miércoles, 17 de mayo de 2017

La Pesadilla de Hitler (en pdf)

¿Podría suceder en Estados Unidos?


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Ahora quiero llamar su atención a otra importante voz profética que Dios ha llamado para advertir a nuestra nación — a saber, Erwin Lutzer, el pastor de La Iglesia Moody en Chicago, Illinois .

Él ha estado hablando con fuerza y valientemente durante varios años, sin temor de aquellos dedos que podría pisar.

Como ejemplos de lo que está diciendo a nuestra nación, me gustaría señalarle dos fuentes en particular. Una de ellas es un sermón suyo que puede encontrar en el sitio web de la iglesia. Se titula, “La Crisis Espiritual de Estados Unidos” (disponible sólo en inglés). La otra es un libro excepcional que fue publicado en 2010. Se titula, “Cuando una Nación se Olvida de Dios: 7 Lecciones que Debemos Aprender de la Alemania Nazi”.

La Curva Exponencial (en pdf)

¿Es una señal de que Jesús regresará pronto?


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¿Ha observado cómo casi todo en la vida parece estarse acelerando? El conocimiento ha explotado. Estamos viajando más rápido y más lejos que nunca antes. La comunicación instantánea y mundial se ha vuelto algo común. Y el poder a nuestra disposición es alucinante.

Una Señal de los Tiempos

La Biblia enseña que esta aceleración de la vida que estamos experimentando será una señal de los tiempos del fin — una señal que indicará el pronto regreso del Señor —.

Considere Daniel 12:4. En este versículo, el Señor le dice a Daniel que una de las señales de los tiempos del fin será una aceleración de los viajes y el conocimiento. Esto es lo que este verso dice en la paráfrasis de la Biblia Viviente: “Daniel, mantén esta profecía en secreto…Séllala, de modo que no será entendida hasta los tiempos del fin, cuando los viajes y la educación se incrementarán enormemente”.

El mismo concepto de la aceleración del tiempo del fin se halla en el Nuevo Testamento. Jesús habló acerca de él cuando habló con Sus discípulos acerca de las señales de los tiempos del fin que anunciarían Su regreso (Mateo 24:5 ss.). Él mencionó una gran variedad de señales — espirituales, de la naturaleza, de la sociedad y de la política mundial — y luego dijo que estas señales serían como “dolores de parto” (Mateo 24:8).

Toda madre sabe que a medida que el nacimiento de un bebé se acerca, los dolores de parto aumentan de dos formas. Ellos aumentan en frecuencia e intensidad. De este modo, Jesús estaba diciendo que entre más nos acerquemos al momento de Su regreso, más frecuentes e intensas se volverán las señales. Habrá más terremotos, y éstos serán más intensos. De igual forma, cosas como la hambruna, las pestilencias y las guerras aumentarán en frecuencia e intensidad.

El Concepto Matemático

En matemáticas, esta aceleración es llamada una “curva exponencial”. Este término proviene de lo que ocurre cuando un rápido crecimiento es trazado en un gráfico. Cuando graficamos el crecimiento o el declive de algo, la tasa de cambio se vuelve exponencial cuando ésta comienza a incrementarse o a decrecer tan rápido que la línea del trazado se hace vertical.

Ahora bien, el punto es que la Biblia indica que la curva exponencial será una de las señales de los tiempos del fin, y mi tesis es que estamos viviendo en medio de la curva exponencial. Por lo tanto, estamos viviendo en los tiempos del fin.

Revista Llamada de Medianoche — Mayo 2017

¿El futuro himno nacional de Israel?

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Temas incluidos en esta edición: 

»» 2017: el año de la lucha palestina contra la Declaración Balfour
»» Estado Islámico sueña con atentados en Israel
»» UNESCO asesta otro golpe a Israel
»» La epístola a los filipenses
»» ¿Podía Saulo decidir por sí mismo?

Entre otros

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martes, 16 de mayo de 2017

Libro: Confiando en Dios - Capítulo 6

Descubriendo a Dios

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Dios había conseguido mi atención, pero todavía no me tenía. Durante mis años de huir del Señor, había desarrollado muchas actitudes, pensamientos y hábitos pecaminosos. Estaba en esclavitud al orgullo y la lujuria. Luchaba diariamente con un mal temperamento. Todavía soñaba con el éxito mundano. 

Todavía tenía un largo camino por recorrer, antes de que pudiera convertirme en un siervo útil del Señor. Tenía que conocer a Dios como un Dios personal, cariñoso y poderoso. Tenía que llegar a conocerme a mí mismo — a realmente conocerme — al afrontar honestamente mis faltas. Tuve que aprender cómo entregarme a la voluntad de Dios y, luego, cómo vivir en el poder de Su Espíritu más bien que en el poder de mi carne.

