martes, 28 de octubre de 2025

Libro: Cómo Morir con una Sonrisa en el Rostro – Capítulo 8 (Parte 2 de 2)

 Preparándose para la muerte 

Por Dr. David R. Reagan

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EL MENSAJE PARA LOS INCRÉDULOS

El mensaje del pronto regreso del Señor es como una espada de dos filos. Corta por un lado a los creyentes y por otro a los incrédulos. El mensaje para los incrédulos es: “¡Huyan de la ira venidera!”. La paradoja es que Jesús es tanto el amor de Dios (la cruz), como la ira de Dios (la Segunda Venida). La única forma de huir de la ira de Jesús es correr hacia los brazos amorosos de Jesús, aceptándolo como Señor y Salvador.

Uno de los secretos mejor guardados del universo es que Jesús regresará con gran ira. Incluso la mayoría de los cristianos desconocen este hecho.

La Realidad de la Ira de Dios

Hace varios años, acepté a regañadientes ser el invitado de un programa de entrevistas de una radio secular en la ciudad de Oklahoma. Digo de mala gana porque esos programas suelen terminar con muchas discusiones y gritos que me resultan desagradables. Acepté aparecer cuando el productor del programa me dijo que el presentador estaba en la lista de correo de mi ministerio y que le gustaban mis escritos. Me aseguró que el anfitrión me trataría de manera justa. Sin embargo, debería haber sabido que iba a tener problemas cuando el productor dijo: “El presentador es cristiano, pero ninguno de sus oyentes lo sabe”.

Me entrevistaron por teléfono. El programa comenzó bien, con el anfitrión diciendo algunas cosas agradables sobre mi ministerio y sus publicaciones. Luego me pidió que me tomara cinco minutos para hablar sobre mi ministerio antes de abrir el programa para hacer preguntas.

No quería hablar sobre el ministerio. Quería hablar del Señor. Entonces, pasé los cinco minutos hablando sobre cómo el Señor había cambiado mi vida y cómo podía cambiar la vida de cualquiera para bien, si tan sólo se sometiera a Él.

Cuando terminé, el anfitrión dijo: “Eso fue muy interesante, pero no fue lo que pedí. Por favor, díganos algo sobre su ministerio. ¿Podría resumir su mensaje en una frase?”.

“Sí”, respondí, “el propósito del ministerio es proclamar el pronto regreso de Jesús, llamando a los creyentes a comprometerse con la santidad y llamando a los incrédulos a huir de la ira que está por venir”.

“¿Qué quiere decir con ira?”, preguntó.

“Quiero decir que el Señor regresa en venganza para derramar la ira de Dios sobre los enemigos de Dios”.

“Nunca había escuchado algo tan extraño”, espetó. “El Jesús que conozco no mataría ni a una mosca”. Luego gritó: “¡Tu Dios es un monstruo!”, y me colgó. Fin de la entrevista.

¿Gracia o Ira?

La verdad es que el Creador de este universo es un Dios justo que está muy preocupado por el pecado. La Biblia enseña que Él trata con el pecado de dos maneras — gracia o ira. Juan el Bautista mencionó esto en uno de sus sermones. Declaró: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36).

Toda persona en el planeta Tierra está bajo la gracia o la ira de Dios. Para quienes están bajo la gracia, el regreso de Jesús será un evento de bendición. Regresará como su “Esperanza Bienaventurada”. Para quienes están bajo la ira, el regreso de Jesús será un evento aterrador. Vendrá como su “Santo Terror”.

El principio se declara elocuentemente en el libro de Nahum. De los justos dice: “Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían” (Nahum 1:7). Pero con respecto a los injustos, el mensaje es severo y sombrío: 

2) “Jehová es Dios celoso y vengador; Jehová es vengador y lleno de indignación; se venga de sus adversarios, y guarda enojo para sus enemigos. 

3) Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable” (Nahum 1:2–3).

Los Profetas Hablan de la Ira de Dios

Isaías dice que, el día en que el Señor regrese, Su terror será tan grande que la gente se meterá en agujeros en la tierra y clamará para que las rocas y las montañas caigan sobre ellos (Isaías 2:10-21). El profeta declara además que “la tierra será enteramente vaciada” (Isaías 24:3), y la tierra será sacudida tan violentamente que se tambaleará “de un lado a otro como un ebrio” (Isaías 24:19-20). Concluye diciendo: “Jehová vendrá con fuego. . . para descargar su ira con furor” (Isaías 66:15).

Jeremías expresó un sentimiento similar cuando escribió estas palabras en el capítulo 25: 

30) “Jehová rugirá desde lo alto. . . contra todos los habitantes de la tierra. 

31) Ha llegado el estruendo hasta el fin de la tierra; porque Jehová tiene un pleito contra las naciones; entra en juicio contra toda carne; a los impíos los entrega a la espada” (Jeremías 25:30-31).

