miércoles, 21 de marzo de 2018

Video: El Caso de la Resurrección de Jesús – Parte 3



¿Cuál es la evidencia de las apariciones del Jesús resucitado a los apóstoles?


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martes, 20 de marzo de 2018

Libro: Jesús: El Cordero y el León – Capítulo 11 (pdf)

La Resurrección de Jesús en la Profecía


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««Al igual que el Nacimiento Virginal, la Resurrección de Jesús a menudo es descartada como nada más que las esperanzadas pero engañadas cavilaciones de un grupo de pescadores ignorantes del Primer Siglo.

Pero este ataque contra la Resurrección ignora el hecho de que ésta fue claramente profetizada mucho antes de que sucediera. La Resurrección no fue una reconsideración para rehabilitar sueños rotos. Fue un cumplimiento de la profecía. 

La resurrección del Mesías estaba bien establecida en las escrituras proféticas hebreas mucho antes de la muerte y resurrección de Jesús»». 

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La Resurrección de Jesús – Parte 1

Su Realidad y Esencialidad




Le dijo Jesús [a Marta]: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.

No puede haber certeza alguna sobre la vida después de la muerte a menos que Jesús haya resucitado de entre los muertos. El cristianismo se sostiene o cae sobre la verdad de la resurrección de Jesús, al igual que cualquier esperanza de vida después de la muerte.

El Testimonio de Pablo

El apóstol Pablo dejó en claro este punto en sus escritos. Al definir la esencia del Evangelio, escribió que era la muerte, la sepultura, y la resurrección de Jesús (1 Corintios 15:3-4).

Para aclarar su punto, añadió, “Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe” (1 Corintios 15:14). Y luego, como para asegurarse de expresar su punto sin algún malentendido, repitió su afirmación, “y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados” (1 Corintios 15:17).

El Testimonio de Jesús

Jesús mismo afirmó que nuestra esperanza de resurrección dependía de Su propio triunfo sobre la muerte. Sesenta y cinco años después de Su resurrección, se le apareció al apóstol Juan en la isla de Patmos e hizo  esta notable declaración (Apocalipsis 1:17-18):

No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte [el cuerpo] y del Hades [el espíritu].

El Testimonio de los Apóstoles

Todos los apóstoles reconocieron plenamente la importancia de la resurrección de Jesús y, debido a eso, Su resurrección  se convirtió en el punto focal de su predicación.

Pedro, en el primer sermón del Evangelio alguna vez predicado, le recordó a su audiencia que el rey David había profetizado que el Mesías sería resucitado de entre los muertos (Salmo 16:10). Luego proclamó que Jesús había cumplido esa profecía: “A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos” (Hechos 2:32).

En el segundo sermón de Pedro, pronunciado en el Monte del Templo, acusó a su audiencia de participar en la ejecución de Jesús, al exigir que al “Autor de la Vida” fuera ejecutado, “a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos” (Hechos 3:14-15).

El tercer sermón de Pedro fue pronunciado al Concilio del Sanedrín, el mismo grupo de líderes judíos que había condenado a muerte a Jesús. Lleno del Espíritu Santo, Pedro proclamó valientemente, “sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos… en ningún otro hay salvación” (Hechos 4:10, 12).

Hablando de la audacia de los apóstoles en su predicación, Lucas escribió, “Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús...” (Hechos 4:33).

Cuando todos los apóstoles fueron arrestados y arrastrados ante el Concilio del Sanedrín, y fueron amenazados si no dejaban de predicar, “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero” (Hechos 5:29-30).

Mientras Esteban, el primer mártir cristiano, estaba siendo apedreado por su testimonio de Jesús, “puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios” (Hechos 7:55-56).

"No está aquí, pues ha resucitado". Esta señal aparece en la puerta del Jardín de la Tumba, en Jerusalén.

Cuando Pedro fue llamado a predicarle a Cornelio, el primer converso gentil, habló de la crucifixión de Jesús, y luego dijo, “A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase;  no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos” (Hechos 10:40-41).

