lunes, 2 de mayo de 2022

El Reino Venidero – Parte 7

Por Dr. Andy Woods

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Debido a que el mundo evangélico de hoy equipara a la iglesia con el reino mesiánico, comenzamos un estudio bíblico sobre el reino. Este reino terrenal se anticipa en el oficio de Administrador Teocrático perdido en el Edén, los pactos bíblicos, las predicciones de los profetas del Antiguo Testamento. y la Teocracia que gobierna Israel desde el tiempo de Moisés hasta Sedequías. Este arreglo terminó con la iniciación de los Tiempos de los Gentiles, cuando la nación no tenía ningún rey reinando en el Trono de David, ya que Judá fue pisoteada por varias potencias gentiles. Finalmente, Cristo, el legítimo heredero del trono de David, apareció. Si el Israel del primer siglo hubiera entronizado a Cristo, el reino terrenal se habría materializado. Lamentablemente, Israel rechazó este ofrecimiento del reino (Mateo 12:24), lo que llevó al aplazamiento del reino. En consecuencia, Cristo comenzó a explicar las condiciones espirituales que ahora prevalecerían durante la ausencia del reino. Este programa interino incluye Su revelación de los misterios del reino (Mateo 13) y de la iglesia (Mateo 16:18).

Los Misterios del Reino

El primer aspecto de esta fase interina son los misterios del reino (Mt. 13:1–52). Éstos representan el curso de los eventos que experimentarán los herederos del reino o los “hijos del reino” (13:38) entre el rechazo de Israel y la aceptación futura de la oferta de la oferta del reino. Por lo tanto, estos misterios cubren el período de tiempo entre el rechazo formal de Israel del reino y el Segundo Adviento (13:40–42, 49–50). Los misterios del reino representan nuevas verdades concernientes al reino que no fueron reveladas en el Antiguo Testamento. Jesús dejó claro este punto cuando dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. . .Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron” (Mateo 13:11, 16–17).

Cuando las ocho parábolas de Mateo 13 se entienden armoniosamente, revelan una imagen completa de esta “era misteriosa”. Primero, la parábola del sembrador enseña que el evangelio será predicado a lo largo del curso de la era de misterio con diferentes respuestas, basadas en cómo se ha preparado el corazón. Los que respondan a la verdad recibirán revelación adicional (13:1–9, 18–23). Segundo, la parábola del trigo y la cizaña enseña que será difícil distinguir entre los salvos y los no salvos dentro de la cristiandad profesante a lo largo de la era de misterio. La separación entre el creyente y el incrédulo se hará hasta el Segundo Adviento (13:24–30, 36–43). Tercero, la parábola de la semilla de mostaza enseña que la cristiandad experimentará una gran expansión numérica y geográfica desde un pequeño comienzo. Sin embargo, la forma final de la cristiandad representará una forma apóstata de la verdad, en contraposición a sus orígenes bíblicamente puros (13:31–32). Cuarto, debido a que la levadura en las Escrituras típicamente representa algo pernicioso o maligno (Ex. 12; Lv. 2:11; 6:17; 10:12; Mt. 16:6, 12; Mra. 8:15; Lc. 12:1; 1 Co. 5:6–8; Gá. 5:9), la parábola de la levadura que se abre paso a través de la harina enseña que la cristiandad profesante experimentará una creciente corrupción moral y doctrinal a medida que avance la era (Mt. 13:33). Esta parábola predice el aumento de la apostasía a lo largo de la era actual. Desafortunadamente, los intérpretes del “reino ahora” pasan por alto este punto crucial al interpretar la levadura como algo bueno en lugar de algo malo. Walvoord explica:

