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martes, 29 de abril de 2025

Libro: Cómo Morir con una Sonrisa en el Rostro – Capítulo 5 (Parte 1 de 3)

 Reinar con Jesús 

Por Dr. David R. Reagan

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9) Digno eres [Jesús] de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque Tú fuiste inmolado, y con Tu sangre compraste para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación.

10) Y los has hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra — Apocalipsis 5

La mayoría de los cristianos no son conscientes de una bendición increíble que les espera después de su muerte y resurrección. Esto se debe a que son miembros de iglesias que enseñan lo que se llama el punto de vista amilenial de los eventos del tiempo del fin.

Tales iglesias niegan que Jesús alguna vez regresará a esta tierra para reinar, aunque Apocalipsis 19 y 20 declaran claramente que Él regresará y reinará sobre toda la tierra. Además, Apocalipsis 20 dice seis veces que su reinado durará 1,000 años.

¿Cómo eluden estas iglesias esta clara enseñanza de las Escrituras? Lo hacen espiritualizando lo que dice la Biblia. Esa es una buena manera de decir que no creen en lo que las Escrituras prometen acerca de un futuro reinado de Jesús en esta tierra, por lo que declaran que Su promesa de tal reinado terrenal no significa lo que dice.

En cambio, argumentan que Jesús está reinando ahora desde el cielo sobre Su Iglesia y que los mil años son sólo un símbolo de un largo período de tiempo. Específicamente, dicen que es el período de tiempo entre Su Primera y Segunda Venidas. Ésta es una enseñanza muy desafortunada, ya que priva a los creyentes algunas de las “preciosas y magníficas promesas” que Dios ha hecho a los creyentes después de su muerte y resurrección (2 P. 1:4).

Una Experiencia Personal

Permítanme darles un ejemplo de lo que estoy hablando. Mientras crecía en una iglesia amilenial, una de las declaraciones que escuchaba en los sermones una y otra vez era ésta: “No hay un solo versículo en la Biblia que siquiera insinúe que Jesús volverá a poner sus pies en esta tierra”.

Pueden imaginarse  mi sorpresa cuando, a la edad de 12 años, descubrí por casualidad Zacarías 14:1-9, donde dice rotundamente que el Mesías regresará al Monte de los Olivos y que, cuando Sus pies toquen el suelo, la montaña se partirá por la mitad. El pasaje también dice en el versículo 9 que en ese día el Mesías “será rey sobre toda la tierra”.

Le llevé este pasaje a mi pastor y le pregunté qué significaba. Lo estudió en silencio durante mucho tiempo, y luego dijo: “Hijo, no sé lo que significan estos versículos, ¡pero puedo garantizarte que no significan lo que dicen!”.

Más tarde descubrí que Zacarías 14 no es el único lugar en el Antiguo Testamento donde las Escrituras dicen que Jesús regresará a esta tierra. Considere, por ejemplo, Ezequiel 43:7 donde Jesús, en una aparición pre-encarnada, lleva a Ezequiel en un recorrido visionario por el Templo Milenario, y en medio de ese recorrido, Él dice: “Oh hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar de las plantas de mis pies, en el cual habitaré en medio de los hijos de Israel para siempre. . .”.

Creo que también es significativo notar que el profeta Ezequiel afirma que, cuando el Señor regrese, el nombre de la ciudad de Jerusalén será cambiado a “Yahvé-sama”, que significa “Yahvé está allí” (Ez. 48:35).

Interpretación Profética

Yo creo que la profecía debe ser interpretada por su significado de sentido llano. Esto se debe a que mi regla para interpretar toda la Biblia, incluida la profecía, se puede resumir de la siguiente manera: “Si el sentido llano tiene sentido, no busques otro sentido, no sea que termines en un sinsentido”.

Otro punto muy importante a tener en cuenta es que todas las profecías sobre la Primera Venida de Jesús significaron exactamente lo que dijeron. ¿Por qué, entonces, habrían de ser diferentes las profecías de la Segunda Venida?

Con esta regla de interpretación en mente, echemos un vistazo a lo que dice la Biblia sobre el gobierno milenario de Jesús y sus bendiciones para todo el mundo. Al hacerlo, por favor observen cuántos de los versículos que citaré provienen del Antiguo Testamento.

Digo esto porque los amilenialistas a menudo sostienen que el único lugar donde se menciona el Milenio en la Biblia es en Apocalipsis 20. Bueno, se menciona allí, pero la vasta y abrumadora información bíblica sobre el Milenio proviene del Antiguo Testamento. Apocalipsis es acerca de la Tribulación. Casi toda nuestra información sobre el futuro reinado terrestre de Jesús proviene de las Escrituras hebreas.

La Biblia enseña que Jesús establecerá su reinado personal sobre toda la tierra en el momento de Su Segunda Venida, y el Antiguo Testamento contiene muchas profecías acerca de ese evento. Como ya hemos visto, Zacarías 14 dice que el Señor regresará al Monte de los Olivos, desde donde ascendió al Cielo. En el relato de Isaías del mismo evento, se refiere al regreso del Señor al Monte Sion, que es un nombre alternativo para Jerusalén (Is. 31:4b-5; RVA-2015):

4) Porque así me dice Yahvé: así descenderá Yahvé de los Ejércitos para luchar sobre el monte Sion y sobre su colina. 

5) Como los pájaros que revolotean, así defenderá el Yahvé de los ejércitos a Jerusalén. La defenderá y la auxiliará, la preservará y la rescatará”.

Tanto Isaías como Jeremías retratan al Señor regresando en ira. Jeremías dice que Él “rugirá” desde los cielos (Jer. 25:30-31). Isaías dice que Él estará “lleno de indignación” y Su lengua será como “un fuego consumidor” (Is. 30:27-28). Sofonías dice que el día de Su regreso será uno de “terrible aflicción y angustia” y de “ruina y desolación” (Sof. 1:14-18).

Sí, en el momento de la Segunda Venida de Jesús — al final de la tribulación — Él va a derramar la ira de Dios sobre las naciones que se han rebelado contra Su Palabra y han blasfemado Su nombre. Pero la ira será seguida por la gloria, cuando Jesús establezca su reinado mundial desde Jerusalén (Is. 24:23):

“La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso”.

Es por eso que titulé mi comentario sobre el libro de Apocalipsis, Ira y Gloria.1

El libro del Antiguo Testamento que contiene la mayor cantidad de información sobre el reinado del Señor aquí en la tierra es Isaías. Todos los diversos aspectos del reinado milenario del Señor se detallan en las profecías de Isaías. De hecho, el libro comienza con una visión gloriosa del Milenio (Isaías 2:2-4, NTV):

2) En los últimos días, el monte de la casa del Señor será el más alto de todos, el lugar más importante de la tierra.S e levantará por encima de las demás colinas, y gente del mundo entero vendrá allí para adorar.

3) Vendrá gente de muchas naciones y dirán: “Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Allí él nos enseñará sus caminos, y andaremos en sus sendas”. Pues de Sion saldrá la enseñanza del Señor; de Jerusalén saldrá su palabra.

