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viernes, 16 de abril de 2021

Revista Llamada de Medianoche – Abril 2021

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Temas incluidos en esta edición:

»» El "inframundo" del Monte del Templo
»» Drones de Israel protegen a Etiopía de plaga de langostas
»» Israel: un pueblo muy especial
»» Jesús, el más poderoso 
»» La luz brillante del Resucitado

Entre otros.

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miércoles, 31 de marzo de 2021

La Historia de la Resurrección

Por Dr. Arnold G. Fruchtenbaum

El Amanecer del Día de Resurrección

El amanecer del día de la Resurrección está registrado por dos de los Evangelios: Mateo 28:1 y Marcos 16:1. Mateo 28:1 declara: Al final de los sábados, al amanecer del día uno de la semana, llegó Miriam de Magdala, con la otra Miriam, para ver el sepulcro (BTX).

Cuando la mayoría de los creyentes gentiles leen: Al final de los sábados, al amanecer del día uno de la semana, piensan en términos de las horas muy tempranas de la mañana del domingo. Y, a partir de esta suposición, se originaron los tradicionales cultos de domingo de resurrección. Pero ése no es el punto de este texto.

Al determinar el momento real de la Resurrección, debemos recordar que el primer día de la semana judía es desde el ocaso del sábado hasta el ocaso del domingo. El término “amanecer” se usa para referirse al momento del día cuando la luz comienza a aparecer en el horizonte, antes de que el sol comience a aparecer. Pero, en el significado original, la palabra amanecer simplemente significaba “hacia el comienzo del nuevo día”, sin importar qué momento del día era. Cuando el texto declara: Al final de los sábados, significa yendo hacia el atardecer del sábado por la noche. 

Debe recordarse que los escritores de los evangelios eran todos judíos, y el elemento para medir el tiempo que usaron era el tiempo judío, no el tiempo gentil. 

Los gentiles miden el tiempo de un día de la medianoche a la medianoche, pero el día judío es de ocaso a ocaso. El nuevo día comienza tan pronto como tres estrellas aparecen después del ocaso. Por lo tanto, cuando Mateo dijo: Al final de los sábados, al amanecer del día uno de la semana, quiso decir sábado por la tarde, hacia el anochecer; el sol se había puesto, y la primera de las tres estrellas estaba comenzando a aparecer. Ése fue el amanecer del primer día de la semana. 

La declaración de Marcos: Pasado el sábado (BTX), muestra que él comienza su elemento de tiempo para el momento cuando las tres estrellas ya habían aparecido en la noche del sábado. Por lo tanto, las mujeres fueron a visitar la tumba en la noche del sábado.

La Resurrección, entonces, ocurrió en algún momento entre las horas del sábado por la tarde y las primeras horas de la mañana del domingo. De nuevo, debe tenerse en cuenta que la noche del sábado ya es el primer día de la semana. Si esto se tiene en cuenta, estos pasajes se entenderán mejor.


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

Nota: Éste es un breve fragmento del Estudio Bíblico Mesiánico La Resurrección del Mesías, que se encuentra disponible sólo en inglés.

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viernes, 10 de abril de 2020

¿Estuvo Jesús realmente tres días y tres noches en el corazón de la tierra?

Por Reuben Archer Torrey



Mateo relata que Jesús dijo: “Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez (monstruo marino, LBLA), así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches”. De acuerdo con la tradición comúnmente aceptada de la Iglesia, Jesús fue crucificado el viernes,  muriendo a las 3 p.m., o en algún momento entre las 3 p.m. y la puesta del sol; y resucitó de entre los muertos muy temprano en la mañana del domingo siguiente. Muchos lectores de la Biblia están desconcertados al saber cómo el intervalo entre la tarde del viernes y la madrugada del domingo puede calcularse de ser de tres días y tres noches. Parece más bien ser dos noches, un día, y una porción muy pequeña de otro día.

La solución de esta aparente dificultad propuesta por muchos comentaristas es que “un día y una noche” es simplemente otra forma de decir “un día”, y que los antiguos judíos contaban una fracción de un día como un día completo, por lo que dicen que había una parte del viernes (una parte muy pequeña), o un día y una noche; todo el sábado, otro día, o un día y una noche; parte del domingo (una parte muy pequeña), otro día, o un día y una noche. Hay muchas personas a las que esta solución no les satisface del todo, y el escritor confiesa que no le satisface en absoluto. 

