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miércoles, 3 de enero de 2024

¿Es la Batalla entre Israel y Hamás una Guerra Profética?

Por Dr. Nathan E. Jones

¿Sabía que la profecía bíblica que predice eventos futuros constituye un enorme 31% de la Biblia? Sin embargo, el plan general de Dios para las edades parece ser más bien un rompecabezas de 100 piezas, y hasta ahora, Él sólo ha provisto 75 piezas. Podemos distinguir el contorno de una imagen, pero, hasta que se desarrollen ciertos acontecimientos, que luego añaden otra nueva pieza al rompecabezas, la imagen permanece incompleta.

Uno de esos cuadros proféticos “incompletos” tiene que ver con las diversas guerras profetizadas en los tiempos del fin, particularmente en lo que se refiere a la nación de Israel. Es por eso que muchos están viendo la guerra actual de Israel contra Hamás como un preludio potencial de la guerra profética descrita en los capítulos 38 y 39 de Ezequiel, llamada la Guerra de Gog y Magog. Pero, ¿lo es? ¿No tendría más sentido la Guerra del Salmo 83 con Gaza involucrada? Bueno, veámoslo comparando las dos guerras proféticas.

La Guerra de Gog y Magog

La Guerra de Gog y Magog (Ezequiel 38-39) predice un ataque masivo contra la renacida nación de Israel por parte de una coalición expansiva de naciones descrita por primera vez en Génesis 10:2-7. Estas naciones descienden de los territorios de la antigua Rosh (Rusia), Magog (las naciones que termina en “stán”), Mesec (incluidos Tubal, Gomer y Bet-Togarma, ahora Turquía), Persia (Irán), Cus (Sudán y Etiopía) y Fut (Libia, Argelia y Túnez) (Ezequiel 38:2-6). Su líder se llama “Gog, príncipe de Rosh, Mesec y Tubal” (Ezequiel 38:2-3; NKJV).

La batalla tiene lugar en “los montes de Israel, que siempre fueron una desolación” (Ezequiel 38:8). El propósito de la invasión es para “arrebatar despojos y para tomar botín”, y atacar al pueblo de Israel (38:12-16).

El resultado de una invasión tan masiva por parte de un ejército aparentemente invencible sobre un Israel desprotegido termina sorprendiendo a los invasores y conmocionando al mundo. Las naciones invasoras están, en verdad, siendo manipuladas por Dios, sacadas de sus tierras con “garfios en sus quijadas”, para que esas naciones sientan la furia del Señor Soberano (Ezequiel 38:4,18). Dios arrastra a estas naciones específicas a los “montes de Israel” para “litigar contra él... y sobre los muchos pueblos que están con él”, con “impetuosa lluvia, y piedras de  granizo, fuego y azufre” (Ezequiel 38:21-22). Dios explica Su propósito final para destruir sobrenaturalmente a la coalición invasora: “Y seré engrandecido y santificado, y seré conocido ante los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy Jehová” (Ezequiel 38:23).

La victoria sobrenatural de Dios sobre los invasores de Gog-Magog le permite volver a presentarse al mundo y declarar en términos inequívocos que Jehová está defendiendo personalmente a Israel. Si los pueblos del mundo dudan, sólo tienen que mirar a Israel, que “saldrán, y encenderán fuego y harán arder las armas... durante siete años” (Ezequiel 39:9; RVA-2015).

En cuanto a los cadáveres de los invasores, “la casa de Israel los estará enterrrando durante siete meses, para purificar la tierra” en el recién nombrado “Valle de Hamón-Gog”, junto a una “ciudad llamada Hamona” recién construida (39:11-12,16).

La Guerra del Salmo 83

Ahora comparemos la guerra de Gog y Magog con otra guerra profetizada por el vidente (que significa profeta), Asaf — la guerra del Salmo 83.

El Salmo 83 puede leerse como una oración imprecatoria, lo que significa que Asaf está invocando juicio y justicia sobre un enemigo; pero tenga en cuenta que el escritor es de hecho un profeta. En Salmos 83:6-8, Asaf pide a Dios que traiga Su juicio sobre todas las naciones que se enumeran y que tienen equivalentes modernos a las naciones que rodean a Israel. Como enumera el escatólogo Bill Salus:

Lleno de Agujeros

Notablemente ausentes de la lista de naciones de Gog y Magog están aquellas que Asaf señaló y que rodean al Israel moderno: Líbano, Siria, Jordania, Egipto, Gaza, posiblemente Irak y las naciones de la Península Arábiga. ¿Por qué estas naciones fronterizas hostiles no participan también activamente en la Guerra de Gog y Magog? Su ausencia deja un agujero gigante en el mapa de los invasores Gog-Magog.

Además, la condición previa para la guerra Gog-Magog, como se afirma tres veces en Ezequiel (38:8,11,14), es que Gog no atacará hasta que el pueblo de Israel esté viviendo en paz “confiadamente” en “aldeas sin murallas”. ¿Existe hoy esa condición previa pacífica? Actualmente, Hezbolá en el Líbano tiene cientos de miles de misiles apuntando a Israel. Los ataques terroristas han estado ocurriendo en Israel casi semanalmente, culminando en la horrible masacre del 7 de octubre de 2023 por parte de los terroristas de Hamás. E Israel ha construido un muro de 400 millas de largo en el centro del país.

La Destrucción de Damasco

Luego hay otra profecía bíblica vinculada a una de estas naciones faltantes, Siria, que se encuentra en Isaías 17 y Jeremías 49. Esta profecía describe la destrucción de Damasco por parte de Israel en una sola noche:

He aquí que Damasco ha dejado de ser ciudad y será un montón de ruinas… En aquel día sus ciudades fortificadas serán como los frutos que quedan en los renuevos y en las ramas, los cuales fueron dejados a causa de los hijos de Israel; y habrá desolación… Al tiempo de la tarde, he aquí la turbación, pero antes de la mañana el enemigo ya no existeIsaías 17:1, 9, 14

¿Cómo podría Israel destruir completamente una ciudad, y en tan sólo una noche? ¿Quizás un arma nuclear Y, ¿dónde encaja este ataque en el cuadro profético?

Con estas cosas en mente, el Salmo 83 puede proporcionar la respuesta, ya que el vidente Asaf previó que Israel un día subyugaría a sus vecinos hostiles que lo rodeaban. Si Israel conquistara los países en su frontera, ése podría ser el escenario que le otorgue a Israel la condición previa pacífica que Ezequiel describe y que precede a la invasión de Gog-Magog (Ezequiel 38:11).

