 1:10-11).
“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro . . . Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:20-21).
“El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” (Apocalipsis 19:10).
“Todas las áreas de la teología están interconectadas. Lo que crees sobre la escatología también afecta tus creencias en otras áreas. Cuando mi escatología cambió, mis puntos de vista sobre la familia también cambiaron, al igual que mis puntos de vista sobre el discipulado, el gobierno, la política exterior, la guerra, el control de la natalidad, la tecnología, el dinero y más. Por cierto, si su escatología no afecta su forma de pensar en todas las demás áreas de la vida, su escatología no proviene de la Biblia. — 5th Kingdom Ministries, “Una Crítica del Panmilenialismo” (https://5thkingdomministries.com)