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sábado, 26 de marzo de 2022

Libro: El Suicidio de los EE.UU. – Capítulo 4 (Parte 3 de 3)

 El Tipo Bíblico de los Estados Unidos

Por Dr. David R. Reagan

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Juicios Correctivos

A lo largo de la historia de Judá, mientras los profetas advertían, Dios respaldaba sus advertencias con juicios correctivos. La nación sufrió calamidades como invasiones de langostas (el libro de Joel), fuertes terremotos (Amós 1:1) y plagas (Ezequiel 5:11–12).

Además, hubo derrotas en batallas (2 Crónicas 35:20–24), y la nación a menudo existió como un estado vasallo, al que se le exigía pagar un fuerte tributo a la potencia extranjera controladora (2 Crónicas 28:16–21).

Otro tipo de juicio correctivo que Dios usó con frecuencia fue darle a la nación el tipo de líderes que se merecía. Isaías mencionó esto cuando advirtió al pueblo de Judá que, si se negaban a arrepentirse, Dios les pondría “jóvenes por príncipes, y muchachos serán sus señores, y el pueblo será oprimido” (Isaías 3:4).

La historia de Judá refleja claramente este juicio en acción, que culminó cuando Dios proporcionó al peor rey en la historia de la nación — Manasés — quien gobernó durante 55 años (2 Crónicas 33:1–20). Del mismo modo, como nuestra nación ha entregado su corazón al materialismo y se ha olvidado de Dios, hemos estado plagados de líderes débiles o francamente malvados durante los últimos 30 años.

Como mencioné anteriormente, George H. W. Bush llegó al poder entusiasmado con “El Nuevo Orden Mundial”, e inmediatamente apuñaló a Israel por la espalda, al obligarlos a aceptar la política de apaciguamiento suicida de intercambiar tierra por paz.

El presidente Clinton continuó imponiendo la política de apaciguamiento a Israel, mientras que en el país comenzó a alentar el Movimiento de la Perversión Sexual.

George W. Bush siguió presionando a Israel, obligándolo a retirarse de Gaza. Y aunque puso freno al Movimiento de la Perversión Sexual, permitió que su Congreso Republicano se alimentara del comedero del dinero, negándose a vetar sus medidas de gasto fuera de control y permitiendo que la deuda nacional aumentara exponencialmente.

Luego vino lo que yo llamo el “Manasés de Estados Unidos”: Barack Obama. Un cristiano cultural, un musulmán encubierto y un antisemita virulento que trató a Israel como basura y los traicionó con su infame Acuerdo con Irán. Además, promovió el aborto y dio todo su apoyo a la perversión sexual, cuando celebró la decisión del Tribunal Supremo sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo iluminando la Casa Blanca con los colores del Movimiento de la Perversión Sexual.

El Señor, en Su gracia y misericordia, nos dio una segunda “ventana de gracia” (la primera fue Ronald Reagan) con la milagrosa elección de Donald Trump. Podemos regocijarnos por:

  • Su actitud positiva hacia Israel.
  • Su fuerte postura contra el aborto.
  • Sus nombramientos de jueces conservadores a nuestras cortes.
  • Su paquete de estímulo pro-empresarial.
  • Su apoyo a la 2da Enmienda.
  • Su aplicación de las leyes de inmigración.
  • Su negativa a promover el Movimiento de la Perversión Sexual.

Pero Donald Trump no “hizo que Estados Unidos volviera a ser grande” (MAGA, por sus siglas en inglés), ni podrá hacerlo en el futuro. Sólo Dios puede hacer eso, y puede estar seguro de que Él no permitirá que eso suceda mientras agitamos nuestro puño colectivo hacia Él.

La Variedad de Juicios Correctivos

Los juicios correctivos que Dios usó contra Judá fueron de naturaleza muy variada. El rey Salomón presentó una lista de ellos cuando dedicó el Templo, advirtiendo al pueblo que sufrirían los juicios si no eran fieles a la Palabra de Dios (1 Reyes 8:33–45; 2 Crónicas 6:24–33). Las listas más definitivas se encuentran en las advertencias que Moisés dio a los hijos de Israel antes de que entraran en la Tierra Prometida. Se pueden encontrar en Levítico 26:14–39 y Deuteronomio 28:15–37.