Cuando Pablo fue llamado y enviado como misionero (Hechos 13:1-4), sus sermones se enfocaban en la resurrección como el evento cardinal de la historia, enfatizando que la resurrección de Jesús era el cumplimiento de la profecía: “Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús… le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción…” (Hechos 13:32-34).

En Tesalónica, Pablo razonó con los judíos en la sinagoga, “declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos…” (Hechos 17:3).

En Atenas, se nos dice que Pablo “les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección” (Hechos 17:18).

Y, cuando Pablo fue arrestado y traído ante el rey Agripa, dijo, “…persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder:  Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles” (Hechos 26:22-23).

Como puede ver, una y otra vez los apóstoles afirmaron la resurrección de Jesús y afirmaron que es el corazón del Evangelio.

Las Cartas de Pablo

Por consiguiente, Pablo comenzó su profunda epístola teológica a los romanos afirmando que él era un apóstol llamado a predicar el Evangelio concerniente a Jesucristo, “que fue declarado Hijo de Dios con poder por la resurrección de entre los muertos” (Romanos 1:4). Luego, en la misma carta, Pablo declaró, “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo (Romanos 10:9). Y cuando Pablo le escribió a su discípulo, Timoteo, lo exhortó en sus enseñanzas, “Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio” (2 Timoteo 2:8).

En 1 Corintios 15:5-8, Pablo enfatizó la validez de la Resurrección, al relatar algunas de las apariciones que Jesús hizo después de Su resurrección. Declara que Jesús se le apareció a Pedro y luego a todos los apóstoles, y después de eso, se les apareció a más de 500 hermanos a la vez. También se le apareció a Su hermano, Jacobo, quien más tarde se convirtió en el líder de la iglesia en Jerusalén. Pablo luego les recuerda a sus lectores que Jesús se le apareció, refiriéndose a su experiencia de conversión, en el camino a Damasco (Hechos 9:1-9).

La Importancia General

La abrumadora importancia de la resurrección de Jesús se debe ver en el hecho de que es un evento que diferencia al cristianismo de todas las demás religiones del mundo.

La resurrección es el sello único del cristianismo, ya que sólo el cristianismo puede adjudicarse una tumba vacía para su fundador. Nunca se ha afirmado la resurrección de Abraham, Buda, Confucio, o Mahoma. No es de extrañar que Pedro afirmara que “nuestra esperanza viva” está basada en “la resurrección de Jesucristo de los muertos” (1 Pedro 1:3).

Creo que fue el gran maestro bíblico, Walter Martin (1928-1989), quien una vez resumió la importancia de la resurrección con esta observación: “La resurrección de Jesucristo es o uno de los fraudes más perversos, despiadados, y desalmados que alguna vez se haya impuesto sobre las mentes de los hombres, o es el hecho más fantástico de la historia”.

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article: 
The Resurrection of Jesus 


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Video: El Caso de la Resurrección de Jesús – Parte 2



La evidencia de los doce hechos históricos que muestran que Jesús resucitó de entre los muertos.


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lunes, 19 de marzo de 2018

Un Problema de la Profecía Bíblica con Respecto a la Resurrección

¿Cumplió la Resurrección la profecía de Jonás?


La Resurrección es una antigua pintura de Ron DiCianni que tiene 40’ de longitud por 12’ de largo. Tomó dos años en pintarse. Fue encargada por el Museo de Artes Bíblicas de Dallas, Texas y está en exhibición permanente ahí. Describe el momento en que Jesús surgió de la tumba, rodeado por ángeles adorando, guardias romanos desmayados y una multitud de notables bíblicos incluyendo a, entre otros, Moisés, David, Elías, Noé, Isaías, Ester y Daniel. Copias de la pintura en diversos tamaños pueden comprarse a Tapestry Productions, por medio de su página web, TapestryProductions.com. Información detallada acerca del mural y su artista pueden encontrarse en ResurrectionMural.com



La profecía más significativa en la Biblia referente a la resurrección de Jesús es conocida como “la profecía de Jonás”. Es una profecía simbólica representada por los tres días y tres noches que Jonás pasó en el vientre de un gran pez (Jonás 1:17).

