martes, 23 de noviembre de 2021

Libro: Viviendo para Cristo en los Tiempos del Fin – Capítulo 9 (parte 1 de 2)

Defender la Justicia

Por Dr. David R. Reagan

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Isaías profetizó que llegaría el día en que la gente llamaría “a lo malo bueno, y a lo bueno malo” (Isaías 5:20). Ese día ha llegado.

Como prueba, simplemente encienda cualquiera de los programas de entrevistas de televisión que han sido denominado más apropiadamente como “Basura TV”. Me refiero a programas como los presentados por Jerry Springer, Geraldo Rivera, Montel Williams y Jenny Jones. En estos programas, verá un desfile de pervertidos morales, como “madres que se acuestan con los novios de su hija”. Y si alguien en la audiencia tiene la audacia de ponerse de pie y decir: “Creo que lo que estás haciendo está mal”, la audiencia se volverá contra esa persona furiosa, denunciándola como un “fanático intolerante”.

El Llamado a la Virtud

A través de las Escrituras se amonesta a los cristianos a ser virtuosos. Pedro escribe: “poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor” (2 Pedro 1:5–7). Pablo cita una lista similar de virtudes en Gálatas 5:22–23 y se refiere a ellas como el “fruto del Espíritu”.

No hace falta decir que se supone que las virtudes son rasgos de carácter que son buenos. El diccionario define una virtud como “una característica de la excelencia moral o bondad”. Pero la virtud número uno que se promociona en Estados Unidos hoy en día es cualquier cosa menos buena. Amenaza con destruir tanto a Estados Unidos como a la Iglesia.

Un Cambio de Valores

Nuestra virtud nacional número uno solía ser la justicia. Ésa es la virtud que Martin Luther King, Jr. usó para condenar nuestras conciencias, y llamarnos al arrepentimiento por la injusticia racial.

Pero la justicia ya no es la virtud principal en Estados Unidos. Si quiere saber cuál es esa virtud, pregúnteles a sus hijos, porque a diario se les está metiendo en la cabeza en las aulas de las escuelas públicas.

¿Qué es? ¡Es la tolerancia!

Suena tan bien. Suena tan inspirador, de naturaleza tan positiva. Su respuesta más probable a sus hijos será decir: “¡Oh, eso es maravilloso! Presta mucha atención a tu maestro”. Pero antes de hacer eso, déjeme advertirle. El concepto de tolerancia que se enseña a nuestros hijos hoy en día no es nada maravilloso. Es francamente peligroso.

La Nueva Tolerancia

¿Cómo puede ser tan terrible algo que parece tan bueno? Después de todo, ¿no es la tolerancia una virtud necesaria para prevenir los prejuicios, la intolerancia y el odio? El problema tiene sus raíces en el hecho de que el concepto tradicional de tolerancia — el tipo con el que crecieron los adultos en Estados Unidos — se ha redefinido en una perversión moral.

La tolerancia con la que crecimos era del tipo que fomentaba el respeto por los diferentes puntos de vista, religiones y estilos de vida. Era la idea de tratar con dignidad y respeto a quienes pudieran estar en desacuerdo con nosotros en conceptos fundamentales de la vida.

Este concepto tradicional de tolerancia es una de las piedras angulares de la democracia estadounidense. Produjo la actitud de libertad de diversidad — una libertad que ha hecho posible que católicos, protestantes y judíos vivan juntos en paz.

Pero este concepto tradicional de tolerancia ha sido reemplazado por la “Nueva Tolerancia”, que se les está enseñando a nuestros niños hoy. La “Nueva Tolerancia” exige no sólo respeto, sino también respaldo y alabanza. Por lo tanto, ya no me basta simplemente con tolerar el estilo de vida homosexual. Para ser verdaderamente tolerante, también debo respaldarlo y alabarlo. Si me niego a hacerlo, ¡soy un fanático!

Una “Virtud” Retorcida

La nueva forma de tolerancia no es ninguna virtud en absoluto, porque se basa en una mentira. La mentira que le sirve de fundamento es la creencia de que todos los valores, creencias y estilos de vida son igualmente válidos.

Por lo tanto, la democracia no se considera mejor que una dictadura. El capitalismo no se considera mejor que el socialismo. Se considera que el cristianismo no es mejor que el hinduismo.

