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jueves, 15 de junio de 2017

Libro: ¿Qué Amor es Éste? — Capítulo 4 (Parte 1)

La Sorprendente Conexión del Calvinismo con el Catolicismo

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No hay duda de que Calvino impuso sobre la Biblia ciertas interpretaciones erróneas provenientes de su trasfondo católico romano. Muchos líderes calvinistas concuerdan que los escritos de Agustín fueron el origen real de la mayor parte de lo que hoy en día es conocido como Calvinismo. Los calvinistas David Steele y Curtis Thomas señalan que “Las doctrinas básicas de la posición calvinista habían sido defendidas vigorosamente por Agustín contra Pelagio durante el Siglo V”.1

En su revelador libro, El Otro Lado del Calvinismo [The Other Side of Calvinism], Laurence M. Vance documenta minuciosamente que “Juan Calvino no originó las doctrinas que llevan su nombre…”.2 Para este efecto, Vance cita a numerosos calvinistas conocidos. Por ejemplo, Kenneth G. Talbot y W. Gary Crampton escriben, “El sistema de doctrina que llevan el nombre de Juan Calvino de ninguna manera fue originado por él…”.3 B. B. Warfield declaró, “El sistema de doctrina enseñado por Calvino es simplemente el Agustinianismo común a todo el cuerpo de los reformadores”.4 Así pues, la deuda que los credos provenientes de la Reforma deben a Agustín también es reconocida. Esto no es sorprendente en vista del hecho de que la mayoría de los reformadores habían sido parte de la Iglesia Católica Romana, de la cual Agustín era uno de los “santos” tenido en más alta estima. John Piper reconoce que Agustín fue la influencia principal sobre Calvino y Lutero, que siguieron reverenciándolo y a sus doctrinas incluso después de que se separaron del Catolicismo Romano.

C. H. Spurgeon admitió que “quizá el mismo Calvino lo derivó [el Calvinismo] principalmente de los escritos de Agustín”.6 Alvin L. Baker escribió, “Difícilmente existe una doctrina de Calvino que no lleve las marcas de la influencia de Agustín”.7 Por ejemplo, lo siguiente de Agustín suena como un eco reverberando a través de los escritos de Calvino:

Así como los ha designado para ser regenerados…a los cuales predestinó para la vida eterna, como el más misericordioso dador de gracia, mientras que a aquellos a los que ha predestinado a la muerte eterna, él también es el más justo otorgador de castigo.8

C. Gregg Singer dijo, “Las características principales de la teología de Calvino se encuentran en los escritos de San Agustín a tal punto que muchos teólogos consideran al Calvinismo como una forma más completamente desarrollada de Agustinianismo”.9 Tales afirmaciones son declaraciones asombrosas en vista del hecho indiscutible que, como señala Vance, la misma Iglesia Católica Romana tiene mayores derechos sobre Agustín que los calvinistas.10 Calvino mismo dijo:

Agustín es tan integral conmigo que, si deseara escribir una confesión de mi fe, lo podría hacer con toda plenitud y satisfacción de mí mismo a partir de sus escritos”.11

Agustín y el Uso de la Fuerza

Los donatistas del Siglo IV creían que la Iglesia debía ser una comunión pura de verdaderos creyentes que demostraban la verdad del Evangelio en sus vidas. Aborrecían la apostasía que había entrado a la Iglesia cuando Constantino unió el cristianismo con el paganismo con el fin de unificar al imperio. Los clérigos acomodados eran “sacerdotes malignos trabajando tomados de la mano con los reyes de la tierra, que muestran que no tienen a ningún rey más que a César”. Para los donatistas, la Iglesia era un “pequeño cuerpo de salvos rodeados por la masa no regenerada”.12 Éste es, por supuesto, el punto de vista bíblico.

Agustín, por el contrario, veía a la iglesia de su época como una mezcla de creyentes e incrédulos, en la que a la pureza y la maldad se les debía permitir existir una junta a la otra por el bien de la unidad. Él usó el poder del estado para obligar la asistencia a la iglesia (como también haría Calvino 1,200 años después): “A quienquiera que no fuera hallado dentro de la Iglesia  no se le preguntaba la razón, sino que debía ser corregido y convertido…”.13 Calvino siguió a su mentor Agustín al forzar la asistencia a la iglesia y la participación en los sacramentos por medio de amenazas (y cosas peores) contra los ciudadanos de Ginebra. Agustín “identificó a los donatistas como herejes…que podían ser sometidos a la legislación imperial [y a la fuerza] exactamente en la misma forma que otros criminales e incrédulos, incluyendo a envenenadores y paganos”.14 Frend dice de Agustín, “El averiguador y sensible joven se había convertido en el padre de la inquisición”.15

Aunque prefería la persuasión de ser posible, Agustín apoyaba usar la fuerza militar contra aquellos que se rebautizaban como creyentes después de la conversión a Cristo y para otros supuestos herejes. En su controversia con los donatistas, usando una interpretación distorsionada y anticristiana de Lucas 14:23,16 Agustín declaró:

Por lo tanto, ¿por qué no debería la Iglesia usar la fuerza para forzar a sus hijos perdidos a regresar?... El Señor mismo dijo, ‘Vayan por los caminos y vallados y fuércenlos a entrar’ Por lo tanto es el poder que la Iglesia ha recibido…a través del carácter religioso y la fe de los reyes…el instrumento por el cual aquellos que son hallados en los caminos y los vallados – es decir, en herejías y divisiones – son forzados a entrar, y que no hallen defectos al ser forzados.17

Lamentablemente, Calvino puso en efecto en Ginebra los mismos principios de castigo, coerción y muerte por los que Agustín abogó y que la Iglesia Católica Romana siguió consistentemente durante siglos. Henry H. Milman escribe: “El Agustinianismo fue elaborado en un sistema mucho más rígido e inflexible por el intelecto severo de Calvino”.18 Y él se justificó a sí mismo usando la interpretación errónea de Agustín de Lucas 14:23. ¿Cómo puede alguien que hoy aclame a Calvino como un gran exégeta, aceptar tal abuso de este pasaje?

¿Forzar? ¿No es ése el trabajo de Dios por medio de la Elección Incondicional y la Gracia Irresistible? ¿Forzar a aquellos por los que Cristo no murió y a los que Dios ha predestinado al tormento eterno? ¡Este verso refuta al Calvinismo sin importar cómo sea interpretado!