4) El Señor mediará entre las naciones y resolverá los conflictos internacionales. Ellos forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en herramientas para podar. No peleará más nación contra nación, ni seguirán entrenándose para la guerra.


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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martes, 31 de diciembre de 2024

Los Animales Estarán en Paz con la Humanidad

Por Dr. Nathan E. Jones


El despiadado mundo de una “naturaleza con dientes y garras teñidos de rojo” ya no prevalecerá... La visión de un mundo en el que lobos y corderos, terneros y leones se acuestan juntos claramente va más allá de las posibilidades de la época actual. La descripción parece participar de elementos comunes a las fábulas y cuentos de hadas, pero aquí hay algo más en juego... El juicio y la promesa, el pecado y la gracia no son sólo para los humanos, sino que sus consecuencias, buenas y malas, son sentidas por toda la creación— Anónimo, El Reino Pacífico

El Día de Acción de Gracias y la Navidad están a la vuelta de la esquina, y para muchos, eso significa buena comida. Tanto mi madre como mi esposa son excelentes cocineras, y mi hija también tiene todos los ingredientes para convertirse en una gran culinaria. Sólo piense en todo ese pavo cubierto con salsa, gruesas lonchas de jamón y, para aquellos de ustedes a los que les gusta nadar contra la corriente, pescado asado empapado en limón.

Para alejar mi mente (y mi estómago) de todas estas deliciosas imágenes, dirijo mis pensamientos a la venida de Jesucristo y Su Reino Milenario... y la comida que comeremos entonces. Si la comida es tan deliciosa ahora, ¿cómo será durante esa edad de oro que se avecina?

El Pacto Noético

Antes de explorar esta pregunta, retrocedamos en el tiempo hasta el comienzo de la alimentación para recordar lo que comían nuestros antepasados. ¡Quizás te sorprendas!

Poco después de que Noé y su familia desembarcaron de su gran embarcación y pusieron pie en las llanuras empapadas, Dios estableció el primer pacto con nuestro tata-ancestro. Ordenó a Noé y a sus descendientes: “Fructificad, multiplicaos y llenad la tierra” (Génesis 9:1).

Pero el diluvio había cambiado radicalmente el medio ambiente de la Tierra, y la humanidad ya no podía sostenerse y prosperar únicamente con una dieta de frutas y verduras. Después de siglos de vegetarianismo, la humanidad necesitaría comer carne para sobrevivir en el mundo recién transformado. Y así, a la humanidad se le permitió matar y comer animales.

La respuesta esperada del reino animal se hizo evidente rápidamente:

Infundiréis temor y miedo a todo animal sobre la tierra, a toda ave de los cielos, a todo lo que se mueva sobre la tierra y a todos los peces del mar; en vuestras manos son entregados. Todo lo que se mueve y vive os servirá de alimento, lo mismo que las legumbres y las plantas verdes. Os lo he dado todo (Génesis 9:2-3).

Dios añadió Su promesa de que nunca más destruiría la tierra por medio del agua. Luego, el Todopoderoso selló este pacto incondicional con un hermoso recordatorio de su paz misericordiosa — el arco iris. Esta promesa es lo que hoy llamamos el Pacto Noético (Génesis 9:1-17).

La Naturaleza Finalmente en Paz

Aunque Dios nunca más destruirá la tierra con agua, casi la destruirá con Su ira durante la Tribulación. Mientras la tierra se tambalea al borde de la extinción, el Príncipe de Paz regresará triunfante para restaurar la paz en la tierra. Pero esa paz no se limitará sólo a las naciones. Uno de los muchos aspectos gloriosos que podemos anticipar en relación con el Reino Milenial implica un cambio radical en nuestra relación con el reino animal. La naturaleza, por fin, estará en paz consigo misma, ya que todos los animales ya no vivirán con miedo a la humanidad, sino en solidaridad con nosotros.

El profeta Isaías describió esta idílica escena:

Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro, el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca pacerá junto a la osa, sus crías se recostarán juntas; y el león, como el buey, comerá paja. El niño de pecho jugará sobre la cueva de la cobra; el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte (Isaías 11:6-9; 65:25).

Al considerar este sorprendente pasaje, el profesor John MacKay comentó: “Se avecina una era en la que el mundo animal, en sus relaciones consigo mismo y con la humanidad, dejará a un lado la crueldad y la sed de sangre”. El terrible, pero comprensible miedo que los animales tienen a la humanidad — de que les hagamos daño por deporte, o los cacemos para alimentarnos o que, con nuestra violencia descuidada aniquilemos especies enteras — habrá desaparecido después de cinco largos milenios.

Y para nosotros, la gente, que siempre estamos atentos a tantos depredadores peligrosos que acechan por ahí, sólo encontraremos comunión con el reino animal. Esa enemistad entre la humanidad y los animales, que había sido impuesta por el pacto de Dios con Noé, por fin será eliminada.

Incluso cuando se trata de nuestro miedo a las serpientes, esa vieja maldición establecida entre la humanidad y las serpientes habrá sido eliminada, de modo que incluso un niño y el áspid puedan vivir juntos sin temor a la muerte. Me recuerda a la pintura de Edward Hicks “El Reino Pacífico”, que retrata una escena arcádica de paz, seguridad y protección mientras un niño humano, un depredador y una presa se arrullan pacíficamente en una ladera. Esta será la condición armoniosa de la vida durante el Reino Milenial.

¿Un Regreso al Vegetarianismo?

En lo que se refiere a la alimentación, ¿qué habrá cambiado en el Reino Milenial en comparación con el mundo de hoy?

Isaías nos dijo que todos los animales adoptarán una dieta vegetariana una vez más. Los animales ya no se comerán unos a otros, sino que volverán a la antigua condición del Jardín del Edén, cuando los comestibles consistían únicamente en plantas. Eso significa que los depredadores ya no pasarán todas las horas del día cazando, y las presas ya no comerán y beberán con cautela en previsión del ataque sorpresa de un depredador. Sin miedo a la agresión, el depredador y la presa vivirán juntos en el abrevadero sin temor el uno del otro.

Este regreso al vegetarianismo en el reino animal bien podría significar que el depredador más peligroso del mundo, la humanidad, también dejará de lado nuestra caza y consumo de carne y se unirá al estilo de vida vegetariano. Después de todo, Adán y Eva y sus descendientes hasta Noé habían disfrutado una vez de una dieta libre de carne, por lo que tal vez lo hagamos una vez más. Al igual que el Diluvio transformó radicalmente los requisitos de vida para todas las especies, la restauración del mundo después de la Tribulación podría devolver la vida a lo que era antes del Diluvio.

Si Isaías simplemente tenía la intención de transmitir la idea de que el vegetarianismo se convertiría en el estilo de vida del futuro o no, es un tema muy debatido, ya que teólogos como Michael Jinkins cuestionaron si estos textos no estaban destinados a describir el futuro comportamiento pacífico de las bestias salvajes, sino más bien a representar un “profundo anhelo humano de paz, seguridad, protección y justicia”.

"El Reino Pacífico", de Edward Hicks

En el comentario de Juan Calvino sobre Isaías 65, señaló: “El león comerá sin daño, y ya no buscará su presa” y “la serpiente, satisfecha con su polvo, se envolverá en él, y ya no le hará daño con su mordedura envenenada”. Calvino añadió: “Todo lo que está desordenado o confuso será restaurado a su debido orden”.