Para resumirlo en la jerga moderna: “Cada loco con su teman”, dejando de lado todo juicio.

Pero hay una ironía en esta “Nueva Tolerancia”. ¡La ironía es que todo se tolera menos la intolerancia!

La Raíz del Problema

Esta “Nueva Tolerancia” es producto del rechazo de Dios por parte de la sociedad moderna. Verá, si no hay Dios, entonces no hay estándares objetivos. La opinión de cada persona es tan buena y válida como la de cualquier otra persona. Nadie tiene derecho a juzgar o condenar a nadie más — a menos que, por supuesto, ¡la persona muestre alguna forma de intolerancia!

Ésa es la razón por la que la sociedad moderna odia tanto los Diez Mandamientos. La prensa los ridiculiza constantemente. Ted Turner, el magnate de los medios de comunicación, los ha reescrito, convirtiéndolos en tópicos humanistas que él llama “Las Diez Sugerencias”.1.

En los colegios y universidades de todo Estados Unidos, lo peor que le puede pasar a un estudiante es ser acusado de intolerancia. La mera acusación a menudo dará como resultado que la persona acusada deba tomar un curso de capacitación en sensibilidad, ¡y este curso debe terminarse antes de que se pueda tomar cualquier otro curso de crédito! ¿Y qué pasa en el curso? La persona es bombardeada con propaganda en un intento de lavarle el cerebro para que crea que todos los estilos de vida tienen el mismo mérito.

Las Consecuencias Morales

La “Nueva Tolerancia” ha creado un vacío moral que, a su vez, ha producido unas consecuencias muy extrañas.

Un buen ejemplo de lo que estoy hablando se puede encontrar en el incidente del “Chico Desnudo”, que ocurrió en el campus de la UCLA en 1992. Probablemente recuerde haber visto informes sobre ello en la televisión.

Un estudiante decidió que comenzaría a asistir a clases desnudo. Durante días fue de clase en clase completamente desnudo, y nadie estaba dispuesto a ponerse de pie y decir: “Lo que estás haciendo está mal. Es inmoral. ¡Vuelve a ponerte la ropa!”. Después de todo, hacer tal declaración habría sido intolerante.

Pero cuando el incidente atrajo la atención nacional a través de los medios de comunicación, la administración decidió que había que hacer algo. Entonces, el tipo finalmente fue disciplinado por la acusación políticamente correcta de “acoso sexual”.

Una vez más, cuando se quita a Dios del cuadro, las normas objetivas se derrumban y toda la verdad se vuelve relativa.

Esto se ilustró vívidamente en un artículo de The Journal of Higher Education. Dos profesores universitarios informaron, independientemente el uno del otro, que habían descubierto que sus estudiantes no estaban dispuestos a emitir juicios morales, incluso con respecto a las cosas más obscenas. Uno informó que sus estudiantes no estaban dispuestos a condenar el Holocausto; ¡el otro informó que sus estudiantes no se atrevían a condenar la práctica azteca del sacrificio humano!2

La Nueva Atmósfera Académica

Josh McDowell ha pasado treinta años proclamando a Cristo en las facultades y campus universitarios en todo Estados Unidos, y en todo el mundo. Recientemente, comentó sobre el impacto de la “Nueva Tolerancia”, al observar que los estudiantes ahora responden a su mensaje de una manera completamente diferente.

En el pasado, cuando él presentaba la afirmación de que Jesús es la única esperanza para el mundo, la respuesta de los estudiantes era: “¡Pruébalo!”. Hoy la respuesta es: “¡No tienes derecho a decir eso! ¡Eres un fanático!”.

Josh resumió la nueva atmósfera en los campus diciendo: “La afirmación de un imbécil de que Ronald McDonald es la única esperanza para la humanidad se vuelve igualmente válida con mi afirmación de que no hay esperanza aparte de Jesús. No tengo derecho a juzgar o condenar su afirmación, ni tengo derecho a señalar que es un idiota”.3

Solía enseñar gobierno comparado y filosofía política comparada a nivel universitario. En ambos cursos, el propósito era evaluar las afirmaciones de verdad en competencia. Consideraríamos preguntas como éstas: ¿Es la democracia más válida que la oligarquía? ¿Es el comunismo más válido que el capitalismo? ¿Es el existencialismo más válido que el racionalismo?

