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lunes, 20 de junio de 2022

Libro: ¿Qué Amor es Éste? (pdf)

Por Dave Hunt

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Discusiones CON UN NÚMERO de personas en todo el mundo revelan que muchos cristianos sinceros que creen en la Biblia son “calvinistas” sólo por defecto. Pensando que la única opción es entre el calvinismo (con su supuesta doctrina de la seguridad eterna) y el arminianismo (con su enseñanza de que la salvación se puede perder), y confiados en la promesa de Cristo de guardar eternamente a aquellos que creen en Él, por lo tanto, se consideran a sí mismos como calvinistas.

Sólo se necesitan algunas preguntas simples para descubrir que la mayoría de los cristianos desconocen en gran medida lo que Juan Calvino y sus primeros seguidores de los siglos XVI y XVII realmente creían y practicaban. Tampoco entienden completamente lo que la mayoría de los principales calvinistas de hoy creen.

Aunque existen variaciones disputadas de la doctrina calvinista, entre sus principales defensores (a quienes citamos extensamente en contexto) hay un acuerdo general sobre ciertas creencias centrales. Muchos evangélicos que piensan que son calvinistas se sorprenderán al enterarse de la creencia de Calvino en la salvación a través del bautismo infantil, y de su comportamiento groseramente no cristiano, a veces, como el “Papa protestante” de Ginebra, Suiza.

Lo más impactante de todo, sin embargo, es la tergiversación que hace el calvinismo de Dios, quien “es amor”. Es nuestra oración que las siguientes páginas permitirán a los lectores examinar más cuidadosamente los temas vitales involucrados y seguir la Santa Palabra de Dios y no al hombre.

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miércoles, 8 de agosto de 2018

Libro: ¿Qué Amor es Éste? – Capítulo 5 (parte 1)

"Cristianismo" Irresistiblemente Impuesto

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Una de las estrategias más ingeniosas y efectivas de Satanás fue la de engañar al emperador Constantino con una falsa conversión. La influencia que ese evento tuvo en la historia posterior, tanto religiosa como secular, es incalculable. Los relatos difieren, pero si esto ocurrió por medio de una visión o un sueño tal como fue relatado por Eusebio y Lactancio,1 Constantino vio una "cruz" en el cielo y escuchó una “voz” que proclamaba (según algunas versiones, las palabras estaban inscritas en la cruz), "Con esta señal vencerás".  El año anterior, el dios Apolo también le había prometido la victoria.

Los edictos de tolerancia de Constantino dieron a cada hombre "el derecho a elegir su religión según los dictados de su propia conciencia y su convicción sincera, sin compulsión o interferencia del gobierno".2  Schaff  considera que la conversión de Constantino fue un avance maravilloso para el cristianismo: "La iglesia asciende al trono de los Césares bajo la bandera de la cruz y da nuevo vigor y lustre al viejo imperio de Roma".3 De hecho, esa "conversión" aceleró la corrupción de la iglesia por medio de su matrimonio con el mundo.4

¿Cómo podría un verdadero seguidor de Cristo, cuyo reino no es de este mundo y cuyos siervos no hacen guerra, proceder a librar una guerra en Su nombre? ¿Cómo podría un verdadero seguidor de Cristo, bajo la insignia de Su Cruz, proceder a conquistar con la espada? Por supuesto, los Cruzados más tarde hicieron lo mismo,  masacrando a musulmanes y judíos para retomar la "tierra santa" bajo la promesa del Papa Urbano II (igualando las promesas de Mahoma y el Corán a los musulmanes) del completo perdón de los pecados para quienes murieron en esta guerra santa (los musulmanes la llaman yihad). Las Cruzadas, por supuesto, como todas las guerras de los papas, fueron muy agustinas. ¡La ciudad de Dios tenía que ser defendida!

De Constantino a Agustín

Como Durant y otros historiadores han señalado, Constantino nunca renunció a su lealtad a los dioses paganos. Él no abolió el Altar de la Victoria en el Senado, ni las vírgenes vestales que atendían el fuego sagrado de la diosa Vesta.  El dios Sol, no Cristo, continuó siendo homenajeado en las monedas imperiales. A pesar de la "cruz" (en realidad la cruz del dios Mitras) que figuraba en sus escudos y banderas militares, Constantino tenía un medallón creado para honrar al sol por la "liberación" de Roma; y cuando prescribió un día de descanso, fue otra vez en nombre del dios Sol ("el día celebrado para la veneración del Sol")5, y no el hijo de Dios.6  Durant nos recuerda que a lo largo de su vida "cristiana", Constantino usó ritos paganos como cristianos, y continúo dependiendo de "fórmulas mágicas paganas para proteger los cultivos y curar las enfermedades".7

Que Constantino asesinara a quienes podrían haber reclamado su trono, incluyendo a su hijo Crispo, a un sobrino y a un cuñado, es un indicio más de que su "conversión" fue, como muchos historiadores coinciden, una hábil maniobra política para unir el imperio. El historiador Philip Hughes, él mismo un sacerdote católico,  nos recuerda: "en sus modales [Constantino] permaneció, hasta el final, como el pagano de sus primeros años de vida. Su temperamento furioso, la crueldad que, una vez suscitada, no perdonaba ni las vidas de su esposa e hijo. Son…un testimonio desagradable de la imperfección de su conversión".8

No pasó mucho tiempo antes de la nueva tolerancia que Constantino se encontró enfrentado con un problema que nunca había anticipado: división dentro de la iglesia cristiana, a la cual le había dado libertad. Como mencionamos en el capítulo anterior, ésta llegó a un punto crítico en África del Norte con los donatistas, quienes, preocupados por la pureza de la fe, se separaron de las iglesias oficiales del Estado, rechazaron sus ordenanzas, e insistieron en rebautizar al clero que se había arrepentido, después de haber negado la fe durante las persecuciones que surgieron cuando el Emperador Diocleciano exigió ser adorado como un dios.9  Después de muchos años de esfuerzos inútiles para restablecer la unidad a través de discusiones, debates, concilios y decretos, Constantino finalmente recurrió a la fuerza. Frend explica:

En la primavera del año 317 [Constantino] continuó con su decisión publicando un edicto "más severo" contra los donatistas, confiscando sus propiedades y exiliando a sus líderes. En el curso de cuatro años, la libertad de conciencia universal proclamada en Milán había sido derogada, y el Estado se había convertido una vez más en un perseguidor, sólo que esta vez a favor de la ortodoxia cristiana... [Los donatistas] no entendieron ni se preocuparon por la conversión de Constantino. Para ellos era un caso en el que el diablo insistía que "Cristo era un amante de la unidad". En su opinión, la hostilidad fundamental del Estado hacia la iglesia [verdadera] no había sido alterada.10

En sus propios tiempo y forma, Agustín siguió la dirección de Constantino en su tratamiento de los donatistas, que seguían siendo una espina en el costado de la iglesia romana. "Mientras que Agustín y los católicos hacían hincapié en la unidad de la iglesia, los donatistas insistían en la pureza de la iglesia y rebautizaban a todos aquellos católicos que llegaban a ellos — ya que consideraban corruptos a los catolicos."11 Constantino había sido "implacable [como también lo serían Agustín y su discípulo Calvino] en su búsqueda de 'herejes' [prohibiendo] a todos aquellos fuera de la iglesia católica a congregarse...y confiscó sus bienes...Las mismas cosas que los cristianos habían soportado, ahora se practicaban en nombre del cristianismo."12

Como buen ciudadano disfrutando de la bendición del Emperador y creyendo en la iglesia estatal que Constantino había establecido, Agustín persiguió e incluso sancionó la matanza de los donatistas y otros cismáticos, como ya hemos visto. Gibbon nos dice que las medidas severas contra los donatistas "obtuvo la más cálida aprobación de Agustín [y por lo tanto] gran cantidad de donatistas se reconciliaron con (fueron forzados a volver a) la iglesia católica".13

