sábado, 9 de julio de 2011

La Crisis del Pensamiento Cristiano de la Prosperidad - Parte 2



La teología de la prosperidad ni siquiera resiste los criterios del sentido común. En caso de que las promesas del evangelio de la prosperidad realmente fueran legítimas y perceptibles, sus seguidores deberían ser más prósperos que el promedio de la población. En la realidad, sin embargo, el caso demuestra ser contrario.

¿De qué depende que los cristianos sean tan incautos? Quizás esta credulidad explique el porqué las actas más extensas de reclamos en las oficinas de protección al consumidor en América del Norte (Oficina del Consejo de Mejor Comercio) están llenas de casos de engaños por motivos religiosos. El hecho es que la gente, incluso, inmediatamente abre sus billeteras cuando un estafador o falso maestro declara tener una relación especial con Dios, o cuando, por medio de citas bíblicas, les dan una esperanza de prosperidad a sus oyentes. ¿Por qué será que justamente las congregaciones carismáticas, una y otra vez, son receptivas a los engaños más raídos? Este fenómeno es sorprendente y explicable a la vez. La siguiente cita, de una columna del portal online del diario ruso Pravda (en idioma inglés), ofrece a los lectores una explicación inquietante, si bien, a primera vista, aparentemente secundaria. El periodista no tiene una opinión elevada de Estados Unidos, y es un ardiente defensor de la iglesia ortodoxa-rusa. Para él existe una conexión entre el descenso económico de Estados Unidos y el cristianismo liberalizado.

“Primero se ha entontecido a la población con un sistema educativo politizado y por debajo del promedio, ajustado a una cultura pop y no a los clásicos. Los norteamericanos saben más sobre los dramas televisivos más vistos que sobre el drama en Washington, el cual afecta sus vidas en forma directa. (…) Luego, se ha destruido su fe en Dios hasta que sus iglesias, miles y miles de ‘agrupaciones y congregaciones’, finalmente han llegado a parecer actuaciones dominicales de circo. Sus tele-evangelistas y megapredicadores protestantes, voluntariamente han vendido sus almas y congregaciones para poder estar del “lado ganador”, con uno u otro de los políticos pseudo-marxistas. Las congregaciones quizás se hayan quejado al principio, pero cuando se les explicó que también ellos estarían del ‘lado ganador’, estuvieron dispuestos, con demasiada rapidez, a negar a Cristo por la esperanza del poder terrenal. Esta liberalización escandalosa, incluso, ha afectado a nuestra santa iglesia ortodoxa en Estados Unidos.”1

Nuestra sinopsis de los aspectos extremos del evangelio de la prosperidad no está pensada para parecer un ataque personal a determinados representantes de esta tendencia. Sencillamente, queremos ponernos en la brecha por la verdad, y oponernos a peligrosas doctrinas falsas. Es muy posible que muchos predicadores del evangelio de la prosperidad tengan prédicas inspiradoras, un buen nombre y, quizás, ni siquiera se den cuenta hasta donde están influenciados por esta falsa doctrina. Pero aun así, eso no hace que la teología de la prosperidad sea menos peligrosa. En nuestro mundo real, la pureza es de gran importancia. Si quisiéramos, por ejemplo, comprar una barra de oro fino, esperaríamos obtener oro puro de 24 quilates. Si llenamos el tanque de nuestro automóvil en la estación de servicio, o el doctor nos prescribe penicilina, el contenido debe corresponder a las indicaciones en el empaque. Todo lo demás sería fraude, o engaño premeditado. Lo mismo es válido para toda doctrina que no concuerde en todos los puntos con el evangelio y con la totalidad de la Biblia.

Según las declaraciones bíblicas, Satanás es un astuto mentiroso (Jn. 8:44) y actor (2 Co. 11:14). Supongamos, por ejemplo, que quisiéramos asesinar a alguien con arsénico. En este caso, sabríamos exactamente como administrar el veneno sin que sea notado. Quizás lo escondiéramos en un pedazo de torta de manzana, decorando todo eso, aún, con helado de vainilla. El eficaz veneno de ratas, es ofrecido en un envoltorio de alimentos animales gustosos y nutritivos. Aun cuando sólo un pequeño porcentaje del mismo es venenoso, esa cantidad es suficiente para matar una rata. El hecho de que el 99 por ciento del veneno de ratas consista de alimento para la supervivencia, o que el 99 por ciento de una doctrina esté bíblicamente fundamentada, no cambia nada en su efecto mortal.