¡Hoy en día, tal enfoque se consideraría intolerancia acérrima! El propósito de los estudios comparativos en la actualidad es “comprender, apreciar y aceptar sistemas competidores”.

Por lo tanto, un curso de religión comparada ya no evaluaría las afirmaciones de verdad de las religiones en competencia. En cambio, se esforzaría por mostrarle que el hinduismo es una religión tan válida como el cristianismo, o cualquier otra religión en el mundo.

La Plaga del Multiculturalismo

Esto explica el peligro de la moda actual del multiculturalismo — la palabra más popular en la educación estadounidense.

De nuevo, suena muy bien. Pero tiene dos serios problemas. Primero, es un intento apenas velado de prescindir de las enseñanzas de la civilización occidental. Los defensores de la “Nueva Tolerancia” detestan el estudio de la civilización occidental, porque enfatiza la influencia civilizadora del cristianismo, una religión que desprecian porque es considerada “intolerante”.

El segundo problema del multiculturalismo es que enseña que una cultura es tan buena como otra, ¡y eso es mentira! La cultura azteca, que enfatizaba los sacrificios humanos, no era tan buena como una cultura cristiana que enfatiza la santidad de la vida. La cultura india, que se basa en una gran idolatría en la forma de adorar todos los aspectos de la creación, no es tan buena como una cultura cristiana que se centra en la adoración del único Dios verdadero.

Considere por un momento los diferentes resultados de la cultura de la India, que se basa en el hinduismo, y la cultura de América, que se ha basado en los principios judeocristianos.

En India, cientos de millones de personas mueren de hambre como resultado de su creencia de que todos los animales vivos son seres humanos reencarnados. Debido a esta creencia, no matarán a los animales para comer. La gente muere de hambre, mientras animales de todo tipo deambulan por las calles. Por el contrario, los principios judeocristianos, sobre los que se fundó Estados Unidos, han producido la sociedad más abundante que el mundo haya conocido.

Estas diferencias en India y Estados Unidos son obvias, pero no se pueden emitir juicios de acuerdo con las reglas de la “Nueva Tolerancia”. Eso es porque la “Nueva Tolerancia” requiere el abandono de las convicciones. Exige indiferencia ante el mal. Ésa es la razón por la que la prensa condenó tan rotundamente al presidente Reagan cuando tuvo la audacia de caracterizar a la Unión Soviética como “el Imperio del Mal”.

Implicaciones para el Cristianismo

El cristianismo se ha visto muy afectado por la “Nueva Tolerancia”. Consideremos algunas de las formas. Por un lado, la “Nueva Tolerancia” ha sido adoptada por muchas denominaciones cristianas principales, y esto ha resultado en la dilución de su posición contra los pecados de la sociedad.

Juan 3:16 ha sido reemplazado como el versículo central en estas iglesias con Mateo 7:1, que dice: “No juzguéis, para que no seáis juzgados”. El resultado es que hoy en día hay decenas de miles de púlpitos silenciosos en Estados Unidos, porque los pastores no están dispuestos a denunciar los juegos de azar, el aborto, la homosexualidad, la eutanasia, la pornografía o cualquier otro mal social.

Alguien necesita señalar a estos predicadores que Mateo 7:1 se aplica a los motivos, no a las palabras y acciones. Sólo Dios conoce los motivos, pero ciertamente podemos juzgar las palabras y acciones contra las normas de la Palabra de Dios. De hecho, estamos obligados a hacerlo. La Biblia les dice a los cristianos que prueben todas las cosas, incluidos nosotros mismos (2 Corintios 13: 5; 1 Juan 4:1). Jesús mismo nos ordenó “juzgar con justo juicio” (Juan 7:24).

El Impacto en las Iglesias Liberales

Otra forma en que la “Nueva Tolerancia” ha impactado al cristianismo se encuentra entre las principales denominaciones liberales. Me refiero a su creciente actitud de aceptación de las religiones paganas como avenidas legítimas hacia Dios y la salvación. Como he señalado anteriormente, esta actitud domina tanto en el Consejo Nacional como en el Consejo Mundial de Iglesias.

