miércoles, 21 de marzo de 2018

La Resurrección de Jesús – Parte 2

Su Realidad y Esencialidad





La Tumba Vacía

Consideremos la evidencia de la Resurrección y, al hacerlo, debemos  comenzar con el hecho de la tumba vacía.

Los Evangelios nos dicen que Jesús fue sepultado en la tumba de un hombre rico, José de Arimatea (Mateo 27:57:60). Tres días después, esa tumba estaba vacía. Estaba vacía a pesar del hecho de que había sido sellada por una enorme piedra que pesaba cerca de 2 toneladas, y a pesar del hecho de que había sido custodiada continuamente por soldados romanos (Mateo 27:62-66; Marcos 15:43-46).

“Jesucristo, declarado Hijo de Dios con poder por la resurrección de entre los muertos”. Este cartel aparece en la entrada a la Tumba del Jardín, en Jerusalén.


Las Escrituras revelan no sólo las cuidadosas precauciones de seguridad que fueron tomadas por los judíos y los romanos, sino que también revelan que los judíos no desafiaron el hecho de que la tumba estaba vacía. ¡Eso fue porque la tumba estaba vacía! No pudieron discutir con ese hecho, así que fabricaron una historia para explicar por qué estaba vacía. ¡Pagaron a los guardias romanos de la tumba para que dijeran que los discípulos de Jesús habían robado su cuerpo durante la noche, mientras los guardias estaban durmiendo! (Mateo 28:11-14).

De nuevo, ¡la tumba estaba vacía! Nadie pudo negar ese hecho. Mentirosos tuvieron que ser contratados para proporcionar una explicación. 

Una “Explicación” Moderna

Lo que es peor es que los hombres han estado inventando historias tontas desde entonces para intentar desestimar la resurrección de Jesús.

Experimenté una sorprendente explicación en la década de 1980, cuando encontré un sermón de Pascua en el Dallas Morning News, que había sido predicado por un profesor de seminario a un grupo de estudiantes de una universidad de Dallas. Argumentó que la reacción de los discípulos de Jesús a la crucifixión de Jesús fue similar a lo que pasó entre los seguidores de Martin Luther King después de su asesinato. 

Explicó que, mientras los seguidores de King se sentaban y recordaban sus discursos y sus experiencias con él, él cobraba vida en sus corazones. “Eso es todo lo que hubo en la Resurrección”, les dijo a los estudiantes. “La memoria de Jesús comenzó a arder en los corazones de Sus discípulos mientras se acordaban de Él”. 

¿Así que los discípulos de Jesús dieron sus vidas por un ardor del corazón? De nuevo, ¡qué completa tontería!

Otras Explicaciones

Consideremos algunos de los argumentos contra la Resurrección que se han ofrecido a lo largo de la historia. Al hacerlo, creo que percibirá que la superficialidad de los argumentos de los escépticos habla más fuerte, en muchos aspectos, que los contraargumentos de los cristianos.1

1) Confusión — ¡Tal vez el argumento más tonto de todos es que los discípulos fueron a la tumba equivocada! Sí, algunos hombres supuestamente instruidos han propuesto esta teoría a lo largo de los años. 

Sin embargo, los relatos de los Evangelios nos dicen que María Magdalena y María, la madre de Jesús, acompañaron a José de Arimatea y a Nicodemo a la tumba y los vieron preparar el cuerpo para el entierro (Mateo 27:56-61; Juan 19:38-42). ¿Debemos suponer que cuando las mujeres regresaron no pudieron encontrar el camino?

E incluso si se perdieron y miraron en la tumba equivocada, ¿Pedro y Juan hicieron lo mismo? ¿Olvidaron los soldados romanos qué tumba estaban vigilando? ¿Tuvo José repentinamente un lapsus de memoria en cuanto a dónde se encontraba su tumba? ¿Y por qué los líderes judíos simplemente no fueron a la tumba y produjeron el cuerpo?

La respuesta es sencilla: ¡la tumba estaba vacía!

2) Robo — La explicación más antigua de la tumba vacía es la que los judíos inventaron y que sobornaron a los soldados romanos para que contaran — a saber, que el cuerpo de Jesús fue robado por Sus discípulos. Sí, ¡esta explicación quiere hacernos creer que Pedro, Andrés, Jacobo y Juan eran ladrones de cuerpos!

Espere un momento. ¿De verdad debemos creer que una pequeña banda de seguidores que estaban asustados por el arresto de Jesús y que huyeron en la noche para salvar su propio pellejo, de repente encontraron el coraje tres días después para enfrentarse a una guardia de soldados romanos?

Aún más significativo, ¿cuál habría sido la motivación de los discípulos para robar el cuerpo? Se nos dice una y otra vez en las Escrituras que no entendieron que Jesús iba a resucitar (Marcos 9:30-32). Su comportamiento después de la crucifixión atestiguó esto, mientras permanecían sentados en desesperación lamentando la pérdida de su líder.