En la lista de Deuteronomio, Moisés identificó diez juicios específicos. Además de los ya mencionados, mencionó ciudades en caos (versículo 16), políticas gubernamentales confusas (versículo 20), problemas con la juventud (versículos 18, 32 y 41) y una epidemia de divorcio (versículo 30).

Judá sufrió todas estas aflicciones, pero al igual que Estados Unidos hoy, los judíos se negaron a creer que tuvieran algún significado sobrenatural. Somos aún peores, porque somos víctimas del Racionalismo Científico Occidental, que niega lo sobrenatural. Así, si una voz profética hoy día afirma que Dios nos habla a través de calamidades naturales como granizadas, tornados, incendios forestales o terremotos, consideramos que esa persona es ingenua o trastornada.4

Pero Dios no ha cambiado (Malaquías 3:6 y Hebreos 13:8). Todavía habla a través de juicios correctivos y, como he señalado anteriormente (páginas __), Él ha estado llamando a los estadounidenses al arrepentimiento a través de ellos.

La paciencia de Dios con Judá finalmente se acabó. Tomó mucho tiempo porque Él es “misericordioso y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad” (Salmo 86:15). Dios no quiere que ninguno perezca, sino “que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).

Por fin, después de muchos años de advertencias, Dios afligió a los judíos con el mayor juicio correctivo contenido en todas las advertencias de Moisés: el exilio (Deuteronomio 28:36–57). Dios usó a los caldeos como su martillo de ira. Conquistaron Jerusalén, destruyeron el Templo, masacraron al pueblo y tomaron en cautiverio a la crema y nata de la sociedad, llevándolos a Babilonia.

Pero, incluso después de que Dios misericordiosamente permitió que los judíos regresaran a su tierra natal 70 años después, todavía no habían aprendido a ponerlo a Él primero en sus vidas. Pusieron los cimientos de un nuevo Templo y luego perdieron interés en el proyecto, centrándose en cambio en la construcción de sus casas personales.

Fue entonces cuando Dios una vez más levantó una voz profética y enfatizó su mensaje con juicios correctivos. El profeta fue Hageo, quien los desafió a alinear sus prioridades y poner la construcción de la casa de Dios en primer lugar. El profeta exclamó (Hageo 1:5–6):

Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.

Sorprendentemente, por una vez la gente respondió positivamente al mensaje de Hageo y los juicios, y se pusieron a trabajar en la reconstrucción del Templo. Sin embargo, su obediencia no duró mucho, como se indica en el libro de Malaquías. Durante los siguientes 400 años, se alejaron más y más de Dios, lo que los llevó a rechazar a Su Mesías. En ese momento, Dios una vez más implementó su mayor juicio correctivo, al velar de su exilio mundial que ha durado casi 2,000 años.

Esta increíble paciencia de nuestro Creador frente a la creciente maldad es lo que llevó a la esposa de Billy Graham, Ruth, a decir: “¡Si Dios no trae juicio pronto sobre Estados Unidos, tendrá que regresar y disculparse con Sodoma y Gomorra!”.5

La paciencia del Señor se resume bellamente en 2 Crónicas 36:15–16, donde se nos dice que, debido a que Dios tuvo compasión del pueblo de Judá y Su Templo, advirtió al pueblo una y otra vez a través de voces proféticas y juicios correctivos. Pero el pueblo “se burló de sus mensajeros, menospreció sus palabras y se burló de Sus profetas hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio”.

Una Pregunta Crucial

Esto nos lleva a una pregunta muy importante: ¿Por qué los Estados Unidos deberían ser tratados de manera diferente? La respuesta, por supuesto, es que Dios no nos trata de manera diferente. Ha levantado voces proféticas para llamarnos al arrepentimiento y ha enviado juicios correctivos.

Nuestra respuesta ha sido doble: incredulidad y patriotismo, cuando la respuesta necesaria es el arrepentimiento.