La actitud generalmente se expresa de la siguiente manera: “Hay muchos caminos hacia Dios porque Él se ha revelado de muchas maneras diferentes”. Debido a esta apostasía, muchos líderes cristianos ahora están asumiendo la posición de que está mal enviar misioneros, porque violan las sensibilidades culturales de los pueblos extranjeros, y porque comunican la idea de que hay algo superior acerca del mensaje cristiano.

Todo lo cual convierte a Jesús en un mentiroso, quien dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). También hace que el apóstol Pedro sea un mentiroso, quien proclamó en Hechos 4:12 que:  “en ningún otro hay salvación [sino en Jesús]; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.

El Impacto en la Sociedad

Un tercer impacto en el cristianismo de la “Nueva Tolerancia”, es el hecho de que está poniendo a la sociedad en contra del cristianismo evangélico. De hecho, lo diría aún más fuerte que eso. Yo diría que está alimentando el odio y la persecución de los evangélicos.

La razón, por supuesto, es simple. Los evangélicos se basan en la Palabra de Dios como su autoridad para todas las cosas, y debido a que lo hacen, se sienten obligados a hablar con indignación moral contra los pecados de la sociedad.

La sociedad responde gritando “¡intolerantes!”. Los evangélicos son descartados y denunciados públicamente como “golpeadores de la Biblia”, “fanáticos ultraconservadores” y “mojigatos moralistas”.

Considere, por ejemplo, la respuesta de la prensa y el público en general a la decisión de 1997 de los Bautistas del Sur de boicotear a la Corporación Disney. Los bautistas fueron castigados con el lenguaje más severo posible por adoptar las siguientes resoluciones:4

1) Que debería existir el derecho a exhibir los Diez Mandamientos en todas las oficinas gubernamentales, juzgados y escuelas.

2) Que los publicadores de la Biblia deben abstenerse de adaptar sus traducciones a las presiones culturales contemporáneas.

3) Que los cristianos deberían boicotear a la compañía Walt Disney, por su flagrante promoción de la homosexualidad, el adulterio, la infidelidad y la violencia.

4) Que el gobierno de Estados Unidos debe tomar sanciones contra gobiernos extranjeros que promuevan la persecución religiosa.

¿Qué tienen de terrible estas resoluciones? ¿Por qué resultaron en una tormenta de críticas? La respuesta es simple. Las resoluciones emiten juicios morales.

Un Doble Rasero

¿Ve un doble rasero aquí? Piénselo: está bien criticar a los cristianos, pero es moralmente incorrecto criticar a los homosexuales. Está bien poner un crucifijo en un frasco de orina y llamarlo arte, pero sería totalmente inaceptable poner un alfiler de arco iris en el mismo frasco (porque simboliza el movimiento homosexual). Está bien boicotear a una corporación estadounidense que contamina la atmósfera o explota a los trabajadores extranjeros, pero es totalmente inaceptable boicotear a una corporación que promueve la crasa inmoralidad.

Obviamente, vivimos en una época en la que los cristianos deben defender la justicia. También es un momento en el que a los cristianos les resulta cada vez más difícil hacerlo, debido a la condena que enfrentarán.

A veces, las consecuencias son peores que la condena. Pueden significar el final de una carrera. Estoy pensando en un incidente que leí hace algunos años sobre un alguacil adjunto en Nevada.5 Le ordenaron ir a una clínica de abortos, junto con otros oficiales, y le dijeron que disolviera una protesta contra el aborto. Cuando llegó, su corazón se sintió conmovido por la escena que tenía ante él. Vio a compañeros cristianos cantando himnos mientras estaban sentados frente a la entrada de la clínica. Otros caminaban leyendo las Escrituras en voz alta. Algunos mostraban carteles con fotos espantosas de bebés abortados.

Mientras el oficial inspeccionaba la escena, decidió que estaba en el lado equivocado. Se quitó la pistola y la placa, las dejó en el suelo y luego se sentó con los manifestantes. Fue arrestado junto con ellos y perdió su trabajo. Pero había sido fiel a sí mismo y a su Señor.

Más cristianos profesantes deberían (y deben) seguir el ejemplo de este hombre, dispuestos a arriesgar su reputación y sus trabajos a favor de la justicia. Hacerlo es una responsabilidad cristiana que no se enfatiza mucho en la predicación moderna.

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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