Tal vez Isaías estaba presentando entonces la representación ideal de la creación reunida en armonía. Podría ser que Isaías estuviera ofreciendo una visión de la venida de la restauración de la paz y la mansedumbre, cuando ya no se abusará de la inocencia y la confianza. Por ejemplo, la santidad de un niño ingenuo le otorgará el poder de gobernar sobre la más feroz de las criaturas de Dios, porque el niño no tiene ni astucia ni malas intenciones.

El seminarista Edward Wheeler llevó la visión de Isaías aún más lejos en el agujero especulativo, concluyendo que Isaías estaba profetizando el cumplimiento del sueño milenario de la humanidad de una nueva edad de oro en la que cesaría el conflicto; y el mundo liberado del sufrimiento, del dolor y de la alienación sólo conocería la verdadera paz. Tal sueño sirve como un regalo de Dios, proporcionándonos una esperanza duradera. El autor Michael Jinkins previó un don adicional dado por el Todopoderoso, por el cual la “Creación restaurada a la visión original de Dios coloca a la humanidad en una posición radical de libertad en la presencia de Dios”.

Paz Literal

No creo que la descripción de Isaías de la paz entre la humanidad y la especie animal sea meramente simbólica. Después de todo, para crear verdaderamente una condición de paz, seguridad y protección, la amenaza de daño y muerte a manos de un atacante debe ser eliminada. La confianza sólo puede fomentarse cuando no hay miedo al daño. Por lo tanto, usando una interpretación literal (como siempre), creo que el profeta Isaías estaba presentando las condiciones necesarias para que existiera un mundo tan pacífico — los animales ya no comerán a otros animales, ni atacarán a las personas. Isaías claramente tomó esta condición literalmente, y al mismo tiempo, usó estas imágenes para transmitir un mundo que finalmente habrá encontrado la verdadera paz.

Hay un área gris sobre la que reflexiono con respecto a si la humanidad regresará al vegetarianismo durante el Reino. Por un lado, la Biblia no dice explícitamente que la humanidad volverá completamente al vegetarianismo. Sólo se infiere. Y dos, debemos lidiar con lo que los Profetas Mayores describieron como sacrificios de animales que se realizan en el Templo del Milenio. Bajo el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento, el sacerdocio vivía de la carne sacrificada. ¿Hará lo mismo el nuevo sacerdocio judío durante esta era venidera?

Si el vegetarianismo es realmente nuestro destino, realmente extrañaré un corte grueso de bistec cubierto con cebollas, champiñones y salsa A1. Pero, ¿necesitarán nuestros cuerpos glorificados tal sustento? Probablemente no. Pero, entonces, el Jesús resucitado comió pescado, y Él es nuestro modelo para una vida glorificada (Lucas 24:42-43).

Entonces, durante el Reino Milenial, ¿podremos disfrutar de comer carne y, al mismo tiempo, mantener nuestra condición pacífica con el reino animal? No lo sé. Sólo puedo concluir que algunos elementos del Reino Davídico, como lo que comeremos, permanecerán envueltos en misterio hasta que llegue esa era.

Mientras tanto, mientras esperamos ese glorioso futuro — y la suntuosa Cena de las Bodas del Cordero — disfrute comiendo su pavo del Día de Acción de Gracias y el ganso de Navidad, ¡y sea bendecido!

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¿Por qué un Milenio?

El Milenio en el Antiguo Testamento

Folleto: Aguardando el Reinado de Jesucristo (pdf)

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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martes, 15 de agosto de 2023

Libro: Las 9 Guerras de los Tiempos del Fin – Capítulo 9

La Segunda Guerra de Gog y Magog

Por Dr. David R. Reagan

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Fragmento:

En este punto de nuestro estudio de las guerras del tiempo del fin, muchos de ustedes podrían estar preguntando: “Al final de la Batalla de Armagedón, cuando Jesús arroja al Anticristo y a su Falso Profeta al lago de fuego, ¿por qué se abstiene de hacer lo mismo con Satanás?”. Esa es una buena pregunta. Después de todo, la Biblia nos dice que el lago de fuego fue creado para el castigo eterno de Satanás y sus ángeles demoníacos (Mateo 25:41).

La respuesta es que Dios todavía tendrá un propósito para Satanás, un propósito que se revelará al final del Reino Milenial del Mesías. Es un propósito que está relacionado con la última guerra de la historia humana — la Segunda Guerra de Gog y Magog. Hasta entonces, Satanás estará confinado en el Abismo, o lo que a veces se conoce como “el pozo del abismo” (Ap. 9:2; KJV).

Entonces, ¿qué propósito restante tiene Dios para Satanás? Esa pregunta no puede ser respondida hasta después de que echemos un vistazo a la naturaleza y los propósitos del Reino Milenial.

Nota: A partir del capítulo 3, este libro está disponible exclusivamente para nuestros fieles colaboradores. Si desea apoyar la labor que estoy llevando a cabo, visite las secciones Programa de Colaboradores del Ministerio En Defensa de la Fe y Donativos, para conocer como podrá hacerlo.


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jueves, 1 de septiembre de 2022

Libro: ¿Cuál es la Diferencia Entre un Milenio y un Milpiés? – Capítulo 9

¿Por Qué un Milenio?
¿Es realmente necesario? 

Por Dr. David R. Reagan

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Cuando comencé a estudiar la profecía bíblica, una pregunta seguía repitiéndose en mi mente: “¿Qué propósito cumpliría el Milenio?”. Esta pregunta realmente me perturbaba. Pude ver que la Palabra enseña claramente que el Señor regresará a esta tierra para reinar por mil años. Pero yo seguía preguntando: “¿Por qué?”.

Desde entonces, he descubierto que la mayoría de los amilenialistas sienten lo mismo. “¿Por qué”, preguntarán, “querría el Señor volver a este mundo corrompido? ¿Cuál podría ser Su propósito al regresar a este mundo para reinar durante mil años? ¿Por qué el Señor o el mundo necesitan un Milenio?”.

Mi estudio de la Palabra me ha llevado a concluir que Dios tiene varios propósitos de vital importancia para el Milenio. En pocas palabras, Dios va a usar el Milenio para cumplir algunas promesas que ha hecho.

1 Promesas a los judíos — La primera razón por la que debe haber un Milenio es que Dios ha hecho promesas a los judíos que Él cumplirá durante ese tiempo.

Dios ha prometido que reunirá en la tierra de Israel al remanente de judíos que acepten a Jesús como su Mesías al final de la Tribulación (Ezequiel 36:22-28 y Zacarías 10:6-9). Él derramará Su Espíritu sobre este remanente (Isaías 32:15 y 44:3), expandirá grandemente su número y su tierra (Ezequiel 36:10-11 y 48:1-29), y los convertirá en la nación principal en todo el mundo (Isaías 60-62).

Servirán como una lección objetiva de la gracia y la misericordia que Dios otorga a aquellos que se vuelven a Él en arrepentimiento. El profeta Zacarías lo expresó de esta manera: “Y sucederá que como fuisteis maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré y seréis bendición” (Zac. 8:13).