Si desea obtener más información acerca de este tema, visite nuestra sección:
»» Libro: ¿Qué Amor es Éste? — Capítulo 4 (parte 2)
»» Libro: ¿Qué Amor es Éste? — Capítulo 4 (conclusión)
»» Calvinismo


Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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Notas

1. David N. Steele and Curtis C. Thomas, The Five Points of Calvinism (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1963), 19.
2. Laurence M. Vance, The Other Side of Calvinism (Pensacola, FL: Vance Publications, rev. ed., 1999), 37.
3. Kenneth G. Talbot and W. Gary Crampton, Calvinism, Hyper-Calvinism and Arminianism (Edmonton, AB: Still Water Revival Books, 1990), 78.
4. Benjamin B. Warfield, Calvin and Augustine, ed. Samuel G. Craig (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1956), 22.
5. John Piper, The Legacy of Sovereign Joy: God’s Triumphant Grace in the Lives of Augustine, Luther, and Calvin (Wheaton, IL: Crossway Books, 2000), 24-25.
6. Charles Haddon Spurgeon, ed., Exposition of the Doctrine of Grace (Pasadena, CA: Pilgrim Publications, n. d.), 298.
7. Alvin L. Baker, Berkouwer’s Doctrine of Election: Balance or Imbalance? (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1981), 25.
8. St. Augustine, A Treatment On the Soul and its Origins, Book IV, 16.
9. C. Gregg Singer, John Calvin: His Roots and Fruits (Abingdon Press, 1989), vii.
10. Vance, Other Side, 40.
11. John Calvin, “A Treatise on the Eternal Predestination of God,” in John Calvin, Calvin’s Calvinism, trans. Henry Cole (Grandville, MI: Reformed Free Publishing Association, 1987), 38; cited in Vance, Other Side, 38.
12. Leonard Verduin, The Reformers and Their Stepchildren (Sarasota, FL: Christian Hymnary Publishers, 1991), 33.
13. Petilian II.85.189; cited in W. H. C. Frend, The Rise of Christianity (Philadelphia, PA: Fortress Press, 1984), 671.
14. Frend, Rise, 671.
15. Ibid., 672.
16. F.F. Bruce, Light in the West, Vol 3 in The Spreading Flame (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co, 1956), 60-61.
17. E. H. Broadbent, The Pilgrim Church (Port Colborne, ON: Gospel Folio Press, reprint 1999), 49.
18. Henry H. Milman, History of Christianity (New York: A. C. Armstrong and Son, 1886), 3:176.

Libro: ¿Qué Amor es Éste? — Endosos

Lo que líderes cristianos están diciendo acerca de este libro

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TIM LAHAYE
Autor de más de 50 libros, incluyendo coautor de la serie Dejados Atrás.

"El sugerir que el Dios misericordioso, paciente, de gracia y amoroso de la Biblia inventara una doctrina tan espantosa como el Calvinismo, a la que nos gustaría hacernos creer que es un acto de 'gracia' el seleccionar solamente a ciertas personas para ir al cielo y mediante la exclusión, escoger a otros para ir al infierno, se acerca peligrosamente a la blasfemia. Y es por eso que felicito a Dave Hunt por escribir esta excelente aclaración de la doctrina que tiene sus raíces en el humanismo griego, de donde se originó, y no de las escrituras.

Este libro bien podría ser el libro más importante escrito en el siglo XXI para que todos los cristianos evangélicos puedan leer. Le ayudará a conocer y amar el verdadero Dios de la Biblia que claramente dice de sí mismo, 'no es mi voluntad que ninguno perezca sino que todos vengan al arrepentimiento.' El Calvinismo está muy lejos del Dios de la Biblia que ama a la humanidad tanto que envió a su Hijo unigénito para salvar a todo aquel que pide de él misericordia en el nombre de su hijo resucitado, Jesucristo. Todo ministro evangélico debería leer este libro. Si lo hicieran, veríamos un avivamiento de la pasión para ganar almas que impactaría a este mundo y las multitudes podrían ver claramente al verdadero Dios de la Biblia, y no al falso dios del Agustinianismo y Calvinismo."

CHUCK SMITH
Pastor, Calvary Chapel Costa Mesa

“Dave Hunt lo ha hecho otra vez. Así como sus libros, La Seducción de la Cristiandad y Una Mujer Cabalga la Bestia han movido a la comunidad cristiana a fijarse seriamente en las enseñanzas aberrantes de algunos Pentecostales y la Iglesia Católica, ahora en su último libro sobre el Calvinismo, él trae a la luz las enseñanzas de Juan Calvino, que de seguro causarán impacto a través de toda la iglesia y enviará a muchos de vuelta a un estudio serio del TULIP a la luz de la palabra de Dios. Él ha investigado los orígenes de las enseñanzas del Calvinismo y documenta minuciosamente sus resultados. Es una lectura obligada para aquellos que son serios en su deseo de comprender la influencia que Calvino ha tenido y sigue teniendo en la Iglesia Evangélica”.

ELMER L. TOWNS
Decano, Escuela de Religión, Liberty University

"Dave Hunt ha dado detalles exactos para mostrar las fallas agonizantes de los abusos calvinistas que la mayoría de las personas no ha considerado. Me gustaría que todos mis estudiantes en Liberty University (Universidad Libertad)  lean este análisis a profundidad. Parece que cada año el Calvinismo, como el diente de león, brota en la primavera. Los estudiantes se ocupan en discutir las cuestiones del Calvinismo. Aquellos estudiantes que no les gusta ganar almas agresivamente utilizan su punto de vista del Calvinismo para defender su posición. Aquellos que son ganadores de almas agresivos atacan las debilidades del Calvinismo. Muy poco de sus discusiones se basan en la verdad de la palabra de Dios. En el análisis final, sus argumentos son como malas hierbas, es decir, dientes de león que no fructifica. Muchos leerán este libro 'para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,' sino que pueden basarse en la palabra de Dios".

WILLIAM MACDONALD
Autor de más de 80 libros en 100 idiomas incluyendo Comentario Bíblico del Creyente y El Verdadero Discipulado

"Este libro expone al Calvinismo tradicional por presentar a Dios de una manera totalmente anti-bíblica. Los calvinistas profesos tendrán que reconsiderar su posición cuando se den cuenta de las verdades bíblicas que están en juego. Este libro permanecerá como una obra definitiva sobre el tema".

DR. CHUCK MISSLER
Fundador, Koinonia House

 "El carácter de Dios ha sido totalmente tergiversado por nuestras tradiciones denominacionales comunes. Dave Hunt continúa su compromiso intrépido por revelar la verdad — a pesar de no ser considerado la norma actual o de ser políticamente incorrecto —. Ponga venda a sus prejuicios y esté listo para recibir una perspectiva impresionante y urgentemente necesaria en esta área muy controvertida. Éste es otro tema esencial para el estudiante serio de la palabra de Dios".

