miércoles, 28 de febrero de 2018

Libro: Israel en la Profecía Bíblica — Capítulo 12 (pdf)

La Redención de Israel


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««Ahora llegamos a las profecías bíblicas concernientes al pueblo judío en el futuro — profecías que aún deben cumplirse —. Y hay muchas.

Comienzan con noticias increíblemente malas para Israel, pero concluyen con gloriosas noticias que superan con creces a las malas. El futuro profetizado del pueblo judío podría resumirse en dos palabras: ira y gloria.

La ira se relaciona con un terrible período de siete años de sufrimiento sin precedentes, al que las Escrituras hebreas se refieren como “el tiempo de angustia de Jacob” (Jeremías 30:7). Este período es generalmente mencionado en los escritos cristianos como “La Tribulación”.

La gloria venidera se relaciona con la salvación de un gran remanente judío y su elevación al estado de la nación principal en el mundo»».

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La Redención de Israel


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VII. El Milenio y Primacía

Después de que todos los creyentes judíos en el planeta Tierra sean reunidos en Israel, Jesús inaugurará Su reinado milenial al convertirlos en la nación principal en la tierra. En el proceso, Él cumplirá todas las promesas que han sido hechas al pueblo judío en sus Escrituras.

Las bendiciones que recibirán son simplemente alucinantes. El profeta Isaías las describe en detalle en tres capítulos — del 60 al 62 —. Comienza proclamando, “¡Levántate! ¡Resplandece! Porque ha llegado tu luz [el Mesías], y la gloria del SEÑOR ha resplandecido sobre ti” (Isaías 60:1). Luego procede a enumerar las bendiciones específicas que el pueblo judío recibirá:
  • Israel será la nación principal en la tierra — una luz literal a todas las otras naciones, porque la Gloria Shejiná del Señor reposará sobre la nación (Isaías 60:3).
  • La riqueza de las naciones será dada a Israel (Isaías 60:5, 10, 16; 61:6).
  • Un glorioso nuevo Templo será provisto (Isaías 60:7, 13).
  • La nación de Israel disfrutará la paz (Isaías 60:11, 17-18).
  • La tierra de Israel será recuperada, recibiendo “la gloria de Líbano” (Isaías 60:13).
  • El Señor Mismo morará en Jerusalén, y se llamará “la ciudad del Señor”, que significa “La Ciudad de Jehová” (Isaías 60:13-14, 19).
  • El pueblo judío recibirá respeto en todo el mundo, convirtiéndose en “gloria eterna, motivo de regocijo de generación en generación” (Isaías 60:15).
  • La tierra de Israel — toda la que ha sido prometida (Génesis 15:18-21) — será dada al pueblo judío para que la posea para siempre (Isaías 60:21).
  • El pueblo judío recibirá una guirnalda de gozo y un manto de alabanza (Isaías 61:3, 7, 10).
  • Todas las ruinas antiguas de Israel serán reedificadas (Isaías 61:4).
  • El pueblo judío servirá como “sacerdotes del Señor” y se hablará de ellos como “ministros de Dios”  (Isaías 61:6).
  • El pueblo judío recibirá un nuevo pacto “eterno” con el Señor (Isaías 61:8-9).

La Renovación de Jerusalén

Isaías concluye esta notable serie de capítulos centrándose en lo que el Señor va a hacer con Jerusalén. Él dice que la ciudad será una “corona de esplendor en la mano del SEÑOR” (Isaías 62:3). Será un glorioso lugar de justicia (Isaías 62:2). Y será “una alabanza en la tierra (Isaías 62:7).

Isaías también dice que a Jerusalén se le dará un nuevo nombre (Isaías 62:2), pero no revela ese nombre. Sin embargo, el profeta Ezequiel sí lo hace. Él dice que será “Jehová-sama”, que significa, “El Señor está allí” (Ezequiel 48:35).