¿Qué representa la levadura? Los potmilenaristas y amilenaristas. . .usualmente asumen dogmáticamente que la levadura no puede representar el mal en la parábola, aunque se usa universalmente para representar el mal tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. . .Es más evidente que nunca en el último tercio del siglo XX que el evangelio no ha permeado el mundo y que el mal tiende a impregnar a toda la iglesia profesante, que es exactamente lo que enseña Mateo 13. En el Antiguo Testamento, la levadura se usa constantemente para representar el mal. . .En el Nuevo Testamento, Cristo usó la levadura del externalismo de los fariseos, de la incredulidad de los saduceos, y de la mundanalidad de los herodianos y, en general, de la doctrina maligna (Mt 16:6–12; Mr. 8:14–21). En las cartas de Pablo, del mismo modo, la levadura representa el mal, como en 1 Corintios 5:6–8 y Gálatas 5:7–10. En la parábola, la harina representa lo que es bueno. . .La iglesia profesante, sin embargo, está impregnada de doctrina maligna, externalismo, incredulidad, y mundanalidad, que tiende a inflar la iglesia y hacerla más grande en apariencia, así como la levadura infla la masa, pero en realidad no agrega nada de valor real. La historia de la iglesia ha cumplido con demasiada precisión esta anticipación, y la iglesia profesante en el mundo, por grande y poderosa que sea, está impregnada de la levadura del mal, que será juzgada en el horno del juicio divino al final de la era. . .Hasta cierto punto, el mal se extenderá incluso. . .al cuerpo de verdaderos creyentes en la iglesia, así como aquellos que vienen a Cristo después del rapto. . .incluso los creyentes verdaderos no alcanzan la perfección y pueden abrazar, hasta cierto punto, la mundanalidad, el externalismo, y la mala doctrina.[1]

Toussaint señala de manera similar:

La discusión gira en torno al significado de la palabra “levadura” (zymē). Muchos sostienen que la levadura se utiliza aquí en un buen sentido y representa la propagación del evangelio por toda la tierra. Otros afirman que la palabra representa el mal y se utiliza para ilustrar el crecimiento del mal dentro del grupo que profesa heredar el reino. Esta última interpretación cuenta con el apoyo más firme. Es consistente con la doctrina de las Escrituras concerniente al carácter maligno del fin de la era de la iglesia y la tribulación (1 Timoteo 4; 2 Timoteo 3; Judas; 2 Pedro 3; Apocalipsis 6–19). Uno de los mayores apoyos para la interpretación que la levadura habla del mal es el uso de la palabra en las Escrituras. Invariablemente, la levadura representa el pecado (Éxodo 12; Levítico 2:11; 6:17; 10:12; Mateo 16:12; Marcos 8:15; Lucas 12:1; 1 Corintios 5:6–8; Gálatas 5:9). Finalmente, el verbo usado aquí, “ocultar” . . .es muy inusual, si la levadura representa el bien. Es una palabra mucho más apropiada si la levadura ha de tener un efecto siniestro. Esto es similar a la idea en la parábola del trigo y la cizaña. La forma en que la mujer oculta la levadura en la harina es muy similar a la forma en que el enemigo sembró cizaña por la noche. Esta parábola revela el hecho de que el mal seguirá su curso y dominará la nueva era. Pero también indica que, cuando el programa del mal se haya cumplido, el reino vendrá.[2]

Por lo tanto, la era actual representa un período en el que se predica el evangelio, lo que resulta en la salvación de algunos. Sin embargo, también se llevará a cabo una siembra falsificada. A pesar de la obra de Dios a lo largo de esta era, la cristiandad experimentará una creciente corrupción. Esta enseñanza concerniente a la creciente apostasía de la presente era misteriosa se puede encontrar no sólo en el material epistolar (1 Tim. 4; 2 Tim. 3; 2 Pedro 3; Judas) sino también en las parábolas de Mateo 13.

Esta enseñanza sobre la apostasía de la iglesia no significa que Dios no pueda soberanamente enviar olas refrescantes de avivamiento y reforma, como lo ha hecho en varias ocasiones. Sin embargo, estas temporadas refrescantes no son la norma, sino que ocurren sólo intermitentemente a lo largo de la historia de la iglesia. Una comprensión adecuada de esta apostasía representa una visión del mundo que es diametralmente opuesta a la teología del “reino ahora”, que es la idea de que la iglesia cristianizará gradualmente el mundo, marcando así el comienzo del progreso cultural a largo plazo. La única manera en que la teología del “reino ahora” puede ser defendida a partir de las Escrituras es ignorar lo que el Nuevo Testamento predice con respecto a la apostasía en la actual era de misterio.

