miércoles, 7 de diciembre de 2022

Libro: Islam y Cristianismo – Capítulo 1 (parte 3 de 5)

 La Naturaleza del Islam

Por Dr. David R. Reagan

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La Naturaleza Intolerante y Militante del Islam

Uno de los temas más controvertidos con respecto al islam se refiere a si es o no una religión militante. Los musulmanes en Occidente argumentan que es amante de la paz. Los occidentales que lo han experimentado en el mundo musulmán argumentan que es intrínsecamente intolerante y militante.

El Corán mismo predica la intolerancia hacia otras religiones. Sura 5 contiene la siguiente orden:

No toméis a judíos y cristianos por amigos . .  . El que entre vosotros los tome por amigos es uno de ellos. . . No escojáis por guardianes tales a aquellos que recibieron la Escritura antes que vosotros [judíos y cristianos] .   .  .  Pero mantengan su deber para con Alá .  .  .  (versículos 51 y 57, Pickthall).

La intolerancia extrema es ordenada en Sura 5:33 —

De hecho, el castigo para aquellos que hacen la guerra contra Alá y Su Mensajero y se esfuerzan en la tierra [para causar] corrupción no es más que sean asesinados o crucificados o que sus manos y pies sean cortados de lados opuestos o que sean exiliados de la tierra (Sahih). 

El Corán también expresa una actitud intolerante hacia cualquier persona que decida rechazar la fe islámica o convertirse a otra religión. Tales personas deben ser ejecutadas (Sura 9:12). En el Hadiz (la tradición oral de los dichos de Mahoma) hay esta cita: “Quien cambie de religión, mátalo” (Hadiz 9:57). Estos mandatos se practican en todos los países fundamentalistas islámicos hoy en día.

Con respecto a la militancia, el Corán la aprueba y la ordena:

Se os ha prescrito combatir, aunque os sea odioso, pero puede que os disguste algo que sea un bien para vosotros y que améis algo que es un mal. Alá sabe y vosotros no sabéis (Sura 2:216; Sahih)

Luchen y maten a los paganos dondequiera que los encuentren, y captúrenlos, sítienlos y acéchenlos en cada estratagema de guerra (Sura 9: 5, Ali).  

Combatid en el camino de Alá. . . y matadlos [a los incrédulos] dondequiera que los encuentren y expulsadlos. . . y luchen contra ellos hasta que  no haya más oposición,  y la religión debe ser sólo para Alá (Sura 2:190-193, Shakir).

Mahoma es citado en el Hadiz diciendo: “La espada es la llave del cielo y del infierno. Una gota de sangre por la causa de Alá — una noche pasada en armas [guerra] — vale más que dos meses de ayuno y oración.   Cualquiera que caiga en batalla, sus pecados le son perdonados, y en el día del juicio, sus miembros serán suplidos por las alas de ángeles y querubines”. 

Propaganda Musulmana

Los musulmanes que viven en las democracias occidentales tratan de defender su religión citando la Sura 2:256 que dice: “No hay compulsión en la religión” (Shakir). 

Al evaluar este versículo tan solitario en el Corán, primero debe tener en cuenta que   fue escrito antes de que Mahoma fuera rechazado por judíos, cristianos y sus compañeros árabes, antes de que huyera a Medina y comenzara a responder con odio a todos sus detractores. Pero aún más importante es el hecho de que los propios maestros islámicos argumentan que este versículo fue abrogado más tarde, ya sea por las palabras o acciones de Mahoma. 

Algunos argumentan que el versículo fue abrogado por las órdenes posteriores de Mahoma para que sus tropas lucharan hasta que los incrédulos se vieran obligados a rendirse al islam. 

Otros argumentan que fue abrogado por Sura 9:73 que dice: “¡Oh Profeta! Lucha contra los incrédulos y los hipócritas. Sé duro con ellos” (Pickthall).

Un tercer grupo argumenta que las palabras del versículo no significan lo que parecen decir. Argumentan que las palabras significan que la religión no puede usarse para obligar a alguien a hacer algo malo, pero obligar a las personas a aceptar la verdad de Alá es un deber religioso. 

