martes, 27 de febrero de 2018

Estudio Bíblico Mesiánico: El Principio Bíblico del Dar – Parte 2



I. Los principios del dar

La primera categoría principal de este estudio es los principios del dar, los cuales serán discutidos en tres partes: primera, los principios básicos; segunda, los principios que se hallan en 2 Corintios 8:1-5; y tercera, los principios que se hallan en 2 Corintios 9:6-14.

A. Los principios básicos

Hay cinco principios básicos del dar bíblico. Primero, el dar es una medida del amor del creyente hacia Dios. Segundo, el dar es una expresión de fe. Tercero, el creyente nunca podrá exceder a Dios. Cuarto, el dar debería ser hecho en secreto. Y el quinto principio es que el creyente debería estar dispuesto a trabajar con el fin de dar más.

1. Dando como una medida del amor de alguien hacia Dios

El primer principio básico es que el dar del creyente es una medida de amor hacia Dios. La forma en la que el creyente da y el porcentaje que él da será a menudo una medida de su amor hacia Dios. Mateo 6:19-21 enseña que acumular tesoros en el Cielo es lo que el creyente debería estar haciendo, porque donde está el tesoro ahí está el corazón también. Si el creyente está acumulando tesoros aquí en la tierra, entonces el corazón del creyente estará en las cosas terrenales. Pero si el creyente está acumulando tesoros en el Cielo, su corazón estará en las cosas celestiales.

Además, 1 Timoteo 6:17-18 enseña que el rico deberían tener su esperanza…puesta en Dios y estar listos para dar de su riqueza. Aquellos que son creyentes ricos aún deberían recordar que su esperanza no está en su riqueza, sino que su esperanza está puesta en Dios el Señor. Deberían estar listos para dar de su riqueza para apoyar la obra de Dios.

También, 1 Juan 3:17 declara que, si alguien no da, entonces la pregunta es, “¿Permanece el amor de Dios en él?”. Si una persona no da, realmente podría cuestionarse si el amor de Dios alguna vez estuvo en él. 

2. Dando como la expresión de la fe de uno

El segundo principio básico se halla en Santiago 2:15-17: el dar es una expresión de fe. Aquí, Santiago enseña que el creyente muestra su fe por las obras, y una de las formas en las que el creyente puede mostrar su fe es por la obra del dar. El creyente no es salvo por obras, pero el estado de salvo debería evidenciarse por las obras. Y una de estas obras es la obra del dar.

3. El dar más resulta en recibir más

El tercer principio básico es que el creyente nunca excederá a Dios; el dar más resultará en recibir más. Ésta es una promesa de Dios en la que el creyente puede confiar. Lucas 6:38 declara: dad y se os dará. Filipenses 4:15-19 enseña que, si el creyente da, Dios suplirá sus necesidades; el creyente no necesita preocuparse por sus necesidades, ya que Dios tendrá cuidado de estas cosas. Debería preocuparse más por dar, porque el dar causará que Dios supla las necesidades del creyente.

4. El dar debería hacerse en secreto

El cuarto principio básico del dar es que el dar debería hacerse en secreto, no como exhibición, según Mateo 6:1-4. El creyente no debería presumir su dar, el creyente debería mantener su dar en secreto. Ésa es la razón por la que el concepto de los sobres de la iglesia es un concepto bíblico.

5. El dar produce la disposición de trabajar

El quinto principio básico es que el creyente debería estar dispuesto a trabajar con el fin de poder dar más. Hechos 20:33-35 enseña que Pablo trabajaba para que pudiera dar. Efesios 4:28 enseña que otros deberían seguir el ejemplo de Pablo. 

B. Los principios que se hallan en 2 Corintios 8:-1-15

La segunda parte de los principios del dar es ver un número de principios del dar que se hallan en este pasaje. A medida que Pablo aborda los principios en estos versículos, él hace ocho puntos:

El primer punto es que los corintios fueron amonestados a seguir el ejemplo de los macedonios en que usaron su pobreza como excusa para no dar, como lo declaran los versículos 1-2: Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad.

