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domingo, 1 de enero de 2012

Dos Elementos Básicos de los Institutos de Calvino

La Soberanía y la Predestinación



Un fundamento básico del sistema religioso de Calvino era un punto de vista extremista de la soberanía de Dios que negaba la voluntad humana y que consideraba que la Iglesia era el reino de Dios en la tierra – ambos enfoques inspirados por los escritos de Agustín. Verduin escribe de Agustín: “Aquí tenemos una representación temprana de la noción que la Iglesia de Cristo fue destinada por su Fundador a entrar en una situación radicalmente diferente de la descrita en el Nuevo Testamento… Esta idea expuesta por Agustín…condujo a toda clase de absurdos teológicos”.

Agustín enseñó que la presciencia era lo mismo que la predestinación: “Por consiguiente, algunas veces la misma predestinación se expresa también bajo el nombre de presciencia”. Así pues, la presciencia de Dios causa los eventos futuros. De forma interesante, R.C. Sproul escribe que “virtualmente nada en el punto de vista de Calvino acerca de la predestinación…no estuvo primero en Martín Lutero y antes de Lutero en Agustín”. Calvino vio a Dios como el autor de todo evento, incluyendo a todos los pecados:

Si Dios solamente hubiera previsto lo que había de acontecer a los hombres, y no lo ordenase según su gusto, entonces con toda razón se plantearía la cuestión de saber qué necesidad pondría en los hombres la divina presciencia; pero dado que…El ha determinado que así sean…es evidente, que todo se hace por ordenación y disposición divina.

R.C. Sproul declara claramente, “Dios quiere todas las cosas que suceden…Dios creó el pecado”. De este enfoque extremo de la soberanía de Dios provino la comprensión de Calvino acerca de la predestinación. Según él (siguiendo la enseñanza de Agustín), en la eternidad pasada Dios decidió salvar sólo a una fracción de la raza humana y consignó al resto al tormento eterno – sencillamente porque a Él le plació hacerlo:

La Escritura lo demuestra con toda evidencia…que Dios ha designado de una vez para siempre en su eterno e inmutable consejo, a aquellos que quiere que se salven, y también a aquellos que quiere que se condenen.

Así que aquellos ante los cuales Dios pasa al elegir, los reprueba; y esto por la sola razón de que Él los quiere excluir de la herencia que ha predestinado para sus hijos.

Pero si todos los que el Señor predestina a la muerte están naturalmente sujetos a la sentencia de muerte, ¿de qué iniquidad e injusticia, pregunto yo, podrán quejarse…porque antes de ser engendrados han sido predestinados por su providencia eterna a perpetua miseria…qué podrán murmurar contra Dios?

El gran Dios…en cuya mano y voluntad está castigar a los transgresores, aunque El no les haya dado su Espíritu…de lo cual no se puede aducir otra causa que la reprobación, que permanece escondida en el secreto consejo de Dios.

Como quiera, pues, que la ordenación de todas las cosas está en las manos de Dios… ordena con su consejo que algunos desde el seno materno sean destinados a una muerte eterna ciertísima, y que con su perdición glorifiquen su nombre.

Dios, según el decreto de su benevolencia elige como hijos a aquellos a quienes le place; y esto sin mérito alguno de ellos, reprobando y rechazando a los demás…Es razonable que se muestre como justo juez castigando.

Por eso vienen muy a propósito las siguientes sentencias de san Agustín…que otros sean vasos de afrenta, no se debe imputar a iniquidad, pues no la hay en Dios, sino a su juicio.

En sus Institutos, Calvino enfatiza la soberanía pero apenas menciona el amor de Dios por los pecadores. Lutero, también, estaba convencido que Dios, por Su propia elección soberana e independiente de cualquier cosa en el hombre, había desde la eternidad pasada determinado a quién salvaría y a quién condenaría. Calvino (como Agustín y la mayoría de calvinistas de hoy) dijo que Dios podía prever el futuro sólo porque Él lo había deseado. Aquí tenemos la espantosa doctrina de la reprobación de la propia pluma de Calvino, haciéndose eco una vez más de su mentor, Agustín:

Decimos, pues, — como la Escritura lo demuestra con toda evidencia — que Dios ha designado de una vez para siempre en su eterno e inmutable consejo, a aquellos que quiere que se salven, y también a aquellos que quiere que se condenen. Decimos que este consejo, por lo que toca a los elegidos, se funda en la gratuita misericordia divina sin respecto alguno a la dignidad del hombre; al contrario, que la entrada de la vida está cerrada para todos aquellos que Él quiso entregar a la condenación; y que esto se hace por su secreto e incomprensible juicio, el cual, sin embargo, es justo e irreprochable… Al excluir a los réprobos…muestra con estas señales cuál será su fin y qué juicio les está preparado.

Artículos relacionados:
Refutación del Calvinismo

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Tomado del libro, ¿Qué Amor es Éste?, escrito por Dave Hunt.

sábado, 31 de diciembre de 2011

La Elección Incondicional y la Depravación Total son enseñanzas gnósticas


La Elección Incondicional (Predestinación) es la letra U (Unconditional Election) en el acrónimo TULIP, que forma las bases del Calvinismo.

La doctrina de la Predestinación afirma que algunas personas ya nacen seleccionadas para la salvación o la condenación, la cual no pueden evitar ni siquiera por las buenas obras en esta vida. Para San Agustín y Juan Calvino es un misterio divino que Dios en Su perfecta justicia hace la aparentemente gratuita selección de los elegidos, con un pensamiento paralelo que Él ha hecho una selección similar de los condenados “…aquellos a quienes en Su justicia Él ha predestinado al castigo” y “aquellos a quienes en Su misericordia Él ha predestinado a la gracia” – Agustín, Enchiridion c, p. 269

No podemos señalar sólo a Juan Calvino por esta enseñanza herética debido a que él la obtuvo de los escritos de Agustín. Pero, ¿de dónde la obtuvo Agustín?

Antes de que Agustín llegara a ser cristiano, en el 387 AD., se adhirió al Maniqueísmo, una religión gnóstica iraní proclamada por su “profeta” Mani (216-276 AD), originándose en la Persia Sasánida (Babilonia). Poco después de que el emperador romano Teodosio I emitiera un decreto de muerte para los maniqueos en el 382 AD y que declarara al Cristianismo como la única religión legítima para el Imperio Romano en el 391, Agustín supuestamente se convirtió en un ferviente opositor del Maniqueísmo. Sin embargo, el Maniqueísmo todavía influyó en su pensamiento, como puede verse con la idea de “Los Elegidos”.

Mani dividió a su iglesia en dos grupos: Los Elegidos, y los Oyentes y luego los Pecadores.

Los Elegidos (los perfectos): los que habían tomado por sí mismos los votos del Maniqueísmo.

Los Oyentes (los auditores): los que no habían tomado los votos, pero que participaban en la iglesia

Los Pecadores: todos los demás.



Agustín era un Oyente y nunca tomó los votos del Maniqueísmo porque no podía cumplir con normas tan estrictas (Confesiones de Agustín). La vida de los que tomaban los votos era muy dura. Se les prohibía tener propiedades, comer carne o beber vino, satisfacer cualquier deseo sexual, participar en cualquier ocupación servil, comerciar o negociar, poseer casa u hogar, practicar la magia o practicar cualquier otra religión. Por tanto, la vasta mayoría de los adherentes eran Oyentes y el número de los Elegidos era muy pequeño. Cuando los Elegidos mueren, sus cuerpos son purificados por el sol, la luna y las estrellas – sus partículas de luz puestas en libertad forman pequeñas deidades en el cosmos que rodea al Primer hombre. Los Oyentes tienen que pasar por un largo purgatorio antes de que llegar a la felicidad eterna. Los Pecadores son lanzados al infierno, en alma y cuerpo, donde vagarán por toda la eternidad en tormento y angustia, rodeados por demonios y condenados por los ángeles.