Un cuarto grupo de clérigos islámicos acepta que las palabras significan lo que dicen, pero argumentan que eran parte de la estrategia de Alá para promover el islam. Mientras los musulmanes eran débiles, Alá habló a través de Mahoma y les dijo que toleraran a los infieles. Pero cuando los musulmanes se hicieron fuertes, Alá les ordenó que dejaran de ser tolerantes y atacaran y sometieran a los infieles.

La conclusión es que, independientemente de la explicación, el resultado es el mismo: el versículo ha sido abrogado y los infieles deben abrazar el islam o enfrentar la muerte. 

La Defensa Musulmana

Los musulmanes a veces responden señalando la intolerancia y la violencia que han caracterizado tanto a judíos como a cristianos en ciertos momentos de sus historias.  Señalan la matanza de los cananeos cuando los judíos tomaron la Tierra Prometida bajo el liderazgo de Josué.  Y, por supuesto, apuntan a las Cruzadas cristianas en la Edad Media. Usando estos ejemplos, acusan a judíos y cristianos de ser hipócritas al atacar la intolerancia y la violencia del islam hoy.

Con respecto a los judíos, este argumento ignora el hecho de que Dios los usó como un instrumento de Su juicio contra las tribus que vivían en Canaán, tal como más tarde usó a los asirios y caldeos para juzgar a los judíos. Dios nunca les dijo a los judíos que conquistaran el mundo para Él.

También proporcionó al pueblo judío instrucciones precisas sobre cómo debían tratar a los extranjeros que pudieran desear vivir entre ellos. Debían ser tratados con dignidad y debían ser provistos de justicia (Levítico 19:33 y Deuteronomio 27:19).  Aún más, a los judíos se les ordenó amar a su prójimo como se amaban a sí mismos (Levítico 19:18). 

Con respecto a las Cruzadas cristianas, fueron una   aberración en la historia cristiana basada en la doctrina católica pervertida y no en ningún mandato bíblico. En contraste, la intolerancia y la violencia que han caracterizado al islam a lo largo de su historia están firmemente arraigadas en el Corán.

Qué contraste tienen todos los espantosos mandamientos de Mahoma con las palabras amorosas de Jesús, quien les dijo a los cristianos: 

  • “Amen a sus enemigos y oren por los que les persiguen” (Mateo 5:44).
  • “A cualquiera que te golpea en la mejilla derecha, vuélvele también la otra” (Mateo 5:39).
  • “No juzguen, para que no sean juzgados” (Mateo 7:1).
  • “Así que, todo lo que quieran que hagan los hombres por ustedes, así también hagan por ellos” (Mateo 7:12).
  • “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39).
  • “Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado” (Juan 15:12).
  • “Nadie tiene mayor amor que este: que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13).

Qué contraste hay entre la admonición de Mahoma de conquistar para Alá con la espada, y la exhortación   de Jesús a salir en paz y apelar a los corazones de las personas a través de la predicación del Evangelio, confiando en el poder persuasivo del Espíritu Santo de Dios.

Lea la parte 1 aquí

Lea la parte 2 aquí

Lea la parte 4 aquí 

Lea la parte final aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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lunes, 5 de diciembre de 2022

Video: Señales Proféticas del Tiempo del Fin (parte 1 de 2)

 

En esta primera parte de este programa, hablé del concepto de una señal profética; por qué a Daniel se le dice que cierre las palabras proféticas de su libro y por qué a Juan se le dice que no las selle; cuáles son las 6 categorías en las que podemos organizar estas señales y a qué apuntan; entre otros aspectos.

La anfitriona es Graciela Umpierre, anfitriona del canal “Profecías, Misterios y Otras Cosas”.

Los invito a suscribirse al canal y activar las notificaciones, para que puedan recibir las alertas cada que vez se publique un nuevo video. También, los animo a compartir estos videos con sus contactos.

Vea la parte 2 aquí 

viernes, 2 de diciembre de 2022

Entrevista: La Iglesia Perseguida

En esta emotiva y reveladora entrevista, el Pr. Marcos Andrés Nehoda, quien es un buen amigo y compañero de ministerio desde hace varios años, habló acerca de un tema que es ignorado por la gran mayoría de las iglesias en Occidente: la persecución que los creyentes en Jesús sufren en diversas partes del mundo.

La conductora de la entrevista fue Graciela Umpierre, anfitriona del canal “Profecías, Misterios y Otras Cosas”.   