Zacarías dice que las bendiciones de Dios sobre el remanente judío serán tan grandes en esos días que, “…diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros” (Zacarías 8:23).

A lo largo de la historia cristiana, los líderes de la Iglesia han tratado de invalidar estas promesas al pueblo judío argumentando que la Iglesia ha reemplazado a Israel y que todas las promesas hechas al pueblo judío han sido transferidas a la Iglesia.

Pero Romanos 9-11 declara clara y explícitamente que esto no es cierto. Dios va a cumplir todas las promesas que le ha hecho al pueblo judío, incluido un reino físico mundial que constituirá el reinado milenario de Jesús. Estas promesas se cumplirán para un remanente judío que pondrá su fe en Jesús como su Mesías al final de la Tribulación (Zacarías 12:10; Romanos 9:27; 11:25-26).1

Cuando los líderes de la Iglesia hoy afirman que “Dios no tiene ningún propósito para los judíos”, ignoran el hecho de que Jesús mismo dijo que no regresaría hasta que un remanente judío esté listo para clamar: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” (Mateo 23:38-39).

Además, si Dios no va a cumplir Sus promesas al pueblo judío, ¿por qué debemos esperar que Él cumpla Sus promesas a la Iglesia?

2 Promesas a la Iglesia — Esto nos lleva a una segunda razón para el Milenio. Se relaciona con una promesa que Dios ha hecho a la Iglesia. Dios ha prometido que los redimidos en Cristo reinarán sobre todas las naciones del mundo.

Esta promesa fue dada por medio del profeta Daniel en las siguientes palabras (Daniel 7:27):

“Y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán”.

En el Nuevo Testamento, Pablo repitió la misma promesa en los términos más simples: “Si perseveramos, también reinaremos con Él” (2 Timoteo 2:12). Jesús afirmó la promesa en su carta a la iglesia en Tiatira cuando escribió: “Al que venza y guarde mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones; él gobernará con una vara de hierro...” (Ap. 2:26-27).

Cuando Juan fue llevado al Cielo para una visita a la sala del trono de Dios, escuchó a una hueste celestial cantando una canción que contenía el siguiente versículo: “Tú los has constituido [a los redimidos] en un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra”" (Apocalipsis 5:10).

Esta promesa a la Iglesia de dominio mundial se va a cumplir durante el Milenio. A eso se refería Jesús en el Sermón del Monte cuando dijo: “Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra” (Mateo 5:5).

Jesús reinará como rey del mundo desde el Monte Sion en Jerusalén (Isaías 24:23 y Zacarías 14:9). Los redimidos, en sus cuerpos glorificados, lo ayudarán con Su reinado sirviendo en todo el mundo como administradores, jueces y tutores espirituales para aquellos que entren al reino en sus cuerpos físicos, y para sus hijos (Isaías 61:6; Jeremías 3:15; Daniel 7:18,27; Lucas 19:11-27).

3 Promesas a las Naciones — Otra razón para un Milenio es que Dios ha prometido que llegará un tiempo en que las naciones recibirán su sueño más grande— a saber, la paz mundial. Éste ha sido un sueño internacional de la humanidad desde el principio de los tiempos, pero ha demostrado ser imposible de alcanzar debido a la naturaleza pecaminosa del hombre.

Se ha celebrado una conferencia de paz tras otra. Se han firmado múltiples tratados. Se han formado organizaciones mundiales. Sin embargo, la guerra continúa devastando a las naciones.

Dios ha prometido dar a la humanidad y a la tierra un descanso de sus guerras. Pero esa paz no llegará hasta que el Príncipe de Paz regrese. Sólo entonces las naciones “volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces”. Sólo entonces realizaremos el sueño de un mundo donde “no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:4).

Dios ha prometido que Él inundará la tierra con paz, rectitud, justicia y santidad: “La tierra será llena del conocimiento del Señor, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9). Incluso las campanillas en las bridas de los caballos y las ollas de las cocinas llevarán la inscripción “Consagrado al Señor” (Zacarías 14:20-21).

Estas gloriosas promesas de paz y rectitud se cumplirán durante el Milenio.

4 Promesas a la Creación — Dios también ha hecho promesas a Su Creación, que Él cumplirá durante el Milenio.

Dios ha prometido quitar la maldición que puso sobre la Creación debido al pecado del Hombre. Él ha prometido liberar a la Creación de su esclavitud a la decadencia y restaurarla a su belleza, equilibrio y paz originales (Romanos 8:18-23).

Los animales carnívoros se volverán herbívoros (Isaías 11:67). Los animales mortíferos dejarán de ser peligrosos (Isaías 11:8-9). El reino vegetal florecerá y producirá abundantemente (Isaías 35 y Ezequiel 34:25-31). La tierra de Israel se transformará tan radicalmente, que los visitantes proclamarán con asombro: “Esta tierra que era asolada ha venido a ser como huerto del Edén” (Ezequiel 36:35).

5 Promesas a Jesús — La razón más importante para el Milenio es que Dios lo va a usar para cumplir las promesas que le ha hecho a Su Hijo.

Dios le ha prometido a Jesús que será glorificado en la historia para compensar, en parte, Su humillación en la historia. La Biblia dice rotundamente que Jesús regresará para manifestar Su gloria (Isaías 24:23; 66:18-19 y 2 Tes. 1:7-10).

Dios también ha prometido que le dará a Jesús dominio sobre todo el mundo y que reinará sobre las naciones desde el Monte Sion en Jerusalén (Daniel 7:13-14; Isaías 2:2-4 y Zacarías 14:1-9).

El Salmo 2 presenta un buen resumen de estas promesas. Comienza examinando la rebelión de los líderes políticos del mundo contra Dios y Su Hijo, a quien se hace referencia en el pasaje como “Su Ungido” (versículos 1-2). Este salmo describe su desprecio por el Señor (versículo 3).

Pero el salmo dice que Dios se sienta en los cielos, y se ríe y se burla de ellos porque Él ha designado un día de ajuste de cuentas cuando “los turbará en su furor” (versículo 5). Ese será el día en que Él instale a Jesús como “Rey sobre Sion” (versículo 6).

Jesús entonces habla y habla de la promesa que Su Padre le ha hecho:

7) Yo declararé el decreto: el SEÑOR me ha dicho: “Tú eres mi hijo; yo te engendré hoy.

8) Pídeme, y te daré por heredad las naciones, y por posesión tuya los confines de

la tierra.

9) Tú los quebrantarás con vara de hierro; como a vasija de alfarero los desmenuzarás”.

Debe tenerse en cuenta que Jesús es actualmente un “rey en espera”. Al igual que el rey David, que tuvo que esperar muchos años después de ser ungido antes de convertirse en rey de Israel, Jesús ha sido ungido Rey de reyes y Señor y señores, pero aún no ha comenzado a gobernar.

Jesús vino la primera vez como nuestro Salvador (Juan 3:16). Actualmente está sirviendo como nuestro Sumo Sacerdote ante el trono de Dios (Hebreos 8:1). Él está esperando el mandato de Su Padre de regresar y reclamar todos los reinos de este mundo (Hebreos 2:5-9 y Ap. 19:11-16).