Quinto, debido a que las Escrituras se refieren a Israel como el tesoro especial de Dios (Ex. 19:5), la parábola del tesoro de tierra enseña que Cristo vino a comprar a Israel. Sin embargo, Israel permanecerá en incredulidad durante todo el curso de la era de misterio y no se convertirá hasta la conclusión de la era (Mateo 13:44). Sexto, la parábola de la perla de gran precio se refiere a la muerte de Cristo que redime a los miembros de la iglesia a lo largo de esta era, lo que le permite al Señor obtener un tesoro de entre los gentiles (13:45–46). Séptimo, la parábola de la red enseña la coexistencia de los justos y los inicuos a lo largo de la era sólo para ser separados por Cristo en la conclusión de la edad (13:47–50). Octavo, la parábola del padre de familia enseña que estos misterios del reino deben ser considerados junto con la verdad del reino del Antiguo Testamento si uno ha de entender la totalidad de la agenda del reino de Dios (13:51–52). En resumen, cuando estas ocho parábolas se toman juntas, el Señor revela las condiciones espirituales que prevalecerán en el mundo durante un período interino cuando el reino no está presente. 

¿Una Forma de Misterio del Reino? 

Un error típicamente cometido por los intérpretes dispensacionales es afirmar que las parábolas de Mateo 13 revelan una forma espiritual presente del reino conocida como la “forma misteriosa del reino”. Si bien no sostienen que el reino davídico está presente, creen en cambio que el reino está espiritualmente presente sólo en forma de misterio.[3] Sin embargo, incluso esta perspectiva es leer mucho más en el texto de Mateo 13 de lo que realmente está allí. Toussaint explica:  

A menudo se alega que el Señor predijo una forma del reino para la era de la Iglesia en Sus parábolas, particularmente las de Mateo 13. Durante muchos años, los dispensacionalistas se han referido a estas parábolas como enseñanzas de una forma misteriosa o una nueva forma del reino. . .Sin embargo, en ninguna parte de Mateo 13 ni en ninguna parte el Señor Jesús usa el término forma misteriosa. Más bien, se refiere a los “misterios del reino de los cielos” (v. 11); es decir, el Señor en estas parábolas está dando a Sus discípulos nuevas verdades sobre el reino que hasta ahora eran desconocidas. Es extraño que tantos dispensacionalistas afirmen que se introduce una nueva forma del reino en Mateo 13. Los dispensacionalistas argumentan vigorosamente a favor de una reino literal y terrenal que es el cumplimiento del Antiguo Testamento, cuando Juan, Jesús y Sus discípulos anuncian su cercanía. Entonces, de repente, estos dispensacionalistas cambian el significado en Mateo 13.[4]


Continuará

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

El Dr. Andy Woods es oriundo de California, donde asistió a la universidad y obtuvo una licenciatura en Derecho. En 1998, cambió de rumbo y comenzó a hacer la transición del Derecho a la Teología, cuando decidió ingresar al seminario.

Finalmente obtuvo un Doctorado en Exposición Bíblica del Seminario Teológico de Dallas. Actualmente se desempeña como pastor en la Iglesia Bíblica de Sugar Land, en el área de Houston, mientras se desempeña como Presidente del Seminario Teológico Chafer, en Albuquerque, Nuevo México. Es un escritor prolífico y un conferenciante muy solicitado.

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Notas Finales

[1] John F. Walvoord, Matthew: Thy Kingdom Come (Chicago: Moody, 1974), 102-4.

[2] Stanley D. Toussaint, Behold the King: A Study of Matthew (Grand Rapids, Kregel, 2005), 182.

[3] J. Dwight Pentecost, Thy Kingdom Come (Wheaton, IL: Victor Books, 1990), 215-28.

[4] Stanley D. Toussaint, "Israel and the Church of a Traditional Dispensationalist," in Three Central Issues in Contemporary Dispensationalism, ed. Herbert W. Bateman(Grand Rapids: Kregel, 1999), 237.

miércoles, 27 de abril de 2022

Libro: ¿Cuál es la Diferencia Entre un Milenio y un Milpiés? – Introducción

Entendiendo los Puntos de Vista del Tiempo del Fin

Por Dr. David R. Reagan

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El título de este libro proviene de experiencias que he tenido al discutir la profecía bíblica del tiempo del fin con muchas personas durante los últimos 40 años. A menudo, la persona con la que estaba hablando (generalmente alguien que quería discutir conmigo) exhibía tanta ignorancia de la profecía bíblica, que me sentía tentado a preguntarle: “¿Conoces la diferencia entre un Milenio y un Milpiés?”. Nunca lo hice, pero a menudo me sentí tentado a hacerlo.