Espero que esta entrevista nos ayude a ser más conscientes de las tribulaciones que muchos de nuestros hermanos en la fe están atravesando por su amor a nuestro Salvador, Jesús. ¡Qué podamos ser la voz de aquellos que no la tienen! E incluyámoslos siempre en nuestras oraciones.  

Los animo a suscribirse al canal y activar las notificaciones, para que puedan recibir las alertas cada que se publique un nuevo video.

jueves, 1 de diciembre de 2022

El Reino Venidero – Parte 27

 Por Dr. Andy Woods

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Comenzamos a escudriñar los textos del Nuevo Testamento que los teólogos del “reino ahora” emplean en su intento de argumentar que el reino es una realidad presente. El propósito de este examen es mostrar que ninguno de estos pasajes, cuando se entiende correctamente, enseña una forma presente y espiritual del reino. En el artículo del mes pasado, comenzamos a examinar los textos típicos del Libro de los Hechos utilizados por los teólogos del “reino ahora”.

¿Está Jesús Reinando Actualmente en el Trono de David?

Tal vez la razón principal presentada por los teólogos del "reino ahora", en su intento de equiparar la obra presente de Dios en la iglesia, con la manifestación espiritual actual del reino mesiánico, es que, después de Su Ascensión, Cristo supuestamente tomó Su asiento en el Trono de David en el cielo. Desde esta posición real, Él ahora orquesta el reino mesiánico espiritual a través de la iglesia. Como veremos, los teólogos del reino ahora" construyen gran parte de su caso a partir de Hechos 2. Sin embargo, en general, es mucho mejor rechazar la noción de que el Reino Davídico está presente en cualquier sentido hoy, y en su lugar mantener que el Reino Davídico no será inaugurado hasta la era milenaria. Existen al menos seis razones en apoyo de esta conclusión.

Primera, en el último artículo, notamos que el Antiguo Testamento describe consistentemente el Trono Davídico en términos terrestres en lugar de celestiales. Segunda, debido a esta representación bíblica del Trono Davídico, observamos que argumentar que el Trono Davídico se está manifestando ahora en esta era desde el cielo es colocar bajo coacción antinatural las nociones de progreso de la revelación y hermenéutica literal o normal, gramatical e histórica. La revelación progresiva es la idea de que, aunque la Escritura posterior puede aclarar, explicar o especificar lo que la Escritura anterior ha dicho, la última Escritura nunca puede cambiar la promesa original. En el último artículo, notamos cómo tanto los amilenialistas como los premilenaristas históricos, al abrazar una interpretación presente y celestial del Trono y el Reino Davídicos, se apartan de una comprensión normal de la revelación progresiva. Sin embargo, no son los únicos.

Los dispensacionalistas progresivos son aquellos que sostienen que el Reino Davídico está presente en forma espiritual. Mientras todavía se aferran a un reinado terrenal futuro o “todavía no” de Cristo después de la Segunda Venida de Cristo, los dispensacionalistas progresivos todavía sostienen que el Reino Davídico “ya” está aquí en forma espiritual. Por lo tanto, también afirman que Jesús ahora reina desde el Trono de David en el cielo sobre la iglesia. Argumentan que “el trono davídico y el trono celestial de Jesús a la diestra del Padre son uno y el mismo”.[1] Sin embargo, sólo es posible transferir el Trono de David de la tierra al cielo en el sistema dispensacional progresista si uno adopta a priori una nueva metodología hermenéutica conocida como “hermenéutica complementaria”. Este enfoque interpretativo novedoso permite meras “alusiones cruciales vinculantes” o “descripciones pictóricas” de Jesús como el heredero del Trono de David para expandir la promesa terrestre original del Trono Davídico para que ahora abarque una forma espiritual actual del Reino Davídico con Jesús actualmente gobernando desde un Trono Davídico celestial.[2] Así es como los dispensacionalistas progresivos definen la “hermenéutica complementaria”: “El Nuevo Testamento introduce cambios y avances; no se limita a repetir la revelación del Antiguo Testamento. Sin embargo, al hacer adiciones complementarias, no descarta las promesas del Antiguo Testamento. La mejora no se realiza a expensas de la promesa original”.[3]

Lightner explica por qué la hermenéutica complementaria no es lo mismo que la revelación progresiva.