Con respecto a la Predestinación, Agustín dijo:

“…deberán en cambio entender que la Escritura “El cual [Dios] quiere que todos los hombres sean salvos” [1 Tim. 2:4] significa que ningún hombre es salvado a menos que Dios desee su salvación: no que no exista ningún hombre cuya salvación El no desee, sino que ningún hombre es salvo aparte de Su voluntad… fue de una oración a Dios que el apóstol estaba hablando cuando usó esta expresión…Podemos entender por “todos los hombres”, a toda clase de hombre. Y podemos interpretarlo en cualquier otra forma que deseemos, mientras no seamos obligados a creer que el Dios omnipotente ha querido que algo fuera hecho y no se hizo”. – Agustín, Enchiridion, p. 103

“…los recursos de la salvación están localizados en Dios, fuera de la humanidad. Es Dios quien inicia la salvación, no los hombres o las mujeres”. McGrath, Alister E. Christian Theology: An Introduction. Blackwell Publishing, 2007. pg. 19

“Dios no nos escoge debido a que nosotros creemos, sino para que podamos creer”. – Agustín, La Predestinación de los Santos, 17.34

Ahora se puede ver lo fácil que fue para Agustín malinterpretar la Escritura con respecto a la predestinación. Él no pudo alcanzar la Elección en el Maniqueísmo pero, al torcer la Escritura, pudo ser uno de los Elegidos en el Cristianismo.

Mani también creía en la Depravación Total (también llamada la Incapacidad Total), la cual forma la letra T en el TULIP (Total Depravity). De ella dijo:

“…la naturaleza del hombre puede estar tan corrompida hasta el punto de que su voluntad es impotente para obedecer los mandamientos de Dios”. – Henry Chadwick, “The Early Church”, Penguin Books Ltd (August 1994), pg. 228.

La definición del Calvinismo de la Depravación Total afirma que, “como una consecuencia de la caída del hombre en pecado, toda persona que nace en el mundo está esclavizada al servicio del pecado. Las personas no están por naturaleza inclinadas a amar a Dios con todo su corazón, con toda su mente o fuerza, sino que todas están inclinadas a servir a sus propios intereses sobre los de su vecino y a rechazar el gobierno de Dios. Así pues, todas las personas por sus propias capacidades son moralmente incapaces de escoger seguir a Dios y ser salvos porque no están dispuestos a hacerlo a partir de la necesidad de su propia naturaleza. (El término “total” en este contexto se refiere al pecado que afecta todas las partes de una persona, no que toda persona sea tan mala como sea posible) [Énfasis añadido] - David Steele and Curtis Thomas, “The Five Points of Calvinism Defined, Defended, Documented”, pg. 25.

Agustín dijo que:

Adán y Eva en castigo por su pecado “se convirtieron en una consecuencia natural en todos sus descendientes”. Además, no es sólo una naturaleza física corrupta la que hemos heredado de Adán, sino que nuestra “…naturaleza humana cambió tanto y se volvió tan viciada que sufre de la obstinación de una concupiscencia rebelde…” – La Ciudad de Dios, xiii, p. 3

Ahora también se puede ver por qué Agustín creía en una doctrina tan errónea. Con el fin de que la Elección funcione, el hombre tendría que ser completamente depravado o incapaz de iniciar cualquier contacto con Dios, a menos que Dios elija a la persona primero.

Tanto la Depravación Total como la Elección Incondicional son dos enseñanzas gnósticas y aunque Agustín se opuso al Maniqueísmo, no se divorció de sus doctrinas.

“Los gnósticos [pusieron]…el orden natural a una distancia tan grande en valor moral del supremo Dios. La influencia de ideas fatalistas extraídas de la astrología popular y la magia se fusionaron con las nociones derivadas del lenguaje paulino acerca de la predestinación para producir un rígido esquema determinista. La redención era del destino, no de las consecuencias de la acción responsable y se le concedió sólo a unos elegidos predeterminados en los que estaba la chispa divina”. [Énfasis añadido] – Henry Chadwick, “The Early Church”, Penguin Books Ltd (August 1994), pg. 38

La Elección era un NUEVO concepto y no había sido oído antes en el Cristianismo hasta que Agustín introdujo la idea. Él tuvo muchos oponentes que lo reprendieron a él y a sus falsas doctrinas.

Julián, obispo de Eclanum dijo que Agustín estaba causando problemas porque,

“introdujo sus formas de pensamiento maniqueístas a la Iglesias…y estaba negando la clara enseñanza de San Pablo de que Dios quiere que todos los hombres sean salvos” – Henry Chadwick, “The Early Church”, Penguin Books Ltd (1994), pg. 232-3

Vincent de Lérins dijo de la Predestinación:

“…una innovación muy perturbadora, muy fuera de línea con la ‘ortodoxia’” – Henry Chadwick, “The Early Church”, Penguin Books Ltd (1994), pg. 223

Esta idea fue luego transmitida a Juan Calvino y hoy en día la Predestinación y la Depravación Total forman parte de la base doctrinal del Calvinismo.

La correcta interpretación bíblica es ésta:

Elección Condicional: Dios ha escogido que toda la humanidad sea justificada por Su gracia, pero nos ha llamado a responder a esa gracia mediante el ejercicio de nuestra libertad humana restaurada por Dios como una condición para cumplir con la elección.

La Depravación: Los seres humanos son pecadores y sin Dios, incapaces (privados) por su propia cuenta de ser justos; sin embargo, no son irremediablemente pecaminosos y pueden ser transformados por la gracia de Dios, la cual restaura a la humanidad la libertad de la voluntad.

Jesucristo murió por TODA la humanidad, no sólo por los Elegidos gnósticos.

El Calvinismo NO ES el Evangelio, como a los calvinistas les gustaría hacerle creer. El Calvinismo es una doctrina horriblemente torcida que suena bíblicamente correcta en su mayor parte, hasta que llega a la parte más importante: la Salvación. Aquí se le presentan la Predestinación y la Depravación Total, enseñanzas salidas del abismo del infierno. Si una persona está atrapada en un falso sentido de la salvación, entonces Satanás ha hecho muy bien su trabajo.

Para obtener más información, visite nuestra sección:
Refutando el Calvinismo

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
Unconditional Election and Total Depravity are Gnostic Teachings

martes, 27 de diciembre de 2011

El Porqué de este Libro

Capítulo 1 del libro: ¿Qué Amor es Éste?



“¿Puede responder algunas preguntas acerca del Calvinismo?”. La pregunta la hizo un joven que estaba sentado conmigo y otros más en un restaurante en una ciudad donde yo estaba exponiendo en una conferencia.

“¿Por qué me preguntas a mí?”

“Escuchamos que está escribiendo un libro acerca del Calvinismo”

“Así es, lo estoy haciendo – un libro, de hecho, que no quería escribir. Hay buenos cristianos en ambos lados. La última cosa que quiero hacer es crear más controversia – pero es un tópico que debe ser enfrentado y abordado a fondo”. Mirando alrededor de la mesa, quedé sorprendido con el repentino interés reflejado en cada rostro. Todos estaban escuchando atentamente.