Viendo la Biblia de Manera Diferente

El Señor comenzó el proceso al darme un apetito insaciable por Su Palabra. Había crecido en una iglesia que creía en la Biblia. Teológicamente proclamábamos a la Biblia como la revelada Palabra de Dios, y permanecíamos bajo la autoridad de las Escrituras. Pero, en la práctica, poníamos nuestras tradiciones por encima de la Palabra. Jugábamos con la Escritura. 

Cuando la Palabra contradecía nuestras doctrinas, espiritualizábamos o dispensacionalizábamos el pasaje. La espiritualizábamos diciendo que el pasaje no significaba lo que decía. La dispensacionalizábamos argumentando que el pasaje había dejado de ser válido al final del Siglo I. 

También solíamos usar la Biblia como un manual de debate. En lugar de leerla para buscar la verdad o simplemente para permitir que el Espíritu Santo ministrara nuestros corazones, nos acercábamos a ella como si fuera el Código Anotado de Texas. Buscábamos por textos de prueba para justificar nuestras doctrinas y para demostrar que otros estaban equivocados. Cuando empecé a leer la Biblia de nuevo, el Espíritu me dirigió a leer de una manera diferente. En lugar de buscar por textos de prueba, me encontré leyendo por el puro placer de ello. Mientras leía, comencé a hacer algunos descubrimientos sorprendentes. Por ejemplo, la profecía comenzó a tener sentido, si sólo creía lo que decía. 

De hecho, toda la Biblia empezó a tener más sentido para mí, cuando comencé a aceptar que significaba lo que decía y como aplicable para mí hoy. Como un académico entrenado, siempre me había acercado a la Biblia como literatura para ser analizada, categorizada y teologizada. Ahora me daba cuenta que ella fue escrita para ser creída y obedecida.

Fue difícil, pero empecé a dejar de lado la racionalización, la espiritualización, y la dispensacionalización. Cuando lo hice, descubrí que la Palabra comenzó a transformarme. Por primera vez, mis ojos fueron abiertos a mis propios defectos en lugar de los defectos de los otros. Una y otra vez fui tuve que ponerme de rodillas en arrepentimiento. La Palabra se convirtió en un espejo espiritual que reflejaba mis insuficiencias comparadas con la perfección de Jesús.

Viendo a Dios de una Nueva Manera

También comencé a descubrir algunas cosas importantes acerca de Dios. La primera y la más importante fue la revelación de que Él es el mismo ayer, hoy y siempre (Malaquías 3:6 y Hebreos 13:8).

¡Qué descubrimiento fue para mí! ¡Dios no se había jubilado! Él está vivo. Él sigue siendo el mismo Dios revelado en la Biblia — a Dios que es soberano, personal, amoroso, cariñoso, poderoso y quien todavía interviene en la historia, en respuesta a la fe de aquellos que le buscan —. Apenas podía contener mi alegría. 

Saboreando la Disciplina del Señor 

La Palabra no fue mi único maestro durante esos días difíciles después de mi fracaso empresarial. También fui formado y moldeado por la disciplina del Señor. 

Después de que vendí todos los activos de mi negocio, aún le debía al banco $60,000. Negocié un acuerdo para pagar esa deuda al aceptar pagar al banco un mínimo de $1,000 al mes. Esa obligación significaba que mi familia y yo íbamos a tener que aprender a vivir con un ingreso muy reducido. Todo nuestro estilo de vida fue transformado casi de la noche a la mañana. 

Antes del fracaso del negocio, mis ingresos habían ido en aumento rápidamente casi cada año. Pero, como la mayoría de los estadounidenses cautivados por el materialismo, no importaba lo mucho que ganara, no era suficiente. Siempre necesitaba una casa más grande o un carro más amplio. De repente, teníamos que aprender a vivir con un estilo de vida frugal. La mayor parte de lo que ganaba cada mes era para pagar la deuda. Así que vivimos principalmente del ingreso de mi esposa como una maestra de primer grado. 

Era la disciplina del Señor. No era fácil, pero era otra experiencia espiritualmente transformadora. Fuimos liberados del materialismo. Aprendimos a vivir sencillamente, a cómo contar nuestras bendiciones, a cómo estar satisfechos con lo que teníamos. Comenzamos a aprender sobre cómo confiar en el Señor para proveer para nuestras necesidades básicas.

Jugando al Cristianismo

Pero todavía éramos más o menos lo que yo llamaría “cristianos culturales”. Con esto quiero decir que mi esposa y yo habíamos nacido en familias cristianas, criados en la Iglesia, y considerábamos a los valores cristianos como una parte integral de nuestras vidas. Íbamos a la iglesia regularmente y nos asegurábamos que nuestros hijos estuvieran involucrados en todas las actividades de la iglesia. En resumen, éramos una típica familia estadounidense que va a la iglesia. 