6 Refutar el Humanismo — Hay otro propósito para el Milenio que debe tenerse en cuenta. Creo que Dios va a usar el Milenio para demostrarle a la humanidad de una vez por todas que la religión del humanismo de Satanás está totalmente en bancarrota.2

Todos los humanistas, independientemente de sus etiquetas políticas o teológicas, están de acuerdo en que la fuente del mal en el mundo es externa al hombre. Ven el mal como arraigado en la corrupción de la sociedad. Creen que la solución a todos los problemas del hombre se puede encontrar en una reforma social.

Tomemos, como ejemplo, su actitud hacia el crimen. Creen que la injusticia social es la causa fundamental del crimen. Todo lo que tenemos que hacer para eliminar el crimen, argumentan, es proporcionar a las personas un trabajo garantizado que les proporcione ingresos suficientes para que puedan vivir en un bonito suburbio.

Pero tales reformas no transforman la naturaleza básica de las personas. En el gueto, un hombre pagará 50 dólares para acostarse con una prostituta. En el suburbio, perseguirá a la mujer de su vecino. En el gueto, lanzará una piedra a través de una ventana y robará un televisor. En el suburbio, se pondrá su traje de tres piezas, irá a la oficina, manipulará la computadora y malversará un millón de dólares.

No cambias la naturaleza básica de las personas cambiando su entorno. Cambiar su entorno simplemente los convierte en pecadores más sofisticados.

El punto de vista humanista es absolutamente contrario a la Escritura. La Palabra de Dios enseña que la fuente del mal está enraizada dentro de la naturaleza caída del hombre, y que es el hombre, y no la sociedad, el que necesita ser cambiado (Génesis 8:21; Jeremías 17:9-10 y Marcos 7:20-23). La Palabra también enseña que la única manera en que este cambio puede tener lugar es a través de la obra del Espíritu Santo dentro de una persona que ha puesto su fe en Jesús.

Dios va a probar este punto usando el Milenio como un gran laboratorio experimental. Él va a colocar a la Humanidad en un ambiente perfecto de paz y prosperidad durante mil años. Satanás será atado. La justicia abundará.

Sin embargo, al final, cuando Satanás sea liberado, la mayoría de la gente se unirá a él cuando llame a las naciones a rebelarse contra Jesús (Ap. 20:7-10). El Milenio demostrará que lo que el hombre necesita no es una nueva sociedad, sino un nuevo corazón.

Esencial para el Plan de Dios

En resumen, el Milenio es esencial para el cumplimiento de todas las promesas que Dios ha hecho a los judíos, a la Iglesia, a las naciones y a la creación.

También es esencial para Su determinación de probar que la fuente de todo mal es la naturaleza caída del Hombre, no la corrupción de la sociedad; y que la única esperanza para este mundo es Jesús, no reformas políticas.

Lo más importante es que el Milenio es esencial para el propósito de Dios de glorificar a Su Hijo. Él va a manifestar la gloria de Jesús ante Sus santos redimidos y ante todas las naciones del mundo. Así es como se describe en el Salmo 22:

27) Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti.

28) Porque de Jehová es el reino, y él regirá las naciones.

29) Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo, aun el que no puede conservar la vida a su propia alma.

30) La posteridad le servirá; esto será contado de Jehová hasta la postrera generación.

31) Vendrán, y anunciarán su justicia; a pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto.

La Fidelidad de Dios

El Creador de este universo es un Dios que hace pactos y es fiel a todas Sus promesas. Él no puede mentir (Hebreos 6:18). Él no puede olvidar una promesa (Deuteronomio 4:31). Él es fiel incluso cuando somos infieles (2 Timoteo 2:13).

Así como Él cumplió todas las promesas relacionadas con la Primera Venida de Su Hijo, Él va a cumplir todas aquellas que se relacionan con Su Segunda Venida, incluyendo la promesa de un reinado milenial.

Muchos en la Iglesia pueden ignorar Sus promesas aún no cumplidas. Otros pueden haberlas olvidado. Pero Dios no lo ha hecho. Tiene la intención de cumplir cada una de ellas.

Promesas Olvidadas

Hay dos promesas muy importantes que la Iglesia ha olvidado y necesita recordar. Están contenidas en una serie de promesas que se le hicieron a la virgen María, cuando el ángel Gabriel se le apareció y le informó que sería la madre del Mesías. Esas promesas fueron las siguientes (Lucas 1:31-33):

1) María concebiría y daría a luz a un hijo. 

2) Su nombre sería Jesús. 

3) Sería grande. 

4) Sería llamado el Hijo del Altísimo. 

5) Dios le daría el trono de David Su padre. 

6) Él reinaría sobre la casa de Jacob para siempre.

Las primeras cuatro de estas promesas se cumplieron literalmente. ¿Qué hay de las dos últimas? Los amilenialistas afirman que éstas se han cumplido espiritualmente en el establecimiento de la Iglesia. Pero, ¿por qué las cuatro primeras serían literales y las dos últimas simbólicas?

Además, Jesús no está en el trono de David hoy. Él se sienta a la diestra de Su Padre en el trono de Su Padre. El trono de David siempre ha estado en un sólo lugar: la ciudad de Jerusalén.

Con respecto a la promesa de que el Mesías gobernará sobre la casa de Jacob, los amilenialistas argumentan que esto se está cumpliendo en Su reinado actual sobre la Iglesia. Pero la casa de Jacob es el pueblo judío, no la Iglesia. Esta profecía no se cumplirá hasta el reinado del Señor sobre Israel en Jerusalén durante el Milenio.

La única razón por la que los amilenialistas espiritualizan las dos últimas promesas hechas a María es porque no creen que Jesús vaya a regresar alguna vez para establecer un reino con base judía, desde el cual reinará sobre toda la tierra durante mil años. Por lo tanto, espiritualizan estas dos promesas y las interpretan para que signifiquen lo que quieren que signifiquen.

Conclusión

Tenemos el privilegio de vivir en un tiempo en el que podemos presenciar a Dios orquestando los eventos de este mundo para el cumplimiento de todas las promesas de Su plan maestro.

3) . . . Engrandeced a nuestro Dios.

4) Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; es justo y recto. Dt. 32:3b-4

“A lo largo de todo el Antiguo Testamento, y especialmente en los Profetas, este Reino, este reinado de mil años de Cristo en la tierra, se presenta ante nosotros. De hecho, hay más Escrituras — esto podría sorprenderle — sobre este tema que sobre cualquier otro tema en la Biblia. Los profetas tenían más que decir acerca de este Reino venidero que de cualquier otra cosa. Era su tema principal. Suenan como un disco atascado, diciendo una y otra vez que el Rey viene, el Reino viene, y grandes bendiciones vendrán sobre esta tierra”. — J. Vernon McGee, “The Millennium”, Blue Letter Bible (www. blueletterbible.org).

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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sábado, 20 de agosto de 2022

La Tierra en la Profecía

¿Restauración Eterna o Final Ardiente?

Por Dr. David R. Reagan

¿Sabía que estamos viviendo en la tierra número tres? ¿Sabía que la Biblia revela que hay dos tierras por venir? ¿Sabía que la Biblia enseña que la tierra es eterna?