Y, sin embargo, este mismo grupo de repente cobró vida con esperanza y salió con valentía a proclamar la Resurrección a riesgo de sus vidas. ¿De verdad debemos creer que un grupo de discípulos atemorizados podría transformarse en una valiente banda de intrépidos predicadores robando un cuerpo, escondiéndolo, y luego dedicando sus vidas a una mentira? ¡Eso es más difícil de creer que la Resurrección! 

3) Alucinación — Una de las teorías populares de los tiempos modernos ha sido la idea de que los discípulos experimentaron una serie de alucinaciones. Como un defensor de este novedoso concepto lo ha expresado, “Ellos experimentaron una disrupción de las estructuras fisicoquímicas del cerebro, de tal manera que pudieron ver lo que desesperadamente querían ver”.2

Reconozco que María Magdalena podría haber tenido una alucinación. Después de todo, ella era una joven mujer asustada y frustrada, que deambulaba por el cementerio durante el día. De hecho, la reacción de los discípulos a sus noticias de la tumba vacía y su encuentro con los ángeles que le informaron de la Resurrección indica que ellos pensaron que ella había estado “viendo cosas” (Lucas 24:11).

Pero, ¿qué acerca de la aparición de Jesús a todos los apóstoles en tres ocasiones diferentes, o Su aparición a 500 creyentes en un monte de Galilea, o Su ascensión ante una hueste de discípulos? (1 Corintios 15:5-7; Hechos 1:1-11).

Una alucinación es una experiencia altamente subjetiva y muy personal. Al igual que la belleza, está en el ojo del espectador. ¡Creer que 500 personas pudieron tener la misma alucinación simultáneamente requiere  más fe que creer en la Resurrección! Y, además, la teoría de la alucinación no explica la tumba vacía.


Si desea conocer más acerca de este tema, visite nuestra sección:
»» La Resurrección de Jesús en la Profecía
»» Lea la parte 1 aquí 
»» Lea la parte 3 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article: 
The Resurrection of Jesus 


Si el Señor ha puesto en su corazón apoyar nuestra labor, visite la sección Donativos para que conozca cómo podrá hacerlo:

Video: El Caso de la Resurrección de Jesús – Parte 3



¿Cuál es la evidencia de las apariciones del Jesús resucitado a los apóstoles?


Vea la parte 1 aquí
Vea la parte 2 aquí

Si desea conocer más acerca de este tema, visite nuestra sección:
»» La Resurrección de Jesús en la Profecía

martes, 20 de marzo de 2018

Libro: Jesús: El Cordero y el León – Capítulo 11 (pdf)

La Resurrección de Jesús en la Profecía


Haga clic sobre la imagen para ir al Índice

««Al igual que el Nacimiento Virginal, la Resurrección de Jesús a menudo es descartada como nada más que las esperanzadas pero engañadas cavilaciones de un grupo de pescadores ignorantes del Primer Siglo.

Pero este ataque contra la Resurrección ignora el hecho de que ésta fue claramente profetizada mucho antes de que sucediera. La Resurrección no fue una reconsideración para rehabilitar sueños rotos. Fue un cumplimiento de la profecía. 

La resurrección del Mesías estaba bien establecida en las escrituras proféticas hebreas mucho antes de la muerte y resurrección de Jesús»». 

Haga clic sobre el siguiente ícono para ir a la página de descarga:



Si el Señor ha puesto en su corazón apoyar nuestra labor, visite la sección Donativos para que conozca cómo podrá hacerlo:



La Resurrección de Jesús – Parte 1

Su Realidad y Esencialidad




Le dijo Jesús [a Marta]: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.

No puede haber certeza alguna sobre la vida después de la muerte a menos que Jesús haya resucitado de entre los muertos. El cristianismo se sostiene o cae sobre la verdad de la resurrección de Jesús, al igual que cualquier esperanza de vida después de la muerte.

El Testimonio de Pablo

El apóstol Pablo dejó en claro este punto en sus escritos. Al definir la esencia del Evangelio, escribió que era la muerte, la sepultura, y la resurrección de Jesús (1 Corintios 15:3-4).

Para aclarar su punto, añadió, “Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe” (1 Corintios 15:14). Y luego, como para asegurarse de expresar su punto sin algún malentendido, repitió su afirmación, “y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados” (1 Corintios 15:17).

El Testimonio de Jesús

Jesús mismo afirmó que nuestra esperanza de resurrección dependía de Su propio triunfo sobre la muerte. Sesenta y cinco años después de Su resurrección, se le apareció al apóstol Juan en la isla de Patmos e hizo  esta notable declaración (Apocalipsis 1:17-18):

No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte [el cuerpo] y del Hades [el espíritu].

El Testimonio de los Apóstoles

Todos los apóstoles reconocieron plenamente la importancia de la resurrección de Jesús y, debido a eso, Su resurrección  se convirtió en el punto focal de su predicación.