¿Qué consecuencias negativas tiene la teología de la prosperidad? ¿Por qué será que esta falsa doctrina se acomoda tan bien en los acontecimientos de los últimos tiempos? Existe una multitud de razones, y puede que algunas de ellas suenen extrañas. Primero, una concepción edificada sobre riquezas materiales y bienestar físico, induce a los cristianos, caracterizados por la misma, a sentirse en casa en el área del poder de las riquezas. Como ya hemos mencionado, en esta ideología los riesgos y recompensas del mundo material son elevados a un nivel espiritual. Esto hace que se desvanezcan los contrastes entre el reino de Dios y el reino del dinero. El éxito financiero, el sube y baja de las cuentas bancarias, y el depósito de los valores, son interpretados como señales divinas. Si yo, por ejemplo, pierdo mi lugar de trabajo, eso es un castigo de Dios. Si recibo una herencia inesperada de algún familiar lejano, soy bendecido por Dios. Esta manera de ver las cosas no es bíblica… ni puede ser hallada en el Nuevo Testamento.


A través de esta doctrina del dinero, se propaga otro error más, es decir, el concepto de que Dios está gobernando Su reino según los principios de los incentivos monetarios y materiales. ¡Qué groseros que son algunos cristianos! ¿Será que Dios logra que Sus hijos Lo amen, atrayéndolos con bienestar material y físico? En una manera tal de ver las cosas, se confunde el reino de las riquezas con el Reino de Dios. El peligro de esta manera de pensar, se muestra también en la actual crisis económica y financiera. Como la cotización de la bolsa y los precios inmobiliarios habían alcanzado alturas vertiginosas, aquellos que han sido fascinados por el espíritu de las riquezas, pensaron que ese acontecimiento era una bendición de Dios y una señal de Su benevolencia hacia Estados Unidos. Pero, en realidad, se trataba de una trampa sistemática y engañosa. Es por eso que ese país se encuentra tan debilitado por la situación de la crisis actual.

La teología de la prosperidad también puede llevar a que los cristianos ya no tomen en serio su responsabilidad financiera. ¿Por qué administrar razonablemente, si uno tiene un par de ‘billetes de lotería’ divina que pronto darán una gran ganancia? ¿Por qué no gastar el dinero por adelantado, si uno de todos modos puede esperar un “rédito” del cien por cien? ¿O será que realmente es una señal de intervención divina, si una sociedad financiera le otorga a uno una hipoteca sin participación de capital propio? ¿Será que Dios realmente quiere hacer posible que un así “favorecido” se compre una casa demasiado grande que, en realidad, no tiene como pagar? Con una manera de pensar tan indisciplinada, muy pronto se termina la conciencia de la responsabilidad en asuntos financieros. Por esta razón, una actitud de ese tipo no es nada provechosa, cuando se trata de una administración razonable del dinero.

La peligrosa manera de pensar de la teología de la prosperidad conlleva por lo menos tres peligros más. Mencionaré aquí tan solamente los peores ejemplos. En primer lugar, el evangelio de la prosperidad es un precursor del último gran ecumenismo, un entramado pervertido de Dios y de las riquezas. ¿Será que Jesucristo realmente ha dicho que no se puede servir a dos señores? Sí, por supuesto. En Mateo 6:24 y en Lucas 16:13, leemos que uno puede servir ya sea a las riquezas o a Dios, pero no a ambos. Esto último solamente es posible si redefinimos bienestar material y dinero como bendición divina, y denominamos a la comercialización masiva al igual que a la globalización como deseados por Dios, porque a través de eso podría solucionarse el problema de la pobreza en el mundo. Si pensamos así, representamos la errada opinión de que el capitalismo y otras ideologías se basan en la Biblia, y que el manipulado auge económico global es el obrar de un Dios que está conforme con nosotros, los seres humanos. Justamente este tipo de mundo, con su fusión global de religión y comercio, es representado en Apocalipsis 17 y 18.


Cuando la utopía de la prosperidad fácil de adquirir no ha correspondido a la realidad, se ha perfilado la segunda catástrofe para Estados Unidos. El país, a través de la crisis actual, ha perdido importancia en la esfera geopolítica de este mundo. Eso, no obstante, no es una buena señal para Israel. Al liderazgo político de EE.UU. no le será demasiado difícil darle la espalda a Israel, si ese paso les garantiza el regreso a la prosperidad anterior.

En tercer lugar, sabemos que vendrá un tiempo en el cual el mundo entero caerá en la “falsa doctrina de la prosperidad”. El soberano mundial anticristiano se levantará, cumpliendo aparentemente la promesa de la prosperidad, quizás incluso la de la eliminación completa de la pobreza. Para la mente fascinada por las riquezas, su promesa sonará convincente: Solamente necesitas aceptar la “señal”, y ya te habrás asegurado un futuro exitoso.