La ignorancia sobre la profecía bíblica del tiempo del fin entre las personas en los bancos de la iglesia de Estados Unidos es abismal, pero no es del todo su culpa. La principal fuente del problema es el hecho de que la profecía bíblica es ignorada en los programas de enseñanza y predicación de la mayoría de las iglesias.1

¿Por Qué Tanta Ignorancia?

Hay una variedad de razones por las que la profecía bíblica es pasada por alto por la mayoría de los pastores hoy en día.

1 Seminarios — La razón clave es que el estudio de la profecía no está incluido en la mayoría de los seminarios. Por lo tanto, la mayoría de los pastores nunca han sido introducidos a ella como un área legítima de estudio de la Biblia, y ellos, por lo tanto, saben poco o nada al respecto.

¿Por qué los seminarios la evitan? Los liberales (la mayoría) no le prestan atención porque niegan la inspiración y la inerrancia de las Escrituras. Se burlan abiertamente de la profecía, afirmando que es sólo una expresión poética de ilusiones, y que nunca debe entenderse por su significado de sentido llano.

2 Abuso — Otra razón por la que los seminarios y pastores evitan la profecía es porque ha sido terriblemente abusada por aquellos que realmente creen en ella. En consecuencia, la profecía a menudo es vista como un patio de recreo para los fanáticos, que tienen la intención de identificar al Anticristo o establecer una fecha para el regreso de Jesús. La reacción negativa a este abuso es ciertamente comprensible, pero aquellos que ignoran la profecía por esta razón no entienden que la profecía también puede ser pastos verdes para los discípulos, dándoles comprensión de los eventos actuales y una esperanza vibrante para el futuro.

3 Irrelevante — Una tercera razón por la que los pastores ignoran la profecía bíblica es que la consideran irrelevante para la vida cristiana actual. Una y otra vez, he tenido pastores que me dicen: “No tengo tiempo para estudiar o predicar algo como la profecía, cuando tengo tantos problemas cotidianos en mi congregación con los que debo lidiar”. Y así, tratan la profecía bíblica como castillos en el aire, sin relevancia contemporánea.

Mi respuesta a esta actitud es señalar que, si alguna vez pueden convencer a su congregación de dos hechos proféticos, la vida de su gente será transformada. Esos hechos son: 1) Jesús regresará, y 2) Las señales de los tiempos indican que Su regreso podría ocurrir en cualquier momento. Las personas convencidas de esos dos hechos se comprometerán a vivir en santidad y evangelizar ¿Qué más podría esperar un pastor?

4 Divisiva  — Una cuarta razón por la que los pastores evitan la profecía bíblica se debe al temor de que enseñarla o predicarla resulte ser divisivo. Este temor tiene sus raíces en el hecho de que hay tantos puntos de vista diferentes sobre el significado de la profecía del tiempo del fin. Además, la profecía bíblica definitivamente puede ser divisiva si se enseña dogmáticamente.

5 Complejidad — Otra razón por la que la profecía a menudo se ignora es porque parece ser muy compleja. Tiene un vocabulario muy especializado que a menudo asusta a las personas para que no la estudien. El cristiano promedio con frecuencia asume que tienes que tener un título de seminario en teología sistemática para entenderla. La conclusión es que dominar la profecía bíblica lleva tiempo y una palabra de siete letras que a menudo queremos evitar: ESTUDIO.

Cómo la Ignorancia Profética Roba a la Iglesia

El trágico resultado de toda esta ignorancia de la profecía bíblica es que a pesar de que definitivamente estamos viviendo en la temporada del regreso del Señor, las personas en los bancos no están siendo alertadas de ese hecho. Además, se les está dando poca comprensión de los tiempos caóticos en los que estamos viviendo.

Los cristianos necesitan saber que, por primera vez en la historia, TODAS las señales del tiempo han convergido, señalando claramente el hecho de que estamos viviendo en un tiempo prestado. Esto significa que necesitan alinear sus vidas con la Palabra de Dios y comenzar a compartir el Evangelio con tantos miembros de la familia, amigos y compañeros de trabajo como sea posible.