ARNO FROESE
Director Ejecutivo, Ministerio Llamada de Medianoche • Editor, Llamada de Medianoche

"Raramente alguien ha llevado a cabo la exhaustiva tarea de detallar y documentar la idea errónea de la gracia soberana de Dios como Dave Hunt. Al leerse esta obra, debe convencer incluso al más acérrimo calvinista a reconocer la errónea teología filosófica de preselección como un intento de eliminar la capacidad del hombre para ejercer su libre albedrío, que reduce el amor soberano de Dios a un acto de un mero dictador. Este libro debe ser leído por cada comunicador del Evangelio en defensa de los principios fundamentales de la gracia de Dios".

JOSEPH R. CHAMBERS, DD, DSL
Pastor, autor, y anfitrión de radio

"Este increíble libro de Dave Hunt es fundamental en la generación de 'guerra de clases'. Es difícil creer que el mundo cristiano tiene su propio sistema de 'segregación'. Eso es exactamente lo que representa el híper-Calvinismo, y este libro expone lo que es realmente el horror de la segregación espiritual por lo que realmente es. El Calvinismo convierte a nuestro Padre celestial en el peor déspota, y me uno a Dave en declararlo: ¡No Culpable! La revelación bíblica de la redención no deja a nadie sin invitación".

JIM CUSTER
Ministerio Right Start

"Estoy contento de ver a Dave abordar un tema duro, y suministrarnos de materiales de las que muchos de nosotros no hemos tenido acceso hasta ahora, y que desafían la base bíblica del TULIP".

BOB WILKIN, PH.D.
Fundador y Director Ejecutivo, Grace Evangelical Society

"Dave Hunt nos ha dado una fascinante exposición del Calvinismo moderno de cinco puntos que es altamente legible y práctico. Especialmente disfruté de la sección de perseverancia y seguridad de la salvación".

HARRY BOLLBACK
Co-fundador con Jack Wyrtzen de Word of Life Internacional

"Como un biblicista, este libro me parece una refrescante revisión bíblica de las cosas que durante muchos años han llevado a confusión a los creyentes. Hemos permitido que palabras e ideas de hombres determinen nuestra posición. Este libro nos recuerda de escuchar lo que la Palabra de Dios tiene que decir".

JOE JORDAN
Director Ejecutivo Word of Life Fellowship, Inc.

"La manera en que Dave Hunt trata esta antigua controversia sobre la elección y la predestinación en su libro, ¿Qué Amor es Este? La Tergiversación de Dios que hace el Calvinismo, no sólo nos hace reflexionar, sino que también lleva al lector a concentrarse en un punto de vista bíblico en esta cuestión teológica tan controvertido. Muchas veces la teología se aborda filosóficamente y no bíblicamente, y este enfoque traerá estragos a la iglesia. En el libro de Dave, somos desafiados a volver a las Escrituras a medida que evaluamos el trabajo de Dios sobre este tema tan importante de la salvación. Éste es definitivamente un libro que nos lleva a reflexionar sobre cómo formulamos nuestra doctrina".

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

jueves, 8 de junio de 2017

Libro: ¿Qué Clase de Amor es Éste? — Índice

La Tergiversación de Dios que Hace el Calvinismo


Contenido






 6. Arminio, Dort, Westminster, y los Cinco Puntos

 7. Depravación total

 8. El tema solemne: el carácter de Dios

 9. La verdad acerca de la depravación humana

10. Una soberanía distorsionada

11. Soberanía y libre albedrío

12. La presciencia y la voluntad del hombre

13. Erasmo y Lutero en debate

14. ¿La esclavitud de la voluntad?

15. Elección incondicional

16. ¿Está la salvación disponible para todos?

17. La presciencia y la predestinación/elección

18. La expiación limitada

19. Abusando de la Palabra de Dios

20. Comprendiendo escrituras cruciales

21. Más escrituras cruciales

22. La gracia irresistible

23. El problema irresoluble del calvinista

24. Cuando la gracia no es gracia

25. La gracia y la responsabilidad humana

26. Los errores del calvinismo son serios

27. La persuasión, el Evangelio, y Dios

28. ¿Cuándo es que el “amor” no es amor?

29. La perseverancia de los santos

30. Las dudas honestas de un calvinista

31. Descansando en el amor de Dios

Unas palabras finales


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miércoles, 10 de febrero de 2016

El Enigma del Calvinismo

"Leyendo a los escritores calvinistas, encontramos que la única cosa que es consistente es su inconsistencia".

Por T. A. McMahon 


El Calvinismo, desde mi primer contacto con sus enseñanzas y prácticas hasta el día de hoy, no ha dejado de ser un enigma para mí. De hecho, cuanto más he aprendido sobre el tema, resulta ser aún más desconcertante. Algunos defensores del Calvinismo me han dicho que mi mente es muy limitada para poder comprender sus enseñanzas. En lugar de estar ofendido por esa acusación, me parece una crítica que me pone en buena compañía. Dave Hunt, uno de los hombres más inteligentes que he conocido, fue acusado una vez por dos jóvenes pastores calvinistas de "no tener la capacidad de" entender el Calvinismo (es decir, ser demasiado estúpido), principalmente porque él no tenía conocimiento del idioma griego y hebreo. La respuesta que Dave dio a estos jóvenes fue apacible pero firme, diciéndoles que su propia educación era relativamente breve en los idiomas griego y hebreo si se compara al conocimiento que los cristianos del primer siglo tenían de tales idiomas. Sin embargo, el conocimiento de esos idiomas no parece haber dado a los primeros creyentes ninguna ventaja para dejar de lado las enseñanzas de las Escrituras, ya que la mayor parte del Nuevo Testamento fue escrito para corregir los errores de ellos.

Este artículo, sin embargo, no es una apología del Calvinismo. Dave y otros han escrito volúmenes criticando ese sistema de creencias, así que cualquiera que esté interesado puede acceder fácilmente a tal información. Si no está familiarizado con las creencias del Calvinismo, nuestros materiales de recursos son extensos, desde el libro de Dave Hunt titulado: "¿Qué amor es Éste?", hasta los más pequeños libros y folletos, que están llenos de información.

Lo que presento aquí son solamente algunas de las conclusiones que he formulado a través de los años y que son inquietantes y sorprendentes y que hasta ahora no he tenido una explicación razonable excepto el escuchar que "los caminos, los medios y los pensamientos de Dios están más allá de mis pensamientos y comprensión". Indudablemente que ése es el caso aunque Dios nos dice, "Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta" y Él nos ha dado su Espíritu Santo para ayudarnos con nuestra falta de entendimiento (Isaías 1:18; Juan 16:13; 1 Cor. 2:14). Sin embargo, las conclusiones que siguen a continuación son algunas de las cosas que me parecen ser terriblemente desconcertantes.