Tierra I

La primera tierra fue la que se creó en el principio (Génesis 1:1). Era perfecta en todos los aspectos (Génesis 1:31). Pero, debido al pecado del hombre, Dios puso una maldición sobre la tierra (Génesis 3:17-19).

La Biblia indica que esta maldición alteró radicalmente la naturaleza de la creación original de Dios. En lugar de que el hombre ejerciera dominio sobre la naturaleza, como se planeó originalmente (Génesis 1:26, 28), la naturaleza se alzó en conflicto con el hombre, cuando aparecieron de repente plantas venenosas, animales carnívoros y cataclismos climáticos (como tornados).

Tierra II

La maldición alteró radicalmente la tierra original, pero la Tierra II todavía era bastante diferente de la que vivimos hoy. Hay mucha evidencia bíblica, tanto en Génesis como en Job, de que la segunda tierra tenía un espeso dosel de vapor que protegía la vida de la radiación ultravioleta del sol, produciendo la larga vida registrada en Génesis (ver Génesis 2:5-6 y Job 38:8-11).

Toda la tierra era como un invernadero, con una espesa vegetación que crecía por todas partes, incluso en los polos. Probablemente también había sólo una gran masa de tierra.

Una vez más, la rebelión pecaminosa de la humanidad motivó a Dios a cambiar la naturaleza de la tierra (Génesis 6:11-13). El agente de cambio esta vez fue el agua. Parece que Dios hizo que el dosel de vapor colapsara (Génesis 7:11). También hizo que todas las fuentes del grande abismo estallaran sobre la superficie de la tierra (Génesis 7:11).

Tierra III

Al igual que la maldición, el Diluvio alteró radicalmente la naturaleza de la tierra. Produjo la Tierra III, la tierra en la que ahora vivimos.

La tierra se inclinó sobre su eje, formando los casquetes polares. La masa de tierra unificada se dividió, formando los continentes tal como los conocemos ahora (por eso encajan como un rompecabezas — ver Génesis 10:25). Y el dosel de vapor se agotó tan completamente, que la radiación ultravioleta comenzó a llegar a la tierra en niveles sin precedentes, lo que resultó en una esperanza de vida muy reducida, primero a 120 años y luego a 70 años.

La Biblia revela que la tierra actual, la Tierra III, volverá a cambiar radicalmente en la Segunda Venida de Jesús. Los agentes de cambio serán terremotos en la tierra y fenómenos sobrenaturales en los cielos.

Los cambios producidos alterarán tan totalmente la tierra y su atmósfera, que Isaías se refiere a los nuevos cielos y la nueva tierra que existirán durante el reinado del Señor (Isaías 65:17).

Tierra IV

La Tierra IV —la tierra del milenio — será muy diferente de la tierra actual. Los terremotos que la producirán serán los más severos de la historia.

Todo valle será levantado, toda montaña será bajada, y toda isla será movida (Ap. 6:12-14; 16:17-21). Jerusalén será levantada, y el Monte Sion se convertirá en el más alto de todos los montes (Zacarías 14:10 y Miqueas 4:1).

El dosel de vapor probablemente será restaurado porque la esperanza de vida se ampliará a lo que era al principio de los tiempos (Isaías 65:20,22).

Evidencia adicional de que el dosel de vapor será restaurado se encuentra en el hecho de que toda la tierra volverá a tener una abundante y exuberante vegetación (Isaías 30:23-26 y Amós 9:13-14). El Mar Muerto también cobrará vida (Ezequiel 47:1-9).

"El Lobo Pacífico", por William Hallmark (williamhallmarkartist.com)

Lo más importante es que la maldición se levantará parcialmente, haciendo posible que el hombre se reconcilie con la naturaleza, y que la naturaleza se reconcilie consigo misma. El lobo morará con el cordero, porque el lobo ya no será carnívoro. El niño lactante jugará con la cobra, porque la cobra ya no será venenosa (Isaías 11:8).

Tierra V

Pero la última revuelta de Satanás al final del Milenio dejará la tierra contaminada y devastada (Ap. 20:7-9). Por lo tanto, al final del reinado del Señor, Dios quitará a los redimidos de la tierra, los colocará en la Nueva Jerusalén y luego purificará la tierra con fuego (2 Pedro 3: 10-13).

En otras palabras, Dios sobrecalentará esta tierra en un infierno ardiente y luego la remodelará como una bola de cera caliente. El resultado serán los “cielos nuevos y la tierra nueva” profetizados en Isaías 66 y Apocalipsis 21.

Ésta será la Tierra V, la tierra perfecta y eterna donde los redimidos pasarán la eternidad en la Nueva Jerusalén en la presencia de Dios (Ap. 21:1-4). La maldición será completamente levantada de esta tierra (Ap. 22:3).

Restauración en el Antiguo Testamento

Dios ama a Su creación, y está decidido a restaurarla a su perfección original.

Este propósito de Dios se reflejó en los ritos del Tabernáculo de Moisés. Cada año, cuando el Sumo Sacerdote entraba en el Lugar Santísimo para hacer expiación por los pecados de la nación, rociaba con sangre el Propiciatorio del Arca, y también el suelo frente al Arca (Levítico 16:15).

La sangre en el Propiciatorio señalaba la promesa de Dios de que un día enviaría a un Mesías que derramaría Su sangre para que la misericordia de Dios pudiera cubrir la Ley e hiciera posible que fuésemos reconciliados con nuestro Creador. La sangre en el suelo apuntaba a la promesa de Dios de que el sacrificio del Mesías también haría posible que la creación fuera redimida.

En el Antiguo Testamento, Isaías 11 nos da una hermosa imagen de la creación redimida durante el Milenio. Se nos dice que los animales carnívoros dejarán de cazarse unos a otros y “comerán paja como el buey”.  Los animales venenosos también serán transformados. Dejarán de ser peligrosos (Isaías 11:6-9;  35:9).

El reino vegetal será igualmente transformado a su perfección original antes de la maldición. El resultado será una increíble abundancia agrícola:

He aquí que vienen días, dice el SEÑOR, cuando el que ara alcanzará al que siega y el que pisa las uvas al que lleva la semilla; las montañas gotearán vino nuevo…” (Amós 9:13).

El profeta Joel agrega que, “Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino nuevo y de aceite” (Joel 2:24).

La implicación de estos pasajes es que el hombre ya no tendrá que luchar contra la naturaleza, porque las malas hierbas y las plantas venenosas dejarán de existir y las lluvias serán abundantes.

De hecho, Isaías nos dice que las áreas de desierto se transformarán en bosques gloriosos (Isaías 35:2) y los desiertos se convertirán en manantiales de agua” (Isaías 35:7).

Restauración en el Nuevo Testamento

La promesa de una creación redimida y restaurada se reafirma en el Nuevo Testamento. Pedro se refirió a la promesa en su segundo sermón en el Templo de Jerusalén. Le dijo a su audiencia que Jesús permanecería en el cielo hasta que llegara el tiempo de la “restauración de todas las cosas” (Hechos 3:21).