Los cristianos también necesitan saber que la creciente inmoralidad y anarquía, que están presenciando en Estados Unidos y en todo el mundo, está claramente profetizada como una de las características de los tiempos del fin, lo que apunta al inminente regreso del Señor. En cambio, el caos está causando que muchos cristianos se pregunten si Dios es real o no. Después de todo, si Él lo es, entonces ¿por qué no está haciendo algo sobre el mal que se está expandiendo exponencialmente tanto en alcance como en profundidad? La profecía bíblica responde a estas preguntas.2

Quizás lo más importante es que los cristianos también están siendo privados de la gran esperanza que la profecía proporciona a los creyentes sobre el futuro. Considere, por ejemplo, las palabras del apóstol Pablo en 1 Corintios 2:9 (NVI) —

Ningún ojo ha visto, 
ningún oído ha escuchado,
ninguna mente humana ha concebido 
lo que Dios ha preparado para quienes lo aman.

O bien, considere estas palabras de Pablo en Romanos 8:18 — palabras que hice grabar en la lápida de mi esposa de 60 años: “Considero que los padecimientos del tiempo presente no son dignos de comparar con la gloria que nos ha de ser revelada”.

Mi Propósito

El propósito de este libro es simplificar la profecía bíblica del tiempo del fin para que cualquier persona pueda entenderla, apreciarla, anticiparla y alabar a Dios por ella.

Las señales de los tiempos que se nos dan en la profecía bíblica están gritando desde los cielos que Jesús está en la puerta del cielo esperando la orden de Su Padre de venir por Su Iglesia en lo que se llama el Rapto — un evento que sacará a todos los creyentes de este mundo antes de que comience la Gran Tribulación.

Los cristianos necesitan vivir con una perspectiva eterna, anhelando el regreso del Señor. Pero en lugar de anhelar, están bostezando, y eso tiene que detenerse. La Biblia promete una recompensa especial para aquellos que viven diariamente con un deseo de que el Señor regrese ardiendo en sus corazones. Así es como el apóstol Pablo lo expresó en 2 Timoteo 4 (cursiva agregada):

7) He peleado la buena batalla, he acabado la carrera; he guardado la fe. 

8) Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, el Juez justo, en aquel día. Y no sólo a mí, sino también a todos los que han amado su venida.

Lo desafío a que se tome el tiempo para estudiar las increíbles promesas de la Palabra Profética de Dios. Que este libro resulte valioso para ayudarle a hacerlo.

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Libro: ¿Cuál es la Diferencia Entre un Milenio y un Milpiés? – Índice

Entendiendo los Puntos de Vista del Tiempo del Fin

Por Dr. David R. Reagan


Contenido

Introducción

Los Principales Puntos de Vista

Capítulo 1 – Los Puntos de Vista Opuestos
Un torbellino de nombres extraños


Capítulo 3 – La Visión Amilenial 
El punto de vista irrealista

Capítulo 4 – La Visión Postmilenial 
El punto de vista de Alicia en el País de las Maravillas

Capítulo 5 – La Visión Premilenial Moderna 
El punto de vista del sentido llano

Capítulo 6 – La Visión Panmilenial
El punto de vista de la evasión irresponsable

Variaciones de los Puntos de Vista

Capítulo 7 – La Visión Preterista
El punto de vista más extraño

Capítulo 8 – La Visión Pre-Ira
El punto de vista con el título engañoso

Reflexiones Finales

Capítulo 9 – ¿Por Qué un Milenio? 
¿Es realmente necesario?


Capítulo 11 – Nuestra Bienaventurada Esperanza
La razón para exclamar: “¡Maranata!”


Estimado lector: Gracias a las ofrendas de amor de nuestros colaboradores, podemos poner gratuitamente a su disposición este material exclusivo de nuestro Ministerio. Si siente de parte del Señor apoyar la labor que su servidor está llevando a cabo, visite nuestra sección Donativos, para descubrir cómo podrá hacerlo.


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Libro: ¿Cuál es la Diferencia Entre un Milenio y un Milpiés?

Entendiendo los Puntos de Vista del Tiempo del Fin

Por Dr. David R. Reagan

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¿Está desconcertado por la profecía bíblica del tiempo del fin?