El problema con eso es que no éramos discípulos del Señor comprometidos. Como la mayoría de los cristianos, habíamos aceptado a Jesús como Salvador, pero no como Señor. Habíamos recibido Su Espíritu en nuestras vidas, pero nunca habíamos liberado el poder del Espíritu. Para mí, el Espíritu era un residente, pero no el presidente. Él residía, pero no presidía. Mi ego estaba en el trono de mi vida. 

Todavía necesitaba mucha disciplina del Señor. Comencé a saborearla cuando decidí dar un paso más en la dirección de la voluntad del Señor para mi vida. Había estado predicando a tiempo parcial los fines de semana para una iglesia en Irving, Texas. Cuando el negocio colapsó, me pidieron que me convirtiera en su pastor de tiempo completo. Estuve de acuerdo.

Moviéndome un Paso más Cerca

Por fin, había cedido a la voluntad del Señor para mi vida. Esperaba ser bendecido poderosamente. Esperaba recibir la paz interior que desesperadamente deseaba. Me esperaba una sorpresa.

Debía aprender que el Señor no podía ministrar efectivamente a través de mí porque todavía no me había rendido completamente a Él. Había renunciado a mi carrera, pero no a mí mismo. Todavía tenía mucho pecado en mi vida con el cual me negaba a lidiar. Todavía quería hacer las cosas a mi manera.

Traté de dirigir la iglesia como si dirigiera una universidad o un negocio. Fijé metas, organicé comités e intenté manipular a las personas para que hicieran lo que yo quería. Estaba involucrado en enfrentamientos constantes. 

No estaba lleno del Espíritu. No sabía nada acerca de los dones espirituales. Yo operaba en la carne. Era todo lo que sabía hacer. 

Dios, en Su misericordia, me bendijo de muchas maneras durante los tres caóticos años que serví a esa iglesia. Como dije antes, Él me sumergió en la Palabra. Él comenzó a abrir mis ojos a las cosas del Espíritu. Él comenzó a tratar con el pecado en mi vida. Por medio de todo el conflicto, Él me enseñó más acerca de Sí Mismo, de mí y de otras personas. 

Padeciendo una Crisis Familiar

Cerca del final de ese ministerio, probé la disciplina del Señor de nuevo en un evento traumático que involucró a nuestra hija menor. Ella se involucró con las drogas. Toda su personalidad cambió. Se volvió temperamental y tempestuosa. Su trabajo escolar decline. Las discusiones familiares se volvieron más frecuentes. 

Todos los signos de la participación en drogas estaban allí, pero no los reconocimos. No pudimos comenzar a concebir que una de nuestras hijas podría estar teniendo problemas con las drogas. Esa fue la clase de pesadilla que afligía a otras familias, no a la nuestra. Pero sí nos afligió. Un día culminó con nuestra hija huyendo de casa. Ella sólo tenía 16 años. Desapareció por completo. Durante tres meses no supimos si estaba viva o muerta.

Durante esos horribles días de espera y duda — días de llanto y de búsqueda — Satanás nos atacó con todo lo que podía usar. Fuimos abrumados por la autocondenación. Nos sentimos juzgados y censurados por algunos de nuestros amigos. Cada reportaje parecía contener una historia de horror acerca de la muerte por mutilación de alguien que se había fugado de casa. Un documental especial de la televisión indicó que la mayoría de las chicas terminaban como prostitutas.

Nos sentíamos totalmente impotentes. En nuestra impotencia, nos volvimos a Dios como nunca antes. Mi esposa y yo uníamos nuestras manos y nos poníamos de rodilla, y clamábamos a Dios por misericordia. Admitimos nuestra incapacidad para hacer frente a la situación y, como niños pequeños, clamábamos a nuestro Padre por ayuda.

Una Transformación Espiritual

Mientras nos vaciábamos de nosotros mismos y nos humillábamos delante del Señor, experimentamos la llenura de Su Espíritu. Recibimos una paz que estaba más allá de la comprensión humana. Teníamos la seguridad de que nuestra hija estaba en Sus manos y que todo saldría bien, si tan sólo nos apoyáramos en el poder de Su Espíritu y confiáramos en Su misericordia.

Mi esposa y yo estábamos más cerca uno del otro. Resentimientos prolongados se evaporaron. La mezquindad se disipó. El amor fue renovado. Dios estaba obrando poderosamente por medio de una tragedia para sanar nuestro matrimonio y para renovar y profundizar nuestra relación con Él. 

Nuestra hija fue encontrada vivita y coleando, viviendo y trabajando en una pequeña ciudad en Indiana. Habíamos camino por el valle de sombra de muerte y descubrimos que el Señor camina contigo cada paso del camino si tan sólo se lo permitimos. 

