martes, 8 de marzo de 2016

Estudio Bíblico Mesiánico: Los Tres Milagros Mesiánicos




Tabla de Contenido

I. El Primer Milagro Mesiánico: La Sanidad de un Leproso
  A. Introducción
  B. La Sanidad del Leproso
  C. La Respuesta Judía

II. El Segundo Milagro Mesiánico: Echando Fuera a un Demonio Mudo
  A. Introducción
  B. Echando fuera a un Demonio Mudo
  C. La Respuesta Judía
  D. El Juicio
  E. El Cambio en el Ministerio Del Mesías
    1. Concerniente al Propósito de Sus Milagros
    2. Concerniente a la Base de Sus Milagros
    3. Concerniente al Mensaje de que Él era el Mesías
    4. Concerniente al Método de Sus Enseñanzas
  F. Otro Demonio Mudo

III. El Tercer Milagro Mesiánico: La Sanidad de un Hombre que Nació Ciego
  A. Introducción
  B. La sanidad Física de un Hombre que Nació Ciego
  C. El Primer Interrogatorio del Hombre
  D. El Interrogatorio de sus Padres
  E. El Segundo Interrogatorio del Hombre
  F. La Sanidad Espiritual

IV. El Último Testigo Mesiánico

¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? - Marcos 2:9

En el tiempo previo a la venida de Yeshúa (Jesús), los rabinos de entonces separaban los milagros en dos categorías. Primero eran los milagros que cualquier persona podía hacer, si era investido del poder de Dios. La segunda categoría era llamada “Los Milagros Mesiánicos”, que eran los milagros que sólo el Mesías podría hacer. Yeshúa hizo milagros en ambas categorías: Milagros generales y también mesiánicos. Según las enseñanzas de los rabinos, ciertos milagros estaban reservados sólo para el Mesías, y cada vez que Él hacía un milagro mesiánico causaba una reacción diferente a la que causaba cuando hacía otra clase de milagro. Éste es un estudio de tres Milagros Mesiánicos, las reacciones hacia ellos, y los resultados de los mismos.

I. El Primer Milagro Mesiánico: La Sanidad de un leproso

A. Introducción

El primer milagro mesiánico fue la sanidad de un leproso. Bajo la Ley Mosaica, la única manera en que una persona podía ser contaminada por un cuerpo humano vivo era si tocaba a un leproso. Normalmente, bajo la Ley Mosaica, la única manera que alguien llegaba a ser ceremonialmente inmundo o contaminado era por tocar un cuerpo humano muerto, o por tocar el cuerpo de un animal muerto, o por tocar el cuerpo de un animal inmundo vivo, tal como un puerco. La única manera que la contaminación llegaba a través de un cuerpo humano vivo, era por tener contacto con un leproso.

Desde el tiempo en que quedó concluida la Ley Mosaica, no existía registro de que algún judío hubiese sido sanado de lepra. Miriam fue limpiada de su lepra, pero eso sucedió antes que la ley quedara concluida. Naamán fue sanado de su lepra, pero él no era judío, era un gentil sirio. Desde el tiempo en que se concluyó la Ley Mosaica, no hubo un solo caso en el que algún judío hubiese sido sanado de lepra.

La lepra era una enfermedad que quedó fuera de las curas rabínicas; no había curación para la lepra. Sin embargo, en Levítico 13-14 se dan instrucciones detalladas al sacerdocio levítico de lo que habían de hacer en el caso de que un leproso fuera sanado. En el día que un leproso se acercaba al sacerdote y decía: “Yo estaba leproso pero he sido sanado” el sacerdote tenía que dar una ofrenda inicial de dos avecillas.

Por los siguientes siete días, ellos debían investigar intensamente la situación para determinar tres cosas. Primero, ¿en realidad la persona había sido leprosa? Segundo, si en realidad había sido leproso, ¿qué tan cierto era que había sido sanado de su lepra? Tercero, si en realidad había sido sanado de su lepra, ¿cuáles eran las circunstancias de su sanidad?

Si después de siete días de investigación ellos estaban firmemente convencidos de que el hombre había sanado de su lepra, y que el hecho era incuestionable, entonces en el octavo día se daba una larga serie de ofrendas. Había cuatro ofrendas diferentes. Primero, la ofrenda por la culpa; segundo, la ofrenda por el pecado; tercero, la ofrenda quemada; cuarto, la ofrenda de harina amasada. Luego se aplicaba la sangre de la ofrenda por la culpa, sobre el leproso sanado. La ceremonia concluía con el ungimiento del aceite sobre el leproso sanado.