La Primacía de Israel

Y ciertamente lo estará. Isaías dice que el Mesías reinará sobre todo el mundo desde Jerusalén como Rey de reyes y Señor de señores (Isaías 2:1-4). Ezequiel nos dice que David en su cuerpo glorificado reinará como Rey de Israel (Ezequiel 34:23-24). Daniel dice que todos los santos en cuerpos glorificados (tanto judíos como gentiles) reinarán con el Mesías en todo el mundo, gobernando sobre los gentiles salvos que vivieron al final de la Tribulación y se les permitió entrar al Milenio en la carne para repoblar la tierra (Daniel 7:13-14, 18, 27).

Las bendiciones de Dios van a fluir a las naciones del mundo a través del pueblo judío, y se les dará el honor y respeto que se merecen como el Pueblo Escogido de Dios — algo que se les ha negado a lo largo de su historia —. Mientras que hoy son vilipendiados, perseguidos y maltratados de todas las maneras imaginables, durante el reinado de mil años de Jesús, serán tan respetados que, cuando un judío camine, diez gentiles tomarán su manto y dirán, “Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros” (Zacarías 8:23).

VIII. Conclusión

Al repasar las profecías concernientes al pueblo judío que Dios ya ha cumplido, y considerando las profecías que aún deben cumplirse, me siento abrumado por el amor apasionado de Dios hacia el pueblo judío.

Cualquier dios creado por la mente del Hombre se habría lavado sus manos del pueblo judío hace mucho tiempo. Sólo el verdadero Dios de Gracia, el Creador, continuaría amándolos y persiguiéndolos a pesar de su obstinada rebelión contra Él.

Pero entonces, eso es cierto de cada uno de nosotros, tanto gentiles como judíos. No hay una sola persona en el planeta Tierra hoy que merezca el amor de Dios y la salvación que Él ofrece a través de la sangre de Su Hijo. Todos nosotros hemos pecado y hemos sido destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:9-23).

El pueblo judío fue seleccionado por Dios para ser Su Pueblo Escogido, y aún lo son. Eso no significa que sean automáticamente salvos. Más bien, significa que fueron seleccionados para ser testigos del Único Dios Verdadero para el mundo (Deuteronomio 7:6-9; Isaías 43:10-12).

Cuando fallaron en aceptar a su Mesías, Dios los puso bajo disciplina, donde permanecen hasta el día de hoy. Pero también siguen siendo testigos de la gracia insondable de Dios. Él ha prometido que, a pesar de su rechazo de Su Hijo, tiene la intención de perseguirlos hasta el punto de su arrepentimiento, momento en el cual un gran remanente de ellos será perdonado y sellado para la redención.

El Plan del Tiempo del Fin

Hoy, podemos ver a Dios poniendo Su plan del tiempo del fin para Israel en acción: 
  • Él los ha devuelto a su tierra y a su ciudad capital de Jerusalén, tal como lo prometió.
  • Él ahora está trayendo a todas las naciones del mundo contra ellos, tal como fue profetizado.
  • Pronto será colocados en un fuego refinador durante la Tribulación — de nuevo, tal como ha sido profetizado —.
  • A través de su intenso sufrimiento de su “tiempo de angustia”, serán llevados al final de sí mismos.
  • Y cuando su Mesías irrumpa de los cielos, se arrepentirán y clamarán, “¡Bendito es el que viene en el Nombre del SEÑOR!”.

Jesús Mismo les dijo a Sus discípulos durante la última semana de Su vida en esta tierra que Él no regresaría hasta que el pueblo judío estuviera dispuesto a clamar: ¡Baruch Haba B’Shem Adonai!”(Mateo 23:39).

La Salvación del Remanente

Cuando el pueblo judío se vuelva a Dios en arrepentimiento, Él perdonará y olvidará y los recibirá en casa como a un hijo pródigo, demostrando una vez más Su gloriosa gracia. Todo lo cual motivó al apóstol Pablo a clamar: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33).

De la misma manera, toda la nación judía redimida se llenará de gozo más allá de cualquier cosa que alguna vez hayan experimentado. Es el día que exclamarán (Salmo 98:1-3):

1) Cantad a Jehová cántico nuevo,
Porque ha hecho maravillas;
Su diestra lo ha salvado, y su santo brazo.

2) Jehová ha hecho notoria su salvación;
A vista de las naciones ha descubierto su justicia.

3) Se ha acordado de su misericordia y de su verdad para con la casa de Israel;
Todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios.