Sintiéndome Confundido

Mi experiencia con la llenura del Espíritu me motivó a iniciar un estudio intensivo del Espíritu Santo y de los dones espirituales. No me tomó mucho tiempo descubrir que yo no tenía los dones espirituales para ser pastor. No tenía el corazón de un pastor. No tenía el amor y la paciencia para pastorear un rebaño del pueblo de Dios.

Para cuando hice ese descubrimiento, ya estaba agotado por operar en la carne y terriblemente confundido. ¿Por qué Dios me había llamado al ministerio sin darme los dones para ser un ministro efectivo? Simplemente no podía entenderlo. Había huido del Señor tan rápido como pude correr durante casi 20 años. Entonces, cuando dejé de correr y cedí a Su voluntad, Él permitió que fallara de nuevo. ¿Era Él una especie de sadista cósmico?

Decidí abandonar todo el asunto. Renuncié con disgusto y regresé a mi carrera en la educación superior, y acepté una posición como vicepresidente de desarrollo de una universidad privada, relacionada con la iglesia en Oklahoma. 

Decidí que había malinterpretado a Dios. No lo había hecho. Dios simplemente había estado tratando de enseñarme algunas cosas que desesperadamente necesitaba saber si alguna vez iba a ser un siervo efectivo Suyo. 

Ahora Él me estaba preparando para ponerme a través de una experiencia del desierto, que estaba designada a moverme al centro de Su voluntad. 

Lea también:
»» Capítulo 5
»» Capítulo 7


Traducido por Donald Dolmus

Estimado lector: Sus contribuciones voluntarias serán de gran ayuda para que este libro sea traducido en su totalidad al español. Si siente de parte de Dios apoyar este proyecto, escríbame a mi correo electrónico, para indicarle cómo podrá hacerlo.

lunes, 15 de mayo de 2017

Programa de Colaboradores del Ministerio En Defensa de la Fe

Por Donald Dolmus — Fundador y Director del Ministerio En Defensa de la Fe



Estimados amigos: ¡Reciban un saludo fraternal en el nombre de Jesús, nuestra Esperanza Bienaventurada!

El Ministerio En Defensa de la Fe desea invitarlos a convertirse en nuestros colaboradores. Como muchos de ustedes ya sabrán, éste es un ministerio de fe basado en la Biblia, y Cristo-céntrico, dedicado a proclamar el cercano regreso de Jesús, y a edificar al cuerpo de Cristo a través del discernimiento certero y la hábil difusión las profecías bíblicas. Creemos firmemente que el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía, de acuerdo con Apocalipsis 19:10.

Sin exigir garantías de ningún tipo a la iglesia, su servidor recientemente tomó la decisión de estar dedicado a tiempo completo al ministerio (desde comienzos de abril de 2017), para vivir por fe, sabiendo que Dios siempre ha satisfecho todas mis necesidades. 

Una manera en la que usted puede ayudar:

Algunas veces, pastores, iglesias o individuos expresan el deseo de ayudarnos en la obra a la cual el Señor nos ha llamado. Y nos preguntarán acerca de cómo pueden ayudar. Por supuesto, nuestra mayor necesidad es que el pueblo de Dios ore por el ministerio. Ningún precio puede ser puesto sobre el invaluable recurso de la oración. Reconocemos plenamente que la oración ferviente y eficaz del justo puede mucho (Santiago 5:16).

Además, también hemos establecido un medio para que las personas se unan directamente al trabajo del Ministerio En Defensa de la Fe. Lo llamamos "Programa de Colaboradores del Ministerio En Defensa de la Fe". 

Para aquellos que participan en este programa contribuyendo con una cantidad voluntaria por mes, los inscribimos en este grupo especial que constituye la columna vertebral del apoyo financiero y de oración de este ministerio. 

Para mantener a nuestros colaboradores sintonizados con lo que el Señor está haciendo a través de En Defensa de la Fe, publicamos regularmente boletines electrónicos enviados automáticamente por correo electrónico, que incluyen artículos, videos de enseñanza, noticias de interés, y material exclusivo (como libros que son traducidos al idioma español por su servidor). 

El principal beneficio de esta colaboración es que su apoyo impactará a muchas vidas para Jesús. Es el apoyo financiero sacrificial y las oraciones fervientes de nuestros asociados que hacen posible que este ministerio contienda ardientemente por la fe que nos ha sido una vez dada.

Si siente que el Señor lo está dirigiendo a unirse al Programa de Asociados de En Defensa de la Fe, escríbanos a nuestro correo electrónico, o llámenos al teléfono (505)89803356, para indicarle cómo podrá unirse. 

¡Gracias de antemano por responder al llamado!
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