“Apenas había pensado en el Calvinismo durante años. Luego, de repente – o así me pareció a mí – en los últimos años el Calvinismo había emergido como un problema por todas partes. Quizás estoy empezando a darme cuenta, pero me parece que esta doctrina en particular está siendo promovida mucho más amplia y agresivamente ahora de lo que alguna vez fui consciente en el pasado”:

“Nuestra iglesia recientemente añadió al personal a un nuevo pastor asociado – un graduado del Master’s College and Seminary en el Sur de California”, explicó el joven. “El introduce el Calvinismo en casi toda sesión de su clase bíblica”.

“Permíteme sugerir cómo podría hacerlo”, respondí. “Le pregunta a la clase lo que ellos piensan que es primero, la fe o la regeneración. Todos dicen, ‘La fe, por supuesto – cree en el Señor Jesucristo y serás salvo’. Luego los desafía, ‘Pero la humanidad está muerta en delitos y pecados. ¿Cómo puede un muerto creer?’”.

Tenía toda la atención del joven. “¡Así es exactamente! ¿Cómo lo sabía?”

“Luego él explica”, continué, “que Dios tiene que soberanamente dar vida a aquellos que están espiritualmente muertos antes de que puedan creer o incluso entender el Evangelio – que la regeneración debe anteceder a la fe”.

“¡Tiene razón! Pero esto parece muy extraño… ¡cómo tener que ser salvo antes de que pueda ser salvo!”

“El calvinista no lo diría con esas mismas palabras”, respondí, “pero aun es un poco más extraño que eso. Sin comprender o creer algo acerca de Dios, Cristo o la Biblia – debido a que los ‘totalmente depravados’ supuestamente no pueden hasta que sean regenerados – los ‘elegidos’ son espiritualmente vivificados por un acto soberano de Dios sin ningún deseo o cooperación de su parte, y sin siquiera saber lo que les está pasando en ese momento”.

“Eso es exactamente lo que él ha estado enseñando”, añadió otro miembro de la misma iglesia. “No tiene sentido. Nunca leí algo como eso en la Biblia”.

“¿Son ustedes los únicos que han expresado alguna preocupación?”, pregunté. “¿Aquellos que pensaban que la fe es primero aceptaron este nuevo concepto inmediatamente?”

“La mayoría lo hacen. Pero ha causado algo de confusión. Y unas cuantas personas han abandonado la iglesia”.

“¿Nadie lo desafía”, pregunté, “con el hecho obvio de que la muerte espiritual no puede compararse con la muerte física? ¿Que la gente físicamente muerta no sólo no puede creer sino que tampoco puede pecar ni hacer nada más?”.

“Creo que ninguno de nosotros había pensado en eso”.

“¿Qué dice el pastor principal?”

“Parece no saber cómo manejar la confusión. Nunca antes escuchamos algo como esto desde el púlpito, pero ahora insinuaciones del Calvinismo incluso están encontrando su camino dentro sus sermones”.

La conversación siguió de esta forma durante un tiempo. Todo nuevo aspecto del Calvinismo que yo explicaba era recibido con exclamaciones adicionales de “¡Sí! Eso es exactamente lo que estamos escuchando”.

Otros, de áreas completamente diferentes del país, comenzaron a relatar sus experiencias. Un hombre recientemente había abandonado una iglesia que se había dividido por causa del Calvinismo. El consejo de diáconos había votado que todo miembro debía firmar una declaración de fe calvinista. Alguien más provenía de una iglesia cuyo pastor y ancianos habían tomado una línea dura contra lo que consideraron un asunto divisivo y habían expulsado a un maestro de escuela dominical por influenciar a su clase de adolescentes con el Calvinismo, a pesar de varias advertencias.

Otra pareja había visitado una iglesia muy recomendada en una gran ciudad cerca de su hogar, la cual era pastoreada por un autor calvinista muy conocido.

“Realmente no sabemos mucho acerca del Calvinismo”, confesaron mis acompañantes a cenar. “Pero fue una experiencia extraña. Por una parte, tuvimos la impresión de que estas personas se sentían seguras de que eran los elegidos. Sin embargo, también parecía haber cierta inseguridad, como si el desempeño fuera una evidencia importante de la salvación de alguien”.

Mientras nos levantábamos para irnos, una joven que había estado sentada durante toda la conversación en silencio me preguntó si podía tener un momento privado de mi tiempo. Nos sentamos de nuevo y comenzó a contar una historia de dolor. Ella era la esposa de un pastor. Sus vidas y ministerio habían sido felices y fructíferas hasta que su esposo y dos amigos cercanos, también pastores, se interesaron en una nueva “verdad”. Ellos tres eran muy intelectuales. Como resultado de leer autores calvinistas modernos habían sido atraídos hacia los escritos de Juan Calvino, Jonathan Edwards, John Knox y otros.

Su estudio, que los llevó de regreso hasta Agustín, eventualmente se volvió casi una obsesión. Luego cada uno de ellos comenzó a predicar su nueva “luz” desde sus púlpitos. Después de ser advertidos muchas veces para que desistieran, fueron removidos de sus pastorados. Eventualmente, su esposo comenzó a preocuparse si realmente era uno de los elegidos. Las persistentes preguntas se convirtieron en dudas descomunales acerca de su salvación. El Calvinismo que alguna vez había parecido tan satisfactorio comenzó a atormentarlo con incertidumbre. ¿Era él uno de los elegidos?

“¿Tú nunca te sentiste atraída hacia el Calvinismo?”, le pregunté.

Ella sacudió la cabeza. “No soy una intelectual – lo cual podría ser el porqué nunca me atrajo. ¿Pero no se supone que Dios sea un Dios de amor? En mi mente sencilla no tenía ningún sentido que el Dios de la Biblia no amara lo suficiente a todos como para no quererlos a todos ellos en el Cielo, que Cristo no había muerto por todos aunque la Biblia parecía decir que sí lo había hecho”.

Las lágrimas vinieron a sus ojos. Al menos, continuó ella, “sigo intentando decirle a mi esposo que el Dios en el que él ahora estaba creyendo – un Dios que predestinaba a las personas antes de que incluso nacieran a pasar la eternidad en el Lago de Fuego – no era el Dios que yo conocía y amaba”.

Encuentros preocupantes como éstos se volvieron más frecuentes y pronto exigieron una investigación más profunda de mi parte de un sistema que obviamente era abrazado por una porción más grande de la Iglesia de la que yo me había dado cuenta. Parecía tan extraño a todo lo que yo había creído acerca de un Dios cuya soberanía no disminuye Su misericordia y amor. Por mi propia tranquilidad, me vi obligado a dedicarme a la extensa investigación que dio como resultado este libro.

Un asunto de gran importancia

El Calvinismo nunca me ha parecido bíblico por un número de razones que mencionaremos en su debido orden. A lo largo de los años, mis considerables objeciones han sido discutidas en privado, de forma detallada, con varios amigos que son acérrimos calvinistas. Por fortuna, a pesar de nuestras serias diferencias y de nuestra incapacidad para resolverlas, nunca hubo pérdida de buena voluntad. Seguimos siendo amigos hasta este día y simplemente evitamos este tema.