De Agustín se ha dicho que "la grandes misma de su nombre ha sido el medio de perpetuar los más grandes errores que él mismo propagó. Más que cualquier otra persona, Agustín ha alentado la perniciosa doctrina de salvación por medio de los sacramentos de una iglesia terrenal organizada, que trajo consigo la superschería junto con toda la maldad y las miserias que ha ocasionado a lo largo de los siglos".14

De Agustín a Calvino

No hay duda de que Juan Calvino aún veía a la iglesia de Cristo con ojos de católico romano. Él vio a la iglesia (como Constantino la había moldeado y Agustín la había cimentado) como socia del estado,  con el estado imponiendo la ortodoxia (como la iglesia estatal la definiera) sobre todos sus ciudadanos. Calvino aplicó su formación jurídica y su celo al desarrollo de un sistema de cristianismo basado en una visión extrema de la soberanía de Dios que, por la fuerza de su lógica, obligaría a los reyes y a toda la humanidad a conformar todos los asuntos a la justicia.  En asociación con la iglesia, los reyes y otros gobernantes civiles harían cumplir el cristianismo calvinista.

De los que creían en un reino milenario de Cristo sobre la tierra, Calvino dijo que su "ficción es demasiado pueril como para necesitar o merecer refutación".15 Según Calvino, el reino de Cristo comenzó con Su venida a la tierra y había estado en proceso desde entonces. Rechazando el futuro reinado literal de Cristo sobre la tierra, a través de Su Segunda Venida, para establecer un reino terrenal sobre el trono de David en Jerusalén, Calvino aparentemente se sintió obligado a establecer el reino por su propio esfuerzo en ausencia de Cristo.

La Biblia deja en claro que uno debe "nacer de nuevo"  para "ver el reino de Dios" (Juan 3:3) y que la "carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios" (1 Corintios 15:50). Ignorando esta verdad bíblica y siguiendo el error de Agustín, Calvino determinó (junto con Guillaume Farel) establecer el reino de Dios en la tierra en Ginebra, Suiza.

El 10 de noviembre de 1536, la Confesión de Fe, que toda la burguesía y los habitantes de Ginebra y los sujetos en sus territorios debían jurar cumplir, y que Farel había redactado en conjunto con Calvino, se presentó oficialmente a la ciudad. Era un documento extenso con reglas detalladas que abarcaban todo, desde la membresía de la iglesia, asistencia, predicación, obediencia del rebaño hasta la expulsión de los ofensores.  Las autoridades de Ginebra aprobaron el documento el 16 de enero de 1537. "En marzo fueron desterrados los anabaptistas. En abril, por instigación de Calvino [se inició una inspección casa por casa] para asegurar que los habitantes estuviesen suscritos a la Confesión de Fe...El 30 de octubre hubo un intento de extraer una profesión de fe de todos los que dudaban. Finalmente, el 12 de noviembre, se emitió un edicto que declaraba que todos los renuentes '[que] no desean jurar lealtad a la Reforma se les ordena abandonar la ciudad'...".16

¿"La Reforma"? Hubo muchas variaciones y diferencias entre las diversas facciones de la incipiente Reforma, desde Lutero a Zuinglio.  Pero en Ginebra, sólo el calvinismo iba a ser conocido como “La Reforma” y la “Teología Reformada”. Esa afirmación presuntuosa todavía es sostenida hoy por los calvinistas en todo el mundo.

El primer intento de Calvino fracasó.  Boettner reconoce: "Debido a un intento de Calvino y Farel de imponer un sistema de disciplina demasiado severo en Ginebra, se hizo necesario que abandonaran la ciudad temporalmente".17


Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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sábado, 14 de octubre de 2017

Libro: ¿Qué Amor es Éste? — Capítulo 4 (pdf)

La Sorprendente Conexión del Calvinismo con el Catolicismo

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««No hay duda de que Calvino impuso sobre la Biblia ciertas interpretaciones erróneas provenientes de su trasfondo católico romano. Muchos líderes calvinistas concuerdan que los escritos de Agustín fueron el origen real de la mayor parte de lo que hoy en día es conocido como Calvinismo»»

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En el enlace adjunto, podrán encontrar el capítulo 1 del libro en referencia:



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También, quiero agradecer a todos aquellos de ustedes que con sus oraciones y aportes voluntarios hacen posible que su servidor pueda traducir al español este tipo de materiales exclusivos, los cuales no se encuentran disponibles nuestro idioma.

En Jesús, el Cristo:

Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe
Managua, Nicaragua

viernes, 13 de octubre de 2017

Libro: ¿Qué Amor es Éste? — Capítulo 1 (pdf)

El Porqué de Este Libro

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domingo, 8 de mayo de 2016

El Misticismo de la Nueva Era - Algo Nada Nuevo - Parte 1

Por T. A. McMahon 


A mediados de la década de 1970, Dave Hunt escribió un libro que relataba la vida de Pablo Gupta, un cristiano converso y fundador del Instituto Bíblico de Indostán. Esa biografía incentivó a Dave Hunt a iniciar sus esfuerzos de investigación sobre el misticismo del Este y del Hinduismo. Poco después, Dave conoció a un ex gurú hindú que se había convertido al Cristianismo, y Dave colaboró con él en su historia de conversión titulada "La Muerte de un Gurú".   Fue durante ese período que el Movimiento de la Nueva Era (MNE), se inició en los Estados Unidos.

Definir el MNE es algo difícil teniendo en cuenta todas las diferentes perspectivas e influencias involucradas, sin embargo, sus enseñanzas fundamentales tienen su raíz en el misticismo oriental. La Nueva Era también declara una creencia común en lo que se ha denominado como la "sabiduría perenne", la cual se puede definir como un principio rector o una guía central, afirmando que todas las religiones, en su núcleo, adoran al mismo Dios, y es conocida como la realidad fundamental o realidad esencial. El Movimiento de la Nueva Era abarca una asombrosa variedad de personas, ideas, temas y prácticas, todas destacando el reino espiritual y algo fuera de la realidad física.  Algunas de las personas más influyentes del movimiento incluyen a Helena Blavatsky, Marilyn Ferguson, Teilhard de Chardin, Deepak Chopra, Dr. Oz, Benjamín Creme, Michael Harner, Barbara Marx Hubbard, Shirley MacLaine, Aleister Crowley, Timothy Leary, Yogui Bhajan, Helen Schucman, Neale Donald Walsch, Marianne Williamson, Ken Wilber, Oprah Winfrey y al yogui Maharishi Mahesh.

Las creencias y prácticas de este movimiento, incluyen métodos alternativos de sanidad, astrología, energías espirituales, meditación, parapsicología, brujería, yoga, misticismo cuántico, adoración de diosas, reencarnación, objetos volantes no identificados (OVNIs), canalización, karma, drogas alucinógenas, estados alterados de conciencia, artes marciales, espiritismo, cábala, psicología transpersonal y el movimiento del potencial humano.