Los macedonios no eran ricos. El versículo 1 declara que ellos practicaban el dar de gracia, que será discutido luego. Por ahora, debería notarse que el método que los macedonios usaron no era el principio del diezmo, sino el principio del dar de gracia. Además, el versículo 2 revela que de su profunda pobreza, estuvieron dispuestos a dar con liberalidad. Por lo tanto, no usaron su pobreza como excusa para no dar sino que, en cambio, practicaron el dar de gracia. De su profunda pobreza, dieron liberalmente.

El segundo punto de los principios del dar es que miraban el dar como una oportunidad que debía buscarse, según los versículos 3-4: Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos.

Para estos creyentes, el dar era una oportunidad; en realidad miraban el dar como  una oportunidad “a perseguirse”, “a buscarse”. Ellos investigaban activamente formas en las que pudieran dar. El versículo 3 declara que dieron más allá de sus propias fuerzas y de su propio libre albedrío. Según el versículo 4, investigaron las necesidades e hicieron lo que pudieron para satisfacer esas necesidades. 

El tercer punto que Pablo hace se halla en el versículo 5: Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios.

La razón por la que pudieron hacer lo que hicieron en los versículos 1-4 es debido al versículo 5: “primero que todo, ellos se dieron al Señor”. Cuando se dedicaron al Señor, esto los hizo sensitivos a la voluntad de Dios. Era la voluntad del Señor que ellos dieran, y eso fue lo que hicieron. 

El cuarto punto es que el dar era una prueba de su amor en los versículos 6-8: De manera que exhortamos a Tito para que tal como comenzó antes, asimismo acabe también entre vosotros esta obra de gracia. Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta gracia. No hablo como quien manda, sino para poner a prueba, por medio de la diligencia de otros, también la sinceridad del amor vuestro.

Pablo señala a los corintios que él no tiene intención de ordenarles que den. No emitirá una orden apostólica para que den, pero señala que si de verdad aman a Dios, ellos darán naturalmente. El dar era prueba de su amor hacia Dios. Aquí de nuevo, uno muestra su fe por sus obras y, en este contexto, la obra que mostraba su fe y amor era la obra del dar. 

El quinto punto que Pablo hace es proveer un ejemplo de un gran dador, el Mesías Mismo, en el versículo 9: Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.

El Mesías se dio a Sí Mismo. Él señala que, en el Cielo, el Mesías era rico, pero en la Encarnación Él se hizo pobre. No simplemente pobre por hacerse humano, sino pobre porque Él nació en una familia que era pobre.

La razón por la que Él estuvo dispuesto a hacerse pobre fue para que los creyentes pudieran ser ricos. No materialmente ricos, porque Pablo ya había señalado que estos corintios no eran materialmente ricos, sino que Yeshúa (Jesús) hizo esto para que ellos pudieran llegar a ser espiritualmente ricos. De este modo, Jesús es el mayor ejemplo de un dador. El Mesías se dio a Sí Mismo. El Mesías era rico, pero se hizo pobre, por la razón de que los creyentes pudieran ser ricos. 

El sexto punto que hace es que incluso estaban dispuestos a hacer una promesa en los versículos 10-11: Y en esto doy mi consejo; porque esto os conviene a vosotros, que comenzasteis antes, no sólo a hacerlo, sino también a quererlo, desde el año pasado. Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que como estuvisteis prontos a querer, así también lo estéis en cumplir conforme a lo que tengáis.

Estuvieron dispuestos a hacer un compromiso que cumplirían en el curso de un año. “El dar con fe y haciendo una promesa” o hacer una promesa es un patrón bíblico, y los corintios lo habían hecho. El versículo 10 declara que un año antes estuvieron dispuestos a hacer una promesa y, en el versículo 11, son animados a cumplir la promesa. 

Cuando alguien llega de parte de Ministerios Ariel a hablar en diversas conferencias en iglesias, a esa iglesia nunca se le pide que pague los gastos de viaje o un honorario mínimo o algo así. Todo lo que se pide es que se colecte una ofrenda voluntaria para Ministerios Ariel. Explicamos la labor de Ministerios Ariel a la congregación y, en ese momento, se les da una oportunidad de hacer un compromiso mensual con el ministerio.