Jesús explicó el simbolismo profético de este singular acontecimiento en una ocasión cuando reprendió a los fariseos por buscar una “señal” de parte de Él. Por “señal”, ellos se referían a un milagro que validara la afirmación de Jesús de ser el Mesías. 

El Significado de la Profecía

Jesús tomó su palabra y jugó con ella al decirles que la única “señal” que les sería dada sería “la señal de Jonás”. Jesús luego procedió a explicar acerca de lo que estaba hablando: “…Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo 12:38-40). 

Jesús, clara y distintivamente, profetiza aquí, usando el ejemplo de Jonás, que pasará tres días y tres noches en la tumba antes de que Su resurrección ocurra. 

Esta profecía, como todas las profecías mesiánicas, tenía que cumplirse en la vida de Jesús si realmente Él era el Mesías de Dios. Jesús mismo enfatizó este punto después de Su resurrección cuando les dijo a Sus discípulos: “…Era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de Mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” (Lucas 24:44). 

La Profecía Versus la Tradición

Pero, ¿realmente se cumplió la profecía de Jonás en la experiencia del entierro de Jesús? De acuerdo con la cronología de eventos tradicionalmente aceptada, ¡no se cumplió! 

La cronología tradicional coloca la crucifixión en la mañana del viernes y el entierro al final de la tarde del viernes. Fija la resurrección en la mañana del domingo. Así que, de acuerdo con el enfoque tradicional, el cuerpo de Jesús estuvo en la tumba sólo un día completo (sábado) y dos noches completas (viernes y sábado). Jesús dijo que Su cuerpo estaría en la tumba tres días y tres noches.

Ha habido muchos intentos de reconciliar el problema que se plantea aquí por la divergencia entre la profecía y el enfoque tradicional de su cumplimiento, pero todos los intentos que he leído siempre se quedan cortos en producir un verdadero cumplimiento de la profecía. Jesús dijo que toda la profecía mesiánica tenía que cumplirse en Él y creo que se refería a cada detalle de cada profecía mesiánica. De lo contrario, podría argumentarse que Él no era el Mesías. 

La Fuente del Problema

Consideremos los eventos en la última semana de la vida de Jesús, para ver si podemos encontrar algunas pistas que resolverán el problema. Quizás el mejor lugar para empezar sea con el problema mismo. Está arraigado en Marcos 15:42 donde dice que la crucifixión tuvo lugar en “la preparación, la víspera del día de reposo”.

Este versículo ha conducido a la mayoría de las personas a asumir que la crucifixión tuvo lugar en un viernes dado que el Shabat judío es sábado. Y esa suposición, a su vez, ha conducido a la conclusión de que la crucifixión tuvo lugar ya sea en el año 30 o en el 33 d.C., debido a que ésos son los únicos dos años en el periodo general de tiempo de la muerte de Jesús cuando el día de la preparación (14 de Nisán en el calendario judío) cayó en un viernes.

Peculiaridades del Calendario Judío

Un estudio cuidadoso de las prácticas del calendario judío mostrará que la suposición de que el día de la preparación en el año de la muerte de Jesús tenía que caer en un viernes, ¡es inválida! Tal suposición está basada en la ignorancia gentil acerca de los días de fiesta judíos.

Lo que la iglesia gentil ha fallado en reconocer a lo largo de los siglos es que el primer día después de la Pascua (15 de Nisán) es un día de fiesta, o “día solemne”, porque es el comienzo de la Fiesta de los Panes sin Levadura. Por lo tanto, se considera un Shabat, independientemente de qué día de la semana caiga. Lea Números 28:16-18. El versículo 18 indica claramente que el primer día después de la Pascua, 15 de Nisán, tiene que ser observado como un Shabat — y así ha sido a lo largo de la historia judía hasta este día.

Ahora bien, el Evangelio de Juan aclara que el Shabat después de la crucifixión no fue un Shabat regular. Al contrario, fue un Shabat de día de fiesta, que marcaba el comienzo de la Fiesta de los Panes sin Levadura. Considere las palabras de Juan 19:31 —  “Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la Pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí”.