¿Está confundido por todos los diversos puntos de vista del tiempo del fin?

¿Ha decidido que la profecía del tiempo del fin es un tema apropiado sólo para los graduados de seminario?

¿Le gustaría comprender lo que dice la Biblia sobre los tiempos del fin y dónde encajamos actualmente en la cronología del tiempo del fin?

El Dr. Reagan es el fundador del Ministerio Cordero y León. Ha pasado los últimos 40 años enseñando y predicando profecía bíblica en todos los Estados Unidos y en todo el mundo. Es el autor de 18 libros sobre profecía bíblica y es conocido por su manera de escribir práctica y fácil de entender.


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martes, 26 de abril de 2022

El Reino Venidero – Parte 6

Por Dr. Andy Woods

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Debido a que el mundo evangélico de hoy cree que la iglesia está experimentando el reino mesiánico, comenzamos un estudio que narra lo que la Biblia enseña sobre el reino. Este reino terrenal se anticipa en el oficio de Administrador Teocrático que se perdió en el Edén, en los pactos bíblicos, en las predicciones de los profetas del Antiguo Testamento, y en la teocracia terrenal que gobernó Israel desde el tiempo de Moisés hasta Sedequías. Este arreglo teocrático cubrió la mayor parte de la historia del Antiguo Testamento cuando Dios gobernó a Israel indirectamente a través de varios intermediarios hasta que el cautiverio babilónico terminó con la Teocracia. Tal terminación inició los Tiempos de los gentiles (Lucas 21:24; Apocalipsis 11:2) cuando la nación no tenía ningún rey reinando en el Trono de David, ya que Judá fue pisoteada por varios poderes gentiles.

En ese contexto entró Jesucristo, el legítimo heredero del trono de David. Le correspondía al Israel del primer siglo entronizar a Cristo para entrar en todas sus bendiciones pactuales (Dt. 17:15). La oportunidad para que el Israel del primer siglo entronizara a Cristo, trayendo así el reino, se conoce como el ofrecimiento del reino. Esta idea está capturada en la expresión Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado, como lo proclamaron a la nación Juan (Mateo 3:1-2); Cristo (Mateo 4:17); los Doce (Mateo 10:5-7); y los Setenta (Lucas 10:1, 9). Que esta oferta era una oportunidad única sólo para el Israel del primer siglo es evidente en las instrucciones de Cristo con respecto a cómo se debía presentar el ofrecimiento. En Mateo 10:5-7, Él instruyó a los doce: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Tal limitación nacional en el ofrecimiento del reino transmite que fue sólo para el Israel del primer siglo. Si Israel del primer siglo hubiera entronizado a Cristo, el reino terrenal se habría convertido en una realidad para la nación y el mundo entero. Los pactos de Israel se habrían cumplido, y los Tiempos de los Gentiles habrían terminado. A pesar de la oportunidad sin precedentes para el establecimiento del reino mesiánico debido a la presencia del rey legítimo entre los judíos del primer siglo, Israel rechazó el ofrecimiento del reino (Mateo 12:24) lo que llevó al aplazamiento del reino.

El Aplazamiento del Reino 

La oportunidad única para que Israel acepte el ofrecimiento del reino no volverá a surgir hasta que el ofrecimiento se vuelva a extender al futuro Israel en los eventos del período de la Tribulación (Mt. 24:14; Jer. 30:7). En el Discurso del Monte de los Olivos (Mt. 24–25), Cristo explica las circunstancias futuras por las cuales Israel aceptará la oferta del reino. El énfasis de Mateo sobre la restauración de Israel en el Discurso de los Olivos surge de los versículos finales del capítulo anterior (23:37–39). Allí, Cristo expresó su deseo de reunir (episynagō) a Israel. Desafortunadamente, Israel rechazó la oferta del reino en Su Primer Adviento. Cristo prometió entonces que llegaría el tiempo en que la nación lo reconocería como el Mesías, cantando un Salmo mesiánico (Sal. 118:26; Mt. 21:9), permitiendo así que Cristo regrese, reúna (episynagō) a Israel y reine desde el Trono de David (Mt. 25:31). Por lo tanto, Mateo 23:39 suministra la condición a través de la cual se logrará la reunión final de Israel. Hasta que esta condición de la aceptación de Israel de su Mesías se haya cumplido, el reino no puede venir a la tierra. Todo el mundo gentil podría volverse cristiano. Sin embargo, si el pequeño Israel permanece en incredulidad, el reino no puede materializarse. Por el contrario, todo el mundo gentil podría rechazar a Cristo. Sin embargo, si Israel cumple la condición establecida en Mateo 23:37–39, al aceptar a Jesús como el Mesías, el reino se materializará sobre la tierra. Debido a que el Discurso de los Olivos y pasajes relacionados enseñan que la condición de la aceptación nacional judía no será satisfecha hasta que hayan ocurrido los eventos que rodean el futuro período de la Tribulación, el reino permanecerá en un estado de aplazamiento hasta ese momento.