Pero volvamos a la crisis económica actual: Los cristianos, fácilmente podrían dejarse seducir a pensar que Dios y su país los han dejado de lado. El sueño norteamericano se ha terminado, y las palabras suavizantes de sus predicadores no han resistido la realidad. Ahora, ellos experimentan una desilusión en todos los aspectos por tener que pasar por necesidades y dificultades. En esta situación, puede que los cristianos se comporten como Jeremías en su tiempo, haciéndole reproches a Dios. El profeta preguntó a Dios, en aquel entonces: “¿Serás para mí como cosa ilusoria, como aguas que no son estables?" (Jer. 15:18). Como Jeremías caminaba con Dios y respondía a Su llamado, él pensaba merecer un trato especial. Por eso, trataba de negociar con Dios. “No me senté en compañía de burladores, ni me engreí a causa de tu profecía; me senté solo, porque me llenaste de indignación. ¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida desahuciada no admitió curación?" (Jer. 15:17-18). ¿Cómo responde Dios a esas quejas? Él no las confirma, sino que dice: “Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás” (v.19).

Sin lugar a dudas, los apóstoles del Nuevo Testamento habrían encontrado una solución satisfactoria para este problema. Ellos vivían según la voluntad del Señor y, por eso, eran bendecidos con prosperidad, con ropas ostentosas y comidas deliciosas. ¡No! Por supuesto que no. Ellos experimentaron justamente lo contrario. La mayoría de ellos murieron de muertes violentas, y todos tuvieron que sufrir por su fe. ¿Y eso, acaso, era justo? El Apóstol Pablo lo puntualiza con estas palabras: “Antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero” (2 Co. 6:4-6).

Traducción desde el inglés: Brigitte Hahn; versión ligeramente resumida.

1 Stanislav Mishin,Columna, Pravda Rusia, 1º de junio, 2009

Artículos relacionados:
La Crisis del Pensamiento Cristiano de la Prosperidad – Parte 1
Video: Contra los Pastores de la Prosperidad – Parte 1
Video: Contra los Pastores de la Prosperidad – Parte 2
Video: Contra los Pastores de la Prosperidad – Parte 3
Apologética Cristiana

 
Reproducido con permiso de:
Ministerio Llamada de Medianoche

Lea el artículo en la revista:


En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

martes, 5 de julio de 2011

La Crisis del Pensamiento Cristiano de la Prosperidad - Parte 1



¿Cómo se llegó a la quiebra de los sistemas financieros en los EE.UU., quiebra que afectó sobre todo a las economías privadas? Un rol significativo jugó en esto la religión más importante de América del Norte: Una desviación postmoderna del cristianismo fundamentado en la Biblia, caracterizada por el pensamiento utilitario: el evangelio de la prosperidad.

Algunos investigadores de la economía, han llegado a darse cuenta que el quiebre de los sistemas financieros en EE.UU. se diferencia de otras crisis parecidas (como la de Japón en los años 90, por ejemplo) en un punto importante. El hecho es, que en este caso se trata de un endeudamiento extremo de casas privadas, es decir de individuos y de familias. Ése no fue el caso en los años 90 en Japón, y en casi toda Asia. Las crisis económicas y financieras de esos lugares fueron desencadenadas por decisiones erróneas de empresas y gobiernos. Pero, ¿por qué será que la gente en América del Norte se dejó seducir tan fácilmente a tener deudas tan grandes? ¿Por qué creyeron las promesas y los pronósticos vacíos acerca de una prosperidad duradera? ¿Por qué, en su imprudencia, ellos descuidaron todos los principios de responsabilidad y de una administración razonable? Quizás, la causa también se encuentre en una diferenciación más con otros países, es decir en la religión más significativa de América del Norte: Una desviación postmoderna del cristianismo fundamentado en la Biblia, caracterizada por el pensamiento utilitario. Puede que esta aseveración suene dura, pero considero que la misma es confirmada por los hechos. En comparación con otras naciones líderes en el mundo, Estados Unidos es la más caracterizada por su confesión de la fe cristiana. Y ya es sabido que las convicciones y filosofías religiosas, tienen una influencia en los mercados económicos y financieros. Después de todo, los sistemas económicos son creados por los seres humanos, cuyo actuar está determinado por sus deseos y conceptos.

Después de todo, ¿por qué se ahorra tanto en los hogares chinos? ¿No podría ser que la cultura china, caracterizada por los valores del confusionismo, haya creado las condiciones para un comportamiento tal? ¿Por qué será que en el siglo 19 comenzó la era de la revolución industrial, en pueblos que reciben su inspiración del cristianismo? ¿O por qué será que justamente los países latinoamericanos son tan vulnerables a las crisis económicas y a la corrupción, condicionadas ambas por las inflaciones? Max Weber (sobre todo en su obra La Ética protestante y el Espíritu del Capitalismo1), y otros social-economistas, como ser R. H. Tawney, han tratado la relación entre la religión y la economía. Su conclusión fue: Las convicciones religiosas o filosóficas caracterizan el actuar del ser humano.

En ningún otro país la influencia de la teología de la prosperidad es más fuerte que en Estados Unidos. De ahí que no debería sorprendernos, que esa doctrina haya realizado una contribución importante a este último bajón económico en ese país, es más, que quizás, incluso, lo haya causado. Intentemos hacer un análisis de esas conexiones, analizando más detalladamente algunas falsas enseñanzas del, así llamado, “evangelio de la prosperidad”. En este “movimiento” confluyen valores cristianos y materiales, en un eje de tiempo apocalíptico. Por esta razón, este fenómeno también es parte de los acontecimientos de los últimos días mencionados en la Biblia, que durarán hasta el tiempo de la gran Tribulación.