A finales de la década de los 1980, Dave y yo escribimos "América, el Nuevo Aprendiz del Brujo: el Auge del Chamanismo de la Nueva Era". La motivación y el propósito de escribir ese libro fue para dar a los cristianos un mejor entendimiento de lo que el misticismo oriental y el MNE significaban. Nos preocupaba enormemente que, mucho de lo que era claramente ideas de la Nueva Era, estaban infiltrándose y tomando fuerza dentro del Cristianismo. No todo el mundo estuvo de acuerdo con nuestras inquietudes, incluyendo a un autor de apologética cristiana que anunció que habíamos "fabricado toda la idea del movimiento de la Nueva Era". Esto fue algo sorprendente ya que provenía de un individuo que aparentemente profesaba discernimiento, sin embargo nos hizo conscientes de la necesidad de una labor informativa explicando las creencias y prácticas del MNE, sus peligros físicos y espirituales, y cómo sus conceptos religiosos están diametralmente opuestos al Cristianismo Bíblico. Como se señaló, la realidad fundamental o esencial del MNE es una fuerza impersonal o energía que es de donde todo proviene. Aunque hay varios nombres para esta energía (ki, chi, qi, prana, mana, barakah, innata), se describe en términos de Dios como un panteísmo, que es la enseñanza que todo en el universo se compone de Dios. Esta creencia generalizada no describe al Dios personal, infinito que se enseña en las Sagradas Escrituras. Además, si Dios fuera todas las cosas, entonces "tal cosa" estaría sujeta a la Segunda Ley de la Termodinámica, que nos dice que la energía se degenera inevitablemente hacia una etapa terminal. Sin duda, el eterno Dios de la Biblia, no es una fuerza energética impersonal.

Hoy en día muchos creen que el movimiento de la Nueva Era está en un estado de atrofia. ¡Todo lo contrario! Aunque el nombre no significa  lo mismo que hace treinta años, sus creencias y prácticas hoy en día son más universalmente aceptadas que antes. Esto no sería muy significativo si nos refiriéramos solamente a la India y a los países del lejano Oriente, donde las religiones que han existido en aquellas regiones durante milenios se han centrado sobre una fuerza de energía espiritual. No, es el "Mundo Cristiano Occidental" que ha sido seducido en proporciones asombrosas por el Mundo Oriental. Aunque las estratagemas que han sido  introducidas en este diluvio espiritual son demasiado numerosas para ser nombradas en esta serie de dos partes, algunas de las más significativas serán identificadas. Y, por supuesto, se dará la palabra profética de Dios para subrayar el hecho de que lo que está ocurriendo no es al azar, sino que es parte de una orquestación del adversario principal de Dios, Satanás en persona. "Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios" (1 Timoteo 4:1).

"Espíritus engañadores" y "doctrinas de demonios",  puede esto parecer demasiado extremo para la mayoría de cristianos hoy en día. Lógicamente, esa reacción puede presentarse debido a la notoriedad de algunos ministerios que "encuentran" a Satanás en todo y detrás de todo. O podría ser que muchos cristianos hoy en día simplemente no conocen las Escrituras o la validez de la Profecía Bíblica. Esas palabras que Pablo escribió a Timoteo no fueron sus propias ideas, sino más bien las palabras que Dios dio a Pablo por medio del Espíritu Santo. Pablo escribió a los Tesalonicenses: "Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes" (1 Tesalonicenses 2:13). Vemos lo que debería ser obvio en la Escritura: "espíritus engañadores" y  "doctrinas de demonios", que  refleja la mentira de Satanás desde el principio de su comunicación con la humanidad, que constituye 1) un repudio de la orden de Dios a Adán, que no comiera de la fruta de cierto árbol en el jardín de Edén, dando por resultado la pena de muerte por su desobediencia y  2) la oferta seductora a Eva que ella y Adán podrían ser "como dioses". Estas doctrinas provenientes del hombre y el querer ser como Dios mismo son inspiradas por el demonio y constituyen la doctrina central del movimiento de la Nueva Era y del misticismo Oriental.

La mayoría de personas están conscientes de que la década de 1970 fue una época de protesta contra la guerra, uso de drogas psicodélicas, el movimiento hippie, el final de la guerra de Vietnam, la enorme popularidad de los Beatles y la búsqueda de jóvenes para "encontrarse a sí mismos".  Esa búsqueda llevó a muchos del mundo Occidental a la India. Lo que pocos saben, sin embargo, es que durante aquella época se inició un gran esfuerzo misionero de parte del mundo Oriental hacia el mundo Occidental para convertir a los "cristianos" al Hinduismo y para difundir sus creencias y prácticas. En su libro "El Yoga y el Cuerpo de Cristo", Dave Hunt nos informa que, "gurús hindúes del Oriente, como el yogui Maharishi Mahesh, Baba Muktananda, Yogananda, Yogui Bhajan, Vivekananda, Bhagwan Shri Rajneesh y muchos otros, se sorprendieron enormemente al final de los años  50's y a principios de los 60's,  que a través del uso popular de drogas psicodélicas, millones de occidentales estaban experimentando una realidad que no era física y concluyeron que la ciencia occidental había negado su existencia durante mucho tiempo. No perdieron mucho tiempo en reconocer que un gran mercado para sus enseñanzas se había abierto en el Oeste. Fue en ese entonces que nació el movimiento de la Nueva Era.  El yoga, que por mucho tiempo había sido practicada solamente por "hombres santos", se hizo disponible a las masas en el Oeste, y casi inmediatamente se esparció por todas partes, incluso en las iglesias y entre los evangélicos.

La convocatoria fue a los hindúes y a los entusiastas del yoga,  "el movimiento de la Nueva Era... ha aceptado las ideas del Oriente... Invadamos las universidades americanas armados con la visión de Vedanta".  Muy pocos, si en realidad existieron, se dieron cuenta de que el Occidente había caído víctima a la campaña misionera más grande y exitosa en la historia... A la mayoría de los occidentales se les hizo difícil pensar que estas personas sonrientes, inclinándose, mostrándose serviles y supuestamente la gran amplitud mental de los yoguis, al igual que samis y lamas, eran misioneros dedicados a propagar su evangelio místico. Viene como una gran sorpresa que la organización misionera más grande en el mundo no es cristiana sino hindú: Vishva Hindú Parishad (VHP de India) "(Hunt, El Yoga y el Cuerpo de Cristo, p. 12).

Los gurús encontraron su público en todo el Oeste, desde las universidades a Hollywood. Pero ninguno fue más exitoso (o engañoso) que el gurú de los Beatles Maharishi Mahesh Yogui. Lanzado a la atención pública al grupo pop británico, presentó sus creencias y prácticas religiosas como el "Movimiento de Regeneración Espiritual". Sin embargo, hubo gran oposición contra sus intentos  de tratar de introducir su programa en las escuelas públicas. Obstaculizados por los tribunales, él cambió su nombre a "La Ciencia de la Inteligencia Creativa" y después la cambió a la Meditación Trascendental (TM). Resultó ser un éxito sin precedentes y formuló la estrategia básica para la promoción del Hinduismo en el Oeste: disfrazar sus raíces religiosas en la niebla de la pseudociencia. Proclamar que esto era para superación personal, para la salud, por la paz de la mente, incluso para el "mejoramiento espiritual" con tal que "no sea religioso". 

Un aspecto del MNE que impulsó su aceptación en el Occidente, fue el vacío espiritual creado por el materialismo, que no resultó ser la respuesta científica para resolver los crecientes problemas de la humanidad. En un nivel mundano, muchos se dieron cuenta que tener más posesiones materiales no traía la felicidad y la paz mental que tantos ansiaban. Por lo tanto, la solución "espiritual/mística" llegó a lograr una atracción para muchas personas y fue aceptada por las multitudes, sobre todo porque no había "rendición de cuentas, responsabilidad o cadenas de juicio" adjunta a tal "solución". Sin embargo, había una gran "cadena" que tuvo que ser aceptado por la mente racional Occidental.

En el Hinduismo la realidad física del universo no es real en lo absoluto. Es una ilusión, es una fuga de la realidad física la cual es el objetivo final del yoga. Según el misticismo Oriental la verdadera realidad se encuentra en el reino no físico.  Algunos en el Oeste tuvieron un indicio de que tal podría ser el caso basado en su experiencia al alcanzar estados alterados de conciencia a través de drogas psicodélicas. Timothy Leary y Aldous Huxley fueron los líderes en este desfile de drogas que exploraban la mente, sin tener en cuenta o ser indiferentes a sus resultados destructivos, físicamente (y espiritualmente). Sin embargo, esos "malos viajes" (inducidos por drogas) abrieron las puertas de par en par a los gurús que enseñaban un método supuestamente inofensivo para llegar a lo que se pretendía ser una conciencia más elevada.