Pedro, en el primer sermón del Evangelio alguna vez predicado, le recordó a su audiencia que el rey David había profetizado que el Mesías sería resucitado de entre los muertos (Salmo 16:10). Luego proclamó que Jesús había cumplido esa profecía: “A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos” (Hechos 2:32).

En el segundo sermón de Pedro, pronunciado en el Monte del Templo, acusó a su audiencia de participar en la ejecución de Jesús, al exigir que al “Autor de la Vida” fuera ejecutado, “a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos” (Hechos 3:14-15).

El tercer sermón de Pedro fue pronunciado al Concilio del Sanedrín, el mismo grupo de líderes judíos que había condenado a muerte a Jesús. Lleno del Espíritu Santo, Pedro proclamó valientemente, “sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos… en ningún otro hay salvación” (Hechos 4:10, 12).

Hablando de la audacia de los apóstoles en su predicación, Lucas escribió, “Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús...” (Hechos 4:33).

Cuando todos los apóstoles fueron arrestados y arrastrados ante el Concilio del Sanedrín, y fueron amenazados si no dejaban de predicar, “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero” (Hechos 5:29-30).

Mientras Esteban, el primer mártir cristiano, estaba siendo apedreado por su testimonio de Jesús, “puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios” (Hechos 7:55-56).

"No está aquí, pues ha resucitado". Esta señal aparece en la puerta del Jardín de la Tumba, en Jerusalén.

Cuando Pedro fue llamado a predicarle a Cornelio, el primer converso gentil, habló de la crucifixión de Jesús, y luego dijo, “A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase;  no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos” (Hechos 10:40-41).

Cuando Pablo fue llamado y enviado como misionero (Hechos 13:1-4), sus sermones se enfocaban en la resurrección como el evento cardinal de la historia, enfatizando que la resurrección de Jesús era el cumplimiento de la profecía: “Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús… le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción…” (Hechos 13:32-34).

En Tesalónica, Pablo razonó con los judíos en la sinagoga, “declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos…” (Hechos 17:3).

En Atenas, se nos dice que Pablo “les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección” (Hechos 17:18).

Y, cuando Pablo fue arrestado y traído ante el rey Agripa, dijo, “…persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder:  Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles” (Hechos 26:22-23).

Como puede ver, una y otra vez los apóstoles afirmaron la resurrección de Jesús y afirmaron que es el corazón del Evangelio.

Las Cartas de Pablo

Por consiguiente, Pablo comenzó su profunda epístola teológica a los romanos afirmando que él era un apóstol llamado a predicar el Evangelio concerniente a Jesucristo, “que fue declarado Hijo de Dios con poder por la resurrección de entre los muertos” (Romanos 1:4). Luego, en la misma carta, Pablo declaró, “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo (Romanos 10:9). Y cuando Pablo le escribió a su discípulo, Timoteo, lo exhortó en sus enseñanzas, “Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio” (2 Timoteo 2:8).

En 1 Corintios 15:5-8, Pablo enfatizó la validez de la Resurrección, al relatar algunas de las apariciones que Jesús hizo después de Su resurrección. Declara que Jesús se le apareció a Pedro y luego a todos los apóstoles, y después de eso, se les apareció a más de 500 hermanos a la vez. También se le apareció a Su hermano, Jacobo, quien más tarde se convirtió en el líder de la iglesia en Jerusalén. Pablo luego les recuerda a sus lectores que Jesús se le apareció, refiriéndose a su experiencia de conversión, en el camino a Damasco (Hechos 9:1-9).

La Importancia General

La abrumadora importancia de la resurrección de Jesús se debe ver en el hecho de que es un evento que diferencia al cristianismo de todas las demás religiones del mundo.

La resurrección es el sello único del cristianismo, ya que sólo el cristianismo puede adjudicarse una tumba vacía para su fundador. Nunca se ha afirmado la resurrección de Abraham, Buda, Confucio, o Mahoma. No es de extrañar que Pedro afirmara que “nuestra esperanza viva” está basada en “la resurrección de Jesucristo de los muertos” (1 Pedro 1:3).

Creo que fue el gran maestro bíblico, Walter Martin (1928-1989), quien una vez resumió la importancia de la resurrección con esta observación: “La resurrección de Jesucristo es o uno de los fraudes más perversos, despiadados, y desalmados que alguna vez se haya impuesto sobre las mentes de los hombres, o es el hecho más fantástico de la historia”.

Si desea conocer más acerca de este tema, visite nuestra sección:
»» La Resurrección de Jesús en la Profecía

»» Lea la parte 2 aquí 
»» Lea la parte 3 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article: 
The Resurrection of Jesus 


Si el Señor ha puesto en su corazón apoyar nuestra labor, visite la sección Donativos para que conozca cómo podrá hacerlo:


Video: El Caso de la Resurrección de Jesús – Parte 2



La evidencia de los doce hechos históricos que muestran que Jesús resucitó de entre los muertos.


Vea la parte 1 aquí.

Si desea conocer más acerca de este tema, visite nuestra sección:
»» La Resurrección de Jesús en la Profecía
Share/Bookmark