Es cierto que “a lo largo de la historia muchos de los grandes evangelistas, misioneros y teólogos incondicionales sostenían…las doctrinas de la gracia conocidas como Calvinismo”. R.C. Sproul declara que los titanes de la erudición cristiana clásica” son calvinistas. A menudo se hace la afirmación adicional que, aunque muchos no lo han hecho saber públicamente, la gran mayoría de los líderes evangélicos de hoy en Estados Unidos sostienen alguna forma de esta doctrina. Pronto descubrí que habían muchos más libros impresos promoviendo el Calvinismo de lo que alguna vez yo había imaginado. Su número e influencia están creciendo rápidamente.

Al igual que la Biblia de Estudio de John MacArthur, la Nueva Biblia de Estudio de Ginebra promueve agresivamente el Calvinismo en sus explicaciones marginales de pasajes claves. Ella afirma presentar la “verdad de la Reforma”. Esa osada frase equipara a la Reforma con el Calvinismo – una proposición aceptada casi universalmente hoy en día entre los evangélicos. La pregunta de si esto es cierto, con la que trataremos en las siguientes páginas, es ciertamente una de gran importancia.

La importancia de nuestra preocupación recibe mayor peso por el hecho de que sus proponentes aun afirman que “el Calvinismo es el puro Cristianismo bíblico en su expresión más clara y pura”. D. James Kennedy ha dicho, “Soy un presbiteriano porque creo que el Presbiterianismo es la forma más pura de Calvinismo”. John Piper escribe, “Las doctrinas de la gracia (Depravación Total, Elección Incondicional, Expiación Limitada, Gracia Irresistible, Perseverancia de los Santos) son la urdimbre y la trama del evangelio bíblico apreciado por tantos santos durante los siglos”.

¿No significaría esto, entonces, que aquellos que no predican el Calvinismo no predican el Evangelio? ¿Y cómo podrían los evangélicos probablemente ser salvos si rechazan los cinco puntos del Calvinismo que Piper afirma que son “la urdimbre y la trama del evangelio bíblico”? C.H. Spurgeon, quien a veces contradecía el Calvinismo, declaró:

“…esas grandes verdades, las cuales son llamadas Calvinismo…son, creo yo, las doctrinas esenciales del Evangelio que es en Jesucristo. Ahora no pregunto si usted cree en todo esto [Calvinismo]. Es posible que no lo haga. Pero creo que lo hará antes de que entre al cielo. Estoy convencido de que así como Dios haya podido lavar sus corazones, Él lavará sus cerebros antes de que entren al cielo”.

Esa declaración tan fuerte es impresionante, viniendo de Charles Haddon Spurgeon. John H. Gerstner escribe, “Creemos junto al gran predicador bautista, Charles Haddon Spurgeon, que el Calvinismo es sólo otro nombre para el Cristianismo”. De nuevo, si el Calvinismo es el verdadero Cristianismo, ¿significa eso que los no calvinistas no son cristianos? Sin duda, la mayoría de los calvinistas no dirían eso, ¿pero no es ésa la implicación aquí?

Por supuesto, hubo muchos líderes cristianos de igual estatura en la historia de la Iglesia, tales como D.L. Moody, que tenían una opinión contraria. Norman F. Douty enumera a más de setenta líderes cristianos que, en todo o en parte, se opusieron al Calvinismo (especialmente a su doctrina de la Expiación Limitada) – entre ellos hombres como Richard Baxter, John Newton, John y Charles Wesley, John Bunyan, H.C.G. Moule y otros. Un estudio de la historia de la Iglesia primitiva revela que las doctrinas calvinistas fueron desconocidas durante los tres primeros siglos de la Iglesia. De su conocimiento de la historia eclesiástica, el Obispo Davenant, presente en Dort, declara:

“Podemos afirmar con certeza que antes de la disputa entre Agustín y Pelagio, no había cuestionamiento con respecto a la muerte de Cristo, si acaso debía extenderse a toda la humanidad o restringirse sólo a los elegidos. Porque los Padres…ni una palabra (que yo sepa) se dijo por ellos de que, por decreto de Dios, alguien quedara excluido. Ellos están de acuerdo en que solamente beneficia a los que creen, sin embargo confiesan en todo lugar que Cristo murió a favor de toda la humanidad…

Agustín murió en el año 429 D.C. y hasta ese tiempo, al menos, no hay la más mínima evidencia que algún cristiano siquiera soñara de una propiciación sólo para los elegidos. Incluso después de él, la doctrina de una propiciación limitada fue difundida lentamente y por mucho tiempo no fue recibida sino parcialmente".

Hoy hay una creciente división acerca de este asunto, la mayoría de los calvinistas insistiendo que Cristo murió sólo por los elegidos. Por otra parte, IFCA International, un grupo de cerca de 700 iglesias evangélicas independientes y 1,200 pastores (algunos de ellos calvinistas) afirma en su declaración doctrinal, “Creemos que el Señor Jesucristo murió en la cruz por toda la humanidad…para lograr la redención de todos los que confían en él…”.

El mismo Spurgeon, citado tan a menudo por los calvinistas para apoyar su punto de vista, estaba dividido entre su corazón de evangelista que deseaba la salvación de todos y sus creencias calvinistas. A veces parecía rechazar la Expiación Limitada, aunque a menudo la predicaba con firmeza. Algunas veces parecía contradecir a sí mismo casi al mismo tiempo:

"Yo sé que hay algunas personas que consideran necesario para su sistema de teología limitar el mérito de la sangre de Jesús. Si mi sistema de teología necesitara de tal limitación, lo arrojaría a los vientos. No podría ni me atrevería a permitir que ese pensamiento se alojara en mi mente, pues pareciera ser estrechamente semejante a la blasfemia.

Yo veo un océano de mérito en la obra acabada de Cristo; mi plomada no encuentra fondo, y mis ojos no descubren una orilla. Habría suficiente eficacia en la sangre de Cristo, si Dios así lo hubiera querido, para salvar no únicamente a este mundo entero, sino a diez mil mundos…Teniendo a una Persona divina como una ofrenda, no sería consistente concebir un valor limitado. Confín y medida son términos inaplicables al sacrificio divino. La intención del propósito divino fija la aplicación de la ofrenda infinita, pero no la convierte en una obra finita".

Mérito y valor deben aplicar al efecto de la Cruz. Si la Cruz está destinada para un número limitado (los elegidos), su mérito y su valor son necesariamente limitados. “Si Dios así lo hubiera querido” es la cláusula clave – la que Spurgeon claramente negó a veces. Por otra parte, que Spurgeon creía que la salvación estaba disponible para toda la humanidad es evidente a partir de muchos de sus sermones. La contradicción es clara – un hecho que los calvinistas están renuentes a admitir. De esta forma, he sido acusado de tergiversar, e incluso de citar de forma errada, a C.H. Spurgeon. Suficientes declaraciones adicionales de Spurgeon serán presentadas aquí para permitirles a los lectores que lleguen a sus propias conclusiones.

Una Promoción Agresiva

Los calvinistas están insistiendo cada vez más que sus dogmas peculiares representan la fe de “los reformadores que dirigieron la Reforma” y deberían ser aceptados por todos los cristianos evangélicos como el verdadero Cristianismo y como la expresión bíblica del Evangelio. Con respecto a eso…

>> Hay muchas cosas que ellos representan con las cuales todos los cristianos estarían de acuerdo.

>> Hay muchas cosas que ellos representan con las cuales muchos evangélicos piensan estar de acuerdo debido a malos entendidos, pero que en realidad no lo están, lo cual será aclarado en las páginas siguientes.