Habiendo sido educado en la religión Católica, en una escuela primaria católica, en una escuela militar católica y en una escuela secundaria católica, mi conocimiento de mi fe era a mi parecer bastante sólido.  Yo era considerado como un "católico devoto", lo que significaba que tomaba mi religión muy en serio.  Uno de los "santos" católicos más alabados era San Agustín. Me enseñaron que él era el padre y Doctor (maestro) de la Iglesia Católica. Él había inspirado algunos y confirmado todos los dogmas del Catolicismo Romano. Él creyó y enseñó la presencia real de Cristo en el pan y el vino en la Misa; que la Misa, como la Eucaristía, era una continua inmolación (muerte sacrificial) de Jesús; que el bautismo es absolutamente necesario para la salvación; que María era una virgen perpetua y sin pecado; que los libros Apócrifos eran parte del canon del Antiguo Testamento; que los papas eran el cumplimiento de la sucesión apostólica; que Cristo no reinaría literalmente mil años sobre la tierra, y que toda la autoridad espiritual residía en la Iglesia Católica Romana. Con respecto a este último punto, Agustín escribió: "Si encuentra alguien que todavía no cree en el Evangelio, ¿qué le contestaría usted cuando él dice 'No creo'?  De hecho, no creería en el Evangelio yo mismo si la autoridad de la Iglesia Católica no me moviera a hacerlo". No cabe duda alguna que "San" Agustín era completamente Católico.  

¿Calificaría uno al Catolicismo de San Agustín como un enigma? Protestantes calvinistas, quienes protestan contra la iglesia de Roma, incluyendo a Juan Calvino, mantuvieron y continúan manteniendo a Agustín en una reverencia que está al borde de ser idolatría. Calvino lo llamó "Santo Padre" en sus "Institutos de la Religión Cristiana"   y lo cita más de 400 veces. El Calvinista François Wendel reconoce que "sobre puntos de doctrina [Calvino] pide prestado a San Agustín con las dos manos"  (TBC 7/12). Dave Hunt señala en "¿Qué amor es Éste?" el gran elogio a San Agustín por líderes calvinistas refiriéndose a él como: "Una de las grandes mentes teológicas y filosóficas que Dios ha dado a Su iglesia" (Talbot y Crampton, citado en Dave Hunt, "¿Qué amor es Éste?").   "El cristiano más grande desde la época del Nuevo Testamento... el hombre más grande que haya escrito en el idioma latín" (Souter, citado en Hunt, "¿Qué amor es Éste?"). "[Sus] obras y escritos, más que las de cualquier otro hombre en la época en que vivía, contribuyeron a la promoción de la sana doctrina y el renacimiento de la religión verdadera" (Rice, Ibíd.). Estos comentarios provienen de aquellos que representan un sistema religioso que históricamente se ha opuesto a la Iglesia Católica Romana, al menos, eso es la percepción general.

Si eso no es desconcertante, consideren esto: uno de los íconos venerados del Calvinismo, B. B. Warfield, quien dirigió el seminario de Princeton, afirmó que Agustín no era solamente el fundador del Catolicismo Romano, sino también era el Padre de la Reforma (Warfield, Ibíd., 59). Se necesita más que una imaginación creativa para dar sentido a esa perspectiva.

El grito de los reformadores fue la llamada "sola escritura", que significa que solamente la Biblia debe ser la autoridad para el cristiano en todos los asuntos de fe y práctica, con lo cual estoy totalmente de acuerdo.  Sin embargo, aunque Calvino y Lutero, entre otros, saludaban esa bandera, no vivieron cumpliendo su importante verdad. Mantuvieron ciertos hábitos de su antigua fe que no se encuentran en la Palabra de Dios o que son contrarios a las enseñanzas de las Escrituras. El bautismo de infantes, por ejemplo, se mantuvo, y se afirmó que tal ritual convierte a niños en cristianos y les abre la puerta al cielo. El ritual del bautismo, en vez de ser una declaración pública de una identificación con Cristo, implicó la eliminación de los pecados y concede regeneración espiritual. También continuaron con el clericalismo, dando autoridad especial a sus sacerdotes. Empujaron la Ordenanza de Cristo de comunión más allá de su instrucción escritural. La comunión se convirtió en un sacramento eficaz con sus elementos sagrados que podría ser administrado sólo por el clero, en lugar de ser un simple acto llevado a cabo por todos los creyentes en recuerdo de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Calvino, en particular, continuó la práctica católica de las iglesias respaldado por el Estado, y a consecuencia de esto, el gobierno secular de Ginebra apoyó sus decretos, los cuales fueron algunas veces letales. Obviamente, la idea de la "sola escritura" funcionalmente se perdió por aquellos que dijeron que deseaban reformar el Catolicismo Romano.  Estoy desconcertado y apenado que tal abandono crítico por las Escrituras, es pasado por alto por los calvinistas.   

Pero hay mucho más que me desconcierta, y la idea calvinista sobre la predestinación está en la parte superior de la lista e infecta al resto. Yo no puedo comprender cómo un cristiano que cree en la Biblia, pueda aceptar el punto de vista de Calvino acerca de la predestinación y al mismo tiempo aceptar la soberanía de Dios, que él (Calvino) tomó principalmente de los escritos de "San" Agustín. Calvino declara, "Yo digo al igual que Agustín, que el Señor ha creado los que, como ciertamente conoció con anterioridad, debían ir a la destrucción, y lo hizo porque Él lo quiso. ¿Por qué razón Él quiso?, no es para nosotros el preguntar..."    

Calvino enseñó que todo depende de la mera voluntad de Dios. Escribe el Calvinista R. C. Sproul Jr., "Dios dispone todas las cosas que vienen a pasar... Dios causa que cada hombre caiga en pecado... Dios creó el pecado"(Sproul Jr., Ibíd., 275). Otro calvinista agrega: "Dios está detrás de todo. Él decide y hace que todas las cosas sucedan... Él ha pre ordenado todo  'a través del Consejo de Su voluntad': el movimiento de un dedo, el latido de un corazón, la risa de una niña, el error de un mecanógrafo, incluso el pecado" (Palmer, Ibíd.). Piense por un momento acerca de las implicaciones de lo que han dicho estos hombres y que además enseñan a multitudes de otros calvinistas que están de acuerdo con ellos.  ¿Realmente creen que Dios es el autor de cada acto malvado de la humanidad? Si es así yo no puedo ver cómo pueden racionalizar su manera de pensar que los pueda alejar de tal conclusión, es la blasfemia máxima dirigida al carácter de Dios. Mi reacción inmediata es de espanto: ¿cómo es posible que estos hombres que profesan conocer y amar a Dios y que son muy apreciados en el mundo cristiano, puedan pensar de tal manera y hasta predicar ese punto de vista?  ¿Es posible que su "razonamiento intelectual" los haya cegado para no ver el gran número de Escrituras que claramente y abrumadoramente contradicen tal teología?  No entiendo por qué ellos no entienden.