Mi ferviente oración es que este día se hará realidad en la historia muy pronto. 

¡MARANATHA! (1 Corintios 16:22).


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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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IV. La Reunión en Fe

Cuando Yeshúa regrese a esta tierra, en lo que los cristianos llamamos la Segunda Venida (Hebreos 9:28), Él reunirá a todos los judíos creyentes y sobrevivientes que queden en el mundo en su patria Israel.

Ya ha habido dos reuniones de los judíos en Israel. La primera fue después de su cautiverio babilónico. Esta reunión comenzó el año 536 a.C. cuando Ciro, el rey de Persia, acordó permitir que los judíos capturados por Babilonia regresaran a Jerusalén. La segunda comenzó al final del Siglo XIX, cuando los judíos respondieron a la visión de Theodor Herzl de una patria restablecida, al hacer aliá a lo que entonces se llamaba Palestina. Esta reunión continuó a lo largo del Siglo XX.

La Última Reunión

La tercera reunión al final de la Tribulación será muy diferente, ya que será una reunión en fe. Fue primero profetizada por Moisés en el último discurso que dio a los Hijos de Israel antes de que entraran a su Tierra Prometida (Deuteronomio 30:1-5):

1) Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios,

2) y te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma,

3) entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios.

4) Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará;

5) y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres.

Muchos años después, el profeta Ezequiel describió maravillosamente en detalle el tierno amor de Dios que lo impulsará a provocar esta reunión en fe (Ezequiel 34:11-16):

11) Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré.

12) Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad.

13) Y yo las sacaré de los pueblos, y las juntaré de las tierras; las traeré a su propia tierra, y las apacentaré en los montes de Israel, por las riberas, y en todos los lugares habitados del país.

14) En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel estará su aprisco; allí dormirán en buen redil, y en pastos suculentos serán apacentadas sobre los montes de Israel.

15) Yo apacentaré mis ovejas, y yo les daré aprisco, dice Jehová el Señor.

16) Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil; mas a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré con justicia.

Isaías describe la increíble alegría que será evidenciada por este remanente que ha encontrado a su Mesías y es reunido en su tierra natal (Isaías 35:10):

Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.

V. Regeneración Espiritual

Los profetas dejan en claro que esta tercera y última reunión del pueblo judío consistirá de aquellos que hayan sido espiritualmente regenerados al aceptar a Yeshúa (Jesús) como su Mesías.

De nuevo, Moisés dijo que esta reunión no ocurriría hasta que “te convirtieres [el pueblo judío] a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz…con todo tu corazón y con toda tu alma" (Deuteronomio 30:2). Moisés declaró además que éste sería el tiempo cuando “Dios circuncidará tu corazón…para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma” (Deuteronomio 30:6).

De la misma manera, Ezequiel afirmó que, cuando esta reunión se lleve a cabo, Dios “esparcirá agua limpia” sobre el pueblo judío, y serán limpios de todas sus “inmundicias e ídolos” (Ezequiel 36:25). Ezequiel continúa, hablando por el Señor (Ezequiel 36:26-28):

26) Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.

27) Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

28) Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.

VI. Un Nuevo Pacto

En ese momento, el pueblo judío será llevado a una nueva relación con Dios. Será una que estará basada en un Nuevo Pacto — el pacto que entró en vigor con la muerte de Jesús.

Ezequiel se refiere a él como un “pacto sempiterno” (Ezequiel 16:60) y un “pacto de paz" (Ezequiel 34:25 y 37:26).

La descripción más detallada de este Nuevo Pacto es dada por el profeta Jeremías (Jeremías 31:31-34):

31) He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.

32) No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.

33) Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.

34) Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.

De nuevo, Jeremías está hablando del Nuevo Pacto que se hizo válido con la muerte de Jesús. El escritor del libro de Hebreos del Nuevo Testamento afirmó esta verdad en Hebreos 9:15, cuando declaró que Jesús “es el mediador de un nuevo pacto…”. También afirmó que este nuevo pacto “ha declarado caduco al primero” (Hebreos 8:13 RVR-2015).