La “hermenéutica complementaria” no debe confundirse con la doctrina histórica ortodoxa de la revelación progresiva. La última verdad significa que Dios reveló Su verdad gradualmente, a veces durante un largo período de tiempo. Sin embargo, lo que se reveló más tarde nunca cambió la revelación original. El significado y los destinatarios de la promesa original siempre son los mismos.[4]

En otras palabras, debido a que los dispensacionalistas progresivos creen que el Nuevo Testamento en realidad da un nuevo significado a un pasaje del Antiguo Testamento en lugar de simplemente amplificar o aclarar lo que se declaró originalmente allí, la hermenéutica complementaria no puede categorizarse adecuadamente como revelación progresiva. Sólo aceptando la presuposición de la “hermenéutica complementaria” (que el Nuevo Testamento basado en meras alusiones a Jesús como el heredero davídico en Su sesión presente agrega significado o cambia la promesa original), y, en el proceso, rechazando una visión adecuada de la revelación progresiva, es una teología del “reino davídico ahora”, incluso remotamente posible.

Además, uno se pregunta qué estragos podrían causarse en otras doctrinas bíblicas si se aplicara consistentemente la hermenéutica complementaria. Charles Ryrie pregunta si la hermenéutica del dispensacionalismo progresivo, cuando se aplica consistentemente, podría algún día usarse para defender el postribulacionalismo, que es la noción de que el rapto de la iglesia tendrá lugar al final del futuro período de Tribulación. Después de todo, si las alusiones davídicas de Hechos 2 se pueden usar para extender el Pacto Davídico a la Era de la Iglesia, entonces ¿por qué no se puede usar la alusión al templo de Apocalipsis 11:1–2 de manera similar para extender la iglesia, que el Nuevo Testamento consistentemente retrata como un templo, al período de la Tribulación?[5]

La autenticidad de las interpretaciones del Nuevo Testamento debe juzgarse por su armonía y congruencia con la revelación previa. Determinar qué es verdad por su conformidad con la revelación previa es un principio que se enseña a lo largo de las Escrituras (Dt. 13:1–5; Hechos 17:11; Gá. 1:6–9; 1 Tes. 5:21; 1 Co. 14:29; 1 Juan 4:1; Ap.2:2). Debido a que la metodología interpretativa estándar del dispensacionalismo progresivo cambia la promesa original, al colocar a Jesús en el trono de David en el cielo en el presente, basado en meras alusiones a Él como heredero davídico, a pesar de la naturaleza terrestre de la promesa original, el sistema y la teología del dispensacionalismo progresivo son sospechosos. Por lo tanto, sólo a través de una desviación de la revelación progresiva se puede sostener cualquier sistema teológico que involucre un reinado celestial presente de Cristo desde el trono de David.

En tercer lugar, ningún versículo o pasaje del Nuevo Testamento pone claramente a Cristo en el trono de David en la era presente. No existe un pasaje único e irrefutable del Nuevo Testamento que respalde la doctrina de que Jesús reina actualmente en el trono de David. El Nuevo Testamento simplemente describe la posición actual de Cristo como un regreso a la gloria pre-encarnada que experimentó con el Padre desde la eternidad pasada (Juan 13:3; 17:5; Hechos 3:13). El hecho de que Cristo esté experimentando actualmente esta gloria como el último heredero del Trono de David no significa necesariamente que Su Reino Davídico haya sido inaugurado.

Un paralelo interesante se encuentra en la carrera de David. Transcurrió un período intermedio entre la unción de David como rey (1 S. 16) y su entronización real (2 S. 2; 5). Durante este período intermedio, Saúl todavía reinaba como rey. La gente se vio obligada a elegir entre caminar por la vista y seguir a Saúl, o caminar por fe y seguir a David. Hicieron lo último confiando en la promesa de Dios de que el ungido David reinaría un día después de que Saúl fuera depuesto. Existe un período intermedio similar entre la unción de Cristo como heredero davídico y Su disfrute de la gloria a la diestra del Padre (Hechos 2: 33–35) y cuando realmente gobernará en el Trono de David durante el Milenio (Mt. 25:31; Ap. 20:1–10).[6] Durante este período interino actual, una entidad parecida a Saúl, Satanás, está reinando como rey (Lucas 4:5–8; Juan 12:31; 2 Co. 4:4; Ef. 2:2; 1 Juan 5:19). Por lo tanto, la gente de hoy se ve obligada de manera similar a elegir caminar por la vista y seguir a Satanás, o caminar por la fe y seguir a un individuo parecido a David, Cristo. Hacen esto último confiando en la promesa de Dios de que el Cristo ungido reinará un día después de que Satanás haya sido depuesto.