¿Hay alguna solución que sea completamente satisfactoria? Sí la hay.

El primer hecho que debe notarse en la solución adecuada es que la Biblia en ninguna parte dice o implica que Jesús fue crucificado y que murió el viernes. Se dice que Jesús fue  crucificado en “la víspera del día de reposo” (Marcos 15:42; RVR 1960). Como el día de reposo semanal judío era el sábado, comenzando a la puesta de sol la tarde anterior, naturalmente se llegó a la conclusión de que, como Jesús fue crucificado el día antes del día de reposo, debe haber sido crucificado el viernes. Pero es un hecho bien conocido, del cual la Biblia da abundante testimonio, que los judíos tenían otros días de reposo además del shabat semanal que caía en sábado. El primer día de la semana de Pascua, sin importar en qué día de la semana cayera, siempre era un día de reposo (Éxodo 12:16; Levítico 23:7; Números 28:16-18). Por lo tanto, surge la pregunta de si el día de reposo que siguió a la crucifixión de Cristo fue el día de reposo semanal (sábado) o el día de reposo de la Pascua, que cayó el día 15 de Nisán, que ese año cayó en jueves. Ahora bien, la Biblia no nos deja especular con respecto a qué día de reposo se está refiriendo en este caso, porque Juan nos dice con tantas palabras, en Juan 19:14, que el día en que Jesús fue juzgado y crucificado era “el día de la Preparación” (de la Pascua, RVA 2015), es decir, no era el día antes del día de reposo semanal (viernes), sino que era el día antes del día de reposo de la Pascua, que ese año cayó en jueves. Es decir, el día que Jesucristo fue crucificado fue el miércoles. Juan deja esto tan claro como el día.

El evangelio de Juan fue escrito más tarde que los otros evangelios, y los eruditos han notado durante mucho tiempo que, en varios lugares, había una intención evidente de corregir falsas impresiones que uno podría obtener al leer los otros evangelios. Una de estas falsas impresiones era que Jesús comió la Pascua con Sus discípulos en el tiempo regular de la Pascua. Para corregir esta falsa impresión, Juan declara claramente que la comió la noche anterior, y que Él mismo murió en la cruz en el mismo momento que los corderos pascuales estaban siendo sacrificados “entre las dos tardes”, el 14 de Nisán (Éxodo 12:6). El verdadero Cordero Pascual de Dios, Jesús, de quien todos los otros corderos pascuales ofrecidos a lo largo de los siglos eran sólo tipos, fue, por lo tanto, asesinado en el momento mismo designado por Dios.

Todo sobre el cordero de la Pascua se cumplió en Jesús:

1. Era el cordero sin defecto y sin mancha (Éxodo 12:5)

2. Fue elegido el día 10 de Nisán (Éxodo 12:3), porque fue el décimo día del mes, el sábado anterior, cuando se hizo la entrada triunfal a Jerusalén, ya que llegaron de Jericó a Betania seis días antes de la Pascua (Juan 12:1 – eso sería seis días antes del jueves, que sería el viernes); y fue al día siguiente cuando se hizo la entrada a Jerusalén (Juan 12:12ss), es decir, el sábado 10 de Nisán. También fue en este mismo día que Judas fue a los principales sacerdotes y ofreció traicionar a Jesús por treinta piezas de plata (Mateo 26:6-16; Marcos 14:3-11).

Como fue después de la cena en la casa de Simón el leproso, y como la cena ocurrió tarde el viernes, después del atardecer, o temprano el sábado, “después” de la cena sería necesariamente el día 10 de Nisán. Siendo éste el precio que le pusieron los principales sacerdotes, fue la compra o la entrega de un cordero lo que, según la ley, debe ocurrir el 10 de Nisán. Además, pusieron el valor exacto por el cordero que la profecía del Antiguo Testamento predijo (Mateo 26:15; comp. Zacarías 11:12). 

3. Ni un hueso de Él fue quebrado cuando fue asesinado (Juan 19:36; comp. Éxodo 12:46; Números 9:12; Salmos 34:20).

4. Y fue asesinado el día 14 de Nisán entre las tardes, justo antes del comienzo del día 15 de Nisán al atardecer (Éxodo 12:6).