Imagen que muestra a Cash Luna participando de una de las tantas "Maratónicas" promovidas por el Canal Enlace, altamente cuestionado por la forma en que utilizan durante éstas, pasajes bíblicos sacados de su contexto para despojar de su dinero a los incautos, con promesas de milagros que Dios deberá cumplir por la "siembra" que estos mercenarios reciben. Tetzel les quedó corto a estos mafiosos. 

Aun cuando la teología de la prosperidad en el mundo evangélico pertenece más bien al lado carismático, prácticamente todos los grupos cristianos en Estados Unidos se han dejado contagiar por este modo de pensar, ya que el mismo era fácilmente compatible con la ideología del “sueño americano”. Ya desde hace varias décadas, la América “cristiana” es considerada como el “país de las posibilidades ilimitadas” y de las oportunidades de ascenso para todos los que las aspiran. Por esta razón, el pensamiento de prosperidad está firmemente anclado en la psiquis de los cristianos en Estados Unidos. En algunos círculos cristianos, incluso, se ha llegado al punto de decir que tendríamos un derecho a la prosperidad. Por supuesto, la mayoría de los cristianos evangélicos enfrentan críticamente las enseñanzas y técnicas recomendadas por predicadores como Benny Hinn, Kenneth Copeland, Creflo Dollar, Peter Popoff (el defensor de la “transferencia divina”) y muchos otros. Después de todo, algunos de estos representantes extremos de la teología de la prosperidad llegan, incluso, al punto de sostener que uno podría llegar a ser rico si tan sólo tuviera una gran fe. Uno solamente debería enviar una donación del dinero correspondiente (una “semilla”), y ya se podría esperar una “transferencia divina de prosperidad”, o un “rédito del cien por ciento”. En este comercio de trueque con el Todopoderoso, Dios debe multiplicar la “semilla” muchas veces y devolverla como “bendición” material; por ejemplo, en forma de cheque de un remitente misterioso, o a través de otras formas de suerte. Si uno solamente cree “correctamente”, es retribuido, por ello, por un Dios que puede sobrecargar a los cristianos con dinero y bienes terrenales. En el caso de que eso realmente funcionara, habríamos descubierto un “sistema celestial de bola de nieve”. ¿Qué es un sistema de bola de nieve? Este asunto engañoso, en Estados Unidos también es denominado como “truco Ponzi”. Charles Ponzi fue algo así como el “padre del sistema bola de nieve”, en ese país. El prometía altos réditos a los inversionistas, réditos que él pagaba desvalijando las cuentas de nuevos inversores. De este modo, en los últimos años, también Bernie Madoff malversó la sorprendente suma de unos 60 mil millones de dólares. Mientras sus víctimas invirtieran más dinero del que él desembolsaba, su engaño no sería descubierto.

Examinemos la probabilidad matemática de las promesas hechas por los predicadores de la teología de la prosperidad. Un versículo bíblico que esta gente cita a menudo, se encuentra en Mateo 19:29: “Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”. Ésta es una promesa maravillosa, pero la misma no se refiere a riquezas terrenales, como lo enseñan los seguidores del evangelio de la prosperidad, sino a una recompensa eterna.

A modo de ilustración, supongamos que en la tierra hubiera 100 millones de cristianos verdaderos” (o sea, aproximadamente un 1,5 por ciento de la población mundial), y que ellos debieran recibir un “rédito celestial” de diez veces más de lo que depositaron (no cien veces más).

Si nosotros ahora asentáramos a estos 100 millones de cristianos en Estados Unidos (allí cada ciudadano promedio dispone de un capital propio de unos 166.000 dólares2), notamos que esta promesa solamente puede ser válida para un pequeño grupo escogido de personas. Porque en el caso de que el rédito “celestial” realmente fuera algo tan seguro, estos 100 millones de cristianos donarían todo su capital a un predicador del evangelio de la prosperidad. Y si después, todos ellos, respectivamente, recibieran un “rédito” de diez vez más que su aporte, eso daría una suma total de 16,5 billones de dólares. ¿Cuánto es eso? Esta suma supera la suma total de todas las inversiones monetarias en todos los bancos del mundo. Ya tan solamente por eso, el principio del “rédito celestial” no puede funcionar en la práctica.

Piense usted en las consecuencias si estas y otras enseñanzas fueran verdad. El mundo experimentaría la inflación más grande de la historia de la humanidad, y en Estados Unidos, los cristianos se entregarían a una avidez de placeres imposible de imaginar. Quizás la consecuencia de estos hechos no se encuentre muy lejana de la verdad. Después de todo, la avidez por los placeres es parte de los efectos secundarios más notables de la teología de la prosperidad.

