Por Dr. David Reagan
"El Gran Día de Su Ira", (ca. 1853), por el pintor inglés John Martin (1789-1854)
A mediados de la década de 1990, un popular presentador de un programa de radio en una estación secular de Oklahoma City me entrevistó en vivo vía telefónica. Él había visto un artículo que yo había escrito acerca de la responsabilidad financiera de los ministerios cristianos, y le había gustado.
Comenzó la entrevista dándome amablemente la oportunidad de hablar sin parar durante unos diez minutos acerca de la forma en la que Dios había transformado mi vida y me había llamado al ministerio. Luego pasamos a una discusión de los escándalos que habían sacudido recientemente a la comunidad cristiana en todo el país.
La Palabra Innombrable
Todo iba bien, hasta que el anfitrión me pidió que resumiera el mensaje fundamental de mi ministerio. Respondí diciendo que Dios me había llamado a proclamar “el pronto regreso de Jesús en ira”.
Antes de que pudiera continuar con mi explicación, el locutor me interrumpió. “¿Qué quiere decir, ‘ira’?”, preguntó.
“Quiero decir que Jesús va a regresar muy pronto para derramar la ira de Dios sobre aquellos que han rechazado el amor, la gracia y la misericordia de Dios”.
“¡Su Dios es un Dios monstruo!”, espetó. Luego añadió: “Soy cristiano, ¡y puedo decirle que mi Dios no le haría daño a una pulga!”.
Ése fue el final de la entrevista. Él me colgó. No se me dio la oportunidad de responder a su tergiversación de nuestro Creador.
El Gran Engaño de Satanás
La respuesta vehemente del presentador de radio a la ira de Dios no me sorprendió. Es característica de cristianos y no cristianos, y la he encontrado muchas veces.
Satanás le ha vendido al mundo una lista de bienes con respecto a la naturaleza de Dios. La mayoría de las personas, tanto cristianas como no cristianas, tienden a ver a Dios como una especie de oso de peluche cósmico.
Lo ven grande y cálido y suave, lleno de amor y perdón infinitos. Él no podría lastimar a una mosca, y ciertamente no sería tan cruel como para condenar o dañar a cualquier ser creado a Su imagen. El Día del Juicio. Dios simplemente les dará a todos un gran abrazo y un guiño a sus pecados.
El problema con esta imagen maravillosamente reconfortante es que es una mentira directamente del abismo del infierno.
El Dios Verdadero
Sí, la Biblia enseña que Dios es amoroso, paciente, atento y clemente (Salmo 86:15 y Juan 3:16). Como lo dijo el apóstol Juan, “Dios es amor” (1 Juan 4:8).
Dos de mis pasajes favoritos en la Biblia enfatizan la naturaleza personal amorosa de Dios. Uno fue escrito por el apóstol Pedro. En 1 Pedro 5:6-7, él dice que debemos echar todas nuestras ansiedades sobre Dios, “porque él tiene cuidado de vosotros”. Ése es un pensamiento muy reconfortante.
El otro pasaje que me gusta leer una y otra vez consiste de palabras pronunciadas por el profeta Jeremías en Lamentaciones 3:22-24 (RVA-2015):
Por la bondad del SEÑOR
es que no somos consumidos, porque nunca decaen
sus misericordias.
Nuevas son cada mañana;
grande es tu fidelidad.
“El SEÑOR es mi porción”, ha dicho
mi alma; “por eso, en él esperaré”.
Pero la Biblia también enseña claramente que hay otro aspecto del carácter de Dios que es igualmente importante. Es el aspecto que Satanás quiere que ignoremos, y ha sido muy exitoso al incitar a los ministros a pasarlo por alto. Después de todo, ¡éste no produce sermones populares! Estoy hablando, por supuesto, de la santidad de Dios (Levítico 11:44; Isaías 6:3; 1 Pedro 1:16).
¿Gracia o Ira?
La Biblia enseña que Dios es perfectamente santo. Debido a este atributo de Su carácter, Él no puede tolerar el pecado (Números 14:18). La Biblia dice que Dios debe tratar con el pecado, y Él lo hace de una de dos maneras — con gracia o con ira —.
Todos nosotros parecemos conocer Juan 3:16 — un versículo muy reconfortante acerca del amor de Dios por nosotros. Pero pocos de nosotros parecemos estar al tanto de las palabras registradas unos versículos más adelante, en Juan 3:36 — palabras tomadas de un sermón de Juan el Bautista: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”.
El apóstol Pablo enfatizó este punto en su predicación y enseñanza. En Efesios 5, advierte contra la inmoralidad, la codicia, y la idolatría, y luego añade esta observación: “Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia” (Efesios 5:6).
Llegamos a estar bajo la gracia de Dios cuando ponemos nuestra fe en Jesús y cuando nos apropiamos Su sacrificio expiatorio por nuestras vidas (1 Juan 1:7). No hay salvación aparte de Jesús (Hechos 4:10-12). Aquellos que han rechazado el regalo de gracia de Dios en Jesús están bajo la ira de Dios (Juan 3:36), y no tienen a nadie a quién culpar más que a sí mismos.
En la segunda parte de esta exploración sobre el carácter de Dios, buscaremos en la Biblia para ver si el Dios de ira retratado en el Antiguo Testamento no es el Dios del Nuevo Testamento.
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
Original article:
The Wrath of God: Is it a Myth or a Reality?