Haga clic sobre la imagen para ir al Índice
Parte 2
Las Preguntas
1 ¿Qué pasa con el momento del Rapto? ¿Cuándo es más probable que ocurra?
Ésta es la pregunta más frecuente y la más controversial. La razón por la que se debate tan acaloradamente es porque la Biblia no revela específicamente el momento del Rapto. Todas las posiciones sobre el momento deben basarse en inferencias, y por lo tanto, puede haber legítimas diferencias de opinión.
Personalmente, creo que la mejor inferencia de las Escrituras es que el Rapto ocurrirá antes del terrible período de siete años de la Tribulación, que se describe en detalle en el libro de Apocalipsis. En otras palabras, creo en lo que es llamado un Rapto Pre-Tribulación.
Echemos un vistazo a esas inferencias.
(1) Liberación de la Ira
La primera se deriva del hecho de que la Tribulación es un tiempo del derramamiento de la ira de Dios, de principio a fin, y a los cristianos se les promete inmunidad de la ira de Dios.
El apóstol Pablo enfatiza este punto en su primera carta a los tesalonicenses, en el capítulo 1, versículo 10. Él declara que los creyentes están esperando “…de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (énfasis añadido).
Pablo hace una declaración similar en 1 Tesalonicenses 5:9, donde enfatiza que “…no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo” (énfasis añadido).
De igual manera, en la carta que Jesús dictó a la iglesia en Filadelfia, prometió que Su Iglesia sería guardada del tiempo de la Tribulación (Apocalipsis 3:10):
Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.
(2) El Enfoque de la Tribulación
La siguiente inferencia de un Rapto Pre-Tribulación es una muy importante, que a menudo se pasa por alto. No hay propósito alguno para la Iglesia durante la Tribulación, porque el foco de todo este período de siete años es el pueblo judío.
Para entender este punto, debemos retroceder 2,500 años a la época de Daniel, mientras estaba en cautiverio en Babilonia. Él había leído la profecía de Jeremías, de que el cautiverio duraría 70 años, y se dio cuenta de que ahora estaban en el 69no año del cautiverio, y el pueblo no se había arrepentido.
Por eso, se puso de rodillas y oró para que Dios lo perdonara a él y a su nación, y le pidió al Señor que los librara del cautiverio y los reconciliara con Él.
En respuesta, Dios envió al ángel Gabriel para darle una de las profecías más notables de la Biblia — lo que se conoce como la Profecía de las 70 Semanas de Años (un período de 490 años). Durante ese período de tiempo, Dios prometió que iba a cumplir seis cosas entre el pueblo judío:
1) “Terminar la prevaricación” (al aceptar al Mesías).
2) “Poner fin al pecado” (el arrepentimiento de un remanente).
3) “Expiar la iniquidad” (el Mesías debe morir por los pecados).
4) “Traer la justicia perdurable” (el establecimiento del reinado del Mesías).
5) “Sellar la visión y la profecía” (cumplir todas las profecías mesiánicas).
6) “Ungir al santo de los santos” (proveer un templo nuevo).
Gabriel también le dijo a Daniel que, desde el momento en que se emitiera un decreto para reconstruir Jerusalén, pasarían 483 años hasta la venida del Mesías, quien sería asesinado. Poco después de eso, Jerusalén sería destruida. Los últimos siete años de la profecía comenzarían cuando el Anticristo haga un pacto con Israel (Daniel 9:27).
Tal como fue profetizado, hubo 483 años desde el momento en que Artajerjes emitió un edicto para que los judíos reconstruyeran Jerusalén, hasta el momento en que Jesús fue crucificado. Y poco después de eso, Jerusalén y el templo fueron destruidos por los romanos en el año 70 d.C.
Cuando Jesús fue crucificado, el reloj dejó de marcar los 490 años de la profecía de Daniel, porque Dios puso a los judíos bajo disciplina, debido a su rechazo de Jesús como su Mesías. Fueron esparcidos por todo el mundo.
Sabemos con certeza que hay una brecha en el cumplimiento de la profecía de Daniel, porque durante el período de 483 años, sólo una de las seis metas del Señor fue lograda — a saber, la número 3, la expiación por los pecados. Las otras cinco metas se lograrán durante la última semana de años de la profecía de Daniel.
Esos siete años son lo que llamamos la Tribulación, cuando Dios derramará Su ira sobre un mundo pagano y el pueblo judío rebelde.
Esos últimos siete años se mencionan en las Escrituras hebreas como:
- “El tiempo de angustia de Jacob” — Jeremías 30:7
- “Un tiempo de angustia, cual nunca fue” — Daniel 12:1
- “La hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero” — Apocalipsis 3:10
- Jesús también lo llamó un tiempo de “gran tribulación” — Mateo 24:21
- Y usó la misma terminología en Apocalipsis 7:14 — “la gran tribulación”.
La Era de la Iglesia comenzó con período de superposición durante el cual Dios comenzó a enfocarse en la Iglesia, mientras seguía obrando entre el pueblo judío. La Iglesia fue establecida alrededor del año 30 d.C., pero los judíos no fueron dejados de lado en disciplina hasta 40 años después, en el año 70 d.C., cuando los romanos destruyeron Jerusalén y el templo.
De igual manera, creo que ahora estamos en otro período de superposición, que comenzó con el restablecimiento de Israel en 1948. Mientras la Iglesia continúa, Dios ha comenzado a obrar entre el pueblo judío una vez más, reuniéndolos desde los cuatro ángulos de la tierra y restableciendo su Estado-nación.