 

Un evangelio falso tiene un efecto mortal, ya que las falsas doctrinas predicadas tergiversan prácticamente todo dogma, cosmovisión y perspectiva de los últimos tiempos. De un modo similar, la teología de la prosperidad caracteriza muchas doctrinas y opiniones en círculos cristianos. Si todavía creemos que esta ideología no ha tenido un rol demasiado grande en el actual declive de la economía en Estados Unidos, entonces habría que considerar puntos de vista adicionales en la reflexión sobre el pensamiento de la prosperidad.

Una característica infalible de todo evangelio falso es la manera de pensar acerca del dinero que el mismo trasmite. Toda falsa doctrina mencionada en las cartas neo-testamentarias (y hay muchas de ellas) tienen algo que ver con la codicia o con un amor desmesurado hacia el dinero y las riquezas. Ése es el caso tanto hoy en día como en la época primitiva de la iglesia de Jesucristo. La diferencia con el tiempo del Nuevo Testamento, quizás se encuentre en que algunas de esas falsas doctrinas, en la actualidad son presentadas mucho más sistemáticamente. Aun cuando las interpretaciones representadas por determinadas agrupaciones cristianas, supuestamente tengan raíces bíblicas, es preocupante ver lo subjetivas y sin fundamento que son en realidad. Las mismas sencillamente no pueden ser sostenidas si se las examina a la luz de la totalidad de las Sagradas Escrituras. En mejor compañía, sin embargo, se encuentran estas falsas doctrinas, con religiones paganas y el Movimiento de la Nueva Era. Un artículo en la plataforma de Internet Wikipedia (en idioma inglés, bajo “Prosperity Theology”; nota del trad.) dice: Este “concepto parecido (pero notablemente diferente) puede ser encontrado en la mayoría de las religiones del así-llamado ‘Nuevo Pensar’, en agrupaciones tales como Unity, Religious Science y Divine Science”. Quizás parezca extraño que, a pesar de todas las diferencias entre cristianos evangélicos y seguidores de movimientos no cristianos, exista una coincidencia tan fuerte en el pensamiento de la prosperidad, pero eso no es mucha casualidad.

Como ya hemos notado, la teología de la prosperidad ni siquiera resiste los criterios del sentido común. Si las promesas del evangelio de la prosperidad realmente fueran legítimas y perceptibles, sus seguidores deberían ser más prósperos que el promedio de la población. En la realidad, sin embargo, el caso es más bien todo lo contrario. Según una encuesta del Instituto de Investigación de Opinión, Pew Forum3, los cristianos en EE.UU. tienen un ingreso promedio más bajo que los miembros de otras religiones. El grupo de los cristianos protestantes, con un ingreso anual de más de 100.000 dólares, se encuentra, con un 15 por ciento, por debajo del de los musulmanes (con un 16 por ciento), judíos (con un 46 por ciento), budistas (con un 43 por ciento), e hindúes (con un 43 por ciento). Una comparación entre congregaciones cristianas, permite llegar a conclusiones parecidas. Si uno parte del punto de que el evangelio de la prosperidad está más difundido entre círculos del movimiento pentecostal, esta doctrina termina siendo desenmascarada definitivamente como un engaño. Al margen de los bautistas de las iglesias negras tradicionales, los miembros de las iglesias pentecostales pertenecen a las agrupaciones cristianas más débiles en ingresos. En el 48 por ciento de los casos, el ingreso anual de los pentecostales se encuentra por debajo de los 30.000 dólares – en comparación con el 31 por ciento de la totalidad de la población cristiana de Estados Unidos. Y en solamente el 7 por ciento de los pentecostales, el ingreso anual se encuentra por encima de los 100.000 dólares – comparado con el 18 por ciento de todos los cristianos americanos.

Las promesas de la teología de la prosperidad claramente demuestran ser un mal chiste. Incluso, se les podría imputar cosas aún peores a los predicadores de esta falsa doctrina. Si los defensores del evangelio de la prosperidad se aprovechan de la situación desesperada de los miembros de sus congregaciones, se podría denominar a sus prácticas como un truco engañoso. Sí, incluso se los podría comparar con los conocidos abusos en el negocio de los créditos de los consumidores. ¿Qué grupos de la población siempre fueron los más lucrativos para las instituciones de crédito en la historia más reciente – al menos hasta la crisis económica y financiera mundial? Los pobres. Esta gente debe pagar altos intereses y cuotas por los créditos. Cuando ellos cargan sus tarjetas de crédito con importes altos, eso significa enormes gastos para ellos. Algo parecido ocurre con el evangelio de la prosperidad. El mismo, después de todo, no promete “libertad a los cautivos” (Lc. 4:18), según Jesús entendía Su misión aquí en la tierra.

Lea usted en la segunda parte de este artículo, acerca de las peligrosas consecuencias de la falsa doctrina del evangelio de la prosperidad.