>> Hay muchas cosas que ellos representan con respecto a la Iglesia, Israel y el regreso de Cristo a las cuales aquellos que creen en el rapto inminente de la iglesia objetarían con firmeza. Estos últimos puntos de vista no tienen nada qué ver con el Evangelio y por tanto no serán abordados aquí.

En el año 2000, la Alianza de Cristianos de la Reforma se reunió en Londres en oposición a la influencia de la Bendición de Toronto en Inglaterra y envió este mensaje a los evangélicos a nivel mundial: “Llamamos por lo tanto a aquellos que portan la etiqueta “evangélico” a afirmar su fe una vez más de acuerdo con el testimonio de la Escritura y en continuidad con el testimonio histórico de la Iglesia". Con “testimonio histórico de la Iglesia”, quieren decir las doctrinas peculiares que provienen de Agustín, interpretadas y expandidas por Juan Calvino y que en una época fueron forzadas por una Iglesia estatal sobre todos en Inglaterra y Escocia y en aquellas partes de Europa donde los calvinistas tenían el control. La documentación histórica se proporciona en los capítulos 5 y 6.

Los calvinistas de hoy en día hablan aún más ardiente y audazmente acerca de la necesidad de una “nueva Reforma”, por la cual muy claramente se refieren a un avivamiento del Calvinismo como el punto de vista dominante en la cristiandad. Considere algunas de las resoluciones que conforman “La Declaración de Londres 2000: Alianza de Cristianos de la Reforma – Una visión para la unidad bíblica en la iglesia moderna, ‘El Problema Evangélico’”:

Bajo “La Cuestión de la Verdad”

Llamamos por lo tanto a los evangélicos a regresar al una vez sostenido enfoque bíblico…que reivindicar una doctrina en particular [Calvinismo] como verdadera no es arrogancia espiritual sino un deber bíblico.

Bajo “Una Visión para la Reforma”

Llamamos por lo tanto a los evangélicos a afirmar una visión para la Reforma la cual está de acuerdo con el testimonio de la Escritura y en continuidad con el testimonio histórico de la iglesia [calvinista]. Tal visión es de una iglesia que es tanto Católica como Reformada. Por Católica no queremos decir “Católica Romana”… [Vea el capítulo 4, “La Sorpresiva Conexión Católica del Calvinismo”] Por Reformada, queremos decir que confesamos aquellas doctrinas acerca de la autoridad de la Escritura y la salvación sólo por gracia las cuales nuestros antepasados [calvinistas] reafirmaron al momento de la Reforma [su énfasis].

Bajo “Cuatro Afirmaciones”

Bajo 1: De igual manera afirmamos que somos agustinianos en nuestra doctrina del hombre y en nuestra doctrina de la salvación. Esto es debido a que creemos que Agustín y sus sucesores, incluyendo a los reformadores [calvinistas], reflejan fielmente la enseñanza de la Biblia en relación con la incapacidad espiritual total del hombre caído para responder a Dios, la clemente elección incondicional de Dios el Padre de un pueblo para ser salvo, el designio de la obra expiatoria del Hijo encarnado destinada segura y ciertamente para asegurar la salvación de ese pueblo [sólo los elegidos], la gracia monergística del Espíritu Santo en la regeneración [sin comprensión o fe por parte del hombre] y la perseverancia de los elegidos. Por consiguiente, también rechazamos todas las formas de sinergismo o Semi-Pelagianismo en las que al hombre le es otorgado un papel cooperativo en su regeneración [aun creer], es decir, Arminianismo. Igualmente rechazamos cualquier debilitamiento de la soteriología agustiniana, es decir, Amiraldianismo (Calvinismo de ‘cuatro puntos’) y cualquier endurecimiento de ella, es decir, Hiper-Calvinismo…La noción de una Iglesia Católica y Reformada [calvinista] – un torrente principal y majestuoso de la ortodoxia cristiana histórica [Agustinianismo/Calvinismo] – es de esta forma integral para nuestro entendimiento. Afirmamos esta noción como verdadera y fundacional para cualquier panorama evangélico digno del nombre.

Bajo 2: Los católicos reformados afirman la importancia de la iglesia y su historia en cualquier visión auténtica de la obra redentora de Dios en el tiempo y el espacio. El Evangelicalismo de hoy está infectado con una amnesia mortal con respecto a la iglesia [calvinista] histórica…Rechazamos específicamente el subjetivo y a menudo espectáculo desordenado de la adoración al estilo carismático, con sus prácticas acompañantes, tales como supuestas hablar en lenguas, profecías, “muertes en el Espíritu”, etc.

Bajo 4: Lamentamos la influencia entre los evangélicos de un dispensacionalismo pietista en el cual el mundo es considerado irremediablemente perverso (y así sin valer la pena el esfuerzo de influenciarlo) y en el cual la única esperanza se supone que sea el rapto inminente de los santos.

Un Desafío a Permanecer Callado

Con el reciente aumento del Calvinismo, cierto número de líderes calvinistas han comenzado a tomar una postura mucho más agresiva en su promoción pública. Ambos lados, de hecho, están cada vez más haciendo este tema un asunto de compañerismo en el Señor, resultando en división en un número de iglesias por lo demás sanas.

En algunas iglesias, a los miembros se les prohíbe promover el Calvinismo incluso en privado. En otras, sólo calvinistas son aceptados como miembros. Por supuesto, lo último ha sido cierto de pastores y candidatos a las misiones durante siglos en casi todas las iglesias presbiterianas y aun en algunas iglesias bautistas – pero ahora esa posición parece estar creciendo.

Casi a diario descubro que este tema estaba exigiendo un interés más amplio y una mayor importancia de la que yo había imaginado. Parecía obvio que existía la necesidad de más investigación y escritura para lidiar con este importante asunto.

Cuando se hizo conocido que pretendía escribir un libro así, cierto número de pastores me advirtieron que me abstuviera de expresarme públicamente acerca de este tema. Algunos afirmaron que, debido a mi ignorancia de sus verdaderas enseñanzas, yo ya había tergiversado la “Doctrina Reformada”. Una respuesta típica de los amigos calvinistas a quienes les envié un manuscrito inicial para que lo comentaran era algo así: “Las caricaturas que presentas y los hombres de paja que construyes me demuestran que no tienes ninguna comprensión en absoluto de la posición reformada, y hasta que la tengas, te aconsejo que te abstengas de imprimir algo”.

Las cartas comenzaron a inundar nuestro ministerio, The Berean Call, desde todas partes del mundo, muchas escritas por pastores insistiendo que yo no estaba calificado para abordar el Calvinismo e instándome a sellar mis labios y a soltar mi pluma con respecto a este tópico. Se sugirió que perdería muchos amigos y que me alienaría a mí mismo de líderes evangélicos, de los cuales se dijo que la mayoría eran calvinistas convencidos. Además, ¿quién publicaría un libro así, dado que las editoriales más importantes habían producido muchos libros que apoyaban al otro lado?

Lo que más me conmovió fue la preocupación expresada seriamente por amigos cercanos de que un libro escrito por mí acerca de este asunto podría causar división – la última cosa que yo quería. “Ya lo podemos escuchar", me dijeron varios amigos: “¡Aquí viene Dave Hunt de nuevo; esta vez está atacando a los calvinistas!” Esa preocupación pesaba muy fuerte sobre mí.