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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III. Arrepentimiento y Salvación

Durante la conversación que Jesús hizo a Sus discípulos en el Monte de los Olivos durante la última semana de Su vida, se refirió a la segunda mitad de la Tribulación como “la gran tribulación” (Mateo 24:21). Esto ha motivado a muchos eruditos de la profecía a proclamar que la primera mitad de la Tribulación será relativamente pacífica, pero nada podría estar más alejado de la verdad. ¿Cómo podría la segunda mitad de la Tribulación ser peor cuando la mitad de la población del mundo va a morir en la primera mitad?

Tenga en cuenta que Jesús estaba hablando a una audiencia judía. Su punto era que, para el pueblo judío, la última mitad de la Tribulación sería la “gran tribulación”.

La “Gran Tribulación” para los Judíos

Y eso es precisamente lo que las Escrituras enseñan. Se nos dice en 2 Tesalonicenses 2:1-4 que el Anticristo entrará al reconstruido Templo judío en Jerusalén y declarará ser Dios, y cuando los judíos lo rechacen como su Mesías, se volverá contra ellos con venganza e intentará aniquilarlos (Apocalipsis 12:13-17). Los masacrará a diestra y siniestra mientras huyen de su patria a un lugar especial de protección que Dios ha preparado para ellos en la moderna nación de Jordania (Daniel 11:41).

El profeta Zacarías dice que la matanza en todo el mundo será tan grande que dos tercios de los judíos serán asesinados (Zacarías 13:8-9). Éste es el tiempo al que tanto Jeremías y Daniel se refieren como un tiempo de “angustia” sin precedentes para el pueblo judío (Jeremías 30:7 y Daniel 12:1). Y así será. Así es como el profeta Sofonías lo describe (Sofonías 1:14-17):

14) Cercano está el día grande del Señor, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día del Señor; gritará allí el valiente.

15) Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento,

16) día de trompeta y de algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres.

17) Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra el Señor; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol.

En medio de esos días terrible, el pueblo judío clamará con las palabras de Salmo 70:1-2:

1) Oh Dios, acude a librarme;
 Apresúrate, oh Dios, a socorrerme.

2) Sean avergonzados y confundidos
Los que buscan mi vida;
Sean vueltos atrás y avergonzados
Los que mi mal desean.

¿Por qué Satanás motivará al Anticristo a enfocar su ira sobre el pueblo judío? Es porque, como he señalado antes, Satanás odia a los judíos con pasión porque:
  • Son el Pueblo Escogido de Dios.
  • Fue a través de los judíos que Dios dio las Escrituras.
  • Fue a través de los judíos que Dios proveyó al Mesías, Jesús.
  • Dios ha prometido que un día un gran remanente de los judíos aceptará a Jesús como su Mesías (Isaías 10:22; Romanos 9:27 y 11:25-27).

Una vez más, como he señalado antes, Satanás quiere aniquilar al Pueblo Escogido de Dios para que Dios no pueda cumplir Su promesa de que un día un gran remanente de los judíos volverá sus corazones a Su Hijo y será salvo. 

El Propósito de la “Gran Tribulación”

Pero, ¿por qué Dios va a permitir que esta carnicería ocurra? La respuesta es una que es difícil de tragar. Él va a obrar a través del sufrimiento de un Segundo Holocausto para traer al pueblo judío al final de sí mismo para que conviertan sus corazones endurecidos a Dios, reciban a Su Hijo como Su Mesías y sean salvos.

Las Escrituras describen esta horrible experiencia en lenguaje alegórico, describiéndolo como un proceso de refinamiento (Ezequiel 22:18-22):

18) Hijo de hombre, la casa de Israel se me ha convertido en escoria; todos ellos son bronce y estaño y hierro y plomo en medio del horno; y en escorias de plata se convirtieron.

19) Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto todos vosotros os habéis convertido en escorias, por tanto, he aquí que yo os reuniré en medio de Jerusalén.

20) Como quien junta plata y bronce y hierro y plomo y estaño en medio del horno, para encender fuego en él para fundirlos, así os juntaré en mi furor y en mi ira, y os pondré allí, y os fundiré.

21) Yo os juntaré y soplaré sobre vosotros en el fuego de mi furor, y en medio de él seréis fundidos.