Traducción del inglés: Brigitte Hahn; edición ligeramente resumida.
 1 La obra publicada originalmente en 1904, salió en el 2006 en la Editorial Beck como libro de bolsillo (nota del trad).
2 Calculado según instrucciones del Federal Reserve Board Z1 Report, 11 de junio del 2009; como base sirven las condiciones del 31 de marzo de 2009.
3 U.S. Religious Landscape Survey,The Pew Forum on Religion & Public Life, febrero 2008, tabla sobre ingresos promedio en agrupaciones religiosas significativas, pág.60.
4 Ibíd., Ingresos promedio en iglesias protestantes, pág. 80.

Artículos relacionados:
Los Pactos Bíblicos
Pactos financieros con Dios
Los explotadores de la fe
Video: ¡Cuidado con estos lobos rapaces!
Los profetas del Evangelio de la Prosperidad
Artículos de Apologética

Reproducido con permiso de:
Ministerio Llamada de Medianoche

Lea el artículo completo aquí:


En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

lunes, 4 de julio de 2011

Revista: ¿El Islam, viento en popa, y Europa en crisis?


Para descargar esta revista, necesita tener instalado el programa Adobe Reader. Si aún no lo tiene, puede descargarlo en el siguiente enlace:


Si desea descargar ediciones anteriores de la revista, visite el siguiente sitio web:

domingo, 3 de julio de 2011

La Apostasía y su Antídoto



La Apostasía es la deserción o abandono de la fe o de una religión. Es la renuncia a una creencia a la cual uno se había adherido anteriormente. En Hechos 21:21 el apóstol Pablo fue acusado falsamente de influenciar a los judíos para que “renunciaran” a las enseñanzas de Moisés. El término griego que se traduce como "renunciar" o "abandonar" es apostasia. La apostasía, sin embargo, casi nunca aparece abruptamente. En general se manifiesta como un proceso y algunas personas pueden contribuir con ella sin convertirse en apóstatas completos.

Empezó en el Jardín del Edén. Adán y Eva estaban en un ambiente perfecto y en perfecta comunión con Dios. Ellos se sometían a Dios en todas las cosas hasta que Eva entabló un diálogo con el adversario de Dios, Satanás, el primer apóstata (vea también Isaías 14:12-14). Él manipuló a Eva para que ella reconsiderara la Palabra de Dios cuestionando lo que Él había mandado: "¿Conque Dios os ha dicho...?". El objetivo de la serpiente era que Eva "abandonara" o "ignorara" el mandamiento que Dios había dado a Adán: que no deberían comer del árbol del bien y del mal (Génesis 2:17; 3:1). Eva sucumbió a la seducción y Adán se unió a su esposa en rebelión en contra de Dios y las semillas de la apostasía se arraigaron.

La semilla de la apostasía brotó en Caín, quien desobedeció las instrucciones de Dios para ofrecer un sacrificio aceptable e instituyó su propio tipo de ofrenda. La apostasía creció con la construcción de la ciudad y la torre de Babel. Unificó a la gente hasta el punto que "allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra" (Génesis 11:9). Más tarde, entre los israelitas, Aarón participó en apostasía cuando ayudó a los israelitas en su adoración idólatra del becerro de oro (Éxodo 32).

A lo largo de la historia del reino del norte y del reino del sur de Israel, muchos de los reyes se volvieron apóstatas. El rey Acaz de Judá es un típico ejemplo. Él endorsó la idolatría en Judá e hizo que su hijo pasara por el fuego en un ritual al dios Moloch. Sometiéndose a las instrucciones de Acaz, el sacerdote Urías (quien sin embargo es alabado en Isaías) participó en la apostasía cumpliendo el mandato del rey y haciendo una copia del altar pagano y preparándolo para propósitos de adivinación. Acaz después hizo que el altar se incorporara en el servicio de adoración del templo en Jerusalén.

La apostasía ha sido parte de cada generación desde la caída del hombre. La Escritura nos dice que culminará en los días postreros cuando el Anticristo sea revelado. Su religión será un Cristianismo apóstata, la antítesis total del Cristianismo bíblico. Acomodará a todas las religiones. Aunque la apostasía no se manifestará plenamente hasta después del Arrebatamiento de la Iglesia verdadera, su desarrollo ha estado en progreso desde que el pecado entró en la raza humana. Además, a través de la historia bíblica y de la Iglesia, muchos creyentes verdaderos, ya sea en ignorancia o por la debilidad de su carne, han contribuido al desarrollo de la apostasía. Salomón es un ejemplo de esto. Como un creyente, él fue usado por el Espíritu Santo para edificar el Templo y para escribir la mayor parte del libro de Proverbios, Cantar de los Cantares y Eclesiastés, pero al mismo tiempo él se casó con muchas mujeres paganas, lo cual era contrario a las Escrituras. Estas mujeres llevaron a Salomón a la idolatría y como consecuencia Salomón construyó templos para que sus esposas extranjeras adoraran a sus dioses paganos.

