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viernes, 26 de marzo de 2021

Observaciones del Editor: Se Acerca el Socialismo

 Por Dr. David R. Reagan

Las elecciones presidenciales de 2020 demostraron que los estadounidenses están dispuestos a renunciar a sus libertades a cambio de “cosas gratis”. Las cosas gratis no son, por supuesto, realmente gratis. Como la gente lo ha aprendido por las malas en los países socialistas de todo el mundo, las cosas gratis se obtienen a expensas de la libertad y de los impuestos draconianos.

En las últimas elecciones, los demócratas prometieron la luna a todo el mundo: cancelación de los préstamos estudiantiles actuales y educación universitaria gratuita en el futuro; reparaciones para negros y homosexuales; atención médica gratuita; ¡e incluso un ingreso anual garantizado! Y la gente se apresuró a darles sus votos, como cerdos peleando entre sí para llegar primero al cebadero. 

Es la razón por la que los Padres Fundadores de nuestra nación rechazaron la democracia como forma de gobierno, así como rechazaron la monarquía y la oligarquía. En cambio, formaron una ingeniosa república representativa. El resultado fue que la única persona en el gobierno federal por la que la población tenía derecho a votar directamente era su representante en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. Los senadores eran seleccionados por las legislaturas estatales, y el Presidente por un Colegio Electoral.

Nuestros Padres Fundadores eran conscientes del hecho de que una democracia pura terminaría destruyéndose a sí misma, porque la gente votaría por quien prometiera darles más. Así que, además de crear una república representativa, también instituyeron un sistema de controles y equilibrios para protegerse también del gobierno del populacho.

La selección de senadores fue removida de las legislaturas estatales por la 17ª Enmienda, que fue adoptada en 1913 y que preveía la elección directa de los senadores. Ahora, los demócratas quieren abolir el Colegio Electoral. (¿Sabía que el condado de Los Ángeles tiene más gente que todos nuestros estados, excepto nueve?). 

El socialismo es muy atractivo en teoría. Pero es cruel en la práctica. Por un lado, le da poder al gobierno para obligarlo a apoyar a gente que es completamente irresponsable — como la gente que es demasiado perezosa para trabajar para ganarse la vida. Su dinero duramente ganado es confiscado por el Estado en nombre de la “redistribución de la riqueza”. En el proceso, la iniciativa individual es destruida, los fondos de inversión desaparecen, y la economía se estanca. 

La atención médica gratuita se vuelve una pesadilla de libertades perdidas. Ya no puede elegir a sus médicos y su tratamiento. Las listas de espera para la atención médica se convierten en un procedimiento operativo estándar —  con los ancianos relegados al olvido. (Se espera que entreguen gallardamente sus vidas por el bien común). 

Lo peor de todo es que el socialismo siempre resulta en persecución religiosa, ya que los socialistas, por su propia naturaleza, no son religiosos y, de hecho, desprecian la religión. Son humanistas que creen en el hombre y no en Dios.

En resumen, Dios ha entregado a nuestra nación a lo que los teólogos llaman “ira de abandono”. Nosotros, como nación, nos hemos olvidado de Dios y, en respuesta, nos ha entregado a una mente reprobada (Romanos 1:28). Él está, en efecto, permitiendo que nos destruyamos a nosotros mismos a través de nuestra codicia materialista. Puede esperar que, en el proceso, Dios permitirá que nuestro verdadero dios, el todopoderoso dólar, sea destruido, muy probablemente a través de la hiperinflación. 

Nos esperan días oscuros para todos. Aquellos de nosotros que le hemos entregado nuestras vidas a Jesús, debemos mantener nuestros ojos en Él, debemos defender la justicia, debemos compartir el Evangelio con los inconversos, y debemos orar por la pronta aparición del Señor en el Rapto.

¡Maranata!


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

Original article
Socialism is Coming

viernes, 27 de julio de 2018

¿Cómo debería un cristiano ver el socialismo?



Respuesta: La mayoría de los filósofos a través de los siglos, han creído que la historia está formada por ideas, la búsqueda de la realidad actual, o la razón humana. Pero hay un filósofo famoso que, por el contrario, sostuvo que el factor de impulso detrás de toda la historia humana, es la economía. Carlos Marx nació de padres judíos alemanes en 1818 y recibió su doctorado a la edad de 23 años. Entonces se embarcó en una misión para probar que la identidad humana está ligada al trabajo de una persona y que los sistemas económicos controlan totalmente a la persona. Argumentando que es por su trabajo que la humanidad sobrevive, Marx creía que las comunidades humanas son creadas por la división del trabajo.