Los escépticos afirman que esta Guerra del Salmo 83 debe haber ocurrido en la historia de Israel. Varias alianzas entre la lista de naciones de Asaf atacaron al recién renacido Estado de Israel durante la Guerra de Independencia de 1948, y nuevamente más tarde durante la Guerra de los Seis Días de 1967. Pero, aunque Israel se defendió de estos ataques, nunca ha subyugado completamente estas tierras. Si Israel finalmente absorbiera las tierras de sus enemigos para convertirse en un “Gran Israel”, eso explicaría por qué los países de Gog-Magog no incluyen a las naciones fronterizas con Israel. Más bien, la coalición de Gog consiste en un anillo exterior de naciones islámicas empeñadas en vengarse, muy probablemente porque Israel ha tomado el control de sus vecinos, tal como estamos presenciando con Gaza.

El Salmo 83 también contiene una oración por la victoria de Israel (versículos 9-18). No se declara el resultado de la guerra, pero sabemos por otras escrituras que Israel saldrá victorioso. Por ejemplo, en Zacarías 12:6 se nos dice que, en los tiempos del fin, Israel será como “brasero de fuego entre leña, y como antorcha ardiendo entre gavillas; y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos alrededor”. Además, Dios declara en Amós 9:15 que, una vez que los judíos sean restablecidos en su tierra, “nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di”.

La Guerra del Salmo 83 resultará en una victoria abrumadora para Israel y una mayor expansión territorial y mayores recursos naturales. También producirá la seguridad de la que se habla en Ezequiel 38. Y, al igual que la guerra de Gog-Magog, trae el nombre y la fama de Dios a sus enemigos: “Sean afrentados y turbados para siempre; sean deshonrados, y perezcan. Y conozcan que tu nombre es Jehová; Tú solo Altísimo sobre toda la tierra” (Salmos 83:17-18).

Otra Pieza del Rompecabezas

El Salmo 83 puede ser sólo una teoría profética, pero explica los países faltantes que no figuran en la lista de participantes en la Guerra Gog-Magog de Ezequiel 38-39 — una brecha que durante mucho tiempo ha desconcertado a los estudiantes de la profecía bíblica. La derrota de los enemigos cercanos de Israel en la Guerra del Salmo 83 podría proporcionar la condición previa pacífica para la Guerra Gog-Magog. También llevaría al anillo exterior de las naciones musulmanas a temer el poder de Israel en la región y a codiciar su control de incluso más recursos naturales que sus yacimientos de gas submarinos; de ahí el deseo de Gog de saquear a Israel.

Por lo tanto, sólo puedo concluir que la guerra de Israel contra Hamás no es la guerra profética de Gog y Magog, porque las naciones combatientes simplemente no coinciden. Tampoco puedo afirmar en este momento que el conflicto en curso refleje la guerra profética del Salmo 83. Ahora bien, si el conflicto con Hamás se intensificara hasta el punto que Israel luchara contra todos sus vecinos fronterizos hostiles, y particularmente si Israel destruyera repentinamente Damasco, entonces sí, bien podríamos estar presenciando el período previo a la primera de estas guerras proféticas — la Guerra del Salmo 83.

Con la Guerra del Salmo 83 a la vuelta de la esquina, seguida de la Guerra de Gog y Magog, Dios está a punto de intervenir y destruir personalmente la coalición invasora de Gog. Tal intervención divina abierta no se ha alineado con la forma en que Dios se presenta a sí mismo a través de la Era de la Iglesia. ¡Eso debe significar entonces que el regreso de Jesucristo está justo en el horizonte!

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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sábado, 30 de diciembre de 2023

¿Deberían los Cristianos Apoyar a Israel?

Por Dr. Nathan E. Jones

Dios está cumpliendo hoy las promesas que se hicieron al pueblo judío hace miles de años. Estas promesas se basan en una serie de acuerdos legales, llamados pactos, hechos entre Dios y el pueblo judío, que se centran en la tierra de Israel.

El pacto fundamental — el Pacto Abrahámico — otorga el título de propiedad de la tierra de Israel a los descendientes del linaje de Abraham, Isaac y Jacob. Esta promesa incondicional, irrevocable y eterna fue literalmente sellada con sangre (Génesis 12:1-7; 13:14-18; 17:7; 1 Crónicas 16:17-18; Salmos 105:8-11; Romanos 9:4).

El Pacto de la Tierra de Dios promete que Israel un día se convertirá en la nación principal del mundo, es decir, siempre y cuando el pueblo judío permanezca obediente a Dios (Dt. 28:1, 13).

El Pacto Davídico promete un Rey eterno que descenderá del linaje del Rey David. Un día este Mesías gobernará sobre el mundo entero desde Jerusalén (2 Samuel 7:10-16).

Estos pactos son la razón por la que durante cientos de años, los cristianos han creído, sólo porque Dios lo dijo, que naturalmente debemos apoyar a la nación de Israel. Bueno, “¡No es así!”, dice un grupo particular de cristianos, cristianos que se reúnen en conferencias con nombres como “Cristo en el Puesto de Control”. Cuestionan la legitimidad de estos pactos y si los cristianos realmente deberían apoyar a Israel.

Mitos Desmentidos

Vamos a desmentir siete de los mitos más populares de estos detractores sobre por qué los cristianos no deberían apoyar a la nación de Israel.

Mito #1: “¡Los judíos mataron a Jesús!”.

Aquellos que acusan a los judíos de matar a Jesús parecen haber olvidado deliberadamente que la Biblia dice: “Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel” (Hechos 4:27-28).

Por lo tanto, no sólo judíos y gentiles participaron en el asesinato de Jesús, sino que, en verdad, todos somos pecadores y, por lo tanto, todos somos responsables de que Jesús muriera en la cruz. Pero, en realidad, Jesús mismo declaró claramente que sólo Él dio Su vida y que nadie se la quitó (Juan 10:15-18).

Mito #2: “Los judíos han sido desheredados a causa de su incredulidad”.

Es posible que los judíos hayan sido expulsados de su tierra — dos veces — debido a su rebelión contra Dios. Pero, como explica el Salmo 105, Dios garantizó en Su Pacto Abrahámico que la tierra de Israel pertenece incondicionalmente y para siempre a los hijos de Jacob. Y, como argumentó el apóstol Pablo en Romanos 9-11, “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita... No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció”.

Y entonces, no, Dios no ha desheredado al pueblo judío ni ha revocado sus pactos territoriales.

Mito #3: “La Iglesia ha reemplazado a Israel y ahora recibe su herencia”.