Uno debe estar dispuesto a aceptar un consejo sabio. Pero el consejo de permanecer callado, aunque dado por muchos debido a una preocupación genuina, pareció, después de mucha oración y un examen de conciencia de mi parte, ser desatinado. Spurgeon llamó al debate acerca de la soberanía de Dios y el libre albedrío del hombre “una controversia que… creo que ha sido en realidad saludable y que nos ha hecho a todos nosotros una vasta cantidad de bien…”. El deseo de mi corazón es que este libro será sólo para la gloria de Dios y para bendecir a Su pueblo.

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El Debate acerca del Calvinismo
El Calvinismo: Un Dios, un Jesús y un Evangelio diferentes
Siguiendo a los Líderes

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)


You can get Dave Hunt’s book, “What Love is This?”, here:

sábado, 24 de diciembre de 2011

Video: The Shocking Truth about Calvinism





2 Youtube videos by Tom Lessing. The shocking truth about Calvinism: That God does NOT love everyone savingly… Hear John MacArthur, Paul Washer, John Piper and Robert Morey speak.

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sábado, 17 de diciembre de 2011

Un calvinista defiende el legado del Calvinismo



Nota del Editor: Al abordar esta respuesta, la cual no es una pregunta sino más bien una defensa de Calvino, de su enseñanza y de la Teología Reformada, me remito a Brenda, quien ha escrito una excelente pieza de información que ha ayudado a muchos que nos han escrito preocupados acerca de la confusión bíblica en las enseñanzas de sus iglesias acerca de la Teología Reformada. La perspectiva de Brenda es especialmente útil debido a que ella se encontró con muchas de las mismas luchas de aquellos que escriben y ella responde por medio de su experiencia personal.

Nota de un lector: Yo también soy un calvinista y asisto a una Iglesia Bautista Reformada. Calvino fue uno de los 4 ó 5 hombres (Lutero, Agustín, Cromwell, etc.) más grandes en la historia del mundo desde la era del Nuevo Testamento y la era Apostólica. Él fue indirectamente también un fundador de la República Estadounidense cristiana, al establecer la teología de gobierno limitado y constitucional que adoptamos.

Afortunadamente, su detallada cosmovisión en teología también está teniendo un gran repunte en el evangelicalismo moderno y es una anécdota a Rick Warren, Brian McLaren y también a las aberrantes teologías de la iglesia emergente. Necesitas ver esto de otro modo. Los Dres. John Piper, R.C. Sproul, J.I. Packer, Al Mohler, John McArthur, el desaparecido D. James Kennedy están entre nuestros mejores teólogos conservadores modernos y estos hombres son teólogos están en contra del movimiento de las Iglesias con Propósito o Iglesia Emergente. Ellos brindan la mejor, la más clara y la más teológica crítica de las tendencias teológicas liberales. Francis Schaeffer también fue un calvinista y el Dr. S. Lewis Johnson, antiguo (ya fallecido) Presidente del Departamento de Nuevo Testamento y Griego y posiblemente el más grande profesor en la historia del Seminario Teológico de Dallas, también lo era. Charles Haddon Spurgeon era un Bautista calvinista y también muy vocal acerca de ello. Muchos de los primeros fundadores estadounidenses eran puritanos y presbiterianos y el más grande teólogo estadounidense de todos, Jonathan Edwards, también era calvinista. No somos malas personas, ciertamente no liberales, y el Calvinismo es la teología más escritural, más detallada y la más cercana a la Biblia. David Hunt tiene muchas cosas buenas que ofrecer, pero no en su análisis de esta teología. El Calvinismo fue la perspectiva teológica dominante para la mayoría de los evangélicos (excepto para los wesleyanos y luteranos) al comienzo de Estados Unidos hasta la era de Charles Finney, la cual teológicamente fue muy perjudicial para el evangelicalismo de Estados Unidos. Así creció después de ese periodo un tipo variante de evangelicalismo antinomiano y arminiano en los últimos cien años o más que ha ayudado al sigiloso deslizamiento del evangelicalismo norteamericano hacia el evangelicalismo arminiano. Ahora éste está siendo cuestionado y el enfoque evangélico Reformado está teniendo un gran repunte en muchos seminarios evangélicos y entre los jóvenes, lo cual es algo bueno en general. Sólo quería que viera mi perspectiva acerca de esto. Bendiciones.

Respuesta de Brenda:

Gracias por expresarnos sus comentarios.

La historia ciertamente describe a la mayoría de los teólogos cristianos como Calvinistas y Reformados y, mientras que muchos de ellos son muy aclamados por sus contribuciones al Protestantismo y a la sociedad en general, el mandato para los hijos de Dios es que prediquen el Evangelio, que hagan discípulos y que se alimenten de toda palabra que proceda de la boca de Dios (Mt. 4:4). Por supuesto, la tradición Reformada afirma que es exactamente esto lo que ellos hacen ya que argumentan contra tendencias liberales, movimientos pragmáticos de igle-crecimiento y métodos de la iglesia emergente. Sin embargo, si estos asuntos de discernimiento obtienen la confianza para una tradición doctrinal que conduce al estudiante a una comprensión diferente de Dios y del Evangelio, entonces esta teología debe ser abordada y examinada a pesar de la reputación histórica de la que estos hombres disfrutan.

Sin lugar a dudas, las tendencias Emergentes están produciendo frutos que engañarán a muchos a formar parte del venidero falso reino mundial que se vislumbra en el horizonte. Aunque es bueno reconocer el peligro de tales tendencias engañosas, uno aún necesita estar en guardia ante todas las deformaciones de la Verdad Bíblica.

Mientras que nadie está acusando a los calvinistas de ser malas personas de forma individual, a menos por supuesto que se hayan ganado esa reputación, no puede pasarse por alto el hecho de que la teología agustiniana ha tenido una historia problemática. Debe ser examinada en la verdad de la Palabra de Dios para ver si sus frutos son consistentes con el carácter de Dios. Agustín es reverenciado por la Iglesia Católica Romana como un santo y como su más importante doctor de fe y doctrina. Él es el responsable de casi todo error del Romanismo, incluyendo la pavorosa Inquisición, al introducir el concepto de la Guerra Justa. Este concepto proporcionó la justificación para matar a aquellos que discreparan con el dogma católico. El propósito era forzar confesiones de fe al Catolicismo Romano para salvación ¡en los momentos antes de la muerte! Otros errores de Agustín incluyen la elección, la predestinación, la depravación total, la gracia irresistible, el bautismo de niños, la regeneración bautismal, la interpretación alegórica, la teología del reemplazo y la unión de la Iglesia con el Estado. Esta lista de errores doctrinales revela la influencia que Agustín ejerció sobre los Reformadores mientras estaban reformando, en lugar de abandonar, la Iglesia Católica. Éste es el porqué muchos, como el teólogo Reformado Loraine Boettner llama al Calvinismo por su apodo Agustinianismo, “La Reforma fue esencialmente un reavivamiento del Agustinianismo”.

Usted legítimamente señala que no todos los teólogos que ha citado han causado los tipos de problemas que los Reformadores y otros causaron, aunque algunos cuestionarían el pasado político de Cromwell, pero todos ellos han promovido el Calvinismo el cual, una vez más, cambia el carácter de Dios y el de Su Evangelio. No es a los hombres o a su reputación en la historia a quien honramos o en que creemos; es a Dios y a Su Verdad a quienes buscamos honrar y en quienes debemos confiar.