Aunque el sacerdocio tenía todas las instrucciones detalladas acerca de qué hacer en caso de que un leproso fuera sanado, nunca tuvo la oportunidad de poner en práctica las instrucciones, porque desde que la Ley Mosaica fue dada, ningún judío había sido sanado de lepra. Debido a ello, los rabinos enseñaban que sólo el Mesías podría sanar a un judío leproso.

La sanidad de un leproso era clasificada como el primero de los tres Milagros Mesiánicos.

B. La Sanidad de un Leproso

Los pasajes de los tres Evangelios que nos hablan de la sanidad del leproso son: Mateo 8:2–4, Marcos 1:40–45 y Lucas 5:12–16. Mateo y Marcos sólo citan que el hombre era leproso, pero Lucas, que era médico de profesión, da más detalles.

De acuerdo a Lucas 5:12 el hombre estaba lleno de lepra. Eso quiere decir que la lepra estaba ya totalmente desarrollada, y que no pasaría mucho tiempo para que la lepra acabara con la vida de este hombre. Este hombre lleno de lepra “vino a Jesús y le rogó diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. El leproso claramente reconoció la autoridad de Jesús como el Mesías, y que tenía poder para sanar de la lepra. La única pregunta del leproso era si Él quería hacerlo. En ese momento leemos en el versículo 13 que Yeshúa tocó al leproso, “Y al instante la lepra se fue de él”.

Pero notemos con atención lo que le dijo al leproso que hiciera, según Lucas 5:14, “Y Él le mandó que no lo dijese a nadie; Pero ve, le dijo, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu limpieza, como mandó Moisés, para testimonio a ellos”.

La palabra “ellos” se refiere a los líderes de Israel. Jesús envió a este hombre directamente al sacerdocio que estaba en Jerusalén para forzarlos a seguir los mandatos de Moisés de Levítico 13–14. Este hombre fue delante del sacerdocio de Israel y se declaró limpio de la lepra; en ese día el sacerdote ofreció dos avecillas como sacrificio.

Por los siguientes siete días, ellos investigaron intensamente la situación y descubrieron tres cosas. Primero, descubrieron que este hombre en realidad había estado leproso. Segundo, descubrieron que el hombre había sido perfectamente sanado de su lepra. Tercero, descubrieron que Yeshúa de Nazaret fue quien había sanado a este hombre de su lepra.

Debido a que ellos enseñaban que la sanidad de un leproso era un milagro mesiánico,  quien sanara a un leproso, por el mismo acto, debía ser declarado como el Mesías. Jesús intencionalmente envió a este leproso sanado ante el sacerdocio para que los líderes comenzaran a investigar Sus afirmaciones  mesiánicas y que llegaran a una conclusión en cuanto a Sus afirmaciones de ser el Mesías. Él quiso forzar a los líderes judíos a tomar una decisión en cuanto a Su Persona, que Él era el Mesías; y su mensaje, que Él estaba ofreciendo a Israel el Reino predicho por los profetas judíos.

Habiendo enviado al leproso sanado ante los líderes de Israel, Yeshúa “…se apartaba al desierto, y oraba” (Lc. 5:16). Él se fue al desierto donde, en una ocasión, Él ayunó y fue tentado por Satanás. Esta vez Él fue al desierto con el propósito de orar. ¿Acerca de qué oraba? Él oraba por lo que pasaría enseguida y por la reacción que los líderes de Israel habían de tener ante este milagro mesiánico.

C. La Respuesta Judía

Lo que ocurrió enseguida lo encontramos en tres de los Evangelios: Mateo 9:1–8, Marcos 2:1–12 y Lucas 5:17–26. Marcos señala que este incidente sucedió en Capernaúm, en Galilea, a muchos kilómetros de Jerusalén.

Sin embargo, Lucas 5:17 dice: “Y aconteció un día, que Él estaba enseñando, y los fariseos y doctores de la ley estaban sentados; los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén: Y el poder del Señor estaba allí para sanarlos”.

Lo que aquí tenemos es un grupo de líderes judíos del pueblo de Capernaúm escuchando las enseñanzas de Yeshúa. El relato de Lucas claramente dice que estos eran líderes judíos que se habían reunido de todas las aldeas: Galilea, Judea y los alrededores de Jerusalén. ¿Por qué estos líderes judíos,  repentinamente, estaban teniendo una convención en Capernaúm? Ésta era en respuesta al primer milagro mesiánico. Ellos sabían que Jesús había sanado a un leproso. De acuerdo a sus propias enseñanzas, sólo el Mesías podría hacer tales milagros. Si Él había sanado a un leproso, bien podía significar que Él era el Mesías. Así que vinieron juntos para investigar a Jesús.