¡No según el apóstol Pablo! Cuenta la historia de un olivo cuyas ramas fueron podadas debido a la incredulidad, y las vides silvestres fueron injertadas (Romanos 11). Pero, cuando las ramas naturales comenzaran a creer de nuevo, serían injertadas de nuevo en el árbol. La salvación puede haber llegado a las vides de olivos silvestres, la Iglesia, pero Dios todavía tiene planeada la salvación para las ramas naturales: Un Israel creyente que llamará a Jesús Salvador.

Mito #4: “Los judíos que se están reuniendo de nuevo en la tierra de Israel no pueden ser de Dios porque no se han arrepentido y aceptado a Jesús como su Mesías”.

El regreso de los judíos a Israel en incredulidad es exactamente lo que Dios predijo que sucedería. Isaías profetizó que los judíos serían reunidos por segunda vez de las naciones del mundo, y Ezequiel dejó en claro que los judíos se reunirían en incredulidad para que Dios mismo les diera un nuevo corazón para Él (Isaías 11:10-12; Ezequiel 36:22-28).

No es un accidente de la historia que un pueblo desposeído de su país durante 1,900 años pudiera haber mantenido su identidad étnica y haber hecho renacer su nación dos milenios después. ¡Nunca ha sucedido algo así! Y esta es la nación de la Biblia de la que estamos hablando. Por lo tanto, la reunión de los judíos sólo puede ser un milagro de Dios.

Mito #5: “Apoyar a Israel es apoyar cada acción del gobierno israelí”.

Nadie apoya todas las acciones de ningún gobierno, ni siquiera el suyo propio. Apoyar a Israel es apoyar la obra redentora que Dios está haciendo para llevar a un remanente de su pueblo a la salvación en Cristo y, en última instancia, al cumplimiento de Sus pactos.

Mito #6: “Los judíos robaron la tierra de los palestinos y viven allí ilegalmente”.

En primer lugar, el Pacto Abrahámico concede al pueblo judío la escritura eterna de la tierra de Israel. En segundo lugar, cuando los judíos comenzaron a regresar a principios del siglo XX, no existía tal cosa como un palestino. El puñado de árabes que vivían en ese páramo vendió la tierra a los judíos a precios exorbitantes. Y, en tercer lugar, Israel fue creado legalmente en respuesta a una declaración de las Naciones Unidas, aprobada en noviembre de 1947, que autorizaba el establecimiento de un Estado judío en la tierra que los romanos habían rebautizado como Palestina. No puedes robar tierras que ya son legalmente tuyas.

Mito #7: “Apoyar a Israel es odiar al pueblo palestino”.

Contrariamente a la propaganda árabe, los que se llaman a sí mismos palestinos disfrutan de más libertades y derechos en Israel que si vivieran en cualquier nación musulmana. Porque no son los judíos los que odian y abusan de los palestinos, sino sus propios líderes terroristas los que roban miles de millones de su ayuda exterior y niegan a los refugiados el acceso a sus países de origen, Siria y Jordania.

Desde 1948, a los palestinos se les han dado varias oportunidades para crear otro Estado palestino además de Jordania, pero cada vez han rechazado esas ofertas y, en cambio, han respondido con violencia. ¿Por qué? Porque su objetivo final es la aniquilación de Israel. Entonces, ¿quién odia exactamente a quién aquí?

Con esos mitos derribados, veamos algunas de las razones por las que los cristianos deberían apoyar a Israel.

1. Democracia

La nación de Israel es la única democracia de estilo occidental en un mar de tiranía islámica. Apoyar a Israel es apoyar a la única nación de Medio Oriente que ofrece libertad religiosa y derechos humanos a las mujeres.

2. Defensa

Israel protege a Occidente y a la cristiandad, al erigirse como la primera línea de defensa contra el islam violento y radical.

3. Economía

Israel aporta al mundo una cantidad alucinante de alimentos, medicinas y tecnologías de vanguardia. que elevan el nivel de vida en todo el mundo.

4. Bendición

Cuando se trata de apoyar a la nación de Israel, Dios prometió en Génesis 12: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré”. Apoyar a Israel conlleva la bendición de Dios.

5. Es Bíblico

No hace falta decir que es bíblicamente correcto que los cristianos apoyen a Dios. Puesto que Dios ama al pueblo judío y quiere que regresen a Él, ¿no deberían los cristianos querer esto también? Amar a Israel expresa nuestro amor por Dios.

6. Es Profético

Y finalmente, ya sea que ames u odies a la nación de Israel, o incluso al pueblo judío, independientemente de lo que pensemos los simples mortales, la profecía bíblica se cumplirá. Se hará la voluntad de Dios, y no hay forma de detenerla. Después de todo, ¿quién podría enfrentarse al Dios Viviente y esperar ganar (Salmo 76:7; Hebreos 10:31)?

Así que, en conclusión, no es “¿Deberían los cristianos apoyar a Israel?”, sino más bien, “¡Los cristianos deben apoyar a Israel!”.

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Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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martes, 22 de agosto de 2023

La Estatua y la Piedra

El Fin del Gobierno Humano Fallido

Por Dr. Nathan E. Jones

¿Sabía que en este momento casi 200,000 personas están sufriendo en el equivalente moderno de los campos de concentración nazis? Estos horribles campos de labor forzado se pueden encontrar en Corea del Norte. Este país asiático, oficial e irónicamente llamado República Popular Democrática de Corea, es, según la Comisión de Investigación de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, uno de los peores infractores de todas las naciones en lo que respecta a su atroz historial de derechos humanos. El gobierno de Corea del Norte infringe casi toda la Declaración Universal de Derechos Humanos de su pueblo, como la libertad de tener una opinión y expresarla. El asesinato, la tortura, la esclavitud, la violencia sexual, el hambre masiva y otros abusos son métodos comunes empleados por este gobierno autoritario para aterrorizar a su población y someterla.

Cuando el conflicto coreano terminó extraoficialmente a principios de la década de 1950, el dictador de Corea del Norte, Kim Il-Sung, se declaró “Presidente Eterno” y cerró las fronteras de su nación para establecer un gobierno comunista totalitario.

La Voz de los Mártires (VOM, por sus siglas en inglés), un ministerio de vigilancia de la persecución, estima que unos 30,000 cristianos sufren diariamente en estos campos de trabajo por el “crimen” de no adorar a su “Querido Líder”, y muchos nunca salen con vida. VOM cuenta una verdadera historia cotidiana de persecución cristiana en un pequeño pueblo llamado GokSan. Un pastor y 26 de los miembros de su iglesia clandestina fueron atados y llevados ante una multitud de comunistas que gritaban. Los soldados exigieron a los cristianos: “¡Nieguen a Cristo o mueran!”. Al no obtener la respuesta que estaban buscando, los soldados amenazaron con matar a los niños. La única respuesta que se escuchó fue una madre que se inclinó y le susurró a su pequeña hija: “Hoy, mi amor, te veré en el cielo”.