Mi intención al señalar el legado espiritual del Agustinianismo no sólo es apuntar con el dedo a los diversos teólogos que ha citado por razones personales, sino para que los cristianos piensen acerca de la teología con la que están siendo confrontados y para que conozcan de dónde proviene. Así como ha señalado la influencia de Finney sobre el Evangelicalismo estadounidense, los no-calvinistas podríamos citar la influencia y el legalismo del Calvinismo sobre el Reconstruccionismo Estadounidense, el cual tiene el potencial de revivir el espíritu visto en Ginebra. El péndulo se balancea de un extremo a otro en los círculos de debate, pero la fe de la cual habla la Biblia honra el carácter verdadero de Dios al sacrificarse a sí mismo, no a otros, mientras busca agradar a, y confiar en, Dios con todo su corazón, mente, alma y fuerzas mientras extiende el mensaje de salvación que rescata vidas a todos aquellos que deciden creer desde su corazón (Romanos 10:9-10).

Habiendo vivido 14 años en el Calvinismo, conozco por experiencia personal los cambios que éste produce en las mentes y corazones de sus adherentes. “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Prov. 23:7a). El Calvinismo produce gran temor en sus adherentes a quienes en privado les preocupa que no puedan ser salvos. Esto explica la razón por la cual muchos sermones en las iglesias Reformadas y calvinistas abordan la seguridad cristiana. Desesperados por una afirmación de su fe, los calvinistas son susceptibles a confiar en el desempeño externo como garantía de su salvación para demostrarse a sí mismos y a los demás que efectivamente son elegidos.

Todo aquel que sea puesto bajo un Evangelio basado en obras sufrirá inseguridad porque la fe confía en las promesas de Dios. El Evangelio de la Biblia es, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Esta invitación está abierta para todo ser humano porque el carácter de Dios es que Él ama a toda la humanidad y ha provisto la salvación para todos los hombres. Limitar la salvación a aquellos que Dios ha pre-seleccionado es cambiar el carácter, la expiación y el Evangelio de Dios. Introducir la elección soberana cambia una gran parte de la Biblia e impacta significativamente al caminar de fe del creyente.

Mi intención al exponer el Calvinismo es advertir y proteger a otros de los efectos de su teología, que los cristianos honren a Dios con sus vidas y que la Iglesia ofrezca el mensaje de salvación que rescata vidas por medio del Verdadero Evangelio que brinda esperanza. No quiero que nadie esté de pie ante el trono de Dios y rinda cuentas por adscribirle a Él una clase de soberanía que excluye a alguien de la salvación que Su Hijo pagó tan cara para proveerla. Que podamos ofrecer un mensaje de esperanza y salvación al mundo entero y también seguridad y garantía a aquellos que han creído.

Muchas bendiciones en Cristo,

Brenda Nickel

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La Teología Reformada y la Regeneración
Una poderosa refutación del Calvinismo por Dave Hunt
¿Cuál es el “don” de Dios?
El Debate acerca del Calvinismo

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
A Calvinist defends the legacy of Calvinism

jueves, 8 de diciembre de 2011

Siguiendo a los líderes



“Los cristianos tienden a confiar mucho en cualquiera que hable en nombre de Cristo, pero deben tener mucho cuidado en lo que interiorizan. Pablo instruyó a sus seguidores a seguirlo mientras él siguiera a Cristo (1 Cor. 11:1). Con tal confianza creada en los líderes, debemos prestar mucha atención a toda palabra de instrucción que se hable. No podemos relajarnos y asumir que lo que los maestros están diciendo es lo correcto”.

A medida que continúa la controversia acerca del otro Dios, del otro Jesús y del otro Evangelio que promueve el Calvinismo, se están lanzando acusaciones que los no seminaristas están interviniendo en este tema. Los reformados no escucharán a aquellos a los que les falta una formación adecuada. En sus mentes, cualquiera que aborde el tema del Calvinismo debe tener pedigrí y títulos para que se les conceda una audiencia en cualquier debate doctrinal serio. Generalmente, sólo los simpatizantes calvinistas, en quienes se puede confiar que representan al Calvinismo “con justicia”, son tolerados cuando hablan acerca del tema. El discurso debe ser erudito y estar pulido. No hay espacio para una oposición visceral pero civilizada que vaya directo al grano. Por supuesto, eso expondría los temas con demasiada rapidez, lo que no les permitiría a los calvinistas la libertad necesaria para articular sus argumentos “de manera apropiada”. En resumen, el Calvinismo exige que se le dé una posición de igualdad o superioridad en cualquier debate teológico. ¿Es ésta una posición que la Iglesia puede permitirse el lujo de dar? ¿Debería permitírsele al Calvinismo avanzar prácticamente sin ninguna oposición?

Para ellos, sólo aquellos que comprenden por completo ambos lados de la discusión, y sólo aquellos que han leído los credos, confesiones y los Institutos de Calvino son confiables para debatir los temas de manera razonable y aceptable. ¡Esto es como si los Santos de los Últimos Días insistieran en que los cristianos primero lean las obras estándar de los mormones antes de evangelizarlos! Ciertamente esto ayuda, pero no es necesario. Si las peticiones para un discurso tolerable son ignoradas, entonces el gentil académico puede recurrir a censurar la fe sencilla como inexperta. Lanzan amenazas de mayor condenación para los maestros no calificados y aconsejan que se deje la verdadera enseñanza a los expertos. Por supuesto, ellos se refieren a sí mismos. Otras tácticas como citar erróneamente, perfilar y etiquetar son usadas para hacer retroceder a la resistencia contra las doctrinas que llaman “gracia”. Parece que casi todo es justo para silenciar las impunidades contra el Calvinismo. Y no es de extrañar, ya que estamos hablando de dos enfoques mutuamente excluyentes a la fe.

Importante en este debate es la necesidad de escuchar con mucho cuidado. Entre más fraudulento sea el engaño, más difícil será de detectarlo. Los cristianos tienden a confiar mucho en cualquiera que hable en nombre de Cristo, pero deben tener mucho cuidado en lo que interiorizan. Pablo instruyó a sus seguidores a seguirlo mientras él siguiera a Cristo (1 Cor. 11:1). Con tal confianza creada en los líderes, debemos prestar mucha atención a toda palabra de instrucción que se hable. No podemos relajarnos y asumir que lo que los maestros están diciendo es lo correcto. Puede parecer lo mismo y las palabras pueden ser las mismas, pero al examinarlo de forma minuciosa, el error podría estarse escurriendo. Debemos leer y estudiar nuestras Biblias por nosotros mismos para que podamos reconocer el engaño. Hombres podrían estar “entrando encubiertamente” (Judas 1:4), quienes con el tiempo condicionarán al rebaño hacia la aceptación de errores graves.

Tal fue el caso de los fariseos que eran hombres educados, talentosos oradores, debidamente acreditados y capaces de recitar las Escrituras con precisión. ¿Pero realmente entendían a Dios y Su carácter? Estos fariseos se sentaban en la cátedra de Moisés emitiendo juicios sobre asuntos de fe en Israel. Al ejercer su autoridad, descalificaban las ofrendas del pueblo a cambio de los sacrificios que ellos aprobaban. Examinaban las vidas de los fieles para ver si vivían en cumplimiento con las tradiciones farisaicas, alegando además que explicaban la Ley de Moisés, pero que en la práctica la sustituían. Además, su falta de comprensión de la profecía trágicamente les impidió a ellos y a muchos de sus seguidores reconocer al Mesías cuando estuvo de pie justo en frente de ellos. Tal es la ceguera de las enseñanzas de los hombres.