De hecho, cuando la gente hace un compromiso con Ministerios Ariel, este compromiso no es entre ellos y Ministerios Ariel, sino entre ellos y el Señor. Si Dios suple el monto que ellos se comprometen a dar, entonces lo enviarán. Si Dios no lo suple, entonces, por supuesto, ellos no lo enviarán. Algo que no se hará es importunarlos con cartas de apelación o recordatorios de alguna clase. Creemos que el Señor suplirá si tienen la actitud de dar.

Por lo tanto, la sexta cosa que Pablo enseña es que está bien hacer una promesa; uno debería estar dispuesto a hacer una promesa y también incluso más dispuesto a cumplirla, si Dios provee.

El séptimo punto que hace en este pasaje es que ellos dieron voluntariamente en el versículo 12: Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene.

Su disposición a dar la hizo aceptable a Dios. De hecho, todo aquel que da voluntariamente agrada a Dios, y esa ofrenda voluntaria es aceptada por Dios. Si dan a regañadientes, la ofrenda aún podría ayudar al que la recibe, pero no pone al dador en buena posición ante el Señor. Desde el punto de vista del Señor, dicha ofrenda no es aceptable.

El octavo punto que él hace en este pasaje es que el dar no debería ser hasta el punto de la pobreza, sino al punto de igualdad, según los versículos 13-15: Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para vosotros estrechez, sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad, como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos.

No les está pidiendo que se empobrezcan; no les está pidiendo que quiten comida de la mesa o vestidos de sus hijos. El dar no deber ser hasta el punto de la pobreza, sino al punto de la igualdad. El versículo 13 declara que no debían hacerse pobres por su dar. En cambio, en el versículo 14, los recipientes podrían de hecho suplir las necesidades del dador en el futuro. Por ahora, el dador está supliendo las necesidades de alguien más, pero podría llegar un día cuando alguien más podría devolver y darle al dador. En el versículo 15, él cita un principio del Antiguo Testamento en Éxodo 16:18, que señala que, durante el peregrinaje en el desierto, todos fueron provistos suficientemente. Si los creyentes dan al punto de la igualdad, Dios va a proveer para todos nosotros, y nuestras necesidades serán suplidas. 


En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)


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Observaciones del Editor: Añorando el Hogar


Mi esposa, Ann, y yo de pie en el Monte de los Olivos en Jerusalén en 1985. Estábamos celebrando nuestro 25mo aniversario de bodas en este viaje. Detrás de nosotros, corriendo hacia el Norte y el Sur está el Valle del Cedrón, que separa al Monte de los Olivos de la Ciudad Vieja. A la izquierda del hombro derecho de Ann está la Puerta Oriental. 

Tengo nostalgia de Jerusalén. Es mi hogar espiritual, y no he podido ir allí durante los últimos cuatro años debido a la enfermedad de mi esposa. 

Entre 1979 y 2014, visité Jerusalén 45 veces — ya sea llevando grupos de peregrinaje, dirigiendo equipos de video o hablando en eventos especiales —.

Nunca olvidaré mi primera visita en el verano de 1979. Mi primera mañana en Jerusalén, estaba tan emocionado de estar allí que me levanté a las 4 am y tomé un taxi a la cima del Monte de los Olivos. Me senté en el monte mirando hacia el Este sobre el Valle del Cedrón hacia la Ciudad Vieja, el Monte del Templo y la Puerta Oriental. Tomé la gloriosa vista en mi alma mientras miraba los primeros rayos del sol subir detrás de mí e iluminar la antigua ciudad amurallada, reflejándose en la cúpula dorada del santuario musulmán llamado El Domo de la Roca.

Escuché los sonidos de una antigua ciudad despertándose. Parecía que había gallos cantando por todas partes, acentuados a veces por el rebuznar de los burros. Carros tirados por caballos comenzaron a pasar por las calles.

Las escenas, los olores, y los sonidos de esos momentos están grabados en mi memoria.

Pero lo más significativo que experimenté fue espiritual. Sentí en mi espíritu que estaba sentado en el centro de la tierra y el punto focal de toda la historia — donde Dios se hizo carne y donde enseñó, sanó, murió y resucitó de entre los muertos.

De hecho, se me ocurrió que estaba sentado en el mismo sitio donde Él ascendió al Cielo, y me acordé de Su promesa de regresar a ese mismo lugar en el Monte de los Olivos.