Marx estudió historia y concluyó que la sociedad por cientos de años se ha basado en la agricultura. Pero en la opinión de Marx, la Revolución Industrial cambió todo eso, porque aquellos que habían trabajado libremente para sí mismos, ahora eran forzados por la economía a trabajar en fábricas. Esto, consideró Marx, les despojó de su dignidad e identidad, porque su trabajo definía quiénes eran, y ahora, eran reducidos a meros esclavos controlados por un poderoso capataz. Esta perspectiva significaba que la economía del capitalismo era el enemigo natural de Marx. 

Marx dedujo que el capitalismo enfatizaba la propiedad privada, y por lo tanto, reducía la propiedad a unos cuantos privilegiados. Dos "comunidades" separadas surgieron en la mente de Marx: los empresarios, o la burguesía; y la clase trabajadora, o el proletariado. De acuerdo a Marx, la burguesía usa y explota al proletariado con el resultado de que una persona gana lo que otra persona pierde. Además, Marx creía que los empresarios influían en los legisladores para asegurar que sus intereses se defendieran a costa de la pérdida de dignidad y los derechos de los trabajadores. Por último, Marx consideraba que la religión era el "opio de las masas" que usaban los ricos para manipular a la clase obrera; al proletariado se le promete que un día tendrán recompensas en el cielo, si se mantienen trabajando diligentemente donde Dios los haya colocado (subordinados a la burguesía).

En la utopía terrenal que Marx visualizó, la gente colectivamente es dueña de todo y todos trabajan para el bien común de la humanidad. El objetivo de Marx era terminar con la posesión de la propiedad privada a través de otorgar al estado la propiedad de todos los medios de producción económica. Una vez que la propiedad privada era abolida, Marx consideraba que esto elevaría la identidad de una persona y el muro que supuestamente el capitalismo había construido entre propietarios y clase obrera, sería derribado. Todos se valorarían unos a otros, y trabajarían juntos por una meta compartida. 

Hay al menos cuatro errores en el pensamiento de Marx. En primer lugar, su afirmación que la ganancia de una persona se produce a expensas de otra, es un mito. La estructura del capitalismo deja suficiente lugar para que todos eleven su estándar de vida, a través de la innovación y la competencia. Es absolutamente factible para varias personas competir y tener éxito en un mercado de consumidores que solicite sus bienes y servicios. 

Segundo; Marx estaba equivocado en su creencia de que el valor de un producto está basado en la cantidad de trabajo que se le ha invertido. La calidad de un bien o servicio, simplemente no puede ser determinado por la cantidad de esfuerzo invertido por un trabajador. Por ejemplo, un maestro ebanista puede hacer un mueble con más rapidez y belleza de lo que pudiera hacerlo un carpintero no calificado, y por tanto su trabajo tendrá mucho más valor (y justamente) en un sistema económico como el capitalismo.

Tercero, las teorías de Marx, necesitan un gobierno que esté libre de corrupción y niegue la posibilidad de un elitismo dentro de sus filas. Si la historia nos ha enseñado algo, es que el poder corrompe a la humanidad caída, y un poder absoluto corrompe absolutamente. Una nación o gobierno puede matar la idea de Dios, pero alguien más tomará el lugar de Dios. Ese alguien es a menudo un individuo o grupo que comienza a gobernar sobre el pueblo y busca mantener su posición privilegiada a cualquier costo. 

Cuarto, y el más importante, Marx estaba equivocado en que la identidad de una persona está ligada al trabajo que desempeña. Aunque la sociedad secular ciertamente impone esta creencia en casi todos, la Biblia dice que todos tienen igual valor, porque todos fueron creados a la imagen de un Dios eterno. Es ahí donde radica intrínsecamente el verdadero valor humano. 

¿Tenía razón Marx? ¿Es la economía el catalizador que impulsa la historia de la humanidad? No, lo que dirige la historia de la humanidad es el Creador del universo, quien controla todo, incluyendo el ascenso y caída de cada nación. Además, Dios también controla a quien pone a cargo de cada nación, como dice la Escritura, "…para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres" (Daniel 4:17). Más aún, es Dios quien le da a una persona la habilidad en el trabajo, y la riqueza que proviene de ello, no el gobierno: "He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte. Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios" (Eclesiastés 5:18-19). 

Fuente: GotQuestions

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