Crédito de la foto: La Voz de los Mártires

Los comunistas procedieron a colgar a los niños. Cuando los padres sollozantes todavía se negaban a negar a Cristo, los soldados sacaron una enorme apisonadora y procedieron a aplastar a los miembros restantes de la iglesia, todos los cuales cantaban juntos: “Más amor, oh Cristo, para ti, más amor para ti”.

Los Propósitos de Dios para el Gobierno Humano

Regímenes como Corea del Norte claramente no entienden el propósito del gobierno. Entonces, ¿cuál es el propósito del gobierno?

El Padre Fundador de los Estados Unidos, Thomas Paine, en su folleto Sentido Común (1776), escribió que la seguridad es “el verdadero diseño y fin del gobierno”. Otro Padre Fundador, John Adams, en su libro Pensamientos sobre el Gobierno (1776), creía que su propósito se encontraba “en la meta de la felicidad a través de la virtud”. Thomas Jefferson, en su escrito titulado Economía Política (1816) declaró: “El más sagrado de los deberes de un gobierno es hacer justicia igual e imparcial a todos sus ciudadanos”.

Seguridad en lugar de esclavitud, justicia en lugar de corrupción, virtud en lugar de vicio y la preservación de la felicidad de su pueblo en lugar de la causa de su sufrimiento — esos fueron los ideales piadosos sobre los que estos hombres fundaron una nación. Estos ideales corresponden a lo que la Biblia dice que es el verdadero propósito del gobierno, es decir, proporcionar una atmósfera en la que los creyentes puedan vivir, como enseña 1 Timoteo 2:2, “una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad”.

¿Son naciones como Corea del Norte simplemente manzanas podridas, o demuestran que el gobierno es en sí mismo inherentemente malo? Debido a que estaban inmersos en la Biblia, los Padres Fundadores pensaban muy mal del gobierno humano. Thomas Paine escribió: “El gobierno, incluso en su mejor estado, no es más que un mal necesario: en su peor estado; uno intolerable”.

La razón por la que los Padres Fundadores creían que el gobierno era inherentemente malo era porque creían en las enseñanzas bíblicas (como Romanos 3:23  y 10:10-18) de que la humanidad es inherentemente mala y necesita un Redentor. De hecho, Jeremías 17:9 revela que ¡no hay nada más corrupto que el corazón humano!

Por lo tanto, la Biblia advierte una y otra vez que no hay que confiar en el hombre. Una de las advertencias más fuertes se encuentra en el Salmo 118:8-9:

Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre. Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en príncipes [políticos].

Como otro Padre Fundador, Alexander Hamilton confirmó,

Los hombres son inherentemente malvados, gobernados por la codicia, la lujuria y el amor al poder y una multitud de pasiones aún menos entrañables.

El primer Presidente de Estados Unidos, George Washington, lo expresó de esta manera:

El gobierno no es razón. El gobierno no es elocuencia. Es fuerza. Y, como el fuego, es un sirviente peligroso y un amo temible.

Los autores de la Constitución de los Estados Unidos sabían que, si bien el gobierno humano es un mal necesario, sigue siendo propenso a caer en la villanía y la corrupción. Por lo tanto, en sus escritos, sabiamente enseñaron que el gobierno debe ser limitado. El gobierno debe ser constantemente controlado por la población, para que sólo pueda extraer la menor cantidad de impuestos para realizar las funciones más limitadas — proporcionar seguridad a su gente.

Un gobierno que no es monitoreado constantemente se convertirá en un monstruo, uno que para alimentar su sed interminable de poder consumirá el dinero de su población y pisoteará sus derechos inalienables dados por Dios. En otras palabras, los Padres Fundadores sabían que el gobierno está compuesto de personas, y las personas son inherentemente caídas y malvadas. Inevitablemente, cuanto más corrupto y malvado se vuelva un gobierno, mayor sufrirá la gente. Como el ex presidente del Seminario Teológico Fuller, el Dr. David Allan Hubbard, comentó una vez:

Cuando los hombres viciosos y sin ley son el gobierno, ¿a dónde va la gente en busca de ayuda? Deben sentirse como un niño pequeño que huye de un matón a los brazos de su padre, sólo para que su padre lo sostenga mientras el matón lo golpea.

Cómo Terminará el Gobierno Humano

¿A quién podemos huir cuando nuestro propio gobierno es el matón? ¿Cómo podemos, como esos cristianos de la pequeña aldea de GokSan, mantener una apariencia de esperanza, cuando el gobierno humano nos ha fallado completamente en proporcionar seguridad, justicia y tranquilidad?

Nuestro Señor proporciona la respuesta tan necesaria a este dilema a través de un sueño perturbador dado a un monarca con problemas.

El gran rey Nabucodonosor soñó con una estatua enorme con una cabeza de oro, pecho y brazos de plata, vientre y muslos de bronce, dos piernas de hierro y pies una mezcla de hierro y arcilla. Nabucodonosor luego vio una gran piedra — una que no había sido cortada por manos humanas — que caía del cielo con estrépito. Destrozó la estatua, rompiéndola en pedazos, y su polvo voló. La piedra creció y se convirtió en una gran montaña que rápidamente llenó toda la tierra.

Daniel interpretó el sueño del rey. Explicó que la cabeza era el propio Nabucodonosor, y que cada metal era un imperio sucesivo: el Imperio Babilónico, el Imperio Medo-Persa, el Imperio Griego, el Imperio Romano y un Imperio Romano Revivido. La gran piedra aplastante representaba al  “Dios del cielo” que levantará un reino que jamás será destruido...desmenuzará y pondrá fin a todos aquellos reinos...” (Daniel 2:44-45).

Si bien Daniel no pudo comenzar a comprender la amplitud y el alcance de esta visión, Jesucristo siglos más tarde describiría en detalle al apóstol Juan en Apocalipsis 19-20 este mismo evento — la venida del Rey de Reyes.

Durante miles de años, el gobierno humano le ha fallado a la humanidad. El gobierno no puede mantener a raya la guerra, la pobreza, el hambre y las enfermedades. La corrupción pudre rápidamente su otrora noble núcleo, y muchos de sus líderes caen en la villanía. Los tiempos de seguridad, paz y protección han sido tan fugaces como la vida de una efímera.