De acuerdo a la ley del Sanedrín, si había algún tipo de movimiento mesiánico, el Sanedrín debía investigar la situación en dos etapas. La primera era llamada “La etapa de observación”. Se formaba una delegación para investigar con sólo observar. Tenían que observar qué se decía, se hacía y se enseñaba, y no se les permitía hacer preguntas o presentar objeciones. Después de un período de observación, debían regresar a Jerusalén y reportarse ante el Sanedrín, y allí se daba un veredicto. El movimiento, ¿era relevante, o insignificante? Si declaraban que el movimiento era insignificante, se abandonaba el asunto. Pero si declaraban que el movimiento era relevante, entonces seguía una segunda etapa de investigación llamada “La etapa de interrogatorio”. En esta etapa se interrogaba al individuo o a los miembros del movimiento. Entonces hacían preguntas y presentaban objeciones para descubrir si los reclamos debían ser aceptados o rechazados. Este incidente en Lucas 5:17 registra la primera etapa, la de observación. Los líderes judíos estaban allí para observar lo que Jesús decía, hacía y enseñaba. Hasta este punto ellos no podían hacer preguntas o presentar objeciones. Pero debido a que un milagro mesiánico había sido hecho, todos los líderes de todas las aldeas, habían venido a Jerusalén para participar en la etapa de observación, para ver lo que Yeshúa decía, hacía y enseñaba.

Mientras Yeshúa (Jesús) estaba enseñando, cuatro amigos trajeron a un paralítico para que Él lo sanara. Pero no pudieron entrar porque los líderes judíos estaban bloqueando la puerta. Entonces subieron al techo y haciendo una abertura en él, bajaron al paralítico y lo pusieron a los pies de Jesús. En este momento Yeshúa se apartó de Su proceso normal y no hizo lo mismo que en otras ocasiones, simplemente procedió a sanar al enfermo que le había sido traído.
En Marcos 2:5 leemos: “Y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados”.

En vez de simplemente sanar al hombre, Jesús hizo una declaración extraordinaria: “Hijo, tus pecados te son perdonados”, sabiendo de antemano que al estar presentes los líderes judíos Sus palabras iban a provocar una respuesta negativa. Y en efecto así sucedió, pues en Marcos 2:6 leemos: “Y estaban sentados allí unos de los escribas, los cuales pensaban en sus corazones…”.

Esta era la etapa de observación. Ellos sólo podían observar; no tenían permiso de hacer preguntas o presentar objeciones.

De acuerdo a Marcos 2:7, ellos pensaban en sus corazones: ¿Por qué habla Éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? La teología de ellos era totalmente correcta; nadie podía perdonar pecados, sino sólo Dios. Y ya que Yeshúa se había tomado la prerrogativa de perdonar pecados, esto podía significar una de dos cosas. La primera, que tal vez era un blasfemo. Pero la segunda posibilidad era que en verdad Él era quien decía ser, La Persona del Mesías. Fue en este momento que Yeshúa se dirigió a los líderes de Israel y les preguntó en Marcos 2:9: “¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda?”.

La pregunta fue: “¿Qué es más fácil decir uno a otro: Tus pecados te son perdonados, o decir a un paralítico, voy a sanarte, así que levántate y anda?”. Lo más fácil es decir: “Tus pecados te son perdonados”. Pues esto no requería de algo externo y tangible, de una evidencia palpable. Pero decir a un paralítico que iba a ser sanado era más difícil porque eso requería de una evidencia externa y palpable.

Jesús procedió a probar que podía decir lo más fácil “Tus pecados te son perdonados” haciendo lo más difícil, sanar al paralítico. Él procedió a sanar al paralítico. Hubo una evidencia instantánea y palpable, porque el hombre pudo levantarse, caminar y aun llevar el lecho sobre sus hombros. Esto probó que Yeshúa podía decir lo más fácil, que también los pecados de este hombre eran perdonados. Si Jesús podía perdonar pecados, eso significaba que Él era quien decía ser, La Persona del Mesías. En respuesta al milagro mesiánico de sanar al leproso, se dio comienzo a una intensa investigación de Sus reclamos mesiánicos. Los líderes observaron que Jesús reclamó la autoridad de perdonar pecados. Por tanto, Él era un blasfemo, o la Persona del Mesías. Es evidente que los líderes de Israel regresarían a Jerusalén y declararían que el movimiento de Yeshúa era relevante. Después de este evento, Él comenzó a pasar por la segunda etapa de investigación de parte del Sanedrín, la etapa de interrogatorio. Entre su primer milagro mesiánico y el segundo milagro mesiánico, adonde quiera que Jesús fuera, los Fariseos se aseguraban de seguirlo. Para este tiempo, ellos ya no guardaban silencio. Adonde quiera que iba, un Fariseo estaba allí haciendo preguntas o levantando objeciones. Ellos estaban buscando una justificación para rechazar o aceptar sus reclamos mesiánicos. 

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