Y esto no es una manera calvinista de pensar llevada al extremo.  La predestinación es central en la enseñanza del Calvinismo sobre la soberanía, presciencia, elección incondicional, la negación del libre albedrío, expiación limitada, gracia irresistible, regeneración antes de creer y, sin duda, el destino eterno de millones, quizás miles de millones de almas, que han sido predestinadas al Lago de Fuego antes del principio de los tiempos.  

Yo podría llenar cada página de esta publicación y aún más con las contradicciones, las absurdas conclusiones y las caracterizaciones erróneas y trágicas que han sido generadas por las creencias calvinistas de nuestro Dios y Salvador acerca de la predestinación y la soberanía. Son una terrible ofensa a la verdad bíblica y al sentido común. El espacio designado para este artículo me limita sin embargo a enumerar sólo algunas. Sin embargo, espero que aquellos que se llaman calvinistas o se inclinan hacia ese sistema de creencias, piensen seriamente y oren antes de adoptar tales creencias.    

Mis preguntas son las siguientes: ¿por qué Jesús predicaría arrepentimiento a las multitudes (Mateo 4:17) si su destino ya estaba predestinado? ¿Cuál fue el propósito de Jesús en maldecir a las ciudades donde Sus milagros fueron hechos si no se arrepintieran? ¿Tuvieron ellos una opción? ¿Por qué Jesús invitó a todos los que están cansados y agobiados a venir a Él (Mateo 11:28), si los que no son elegidos no pueden hacerlo? ¿Por qué Jesús llamó a un  niño pequeño a sí mismo (Mateo 18:1-4) y dijo: "si no os volvéis u os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos"?  Él también dijo lo siguiente: "no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños"(Mateo 18:14). ¿Por qué Jesús llamaría "a toda la multitud" (Marcos 7:14) y les dijo, "Oídme todos, y entended", si ellos no podrían acudir a Él o entender hasta que fueran regenerados? ¿Entendió mal el ángel que apareció a los pastores (Lucas: 2:10) cuando dijo, "No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo"?  Si Jesús predestinó a un número incalculable de almas a un destino horrible, ¿por qué diría Él, "porque el hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas" (Lucas 9:56)? ¿Por qué hay "gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente" (Lucas 15:10), si fue coaccionado por la "gracia irresistible" y previamente estaba programado? Juan escribe, "y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo" (1 Juan 4:14). " Y creyeron muchos más por la palabra de Él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo" (Juan 4:41-42). ¿Fueron todos estos samaritanos regenerados antes de venir a Él? 

Esos son algunos de los versículos que presentan dudas razonables acerca de las creencias calvinistas. El Antiguo Testamento y el resto del Nuevo Testamento están llenos de cientos de versículos más. En relación con el Antiguo Testamento, ¿por qué diría Josué, "escogeos hoy a quien sirváis" y "pero yo y mi casa serviremos a Jehová" si, de hecho, él y ellos no tenían ninguna opción en la materia? (Josué 24:15).  En el libro de Apocalipsis se nos dice del juicio del gran trono blanco de los perdidos (Apocalipsis 20:11-15).

Si la enseñanza calvinista de la predestinación fuera verdad, es decir, que las almas en pie ante Cristo para juicio final fueran predeterminadas para el Lago de Fuego antes de que la humanidad fuera creada, no dándoles ninguna oportunidad para la salvación, ¿cuál sería el propósito del juicio?  Si el Calvinismo es cierto, y no sólo el destino de los perdidos fue preestablecido, pero los pecados que cometieron fueron creados por un Dios absolutamente soberano, entonces, no hay nada qué juzgar. Cualquier intento de reconciliar estos versículos de juicio con el Calvinismo convierte lo que las Escrituras enseñan en una farsa en el mejor de los casos, y en una burla a Jesús y una mofa contra la palabra de Dios en el peor de los casos.

Leyendo a los escritores calvinistas, encontramos que la única cosa que es consistente es su inconsistencia. Comentarios de John MacArthur en su "Biblia de Estudio", están repletos con enseñanzas que contradicen su Calvinismo de cinco puntos.  Por ejemplo, refiriéndose a Deuteronomio 30:15 escribe: "aquí indica Moisés su opción — amar y obedecer a Dios es la vida y lo bueno, rechazar a Dios es muerte y el mal. Si uno elije amar a Dios y a obedecer Su palabra, 'disfrutarán" de las bendiciones de Dios" — (énfasis agregado).

Para mí, el Calvinismo ha sido un enigma permanente. El haber sido católico por 30 años de mi vida,  mi gratitud va a los Reformadores que enfrentaron a la institución religiosa más poderosa de su época y dirigieron a los cristianos a las enseñanzas de las Escrituras. Sin embargo yo estoy afligido y consternado con la falsa teología anti bíblica que los Reformadores crearon bajo la bandera de "sola escritura"  y la distorsión que esta teología presenta cuando se refiere al carácter de Dios y su potencial para presentar un Evangelio falso.  Su creciente influencia también es muy preocupante e inquietante, personalmente debido a que algunos de mis buenos amigos y familiares son calvinistas o sostienen a algunas de las enseñanzas calvinistas. Aunque agradezco que a través de la oración, Dios provee oportunidades para desafiar estas opiniones a través de las Escrituras, aún sigue siendo una carga que pesa sobre mi corazón.

Aún así, Dios nos proporciona estímulo. Fue en una ocasión en que sentí que no había progreso alguno con mis amigos calvinistas y que la situación me estaba deprimiendo, cuando viajando en un automóvil y platicando con un pastor de buenas a primeras le hice una pregunta imprevista.  Mi pregunta no tenía nada qué ver con lo que estábamos hablando previamente, así que le tomó por sorpresa cuando le pregunté qué pensaba sobre el Calvinismo. Él reflexionó por un momento y luego explicó que cuando estaba en el seminario casi todos sus profesores favoritos era calvinistas. Muchos de sus escritores favoritos cristianos eran calvinistas, y él había leído algunos de sus libros. Por lo tanto, mientras estaba en la escuela, él creyó que él también era calvinista. Entonces mi sobria respuesta a esto fue,  "¿Así que, tú eres calvinista?", que era más una conclusión infeliz que una pregunta. Él me miró con una sonrisa y dijo: "¡No, no lo soy!" En ese momento, creo que me reí con cierto alivio.  A mi siguiente pregunta de, ¿Y qué pasó?, él me respondió con la mayor naturalidad de que mientras más leía la Palabra de Dios, más difícil le resultaba reconciliar sus creencias calvinistas con las Escrituras.