Pablo desarrolla el tema en Romanos 8:18-23. Declara que toda la creación está en “esclavitud a la corrupción” (versículo 21). Ésta es una referencia a lo que los físicos llaman la Segunda Ley de la Termodinámica; es decir, que toda la creación se está agotando, pasando del orden al desorden — que toda la creación está esclavizada por la decadencia.

Pablo luego representa a la creación como una mujer embarazada que espera ansiosamente el momento del parto, cuando la maldición será levantada y la creación será redimida. Él dice que eso ocurrirá en “la manifestación de los hijos de Dios”.

Ésa es una referencia a la resurrección de los santos, un punto que deja claro en el versículo 23, cuando dice que los santos deben anhelar con la naturaleza ese mismo evento, porque es cuando cada uno de nosotros recibirá “la redención de nuestro cuerpo”.

La Tierra Eterna

El Antiguo Testamento tiene poco que decir acerca de la tierra eterna que Dios creará al final del Milenio. Isaías simplemente afirma que tal tierra será provista (Isaías 66:22). La única otra referencia de Isaías a una “tierra nueva”, en Isaías 65:17, es una referencia a la tierra renovada del Milenio.

En Apocalipsis 21, el apóstol Juan nos da la visión más detallada de cómo será la tierra nueva y eterna. Y, sin embargo, su descripción es tentadoramente vaga. Él hace una referencia críptica al hecho de que ya no habrá mar (Ap. 21:1). Más allá de eso, todo lo que nos dice es que Dios hará “nuevas todas las cosas” (Ap. 21:5).

Una Bendición Gloriosa

Creo que la razón por la que los pasajes sobre la tierra eterna nos dicen tan poco acerca de las características de esa tierra es porque se enfocan en un hecho glorioso que eclipsa cualquier preocupación sobre cómo será la tierra nueva. Ese hecho es que los redimidos vivirán en la presencia de Dios Todopoderoso (Apocalipsis 21 y 22). Le “serviremos” y “veremos Su rostro” (Ap. 22:3-4). Cómo será la tierra palidece en comparación con esta revelación.

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¿Por Qué un Milenio?

El Reino Venidero 

Venga Tu Reino

El Mayor Misterio de la Profecía Bíblica (pdf)

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
The Earth in Prophecy

lunes, 2 de mayo de 2022

El Reino Venidero – Parte 8

Por Dr. Andy Woods

Haga clic en la imagen para ir al Índice

Debido a que el mundo evangélico de hoy cree que la iglesia está experimentando el reino mesiánico, comenzamos un estudio que narra lo que la Biblia enseña sobre el reino. Este reino terrenal se anticipa en el oficio de Administrador Teocrático que se perdió en el Edén, en los pactos bíblicos, en las predicciones de los profetas del Antiguo Testamento y en la teocracia terrenal que gobernó Israel desde el tiempo de Moisés hasta Sedequías. Este arreglo teocrático terminó con el inicio de los “Tiempos de los Gentiles, cuando la nación no tenía ningún rey reinando en el Trono de David, ya que Judá fue pisoteada por varias potencias gentiles. En ese contexto entró Jesucristo, el legítimo heredero del trono de David. Si el Israel del primer siglo hubiera entronizado a Cristo, el reino terrenal se habría convertido en una realidad. A pesar de esta oportunidad sin precedentes, Israel rechazó la oferta del reino (Mateo 12), lo que llevó al aplazamiento del reino. Debido a este aplazamiento, Cristo comenzó a explicar las condiciones espirituales que prevalecerían durante la ausencia del reino. Este programa interino incluye Su revelación de los misterios del reino (Mateo 13) y de la iglesia (Mateo 16:18).

Los Misterios del Reino

Los misterios del reino representan los eventos que experimentarán los herederos del reino o los “hijos del reino” (Mt. 13:38) entre el rechazo de Israel y el re-ofrecimiento del reino a Israel en el futuro. Por lo tanto, los misterios del reino cubren el período de tiempo entre el rechazo formal de Israel del reino y el Segundo Adviento (13:40–42, 49–50). Los misterios del reino representan nuevas verdades concernientes al reino que no fueron reveladas en el Antiguo Testamento. Debido a que estas verdades nunca antes se habían dado a conocer, representan una edad de misterio o un período de tiempo no revelado en las Escrituras anteriores (Mt. 13:11; Ef. 3:9; Ro. 16:25–26).

Cuando las parábolas de Mateo 13 se entienden juntas, obtenemos una imagen completa del curso de la actual “era misterio”. Como se explicó en el artículo anterior, durante esta era, el evangelio será predicado con resultados mixtos (Mateo 13:1–9, 18–23). Será difícil distinguir entre los salvos y los no salvos dentro de la cristiandad profesante (13:24-30, 36-43, 47-50). Además, la cristiandad experimentará una gran expansión desde un pequeño comienzo (13:31–32), y se volverá cada vez más apóstata a medida que avance la era (13:33). Israel permanecerá incrédulo y sin convertir hasta la conclusión de la era (13:44), y el Señor obtendrá un tesoro de entre los gentiles (13:45–46).

Si bien Cristo reveló los misterios del reino en forma parabólica, no dio el Sermón del Monte (Mt. 5–7) ni el discurso de las misiones (10) en forma parabólica. ¿Por qué Cristo reveló los misterios del reino en forma parabólica? Además de cumplir la profecía (13:34–35; Sal. 78:2), la forma parabólica de enseñanza le permitía ocultar y revelar simultáneamente. Cristo deseaba ocultar la verdad a la nación, ya que ellos ya habían rechazado la oferta del reino (Mt. 12). Tal ocultamiento fue en realidad misericordioso, ya que la revelación de más verdad habría llevado al Israel del primer siglo a una condena aún mayor. Anteriormente, Cristo habría explicado que una mayor revelación produce una mayor responsabilidad (Mt. 11:20–24). La revelación de más verdad a la nación en este punto no habría ayudado a Israel, sino que sólo habría aumentado su grado de disciplina, ya que ya había elegido rechazar la oferta del reino. Por otro lado, Cristo quería revelar la verdad al remanente creyente para prepararlos para sus roles de liderazgo (Ef. 2:20) en la iglesia que pronto nacería. Debido a que iban a ser Sus representantes terrenales a la largo de la era de misterio, necesitaban información completa acerca de las características de esta nueva era.

¿Una Forma Misteriosa del Reino? 