En la historia de la Iglesia, hombres como Agustín y Martín Lutero son considerados como verdaderos creyentes, especialmente por aquellos que sostienen la teología de la Reforma. Sin embargo, Agustín conceptualizó muchos de los dogmas que han formado los cimientos de la falsa teología y del falso evangelio de la institución apóstata más grande en la Cristiandad, la Iglesia Católica Romana. Lutero es digno de ser elogiado por su actitud heroica en contra de la Iglesia de Roma, pero ciertamente no debe ser elogiado por su teología del reemplazo ni tampoco por su odio anti-bíblico en contra de los judíos. La historia posterior de la Iglesia está repleta de cristianos (profesantes y confesos) que (voluntariamente o involuntariamente) fueron partícipes del desarrollo de la apostasía.

Resumiendo lo que hemos expuesto anteriormente, la apostasía empezó con el pecado de la humanidad, aumentará grandemente en los Días Postreros y será completa cuando el Anticristo tenga control de este mundo durante los siete años del período de la Gran Tribulación. Por lo tanto, a medida que el mundo se dirige hacia el cumplimiento total de la apostasía, todos los cristianos serán vulnerables a su destructiva seducción.

¿Cuál es el antídoto? ¿Cómo podemos evitar sucumbir a aquellas cosas que nos podrían conducir a la apostasía? Empecemos con el programa de prevención presentado en el Salmo 1: "Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado".

El salmista nos da instrucciones para una vida espiritual fructífera en el Señor. Estas instrucciones están centradas para que nuestro ser sea fortalecido por la Palabra de Dios y empieza con la advertencia que no debemos seguir el consejo de los impíos. Esto no quiere decir que debemos evitar solamente el consejo de aquellos que son obviamente malignos, sino también rechazar cualquier consejo que no esté de acuerdo con lo que es enseñado en la Palabra de Dios. Dos veces encontramos en el libro de Proverbios (14:12; 16:25) que hay un camino que parece correcto para el hombre pero que no es el camino de Dios. Si no es el camino de Dios, ese camino nos lleva a la muerte, lo que significa la separación de la verdad de Dios que finalmente nos llevará a nuestra destrucción.

Un factor muy importante relacionado con la apostasía y la subversión que ésta ejerce en la Iglesia evangélica es que menos y menos cristianos creen realmente en la suficiencia de la Palabra de Dios para "todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad" (2 Pedro 1:3). En cambio, los evangélicos se están volviendo cada vez más a la sabiduría impía del mundo. La Iglesia evangélica es la principal fuente de referencia de servicios de consejería psicológica. Los pastores están guiando a los rebaños a los psicoterapeutas profesionales, que son, en cierto sentido, el equivalente bíblico de asalariados. Además, los pastores están tratando de aumentar el número de feligreses recurriendo a técnicas de mercadeo, que el Movimiento de Igle-Crecimiento obtuvo del mundo. Éstas han demostrado ser letales para la fe bíblica.

La advertencia de las Escrituras en contra de andar en el consejo de los malos, de estar en el camino de los pecadores, o de sentarse en silla de escarnecedores, revela una progresión, que en realidad es una regresión, de la rebeldía a la maldad. Cuando uno empieza a escuchar y a absorber lo que los perdidos, e incluso los enemigos de la fe, tienen que decir, uno llegar a sentirse cómodo con su perspectiva y eventualmente empieza a practicar lo que están predicando. El resultado trágico es que el corazón se vuelve insensible a la verdad de Dios y la actitud de uno se convierte en desdeño cuando es confrontado con ella.

El salmista cambia entonces de lo que los creyentes necesitan evitar a la medida preventiva principal que necesitan incorporar a sus vidas: "en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche" (Salmo 1:2).

La razón principal por la que la apostasía se está extendiendo tan rápidamente entre los evangélicos hoy en día es porque muchos de los que se identifican como evangélicos son funcionalmente analfabetos bíblicos. Esto quiere decir que aunque casi todos los "cristianos" tienen Biblias y tienen la habilidad de leer, muy pocos de ellos leen la biblia, y aquellos que la leen no practican en sus vidas la verdad de Dios que está en las Escrituras. Ésta es una dura realidad que estamos confrontando en nuestro tiempo actual. En una reciente encuesta de aproximadamente 35,000 adultos en los Estados Unidos se reveló que el 57 por ciento, quienes decían ser evangélicos, creen que "todas las religiones, de una manera u otra, nos llevan finalmente a la salvación eterna."

Obviamente estas personas no están al tanto o no toman en serio lo que Jesús declaró, "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí" (Juan 14:6) y Pedro exclamó, "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podemos ser salvos" (Hechos 4:12). Las Escrituras nos dicen que cierta condición será prevalente en los postreros días: "Porque llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las fábulas que quieren oír. Dejarán de escuchar la verdad y se volverán a los mitos" (2 Timoteo 4:3-4).