El profeta Sofonías dedicó todo su libro al día del regreso del Señor. Se unió a Isaías y Jeremías al hablar de la horrible naturaleza de ese día para los incrédulos. Lo describió como “un día de ira. . .día de angustia y de aprieto, un día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento” (Sofonías 1:15-16). Dijo que el Señor derramará tal ira que los hombres tropezarán como si fueran ciegos, y “su sangre será derramada como polvo” (Sofonías 1:17). Concluyó diciendo: “En el día de la ira de Jehová. . . toda la tierra será consumida con el fuego de su celo” (Sofonías 1:18). 

Estas son palabras asombrosas. Hablan de un Dios santo que no tolerará el pecado impenitente.

La Ira de Jesús

En el Nuevo Testamento, el libro de Apocalipsis retoma el tema de los profetas hebreos. Describe en detalle la ira sin igual que se derramará durante la Tribulación, lo que resultará en la muerte de la mitad de la población mundial en los primeros tres años y medio (Apocalipsis 6-9). 

Concluye con una descripción del regreso del Señor como un guerrero de justicia que viene a juzgar y librar la guerra contra los pecadores impenitentes (Ap. 19:11-15).

El humilde Cordero, que fue a la cruz a morir por la humanidad regresa como un León rugiente. No regresa como un debilucho manso y apacible “que no mataría ni a una mosca”.

Jesús toma el pecado tan en serio como Su Padre. En Apocalipsis 2 y 3 tenemos lo más parecido en el Nuevo Testamento a las Escrituras escritas directamente por Jesús. Estos capítulos constan de siete cartas que dictó a siete iglesias. Escuche lo que aquel “que no mataría ni a una mosca” tuvo que decirles a algunas de las iglesias:

A la iglesia en Pérgamo

“Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos [pecadores impenitentes] con la espada de mi boca”. — Apocalipsis 2:16

A la iglesia en Tiatira

Hablando de una “Jezabel” en la iglesia, que estaba incitando a la gente a cometer actos de inmoralidad: “Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella”. — Apocalipsis 2:21-22  

A la iglesia en Laodicea:

“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! 16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. — Apocalipsis 3:15-16  

Soportando la Ira de Dios

El Dios de este universo no es un osito de peluche cósmico que le guiña el ojo al pecado. Él es un Dios de santidad. No se le puede engañar. Es paciente y longánimo, y no desea que nadie perezca. Pero está acumulando Su ira para un día de terrible juicio.

El profeta Malaquías preguntó: “¿Quién podrá soportar el tiempo de su venida?” (Malaquías 3:2). Juan se hace eco de esas palabras cuando habla de “la ira del Cordero” y dice que los que sean sujetos a esa ira clamarán: “¿Quién podrá mantenerse en pie?” (Ap. 6:17).

La respuesta es simple. Cualquiera que ponga su fe en Jesús como Señor y Salvador pasará de la ira a la gracia. Pablo escribió: “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Romanos 5:9). Pablo expresó la misma idea en 1 Tesalonicenses 1:10 cuando escribió que los cristianos están esperando “de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera”.

La elección entre la ira y la gracia es tuya. Dios hizo posible esa elección a través del regalo de Su Hijo, quien murió en la Cruz por tus pecados, para que pudieras reconciliarse con el Padre.

Dios es muy misericordioso. Envió a Su Hijo a morir por nosotros. Ha retrasado el regreso de Su Hijo porque no desea que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9). Incluso, durante la Tribulación, el propósito fundamental de Su ira no será castigar, sino motivar a las personas a arrepentirse para que puedan ser salvas.

¿Eres un Vencedor?

Si nunca has recibido a Jesús como tu Señor y Salvador, ¿qué estás esperando? El tiempo es limitado. El único tiempo que tienes garantizado es este mismo momento. La vida es frágil. Puedes estar aquí en un momento y desaparecer al siguiente.

Como he dicho antes, la Biblia está llena de pesimismo y fatalismo para quienes rechazan a Jesús. Pero sólo ofrece buenas noticias para aquellos que han puesto su fe en Jesús. El libro de Apocalipsis está lleno de gloriosas promesas para los “vencedores”. Trece de estas promesas están contenidas en las siete cartas que Jesús escribió a las siete iglesias de Asia Menor (Apocalipsis 2-3).

Son promesas de dicha eterna. El libro de Apocalipsis concluye con más promesas para el “vencedor”: promesas de vida eterna en una tierra nueva, vivir en la presencia del Creador. “Ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor” (Ap. 21:1-4). Juan afirma: “El que venciere heredará todas las cosas” (Ap. 21:7).

¿Quién es un vencedor? Jesús es el primer y más importante vencedor. Venció el pecado, el mundo y la muerte (Juan 16:33). Aquellos que ponen su fe en Él se vuelven vencedores con Él. Juan lo expresó en forma de pregunta retórica: “¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” (1 Juan 5:5).

Falsos Conceptos de la Salvación

Quizás estás pensando que eres salvo porque naciste en una familia cristiana. La salvación no está determinada por el nacimiento natural. Lo único que cuenta es el nacimiento espiritual. Jesús dijo: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). Es asombroso cuántos cristianos profesantes se burlan cuando se les pregunta si han nacido de nuevo. Muchos anuncian con orgullo: “No soy de esos ‘nacidos de nuevo’”. ¡Ésa es una confesión de que realmente no son cristianos!

