sábado, 28 de abril de 2018

Gracias, Sr. Presidente, por Reconocer a Jerusalén como la Capital de Israel – Parte 1 de 4


En mayo de 2017, Donald Trump se convirtió en el primer Presidente en visitar el Muro Occidental mientras ocupaba el cargo.

Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella.
(Zacarías 12:3)

  • El candidato presidencial Bill Clinton prometió reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y trasladar la Embajada de EE.UU. de Tel Aviv a esa ciudad.
  • El candidato presidencial George W. Bush prometió hacer lo mismo.
  • El candidato presidencial Barack Obama se abstuvo de hacer cualquier promesa de reconocimiento.
  • El candidato presidencial Donald Trump renovó la promesa.

Las promesas de Clinton y Bush demostraron ser insinceras e insignificantes. La negativa de Obama a tomar una postura señaló que se convertiría en el presidente más anti-Israel en la historia estadounidense. El Presidente Trump ha cumplido su promesa, y deber ser felicitado por hacerlo.

Hizo su proclamación el 6 de diciembre de 2017. En ella declaró: “Este [reconocimiento] no es más que un reconocimiento de la realidad. También es lo correcto. Es algo que tenía que hacerse”.

El Lazo Judío a Jerusalén

Jerusalén se convirtió en la capital del pueblo judío hace 3,000 años cuando David conquistó la ciudad de los jebuseos (2 Samuel 5:6-7). Durante los 1,878 años que el pueblo judío fue desalojado de la tierra (70 d.C. a 1948), Jerusalén nunca sirvió como la capital de ninguna nación árabe o musulmana.

También se debe tener en cuenta que cuando Dios dio la tierra de Canaán al pueblo judío, les dio un título eterno (Salmos 105:8-11). Él les advirtió que si no le eran fieles, serían desalojados de la tierra (Deuteronomio 28:64-67). Pero Él dejó en claro en Su Palabra que, si eran expulsados, retendrían su título sobre la tierra, y un día serían reunidos en ella (Ezequiel 11:14-17).

Durante el período de su dispersión de la tierra, ésta se convirtió en un páramo estéril, con pantanos infestados de malaria a lo largo de la costa mediterránea y en la Alta Galilea. Era una tierra que nadie codiciaba, excepto el pueblo judío.

Cada año, al final de sus comidas de Pascua, los judíos en todo el mundo oraban, “El próximo año en Jerusalén”. Y cuando construían sus sinagogas en cualquier parte del mundo, se aseguraban de que miraran en la dirección de Jerusalén.

El Regreso de los Judíos a su Patria

La tierra de Palestina, como fue renombrada por los romanos, permaneció escasamente poblada. Era propiedad principalmente de terratenientes ausentes, y estaba bajo el dominio del Imperio Otomano, cuya capital era Constantinopla (la actual Estambul). Las personas que vivían en Palestina se consideraban a sí mismas sirias. 

Cuando el pueblo judío comenzó a regresar a su tierra en la década de 1890, compraron la tierra que Dios ya les había dado en perpetuidad, y pagaron precios inflados por ella. Los árabes se reían todo el camino hasta el banco de los tontos judíos que estaban dispuestos a comprar una tierra tan inútil.

Los árabes desconocían una profecía contenida en Ezequiel 36:35, donde Dios prometió que, cuando llegara el día en que los judíos regresarían a su tierra, llegaría a ser “como el jardín del Edén”.

Y eso es exactamente lo que pasó desde 1948, cuando el Estado judío fue restablecido. Hoy, la tierra de Israel es la canasta de pan de todo el Medio Oriente, y los árabes ahora la quieren de regreso. 


En el segundo segmento de mi análisis del reconocimiento del Presidente Trump de Jerusalén como la capital de Israel, examinaremos si hay alguna validez del reclamo árabe de la tierra. 


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Material recomendado:
»» Ebook :Israel en la Profecía Bíblica

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
Thank you, Mr. President

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