Si tomamos exactamente lo que dice la Biblia, que Jesús fue asesinado antes del día de reposo de la Pascua, el tipo se cumple maravillosamente en cada detalle; pero si aceptamos la teoría tradicional de que Jesús fue crucificado el viernes, el tipo falla en muchos puntos.

Además, si aceptamos la opinión tradicional de que Jesús fue crucificado el viernes y comió la Pascua el día regular de la Pascua, entonces el viaje desde Jericó a Betania, que ocurrió seis días antes de la Pascua (Juan 12:1), caería un sábado, es decir, el día de reposo judío. Tal viaje en el día de reposo  judío sería contrario a la ley judía. Por supuesto, era imposible que Jesús emprendiera tal viaje en el día de reposo judío. En realidad, Su entrada triunfal a Jerusalén fue el día de reposo judío, es decir, el sábado. Esto era totalmente posible, porque la Biblia en otra parte  nos dice que Betania quedaba de camino de un día de reposo desde Jerusalén (Hechos 1:12; comp. Lucas 24:50).

Los astrónomos han descubierto que, en el año 30 d.C., que es el año comúnmente aceptado de la crucifixión de nuestro Señor, la Pascua se celebró el jueves 6 de abril, y había luna llena ese día. Los cronólogos que han supuesto que la crucifixión tuvo lugar el viernes, se han quedado perplejos por el hecho de que, en el año 30 d.C., la Pascua ocurrió el jueves. Un escritor que busca una solución a la dificultad sugiere que la crucifixión pudo haber sido en el año 33 d.C., porque aunque también había luna llena un jueves de ese año, sin embargo, como fue dentro de las dos horas y media del viernes, cree que quizás los judíos la pueden haber guardado ese día. Pero cuando aceptamos exactamente lo que la Biblia dice, es decir, que Jesús no fue crucificado el día de Pascua, sino en “la víspera de la Pascua”, ese año sería el miércoles y Su resurrección temprano el primer día de la semana, esto permite exactamente tres días y tres noches en la tumba.

Para resumir todo, Jesús murió alrededor del atardecer del miércoles. Setenta y dos horas después, exactamente tres días y tres noches, al comienzo del primer día de la semana (sábado al atardecer), resucitó de la tumba. Cuando las mujeres visitaron la tumba justo antes del amanecer a la mañana siguiente, encontraron la tumba ya vacía. Por lo tanto, no nos vemos obligados a aceptar una solución improvisada de que cualquier porción de un día se considera como un día y una noche completos, sino que encontramos que la declaración de Jesús era literalmente cierta. Tres días y tres noches Su cuerpo estuvo muerto y yació en el sepulcro. Mientras Su cuerpo yacía muerto, Él mismo, siendo vivificado en espíritu (1 Pedro 3:18), entró al corazón de la tierra y predicó a los espíritus que estaban en prisión (1 Pedro 3:19).

Esta supuesta dificultad se resuelve sola, al igual que muchas otras dificultades en la Biblia, cuando consideramos que la Biblia significa exactamente lo que dice.

A veces se objeta la opinión aquí avanzada de que los dos que iban camino a Emaús temprano el primer día de la semana (es decir, el domingo), le dijeron a Jesús al hablar de la crucifixión y los eventos que la acompañaron: “además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido” (Lucas 24:21), y se dice que, si la crucifixión tuvo lugar el miércoles, el domingo sería el cuarto día desde que se hicieron estas cosas. Pero la respuesta es muy simple. Estas cosas se hicieron justo cuando el jueves comenzaba al atardecer del miércoles. Por lo tanto, se completaron el jueves, y el primer día desde el jueves sería el viernes, el segundo día desde el jueves sería el sábado, y “el tercer día” desde el jueves sería el domingo, el primer día de la semana. Así que la supuesta objeción en realidad apoya la teoría. Por otro lado, si la crucifixión se llevó a cabo el viernes, de ninguna manera de calcular se podría hacer que el domingo sea “el tercer día desde” que se hicieron estas cosas. 

Hay muchos pasajes en las Escrituras que apoyan la teoría presentada anteriormente y hacen necesario creer que Jesús murió tarde el miércoles. Algunos de ellos son los siguientes:

“Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo 12:40).

“Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo” (Mateo 26:61).

“Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo” (Mateo 27:40).

“Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré” (Mateo 27:63).

“Era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho…y ser muerto, y resucitar después de tres días” (Marcos 8:31).