Así que ¿qué es lo que se está promoviendo en el Oeste por los gurús, los místicos orientales y los líderes del MNE? Aunque la "sabiduría perenne" que ha existido y ha sido practicada durante miles de años en el Este y hasta el momento parece que no ha podido resolver los problemas extensos en esa región, entonces ¿hemos de aceptar nosotros su afirmación de que va a mejorar enormemente el Oeste? ¿De veras? ¿Cómo podemos aceptar tal idea o doctrina si no ha dado resultados en su forma más pura en el Este? (Un reciente comentario de un ciudadano de la India en "The Times of India" declaró: "Yo estoy convencido. Estamos entre la más depravada de las sociedades en el mundo. Y sólo va a empeorar"). ¿Vamos nosotros a creer ahora que las versiones homogeneizadas que se han estado practicando en el oeste (incluyendo Doga [yoga para perros], Snowga [deportes de yoga y de la nieve], yoga de la risa y SUP yoga [yoga puesto de pie]) traerá la solución a los problemas en América?

¿Una vez más, qué es lo que se está promoviendo? ¿Darnos la idea de que el mundo físico es una ilusión, es decir, que la realidad existe en el reino no físico, que se introduce mediante la suspensión de la conciencia normal? ¿Y decirnos que esta suspensión se logra experimentando un estado alterado de conciencia principalmente a través de drogas o meditación?

Yo sugiero que en lugar de suspender nuestra conciencia normal, apliquemos la definición bíblica de meditación, que significa considerar profundamente lo que está siendo comunicado. La filosofía de los gurús intenta persuadirnos de que lograr un mayor estado de conciencia es mucho mejor que mantener nuestro estado normal, que supuestamente nos impide darnos cuenta que todos somos parte del ser divino. Además, insisten que nuestro sentido común nos impide experimentar continua paz y felicidad en nuestras vidas.

¿Debo entonces optar por pasar la mayor parte de mi tiempo, o quizás todo mi tiempo, en un estado alterado de conciencia? Hay yoguis en la India que lo hacen. Irónicamente, sus necesidades físicas deben ser atendidas por aquellos que funcionan en un estado normal de conciencia. No es necesario mucho discernimiento para reconocer las terribles consecuencias de intentar vivir la vida alternando entre los dos estados de conciencia.

Desde que comenzó, el movimiento de la Nueva Era nunca ha logrado resolver o enfocar la parte práctica de sus enseñanzas espirituales eclécticas y prácticas. Simplemente empuja hacia delante, como si fuera un hecho que el pasto espiritual es más verde en otra realidad. Pero eso era entonces.  ¿Cuáles son ahora las presentes consecuencias? ¿Acaso el mundo en general y el Oeste ha desechado tales ideas y prácticas?  No del todo. Como mencioné al principio de este artículo, el nombre de "El Movimiento de la Nueva Era" no se utiliza muy a menudo, pero su contenido aunque está oculto a simple vista, sus semillas han echado raíces aparentemente en todas partes.

El mes que viene, si el Señor lo permite, mencionaré las muchas manifestaciones del misticismo Oriental, en particular la penetración profunda de sus conceptos y prácticas que han logrado invadir la iglesia evangélica. Es muy sorprendente lo que está ocurriendo, sin embargo es confirmado por las profecías relacionadas con la apostasía que la Escritura declara que tomará lugar antes que el Señor regrese. Entre los muchos versículos que indican esta apostasía podemos citar 2 Timoteo 4:3-4: "Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán  de la verdad el oído y se volverán a las fábulas" y Lucas: 18:8:"... Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?"  Aunque esta condición está profetizada, es una declaración refiriéndose colectivamente al Cristianismo, no a los cristianos individualmente. En otras palabras, apostasía de hecho se llevará a cabo e infectará probablemente a la mayoría de cristianos, pero cada cristiano rendirá cuentas personalmente acerca de su camino con el Señor. No todos los cristianos serán seducidos por el engaño del fin de los tiempos.

Al igual que los Beatles fueron el principal trampolín para el lanzamiento del misticismo Oriental del yogui Maharishi Mahesh, de la misma manera la película  "La Guerra de las Galaxias", que se estrenó en 1977, popularizó el concepto religioso de Dios como una "fuerza". George Lucas, el creador de la película, le dijo al comentarista televidente Bill Moyers, que desde su infancia se había desilusionado por el número de religiones en el mundo y llegó a la conclusión que todos adoraban al mismo Dios. Por lo tanto, él ha llegado a la conclusión que la llamada "sabiduría perenne" de la fuerza, es el vínculo o el lazo que  acomoda a todas las religiones. Él claramente no mencionó al Cristianismo Bíblico, sin embargo, tal omisión no ha disminuido el entusiasmo del mundo por un dios impersonal, que no exige responsabilidad a nadie. 

Aunque Lucas ya no controla lo que él creó hace 38 años, la "fuerza" ha regresado y está muy entre nosotros y puede ser más influyente que su anterior serie de películas. Basado en sus éxitos de apertura, la más reciente película de esas series:  "La Guerra de las Galaxias: La Fuerza Despierta" está en camino de convertirse en la mayor taquilla en la historia del cine. Para los espectadores de la película que pueden no ser conscientes de lo que la "fuerza" es (no me puedo imaginar que eso podría ser, ya que hay uno muy joven, quien hace pivotear una espada deslumbrantemente), se explica a lo largo de la película, incluyendo una enseñanza básica por Han Solo. Esto de hecho es un misticismo de la Nueva Era que desafortunadamente ya es muy conocido.  

Aunque uno no debería sorprenderse que el mundo acepte y disfrute este misticismo espiritual, lo cual es una quimera, ofrecida por el Movimiento de la Nueva Era, es sorprendente y desalentador ver a cristianos aceptando tal ficción, tal falsedad, con muy poco o sin ningún discernimiento bíblico. Próximo mes: La Meditación Oriental "cristianizada", el yoga "cristianizado" y otras prácticas "cristianizadas".

Nota del editor: A la luz de las advertencias arriba dadas, le invitamos a examinar las siguientes declaraciones emitidas por el reconocido pastor mexicano Armando Alducin:

miércoles, 10 de febrero de 2016

El Enigma del Calvinismo

"Leyendo a los escritores calvinistas, encontramos que la única cosa que es consistente es su inconsistencia".

Por T. A. McMahon 


El Calvinismo, desde mi primer contacto con sus enseñanzas y prácticas hasta el día de hoy, no ha dejado de ser un enigma para mí. De hecho, cuanto más he aprendido sobre el tema, resulta ser aún más desconcertante. Algunos defensores del Calvinismo me han dicho que mi mente es muy limitada para poder comprender sus enseñanzas. En lugar de estar ofendido por esa acusación, me parece una crítica que me pone en buena compañía. Dave Hunt, uno de los hombres más inteligentes que he conocido, fue acusado una vez por dos jóvenes pastores calvinistas de "no tener la capacidad de" entender el Calvinismo (es decir, ser demasiado estúpido), principalmente porque él no tenía conocimiento del idioma griego y hebreo. La respuesta que Dave dio a estos jóvenes fue apacible pero firme, diciéndoles que su propia educación era relativamente breve en los idiomas griego y hebreo si se compara al conocimiento que los cristianos del primer siglo tenían de tales idiomas. Sin embargo, el conocimiento de esos idiomas no parece haber dado a los primeros creyentes ninguna ventaja para dejar de lado las enseñanzas de las Escrituras, ya que la mayor parte del Nuevo Testamento fue escrito para corregir los errores de ellos.