Además, en lugar de describir la posición actual de Cristo reinando en el Trono de David, el Nuevo Testamento simplemente describe la posición actual de Cristo como si estuviera a la diestra del Padre (Hechos 7:55–56; Ro. 8:34; Col. 3:1; He.1:3; 8:1; 10:12; 12:2; 1 P. 3:22). Otros pasajes indican que Cristo fue arrebatado al trono de Dios después de Su ascensión (Ap. 12:5), pero el Nuevo Testamento nunca llama al trono celestial de Dios el Trono de David. De hecho, 60 años después de Su ascensión, Cristo hizo una clara distinción en Apocalipsis 3:21 entre Su posición actual en el trono celestial de Su Padre y Su futuro Trono Davídico terrestre. En Apocalipsis 3:21, Jesús dice: “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”. Con respecto a este versículo, Malcolm Couch hace la siguiente observación: “Cristo está diciendo aquí que, aquellos que sean espiritualmente victoriosos, serán recompensados (tiempo futuro de didōmi) al unirse a Él en Su reinado mesiánico terrenal, tal como Él venció (aoristo o tiempo pasado) y se sentó (aoristo o tiempo pasado) con Su Padre en Su trono”.[7] Al juntar todas las piezas, podemos suponer con seguridad que, en Apocalipsis 3:21, el trono de Cristo se refiere a Su futuro trono terrestre davídico, mientras que el trono del Padre se refiere al trono celestial de Dios (Sal. 110; Dn. 7).

Con frecuencia se apela a los primeros capítulos de Hechos para demostrar la actual entronización celestial de Cristo. Sin embargo, en Hechos 1:6–7, los discípulos le preguntaron al Señor si ahora iba a restaurar el reino a Israel. Tal restauración es una referencia al cumplimiento del Pacto Davídico. En el versículo 7, Cristo respondió: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”. De esta respuesta, Pentecost observa: “Este pasaje deja en claro que, si bien la forma pactada de la Teocracia no ha sido cancelada y sólo ha sido pospuesta, esta era presente definitivamente no es un desarrollo de la forma davídica del reino”.[8]

Continuará

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

El Dr. Andy Woods es oriundo de California, donde asistió a la universidad y obtuvo una licenciatura en Derecho. En 1998, cambió de rumbo y comenzó a hacer la transición del Derecho a la Teología, cuando decidió ingresar al seminario.

Finalmente obtuvo un Doctorado en Exposición Bíblica del Seminario Teológico de Dallas. Actualmente se desempeña como pastor en la Iglesia Bíblica de Sugar Land, en el área de Houston, mientras se desempeña como Presidente del Seminario Teológico Chafer, en Albuquerque, Nuevo México. Es un escritor prolífico y un conferenciante muy solicitado.

Visite el sitio web del Dr. Andy Woods:


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Notas Finales

[1] Darrell Bock, "Evidence from Acts," in The Coming Millennial Kingdom, ed. Donald Campbell and Jeffrey Townsend (Chicago: Moody, 1992), 194.

[2] Darrell Bock, "The Reign of the Lord Christ," in Dispensationalism, Israel, and the Church, ed. Craig Blaising and Darrell Bock (Grand Rapids: Zondervan, 1992), 49, 51.

[3] Craig Blaising and Darrell Bock, "Dispensationalism, Israel and the Church: Assessment and Dialogue," in Dispensationalism, Israel and the Church, ed. Craig Blaising and Darrell Bock (Grand Rapids: Zondervan, 1992), 392-93.

[4] Robert Lightner, Last Days Handbook (Nashville: Thomas Nelson, 1997), 210.

[5] Charles Ryrie, Dispensationalism (Chicago: Moody, 1995), 175.

[6] Alva J. McClain, The Greatness of the Kingdom (Grand Rapids: Zondervan, 1959), 440.

[7] Mal Couch, "Progressive Dispensationalism: Is Christ Now on the Throne of David? (Part I)," Conservative Theological Journal 2 (March 1998): 43.

