miércoles, 16 de octubre de 2019

¡ICABOD! La Gloria está Partiendo (Parte 1 de 4)

Por Tim Moore 


El escritor de Eclesiastés nos dice que “no hay nada nuevo bajo el sol”. Algunos interpretan que significa que cuanto más cambian las cosas, más permanecen igual. Otros simplemente afirman que, aunque la tecnología y lo que pasa por conocimiento ha cambiado, el corazón del hombre no ha cambiado. La Biblia demuestra una y otra vez la verdad del gran himno: “Propenso a vagar; Señor lo siento; propenso a dejar al Dios que amo”.

Lamentablemente, esa verdad no sólo se relaciona con los individuos, también se relaciona con pueblos y naciones. Reinos, ciudades-estados, y naciones surgen y caen. Todavía no hay una nación bajo el cielo que no se haya alejado del mismo Dios que ha derramado bendiciones sobre ella. Algunas se han caracterizado por la fidelidad al cristianismo bíblico — al menos en las costumbres culturales. Pero, las sociedades que una vez reverberaron con la verdad cristiana en todo el mundo occidental, han sucumbido a una ambivalencia postcristiana hacia la verdad misma.

¿Cómo se desvió Occidente tanto, y hay esperanza para Estados Unidos, que se está tambaleando al borde de ese mismo destino?

Ejemplos Bíblicos

Podemos aprender mucho del ejemplo de Israel y Judá. Formadas por el propio Pueblo Escogido de Dios, esas naciones estaban destinadas para la grandeza. Sus pueblos fueron bendecidos como ninguna otra nación, criados literalmente para dar testimonio de lo que una relación con el Dios viviente podría significar. Mucho antes de que los Estados Unidos cantaran sobre la gracia de Dios siendo derramada en nuestra tierra, Su favor inmerecido cayó sobre el pueblo judío. No los escogió porque fueran más dignos. Moisés dejó en claro que Él ni siquiera los escogió porque fueran poderosos en número, sino más bien por el amor y la gracia de Dios (Deuteronomio 7:6-8).

¿Apreció el pueblo judío el privilegio singular de tal bendición? ¿Reverenciaron al Dios que derramó dichas bendiciones? Claramente no. Es por eso que el Señor envió repetidamente profetas para advertir, para llamar al arrepentimiento y para declarar juicio.

Considere la situación en Israel inmediatamente después del período de los jueces. El libro de ese nombre nos dice repetidamente que “en estos días no había rey en Israel; casa uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 21:25). Hubo algunas personas que vivieron de forma recta y ejemplar. Rut habla de uno de esos hombres llamado Booz, quien presagió a su descendiente, quien se convertiría en el definitivo pariente-redentor. Pero, I Samuel describe un pueblo que generalmente estaba haciendo mociones en lugar de buscar al Señor. Incluso los sacerdotes y los líderes religiosos se habían vuelto apáticos hacia Dios.

Corrupción Espiritual

El texto habla acerca de los despreciables hijos de Elí — Ofni y Finees. Aunque servían como sacerdortes del Señor, no lo conocían. Su desdén por Dios y su interacción egoísta con el pueblo eran bien conocidos. Elí reconoció sus malos caminos — desde servirse a sí mismos los sacrificios dedicados al Señor, hasta divertirse sexualmente con mujeres en la puerta del tabernáculo de reunión. Y, sin embargo, no tomó medidas para responsabilizar a sus propios hijos y garantizar la reverencia ante Dios.


En 1 Samuel 4, el pueblo se vio involucrado en una batalla contra su enemigo en curso, los filisteos. Después de alejarse de Dios bajo el liderazgo espiritual errante de hombres como Ofni y Finees, Israel se encontró derrotado. Los israelitas expresaron sorpresa total y exclamaron: “¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos” (v. 3). Su solución fue sacar el Arca del Pacto, presumiendo la protección del Señor. En otras palabras, aunque sus corazones estaban claramente lejos de Él, los israelitas veían a su dios-en-una-caja como el arma suprema o el talismán más seguro.

Viendo a Dios como un Amuleto de la Buena Suerte

¿Cuántas personas usan hoy un collar con la cruz o un brazalete que diga “¿Qué haría Jesús?”, no para proclamar descaradamente, “Jesús es el Señor”, sino porque creen que Dios está obligado a protegerlos de todo daño si se cubren con símbolos cristianos? Algo así como las viejas películas de terror, donde el vampiro podía ser expulsado por un espejo o una cruz. Pero Dios no es  un amuleto de buena suerte cósmico para usarse cuando las cosas se ponen difíciles. 

Samuel registra los resultados de ese trato insensible de Dios y la falta de respeto a Su Gloria Shejiná, que se cernía sobre el Propiciatorio del Arca. Para su consternación, Israel fue completamente derrotado una vez más y el Arca fue capturada. Además de eso, Ofni y Finees — los dos hombres cuya posición como sacerdotes debería haberles dado una visión para saber mejor — fueron asesinados. Cuando un joven trajo noticias de la tragedia a Elí, el principal sacerdote de Israel se cayó, se rompió el cuello, y murió.

La Biblia es inquebrantable en su descripción de Elí. Dice que Elí era muy viejo y que ya no podía ver, y que era muy pesado. También dice que Elí había juzgado a Israel durante 40 años. Tomados en conjunto, es instructivo considerar por qué esos rasgos están específicamente incluidos.

En el segundo segmento de esta mirada al destino de los Estados Unidos, exploraremos el simbolismo que se encuentra en el personaje bíblico Elí.

Lea también:
El Destino de los EE.UU.

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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