Con respecto a la incredulidad, simplemente no podemos creer que Dios alguna vez destruirá a nuestra nación. Seguimos recordándole a Dios que “somos una nación cristiana”, cuando eso ya no es cierto. Necesitamos enfrentar el hecho brutal de que si Dios destruiría la ciudad de Jerusalén, a la que Jeremías se refirió como “el trono de Dios” (Jeremías 3:17), y si Él también destruiría el Templo judío donde Su Gloria Shejiná habitaba, Él no dudará en destruir nuestra nación si rehusamos arrepentirnos de nuestra rebelión contra Él y Su Palabra.

En cuanto al patriotismo, ésta ha sido nuestra mayor respuesta a las calamidades que Dios nos ha impuesto para llamarnos al arrepentimiento. Por ejemplo, después de los horribles ataques del 11 de septiembre, mi esposa notó una explosión de calcomanías que decían: “¡Dios bendiga a Estados Unidos!”. Un día se volvió hacia mí y me dijo: “Esas calcomanías están erradas, porque Dios ya ha bendecido a Estados Unidos”.

Entonces, diseñó lo que consideró una pegatina más apropiada:

¡Qué Estados Unidos Bendiga a Dios!”.

Los ataques del 11 de septiembre fueron una llamada de atención para nuestra nación. Pero, en lugar de despertar a la necesidad del arrepentimiento, reaccionamos como un hombre adormecido que presiona el botón de repetición de su despertador, se da la vuelta y se vuelve a dormir.

Una Realidad Aleccionadora

A pesar de la insondable paciencia de Dios, llega un momento en que Él debe lidiar con el pecado, porque, como lo expresó el profeta Nahum: “Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable” (Nahum 1:3).

Eso, mis amigos, es exactamente dónde estamos hoy en Estados Unidos. Nuestra nación sigue avanzando hacia Gomorra, lo que nos lleva de vuelta a nuestra pregunta central: “¿Hay alguna esperanza para Estados Unidos?”.

Este libro se publicó en 1996. Robert Bork fue profesor de la Facultad de Derecho de Yale, y se desempeñó como Procurador General de los Estados Unidos de 1973 a 1977. Más tarde, se desempeñó como juez en la Corte de Apelaciones de los Estados Unidos para el Circuito de DC de 1982 a 1988. En 1987, el Presidente Reagan lo nominó a la Corte Suprema, pero su nominación no fue confirmada.

Lea la parte 1 aquí

Lea la parte 2 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (www.endefensadelafe.org)

jueves, 24 de marzo de 2022

Libro: El Suicidio de los EE.UU. – Capítulo 4 (Parte 2 de 3)

 El Tipo Bíblico de los Estados Unidos

Por Dr. David R. Reagan

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El Significado de “Tipo Profético”

Antes de revelar nuestro tipo profético, permítanme tomarme un momento para explicar el significado del término. Un tipo profético es un símbolo de una profecía que aún debe cumplirse. Prefigura una realidad venidera. Puede ser una persona, un evento, una ceremonia, o un objeto inanimado.

  • Así, el tirano griego, Antíoco Epífanes, fue un tipo profético del Anticristo que aparecerá en el escenario mundial en los tiempos del fin.
  • El sistema de sacrificios del Antiguo Testamento apuntaba hacia la necesidad de la cruz.
  • Cada aspecto del Arca del Pacto apuntaba al Mesías.

Estaba hecho de madera — lo que apuntaba a la humanidad del Mesías.

Estaba cubierto de oro — lo que apuntaba a la divinidad del Mesías.

Contenía tres objetos:

Una olla de maná — lo que apuntaba al hecho de que el Mesías sería nuestro pan de vida.

Las tablas de Moisés — las que apuntaban al hecho de que el Mesías guardaría la Ley perfectamente.

La vara de Aarón que reverdeció — lo que apuntaba al hecho de que el Mesías resucitaría de entre los muertos.