[8] Dwight Pentecost, Thy Kingdom Come (Wheaton, IL: Victor Books, 1990), 269.

jueves, 24 de noviembre de 2022

Esperando a Nuestro Mesías (Parte 2 de 2)

Director y Evangelista Sénior 
Ministerio Cordero y León

En la Parte 1, nos maravillamos de cuán pocas personas esperaban la llegada del Mesías en Su Primera Venida. Ahora examinaremos el mismo escenario con la Segunda Venida de Cristo.

Si la anticipación de Su primera venida era tan escasa, ¿qué pasa hoy? Al igual que la sociedad en la antigua Judea, las personas todavía tienden a caer en una de varias categorías diferentes:

  1. Algunas personas literalmente no saben que Jesús vendrá de nuevo. O no lo conocen en absoluto, o nadie les ha dicho que Él viene.
  2. Otros afirman conocerlo, pero no viven como si Él hubiera tenido algún impacto en sus vidas. Manifiestan completa apatía acerca de Su regreso.
  3. Otros cristianos ostensiblemente fieles están convencidos de que Él no vendrá pronto, o al menos no de una manera gloriosa que cumplirá las profecías de Su venida literalmente. A menudo ignoran o temen la profecía bíblica, convencidos de que no tiene relevancia alguna para sus vidas diarias.
  4. Pero, para algunos de nosotros, la promesa de Su venida resuena en nuestros corazones e inspira nuestros días. Nos despertamos cada mañana con la esperanza de que Él venga ese mismo día. Tomamos la comunión fieles a la admonición de Pablo de que conmemoremos la muerte de Cristo “hasta que Él venga” (1 Corintios 11:26). Anhelamos que Jesús venga de nuevo incluso cuando buscamos servirle en esta vida.

El mundo incrédulo encaja claramente en la Categoría 1. Las personas que no conocen al Señor o lo han rechazado rotundamente no se dan cuenta de que Él vendrá pronto. Viven vidas despreocupadas, ajenas al hecho de que viven al borde de la eternidad y que la ira de Dios está sobre ellas (Juan 3:36). Viviendo en tinieblas espirituales, dicen, “paz y seguridad”, sin darse cuenta de que  “la destrucción vendrá sobre ellos repentinamente, como vienen los dolores de parto sobre la mujer que da a luz” (1 Tesalonicenses 5: 3). Como la mayoría de las personas que vivían en el tiempo de Noé, serán barridos cuando la ira de Dios sea derramada sobre el mundo.

Demasiados cristianos profesantes caen en la Categoría 2. Las encuestas realizadas por el Centro de Investigación Pew, el Grupo Barna, y otras organizaciones afiliadas a cristianos, han demostrado que muchos cristianos autodeclarados no se adhieren a los principios básicos de la fe. No creen en la Creación como se describe en la Biblia, el nacimiento virginal de Cristo, la muerte y resurrección literal de Jesús, o la promesa de Su regreso.

(¡Sorprendentemente, el 20% de los cristianos profesantes dicen que no creen en el Dios de la Biblia!)

Estamos siendo testigos de una gran apostasía de estos cristianos de conveniencia a medida que nuestra sociedad se vuelve cada vez más hostil a la fe cristiana genuina. Sin el capital social que se obtiene de la membresía de la iglesia, las listas han disminuido dramáticamente en muchas áreas urbanas. La deriva acelerada de los cristianos tibios hacia el secularismo explica por qué “Ninguna” es la categoría de afiliación religiosa de más rápido crecimiento en los Estados Unidos hoy en día.

En los últimos años, me he dado cuenta de que la mayoría de las iglesias encajan en la Categoría 3. Incluso las iglesias vibrantes llenas de seguidores sinceros de Jesucristo manifiestan una aversión a Su Palabra profética. Desdeñando a los extremistas, que han sembrado división, y a los fanáticos que trafican con lo sensacionalista y manipulan y citan erróneamente la Palabra de Dios, muchos pastores desconfían de cualquier presentación relacionada con la profecía bíblica.

Pero las señales de los tiempos son tan obvias, que los cristianos fieles se están pasando a la Categoría 4 — esperando ansiosamente al Mesías y hambrientos de enseñanza y predicación sobre la profecía bíblica.