Y, sin embargo, Dios le prometió al profeta Daniel que en un día glorioso una “piedra cortada no por manos humanas” irrumpiría de los cielos y destruiría la estatua del gobierno mundial gentil, y el reino de Su Hijo llenaría toda la tierra. Este Reino será gobernado por un Monarca perfecto y divino, sus administradores serán los santos resucitados en sus cuerpos glorificados y sin pecado, y su población inicialmente serán todos creyentes que serán enseñados a los pies de su Rey.

El reino de paz, rectitud y justicia de Cristo será establecido. Pero primero, antes de que podamos entrar en esa era largamente anhelada, el Rey Jesús debe regresar y destruir el fracaso que es un gobierno humano defectuoso. Y, con esa esperanza gozosa apenas en el horizonte, sólo podemos exclamar: “¡Maranata! ¡Ven, Señor Jesús!”.

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Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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The Statue and the Stone

miércoles, 8 de febrero de 2023

El Clima Extremo en la Profecía Bíblica

Por Dr. Nathan E. Jones

Según Génesis 1, todo lo que Dios hizo en el principio era originalmente perfecto. El pecado del hombre corrompió todo, por lo que Dios puso una maldición sobre el mundo (Génesis 3). Cuando Cristo regrese, todo será restaurado, porque entonces la creación misma también será liberada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios” (Romanos 8:21).

Los cristianos han estado esperando durante mucho tiempo ese glorioso día, cuando Jesucristo restaure la naturaleza a su estado perfecto. Pero, mientras tanto, vivimos en un mundo donde la naturaleza ha sido arrojada a una gran agitación. Ese caos se demuestra por el clima extremo.

Los Usos de Dios para el Clima Extremo

Para llamar la atención del hombre, Dios a menudo usa señales en la naturaleza para subrayar eventos importantes. Por ejemplo, cuando Dios le dio a Moisés los Diez Mandamientos, el Monte Sinaí estaba cubierto de truenos y relámpagos, y una espesa nube” (Éxodo 19:16-18). Cuando Cristo fue crucificado, tres horas de oscuridad borraron la luz del día, y Jerusalén experimentó un gran terremoto (Mateo 27:45,51). Dios usó, y todavía usa, el clima extremo para señalar eventos significativos en la historia.

En otras ocasiones, Dios usa las señales de la naturaleza, como el clima extremo, como juicios correctivos para llamar a las naciones malvadas al arrepentimiento. Por ejemplo, Moisés advirtió a los israelitas que, si se volvían extremadamente malvados, las maldiciones relacionadas con el clima de Dios los “perseguirían y alcanzarían hasta que perecieran, seas destruido porque no atendieron a la voz del Señor su Dios” (Deuteronomio 28:18-30,45-46). Efectivamente, una vez que los israelitas se habían sumergido en el pecado, Dios les infligió juicios correctivos a través del clima extremo.

Del mismo modo, cuando el profeta Elías llamó al rey Acab y a Israel a arrepentirse, Acab se negó rotundamente; así que Dios envió una sequía que marchitó las cosechas durante más de tres largos años (1 Reyes 17-18).

En otra ocasión, cuando Israel se había vuelto letárgico en su relación con su Padre Celestial, Dios maldijo la tierra con un gran enjambre de langostas que rápidamente consumió todas las cosechas de Israel. Como Dios había deseado, los israelitas se arrepintieron (Joel 1-3).

Más tarde, cuando los judíos regresaron del cautiverio en Babilonia para reconstruir el Templo, dejaron de trabajar después de poner los cimientos. Dios esperó pacientemente durante 14 largos años, antes de diezmar sus cosechas con podredumbre de la raíz y moho, y enviar furiosas tormentas de granizo para cortar las plantas restantes. Una vez más, como Dios había deseado, el pueblo reconoció Su juicio, se arrepintió y comenzó a trabajar para terminar de reconstruir el Templo (Hageo 1-2).

¿Cómo sabemos la diferencia entre un desastre natural causado por un mundo caído, en lugar de uno enviado por Dios como un juicio correctivo? Tres puntos:

  1. El momento del evento en relación con el pecado de un pueblo, lugar o nación.
  2. La magnitud del evento, es decir, su capacidad para captar la atención de las personas y obligarlas a considerar una perspectiva eterna
  3. En las Escrituras, un profeta legítimo que declara en nombre de Dios, “esto sucederá para que se arrepientan”.

Por lo tanto, podemos saber la diferencia según el momento, la magnitud y una declaración bíblica con respecto a los desastres naturales.

Señalando el Regreso de Cristo

Algunos pueden estar pensando: “¡Ése es el Antiguo Testamento! ¿No estamos viviendo en la Era de la Gracia? Dios ya no usa señales de la naturaleza, ¿verdad?”. Bueno, no según Jesucristo.

En el Discurso del Monte de los Olivos (Mateo 24, Lucas 21, Marcos 13), Jesús proporcionó diez señales que apuntarían a Su pronto regreso. Agregó que las señales aumentarían en frecuencia e intensidad — como los dolores de parto de una mujer en labores de parto — cuanto más nos acerquemos a Su regreso (Mateo 24: 8).

Además del estallido de guerras, Jesús dijo, “habrá hambrunas, pestilencias y terremotos en varios lugares” (Mateo 24:7). Otras señales involucrarían “terror y grandes señales del cielo” (Lucas 21:11). Asimismo, habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra angustia de las naciones... porque las potencias de los cielos serán conmovidas” (Lucas 21:25-26).

Eventualmente, estas señales se volverán extremadamente violentas y frecuentes, y "entonces verán al Hijo del Hombre viniendo en una nube con poder y gran gloria”. Ofreciéndonos perspicacia y esperanza, Jesús dijo: “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención se acerca” (Lucas 21:27-28).

El apóstol Pablo confirmó que los cristianos están destinados a ser capaces de discernir las señales que apuntan al pronto regreso de Jesús para no ser tomados por sorpresa (1 Tes. 5:1-5).

El Clima Extremo de Hoy

¿Qué estamos presenciando que está sucediendo en todo el mundo hoy? Todo tipo de calamidades climáticas: huracanes fuera de control, números récord de tornados, terremotos crecientes, inundaciones devastadoras e incendios forestales destructivos. Estos desastres ocurren cada vez con más frecuencia y causan daños cada vez mayores con cada año que pasa. La naturaleza claramente se ha estado yendo de las manos, y está empeorando.


Video que muestra la destrucción causada por el terremoto que sacudió a Turquía y Siria, el 5 de febrero de 2023.