Este artículo, sin embargo, no es una apología del Calvinismo. Dave y otros han escrito volúmenes criticando ese sistema de creencias, así que cualquiera que esté interesado puede acceder fácilmente a tal información. Si no está familiarizado con las creencias del Calvinismo, nuestros materiales de recursos son extensos, desde el libro de Dave Hunt titulado: "¿Qué amor es Éste?", hasta los más pequeños libros y folletos, que están llenos de información.

Lo que presento aquí son solamente algunas de las conclusiones que he formulado a través de los años y que son inquietantes y sorprendentes y que hasta ahora no he tenido una explicación razonable excepto el escuchar que "los caminos, los medios y los pensamientos de Dios están más allá de mis pensamientos y comprensión". Indudablemente que ése es el caso aunque Dios nos dice, "Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta" y Él nos ha dado su Espíritu Santo para ayudarnos con nuestra falta de entendimiento (Isaías 1:18; Juan 16:13; 1 Cor. 2:14). Sin embargo, las conclusiones que siguen a continuación son algunas de las cosas que me parecen ser terriblemente desconcertantes.

Habiendo sido educado en la religión Católica, en una escuela primaria católica, en una escuela militar católica y en una escuela secundaria católica, mi conocimiento de mi fe era a mi parecer bastante sólido.  Yo era considerado como un "católico devoto", lo que significaba que tomaba mi religión muy en serio.  Uno de los "santos" católicos más alabados era San Agustín. Me enseñaron que él era el padre y Doctor (maestro) de la Iglesia Católica. Él había inspirado algunos y confirmado todos los dogmas del Catolicismo Romano. Él creyó y enseñó la presencia real de Cristo en el pan y el vino en la Misa; que la Misa, como la Eucaristía, era una continua inmolación (muerte sacrificial) de Jesús; que el bautismo es absolutamente necesario para la salvación; que María era una virgen perpetua y sin pecado; que los libros Apócrifos eran parte del canon del Antiguo Testamento; que los papas eran el cumplimiento de la sucesión apostólica; que Cristo no reinaría literalmente mil años sobre la tierra, y que toda la autoridad espiritual residía en la Iglesia Católica Romana. Con respecto a este último punto, Agustín escribió: "Si encuentra alguien que todavía no cree en el Evangelio, ¿qué le contestaría usted cuando él dice 'No creo'?  De hecho, no creería en el Evangelio yo mismo si la autoridad de la Iglesia Católica no me moviera a hacerlo". No cabe duda alguna que "San" Agustín era completamente Católico.  

¿Calificaría uno al Catolicismo de San Agustín como un enigma? Protestantes calvinistas, quienes protestan contra la iglesia de Roma, incluyendo a Juan Calvino, mantuvieron y continúan manteniendo a Agustín en una reverencia que está al borde de ser idolatría. Calvino lo llamó "Santo Padre" en sus "Institutos de la Religión Cristiana"   y lo cita más de 400 veces. El Calvinista François Wendel reconoce que "sobre puntos de doctrina [Calvino] pide prestado a San Agustín con las dos manos"  (TBC 7/12). Dave Hunt señala en "¿Qué amor es Éste?" el gran elogio a San Agustín por líderes calvinistas refiriéndose a él como: "Una de las grandes mentes teológicas y filosóficas que Dios ha dado a Su iglesia" (Talbot y Crampton, citado en Dave Hunt, "¿Qué amor es Éste?").   "El cristiano más grande desde la época del Nuevo Testamento... el hombre más grande que haya escrito en el idioma latín" (Souter, citado en Hunt, "¿Qué amor es Éste?"). "[Sus] obras y escritos, más que las de cualquier otro hombre en la época en que vivía, contribuyeron a la promoción de la sana doctrina y el renacimiento de la religión verdadera" (Rice, Ibíd.). Estos comentarios provienen de aquellos que representan un sistema religioso que históricamente se ha opuesto a la Iglesia Católica Romana, al menos, eso es la percepción general.

Si eso no es desconcertante, consideren esto: uno de los íconos venerados del Calvinismo, B. B. Warfield, quien dirigió el seminario de Princeton, afirmó que Agustín no era solamente el fundador del Catolicismo Romano, sino también era el Padre de la Reforma (Warfield, Ibíd., 59). Se necesita más que una imaginación creativa para dar sentido a esa perspectiva.

El grito de los reformadores fue la llamada "sola escritura", que significa que solamente la Biblia debe ser la autoridad para el cristiano en todos los asuntos de fe y práctica, con lo cual estoy totalmente de acuerdo.  Sin embargo, aunque Calvino y Lutero, entre otros, saludaban esa bandera, no vivieron cumpliendo su importante verdad. Mantuvieron ciertos hábitos de su antigua fe que no se encuentran en la Palabra de Dios o que son contrarios a las enseñanzas de las Escrituras. El bautismo de infantes, por ejemplo, se mantuvo, y se afirmó que tal ritual convierte a niños en cristianos y les abre la puerta al cielo. El ritual del bautismo, en vez de ser una declaración pública de una identificación con Cristo, implicó la eliminación de los pecados y concede regeneración espiritual. También continuaron con el clericalismo, dando autoridad especial a sus sacerdotes. Empujaron la Ordenanza de Cristo de comunión más allá de su instrucción escritural. La comunión se convirtió en un sacramento eficaz con sus elementos sagrados que podría ser administrado sólo por el clero, en lugar de ser un simple acto llevado a cabo por todos los creyentes en recuerdo de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Calvino, en particular, continuó la práctica católica de las iglesias respaldado por el Estado, y a consecuencia de esto, el gobierno secular de Ginebra apoyó sus decretos, los cuales fueron algunas veces letales. Obviamente, la idea de la "sola escritura" funcionalmente se perdió por aquellos que dijeron que deseaban reformar el Catolicismo Romano.  Estoy desconcertado y apenado que tal abandono crítico por las Escrituras, es pasado por alto por los calvinistas.   

Pero hay mucho más que me desconcierta, y la idea calvinista sobre la predestinación está en la parte superior de la lista e infecta al resto. Yo no puedo comprender cómo un cristiano que cree en la Biblia, pueda aceptar el punto de vista de Calvino acerca de la predestinación y al mismo tiempo aceptar la soberanía de Dios, que él (Calvino) tomó principalmente de los escritos de "San" Agustín. Calvino declara, "Yo digo al igual que Agustín, que el Señor ha creado los que, como ciertamente conoció con anterioridad, debían ir a la destrucción, y lo hizo porque Él lo quiso. ¿Por qué razón Él quiso?, no es para nosotros el preguntar..."    

Calvino enseñó que todo depende de la mera voluntad de Dios. Escribe el Calvinista R. C. Sproul Jr., "Dios dispone todas las cosas que vienen a pasar... Dios causa que cada hombre caiga en pecado... Dios creó el pecado"(Sproul Jr., Ibíd., 275). Otro calvinista agrega: "Dios está detrás de todo. Él decide y hace que todas las cosas sucedan... Él ha pre ordenado todo  'a través del Consejo de Su voluntad': el movimiento de un dedo, el latido de un corazón, la risa de una niña, el error de un mecanógrafo, incluso el pecado" (Palmer, Ibíd.). Piense por un momento acerca de las implicaciones de lo que han dicho estos hombres y que además enseñan a multitudes de otros calvinistas que están de acuerdo con ellos.  ¿Realmente creen que Dios es el autor de cada acto malvado de la humanidad? Si es así yo no puedo ver cómo pueden racionalizar su manera de pensar que los pueda alejar de tal conclusión, es la blasfemia máxima dirigida al carácter de Dios. Mi reacción inmediata es de espanto: ¿cómo es posible que estos hombres que profesan conocer y amar a Dios y que son muy apreciados en el mundo cristiano, puedan pensar de tal manera y hasta predicar ese punto de vista?  ¿Es posible que su "razonamiento intelectual" los haya cegado para no ver el gran número de Escrituras que claramente y abrumadoramente contradicen tal teología?  No entiendo por qué ellos no entienden.