22) Como se funde la plata en medio del horno, así seréis fundidos en medio de él; y sabréis que yo Jehová habré derramado mi enojo sobre vosotros.

Malaquías, el último profeta de las Escrituras hebreas, usa la misma imagen. Hablando del Mesías, dice (Malaquías 3:2-4):

2) ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.

3) Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia.

4) Y será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años antiguos.

En un versículo, el profeta Zacarías resume el proceso y sus resultados, usando las mismas imágenes. Hablando de la tercera parte de los judíos que sobrevivirá hasta el final de la Tribulación dice, “Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro” (Zacarías 13:9).

Un Glorioso Día de Salvación

Zacarías usa un lenguaje poderoso para describir en detalle el arrepentimiento y salvación del remanente judío que se llevará a cabo el día que Jesús regrese a esta tierra (Zacarías 12:10):

Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.

La amable respuesta de Dios a este arrepentimiento es presentada por Zacarías en el siguiente capítulo: “En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia” (Zacarías 13:1).

Isaías nos dice que después de que este maravilloso día de salvación haya tenido lugar, Dios mirará hacia él y dirá (Isaías 54:7-8):

7) Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias.

8) Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor.

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II. Tribulación y Supervivencia

Con las victorias de Israel en estas dos guerras, la nación verdaderamente estará viviendo en paz y seguridad cuando la Tribulación comience.

Desde un punto de vista judío, la Tribulación debería ser llamada “La Septuagésima Semana de Años de Daniel”. Este terminología se refiere al hecho de que Daniel profetizó un período de 70 semanas de años (490 años) durante el cual se cumplirían 6 objetivos entre el pueblo judío. Los objetivos eran (Daniel 9:24):

1) “Terminar la prevaricación” (al aceptar al Mesías).

2) “Poner fin al pecado” (el arrepentimiento de un remanente).

3) “Expiar la iniquidad” (la muerte del Mesías por los pecados).

4) “Traer la justicia perdurable” (el establecimiento del reinado milenial del Mesías).

5) “Sellar la visión y la profecía” (cumplir todas las profecías mesiánicas).

6) “Ungir el lugar santísimo” (comenzar la construcción del Templo Milenial).

Como puede ver, sólo uno de estos objetivos se ha cumplido — la expiación del Mesías por el pecado —. Todos los demás permanecen sin cumplirse. Cuatrocientos ochenta y tres años de la profecía de Daniel condujeron a la crucifixión de Jesús (Daniel 9:26). Quedan los últimos siete años, durante los cuales se cumplirán todos los demás propósitos para el pueblo judío.

Una Brecha Profética

El Ángel Gabriel le indicó a Daniel que habría una brecha profética entre los primeros 483 años de la profecía y los últimos siete años (Daniel 9:27). Lo hizo al afirmar que la 70ma semana de la profecía (los últimos siete años) no comenzaría hasta que el Anticristo aparezca en el escenario y haga un “pacto firme” con Israel (Daniel 9:27).

Es similar al tiempo de un juego de fútbol americano. Todos esos juegos están programados para durar cuatro cuartos de 15 minutos cada uno, o un total de una hora. Pero la mayoría de los juegos dura tres hora o más, dependiendo del número de tiempos de espera y la duración del descanso de medio tiempo. Así pues, a la muerte del Mesías, Dios llamó un “tiempo fuera” en las 70 semanas de años con el fin de disciplinar al pueblo judío por rechazar a su Mesías. Ahora estamos esperando el tratado del Anticristo, que señalará el comienzo de los últimos siete años. 

Nadie sabe con certeza cuál será la naturaleza del tratado. La mayoría cree que será alguna clase de tratado de paz que el Anticristo negociará entre Israel y los Estados árabes circundantes, lo que permitirá que Israel reconstruya su Templo. Esta suposición se basa en el hecho de que las profecías bíblicas dejan en claro que Israel reconstruirá su Tercer Templo y lo completará a mediados del período de siete años de la Tribulación (2 Tesalonicenses 2:1-4 y Apocalipsis 11:1-2).