Los desastres no se limitan sólo a América del Norte. Por ejemplo, en los últimos años, Australia sufrió una grave sequía, incendios forestales históricos, años sucesivos de inundaciones récord y seis eventos masivos de blanqueamiento de corales que acompañaron el colapso en curso de la Gran Barrera de Coral.

Además del clima cada vez más destructivo, los terremotos también han plagado el mundo en los últimos años. El número anual de “grandes” terremotos casi se ha triplicado en la última década. Entre 2004 y 2014, 18 terremotos, con una magnitud de 8.0 o más, sacudieron las zonas de subducción en todo el mundo, un aumento del 265 por ciento sobre la tasa promedio del siglo anterior. Las principales agencias de noticias advierten que Estados Unidos podría estar atrasado para un “Grande”.

El Mundo se Equivoca

Lo interesante es cómo los científicos están interpretando los fenómenos meteorológicos naturales extremos. La explicación consistente para los desastres naturales es el “calentamiento global provocado por el hombre” o, más recientemente, el “cambio climático”. El punto clave es que, independientemente de la interpretación del mundo secular, hay acuerdo en que los desastres naturales están aumentando en frecuencia e intensidad. Todo suena bastante bíblico, ¿no?

Así que, el mundo reconoce que los desastres naturales están aumentando en frecuencia e intensidad, pero culpa a los problemas de contaminación de la humanidad. Sin embargo, los cristianos saben mejor. Sabemos que sólo Dios está en control del clima y no la humanidad.

Recuerde que Dios no desea que ninguno perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9). Por lo tanto, Dios siempre advierte antes de ejecutar Su ira. Y, durante miles de años, Dios ha elegido el clima climático y catastrófico para llamar nuestra atención. ¿Por qué? ¡Porque Dios controla el clima!

La Biblia contiene al menos 47 versículos diferentes que declaran que Dios está en control del clima. Estos son algunos ejemplos:

  • ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?” (Mt. 8:26-27).
  • El fuego y el granizo, la nieve y el vapor, el viento de tempestad que ejecuta su palabra” (Salmos 148:8).
  • No se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos” (Hechos 14:17).
  • Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol” (Ap. 7:1).

Así que, una y otra y otra vez, la Biblia dice que Dios está en control del clima. Dios es soberano, y nada sucede que Él no permita, ya sea en Su voluntad perfecta o en Su voluntad permisiva. Ésa es la razón por la que la Biblia atribuye todos los desastres naturales a Dios.

Las tendencias contaminantes de la humanidad pueden contribuir a las calamidades, pero Dios controla el clima. El hecho de que los desastres naturales afecten a la humanidad se debe a la maldición sobre el mundo. Pero Dios todavía utiliza el clima anormal para despertar a las personas a sus pecados y la necesidad de un Salvador.

Los Juicios de la Tribulación

El clímax final de todas estas señales climáticas ocurre durante la Tribulación. Las señales de la naturaleza que estamos presenciando hoy, junto con las señales sociales, políticas, tecnológicas, económicas y otras señales de los tiempos del fin, aumentarán en frecuencia e intensidad antes del Rapto de la Iglesia. Entonces Dios desatará Su ira durante un período de juicio de siete años, llamado la Tribulación.

A pesar de lo malo que el clima se ha puesto hoy, nada se compara con los desastres predichos en el libro de Apocalipsis. Al leer Apocalipsis, uno se maravillará de cómo los juicios de Dios relacionados con el clima devastarán al mundo, porque Dios derramará Su ira sobre su gente corrupta, durante la era más horrible que el mundo jamás haya soportado (Mateo 24:21).

Nuestro Dios es muy misericordioso. Él nos está enviando pacientemente una llamada de atención de desastre natural tras otra, porque Él nunca derrama Su ira sin previo aviso.

La Respuesta que Dios Quiere

La Palabra de Dios deja muy claro que, cuando Él envía disciplina, el propósito principal nunca es castigar. En cambio, el propósito principal es llamar a la humanidad descarriada al arrepentimiento, para que podamos ser salvos. Así es como el profeta Isaías lo expresó: “Porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia” (Isaías 26:9b).

¿Cómo quiere Dios que respondamos a estas señales de los tiempos del fin, particularmente a la señal de la naturaleza en lo que se refiere al clima extremo?

Primero, cada uno de nosotros necesita arrepentirse individualmente por su propia rebelión y egoísmo. Dios está llamando a cada persona a arrepentirse. Por lo tanto, responda con fe y arrepentimiento al rendirse al Señor. Lea la Biblia para que podamos discernir.

Segundo, necesitamos arrepentirnos como nación por eliminar a Dios de nuestra sociedad; por la idólatra egolatría; por nuestros 63 millones de asesinatos en el vientre; por nuestra obsesión con la promiscuidad sexual; por nuestra fascinación por el ocultismo; y por nuestra falta de apoyo al derecho de Israel a existir; entre una plétora de otros pecados. Cada nación necesita vivir la afirmación de “en Dios confiamos”, porque esa es la única manera de recibir la misericordia de Dios.

Una vez que el Rey Jesús finalmente regrese, la maldición sobre esta tierra será levantada y estos desastres naturales dejarán de persistir. Hasta ese glorioso día, podemos vivir por esta esperanza: La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz” (Romanos 13:12-14).

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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miércoles, 25 de agosto de 2021

10 Razones por las que Existe la Profecía Bíblica

El Plan de Dios para las Edades

Por Nathan E. Jones


¿Sabía que un enorme 31% de la Biblia es Dios revelando cómo se desarrollarán los eventos antes de que sucedan? ¡Nuestro Padre Celestial desea que Sus hijos sepan lo que depara el futuro!

La Palabra profética de Dios nos ha emocionado aquí en el Ministerio Cordero y León durante más de 40 años. Y ese entusiasmo nunca disminuirá en los años venideros, porque las Buenas Nuevas y el mensaje lleno de esperanza sobre el regreso de nuestro Salvador es lo que energiza nuestra pasión por evangelizar.

¡Queremos que usted también se revitalice con esa misma pasión! Y por eso, llamé a mi compañero maestro de profecía bíblica, Todd Hampson del podcast Prophecy Pros, y armamos una lista para compartir algunas de las razones por las que creemos que la profecía bíblica existe. (Existen muchas más razones, así que siéntase libre de agregar a la lista).

Todd Hampson

1. Muestra que Dios Dice la Verdad

La profecía bíblica nos ha sido dad para mostrar que Dios es Dios. ¡Él es el Jefe! Él es el que está a cargo. Él existe fuera del tiempo. Él lo sabe todo. Y así, cualquier cosa que Dios diga, puede tomarlo como la verdad. Es por eso que la primera razón por la que la profecía bíblica nos ha sido dada es para que podamos vivir de acuerdo con esa verdad.