Solucionando el Problema

Una vez más, el punto de todo esto es que Jesús no tuvo que morir un viernes para que Su crucifixión precediera al Shabat debido a que pudo haber dos Shabats durante la semana de Su crucifixión, dependiendo en cuál día de la semana haya caído el día de fiesta solemne. Si cayó en sábado, entonces sólo hubo un Shabat. Pero si cayó en otro día de la semana, como suele pasar, habría dos Shabats.

Tome como ejemplo el año 31 d.C. En ese año, el 14 de Nisán, el día de Pascua en el cual Jesús habría sido crucificado, cayó el miércoles 25 de abril. El día siguiente, jueves, habría sido el día de fiesta solemne y, por lo tanto, habría sido un Shabat.

Por lo tanto, si Jesús fue crucificado en el año 31, habría sido crucificado el miércoles y enterrado esa noche antes que el gran día de fiesta del Shabat empezara. Su cuerpo habría permanecido en la tumba por tres días (jueves, viernes y sábado) y tres noches (miércoles, jueves y viernes) tal como lo predijo. Eso significa que Su resurrección habría ocurrido el sábado 28 de abril, por la noche. Para el judío, eso colocaría la resurrección del Señor en domingo, el primer día de la semana, porque el día judío comienza al atardecer.

La Pista Crucial

Hay una pista en las Escrituras de que la semana de la crucifixión tuvo dos Shabats. En Marcos 15:47, se nos dice que María Magdalena y María, la madre de Jacobo, permanecieron en la tumba después que Jesús había sido sepultado.

En Marcos 16:1, dice que las dos compraron especias para ungir el cuerpo de Jesús después que le Shabat había terminado. Pero, en Lucas 23:56, dice que ellas compraron las especias antes del Shabat, y luego descansaron en el Shabat, antes de dirigirse hacia la tumba el domingo por la mañana. 

Parece que hay una sola explicación de la aparente contradicción en estos versículos. Después de descansar en el día solemne de Shabat el jueves, las damas compraron las especias el viernes y luego descansaron otra vez en el Shabat regular semanal el sábado, antes de proceder a la tumba el domingo en la mañana. 

Esto explica cómo pudieron haber comprado las especias tanto antes como después del Shabat. Ellas las compraron después del Shabat el jueves pero antes del Shabat regular el sábado.

Una Corroboración Sorprendente

Un hecho fascinante, que también indica que la resurrección bien pudo haber ocurrido en el año 31 d.C., se encuentra en los cálculos realizados por William Whiston, el famoso traductor de los escritos de Josefo, el historiador judío del primer siglo. En un apéndice muy detallado, que agregó a su traducción, usa fuentes bíblicas y extra bíblicas para determinar la fecha del último año de Jubileo que se celebró en Israel, antes de la conquista romana en el año 70 d.C.). Su conclusión fue que éste habría comenzado en el otoño del año 27 d.C.1

Esa fecha muy probablemente marca el comienzo del ministerio de Jesús, ya que Su ministerio fue un cumplimiento simbólico de las promesas del Jubileo. Esto está indicado por la escritura que Jesús leyó en la sinagoga en Nazaret cuando lanzó su ministerio público (Lucas 4:16-24; Isaías 61:1-2): 

El Espíritu del Señor está sobre Mí, Porque me Ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor”.

Es comúnmente aceptado que el ministerio de Jesús duró 3 ½ años. Una fecha de lanzamiento en el otoño del año 27 d.C., para coincidir con el comienzo del Jubileo, ubicaría Su muerte en la primavera del año 31 d.C. — el año en el cual la semana de Pascua tuvo dos Shabats.

Un Problema Final

Otro punto de controversia acerca de la semana de resurrección está relacionado con la naturaleza de la última cena del Señor con Sus discípulos. La iglesia ha enseñado tradicionalmente que ésta era la cena de Pascua. Pero las Escrituras indican que el alimento fue comido la noche antes de la Pascua.

Jesús fue crucificado el día de la preparación para la Pascua. De hecho,  murió a las 3 en punto de la tarde, en el preciso momento en que los corderos de la Pascua estaban siendo sacrificados para la cena de la Pascua esa noche (Mateo 27:45-46). 