“El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después de muerto, resucitará al tercer día” (Marcos 9:31).

“…y le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará” (Marcos 10:34).

“Yo derribaré este templo hecho a mano, y en tres días edificaré otro hecho sin mano” (Marcos 14:58).

“…¡Bah! tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas,  sálvate a ti mismo…” (Marcos 15:29-30a).

“…y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido” (Lucas 24:21).

“Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho” (Juan 2:19-22).

No hay absolutamente nada a favor de una crucifixión en viernes, sino que todo en las Escrituras armoniza perfectamente con la idea de la crucifixión en miércoles. Es extraordinario cuántos pasajes proféticos y típicos del Antiguo Testamento se cumplen, y cuántas discrepancias aparentes en las narraciones de los evangelios se aclaran una vez que llegamos a comprender que Jesús murió el miércoles y no el viernes”.

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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Tomado de: 
Dificultades en la Biblia

viernes, 30 de marzo de 2018

La Resurrección de Jesús (pdf)

Su Realidad y Esencialidad


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jueves, 29 de marzo de 2018

Video: Un Sermón en la Tumba del Jardín (subtitulado)

¿Valida la Resurrección a Jesucristo como Dios encarnado? Descúbralo con el Dr. David Reagan en el programa "Cristo en la Profecía".



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lunes, 26 de marzo de 2018

Libro: Jesús: El Cordero y el León – Capítulo 12 (pdf)

La Evidencia de la Resurrección 


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Pero él [Jesús] les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
— Lucas 24:38-39

««No puede haber certeza alguna sobre la vida después de la muerte a menos que Jesús haya resucitado de entre los muertos. El cristianismo se sostiene o cae sobre la verdad de la resurrección de Jesús, al igual que cualquier esperanza de vida después de la muerte»».

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La Resurrección de Jesús – Parte 3

Su Realidad y Esencialidad




4) Hipnosis — Otra teoría moderna es que los discípulos experimentaron hipnosis masiva. Los defensores de esta idea argumentan que los discípulos querían tan desesperadamente que Jesús se levantara de entre los muertos que crearon un aura de autosugestión (o hipnosis mental) y, por lo tanto, cada vez que el nombre de Jesús era mencionado, Sus discípulos creían que podían verlo.

Ahora, la hipnosis masiva es una probabilidad, incluso de hasta 500 personas, dado precisamente el tipo correcto de ambiente controlado y el adecuado medio masivo como la radio, la televisión, o el cine. Pero la hipnosis masiva sin alguna forma de medios de comunicación masivos, y sin un hipnotista profesional, y sin las condiciones ideales, está completamente fuera del ámbito del razonamiento sensato. 

Entonces, les pregunto, ¿cómo pudieron 500 personas al aire libre de un país, antes de la invención de los medios masivos, y antes del descubrimiento de la hipnosis, estar sujetos a la hipnosis masiva? ¿Y cómo explica esto el hecho de la tumba vacía? Creo que es obvio que los escépticos le están buscando una quinta pata al gato. 

5) Desmayo — Esto nos deja con una teoría centenaria que ha sido resucitada y popularizada por un cristiano apóstata llamado Hugh Schonfield. Es llamada la “teoría del desmayo”.

Ésta es la idea de que Jesús realmente no murió en la cruz. En cambio, simplemente se desmayó y luego se despertó tres días después. Schonfield revivió esta idea en 1965 en su libro llamado The Passover Plot.3 (El Complot de la Pascua).

El Sr. Schonfield nos pide que creamos que después de que Jesús fue azotadoy crucificado, y después de que Él estuvo en una tumba fría y húmeda durante tres días sin comida ni agua, de repente revivió, removió sus envolturas fúnebres, hizo rodar la piedra, y corrió por todo el país durante 40 días sin el beneficio de siquiera una dosis de penicilina o una vacuna antitetánica. ¡Sólo un tonto podría creer tales tonterías!

6) Nostalgia — Hay otra teoría que se ha vuelto muy popular entre los modernos teólogos liberales. Es lo que yo llamo la “teoría de la nostalgia”. Es la idea que mencioné anteriormente que la Resurrección ocurrió sólo en los corazones de los discípulos. 

Un concepto tan ridículo es una consecuencia natural de la apostasía liberal, ya que los deja con la clase de Jesús que les gusta — uno que era sólo humano. Su “mesías” resulta ser un hombre que tenía buenas intenciones, pero que en realidad era un tonto iluso que creía que era Dios en la carne.