Lo único que puedo añadir a lo anterior es mi oración para que todos los que se sientan atraídos por el Calvinismo hagan lo mismo, es decir, el escrudiñar las Escrituras para ver si tales enseñanzas son fieles a la Palabra de Dios.  

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domingo, 5 de enero de 2014

Editorial: ¿Predestinados para Condenación?


El otro día alguien me llamó y me preguntó: “Cómo es posible que hayamos sido elegidos, y a pesar de eso tengamos que anunciar el Evangelio a los perdidos, para que sean añadidos y lleguen a ser hijos de Dios?“ Citó como fundamento de su pregunta el pasaje de Efesios 1:4: “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado”.

Es cierto que podríamos sacar de esto la lógica conclusión de que si hay elegidos también debe haber no elegidos, en otras palabras: personas salvas y personas perdidas, predestinadas para esto. Y si existiera este tipo de predestinación, todo el esfuerzo humano por ganar almas para Jesús no tendría sentido.

Pero, ¿realmente es así? ¡No! Detrás de estos pensamientos está la astucia de Satanás, que quiere llevarnos a un callejón sin salida por medio de falsas conclusiones, aparentemente lógicas. Si escucháramos al adversario, ya no haríamos nada para llevar a las personas a Cristo, pensando que, de todos modos, todo saldrá como debe salir. Pero, ¿qué significa realmente la predestinación
bíblica?

Es un hecho inamovible que Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Ti. 2:4). Pero, en Su grandeza, en Su conocimiento inconmensurable, Él hace una elección porque sabe cuál será la decisión de cada persona individualmente. Con nuestra razón limitada y oscurecida por el pecado, no podemos concebir el conocimiento absoluto de nuestro Dios y las consecuencias que resultan de él. Pero, las palabras de Romanos 8:29 nos hacen entrever algo de esta verdad: “A los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo…”. Dios nos vio desde el principio, desde la eternidad, incluso ya nos conocía por nombre (comp. Éxodo 33:12). También nuestra decisión a favor o en contra de Él le es conocida. En 2 Timoteo 2:19 leemos: “Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: “Conoce el Señor a los que son suyos”. Y Jesucristo, el Hijo de Dios, dijo: “Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas” (Jn. 10:14). Lo mismo leemos en el Salmo 1:6: “Porque Jehová conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos perecerá”.

La libre elección es parte de la dignidad del ser humano. Él tiene la libertad de decidir qué hará con Jesucristo. Si bien nuestra libre voluntad está bajo el yugo del pecado y de Satanás, esto no significa que no podamos decir “sí” o “no”. Incluso después del arrebatamiento de la Iglesia, en el período de la Gran Tribulación, las personas tendrán la libertad de decir “sí” a Dios.

La decisión en contra de Cristo, lleva al ser humano a un terrible abismo de donde no habrá vuelta. Pero, la decisión a favor de Él nos hace participes de la maravillosa elección de Dios. Entonces, sigamos caminando con Jesús, pues Su elección nos lleva a la gloria: “… los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo… Y a los que predestinó, a éstos también llamó, y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Ro. 8:29-30). ¿No nos da esto razón suficiente para involucrarnos más activamente en Su causa?

Cordialmente en Cristo, les saluda


Peter Malgo


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viernes, 22 de noviembre de 2013