Mientras contemplaba estas cosas, de repente me percaté de cuán afortunado era de estar viviendo en la época del regreso del Señor — un tiempo cuando podía ser testigo del cumplimiento de las profecías del tiempo del fin ante mis propios ojos. Me estoy refiriendo a cosas como la reunión del pueblo judíos desde los cuatro ángulos de la tierra, el restablecimiento de su nación y la re-ocupación de su antigua capital.

Jesús mismo les dijo a Sus discípulos que en los tiempos del fin, cuando el pueblo judío regresara a su patria y re-ocupara su capital, Él estaría en la puerta misma del Cielo listo para regresar (Lucas 21:24-28).

¡Grande es el Señor
y digno de suprema alabanza,
en la ciudad de nuestro Dios,
en el monte de su santuario!
¡Qué hermosa altura!
El gozo de toda la tierra
…la ciudad del Gran Rey.
Salmo 48:1-2

lunes, 26 de febrero de 2018

Estudio Bíblico Mesiánico: El Principio Bíblico del Dar – Parte 1




Introducción

A. La relación entre la mayordomía y el dar

B. La verdad subyacente del dar

C. Los obstáculos para el dar
   1. El concepto del diezmo

   2. La mala comprensión del dar de gracia

   3. El estilo de vida estadounidense

   4. Recibos deducibles de impuestos

   5. Simple codicia

I. Los Principios del Dar

A. Los principios básicos
   1. El dar como una medida del amor de alguien hacia Dios

   2. El dar  como una expresión de la fe de alguien

   3. El dar más resulta en recibir más

   4. El dar debería hacerse en secreto

   5. El dar produce la disposición a trabajar

B. Los principios que se encuentran en 2 Corintios 8:1-15

C. Los principios que se encuentran en 2 Corintios 9:6-14

II. La cantidad del dar

A. El Principio del Antiguo Testamento: El diezmo
   1.Los tres diezmos de la Ley Mosaica
      a. Apoyo para la tribu de Leví
      b. Apoyo para los festivales y sacrificios
      c. Apoyo para los pobres
      d. Resumen

   2.El diezmo para el alfolí

   3.Escrituras usadas para enseñar el diezmo
      a. Las Escrituras del Nuevo Testamento
      b. Las Escrituras del Antiguo Testamento
      c.Resumen

B. El Principio del Nuevo Testamento: El dar controlado por el Espíritu
   1. La nueva base para dar

   2. El procedimiento
      a. Sistemáticamente
      b. Individualmente
      c. Privadamente
      d. Proporcionalmente
      e.Resumen

C. La distinción entre los dos principios

III. Los recipientes del dar

A. La familia del creyente

B. La obra del ministerio

C. Las misiones judías

D. El maestro bíblico

E.Un hermano en necesidad

Conclusión


Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos.
2 Corintios 8:3-4

Este tema será cubierto en tres categorías principales: primero, los principios del dar; segundo, la cantidad del dar; y en tercero, los recipientes del dar.

Introducción

A modo de introducción, tres cosas serán mencionadas: en primer lugar, la relación entre la mayordomía y el dar; en segundo lugar, la verdad subyacente del dar; y en tercer lugar, obstáculos del dar.

A. La relación entre mayordomía y el dar

El dar es sólo una parte del tema exhaustivo mayor de la mayordomía. La mayordomía es un concepto mucho más amplio y tiene que ver con todo lo que Dios les ha dado a los creyentes. Incluye cosas materiales y cosas espirituales, cosas como dones espirituales, conocimiento,  y habilidades. En el exhaustivo tema de la mayordomía, alguien está interesado con la forma en la que usa todas estas cosas en beneficio del Señor y para la obra del Señor. 

El dar es sólo una faceta del dar y trata específicamente con el aspecto de las cosas monetarias o de las cosas financieras. El asunto es lo que Dios le da al creyente y qué porción de eso le es dado de regreso, por medio del apoyo a la obra de Dios.

Entonces, la relación del dar con la mayordomía es que el dar es un parte o porción del tema exhaustivo mayor de la mayordomía. En este manuscrito, no trataré con la mayordomía en su totalidad, sino sólo una faceta de la mayordomía: los principios bíblicos del dar.