Y esto no es una manera calvinista de pensar llevada al extremo.  La predestinación es central en la enseñanza del Calvinismo sobre la soberanía, presciencia, elección incondicional, la negación del libre albedrío, expiación limitada, gracia irresistible, regeneración antes de creer y, sin duda, el destino eterno de millones, quizás miles de millones de almas, que han sido predestinadas al Lago de Fuego antes del principio de los tiempos.  

Yo podría llenar cada página de esta publicación y aún más con las contradicciones, las absurdas conclusiones y las caracterizaciones erróneas y trágicas que han sido generadas por las creencias calvinistas de nuestro Dios y Salvador acerca de la predestinación y la soberanía. Son una terrible ofensa a la verdad bíblica y al sentido común. El espacio designado para este artículo me limita sin embargo a enumerar sólo algunas. Sin embargo, espero que aquellos que se llaman calvinistas o se inclinan hacia ese sistema de creencias, piensen seriamente y oren antes de adoptar tales creencias.    

Mis preguntas son las siguientes: ¿por qué Jesús predicaría arrepentimiento a las multitudes (Mateo 4:17) si su destino ya estaba predestinado? ¿Cuál fue el propósito de Jesús en maldecir a las ciudades donde Sus milagros fueron hechos si no se arrepintieran? ¿Tuvieron ellos una opción? ¿Por qué Jesús invitó a todos los que están cansados y agobiados a venir a Él (Mateo 11:28), si los que no son elegidos no pueden hacerlo? ¿Por qué Jesús llamó a un  niño pequeño a sí mismo (Mateo 18:1-4) y dijo: "si no os volvéis u os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos"?  Él también dijo lo siguiente: "no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños"(Mateo 18:14). ¿Por qué Jesús llamaría "a toda la multitud" (Marcos 7:14) y les dijo, "Oídme todos, y entended", si ellos no podrían acudir a Él o entender hasta que fueran regenerados? ¿Entendió mal el ángel que apareció a los pastores (Lucas: 2:10) cuando dijo, "No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo"?  Si Jesús predestinó a un número incalculable de almas a un destino horrible, ¿por qué diría Él, "porque el hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas" (Lucas 9:56)? ¿Por qué hay "gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente" (Lucas 15:10), si fue coaccionado por la "gracia irresistible" y previamente estaba programado? Juan escribe, "y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo" (1 Juan 4:14). " Y creyeron muchos más por la palabra de Él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo" (Juan 4:41-42). ¿Fueron todos estos samaritanos regenerados antes de venir a Él? 

Esos son algunos de los versículos que presentan dudas razonables acerca de las creencias calvinistas. El Antiguo Testamento y el resto del Nuevo Testamento están llenos de cientos de versículos más. En relación con el Antiguo Testamento, ¿por qué diría Josué, "escogeos hoy a quien sirváis" y "pero yo y mi casa serviremos a Jehová" si, de hecho, él y ellos no tenían ninguna opción en la materia? (Josué 24:15).  En el libro de Apocalipsis se nos dice del juicio del gran trono blanco de los perdidos (Apocalipsis 20:11-15).

Si la enseñanza calvinista de la predestinación fuera verdad, es decir, que las almas en pie ante Cristo para juicio final fueran predeterminadas para el Lago de Fuego antes de que la humanidad fuera creada, no dándoles ninguna oportunidad para la salvación, ¿cuál sería el propósito del juicio?  Si el Calvinismo es cierto, y no sólo el destino de los perdidos fue preestablecido, pero los pecados que cometieron fueron creados por un Dios absolutamente soberano, entonces, no hay nada qué juzgar. Cualquier intento de reconciliar estos versículos de juicio con el Calvinismo convierte lo que las Escrituras enseñan en una farsa en el mejor de los casos, y en una burla a Jesús y una mofa contra la palabra de Dios en el peor de los casos.

Leyendo a los escritores calvinistas, encontramos que la única cosa que es consistente es su inconsistencia. Comentarios de John MacArthur en su "Biblia de Estudio", están repletos con enseñanzas que contradicen su Calvinismo de cinco puntos.  Por ejemplo, refiriéndose a Deuteronomio 30:15 escribe: "aquí indica Moisés su opción — amar y obedecer a Dios es la vida y lo bueno, rechazar a Dios es muerte y el mal. Si uno elije amar a Dios y a obedecer Su palabra, 'disfrutarán" de las bendiciones de Dios" — (énfasis agregado).

Para mí, el Calvinismo ha sido un enigma permanente. El haber sido católico por 30 años de mi vida,  mi gratitud va a los Reformadores que enfrentaron a la institución religiosa más poderosa de su época y dirigieron a los cristianos a las enseñanzas de las Escrituras. Sin embargo yo estoy afligido y consternado con la falsa teología anti bíblica que los Reformadores crearon bajo la bandera de "sola escritura"  y la distorsión que esta teología presenta cuando se refiere al carácter de Dios y su potencial para presentar un Evangelio falso.  Su creciente influencia también es muy preocupante e inquietante, personalmente debido a que algunos de mis buenos amigos y familiares son calvinistas o sostienen a algunas de las enseñanzas calvinistas. Aunque agradezco que a través de la oración, Dios provee oportunidades para desafiar estas opiniones a través de las Escrituras, aún sigue siendo una carga que pesa sobre mi corazón.

Aún así, Dios nos proporciona estímulo. Fue en una ocasión en que sentí que no había progreso alguno con mis amigos calvinistas y que la situación me estaba deprimiendo, cuando viajando en un automóvil y platicando con un pastor de buenas a primeras le hice una pregunta imprevista.  Mi pregunta no tenía nada qué ver con lo que estábamos hablando previamente, así que le tomó por sorpresa cuando le pregunté qué pensaba sobre el Calvinismo. Él reflexionó por un momento y luego explicó que cuando estaba en el seminario casi todos sus profesores favoritos era calvinistas. Muchos de sus escritores favoritos cristianos eran calvinistas, y él había leído algunos de sus libros. Por lo tanto, mientras estaba en la escuela, él creyó que él también era calvinista. Entonces mi sobria respuesta a esto fue,  "¿Así que, tú eres calvinista?", que era más una conclusión infeliz que una pregunta. Él me miró con una sonrisa y dijo: "¡No, no lo soy!" En ese momento, creo que me reí con cierto alivio.  A mi siguiente pregunta de, ¿Y qué pasó?, él me respondió con la mayor naturalidad de que mientras más leía la Palabra de Dios, más difícil le resultaba reconciliar sus creencias calvinistas con las Escrituras.

Lo único que puedo añadir a lo anterior es mi oración para que todos los que se sientan atraídos por el Calvinismo hagan lo mismo, es decir, el escrudiñar las Escrituras para ver si tales enseñanzas son fieles a la Palabra de Dios.  