El Anticristo

Algunos enseñan que el pueblo judío estará tan abrumado con la labor política a su favor por el Anticristo, que lo recibirán como Su Mesías. Esto se basa en una declaración de Jesús cuando dijo, “Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis” (Juan 5:43).

Es cierto que el pueblo judío recibirá al Anticristo como un salvador político, pero las Escrituras dejan en claro que ellos nunca lo aceptarán como su Mesías. Sabemos eso porque el libro de Apocalipsis revela que cuando el Anticristo entre al Templo reconstruido a la mitad de la Tribulación y declare ser Dios, el pueblo judío inmediatamente lo rechazará, y se volverá contra ellos con venganza, decidido a aniquilarlos (Apocalipsis 12:13-17).

Los 144,000

Cuando la Tribulación comience, las Escrituras nos dicen que el pueblo judío jugará un papel muy importante durante el período de siete años. Por un lado, la victoria sobrenatural de Israel en la Guerra de Gog y Magog hará que los corazones de muchos judíos se vuelvan a Dios y su Mesías, Yeshúa, y 144,000 de ellos serán sellados por el Espíritu Santo para la redención (Apocalipsis 7:1-8). Son mencionados como “siervos de nuestro Dios” (Apocalipsis 7:3), y eso ciertamente debe significar que serán evangelistas que se comprometerán con la proclamación del Evangelio.

Se nos dice que serán sobrenaturalmente protegidos por Dios a lo largo de los siete años de la Tribulación, y son retratados de pie en señal de triunfo con Jesús en el Monte Sión en Jerusalén cuando regresa al final de la Tribulación (Apocalipsis 14:1-5).

Los Dos Testigos

Otros dos jugadores clave durante la Tribulación son los Dos Testigos de Dios que aparecerán en Jerusalén y predicarán diariamente el Evangelio y llamarán al mundo al arrepentimiento. Al igual que los 144,000, estos dos hombres serán protegidos sobrenaturalmente hasta la mitad de la Tribulación, cuando su protección será removida, y el Anticristo los asesinará.

Estos dos hombres no son identificados. Muchos de los primeros Padres de la Iglesia pensaban que serían Enoc y Elías. La mayoría de los expertos en la profecía piensan que serán Moisés y Elías, basándose en los milagros que realizan.

Creo que uno de ellos definitivamente será Elías, porque se nos dice en Malaquías 4:5 que Elías regresará a esta tierra antes del “grande y terrible día del Señor” (Malaquías 4:5). También creo que el otro hombre será Enoc. Al igual que Elías, él fue llevado al Cielo antes de que experimentara la muerte. A diferencia de Elías, él era un gentil. Por lo tanto, con Enoc y Elías, el mundo tendría dos voces proféticas durante la primera mitad de la Tribulación — una que hablará a los judíos y la otra a los gentiles.

Paz para Israel, pero Carnicería para el Mundo

La primera mitad de la Tribulación va a ser un tiempo de paz para la nación de Israel, mientras que el resto del mundo está sumido en la guerra. Aunque el Anticristo ascenderá al poder en Europa gracias a su brillantez y astucia (Daniel 8:23-26), no va a ser recibido con alegría por África, Asia y América Latina — todos los cuales han pasado los últimos 20 años quitándose de encima el colonialismo europeo —. Y cuando el Anticristo establezca su Religión Única Mundial, puede estar seguro de que el mundo musulmán lo rechazará.

Por lo tanto, el Anticristo va a tener que usar su poder militar para conquistar el mundo. Apocalipsis capítulo 6 describe el comienzo de esa guerra, que ocasionará que un cuarto de la población del mundo sea asesinada. Luego, en Apocalipsis 8 y 9 parece que la guerra de conquista del Anticristo se transforma en una guerra nuclear, dando como resultado la matanza de un tercio de los que quedan. 

Si el Señor saca aproximadamente a mil millones de personas en el Rapto de la Iglesia antes de que la Tribulación comience, eso dejaría a 6 mil millones de almas aquí en la tierra. Una cuarta parte de ellos sería 1.5 mil millones de personas, dejando a una población de 4.5 mil millones. Un tercio de los restantes sería otro 1.5 mil millones. Así pues, para mediados de la Tribulación, la mitad de la población de la tierra — tres mil millones — estará muerta.


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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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