Esta noción del aplazamiento del reino debido al rechazo de Cristo por parte de la nación de Israel, distingue el punto de vista premilenial y dispensacional del punto de vista del judaísmo y la teología reformada. El judaísmo rechaza a Jesús como el Mesías judío largamente esperado ya que no cumplir las promesas del reino. Un incrédulo judío típicamente argumentará que Jesús no era el Mesías ya que shalom o la paz mundial y las condiciones del reino (Is. 2:4) no son una realidad terrenal presente. La teología reformada afirma que Cristo logró traer el reino, ya que las promesas del reino ahora se están cumpliendo en un sentido espiritual. Sin embargo, el enfoque reformado termina alegorizando radicalmente las promesas terrestres de Israel para que encuentren su realización espiritual en la actual Era de la Iglesia. El premilenialista dispensacionalista entiende que Jesús es el Mesías judío. Sin embargo, el reino no es una realidad presente ya que el Israel del primer siglo nunca satisfizo la condición de fe en Cristo. Hasta que esta futura conversión nacional ocurra durante la Tribulación, el reino permanecerá en un estado de aplazamiento, en lugar de en un estado de cumplimiento presente.

La Era Interina

Debido al rechazo de Israel del ofrecimiento del reino que resultó en el aplazamiento del reino mesiánico, Cristo comenzó a explicar las condiciones espirituales que prevalecerían durante la ausencia del reino. Este programa interino incluye Su revelación de los misterios del reino (Mt. 13) y la iglesia (Mt. 16:18). Antes de describir estas realidades espirituales, deben hacerse algunas observaciones preliminares sobre esta nueva era interina. Primera, como se señaló en la entrega anterior, el hecho de que Dios sabía que Israel rechazaría la oferta del reino, marcando así el comienzo de Su propósito eterno para la era interina, de ninguna manera implica que la oferta del reino al Israel nacional no fuera una oferta legítima o de buena fe.

Segunda, esta era intermedia está íntimamente ligada a la palabra “misterio” (Mt. 13:11; Ef. 3:9). Un “misterio” simplemente significa una verdad previamente desconocida ahora revelada. Vine explica: “En el Nuevo Testamento, [mystērion] denota, no lo misterioso (como sucede con el término castellano), sino aquello que, estando más allá de la posibilidad de ser conocido por medios naturales, sólo puede llegarse a saber por revelación divina, y se hace saber de una manera y en un tiempo señalados por Dios, y sólo a aquellos que están iluminados por Su Espíritu”.[1] En otras palabras, tanto los misterios del reino como la iglesia no están revelados en el Antiguo Testamento 

Tercera, en lugar de ser el producto del gobierno real davídico de Cristo, la obra de Dios en la era presente es el resultado de la presente sesión de Cristo como Sumo Sacerdote a la diestra del Padre. Debido a que Israel rechazó la oferta del reino, Cristo nunca heredó el reino mesiánico profetizado ni se sentó en el Trono de David en Su Primer Adviento. Estas realidades aguardan Su Segunda Venida. Después del rechazo de Cristo por parte de Israel, Él ascendió al cielo, al Trono de Su Padre (Ap. 3:21; 12:5b), donde prosigue Su Ministerio conocido como Su “Sesión Presente”. Durante este tiempo, Él actúa como sumo sacerdote (He. 7:3b). Incluso en Su ministerio actual, Cristo retiene Su identidad como el único Heredero Davídico (Ap. 3:7; 5:5; 22:16), que un día ocupará el Trono Davídico terrenal en cumplimiento de la promesa de Dios a David en 2 S. 7:13–16. Es desde Su gloriosa posición celestial (Juan 17:5), y no desde el Trono de David, que Él orquesta Su obra actual en el mundo. Por lo tanto, la era presente sigue siendo una era sin relación con el reino mesiánico profetizado (Lucas 19:11–27). En otras palabras, los misterios del reino y la era de la iglesia no representan ni un cumplimiento, ni siquiera un cumplimiento parcial, de lo que las Escrituras anteriores predicen con respecto al reino davídico. Esta distinción ha sido notada durante muchos tiempos por eruditos bíblicos. Lewis Sperry Chafer, fundador del Seminario Teológico de Dallas, resume:

De manera similar, el reino terrenal que, según las Escrituras tuvo su origen en el pacto hecho a David, que es mundano y literal en su forma original e igualmente mundano y literal en innumerables referencias a él en todas las Escrituras que lo remontan a su consumación, es por prestidigitación teológica metamorfoseado en una monstruosidad espiritual en la que un Rey ausente sentado en el trono de Su Padre en el cielo es aceptado en lugar del monarca teocrático de la línea de David sentado en el trono de David en Jerusalén.[2]

Cuarta, la noción de que la era interina actual se produjo como consecuencia del rechazo de Israel a la oferta del reino, de ninguna manera implica que sea una ocurrencia tardía o menos importante en la mente de Dios en comparación con Su programa con el Israel nacional. Por el contrario, según Efesios 3:11, la iglesia estaba “conforme” con el “propósito eterno” de Dios. En otras palabras, Dios siempre supo y se propuso que Él crearía y obraría a través de la iglesia. Aunque el programa de Israel se revela en el Antiguo Testamento, el programa de la iglesia no se revela. Sin embargo, la distinción no significa que el programa no revelado de Dios para la iglesia es menos importante que Su programa revelado de Israel. Además, aunque la iglesia representa una interrupción, o paréntesis entre los tratos pasados y futuros de Dios con el Israel nacional. La definición del diccionario de un paréntesis simplemente transmite la idea de un intervalo en lugar de algo de menor importancia. Por lo tanto, entender a la iglesia como una ruptura entre paréntesis no sugiere de ninguna manera que la iglesia representa el “plan B” en relación con los propósitos de Dios para Israel. El teólogo Thomas Ice lo resume bien:

En casi 35 años desde que me convertí en dispensacionalista, nunca había escuchado o leído de un dispensacionalista que enseñara un escenario de plan B. Sin embargo, los oponentes a menudo presentan este hombre de paje en su declaración de lo que supuestamente creemos. Creemos que el plan único de Dios siempre ha incluido a la Iglesia, pero no reveló la parte de la era de la iglesia en el Antiguo Testamento…Pablo declara específicamente que la era de la iglesia era “conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor” (versículo 11). Es por eso que los dispensacionalistas nunca han enseñado la llamada teoría del Plan A y el Plan B que los críticos suponen que sostenemos. Los dispensacionalistas siempre han enseñado que hay un solo plan llevado a cabo en etapas”.[3]

Continuará

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

El Dr. Andy Woods es oriundo de California, donde asistió a la universidad y obtuvo una licenciatura en Derecho. En 1998, cambió de rumbo y comenzó a hacer la transición del Derecho a la Teología, cuando decidió ingresar al seminario.

Finalmente obtuvo un Doctorado en Exposición Bíblica del Seminario Teológico de Dallas. Actualmente se desempeña como pastor en la Iglesia Bíblica de Sugar Land, en el área de Houston, mientras se desempeña como Presidente del Seminario Teológico Chafer, en Albuquerque, Nuevo México. Es un escritor prolífico y un conferenciante muy solicitado.

Visite el sitio web del Dr. Andy Woods:


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Notas Finales

[1] W. E. Vine, Vine's Complete Expository Dictionary of the Old and New Testament Words (Nashville: Nelson, 1996), 424.

[2] Lewis Sperry Chafer, Systematic Theology, (Dallas: Dallas Seminary, 1948), 5:315.

[3] Thomas Ice, “The Uniqueness of the Church,” Pre-Trib Perspectives 8, no. 6 (September 2003): 4.

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