B. La verdad subyacente del dar

La segunda cosa a modo de introducción es enfatizar su verdad subyacente, la cual se basa en Santiago 1:17. A partir de este versículo, podemos aprender tres cosas. En primer lugar, Dios es el dueño de todas las cosas. En segundo lugar, Dios es el Creador, el Hacedor y el Dador de todas las cosas. En tercer lugar, cuando el creyente da, está regresando una porción de lo que pertenece a Dios de todas formas. 

C. Los obstáculos para el dar

La tercera cosa a modo de introducción es mencionar algunos obstáculos del dar. Cinco obstáculos serán discutidos.

1. El concepto del diezmo

El primer obstáculo que impide que las personas den bíblicamente es el “concepto del diezmo”. Algunas personas están tan atadas al concepto del diezmo que sienten que todo lo único que tienen que dar es un simple diez por ciento. Cuando dan el diez por ciento de su ingreso, sienten que han cumplido todas sus responsabilidades hacia el Señor. Por lo tanto, el concepto del diezmo puede ser un obstáculo para el dar bíblicamente. 

2. La mala comprensión del dar de gracia

Un segundo obstáculo es una falta de entendimiento del “dar de gracia”. Debió a que muchos creyentes no comprenden el concepto del dar de gracia, éste, también, se convierte en un obstáculo para el dar.

3. El estilo de vida estadounidense

Un tercer obstáculo para el dar es el estilo de vida estadounidense. Algunas veces un creyente llega a estar tan envuelto en tratar de seguir el ritmo de sus amigos y vecinos, que comienza a gastar más y más tiempo y dinero en cosas materiales que en la obra del Señor. Es sorprendente cuán a menudo en el estilo de vida estadounidense, aquello que es un simple “deseo” de repente se convierte en una “necesidad”. Alguien necesita un carro nuevo, aunque el viejo aún funciona muy bien; o alguien necesita un nuevo televisor, aunque el modelo anterior todavía tiene buena recepción; o alguien tiene que tener un teatro en casa. Uno realmente no necesita tener cualquiera de estas cosas. 

Mientras que alguien tiene todo el derecho de ahorrar dinero para necesidades, cuidadosamente no debe confundir los deseos con las necesidades. A menudo el estilo de vida estadounidense está basado más en aquello que se desea que en aquello que se necesita. De este modo, el estilo de vida estadounidense podría ser, si no es mantenido en su perspectiva apropiada, un obstáculo para el dar. 

4. Recibos deducibles de impuestos

Un cuarto posible obstáculo para el dar son los recibos deducibles de impuestos. Todos estamos a favor de recibir recibos deducibles de impuestos. Ministerios Ariel provee estos recibos para aquellos que apoyan nuestra labor. Sin embargo, el obstáculo aquí es que algunas personas no darán algo a menos que puedan obtener una deducción de impuestos por su regalo. De nuevo, cuando uno puede conseguir una deducción de impuestos, él debería porque, por medio de esa deducción, alguien puede dar incluso más dinero a la obra del Señor en lugar de a la obra del “César”.

Sin embargo, podría haber situaciones cuando alguien es llamado a dar y podría no ser posible obtener un recibo deducible de impuestos. Suponga que alguien  conmovido por un misionero independiente  que, por alguna razón u otra, no pudo llegar a formar parte de una junta misionera. Sin embargo, ese misionero está haciendo una muy buena labor y tiene un ministerio efectivo. ¿Debería alguien frenarse de darle a ese misionero simplemente porque no es capaz de deducir ese regalo de sus impuestos sobre la renta? Mientas que los recibos deducibles de impuestos son algo bueno, si alguien da solamente basado en conseguirlos, entonces esto, también, puede convertirse en un obstáculo para el dar. 

5. Simple codicia

Un quinto obstáculo para el dar es la simple codicia. Esto se relaciona estrechamente con el estilo de vida estadounidense, pero puede estar separado de él. Alguien que codicia muchas cosas tiende a dedicar sus energías hacia la compra de dichas cosas. La codicia también puede ser un obstáculo para el dar. 