Echando Nuestras Coronas

Cuando los magos vinieron de Oriente, trajeron regalos al infante rey judío. Las Escrituras dicen que le presentaron oro, incienso y mirra, ricos regalos adecuados para la realeza. Con el tiempo, la tradición oral imaginó a estos sabios como reyes, y asumieron que eran tres, porque ese era el número de sus regalos. Pero la Biblia no especifica ese detalle, y es poco probable que fueran gobernantes en el sentido clásico.

Lo que sí sabemos es que los sabios discernieron una señal en los cielos y emprendieron un largo y difícil viaje para ver al Mesías. La búsqueda de los magos para encontrar al Santo de Israel nos ofrece un modelo para nosotros — junto con su determinación de tener algo de valor para presentarle.

Abrí este artículo centrándome en Simeón y Ana, los únicos dos judíos registrados en los Evangelios que esperaban ansiosamente al Mesías, además de los padres de Jesús y Zacarías e Isabel. Incluso Juan saltó de alegría mientras aún estaba en el vientre de su madre en la presencia de su Señor no nacido.

Creemos que los sabios se enteraron de la venida del Mesías por las escrituras hebreas y por el testimonio de judíos fieles que vivían en el reino pagano de Babilonia. En ese sentido, tenían la misma Palabra profética que tenemos en el Antiguo Testamento — aunque tenemos el canon completo de las profecías del Antiguo y Nuevo Testamentos. Y, tenemos el don del Espíritu Santo morando en nosotros, iluminando la Palabra de Dios en nuestros corazones.

Entonces, ¿por qué no estamos tan decididos a estar atentos a las señales que el Señor está revelando a nuestro alrededor hoy? Las señales de los tiempos se multiplican ante nuestros ojos — y convergen como nunca antes. Pronto — tal vez muy pronto — Él irrumpirá desde el cielo. No tendremos que seguir “aquella estrella”, para encontrar Su humilde lugar de nacimiento; Él vendrá en gloria radiante para reinar sobre la tierra.

¿Alguna vez se ha preguntado qué le dará cuando lo vea por primera vez?

Esa es una pregunta que vale la pena reflexionar. La Escritura habla de varias coronas que se nos otorgarán en el cielo:

  • Una corona incorruptible (1 Corintios 9:24-25)
  • Una corona de júbilo o regocijo (1 Tes. 2:19)
  • Una corona de gloria (1 Pedro 5:4)
  • Una corona de vida (Ap. 2:10)

Pablo también dice que hay una corona de justicia guardada para todos los que han amado la venida de Jesús (2 Timoteo 4:8). Esa es una corona reservada sólo para aquellos que han estado ansiosos por ver al Mesías, como Simeón y Ana.

Siempre me he preguntado qué haría con una corona. Entonces, reflexionando sobre los dones de los magos y recurriendo a la Palabra profética de Dios, me di cuenta. Al igual que los ancianos descritos en Apocalipsis 4:10, echaremos nuestras coronas ante el trono del Cordero y diremos:

«Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque Tú creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas».

¡Oh, cómo quiero esas coronas! ¡No para mi propia gloria, o para darme lo que David Reagan describe como un dolor de cuello eterno! Cualquier gloria que experimente será un reflejo de la gloria que es Suya. La vida eterna que disfruto será gracias únicamente a Su muerte y resurrección.

Y la justicia manifestada en la corona que recibo me será acreditada por Su infinita justicia y santidad.

Incluso las coronas que me da le pertenecen. Quiero las cinco coronas para poder ponerlas como ofrenda a los pies de mi Señor y Salvador.

Pensando en el Futuro

Creo que algunos que lean esto no verán la muerte antes de que venga el Mesías del Señor (Lucas 2:26). ¿Está orando fervientemente para que Jesús rasgue los cielos y descienda? ¿Se despierta todos los días exclamando: “¡Maranata! ¡Ven pronto, Señor Jesús!”’

La “Luz de la revelación a los gentiles y la gloria del pueblo [de Dios] Israel”, ha llegado. Él vendrá de nuevo — no como un bebé humilde para ser envuelto en pañales, sino en poder y gloria.

La última estrofa de We Three Kings suena el coro expectante y triunfal de la Segunda Venida:

Glorioso, he aquí que se levanta;
Rey y Dios y sacrificio:
Aleluya, aleluya,
Suena en la tierra y los cielos.

Amén. ¡Ven Señor Jesús!


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article: Awaiting Our Messiah 

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