Las cosas no son muy diferentes hoy en día cuando los calvinistas dicen, al afirmar que hablan en nombre de Dios, que no podemos ofrecer nada de nuestra propia voluntad a Dios, sino que debemos sacrificarnos al destino soberano de Dios. Dicen que debemos confiar en los credos escritos del hombre, y en las confesiones y los tratados de varios maestros reformados como fuentes autorizadas de la verdad. Tampoco hoy entienden la profecía, llamando cuasi-cultos a diversas formas de pre-milenialismo.

Por supuesto, estoy hablando del peor de los escenarios para plantear que los fariseos hicieron todo esto mientras pensaban que estaban agradando a Dios. ¡Jesús confrontó su piedad con duro amor al decirles que erraban ignorando las Escrituras, que eran hipócritas, sepulcros blanqueados y que se dirigían directamente hacia la destrucción! ¿Por qué los fariseos eran inconversos? ¿Eran ellos los réprobos predestinados? No, ellos endurecieron sus propios corazones a las cosas verdaderas de Dios por su orgullo. Habían suprimido la verdad de Dios en injusticia. Pensaban que eran los escogidos de Dios por derechos de nacimiento y, sin embargo, perdieron totalmente la salvación. Y, en el proceso, ¡su teología hizo mercadería del pueblo!

Al reflexionar acerca de su linaje y su formación intelectual, Pabló los consideró como basura y sin valor en comparación con la excelencia del conocimiento de Cristo (Filipenses 3:8). Mientras que los calvinistas acusan a las personas sin estudio como incapaces de desentrañar las misteriosas profundidades del Calvinismo, a menudo es el erudito el que ha sido inculcado por medio de reverenciar materiales extra bíblicos que los adoctrinan con la filosofía del Calvinismo. Pablo advierte en Colosenses 2:8, “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”. Pablo está defendiendo la fe dada una vez a los santos (Judas 3). Parece que la advertencia de Elías dada a los israelitas hace miles de años (1 Reyes 18:21a) es aplicable para la Iglesia de hoy, “Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle…”

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Refutación Bíblica en contra del Calvinismo

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
 Original article:
Following the leaders

Caryl Productions (carylmatrisciana.com)  

lunes, 5 de diciembre de 2011

El Calvinismo: Un Dios, un Jesús y un Evangelio Diferentes

Al parecer, el ídolo de los calvinistas de un Dios que elige soberanamente necesita más protección que las almas perdidas en camino a una eternidad de fuego.



Recientemente, la controversia del Calvinismo se ha expandido a nuevas proporciones a medida que persisten las interrogantes con respecto a la promoción del Calvinismo de un Dios diferente, de un Jesús diferente y de un Evangelio diferente. El Calvinismo afirma defender la verdad histórica y ortodoxa de la Biblia y está, por lo tanto, firmemente arraigado, si no institucionalizado, dentro del evangelicalismo. Se vuelto cada vez más difícil encontrar iglesias, líderes, ministerios, materiales de estudios o libros “cristianos” que no promuevan algún aspecto del Calvinismo. Esta filosofía elitista que produce comezón de oír ha engañado a muchos cristianos en la promoción de un dios que no ama a todos los hombres, con un salvador que no murió por todos los hombres, ofrecido por un evangelio que salva sólo a los elegidos. La Biblia claramente se opone al Calvinismo, mediante la enseñanza de que Dios amó de tal manera al mundo (Jn. 3:16) que Dio a Su Hijo unigénito para que muriera por TODOS los hombres (1 Timoteo 4:10), aun por los falsos maestros – obviamente no elegidos (2 Pedro 2:1); y que el Evangelio salva a todo pecador que cree en su corazón (Rom. 10:10; Jn. 6:29). Ambos puntos de vista no pueden ser ciertos.

Muchos cristianos están siendo atacados rutinariamente por señalar estas disparidades. Gritos de insulto provienen de los calvinistas mientras reúnen sus tropas para justificar el TULIP (mejor conocido como los 5 Puntos del Calvinismo) por medio de reglas de la lógica humana, argumentos académicos, credos y confesiones históricas y un linaje espiritual trazado desde los Reformadores hasta a Agustín (Mt. 23:30-32). Ellos exigen debates, citan a fuentes no bíblicas, lanzan acusaciones bajo el disfraz del “amor” y rechazan a los no calvinistas… ¡todo esto mientras dicen que están interesados en salvar a los hombres por medio del evangelismo! Parece que su ídolo de un dios que elige soberanamente necesita más protección que las almas perdidas en camino hacia una eternidad de fuego.

Los calvinistas también personalizan el argumento al afirmar que están siendo acusados de no ser salvos, una acusación, por cierto, que muchos calvinistas libremente aplican a los no calvinistas. Esta táctica está diseñada para hacer retroceder a sus oponentes al hacerlos sentir culpables por supuestamente insinuar que los calvinistas no son salvos. Es el Señor quien juzga quién ha creído verdaderamente a Su Evangelio y quién no. Los no calvinistas simplemente suenan la voz de alarma. La pregunta es, ¿qué evangelio ha creído una persona?

Muchos cristianos como yo, que fueron salvos por creer el verdadero Evangelio, después son engañados por pastores y maestros de confianza a seguir el Calvinismo de cuatro puntos. Otros, como Thomas Dickerson, del ministerio Saving All the Nations (Salvando a Todas las Naciones) dan su fuerte y convincente testimonio ante líderes de la denominación de los Bautistas del Sur durante la Conferencia Juan 3:16 en Woodstock FBC en Atlanta hace algunos años. Thomas fue criado en una iglesia calvinista comprometida con los cinco puntos del Calvinismo y nunca había escuchado el Evangelio, sin embargo, pensó que era salvo porque podía articular las “Doctrinas de la Gracia” del Calvinismo. Ya sea a creyentes o a incrédulos, el Calvinismo engaña y toma cautivos a sus seguidores, y luego los coacciona a hacer la voluntad del diablo (2 Timoteo 2:26).

Mientras que exteriormente el calvinista usa las mismas palabras en el evangelismo como el no calvinista, el calvinista tiene un sistema muy diferente en mente mientras ofrece el Evangelio. Los problemas surgen cuando los nuevos convertidos, que confían en los pecadores por los que fueron salvados, también confían en que estos predicadores los alimentarán con la leche pura de la Palabra para poder crecer. En lugar de la verdad pura, los mismos calvinistas que han sido llevados cautivos, entrenarán al nuevo creyente en su misteriosa filosofía y, eventualmente, le enseñarán que la obediencia, en lugar de la fe, es la prueba definitiva de su elección. Jesús dio severas advertencias acerca de hacer tropezar a Sus pequeñitos (Lc. 17:2), lo que debería hacer reflexionar a cualquier calvinista que sumerge a sus confiados bebés dentro de este esquema doctrinal.

Nota del editor: Brenda Nickel es una creyente cuyo caminar fue desviado por la teología de Juan Calvino. A medida que fue atraída hacia el Calvinismo, éste le causó una eventual desesperación espiritual. Ella cuenta cómo, siendo una nueva creyente en Jesús nacida de nuevo, se apresuró con mucho entusiasmo a amar el estudio de Su Palabra (La Biblia). Esta búsqueda la llevó a un viaje de descubrimiento que en última instancia la llevó a seguir el razonamiento y la teología embriagadoras de Juan Calvino, que dan como resultado mucha confusión. Catorce años después, ella escapó de las trampas del catolicismo reformado de Calvino.

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Refutación Bíblica en contra del Calvinismo

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
Calvinism's Different God, Jesus and Gospel
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