Esta teoría niega las bien documentadas apariciones posteriores a la Resurrección de Jesús y, como todas las otras teorías, no logra explicar por completo el hecho de la tumba vacía. 

Un Resumen

La tumba de Jesús estaba vacía. Estaba vacía, no porque fuera la tumba equivocada. Tampoco estaba vacía porque el cuerpo había sido robado. 

El hecho de la tumba vacía no estaba basado en alucinaciones o hipnosis. Ciertamente no estaba basado en sueños o ilusiones. ¡La tumba estaba vacía! Ése es un hecho histórico.

Pero permítanme apresurarme a decir que la mayor evidencia de la resurrección de Jesús no es la tumba vacía.

Evidencia Poderosa

La mayor evidencia de la Resurrección en la Escritura se ve en las vidas transformadas de los discípulos de Jesús. Porque 50 días después de Su crucifixión, Sus discípulos se habían transformado milagrosamente de un grupo de individuos derrotados, frustrados y sin esperanza, en una confiada banda de soldados cristianos decididos a ganar el mundo para su Señor.


El propio hermano de Jesús, Jacobo, quien no creía en Él mientras estaba vivo, se convirtió en el líder de la Iglesia en Jerusalén. Pedro, quien lo negó tres veces en un ataque de cobardía, comenzó a proclamarlo valientemente, incluso ante el propio Concilio Sanedrín que había condenado a muerte a Jesús (Hechos 4:1-12). Un joven cristiano llamado Esteban, dio su vida por Jesús (Hechos 7:51-60). Y el perseguidor más despiadado de la Iglesia, Saulo de Tarso, se convirtió en el misionero más grande en la historia de la Iglesia, todo porque se encontró con el Señor resucitado en el camino a Damasco (Hechos 9:1-9). Le pregunto, ¿qué más evidencia uno podría exigir?

La Evidencia más Convincente

Bueno, hay más evidencia, y considero que es la evidencia más convincente de todas. Tengo en mente la forma en la que las vidas de las personas continúan siendo transformadas hoy a través de su encuentro con un Jesús viviente. 

¿Lo ha conocido? ¿Ha nacido de nuevo al poner su fe en Él? Romanos 10:9 dice: “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”.

La salvación se encuentra en una relación personal con un Jesús viviente. Así es como Jesús lo expresó: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3).

Cuando uno de los discípulos de Jesús llamado Tomás, finalmente lo encontró después de Su resurrección, clamó: “¡Señor mío, y Dios mío!” Jesús respondió: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:28-29). Lo desafío a creer en el Señor resucitado, “para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31).


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Lea la parte 1 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
The Resurrection of Jesus


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Notas

1) Gran parte del material en este artículo con respecto a la evidencia de la Resurrección fue extraído de cintas de audio de presentaciones hechas por Walter Martin en la década de 1970. Su hija, Jill Rische, ha hecho que estas cintas estén disponibles en Internet en www.waltermartin.com

2) Gary R. Habermas, “Explaining Away Jesus’ Resurrection: The Recent Revival of Hallucination Theories,” www.garyhabermas.com/articles/crj_explainingaway/crj_explainingaway.htm#ch3.

3) Hugh Schonfield, The Passover Plot (New York, NY: Bantam Books, 1965).

Video: El Caso de la Resurrección de Jesús – Parte 4


¿En qué evidencia se apoya la Resurrección de Jesucristo?

Vea la parte 1 aquí
Vea la parte 2 aquí

Vea la parte 3 aquí

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miércoles, 21 de marzo de 2018

La Resurrección de Jesús – Parte 2

Su Realidad y Esencialidad





La Tumba Vacía

Consideremos la evidencia de la Resurrección y, al hacerlo, debemos  comenzar con el hecho de la tumba vacía.

Los Evangelios nos dicen que Jesús fue sepultado en la tumba de un hombre rico, José de Arimatea (Mateo 27:57:60). Tres días después, esa tumba estaba vacía. Estaba vacía a pesar del hecho de que había sido sellada por una enorme piedra que pesaba cerca de 2 toneladas, y a pesar del hecho de que había sido custodiada continuamente por soldados romanos (Mateo 27:62-66; Marcos 15:43-46).