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Conozca más acerca del Calvinismo: 

viernes, 22 de noviembre de 2013

Lo que un Dios Soberano no Puede Hacer



Una de las expresiones más comunes que uno escucha en los círculos cristianos, especialmente para consuelo cuando las cosas no van bien, es que “Dios está en control, Él aún está en el trono”. Los cristianos se consuelan con estas palabras pero, ¿qué significan? ¿Dios no estaba en “control” cuando Satanás se rebeló y cuando Adán y Eva desobedecieron, pero ahora sí lo está? El hecho de que Dios esté en control, ¿significa que todas las violaciones, asesinatos, guerras y la maldad multiplicada son exactamente lo que Él planeó y lo que desea?
Cristo nos pide que oremos, “Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10). ¿Por qué esa oración si ya estamos en el reino de Dios con Satanás atado, tal como Juan Calvino enseñó y los Reconstruccionistas afirman hoy en día? ¿Podría un mundo de maldad desenfrenada ser en realidad lo que Dios desea? ¡Seguro que no!
“¡Espere un minuto!”, alguien argumenta. “¿Está sugiriendo que nuestro Dios omnipotente no puede realizar Su voluntad en la tierra? ¡Qué clase de herejía es ésta! Pablo dice claramente que Dios ‘hace todas las cosas según el designio de su voluntad’ (Efesios 1:11)”.
Sí. Pero la Biblia misma contiene muchos ejemplos de hombres desafiando la voluntad de Dios y desobedeciéndole. Dios se lamenta, “Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí” (Isaías 1:2). Los sacrificios que le ofrecen y sus malas vidas no están, obviamente, de acuerdo con Su voluntad. Se nos dice que “los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios” (Lucas 7:30). La declaración de Cristo en Mateo 7:21 muestra claramente que no todo el mundo hace siempre la voluntad de Dios. Esto también está implícito en Isaías 65:12; 1 Tesalonicenses 5:17-19; Hebreos 10:36; 1 Pedro 2:15, 1 Juan 2:17 y muchos otras Escrituras. De hecho, Efesios 1:11 no dice que todo lo que ocurre está de acuerdo a la voluntad de Dios, sino que de acuerdo con “el consejo” de Su voluntad. Es evidente que el consejo de la voluntad de Dios le ha dado al hombre la libertad para desobedecerle. No hay otra explicación para el pecado.
Sin embargo, en su afán de proteger la soberanía de Dios de cualquier desafío, A. W. Pink sostiene fervientemente: “Dios ordena de antemano todo lo que llega a ocurrir…Dios inicia todas las cosas, regula todas las cosas…”1 Edwin H. Palmer está de acuerdo: “Dios está detrás de todo. Él decide y causa que sucedan todas las cosas que ocurren…Él ha predestinado todo ‘según el designio de su voluntad’ (Ef. 1:11): el movimiento de un dedo…el error de un mecanógrafo – incluso el pecado”.2
Aquí nos enfrentamos con una distinción vital. Una cosa es que Dios, en Su soberanía y sin menoscabo de esa soberanía, dé al hombre el poder para rebelarse contra Él. Esto abriría la puerta para el pecado como responsabilidad exclusiva del hombre por una libre elección. Es algo totalmente diferente que Dios controle todo hasta el punto de que Él deba causar efectivamente que el hombre peque.
Es una falacia pensar que para que Dios esté en control de Su universo, Él deba, por lo tanto, predestinar e iniciar todo. De este modo, Él causa el pecado, luego castiga al pecador. Para justificar este punto de vista, se afirma que “Dios no tiene la obligación de extender Su gracia a aquellos que predestina al juicio eterno”. De hecho, sin embargo, la obligación no tiene ninguna relación con la gracia.
En realidad disminuye la soberanía de Dios sugerir que Él no puede usar para Sus propios propósitos lo que Él no predestina ni origina. No hay razón ni lógica ni bíblica de por qué un Dios soberano, por su propio designio soberano, no les pueda permitir a criaturas hechas a Su imagen, la libertad de una genuina elección moral. Y hay razones de peso de por qué lo haría.
Más de un ateo (o un buscador sincero que esté preocupado por el mal y el sufrimiento) nos dice en nuestras caras, “Usted afirma que Dios es todopoderoso. Entonces, ¿por qué no detiene el mal y el sufrimiento? ¡Si Él puede y no lo hace, es un monstruo; si no puede, entonces no es todopoderoso!”. El ateo piensa que nos tiene arrinconados.
La respuesta involucra ciertas cosas que Dios no puede hacer.
Pero Dios es infinito en poder, ¡así que no debe haber nada que él no pueda hacer! ¿En serio? El hecho mismo de que Él es infinito en poder significa que Él no puede fallar. Hay muchas otras cosas que seres finitos hacen todo el tiempo; pero que el Dios infinito, absolutamente soberano no puede hacer porque Él es Dios: mentir, engañar, robar, pecar, confundirse, etc. De hecho, muchas otras cosas que Dios no puede hacer son de vital importancia que las entendamos, al enfrentar los desafíos de los escépticos.
Por desgracia, hay muchas preguntas sinceras que la mayoría de los cristianos no pueden responder. Pocos padres se han tomado el tiempo para pensar en los muchos desafíos intelectuales y teológicos que sus hijos enfrentan de forma creciente, desafíos para los que la juventud de hoy no halla respuestas desde tantos púlpitos y lecciones de escuela dominical. Como resultado, un número creciente de aquellos criados en hogares e iglesias evangélicas están abandonando la “fe” que nunca entendieron adecuadamente.
¿Son la soberanía y el poder la cura para todo? Muchos cristianos superficialmente piensan que sí. Sin embargo, hay mucho para lo que la soberanía y el poder son irrelevantes. Dios actúa no sólo soberanamente, sino que en amor, gracia, misericordia, bondad, justicia y verdad. Su soberanía se ejerce solamente en perfecta armonía con todos Sus demás atributos.
Hay muchas cosas que Dios no puede hacer, no a pesar de lo que Él es, sino por quién Él es. Incluso Agustín, descrito como el primero de los tempranos así llamados Padres de la Iglesia, quien “enseñó la absoluta soberanía de Dios”,3 declaró, “Por lo tanto, Él no puede hacer algunas cosas por la sencilla razón de que es omnipotente”.4
Debido a su santidad absoluta, es imposible que Dios haga lo malo, que cause que otros hagan lo malo o incluso atraer a alguien hacia lo malo: “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie…” (Santiago 1:13-14). Pero, ¿qué pasa con los muchos lugares en la Escritura donde dice que Dios tentó a alguien o que Él fue tentado? Por ejemplo, “probó Dios a Abraham” (Génesis 22:1). La palabra hebrea ahí y en todo el Antiguo Testamento es nacah, que significa probar o demostrar, como en la valoración de la pureza de un metal. No tiene nada que ver con tentar a pecar. Dios estaba probando la fe y la obediencia de Abraham.
Si Dios no puede ser tentado, ¿por qué se le advierte a Israel, “No tentaréis a Jehová vuestro Dios” (Deut. 6:16)? Incluso se nos dice que en Masah, al exigir agua, “tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está pues Jehová entre nosotros, o no? (Éxodo 17:7). Luego, ellos “tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto… y hablaron, ¿Podrá Dios poner mesa en el desierto? Ellos enojaron al Dios Altísimo” (Salmo 78:18, 41, 56).
Dios no estaba siendo tentado a hacer lo malo, Él estaba siendo provocado, así que Su paciencia estaba siendo probada. En lugar de esperar obedientemente a que Él satisficiera sus necesidades, Su pueblo estaba exigiendo que usara Su poder para darles lo que querían, para satisfacer sus deseos. Su “tentación” de Dios era un desafío blasfemo, que lo obligaba a ceder a sus deseos o a castigarlos por su rebelión.
Cuando Jesús fue “tentado por el diablo”, para que se arrojara desde el pináculo del templo para demostrar que los ángeles lo sostendrían en sus manos, Él citó Deuteronomio 6:16 — “No tentarás al Señor tu Dios” (Mateo 4:1-11). En otras palabras, ponernos deliberadamente en un lugar donde Dios debe actuar para protegernos, es tentarle.
Santiago sigue diciendo, “sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido”. La tentación a lo malo no proviene de afuera, sino de adentro. El hombre que podría no ser “tentado” a ser deshonesto en los negocios, podría sucumbir a la tentación de cometer adulterio y, así, sería deshonesto con su esposa. Se dice que “todo hombre tiene su precio”.