El que es codicioso sigue el principio de Lucas 12:15 en que siente que su vida “consiste en la abundancia de los bienes que posee”. Colosenses 3:5 señala que la “avaricia;…es idolatría” y debería evitarse de cualquier modo. 

En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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domingo, 25 de febrero de 2018

Jerusalén en la Historia y la Profecía (pdf)

Un Estudio de Fondo


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sábado, 24 de febrero de 2018

Jerusalén en la Historia y la Profecía – Parte 2

Un Estudio de Fondo


Vista aérea del Monte del Templo dentro de la Ciudad Vieja de Jerusalén (bibleplaces.com)


La Jerusalén Milenial

Viene un día glorioso para Jerusalén, porque cuando el Señor regrese, Él va a reinar sobre todo el mundo durante mil años, y Su reinado de paz, rectitud y justicia tendrá su sede en Jerusalén: “Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová” (Isaías 2:3 y Miqueas 4:2).

Jerusalén será el centro político, económico y religioso del mundo (Miqueas 4:1-7).

La ciudad será muy diferente de la que conocemos hoy. El gran terremoto mundial que ocurrirá cuando Jesús regrese cambiará radicalmente la topografía de la tierra, incluyendo la de Jerusalén (Isaías 40:4; Apocalipsis 6:12; 16:18). La Biblia indica que Jerusalén se ampliará considerablemente en área y se elevará más alto, tal vez convirtiéndose en el punto más alto de la tierra (Zacarías 14:10).

La ciudad será considerablemente ampliada y enormemente embellecida, y el templo más magnífico de la historia se construirá en medio de ella, bajo la supervisión personal del Mesías. Ese templo está descrito en detalle en los capítulos 40-48 de Ezequiel.

La gloria de Jerusalén en esos días se resume mejor en Isaías 62:1-7, donde se nos dice que la ciudad será una “corona de gloria en la mano del Señor” (versículo 3). El profeta también dice que la ciudad será una  “alabanza en la tierra” (versículo 7). Por primera vez en su larga y sangrienta historia, será un refugio de paz (Joel 3:16-17 y Sofonías 3:14-20). 

La Nueva Jerusalén, por Pat Marvenko Smith (revelationillustrated.com)

También será la maravilla más grande de la tierra. Piense en esto — albergará al Príncipe de Paz y contendrá Su templo —. También servirá una vez más como el hogar de la espectacular gloria Shejiná de Dios. Pero esta gloria no estará contenida dentro del Lugar Santísimo. Increíblemente, Isaías dice que la Shejiná se cernirá sobre toda la ciudad de Jerusalén como una nube de día y como un fuego de noche, lo que proporcionará un dosel para proteger a la ciudad del calor y la lluvia (Isaías 4:5-6).

Zacarías dice que las naciones del mundo enviarán delegaciones a Israel cada año para celebrar la Fiesta de los Tabernáculos. Y el último versículo de Ezequiel dice que ese día el nombre de la ciudad será cambiada de Yerushalyim a Jehová-Sama, que significa, “El Señor está ahí” (Ezequiel 48:35).

La Jerusalén Eterna

Finalmente, los profetas nos dicen que la Jerusalén milenial será reemplazada por una nueva Jerusalén, que Jesús está preparando en el Cielo ahora.

Al final del Milenio, después de que la tierra haya sido renovada por el fuego, la nueva Jerusalén descenderá a la nueva tierra, y los Redimidos, en sus nuevos cuerpos glorificados, vivirán en esta nueva ciudad en la presencia del Dios Todopoderoso, quien descenderá del Cielo para vivir para siempre con Sus hijos (Apocalipsis 21:1-3). Esta enseñanza muy clara del libro de Apocalipsis sorprende a muchos cristianos, a quienes siempre se les ha enseñado que vivirán eternamente en un mundo etéreo llamado Cielo.

¡Qué ciudad tan asombrosa será esta nueva Jerusalén! El apóstol Juan dedica 24 versículos a su descripción detallada en Apocalipsis 21 y 22. Será un cubo de 2,400 kilómetros con 12 cimientos hechos de piedras preciosas — cada uno nombrado para uno de los doce apóstoles —. Del mismo modo, habrá 12 puertas nacaradas, cada una nombrada por cada tribu de Israel. Las paredes estarán hechas de jaspe. La ciudad misma será de oro puro, como vidrio transparente.