“Jesucristo, declarado Hijo de Dios con poder por la resurrección de entre los muertos”. Este cartel aparece en la entrada a la Tumba del Jardín, en Jerusalén.


Las Escrituras revelan no sólo las cuidadosas precauciones de seguridad que fueron tomadas por los judíos y los romanos, sino que también revelan que los judíos no desafiaron el hecho de que la tumba estaba vacía. ¡Eso fue porque la tumba estaba vacía! No pudieron discutir con ese hecho, así que fabricaron una historia para explicar por qué estaba vacía. ¡Pagaron a los guardias romanos de la tumba para que dijeran que los discípulos de Jesús habían robado su cuerpo durante la noche, mientras los guardias estaban durmiendo! (Mateo 28:11-14).

De nuevo, ¡la tumba estaba vacía! Nadie pudo negar ese hecho. Mentirosos tuvieron que ser contratados para proporcionar una explicación. 

Una “Explicación” Moderna

Lo que es peor es que los hombres han estado inventando historias tontas desde entonces para intentar desestimar la resurrección de Jesús.

Experimenté una sorprendente explicación en la década de 1980, cuando encontré un sermón de Pascua en el Dallas Morning News, que había sido predicado por un profesor de seminario a un grupo de estudiantes de una universidad de Dallas. Argumentó que la reacción de los discípulos de Jesús a la crucifixión de Jesús fue similar a lo que pasó entre los seguidores de Martin Luther King después de su asesinato. 

Explicó que, mientras los seguidores de King se sentaban y recordaban sus discursos y sus experiencias con él, él cobraba vida en sus corazones. “Eso es todo lo que hubo en la Resurrección”, les dijo a los estudiantes. “La memoria de Jesús comenzó a arder en los corazones de Sus discípulos mientras se acordaban de Él”. 

¿Así que los discípulos de Jesús dieron sus vidas por un ardor del corazón? De nuevo, ¡qué completa tontería!

Otras Explicaciones

Consideremos algunos de los argumentos contra la Resurrección que se han ofrecido a lo largo de la historia. Al hacerlo, creo que percibirá que la superficialidad de los argumentos de los escépticos habla más fuerte, en muchos aspectos, que los contraargumentos de los cristianos.1

1) Confusión — ¡Tal vez el argumento más tonto de todos es que los discípulos fueron a la tumba equivocada! Sí, algunos hombres supuestamente instruidos han propuesto esta teoría a lo largo de los años. 

Sin embargo, los relatos de los Evangelios nos dicen que María Magdalena y María, la madre de Jesús, acompañaron a José de Arimatea y a Nicodemo a la tumba y los vieron preparar el cuerpo para el entierro (Mateo 27:56-61; Juan 19:38-42). ¿Debemos suponer que cuando las mujeres regresaron no pudieron encontrar el camino?

E incluso si se perdieron y miraron en la tumba equivocada, ¿Pedro y Juan hicieron lo mismo? ¿Olvidaron los soldados romanos qué tumba estaban vigilando? ¿Tuvo José repentinamente un lapsus de memoria en cuanto a dónde se encontraba su tumba? ¿Y por qué los líderes judíos simplemente no fueron a la tumba y produjeron el cuerpo?

La respuesta es sencilla: ¡la tumba estaba vacía!

2) Robo — La explicación más antigua de la tumba vacía es la que los judíos inventaron y que sobornaron a los soldados romanos para que contaran — a saber, que el cuerpo de Jesús fue robado por Sus discípulos. Sí, ¡esta explicación quiere hacernos creer que Pedro, Andrés, Jacobo y Juan eran ladrones de cuerpos!

Espere un momento. ¿De verdad debemos creer que una pequeña banda de seguidores que estaban asustados por el arresto de Jesús y que huyeron en la noche para salvar su propio pellejo, de repente encontraron el coraje tres días después para enfrentarse a una guardia de soldados romanos?

Aún más significativo, ¿cuál habría sido la motivación de los discípulos para robar el cuerpo? Se nos dice una y otra vez en las Escrituras que no entendieron que Jesús iba a resucitar (Marcos 9:30-32). Su comportamiento después de la crucifixión atestiguó esto, mientras permanecían sentados en desesperación lamentando la pérdida de su líder.