Quizás estés pensando que eres salvo porque pasaste por algún tipo de rito cristiano como el bautismo. Los ritos religiosos no salvan. Debes someter voluntariamente tu corazón al Señor en arrepentimiento de tus pecados.

Quizás pienses que eres salvo porque tu nombre está en una lista de miembros de una iglesia. Nuestras iglesias están llenas de personas inconversas, algunas de las cuales son maestros de escuela dominical, miembros del coro, diáconos, ancianos — y sí, incluso pastores. A menudo he dicho que el domingo después del Rapto muchas iglesias se llenarán de gente asustada que buscará respuestas de pastores inconversos que hayan sido dejado atrás.

La Naturaleza de la Salvación

La esencia de la salvación es una relación. Jesús no dijo que la vida eterna resulta del bautismo o de la asistencia a la iglesia o del diezmo. Dijo que la vida eterna es conocer al único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien Él envió (Juan 17:3).

Quizás eres una persona no religiosa o una persona que ha vivido una vida de pecado intencional. Quizás estés pensando: “No hay esperanza para mí. He cometido pecados tan terribles que Dios nunca podría perdonarme”. No es así.

No hay pecado tan terrible que pueda separarte del amor de Dios en Jesucristo. De eso se trata la gracia: un favor inmerecido a través de la sangre de Jesús. Y la Biblia dice que cuando pones tu fe en Jesús, Dios no sólo perdona tus pecados, sino que también los olvida, en el sentido de que nunca más los tomará en tu contra (Hebreos 8:12).

Así que, de nuevo, pregunto, “¿Por qué te demoras? ¿Qué te está deteniendo? ¿Es un orgullo insensato? Isaías dice que el día que el Señor regrese, “la altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada” (Isaías 2:11).

Una Invitación

Te invito a nacer de nuevo y convertirte en un vencedor, al hacer esta oración:

Padre celestial, vengo a ti confesando que soy un pecador. Deseo aceptar a Tu Hijo, Jesús, como mi Señor y Salvador. Perdóname de mis pecados, habita en mí con tu Santo Espíritu y séllame para redención. Gracias Señor. En el nombre de Jesús, Amén.

Si acabas de hacer esa oración, comienza a buscar una iglesia donde se predique la Biblia y se exalte a Jesús como la única esperanza para el mundo. Busca una oportunidad para confesar tu fe públicamente ante esa congregación, y luego manifiesta tu fe en el bautismo cristiano. Participa en un grupo de oración y estudio bíblico, y comienza a crecer en el Señor.

Un Desafío Final

Nos enfrentamos a días oscuros por delante a medida que las fuerzas del paganismo se intensifican en estos tiempos del fin. Pero la victoria está cerca. El Príncipe de Paz pronto llegará, y con Él vendrá el triunfo de la justicia y la santidad.

Mientras esperamos el regreso del Señor, debemos:

Permanecer en la Palabra

        Creer en el poder de Dios

            Depender del Espíritu Santo

                Practicar una fe firme

                    Ordenar nuestras prioridades

                        Mantener una perspectiva eterna

                    Defender la justicia

                Persistir en la oración

            Rendirnos en adoración

        Aferrarnos a la esperanza

Y, vivir aguardando a Jesús

Vivimos en territorio enemigo. Nunca olvidemos eso. Como nos instó C. S. Lewis, comportémonos como comandos que están operando tras las líneas enemigas, preparando el camino para la llegada del Comandante en Jefe. Prepárense para el combate y manténganse firme, orando constantemente,

 “¡Maranata!” — ¡Ven pronto, Señor Jesús!

Reflexiones sobre la Muerte

“La única diferencia en la muerte entre un cristiano y uno que no lo es, es que el cristiano está preparado para encontrarse con Jesús. Un cristiano ya está muerto — muerto para el mundo, pero vivo en Cristo. La muerte para ti, como hijo de Dios, es quedarte dormido en Sus brazos y despertar en el otro mundo, vivo para siempre más allá del poder del dolor, seguro para siempre de toda enfermedad y sufrimiento”. Winkie Pratney (1944-), un autor cristiano de Nueva Zelanda.

“No trajimos nada al mundo y no podemos llevarnos nada del mundo. No hay camiones de mudanza detrás de los coches fúnebres”. John Piper (1946-), pastor bautista estadounidense y erudito.

“Cuando dejes este mundo, ¿serás conocido como alguien que acumuló tesoros en la tierra que no pudo conservar? ¿O serás reconocido como alguien que invirtió tesoros en el cielo que no podría perder?” Randy Alcorn (1954-), autor cristiano prolífico y best-seller.

“La muerte no es más que pasar de una habitación a otra. Pero hay una diferencia para mí, sabes, porque en esa otra habitación podré ver”. Helen Keller (1880-1968), autora ciega y sorda y defensora de los derechos de las personas con discapacidad.

“Que teman la muerte aquellos que no temen al pecado”. Thomas Watson (1620-1686), predicador y autor puritano inglés.


Lea la parte 1 »»aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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