La Iglesia pronto será sacada de este mundo antes de que Dios, una vez más, preste toda Su atención al pueblo judío, durante la 70ma semana de las 70 Semanas de Años de Daniel. De nuevo, no hay un propósito para la Iglesia aquí en la tierra durante la Tribulación. La Tribulación es cuando el enfoque de Dios regresa a Israel.
(3) El Énfasis en la Inminencia
Esto nos lleva a otra inferencia muy importante, una que muchos expertos en profecía consideran la más importante. Sólo el punto de vista Pre-Tribulación del Rapto permite la inminencia.
Se nos dice una y otra vez en el Nuevo Testamento, que el regreso del Señor es inminente, y que debemos vivir aguardando que ocurra en cualquier momento. Tome, por ejemplo, Mateo 24:
36) Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.
42) Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
44) Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
Jesús repitió esta advertencia en Mateo 25, en Su parábola de las diez vírgenes. Él declaró que los creyentes deben vivir con una perspectiva eterna, esperando que el Señor regrese en cualquier momento. Concluyó la parábola con estas palabras: “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora…” (Mateo 25:13).
Del mismo modo, Lucas en su evangelio cita a Jesús diciéndoles a Sus discípulos “velad en todo tiempo”, por el regreso del Señor, lo que implica que éste podría ocurrir en cualquier momento (Lucas 21:36).
Hay muchos otros pasajes sobre la inminencia en el Nuevo Testamento. A continuación se enumeran algunos ejemplos. En cada caso, he añadido énfasis a las palabras clave.
Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá.
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.
“…nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo…” (1 Corintios 1:7).
“El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. ¡Maranatha! (1 Corintios 16:22) [“El Señor viene”, en arameo].
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Filipenses 3:20)
“Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca” (Filipenses 4:5).
[Debemos vivir] “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13).
Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca. Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.
Por tanto, ceñid vuestro entendimiento para la acción; sed sobrios en espíritu, poned vuestra esperanza completamente en la gracia que se os traerá en la revelación de Jesucristo (1 Pedro 1:13, LBLA)
“Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración” (1 Pedro 4:7).
[Jesús hablando] “¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro” (Apocalipsis 22:7-12).
Como fácilmente puede ver en estos versículos, se nos exhorta a vivir con una perspectiva eterna, esperando que el Señor venga en cualquier momento.
Estos versículos deben estar hablando acerca del Rapto y no de la Segunda Venida, por dos razones.
En primer lugar, la Segunda Venida no es un evento inminente, debido a que hay demasiadas profecías que deben cumplirse antes de que Jesús pueda regresar a esta tierra. Por ejemplo:
- Debe haber siete años de Tribulación.
- Un templo debe ser reconstruido en Jerusalén.
- El Anticristo debe ser revelado.
- Los dos testigos en Jerusalén deben ser asesinados.
- El templo reconstruido en Jerusalén debe ser profanado.
- La Marca de la Bestia debe ser instituida.
- Un remanente judío debe arrepentirse y ser salvo.
El punto de nuevo: La única forma en la que el regreso del Señor puede ser inminente es que haya un Rapto que sea separado y aparte de la Segunda venida, y que pueda ocurrir en cualquier momento, sin el cumplimiento de ninguna profecía.
La segunda razón por la que las advertencias de la inminencia deben referirse al Rapto y no a la Segunda Venida es porque la fecha de la Segunda Venida puede ser calculada con precisión. Eso es porque el libro de Apocalipsis revela que la Segunda Venida ocurrirá exactamente 2,520 días después de que la Tribulación comience (Apocalipsis 11:3; 12:6).
(4) Ejemplos Bíblicos
Esto nos lleva a una cuarta inferencia de un Rapto Pre-Tribulación. Partiendo de ejemplos bíblicos, Dios siempre remueve a Sus elegidos antes de que Él derrame Su ira de juicio y apocalíptica (en contraposición a sus juicios correctivos).
Así pues, el apóstol Pedro dice que si Dios guardó a Noé y su familia del diluvio, entonces Él “sabe librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio” (2 Pedro 2:4-9).
Enoc, un gentil, quien creo que era un símbolo de la Iglesia, fue sacado del mundo antes del diluvio, mientras que Noé y su familia, simbólicos de los judíos, fueron preservados a través del diluvio (Génesis 5:21-24).
Otro ejemplo es la remoción de Lot y su familia de Sodoma y Gomorra, antes de que las ciudades fueran destruidas (Génesis 19:1-26). A Lot incluso se le dijo que acelerara su huida, porque el Señor no podía destruir las ciudades hasta que él se fuera (versículo 22).
Y luego está Rahab, la ramera en Jericó, quien proporcionó refugio a los espías judíos que fueron enviados a explorar la ciudad. Ella los protegió porque les expresó su fe en su Dios (Josué 2:9-11).
Se nos dice en Josué 6:22-23, que Dios dispuso que ella y toda su familia fueran removidos de la ciudad antes de que fuera conquistada por Josué y su ejército.
Creo que estos ejemplos dejan en claro por qué nunca se nos dice que esperemos al Anticristo. Más bien, se nos dice que aguardemos a Jesucristo.
Lea la parte 1 »»aquí
Lea la parte 4 »»aquí
Traducido por Donald Dolmus
Lea la parte 2 »»aquí
Lea la parte 3 »»aquíLea la parte 4 »»aquí
Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)