2. Prueba que la Biblia es la Palabra de Dios

La segunda razón por la que Dios nos ha dado la profecía bíblica es para probar que la Biblia es la Palabra de Dios. El hecho es que la Biblia es el único libro jamás escrito que contiene profecías genuinas y cumplidas. ¡Estas profecías se cumplieron a la perfección! La profecía bíblica cumplida demuestra que la Biblia es verdaderamente la Palabra de Dios y, por lo tanto, podemos poner nuestra fe y confianza en ella y en su Autor.

3. Muestra que Dios Tiene el Control

Una tercera razón es mostrarnos que Dios tiene el control total. Él es soberano. Eso puede sonar como una gran palabra teológica, pero soberano significa que, en última instancia, Dios tiene el control de cada detalle. La profecía bíblica muestra ese hecho como ninguna otra cosa.

4. Demuestra el Amor de Dios

La cuarta razón por la que Dios nos da la profecía bíblica es para demostrar que Dios nos ama y que tiene un plan para nuestras vidas. No estamos simplemente flotando en un gran orbe giratorio en el espacio exterior sin propósito ni significado, como afirman los ateos. Dios ha creado un propósito para cada persona que ha creado porque ama a Sus hijos. Dios también ha planeado un destino para los fieles. Quiere que vivamos con Él en el Cielo y en la Tierra Nueva para siempre. Por eso, Él nos da la profecía para mostrar cómo la historia del mundo terminará con los fieles viviendo para siempre con nuestro amoroso Padre Celestial en el Estado Eterno.

5. Describe el Plan de Dios

La quinta razón tiene que ver con cómo los escépticos de la profecía bíblica malinterpretan sus profecías como demasiado generales, demasiado vagas o demasiado grandes. Pero, si miras más de cerca, Dios proporciona muchos detalles específicos sobre Su plan para las edades. Este plan muestra cómo Dios está trabajando para que la humanidad vuelva a tener una relación correcta con Él para que un día vivamos en un tiempo bendito de paz, justicia y comunión con nuestro Creador. La profecía bíblica puede ser muy específica y muy útil, porque Dios explica cómo se desarrollará Su plan a través de Su Palabra profética.

6. Demuestra el Poder de Dios

La sexta razón gira en torno a la característica de Dios de ser poderoso. El hecho de que Dios el Padre entregó a Su único Hijo para morir por el castigo de nuestros pecados, para que aquellos que ponen su fe en Jesús puedan ser redimidos, es verdaderamente digno de alabanza. La promesa de que Jesucristo regresará un día con poder y poder para derrotar victoriosamente a Satanás y sus secuaces y establecer Su reino debería hacer que te levantes y grites: "¡Aleluya!" Sólo el Dios Todopoderoso es digno de nuestra alabanza y adoración, y la profecía bíblica nos muestra por qué.

7. Prueba que Dios es Digno

La séptima razón por la que Dios nos dio la profecía bíblica es para demostrar cuán grande es Dios y cuán diminutos somos nosotros en comparación. Nadie es como Dios. Por lo tanto, sólo Él es digno de que vivamos nuestras vidas tratando de complacerlo a través de la obediencia y los actos de amor. Aunque Dios es mucho más grande que nosotros, todavía tiene un uso para nosotros, y es servirle y tener comunión con él. ¿Por qué deberíamos hacerlo? Porque sólo Él es digno de nuestra obediencia y alabanza. La profecía bíblica nos señala ese hecho.

8. Promete que el Mal será Castigado

El octavo punto excelente tiene que ver con cómo en esta tierra, el mal a menudo se sale con la suya con sus crímenes. Las personas malas cometen cosas malas, a menudo sin enfrentar nunca un castigo. Y, sin embargo, la profecía bíblica promete que se acerca una justicia rápida. El mal en este mundo tiene un final. Mientras esperamos pacientemente ese día glorioso, Dios misericordiosamente está proporcionando a la humanidad este breve respiro para 1) regresar a Él en arrepentimiento, y 2) aferrarse a Su generosa oferta de tener una relación correcta con Él. La profecía bíblica traza la línea de tiempo para ese día de justicia largamente deseado.

9. Nos Prepara para Estar Bien con Él

La novena razón (y es una razón hermosa y una que amamos como locos) se refiere a cómo la profecía bíblica muestra la gracia de Dios. Nuestro Creador nos permite saber lo que va a suceder con anticipación para que podamos estar bien con Él. Si Dios quisiera, simplemente podría dejar caer el martillo sobre todos porque somos pecadores, y Él no lo es. Merecemos ser sentenciados al infierno por nuestra rebelión contra nuestro Creador y por violar Su ley moral. Pero, por la gracia de Dios y a través de Su amor, nuestro Padre Celestial nos deja saber de antemano lo que planea hacer. Sabemos exactamente qué juicios vienen, así como exactamente qué bendiciones vienen. Él nos concede el tiempo para prepararnos y estar bien con Él.

10. Nos Da Esperanza

La décima y última razón en esta lista (aunque hay muchas más razones por las que Dios nos ha dado la profecía bíblica) sería que ella está destinada a dar esperanza a los cristianos. El Señor quiere que entendamos cómo se desarrollará el futuro. Claro, hay valles en la vida que debemos atravesar, y se avecinan tiempos aterradores, como la Tribulación, que es difícil de digerir, pero la profecía está destinada a darnos la esperanza de que esta era perversa terminará. Jesús regresará como se prometió para arrebatar a Su Iglesia antes de que comience la Tribulación, luego derrotará al mal y finalmente instituirá Su reino de mil años de paz, rectitud y justicia. Ganamos esperanza sabiendo que el destino final del cristiano es vivir en paz con nuestro Creador para siempre en el Estado Eterno.

Entonces, la profecía bíblica está destinada a dar esperanza al creyente de que tenemos un gran futuro por delante. Pero, la profecía bíblica también está destinada a servir como una advertencia a los incrédulos sobre el destino eterno que enfrentan en el Lago de Fuego. Por eso, la Biblia nos llama a todos a arrepentirnos y aceptar a Jesucristo y Su sacrificio amoroso para que podamos reconciliarnos con Dios y compartir esa esperanza eterna.