Dios no estaba tentando a Adán y a Eva a pecar cuando les dijo que no comieran de un árbol en particular. Eva fue tentada por su propia codicia y deseo egoísta. Aun en la inocencia, el hombre podía ser egoísta y desobediente. Vemos esto en niños pequeños, quienes aún probablemente no conocen la diferencia entre lo bueno y lo malo.

Adicionalmente, hay una serie de otras cosas que Dios no puede hacer. Dios no puede negarse a Sí mismo o contradecirse. Él no puede cambiar. No puede faltar a Su palabra. Específicamente en relación con la humanidad, hay algunas cosas que Dios no puede hacer, las cuales son muy importantes de entender y de explicar a otros. Uno de los conceptos más fundamentales (y menos comprendido por personas “religiosas”) es éste: Él no puede perdonar el pecado sin que la pena sea pagada y aceptada por el hombre.

¿Estamos diciendo que a pesar de Su soberanía y poder infinito, Dios no puede perdonar a quien Él quiera, que Él no puede simplemente hacer borrón y cuenta nueva en el registro celestial? Exactamente: Él no puede, debido a que Él es también perfectamente justo. “¿Así que está sugiriendo”, se quejan algunos, “que Dios quiere salvar a toda la humanidad, pero carece del poder para hacerlo? Es una negación de la omnipotencia y soberanía de Dios si hay algo que Él desee, pero que no pueda lograr”. De hecho, la omnipotencia y la soberanía son irrelevantes con respecto al perdón.
Cristo en el Jardín, la noche antes de la Cruz, clamó, (Mateo 26:39). Seguramente si hubiera sido posible proveer la salvación de cualquier otra forma, el Padre hubiera permitido que Cristo escapara los atroces sufrimientos físicos de la Cruz, y la infinita agonía espiritual de soportar la pena que Su justicia perfecta había pronunciado sobre el pecado. Pero incluso para el Dios Todopoderoso, no había otra forma. Es importante que expliquemos claramente esta verdad bíblica y lógica cuando presentemos el Evangelio.
Supongamos que un juez tiene ante él a un hijo, una hija u otros ser amado hallado culpable de múltiples asesinatos por el jurado. A pesar de su amor, el juez debe respetar la pena exigida por la ley. El amor no puede anular a la justicia. La única manera en la que Dios podía perdonar a los pecadores y permanecer justo, sería que Cristo pagara la pena por el pecado (Romanos 3:21-28).
Hay otros dos asuntos de vital importancia en relación con la salvación del hombre, que Dios no puede hacer: Él no puede obligar a nadie a amarlo; y Él no puede obligar a nadie a aceptar un regalo. Por la misma naturaleza del amor y el dar, el hombre deber tener el poder de elegir. La recepción del amor de Dios y el regalo de la salvación por medio de Jesucristo, sólo puede ser por un acto del libre albedrío del hombre.
Algunos argumentan que si fuera la voluntad de Dios que todos los hombres sean salvos, el hecho de que no todos se salvan significa que la voluntad de Dios se frustraría y que Su soberanía sería anulada por los hombres. También se argumenta que si un hombre puede decir sí o no a Cristo, él tiene la palabra final en su salvación y su voluntad es más fuerte que la voluntad de Dios: “La herejía del libre albedrío destrona a Dios y entrona al hombre”.5
No hay nada en la Biblia o en la lógica que sugiera que la soberanía de Dios requiera que el hombre sea incapaz de tomar una decisión real, moral o de otra clase.
Darle al hombre el poder de tomar una decisión genuina e independiente no disminuye el control de Dios sobre Su universo. Siendo omnipotente y omnisciente, Dios ciertamente podría arreglar las circunstancias para impedir que la rebelión del hombre frustre Sus propósitos. De hecho, Dios incluso podría usar el libre albedrío del hombre para ayudar a cumplir Sus propios planes y, de este modo, ser glorificado aún más.
El gran designio de Dios desde la fundación del mundo de otorgarle al hombre el Regalo de Su amor, excluye a cualquier capacidad para forzar ese Regalo sobre cualquiera de Sus criaturas. Tanto el amor como los regalos de cualquier tipo deben ser recibidos. La fuerza pervierte la transacción.
El hecho de que Dios no puede fallar, mentir, pecar, cambiar o negarse a Sí mismo, no disminuye en lo más mínimo Su soberanía. Ni tampoco es menos soberano debido a que no puede obligar a nadie a amarlo o a recibir el regalo de la vida eterna por medio de Jesucristo. Y desde el lado del hombre, prevalece la limitación inversa: no hay nada que alguien pueda hacer para merecer o ganar el amor o un regalo. Deben ser dados gratuitamente desde el corazón de Dios, sin ninguna razón que no sea el amor, la misericordia y la gracia.
Maravillosamente, en Su gracia soberana, Dios ha constituido así al hombre y ha designado así un regalo que el hombre puede recibir voluntariamente por un acto de su voluntad y responder en amor al amor de Dios. Alguien ha dicho, “El libre albedrío del hombre es la más maravillosa de las obras del Creador”.6 El poder de elección abre la puerta a algo maravilloso más allá de la comprensión: una genuina comunión entre Dios y el hombre por la eternidad. Sin el libre albedrío, el hombre no podría recibir el regalo de la vida eterna, así que Dios no podría dárselo.
Pusey señala que “sin el libre albedrío, el hombre sería inferior a los animales inferiores, que tienen una especie de limitada libertad de elección…Sería contradictorio que el Dios Todopoderoso creara a un agente capaz de amarlo, sin ser capaz también de rechazar Su amor…sin el libre albedrío, no podríamos amar libremente a Dios. La libertad es una condición del amor”.7
Es el poder de una elección genuina del corazón y voluntad propios del hombre, que Dios le ha dado soberanamente que le permite a Dios amar al hombre, y al hombre recibir ese amor y amar a Dios a cambio “porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19). Es imposible que el poder de elección pueda desafiar la soberanía de Dios, dado que es la soberanía de Dios la que ha otorgado este regalo sobre el hombre y establecido las condiciones para amar y dar.
Sugerir que a Dios le faltaría “poder” (negando así Su soberanía), si Él ofreciera la salvación y algunos la rechazaran es no entender el asunto. El poder y el amor no pertenecen a la misma discusión. De hecho, de las muchas cosas que hemos visto que Dios no puede hacer, una falta de “poder” no es la razón para ninguna de ellas, ni tampoco Su soberanía es mitigada en lo más mínimo por cualquiera de ellas.
Así pues, para que a la humanidad le haya sido dado por Dios el poder de elegir amarlo o no, y recibir o rechazar el regalo gratuito de la salvación; lejos de negar la soberanía de Dios, es admitir lo que la soberanía de Dios en sí ha proporcionado amorosa y maravillosamente.
Que voluntariamente podamos responder desde el corazón a Su amor con nuestro amor y, en gratitud por Su gran regalo, proclamar las buenas nuevas a otros.
Notas
1 Arthur W. Pink, The Sovereignty of God (Baker Book House, 1984), 240. 

2 Edwin H. Palmer, the five points of Calvinism (Baker Books, 1999), 25.
3 C. Norman Sellers, Election and Perseverance (Schoettle Publishing Co., 1987), 3.
4 Augustine of Hippo, The City of God (n.p.n.d.), V. 10.
5 W.E. Best, Free Grace Versus Free Will (W.E. Best Books Missionary Trust, 1977), 35.
6 Junius B. Reimensnyder, Doom Eternal (N.S. Quiney, 1880), 257; cited in Samuel Fisk, Calvinistic Paths Retraced (Biblical Evangelism Press, 1985), 223.
7 Edward B. Pusey, What Is Of Faith As To Everlasting Punishment? (James Parker & Co., 1881), 22-23; cited in Fisk, op. cit., 222.

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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