Jesús y Sus discípulos habían comido su última cena juntos la noche antes de la Pascua. Sin embargo, Jesús se refirió a Su última comida con Sus discípulos como “celebrar la Pascua” (Mateo 26:18). Así pues, debió haber sido una cena de Pascua que fue celebrada una noche antes.

El profesor Harold Hoehner del Seminario Teológico de Dallas ha propuesto una solución para este problema.2 Él dice que hay evidencia de que los judíos de Galilea contaban el tiempo de forma diferente a los judíos de Judea. Mientras que los judíos de Judea contaban un día desde la puesta del sol hasta la puesta del sol, los judíos de Galilea, según Hoehner, contaban un día desde el  amanecer hasta el amanecer. Si esto es cierto, entonces Jesús y Sus discípulos, siendo galileos, habrían celebrado la Pascua una noche antes que sus hermanos judíos del área de Jerusalén. 

Por otro lado, dado que Jesús sabía que iba a ser sacrificado como el Cordero de Dios por los pecados del mundo, simplemente pudo haber decidido celebrar la Pascua un día antes, para que Su muerte en la cruz coincidiera precisamente con el sacrificio de los corderos de la Pascua al día siguiente. 

Un Resumen  del Orden de Eventos

1) Jesús y Sus discípulos comieron la cena de la Pascua el martes por la noche (24 de abril), un día antes,  en el Aposento Alto, en el Monte Sion.

2) Después de la cena de la Pascua, Jesús y Sus discípulos salieron del Aposento Alto y caminaron al Jardín de Getsemaní en el Valle del Cedrón, entre la Ciudad Vieja y el Monte de los Olivos.

3) Jesús fue traicionado y arrestado temprano en la noche del martes. Sus diversos juicios duraron toda la noche del martes y la madrugada del miércoles.

4) Jesús fue crucificado cerca de las 9:00 a.m., el  miércoles 25 de abril. Al mediodía, las tinieblas cubrieron la tierra. Cerca de las 3:00 p.m., Jesús murió. 

5) Jesús fue sepultado el miércoles cerca del ocaso.

6) Las dos Marías esperaron hasta después del gran Shabat, el jueves (26 de abril), para comprar las especias para la unción del cuerpo de Jesús. Compraron las especias el viernes (27 de abril) y luego descansaron otra vez durante el Shabat regular el sábado (28 de abril), antes de regresar a la tumba el domingo por la mañana (29 de abril).

7) La resurrección de Jesús ocurrió el sábado por la noche (el domingo según el conteo del tiempo de los de Judea). La resurrección fue descubierta el domingo por la mañana, cuando las mujeres regresaron a la tumba.

¿Qué Diferencia Hace?

Para que no tenga la tentación de descartar todo esto como mucho ruido y pocas nueces, déjeme explicarle por qué pienso que es importante. La profecía y su cumplimiento validan a Jesús como quién dijo que era — a saber, Dios en la carne. La profecía y su cumplimiento también validan a la Biblia como la inspirada Palabra de Dios. La profecía debe cumplirse precisamente, no aproximadamente.

El cumplimiento preciso de la profecía con respecto a la Primera Venida de Jesús es nuestra garantía de que todas las profecías con respecto a Su Segunda Venida también se cumplirán completamente hasta el último detalle. Dios no olvidará ni pasará por alto nada. Él es fiel a Su Palabra. Él guarda Sus promesas.  ¡Aleluya!


Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article: 

Notas:

1) William Whiston, The Complete Works of Josephus, con comentarios de Paul L. Maier (Grand Rapids, MI: Kregel Publications 1999). Los cálculos de Whiston del último año del Jubileo en Israel ante del año 70 d.C., se puede encontrar en el la Disertación Apéndice #5: “Aobre la Cronología de Josefo” (página 1067). Whiston se graduó de Cambridge en 1690 y sucedió a Sir Isaac Newton como Catedrático Lucasiano de Matemáticas en 1703. Era un brillante matemático, físico, teólogo y linguista. Vivió de 1667 hasta 1752.

2) Harold W. Hoehner, Chronological Aspects of the Life of Christ (Grand Rapids, MI: Zondervan Publishers, 1978).

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