  • Cada una de las siete fiestas judías eran tipos proféticos que apuntaban a acontecimientos en la vida de Jesús o Su Iglesia.
  • Uno de los tipos proféticos más significativos que se encuentran en las Escrituras es José, cuya vida, de principio a fin, fue profética del Mesías venidero. Piense en su vida por un momento:

Llegó con un mensaje para sus hermanos, tal como lo hizo el Mesías, y como el Mesías, fue rechazado por ellos.

Sus hermanos lo arrojaron a un pozo para matarlo, así como literalmente mataron al Mesías. Fue salvado del abismo y se le dio una nueva oportunidad de vida, justo como el Mesías resucitó literalmente de entre los muertos.

Se fue a un país lejano donde tomó una novia gentil, así como el Mesías resucitado partió hacia el Cielo donde actualmente está tomando una novia gentil, la Iglesia.

Finalmente, José, sirviendo como príncipe de Egipto, se reveló a sus hermanos y ellos lo aceptaron, así como Jesús se revelará a sus hermanos judíos en Su Segunda Venida, y ellos lo aceptarán.

Judá

Ahora, con esta explicación de los tipos proféticos en mente, creo que el tipo profético de Estados Unidos es la antigua nación de Judá. Si recuerda, después de la muerte de Salomón, el reino de David se dividió en dos naciones: Israel y Judá.

La nación del norte de Israel fue apóstata desde el principio. Fue fundada en rebelión contra Dios, y continuó en esa condición durante 208 años, hasta que fue conquistada por los asirios en el año 722 a. C. Durante su vida, la nación tuvo 19 reyes, y ni uno solo fue considerado justo a los ojos de Dios.

La nación sureña de Judá duró 136 años más, para un total de 344 años. Ocho de sus 20 reyes fueron considerados justos por el Señor. Considere los paralelos entre nuestra nación y Judá:

  • Se les dieron grandes líderes como Ezequías, Josafat y Josías, así como hemos sido bendecidos en nuestra historia con líderes como Washington, Lincoln, los Roosevelt y Reagan.
  • Disfrutaron de un grado de libertad que no tenía paralelo para esa época, tal como hemos sido bendecidos.
  • Se les concedió una gran prosperidad al igual que a nosotros.
  • Fueron favorecidos con abundantes bendiciones espirituales, tal como lo hemos sido nosotros. La Gloria Shejiná de Dios residía en su Templo en Jerusalén. Hemos sido bendecidos para ser usados por Dios para proclamar el Evangelio por todo el mundo. También obró a través de nuestra nación para garantizar el restablecimiento del Estado de Israel y brindarle seguridad.

Desearía poder detenerme allí con esta lista de paralelismos positivos, pero no puedo. Eso es porque compartimos algunas características negativas con Judá:

  • Uno es el orgullo. Judá se enorgulleció de sus bendiciones y la gente se engañó a sí misma pensando que ellos eran los responsables de sus bendiciones. Se olvidaron de Aquel que era verdaderamente responsable, tal como lo hemos hecho nosotros.
  • Otro paralelo negativo es la rebelión. A medida que Judá se distanció de Dios, comenzó a rebelarse contra Su Palabra, tal como ahora estamos en el proceso de hacer lo mismo.

El resultado para Judá fue la destrucción de su nación por parte de los babilonios en el año 586 a. C. Pero, antes de que Dios derramara Su ira sobre la nación, los llamó pacientemente al arrepentimiento y les advirtió de Su juicio inminente. Lo hizo de dos maneras: a través de voces proféticas y juicios correctivos.

Consideremos primero las voces proféticas.

Los Pecados de Judá

Alrededor del año 740 a. C., Dios ungió a un hombre sofisticado y erudito llamado Isaías para que fuera un profeta de Judá, y lo primero que Dios le pidió que hiciera fue explorar la tierra y compilar un inventario espiritual de los pecados del pueblo. Dios conocía los pecados. Ésta fue su manera de familiarizar a Isaías con ellos de primera mano.

El informe posterior de Isaías fue sorprendente y desgarrador. Reveló claramente que el pueblo, a quien Dios había bendecido tan abundantemente, le había dado la espalda a Él ya Su Palabra. Dado que éstos son los pecados que motivaron a Dios a destruir la nación, la ciudad y el templo que tanto amaba, debemos prestar mucha atención a cuáles fueron.

