viernes, 13 de abril de 2018

Libro: Jesús: El Cordero y el León – Capítulo 1 (parte 4)

La Primera Venida de Jesús en la Profecía Bíblica


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La Resurrección y Ascensión del Mesías

La resurrección del Mesías de entre los muertos fue profetizada por David en el Salmo 16:10:

Porque no dejarás mi alma en el Seol [Hades], ni permitirás que tu santo vea corrupción.

Las profecías concernientes a la Resurrección son presentadas en detalle en el capítulo 11.

Los profetas hablaron de la ascensión del Mesías al Cielo (Salmos 68:18), donde Él sería exaltado a la diestra de Dios (Salmos 110:1), y serviría como nuestro Sumo Sacerdote ante el trono de Dios, interviniendo constantemente a nuestro favor (Salmos 110:4).

Profecías de la Primera Venida en el Nuevo Testamento

Las profecías sobre el Primer Advenimiento del Mesías no están confinadas al Antiguo Testamento. Ésta es una verdad que a menudo es pasada por alto.4 

Los Evangelios contienen muchas profecías acerca del Primer Advenimiento. Un buen número de ellas se agrupan alrededor del nacimiento de Jesús. (De nuevo, éstas se describen en detalle en el capítulo 5).

Los ángeles hablaron profecías acerca de la Primera Venida del Señor a José y María, al sacerdote Zacarías, y a los pastores de Belén. Había también varias profecías que el Espíritu Santo instó a personas conectadas con el nacimiento de Jesús — personas como los padres de Juan el Bautista (Zacarías y Elizabeth), la madre del Señor, y dos profetas ancianos llamados Simeón y Ana.

Juan el Bautista, quien era un profeta de Dios, hizo varias declaraciones proféticas sobre su primo, Jesús. La más significativa fue la que proclamó cuando Jesús vino para ser bautizado por él: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).

Incluso Caifás, el Sumo Sacerdote en el momento de la muerte de Jesús, fue movido por el Espíritu Santo a hacer una declaración profética acerca de la muerte de Jesús y su importancia. ¡El profetizó que Jesús iba a morir por los pecados de la nación! (Juan 11:50-51).

Jesús, “el Profeta”

La mayor parte de las profecías del Nuevo Testamento concernientes a los eventos relacionados con el Primer Advenimiento, vino de la boca de Jesús mismo. Mil quinientos años antes, Moisés había profetizado que el Mesías sería un profeta (Deuteronomio 18:15. 18). Ésta es la razón por la que a Juan el Bautista se le preguntó si él era “el Profeta” (Juan 1:21). Él negó que lo fuera (Juan 1:22-23). Él era un profeta, pero no era “el Profeta”.

Más tarde, cuando Jesús comenzó Su ministerio, Sus señales milagrosas causaron que la gente exclamara: “Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo” (Juan 6:14; 7:41).

Jesús ciertamente operó como un profeta. Habló voluminosas profecías sobre Su Segundo Advenimiento. También habló proféticamente acerca de eventos que ocurrirían durante Su Primer Advenimiento — o que resultarían de él. 

El Tema del Asunto

Con respecto a Su Primera Venida, el tema al que Jesús le dio la mayor atención fue a Su muerte y resurrección. Repetidamente, Les dijo a Sus discípulos que lo matarían y que resucitaría de entre los muertos el tercer día después de Su muerte. Aquí hay un ejemplo clásico de dichos enunciados (Mateo 17:22-23):

“Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo [a Sus discípulos]: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; mas al tercer día resucitará…”.

Otro tema que profetizó en detalle fue acerca del Espíritu Santo. Él declaró que enviaría al Espíritu después de Su partida, y profetizó cuál sería la obra del Espíritu Santo (Juan 16:7-14).

Jesús también profetizó acerca de la Iglesia, los judíos, y la ciudad de Jerusalén. Dijo que la Iglesia sería establecida sobre la confesión de Pedro de que Él era el Mesías, “el Hijo del Dios viviente”, y Él dijo que “las puertas del Hades” no podrían prevalecer contra ella (Mateo 16:15-19). Advirtió que Su rechazo por los judíos daría como resultado que la ira de Dios se derramaría sobre la nación de Israel, la ciudad de Jerusalén, y el Monte del Templo (Mateo 23:37-38; Mateo 24:2).

Otro grupo de las profecías de Jesús se relacionaban con Sus discípulos. Él les dijo que cuando Su tiempo de sufrimiento llegara, ellos lo abandonarían (Mateo 26:31). Le dijo a Pedro que lo negaría 3 veces (Mateo 26:33-34). Le prometió a los apóstoles que serían ungidos por el Espíritu Santo, siendo “investidos de poder desde lo alto” (Lucas 24:49). Incluso reveló que Pedro moriría como mártir (Juan 21:18-19).

La Importancia

El 100% de exactitud de las profecías de Jesús acerca de Sí mismo es prueba positiva de que Él es Dios en la carne. Ese mismo grado de precisión aplicó a Sus profecías sobre individuos, los judíos, la Iglesia, y la ciudad de Jerusalén.

No hay duda de que Jesús era “el Profeta”, a quien Moisés le dijo a su pueblo que aguardaran — Quien también sería el Mesías de Dios. 


Lea la parte 1 aquí
Lea la parte 2 aquí 
Lea la parte 3 aquí

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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