Y, sin embargo, este mismo grupo de repente cobró vida con esperanza y salió con valentía a proclamar la Resurrección a riesgo de sus vidas. ¿De verdad debemos creer que un grupo de discípulos atemorizados podría transformarse en una valiente banda de intrépidos predicadores robando un cuerpo, escondiéndolo, y luego dedicando sus vidas a una mentira? ¡Eso es más difícil de creer que la Resurrección! 

3) Alucinación — Una de las teorías populares de los tiempos modernos ha sido la idea de que los discípulos experimentaron una serie de alucinaciones. Como un defensor de este novedoso concepto lo ha expresado, “Ellos experimentaron una disrupción de las estructuras fisicoquímicas del cerebro, de tal manera que pudieron ver lo que desesperadamente querían ver”.2

Reconozco que María Magdalena podría haber tenido una alucinación. Después de todo, ella era una joven mujer asustada y frustrada, que deambulaba por el cementerio durante el día. De hecho, la reacción de los discípulos a sus noticias de la tumba vacía y su encuentro con los ángeles que le informaron de la Resurrección indica que ellos pensaron que ella había estado “viendo cosas” (Lucas 24:11).

Pero, ¿qué acerca de la aparición de Jesús a todos los apóstoles en tres ocasiones diferentes, o Su aparición a 500 creyentes en un monte de Galilea, o Su ascensión ante una hueste de discípulos? (1 Corintios 15:5-7; Hechos 1:1-11).

Una alucinación es una experiencia altamente subjetiva y muy personal. Al igual que la belleza, está en el ojo del espectador. ¡Creer que 500 personas pudieron tener la misma alucinación simultáneamente requiere  más fe que creer en la Resurrección! Y, además, la teoría de la alucinación no explica la tumba vacía.


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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article: 
The Resurrection of Jesus 


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Video: El Caso de la Resurrección de Jesús – Parte 3



¿Cuál es la evidencia de las apariciones del Jesús resucitado a los apóstoles?


Vea la parte 1 aquí
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martes, 20 de marzo de 2018

Libro: Jesús: El Cordero y el León – Capítulo 11 (pdf)

La Resurrección de Jesús en la Profecía


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««Al igual que el Nacimiento Virginal, la Resurrección de Jesús a menudo es descartada como nada más que las esperanzadas pero engañadas cavilaciones de un grupo de pescadores ignorantes del Primer Siglo.

Pero este ataque contra la Resurrección ignora el hecho de que ésta fue claramente profetizada mucho antes de que sucediera. La Resurrección no fue una reconsideración para rehabilitar sueños rotos. Fue un cumplimiento de la profecía. 

La resurrección del Mesías estaba bien establecida en las escrituras proféticas hebreas mucho antes de la muerte y resurrección de Jesús»». 

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La Resurrección de Jesús – Parte 1

Su Realidad y Esencialidad




Le dijo Jesús [a Marta]: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.

No puede haber certeza alguna sobre la vida después de la muerte a menos que Jesús haya resucitado de entre los muertos. El cristianismo se sostiene o cae sobre la verdad de la resurrección de Jesús, al igual que cualquier esperanza de vida después de la muerte.

El Testimonio de Pablo

El apóstol Pablo dejó en claro este punto en sus escritos. Al definir la esencia del Evangelio, escribió que era la muerte, la sepultura, y la resurrección de Jesús (1 Corintios 15:3-4).

Para aclarar su punto, añadió, “Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe” (1 Corintios 15:14). Y luego, como para asegurarse de expresar su punto sin algún malentendido, repitió su afirmación, “y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados” (1 Corintios 15:17).

El Testimonio de Jesús

Jesús mismo afirmó que nuestra esperanza de resurrección dependía de Su propio triunfo sobre la muerte. Sesenta y cinco años después de Su resurrección, se le apareció al apóstol Juan en la isla de Patmos e hizo  esta notable declaración (Apocalipsis 1:17-18):

No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte [el cuerpo] y del Hades [el espíritu].

El Testimonio de los Apóstoles

Todos los apóstoles reconocieron plenamente la importancia de la resurrección de Jesús y, debido a eso, Su resurrección  se convirtió en el punto focal de su predicación.

Pedro, en el primer sermón del Evangelio alguna vez predicado, le recordó a su audiencia que el rey David había profetizado que el Mesías sería resucitado de entre los muertos (Salmo 16:10). Luego proclamó que Jesús había cumplido esa profecía: “A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos” (Hechos 2:32).