El Informe de Isaías

El informe de Isaías se encuentra en el capítulo 5 de sus escritos. Como se presenta en The Living Bible, el profeta identifica ocho pecados de Judá:

  • Injusticia: “Él [Dios] esperaba una cosecha de justicia, pero, en cambio, encontró opresión. Esperaba encontrar rectitud, pero, en cambio, oyó gritos de violencia” (5:7). 
  • Avaricia: “Compran propiedades para que otros no tengan dónde vivir. ¡Sus casas están construidas en grandes propiedades, para que puedan estar solos en medio de la tierra!” (5:8). 
  • Búsqueda del placer: “Proveen música hermosa en sus grandes fiestas; ¡las orquestas son magníficas! Pero, pero nunca piensan en el Señor” (5:12).
  • Blasfemia: “Incluso se burlan del Santo de Israel y desafían al Señor para que los castigue. ‘Date prisa y castíganos, Señor’, dicen. ¡Queremos ver lo que puedes hacer!” (5:19).
  • Perversión moral: “Dicen que lo correcto está mal y que lo que está mal es lo correcto; que lo negro es blanco y que lo blanco es negro; que lo amargo es dulce y que lo dulce es amargo” (5:20).
  • Orgullo intelectual: “¡Ay de aquellos que son sabios y astutos en sus propios ojos!” (5:21). 
  • Intemperancia: “¡Ay de aquellos que son ´héroes´ cuando se trata de beber y que se jactan del licor que pueden contener!”  (5:22).
  • Corrupción política: “Aceptan sobornos para pervertir la justicia, para dejar en libertad a los perversos y para poner a hombres inocentes en la cárcel” (5:23).

Isaías concluyó su lista con una declaración resumida que identificó la razón fundamental de todos los pecados: “. . .han desechado las leyes de Dios y menospreciaron la palabra del Santo de Israel” (5:24 – LBP). En resumen, sus pecados estaban enraizados en su desprecio por la Palabra de Dios.

Isaías también informó que todos sus llamados al arrepentimiento fueron recibidos con burla y frivolidad (22:12–13 – LBP):

“El Señor Dios los llamó a arrepentirse, a llorar y lamentar, a raparse sus cabezas en tristeza por sus pecados, y a vestirse de cilicio para mostrar su remordimiento. Pero en cambio, cantan y bailan y juegan, y celebran y beben. ‘Comamos, bebamos y estemos felices’, dicen, ‘¿Cuál es la diferencia?’, porque mañana moriremos”.

Isaías respondió a esta crasa indiferencia con una fuerte advertencia (5:26-30 - LBP):

“Él [Dios] enviará una señal a las naciones lejanas, silbando a las que están en los confines de la tierra, y vendrán corriendo hacia Jerusalén…Sus flechas son agudas; sus arcos están doblados; chispas vuelan de los cascos de sus caballos, y las ruedas de sus carros giran como el viento. Rugen como leones y se abalanzan sobre la presa. Se apoderan de mi pueblo y los llevan cautivos sin que nadie los rescate”.

El Informe de Jeremías

Sesenta años más tarde, Dios llamó a un joven sacerdote llamado Jeremías para que hiciera lo mismo que le había pedido a Isaías. Le pidió que saliera y que hiciera un inventario de los pecados de Judá. Cuando le informó a Dios, enumeró los mismos pecados que Isaías, pero agregó tres nuevos:

  • Inmoralidad: Éste, por supuesto, había sido insinuado en la acusación de Isaías de perversión moral. Pero Jeremías fue específico. Él declaró que Dios había alimentado a Su pueblo hasta que estuvieron llenos, pero le agradecieron “cometiendo adulterio y haciendo fila en los prostíbulos”. Luego añadió: “Son vigorosos sementales, bien alimentados, cada uno relinchando por la mujer de su prójimo” (5:7–8 – LBP).
  • Corrupción religiosa: “Una cosa horrible ha sucedido en esta tierra: los sacerdotes están gobernados por falsos profetas, ