viernes, 13 de marzo de 2020

Libro: Viviendo en Tiempo Prestado – Capítulo 10 (conclusión)

La Convulsión de la Naturaleza 

El mensaje de los desastres naturales


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Las Señales de la Naturaleza del Tiempo del Fin

En el Sermón de los Olivos de Jesús, pronunciado a Sus discípulos en el Monte de los Olivos durante la última semana de Su vida, Él habló específicamente de las señales de la naturaleza a observar en los tiempos del fin.

Mateo lo registró diciendo: “… y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares…” (Mateo 24:7). El relato de Lucas del mismo discurso es más detallado. Él cita a Jesús diciendo (Lucas 21:11,25):

…y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo. Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas.

Estamos siendo testigos de todas estas cosas hoy alrededor del mundo. Parece que toda clase de calamidades climatológicas están pasando más frecuentemente y causando daños cada vez mayores: huracanes, tornados, terremotos, inundaciones e incendios forestales.

La hambruna sigue arrasando continúa en toda África, y en otras zonas del tercer mundo. Plagas como el SIDA y el SARS (Síndrome Respiratorio Agudo  Grave) continúan desafiando y dejando perpleja a la ciencia médica. Un nuevo peligro es el regreso de enfermedades que se creían bajo control, debido al desarrollo de cepas resistentes a los antibióticos.

Y por primera vez en la historia, estamos viviendo en un tiempo donde podemos ver imágenes increíbles del espacio exterior gracias al telescopio espacial Hubble, a sondas espaciales que hemos enviado a otros planetas, y al aterrizaje del hombre en la Luna.

El Efecto de los Dolores de Parto

Con respecto a las calamidades naturales, algunos simplemente las desestiman de una forma arrogante al preguntarse, “¿qué más hay de nuevo?”. Pero, como he mencionado, Jesús dijo que las señales en los tiempos del fin serían como “dolores de parto” (Mateo 24:8), lo que significa que aumentarían en frecuencia e intensidad. Y esto es lo que ha estado pasando.

Tomemos a los terremotos como ejemplo. En la década de 1980, hubo un total de 1,085 terremotos en todo el mundo que alcanzaron o superaron el nivel 6 en magnitud. En la década de 1990 hubo 1,492. En los primeros 10 años de este siglo, el número se incrementó a 1,591. Con respecto a los terremotos monstruosos de 8,0 o más, en los ochenta hubo 4, en los noventa hubo 6 y en la primera década de este siglo, 13.18

Hay una mejor forma de ver los desastres naturales que considerarlos por categorías, como la frecuencia e intensidad de los tornados, ya que el número e intensidad pueden subir y bajar cada año, aunque muestran un incremento global durante un período de tiempo. La mejor manera de ver los desastres naturales es considerarlos a todos ellos agrupados. Cuando lo haces, las estadísticas muestran que están aumentando rápidamente, de un promedio de 300 al año en la década de 1980, a 490 por año en la década de 1990, a casi 1,000 por año en los primeros 10 años de este siglo.19

Curiosamente, una de las razones para considerar a los desastres naturales en conjunto por lugar de individualmente es porque un tipo de desastre natural puede restringir a los otros.

Permítanme ilustrar lo que quiero decir: En 2012, nuestra nación experimentó una de las peores sequías de la historia moderna — con más del 61% de EE.UU. afectado. Pero, uno de los efectos colaterales de la sequía es que hemos experimentado el número más bajo de tornados en 60 años — ya que, después de todo, no se puede tener tornados sin tormentas eléctricas. Lo mismo sucedió con las inundaciones.

Conclusión

Nosotros, como nación, nos hemos enfrentado a Dios. Lo estamos tentando para que nos mueva del juicio a la destrucción. Nuestro Dios es muy misericordioso. Él pacientemente nos está enviando una llamada de atención tras otra, porque nunca derrama Su ira sin advertencia.

Oremos para que nuestros ojos sean abiertos y nuestros corazones se derritan. Oremos por un gran avivamiento nacional. Oremos también por los corazones de nuestros gobernantes, para que sean abiertos a la importancia de los desastres naturales que están afectando implacablemente a nuestra nación.

Oremos para que la gente alrededor del mundo sea despertada a la realidad de que Dios está proclamando desde los cielos que Su Hijo está a punto de regresar y que estamos viviendo en tiempo prestado.

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Traducido por Pablo Losa 
Editado por Donald Dolmus

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