Un error, típicamente cometido incluso por los intérpretes dispensacionales y premileniales, es sostener que las parábolas de Mateo 13 revelan una forma espiritual presente del reino conocida como la "forma misteriosa del reino". Si bien no sostienen que el reino davídico está presente, en su lugar creen que el reino está espiritualmente presente sólo en forma de misterio.[1] Sin embargo, incluso esto es leer demasiado en el texto de Mateo 13 de lo que realmente está allí. Toussaint señala: 

A menudo se alega que el Señor predijo una forma del reino para la era de la Iglesia en Sus parábolas, particularmente las de Mateo 13. Durante muchos años, los dispensacionalistas se han referido a estas parábolas como enseñanzas de una forma misteriosa o una nueva forma del reino. . .Sin embargo, en ninguna parte de Mateo 13 ni en ninguna parte el Señor Jesús usa el término forma misteriosa. Más bien, se refiere a los “misterios del reino de los cielos” (v. 11); es decir, el Señor en estas parábolas está dando a Sus discípulos nuevas verdades sobre el reino que hasta ahora eran desconocidas. Es extraño que tantos dispensacionalistas afirmen que se introduce una nueva forma del reino en Mateo 13. Los dispensacionalistas argumentan vigorosamente a favor de una reino literal y terrenal que es el cumplimiento del Antiguo Testamento, cuando Juan, Jesús y Sus discípulos anuncian su cercanía. Entonces, de repente, estos dispensacionalistas cambian el significado en Mateo 13.[2] 

McClain observa de manera similar:

La ficción de un “reino de los cielos” presente establecido en la tierra en la Iglesia, ha sido respaldada por una terminología imprudente que a veces se utiliza para definir los “misterios del reino de los cielos” (Mt. 13:11). Las parábolas de este capítulo, dicen algunos descuidadamente, describen el reino de los cielos como ahora existente en “forma de misterio” durante la era de la Iglesia. Ahora bien, es cierto que estas parábolas presentan ciertas condiciones relacionadas con el Reino que son contemporáneas con la era presente. Pero, en ninguna parte en Mateo 13 se coloca el establecimiento del Reino en esta era. Por el contrario, en dos de estas parábolas, el establecimiento del Reino se sitúa definitivamente al final de la “era” (vv. 39 y 49 ASV, con 41–43).[3]

Como explican estas citas, hay al menos cuatro problemas asociados con la equiparación de los “misterios del reino” de Mateo 13 con una forma espiritual presente del reino en “forma de misterio”. En primer lugar, aunque Cristo usa la expresión “misterios del reino de los cielos” (v. 11), Mateo 13, o cualquier otro lugar en las enseñanzas de Cristo para el caso, no emplea la expresión “forma misteriosa del reino”. Estas palabras deben leerse en el texto. En segundo lugar, la palabra “reino” o basileia debe interpretarse de manera consistente en el Evangelio de Mateo 13, con el fin de justificar la existencia de una forma misteriosa del reino. Mientras que los dispensacionalistas premileniales interpretan la palabra “reino” en referencia al futuro reinado terrenal de Cristo en la mayoría de los usos de la palabra por parte de Mateo (Mt. 3:2; 4:17; 6:10; 7:21; 8:11; 10:7; 24:14; 25:1, 34; 26:29), de manera inconsistente atribuyen un significado espiritualizado y alegorizado a la misma palabra en Mateo 13.

En tercer lugar, de acuerdo con la revelación de los Tiempos de los Gentiles dada al profeta Daniel (Dn. 2; 7), la teocracia terrenal terminó con el derrocamiento de Sedequías en el 586 a.C. y no regresará hasta el Segundo Adviento (Mt. 25:31). Como se explicó en un capítulo anterior, durante este período conocido como los Tiempos de los Gentiles, Judá será pisoteada por varias potencias gentiles. Sólo después de que el reino final del hombre (el revivido Imperio Romano del Anticristo) haya sido terminado por Cristo, se establecerá el reino de Dios en la tierra (Dn. 2:34–35; 43–45; 7:23–27). Por lo tanto, durante los Tiempos de los Gentiles, Daniel no predice ninguna forma espiritual del reino en la tierra. Esta omisión incluye alusiones a cualquier forma espiritual del reino, ya sea una forma espiritual del Reino Davídico, una manifestación presente de “ya pero no todavía” del Reino Davídico, una forma misteriosa del reino, o cualquier otro vocabulario sofisticado que los teólogos del “reino ahora” elijan emplear. La falta de cualquier referencia a un reino terrenal antes del Segundo Adviento de Cristo en las profecías de Daniel debería disuadir a los intérpretes de encontrar una manifestación espiritual prematura del reino en la actual Era de la Iglesia. Desafortunadamente, aquellos que promueven una “forma misteriosa del reino” ignoran esta cronología de Daniel, al argumentar a favor de una forma espiritual presente del reino, a pesar del hecho de que los reinos del hombre aún no han seguido su curso, el Anticristo y su reino aún no han sido derrocados, y el Segundo Adviento aún no ha ocurrido.

En cuarto lugar, toda la idea de una “forma misteriosa del reino” parece ser más el producto de la eiségesis (traer al texto bíblico lo que no está allí) que de la exégesis (extraer del texto lo que naturalmente está allí). Dado que la mayoría de los dispensacionalistas se adhieren a una forma misteriosa actual del reino, a mí también se me enseñó esta teología del reino ahora desde el principio. De hecho, en un momento, incluso acepté esta idea. Sin embargo, eventualmente me desilusioné con el concepto después de descubrir su origen. La idea se remonta a los amilenialistas (aquellos que no creen en un futuro reinado terrenal de Cristo, ya que las promesas del reino se están cumpliendo espiritualmente en la era presente) acusando a los dispensacionalistas (aquellos que creen que Dios ha tratado con la humanidad a través de siete eras sucesivas llamadas dispensaciones) de dividir la Biblia hasta tal punto que la Escritura ya no contenía un tema unificador y general. Esta acusación molestó a los dispensacionalistas a tal grado que se dispusieron a encontrar un tema unificador en la Biblia. El tema sobre el que se establecieron fue el reino. Por lo tanto, buscaron mostrar la presencia del reino en cada era o dispensación. Esta ambición, a su vez, los llevó a concluir que el reino está presente sólo en “forma de misterio” (Mt. 13:11). Sin embargo, el peligro hermenéutico asociado con tratar de hacer que toda la Escritura se adhiera a un tema predeterminado, es que uno termina trayendo una teología al texto en lugar de extraer una teología del texto. Esta explicación del origen del concepto de la “forma misteriosa del reino” ayuda a explicar por qué tantos dispensacionalistas obtienen la idea en Mateo 13, a pesar del hecho de que esta teología no está respaldada por una exégesis cuidadosa de este capítulo.

Continuará

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

El Dr. Andy Woods es oriundo de California, donde asistió a la universidad y obtuvo una licenciatura en Derecho. En 1998, cambió de rumbo y comenzó a hacer la transición del Derecho a la Teología, cuando decidió ingresar al seminario.

Finalmente obtuvo un Doctorado en Exposición Bíblica del Seminario Teológico de Dallas. Actualmente se desempeña como pastor en la Iglesia Bíblica de Sugar Land, en el área de Houston, mientras se desempeña como Presidente del Seminario Teológico Chafer, en Albuquerque, Nuevo México. Es un escritor prolífico y un conferenciante muy solicitado.

Visite el sitio web del Dr. Andy Woods:


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Notas Finales

[1] J. Dwight Pentecost, Thy Kingdom Come (Wheaton, IL: Victor Books, 1990), 215-28.

[2] Stanley D. Toussaint, "Israel and the Church of a Traditional Dispensationalist," in Three Central Issues in Contemporary Dispensationalism, ed. Herbert W. Bateman(Grand Rapids: Kregel, 1999), 237.

[3] Alva J. McClain, The Greatness of the Kingdom (Grand Rapids: Zondervan, 1959), 440-41.

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