"Los Fundamentos de la Ciudad", por Pat Marvenko Smith (revelationillustrated.com)

¿Alguna vez se ha detenido a pensar en la forma y el tamaño de esta fenomenal ciudad? Por ejemplo, ¿Por qué será de 2,400 kilómetros de altura? La razón, por supuesto, es que en nuestros cuerpos glorificados, seremos inmunes a las leyes de la gravedad. Por lo tanto, seremos capaces de utilizar todo el espacio de la ciudad, y no sólo la planta baja. 

¿Y cuánto espacio tendremos? ¿Habrá el suficiente para todos los Redimidos? Henry Morris, el fundador del Institute for Creation Research (Instituto para la Investigación del Creacionismo), ha calculado el espacio que existiría para cada persona, asumiendo que al menos el 50% del área sería usada para propósitos comunes (calles, parques, centros recreativos, etc.), y asumiendo que 20 mil millones de personas han sido salvas en el curso de la historia humana. El resultado es asombroso: ¡cada persona tendría un cubo con 75 acres en cada superficie! Eso es ciertamente más espacio que lo que la mayoría de nosotros tenemos ahora.

Pero la mejor parte de esta ciudad no será su belleza ni su amplitud. La mejor parte será la presencia personal de Jesús nuestro Señor y Dios Todopoderoso, el Padre. Apocalipsis 22 dice que serviremos eternamente a Dios en esta ciudad y que “veremos Su rostro”. Creo que eso significa que tendremos una comunión íntima y personal con nuestro Creador eternamente. Y eso me causa asombro. 

El Mensaje para Nosotros

¿Qué significa todo esto para usted y para mí? ¿Tiene alguna relevancia para los cristianos gentiles hoy? La respuesta es que ciertamente sí la tiene.

En primer lugar, significa que Dios es fiel. Así como Él ha cumplido las profecías sobre Jerusalén en el pasado y lo está haciendo ahora, podemos estar seguros de que Él continuará haciéndolo en el futuro. Va a haber una Jerusalén milenial y va a haber una eterna, y nosotros, los Redimidos, vamos a ser ricamente bendecidos por ambas — más allá de todo lo que podamos imaginar —.

En segundo lugar, el registro de Jerusalén en la profecía significa que Dios es soberano. Él está en control. Incluso cuando todo parece estar fuera de control aquí en la tierra, podemos estar seguros de que Dios tiene la sabiduría y el poder para orquestar toda la maldad de la Humanidad para el triunfo de Su voluntad en la historia.

En tercer lugar, Dios nos está llamando a ti y a mí a vivir con una perspectiva eterna. En Hebreos 11 se nos dice que Abraham vivió por fe como un “extranjero” en este mundo, “porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Hebreos 11:9-10). ¿No es eso interesante? Abraham no consideró su llegada a la Tierra Prometida como el cumplimiento de las promesas de Dios a él. Por el contrario, vivió anhelando su recompensa final, es decir, la vida con Dios en una ciudad eterna — la nueva Jerusalén —.

En Hebreos 11:3 dice que todos los héroes de la fe que están mencionados en ese capítulo vivieron sus vidas como “extranjeros y peregrinos”, porque deseaban la ciudad que Dios había preparado para ellos. El libro de Hebreos concluye con un recordatorio para nosotros de que en este mundo no tenemos una ciudad permanente. En cambio, debemos buscar “la por venir”.

Jesús está agregando cuartos a esa ciudad ahora mismo para acomodar a los miembros de Su cuerpo (Juan 14:1-4). Por lo tanto, vivamos como peregrinos y extranjeros en este mundo, sin llegar a sentirnos cómodos con él. Vivamos aguardando la venida del Señor (2 Timoteo 4:7-8).

Y vivamos orando por la paz de Jerusalén (Salmo 122.6), dándonos cuenta de que, al hacerlo, realmente estamos orando por el regreso del Señor, porque Jerusalén nunca experimentará la paz verdadera sino hasta que el Príncipe de Paz regrese.


Lea la parte 1 aquí

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Recurso recomendado:
»» Libro: Israel en la Profecía Bíblica

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
Jerusalem in History and Prophecy


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