Lo que un Dios Soberano no Puede Hacer



Una de las expresiones más comunes que uno escucha en los círculos cristianos, especialmente para consuelo cuando las cosas no van bien, es que “Dios está en control, Él aún está en el trono”. Los cristianos se consuelan con estas palabras pero, ¿qué significan? ¿Dios no estaba en “control” cuando Satanás se rebeló y cuando Adán y Eva desobedecieron, pero ahora sí lo está? El hecho de que Dios esté en control, ¿significa que todas las violaciones, asesinatos, guerras y la maldad multiplicada son exactamente lo que Él planeó y lo que desea?
Cristo nos pide que oremos, “Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10). ¿Por qué esa oración si ya estamos en el reino de Dios con Satanás atado, tal como Juan Calvino enseñó y los Reconstruccionistas afirman hoy en día? ¿Podría un mundo de maldad desenfrenada ser en realidad lo que Dios desea? ¡Seguro que no!
“¡Espere un minuto!”, alguien argumenta. “¿Está sugiriendo que nuestro Dios omnipotente no puede realizar Su voluntad en la tierra? ¡Qué clase de herejía es ésta! Pablo dice claramente que Dios ‘hace todas las cosas según el designio de su voluntad’ (Efesios 1:11)”.
Sí. Pero la Biblia misma contiene muchos ejemplos de hombres desafiando la voluntad de Dios y desobedeciéndole. Dios se lamenta, “Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí” (Isaías 1:2). Los sacrificios que le ofrecen y sus malas vidas no están, obviamente, de acuerdo con Su voluntad. Se nos dice que “los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios” (Lucas 7:30). La declaración de Cristo en Mateo 7:21 muestra claramente que no todo el mundo hace siempre la voluntad de Dios. Esto también está implícito en Isaías 65:12; 1 Tesalonicenses 5:17-19; Hebreos 10:36; 1 Pedro 2:15, 1 Juan 2:17 y muchos otras Escrituras. De hecho, Efesios 1:11 no dice que todo lo que ocurre está de acuerdo a la voluntad de Dios, sino que de acuerdo con “el consejo” de Su voluntad. Es evidente que el consejo de la voluntad de Dios le ha dado al hombre la libertad para desobedecerle. No hay otra explicación para el pecado.
Sin embargo, en su afán de proteger la soberanía de Dios de cualquier desafío, A. W. Pink sostiene fervientemente: “Dios ordena de antemano todo lo que llega a ocurrir…Dios inicia todas las cosas, regula todas las cosas…”1 Edwin H. Palmer está de acuerdo: “Dios está detrás de todo. Él decide y causa que sucedan todas las cosas que ocurren…Él ha predestinado todo ‘según el designio de su voluntad’ (Ef. 1:11): el movimiento de un dedo…el error de un mecanógrafo – incluso el pecado”.2
Aquí nos enfrentamos con una distinción vital. Una cosa es que Dios, en Su soberanía y sin menoscabo de esa soberanía, dé al hombre el poder para rebelarse contra Él. Esto abriría la puerta para el pecado como responsabilidad exclusiva del hombre por una libre elección. Es algo totalmente diferente que Dios controle todo hasta el punto de que Él deba causar efectivamente que el hombre peque.
Es una falacia pensar que para que Dios esté en control de Su universo, Él deba, por lo tanto, predestinar e iniciar todo. De este modo, Él causa el pecado, luego castiga al pecador. Para justificar este punto de vista, se afirma que “Dios no tiene la obligación de extender Su gracia a aquellos que predestina al juicio eterno”. De hecho, sin embargo, la obligación no tiene ninguna relación con la gracia.
En realidad disminuye la soberanía de Dios sugerir que Él no puede usar para Sus propios propósitos lo que Él no predestina ni origina. No hay razón ni lógica ni bíblica de por qué un Dios soberano, por su propio designio soberano, no les pueda permitir a criaturas hechas a Su imagen, la libertad de una genuina elección moral. Y hay razones de peso de por qué lo haría.
Más de un ateo (o un buscador sincero que esté preocupado por el mal y el sufrimiento) nos dice en nuestras caras, “Usted afirma que Dios es todopoderoso. Entonces, ¿por qué no detiene el mal y el sufrimiento? ¡Si Él puede y no lo hace, es un monstruo; si no puede, entonces no es todopoderoso!”. El ateo piensa que nos tiene arrinconados.
La respuesta involucra ciertas cosas que Dios no puede hacer.
Pero Dios es infinito en poder, ¡así que no debe haber nada que él no pueda hacer! ¿En serio? El hecho mismo de que Él es infinito en poder significa que Él no puede fallar. Hay muchas otras cosas que seres finitos hacen todo el tiempo; pero que el Dios infinito, absolutamente soberano no puede hacer porque Él es Dios: mentir, engañar, robar, pecar, confundirse, etc. De hecho, muchas otras cosas que Dios no puede hacer son de vital importancia que las entendamos, al enfrentar los desafíos de los escépticos.
Por desgracia, hay muchas preguntas sinceras que la mayoría de los cristianos no pueden responder. Pocos padres se han tomado el tiempo para pensar en los muchos desafíos intelectuales y teológicos que sus hijos enfrentan de forma creciente, desafíos para los que la juventud de hoy no halla respuestas desde tantos púlpitos y lecciones de escuela dominical. Como resultado, un número creciente de aquellos criados en hogares e iglesias evangélicas están abandonando la “fe” que nunca entendieron adecuadamente.
¿Son la soberanía y el poder la cura para todo? Muchos cristianos superficialmente piensan que sí. Sin embargo, hay mucho para lo que la soberanía y el poder son irrelevantes. Dios actúa no sólo soberanamente, sino que en amor, gracia, misericordia, bondad, justicia y verdad. Su soberanía se ejerce solamente en perfecta armonía con todos Sus demás atributos.
Hay muchas cosas que Dios no puede hacer, no a pesar de lo que Él es, sino por quién Él es. Incluso Agustín, descrito como el primero de los tempranos así llamados Padres de la Iglesia, quien “enseñó la absoluta soberanía de Dios”,3 declaró, “Por lo tanto, Él no puede hacer algunas cosas por la sencilla razón de que es omnipotente”.4
Debido a su santidad absoluta, es imposible que Dios haga lo malo, que cause que otros hagan lo malo o incluso atraer a alguien hacia lo malo: “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie…” (Santiago 1:13-14). Pero, ¿qué pasa con los muchos lugares en la Escritura donde dice que Dios tentó a alguien o que Él fue tentado? Por ejemplo, “probó Dios a Abraham” (Génesis 22:1). La palabra hebrea ahí y en todo el Antiguo Testamento es nacah, que significa probar o demostrar, como en la valoración de la pureza de un metal. No tiene nada que ver con tentar a pecar. Dios estaba probando la fe y la obediencia de Abraham.
Si Dios no puede ser tentado, ¿por qué se le advierte a Israel, “No tentaréis a Jehová vuestro Dios” (Deut. 6:16)? Incluso se nos dice que en Masah, al exigir agua, “tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está pues Jehová entre nosotros, o no? (Éxodo 17:7). Luego, ellos “tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto… y hablaron, ¿Podrá Dios poner mesa en el desierto? Ellos enojaron al Dios Altísimo” (Salmo 78:18, 41, 56).
Dios no estaba siendo tentado a hacer lo malo, Él estaba siendo provocado, así que Su paciencia estaba siendo probada. En lugar de esperar obedientemente a que Él satisficiera sus necesidades, Su pueblo estaba exigiendo que usara Su poder para darles lo que querían, para satisfacer sus deseos. Su “tentación” de Dios era un desafío blasfemo, que lo obligaba a ceder a sus deseos o a castigarlos por su rebelión.
Cuando Jesús fue “tentado por el diablo”, para que se arrojara desde el pináculo del templo para demostrar que los ángeles lo sostendrían en sus manos, Él citó Deuteronomio 6:16 — “No tentarás al Señor tu Dios” (Mateo 4:1-11). En otras palabras, ponernos deliberadamente en un lugar donde Dios debe actuar para protegernos, es tentarle.
Santiago sigue diciendo, “sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido”. La tentación a lo malo no proviene de afuera, sino de adentro. El hombre que podría no ser “tentado” a ser deshonesto en los negocios, podría sucumbir a la tentación de cometer adulterio y, así, sería deshonesto con su esposa. Se dice que “todo hombre tiene su precio”.

Dios no estaba tentando a Adán y a Eva a pecar cuando les dijo que no comieran de un árbol en particular. Eva fue tentada por su propia codicia y deseo egoísta. Aun en la inocencia, el hombre podía ser egoísta y desobediente. Vemos esto en niños pequeños, quienes aún probablemente no conocen la diferencia entre lo bueno y lo malo.

Adicionalmente, hay una serie de otras cosas que Dios no puede hacer. Dios no puede negarse a Sí mismo o contradecirse. Él no puede cambiar. No puede faltar a Su palabra. Específicamente en relación con la humanidad, hay algunas cosas que Dios no puede hacer, las cuales son muy importantes de entender y de explicar a otros. Uno de los conceptos más fundamentales (y menos comprendido por personas “religiosas”) es éste: Él no puede perdonar el pecado sin que la pena sea pagada y aceptada por el hombre.