En nuestros días, los absolutos bíblicos y un camino exclusivo de salvación son vistos por el mundo como la epítome de la intolerancia, una acusación que muchos evangélicos no pueden contrarrestar, especialmente aquellos que no conocen la Biblia lo suficiente como para poder dar una respuesta bíblica. El meditar en la Palabra de Dios continuamente es la solución obvia para rectificar esa condición. Además, existe ayuda y apoyo por parte de nuestro Señor. Considere Su oración al Padre para el beneficio de los creyentes: "Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad" (Juan 17:17). Jesús quiere que seamos santificados, o apartados, como aquellos quienes, sin importar lo que el mundo piense y diga, están confiados plenamente que Su Palabra es la verdad. Él dijo, "Si vosotros permanecieres en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:31-32). Parte de esa libertad es la confianza para seguir "luchando vigorosamente por la fe encomendada una vez por todas a los santos" (Judas 1:3). Uno no puede "luchar vigorosamente" por algo que ignora casi totalmente. Solamente a través de un estudio disciplinado de las Escrituras uno va a poder lograr estar capacitado para defender la fe.

En el libro de los Proverbios se nos dice, "La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría! Por sobre todas las cosas, adquiere discernimiento" (Proverbios 4:7). Dios ha puesto Su sabiduría disponible para nosotros en Su Palabra. Además, para todos aquellos que han puesto su fe en Jesús, Él les ha dado el Espíritu Santo, el Espíritu de Verdad, para ayudarnos a “adquirir discernimiento”. Conocer las Sagradas Escrituras es el programa preventivo de Dios en contra de la apostasía, y está disponible para todos aquellos que busquen al Señor y Su verdad. Ése es el criterio bíblico para obtener sabiduría y discernimiento. El Apóstol Pablo escribió a Timoteo, "Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús" (2 Timoteo 3:15). Claramente, esto no tiene nada que ver con la habilidad intelectual o la educación, pero sí tiene mucho que ver con el deseo de conocer la verdad de Dios y hacer todo lo posible para lograr obtener esa verdad. El hecho que el Señor haya seleccionado a pescadores que no eran educados como Sus apóstoles para que fueran los mensajeros primarios de Su Palabra, en vez de haber escogido a aquellos que eran altamente educados dentro del sistema religioso, dice mucho a aquellos que piensan que no están capacitados para compartir la Palabra de Dios.

El creyente que medita continuamente en la Palabra de Dios, encontrará que sus esfuerzos serán armas preventivas en contra de la apostasía y al mismo tiempo reforzarán su fe. Además, eso forma la base o el cimiento para ser espiritualmente fructífero: "Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará" (Salmo 1:3). Y también es el medio para equipar al creyente para la guerra espiritual que ahora está llevándose a cabo.

El quid de la batalla espiritual es acerca de la Palabra de Dios. La estrategia del adversario es desacreditar las Escrituras por todos los medios posibles. Como hemos mencionado, todo empezó en el Jardín del Edén, cuestionando inicialmente la Palabra de Dios, seguido inmediatamente por la negación de Su verdad (Génesis 3: 4-5). Aquellos que no reconocen que están es una batalla espiritual puede que ya hayan sido capturados por las mentiras del Adversario. El Apóstol Pablo escribió que no debemos ser ignorantes de las artimañas del enemigo (2 Corintios 2:11) y usó metáforas militares para enfatizar la realidad de la guerra espiritual que está ocurriendo y para preparar la defensa del creyente:


"Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios" (Efesios 6: 13-17).

Nuestra batalla es la buena batalla de la fe, recordando que nuestras armas no son carnales sino espirituales (2 Corintios 10:4). Es una "guerra" acerca de la verdad, con la meta de que “podáis resistir en el día malo”. Nuestra victoria está simplemente en mantenernos firmes en la Palabra de Dios.

A medida que la batalla se intensifique, como nos dicen las Escrituras que va a suceder antes que el Señor venga por Sus santos, necesitamos estar "orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos" (Efesios 6:18). Necesitamos cerrar filas con otros creyentes para tener comunión y protección espiritual, y para tener también consejería, ánimo, corrección, consuelo y para poder ministrarnos los unos a los otros. Si tales cosas forman parte de nuestras vidas mientras esperamos al Señor, aunque la apostasía seque el ambiente espiritual a nuestro alrededor, nosotros seremos como un árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan, y todo lo que haremos prosperará en el Señor.

Artículos relacionados:
El Engaño Temporal – Parte 3
El Engaño Temporal – Parte 2
El Engaño Temporal – Parte 1
¿Es anti-bíblico nombrar a los falsos maestros?
Artículos de Apologética

Reproducido con permiso de:
The Berean Call

Original article:
Apostasy and its antidote

En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
Managua, Nicaragua
Share/Bookmark