En el segundo sermón de Pedro, pronunciado en el Monte del Templo, acusó a su audiencia de participar en la ejecución de Jesús, al exigir que al “Autor de la Vida” fuera ejecutado, “a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos” (Hechos 3:14-15).

El tercer sermón de Pedro fue pronunciado al Concilio del Sanedrín, el mismo grupo de líderes judíos que había condenado a muerte a Jesús. Lleno del Espíritu Santo, Pedro proclamó valientemente, “sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos… en ningún otro hay salvación” (Hechos 4:10, 12).

Hablando de la audacia de los apóstoles en su predicación, Lucas escribió, “Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús...” (Hechos 4:33).

Cuando todos los apóstoles fueron arrestados y arrastrados ante el Concilio del Sanedrín, y fueron amenazados si no dejaban de predicar, “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero” (Hechos 5:29-30).

Mientras Esteban, el primer mártir cristiano, estaba siendo apedreado por su testimonio de Jesús, “puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios” (Hechos 7:55-56).

"No está aquí, pues ha resucitado". Esta señal aparece en la puerta del Jardín de la Tumba, en Jerusalén.

Cuando Pedro fue llamado a predicarle a Cornelio, el primer converso gentil, habló de la crucifixión de Jesús, y luego dijo, “A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase;  no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos” (Hechos 10:40-41).

Cuando Pablo fue llamado y enviado como misionero (Hechos 13:1-4), sus sermones se enfocaban en la resurrección como el evento cardinal de la historia, enfatizando que la resurrección de Jesús era el cumplimiento de la profecía: “Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús… le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción…” (Hechos 13:32-34).

En Tesalónica, Pablo razonó con los judíos en la sinagoga, “declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos…” (Hechos 17:3).

En Atenas, se nos dice que Pablo “les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección” (Hechos 17:18).

Y, cuando Pablo fue arrestado y traído ante el rey Agripa, dijo, “…persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder:  Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles” (Hechos 26:22-23).

Como puede ver, una y otra vez los apóstoles afirmaron la resurrección de Jesús y afirmaron que es el corazón del Evangelio.

Las Cartas de Pablo

Por consiguiente, Pablo comenzó su profunda epístola teológica a los romanos afirmando que él era un apóstol llamado a predicar el Evangelio concerniente a Jesucristo, “que fue declarado Hijo de Dios con poder por la resurrección de entre los muertos” (Romanos 1:4). Luego, en la misma carta, Pablo declaró, “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo (Romanos 10:9). Y cuando Pablo le escribió a su discípulo, Timoteo, lo exhortó en sus enseñanzas, “Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio” (2 Timoteo 2:8).

En 1 Corintios 15:5-8, Pablo enfatizó la validez de la Resurrección, al relatar algunas de las apariciones que Jesús hizo después de Su resurrección. Declara que Jesús se le apareció a Pedro y luego a todos los apóstoles, y después de eso, se les apareció a más de 500 hermanos a la vez. También se le apareció a Su hermano, Jacobo, quien más tarde se convirtió en el líder de la iglesia en Jerusalén. Pablo luego les recuerda a sus lectores que Jesús se le apareció, refiriéndose a su experiencia de conversión, en el camino a Damasco (Hechos 9:1-9).

La Importancia General

La abrumadora importancia de la resurrección de Jesús se debe ver en el hecho de que es un evento que diferencia al cristianismo de todas las demás religiones del mundo.

La resurrección es el sello único del cristianismo, ya que sólo el cristianismo puede adjudicarse una tumba vacía para su fundador. Nunca se ha afirmado la resurrección de Abraham, Buda, Confucio, o Mahoma. No es de extrañar que Pedro afirmara que “nuestra esperanza viva” está basada en “la resurrección de Jesucristo de los muertos” (1 Pedro 1:3).

Creo que fue el gran maestro bíblico, Walter Martin (1928-1989), quien una vez resumió la importancia de la resurrección con esta observación: “La resurrección de Jesucristo es o uno de los fraudes más perversos, despiadados, y desalmados que alguna vez se haya impuesto sobre las mentes de los hombres, o es el hecho más fantástico de la historia”.

Si desea conocer más acerca de este tema, visite nuestra sección:
»» La Resurrección de Jesús en la Profecía

»» Lea la parte 2 aquí 
»» Lea la parte 3 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article: 
The Resurrection of Jesus 


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