¿Estamos diciendo que a pesar de Su soberanía y poder infinito, Dios no puede perdonar a quien Él quiera, que Él no puede simplemente hacer borrón y cuenta nueva en el registro celestial? Exactamente: Él no puede, debido a que Él es también perfectamente justo. “¿Así que está sugiriendo”, se quejan algunos, “que Dios quiere salvar a toda la humanidad, pero carece del poder para hacerlo? Es una negación de la omnipotencia y soberanía de Dios si hay algo que Él desee, pero que no pueda lograr”. De hecho, la omnipotencia y la soberanía son irrelevantes con respecto al perdón.
Cristo en el Jardín, la noche antes de la Cruz, clamó, (Mateo 26:39). Seguramente si hubiera sido posible proveer la salvación de cualquier otra forma, el Padre hubiera permitido que Cristo escapara los atroces sufrimientos físicos de la Cruz, y la infinita agonía espiritual de soportar la pena que Su justicia perfecta había pronunciado sobre el pecado. Pero incluso para el Dios Todopoderoso, no había otra forma. Es importante que expliquemos claramente esta verdad bíblica y lógica cuando presentemos el Evangelio.
Supongamos que un juez tiene ante él a un hijo, una hija u otros ser amado hallado culpable de múltiples asesinatos por el jurado. A pesar de su amor, el juez debe respetar la pena exigida por la ley. El amor no puede anular a la justicia. La única manera en la que Dios podía perdonar a los pecadores y permanecer justo, sería que Cristo pagara la pena por el pecado (Romanos 3:21-28).
Hay otros dos asuntos de vital importancia en relación con la salvación del hombre, que Dios no puede hacer: Él no puede obligar a nadie a amarlo; y Él no puede obligar a nadie a aceptar un regalo. Por la misma naturaleza del amor y el dar, el hombre deber tener el poder de elegir. La recepción del amor de Dios y el regalo de la salvación por medio de Jesucristo, sólo puede ser por un acto del libre albedrío del hombre.
Algunos argumentan que si fuera la voluntad de Dios que todos los hombres sean salvos, el hecho de que no todos se salvan significa que la voluntad de Dios se frustraría y que Su soberanía sería anulada por los hombres. También se argumenta que si un hombre puede decir sí o no a Cristo, él tiene la palabra final en su salvación y su voluntad es más fuerte que la voluntad de Dios: “La herejía del libre albedrío destrona a Dios y entrona al hombre”.5
No hay nada en la Biblia o en la lógica que sugiera que la soberanía de Dios requiera que el hombre sea incapaz de tomar una decisión real, moral o de otra clase.
Darle al hombre el poder de tomar una decisión genuina e independiente no disminuye el control de Dios sobre Su universo. Siendo omnipotente y omnisciente, Dios ciertamente podría arreglar las circunstancias para impedir que la rebelión del hombre frustre Sus propósitos. De hecho, Dios incluso podría usar el libre albedrío del hombre para ayudar a cumplir Sus propios planes y, de este modo, ser glorificado aún más.
El gran designio de Dios desde la fundación del mundo de otorgarle al hombre el Regalo de Su amor, excluye a cualquier capacidad para forzar ese Regalo sobre cualquiera de Sus criaturas. Tanto el amor como los regalos de cualquier tipo deben ser recibidos. La fuerza pervierte la transacción.
El hecho de que Dios no puede fallar, mentir, pecar, cambiar o negarse a Sí mismo, no disminuye en lo más mínimo Su soberanía. Ni tampoco es menos soberano debido a que no puede obligar a nadie a amarlo o a recibir el regalo de la vida eterna por medio de Jesucristo. Y desde el lado del hombre, prevalece la limitación inversa: no hay nada que alguien pueda hacer para merecer o ganar el amor o un regalo. Deben ser dados gratuitamente desde el corazón de Dios, sin ninguna razón que no sea el amor, la misericordia y la gracia.
Maravillosamente, en Su gracia soberana, Dios ha constituido así al hombre y ha designado así un regalo que el hombre puede recibir voluntariamente por un acto de su voluntad y responder en amor al amor de Dios. Alguien ha dicho, “El libre albedrío del hombre es la más maravillosa de las obras del Creador”.6 El poder de elección abre la puerta a algo maravilloso más allá de la comprensión: una genuina comunión entre Dios y el hombre por la eternidad. Sin el libre albedrío, el hombre no podría recibir el regalo de la vida eterna, así que Dios no podría dárselo.
Pusey señala que “sin el libre albedrío, el hombre sería inferior a los animales inferiores, que tienen una especie de limitada libertad de elección…Sería contradictorio que el Dios Todopoderoso creara a un agente capaz de amarlo, sin ser capaz también de rechazar Su amor…sin el libre albedrío, no podríamos amar libremente a Dios. La libertad es una condición del amor”.7
Es el poder de una elección genuina del corazón y voluntad propios del hombre, que Dios le ha dado soberanamente que le permite a Dios amar al hombre, y al hombre recibir ese amor y amar a Dios a cambio “porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19). Es imposible que el poder de elección pueda desafiar la soberanía de Dios, dado que es la soberanía de Dios la que ha otorgado este regalo sobre el hombre y establecido las condiciones para amar y dar.
Sugerir que a Dios le faltaría “poder” (negando así Su soberanía), si Él ofreciera la salvación y algunos la rechazaran es no entender el asunto. El poder y el amor no pertenecen a la misma discusión. De hecho, de las muchas cosas que hemos visto que Dios no puede hacer, una falta de “poder” no es la razón para ninguna de ellas, ni tampoco Su soberanía es mitigada en lo más mínimo por cualquiera de ellas.
Así pues, para que a la humanidad le haya sido dado por Dios el poder de elegir amarlo o no, y recibir o rechazar el regalo gratuito de la salvación; lejos de negar la soberanía de Dios, es admitir lo que la soberanía de Dios en sí ha proporcionado amorosa y maravillosamente.
Que voluntariamente podamos responder desde el corazón a Su amor con nuestro amor y, en gratitud por Su gran regalo, proclamar las buenas nuevas a otros.
Notas
1 Arthur W. Pink, The Sovereignty of God (Baker Book House, 1984), 240. 

2 Edwin H. Palmer, the five points of Calvinism (Baker Books, 1999), 25.
3 C. Norman Sellers, Election and Perseverance (Schoettle Publishing Co., 1987), 3.
4 Augustine of Hippo, The City of God (n.p.n.d.), V. 10.
5 W.E. Best, Free Grace Versus Free Will (W.E. Best Books Missionary Trust, 1977), 35.
6 Junius B. Reimensnyder, Doom Eternal (N.S. Quiney, 1880), 257; cited in Samuel Fisk, Calvinistic Paths Retraced (Biblical Evangelism Press, 1985), 223.
7 Edward B. Pusey, What Is Of Faith As To Everlasting Punishment? (James Parker & Co., 1881), 22-23; cited in Fisk, op. cit., 222.

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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