En 1999, escribí un libro titulado “Viviendo para Cristo en los Tiempos del Fin”. Fue publicado en el año 2000. El subtítulo que le di al libro fue "Haciendo Frente a la Anarquía y Apostasía”. Para mi consternación, el editor se negó a usar el subtítulo. No había nada que pudiera hacer al respecto, porque en el mundo de la publicación de libros, los editores tienen control absoluto sobre los diseños de portada y los títulos. (En 2015, cuando publicamos la segunda edición, le quité el libro a la editorial y le puse el subtítulo que yo quería).
Cuando le pregunté al editor por qué se había rechazado mi subtítulo, me dijeron que era “demasiado radical”. Cuando pregunté por qué, me dijeron que la apostasía en la iglesia no era tan grave y que nuestra sociedad estaba lejos de la anarquía.
Mi respuesta fue que el subtítulo era profético, basado en el rechazo de nuestra nación a sus fundamentos judeocristianos. No se me había dado ninguna revelación especial por parte de Dios. Mi predicción se basaba simplemente en lo que las Escrituras dicen que sucederá a una nación bendecida que le da la espalda a Dios.
Romanos 1
Específicamente, Romanos 1 dice que cuando una nación comienza a rebelarse contra Dios, Él bajará su valla de protección alrededor de la nación y permitirá que el pecado se multiplique. La primera manifestación será una revolución sexual. Dios entregará a la nación a “a la impureza, en las pasiones de sus corazones, para deshonrar sus cuerpos entre sí” (Ro. 1:24). Nuestra nación experimentó este fenómeno en la década de 1960 con la Revolución Hippie y su énfasis en el “amor libre”.
Romanos 1 dice a continuación que, si la nación se niega a arrepentirse, Dios bajará aún más el cerco de protección, y el resultado será una plaga de homosexualidad. Dios entregará a la nación a “pasiones vergonzosas”, porque las mujeres “cambiarán las relaciones naturales por relaciones contra naturaleza”, y los hombres harán lo mismo (Ro. 1:25-26). A partir de la década de 1970, nuestra nación comenzó a experimentar un brote de homosexualidad y su demanda de matrimonio entre personas del mismo sexo y el respaldo a la transexualidad.
El paso final en el que Dios entregó por completo a nuestra nación a sus pecados de rebeldía ocurrió cuando bajó el cerco por tercera vez, lo que resultó en que la nación fuera entregada a “mentes reprobadas” (Ro. 1:28). Ahí es donde nos encontramos hoy.
La Situación Actual de Estados Unidos
Actualmente, somos una nación en plena rebelión contra nuestro Creador, quien ha sido la fuente de todas nuestras bendiciones nacionales. Recuerdo las palabras de Aleksandr Solzhenitsyn, cuando le preguntaron qué le había sucedido a Rusia para que esta instaurara setenta años de dictadura comunista. Su respuesta fue breve y concisa: “Nos olvidamos de Dios”.
Nuestra nación está experimentando actualmente tanto una gran apostasía como una violencia extrema. La base judeocristiana que nos mantuvo unidos durante 200 años se ha evaporado. En 1955, el 91% de los estadounidenses afirmaban ser cristianos. Hoy en día, ese número ha caído al 61%, y muchos, si no la mayoría de ellos, son cristianos culturales únicamente.
Nuestra nación ha estado librando una “guerra fría” durante los últimos 50 años, ya que los paganos han rechazado nuestra herencia judeocristiana y han perseguido cada vez más a cristianos y judíos.
Sugiero que el asesinato de Charlie Kirk algún día será visto como el punto en el que nuestra “guerra fría” cultural se transformó en una guerra civil total. Cada vez más, creo que nos encontraremos ahogándonos tanto en la apostasía como en la anarquía.
Apostasía y Anarquía
Nuestras iglesias están hundidas en la apostasía mientras avalan a homosexuales como pastores, ancianos y diáconos. También están aceptando y llevando a cabo matrimonios del mismo sexo. Algunas incluso están realizando servicios con drag queens. La Iglesia Católica ha vuelto a predicar la “salvación por obras”. Los protestantes no son mejores, ya que ahora enseñan que hay muchos caminos hacia Dios. La última encuesta “Estado de la Teología” de Ligonier Ministries reveló que el 47% de los evangélicos creen que Dios acepta la adoración de todas las religiones y que el 53% afirma que la mayoría de las personas son inherentemente buenas. La misma encuesta también reveló que el 49% de los adultos estadounidenses consideran a Jesús como un gran maestro, pero no como Dios.
En la escena de la anarquía, los noticieros nocturnos en la televisión están llenos de escenas de grupos radicales violentos que atacan a los agentes de policía simplemente porque están tratando de hacer cumplir la ley. Otros están recaudando dinero para apoyar a los asesinos, como el que disparó al director ejecutivo de United Health y el joven que mató a Charlie Kirk. Las encuestas de opinión pública muestran que un número cada vez mayor dice que aprueba los asesinatos políticos. La situación es tan mala que el Presidente está en el proceso de desplegar tropas militares en nuestras principales ciudades. Realmente creo que los valores de nuestra nación se han pervertido tanto que si una persona matara al presidente Trump, el asesino sería aclamado como un héroe nacional.
Parece que Dios ha entregado nuestra nación a lo que los teólogos llaman “ira de abandono”. Esto ocurre cuando Dios se retira, quita su protección sobre una nación y permite que se destruya a sí misma.
El Futuro
Nuestra nación enfrenta una nube de desánimo y desesperanza, pero hay un lado positivo. Jesús dijo que, en los tiempos del fin, justo antes de Su regreso, el mundo se volvería tan malvado como en los días de Noé (Mateo 24:37-39). Si observas la descripción de esos días en la Biblia en Génesis 6, verás que se caracterizaban por dos cosas: inmoralidad y violencia. Hemos llegado a ese punto.
Y eso significa que Jesús está a punto de descender del cielo. Es la razón por la que Adrian Rogers solía predicar: “El mundo se está volviendo gloriosamente oscuro”. También es por eso que Jan Markell suele decir: “El mundo no se está desmoronando. Más bien, todas las piezas están encajando en su lugar”.
El clamor de mi corazón se resume en las palabras del profeta Isaías registradas en el capítulo 64: “¡Oh, si desgarraras los cielos y descendieras! Ante tu presencia temblarían los montes, como cuando el matorral es abrasado por el fuego o como cuando el fuego hace hervir el agua; para dar a conocer tu nombre a tus adversarios, de modo que las naciones se estremezcan ante tu presencia”.
Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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