sábado, 16 de febrero de 2019

Libro: Los Fundamentos de la Profecía Bíblica – Lección 24

Un Resumen General

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Hecho: El mensaje de la profecía bíblica para los creyentes es que “¡Jesús triunfará, y ganaremos al final!”.

Escritura Clave: Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 15:57).

Hemos aprendido de la Palabra de Dios que cuando los que somos cristianos morimos, nuestros espíritus nunca pierden su conciencia (Filipenses 1:21-23; 2 Corintios 5:8). En cambio, nuestros espíritus plenamente conscientes son conducidos inmediatamente a la presencia de Jesús por Sus santos ángeles (Lucas 16:22).

Nuestros espíritus son vestidos con un cuerpo espiritual intermedio y permanecen en la presencia del Señor hasta que aparezca por Su Iglesia al momento del Rapto. En ese momento, Él trae nuestros espíritus con Él, resucita nuestros cuerpos, y luego glorifica nuestros cuerpos, perfeccionándolos y haciéndolos eternos (1 Tesalonicenses 4:13-18).

Regresamos con Él al Cielo en nuestros cuerpos glorificados donde somos juzgados por nuestras obras para determinar nuestros grados de recompensas (2 Corintios 5:10). Cuando este juicio termine, participamos en una gloriosa fiesta de bodas para celebrar la unión de Jesús y Su Novia, la Iglesia (Apocalipsis 19:7-9).

Testigos de Gloria

Al final de la fiesta, irrumpimos de los cielos con Jesús, regresando con Él a la tierra en gloria (Apocalipsis 19:14). Somos testigos de Su victoria en Armagedón, gritamos “¡Aleluya!”, cuando es coronado Rey de reyes y Señor de señores, y nos deleitamos en Su gloria cuando comienza a reinar sobre toda la tierra desde el Monte Sion en Jerusalén (Zacarías 14:1-9; Apocalipsis 19:17-21).

Durante mil años participamos en ese reinado, asistiéndole con la instrucción, administración y aplicación de Sus leyes perfectas (Daniel 7:13-14, 18, 27; Apocalipsis 20:1-6). Vemos la tierra regenerada y la naturaleza reconciliada (Isaías 11:6-9). Vemos abundar la santidad y la tierra inundada con paz, rectitud y justicia (Miqueas 4:1-7).

Al final del Milenio, somos testigos de la liberación de Satanás para engañar a las naciones. Vemos la naturaleza verdaderamente despreciable del corazón del hombre cuando millones se unen a Satanás en su intento de derrocar el trono de Jesús. Pero gritaremos “¡Aleluya!” otra vez cuando presenciamos la destrucción sobrenatural  por Dios de los ejércitos de Satanás y vemos a Satanás mismo lanzado al lago de fuego, donde será atormentado para siempre (Apocalipsis 20:7-10).

Luego seremos testigos del Juicio del Gran Trono Blanco, cuando los injustos son resucitados para comparecer ante Dios. Veremos las perfectas santidad y justicia en acción cuando Dios pronuncie Su terrible juicio sobre esta congregación de condenados que han rechazado Su regalo de amor y misericordia en Jesucristo (Apocalipsis 20:11-13).

Jesús será plenamente vindicado, ya que toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Él es el Señor. Entonces los injustos recibirán su justo merecido cuando sean lanzados al lago de fuego (Apocalipsis 20:14-15).

Testigos de una Nueva Creación

Luego seremos testigos del espectáculo de juegos artificiales más espectacular de toda la historia.

Seremos llevados a la Nueva Jerusalén — la Nueva Jerusalén preparada por Jesús para Su Novia — y desde allí observaremos cómo Dios renueva esta tierra con fuego, quemando toda la inmundicia y contaminación  dejada por la última rebelión de Satanás (2 Pedro 3:12-13).

Así como los ángeles se regocijaron cuando Dios creó el universo, nos regocijaremos al ver a Dios sobrecalentar esta tierra y remodelarla como una bola de cera caliente en la Tierra Nueva, la tierra eterna, el paraíso donde viviremos para siempre en la presencia de Dios (Apocalipsis 21:1-7).

¡Qué momento glorioso será cuando bajemos a la Tierra Nueva dentro de la fabulosa Nueva Jerusalén (Apocalipsis 21:3). Él proclamará: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:5).

Veremos a Dios cara a cara (Apocalipsis 22:4). Él enjugará todas nuestras lágrimas (Apocalipsis 21:4). La muerte no será más (Apocalipsis 21:4). Se nos darán nuevos nombres (Apocalipsis 2:17), y existiremos como personalidades individuales revestidos en cuerpos perfectos (Filipenses 3:21). Y creceremos eternamente en conocimiento y amor de nuestro Creador infinito, honrándolo con nuestros dones y talentos. 

Por decir lo menos, éstas son promesas de Dios que deberían darnos esperanza. Deberíamos poder entusiasmarnos con ellas y desear compartirlas con aquellos que no conocen a Jesús como su Señor y Salvador. 

Cita:

“Un continuo mirar hacia el mundo eterno no es, como algunos piensan, una forma de escapismo o un hacerse castillos en el aire, sino una de las cosas que el cristiano debe hacer. No quiere decir que debamos dejar el mundo actual tal como  es. Si leemos la historia, veremos que los cristianos que más hicieron por el mundo presente fueron precisamente los que más se ocuparon del mundo venidero. Los apóstoles mismos que pusieron los fundamentos para la conversión del Imperio Romano, los grandes hombres que edificaron la Edad Media y los evangélicos ingleses que abolieron la trata de esclavos dejaron su marca sobre la tierra, precisamente porque sus mentes se hallaban ocupadas por las cosas del cielo. Desde que los cristianos han dejado de pensar en el otro mundo han llegado a ser ineficaces en éste. Aspiren al cielo y obtendrán la tierra "por añadidura"; aspiren a la tierra y no tendrán ni lo uno ni lo otro”. C. S. Lewis en Cristianismo…¡y nada más!

Preguntas:

1) ¿Entiende ahora por qué un estudio de la profecía bíblica es tan importante? ¿Cuál cree que es la razón más importante?

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2) ¿Desea profundizar más en la Palabra Profética de Dios? ¿Hay algún tema particular sobre el que desee obtener más información?

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3) Repasando las lecciones de este libro, ¿cuál fue la más interesante para usted, y por qué?

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4) Muchas personas, incluyendo a algunos pastores, les gusta bromear que no son amileniales, premileniales ni postmileniales. En cambio, dicen que son “pan-mileniales” porque no saben lo que va a suceder en el futuro, pero creen que “todo saldrá bien al final”. ¿Ve que esto es sólo una excusa para no estudiar la profecía bíblica? ¿Y se da cuenta ahora de cuánto de la Palabra de Dios está ignorando? ¿Cuál sería su respuesta a un pan-milenialista?

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5) Muchos cristianos ignoran la profecía bíblica porque dicen que es “demasiado aterradora”. Como resultado, muchos ni siquiera han leído el libro de Apocalipsis. ¿Cómo le respondería a una persona así?

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6) Muchos pastores ignoran la enseñanza y predicación de la profecía bíblica porque dicen que es una quimera sin ninguna relevancia para el aquí y ahora. ¿Cuál es su respuesta?

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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