Probablemente esté de acuerdo en que la gente necesita esperanza ahora más que nunca. Hay tanta locura en el mundo. La gente debe dejar de poner su esperanza en las cosas de esta tierra, ya sean políticas o monetarias o lo que sea, que les han proporcionado una falsa y fugaz sensación de comodidad y estabilidad. A medida que nos acercamos rápidamente a la gloriosa aparición de nuestro gran Dios y Salvador, no hay otro momento en la historia más urgente para llamar a las personas a poner su fe y esperanza sólo en Dios.

Dios es perfecto. Sus promesas son verdaderas. La profecía bíblica nos asegura que Dios sabe lo que está haciendo con nuestras vidas y en este mundo que pronto pasa. Podemos tener una esperanza segura en ese hecho.

Si no conoce a Jesucristo, entonces hoy es el día para aceptarlo como su Salvador y hacerlo Señor de su vida, y así reclamar esa bendita esperanza. Si ya conoce a Jesús como su Salvador, continúe creciendo en su relación con Él, exhibiendo una vida santa y practicando el evangelismo. Empiece por abrir su Biblia. Y, como esperamos que acaba de aprender, no se salte las partes proféticas.

Nathan Jones se desempeña como Evangelista de Internet para el Ministerio Cordero y León. Él enseña y habla en conferencias, iglesias, podcasts de radio e Internet, compartiendo las buenas nuevas del pronto regreso de Jesús. Nathan también es autor de muchos artículos y dos libros destacados, "12 Viajes de Fe de los Profetas Menores" y "Los Poderosos Ángeles del Apocalipsis".


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

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martes, 30 de junio de 2020

¿Actos de la Naturaleza o Armas Nucleares?

Una Señal Cuestionable




¿Cómo sabemos que los tiempos del fin están sobre nosotros y que Jesucristo regresará pronto? Una de las formas más seguras en que podemos saberlo es a través de las señales de la naturaleza de los tiempos del fin. Pero, ¿hay profecías, que al principio suenan como desastres naturales, pero que en realidad son cataclismos hechos por el hombre? ¿Podrían estos llamados desastres naturales caer realmente en la categoría de Señales de la Tecnología en lugar de en Señales de la Naturaleza?

Uno de los muchos cataclismos interpretados como un acto de la naturaleza que debería ser asignado a la tecnología implica la inevitable liberación del arsenal nuclear del mundo. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento describen la destrucción de gran parte del mundo por una serie de cataclismos que suenan más nucleares que naturales.

Escrituras Nucleares

Por ejemplo, tanto en Isaías 17:1-14 como en Jeremías 49:23-27, se profetiza que Damasco será totalmente destruida en los tiempos del fin. Isaías lo expresa de esta manera: “Al tiempo de la tarde, he aquí la turbación, pero antes de la mañana el enemigo [Damasco] ya no existe. Esta es la parte de los que nos aplastan [a Israel]…” (Isaías 17:14). Por lo tanto, una de las ciudades más antiguas de nuestro planeta será destruida repentinamente en una sola noche. ¿Cómo destruyes una ciudad entera en sólo una noche? Israel tendrá que usar una bomba nuclear.

En el Evangelio de Lucas, se cita a Jesús diciendo que, en los tiempos del fin, los hombres estarán “desfalleciendo por el temor” a “la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas”. En otras palabras, los horrores de la Tribulación causarán ataques cardíacos. Y el horror particular retratado — la conmoción de las potencias del cielo — suena como la división del átomo.  

En el sexto capítulo del libro de Apocalipsis, al apóstol Juan se le dio esta visión: “Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar” (Apocalipsis 6:14). El pasaje continúa diciendo que la gente se esconderá “en las cuevas y entre las peñas de los montes” (versículo 15).

Este Juicio del Sexto Sello asombrosamente describe cómo se ve una explosión nuclear, y cómo la gente se esconderá en cuevas para escapar de toda la destrucción y radiación que estas bombas harán caer sobre ellos. 

La descripción de Juan de los Juicios de las Trompetas suena como si los Juicios de los Sellos se transformaran de una guerra tradicional a una guerra nuclear total: “El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde” (Apocalipsis 8:7).


Como se puede ver en estos ejemplos, muchos de los juicios de Dios durante la Tribulación suenan como el intento de un hombre del primer siglo para describir un holocausto nuclear. Mucha gente cree que las dos bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial han sido las únicas armas atómicas jamás explotadas. Es cierto que son las únicas que se han usado en la guerra hasta la fecha. Pero, en los últimos 70 años, más de 2,500 ojivas nucleares han sido detonadas en pruebas. Nueve países han almacenado un estimado de 15,000 armas nucleares, con 1,800 siempre en alerta y preparadas para su lanzamiento inmediato.

El hecho de que el mundo no se haya aniquilado a sí mismo en un holocausto nuclear demuestra que la mano restrictiva de Dios está manteniendo a raya las peores inclinaciones destructivas de la humanidad. Pero, ese tiempo terminará cuando, en el Rapto de la Iglesia, se levante la influencia restrictiva de Dios. El resultado será que, durante los primeros tres años después de que comience la Tribulación, la mitad de la población del mundo perecerá.

Un holocausto nuclear está a punto de ser desatado sobre este mundo, y un día pronto. Mientras tanto, el mundo duerme felizmente, sin darse cuenta de la constante amenaza de la auto-aniquilación nuclear. 

Reconociendo los Tiempos

Las señales de los tiempos del fin de la naturaleza y la tecnología son simplemente dos de las muchas categorías de señales que apuntan al hecho de que Jesucristo regresará pronto. Sabiendo que este maravilloso regreso del Rey es inminente, ¿cómo debemos aplicar esta verdad a nuestras propias vidas?

Primero, consuélese sabiendo que Dios lo tiene todo bajo control — que tiene un plan majestuoso y que los hijos de Dios juegan un papel vital en ese plan. La vida, por lo tanto, no es carente de sentido, sino que tiene un propósito. Los cristianos estamos llamados a servir a Dios en estos tiempos oscuros, así que sírvale con sus todos sus talentos únicos, dones, tiempo, dinero y experiencia. 

Para aquellos de ustedes que aún no han aceptado a Jesucristo como su Salvador, pero que ahora reconocen que estamos viviendo en los tiempos del fin, esa comprensión debería actuar como un reloj despertador sonando para despertarlos al hecho de que al mundo no le queda mucho tiempo. La convergencia de todas las señales del tiempo del fin claramente indica que todos estamos viviendo en tiempo prestado. 

Por lo tanto, abrace el hecho de que Dios amó tanto al mundo de que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él crea no se perezca, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16). ¡No pase otro momento sin haber aceptado a Jesucristo como su Salvador personal!


Artículo recomendado:

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

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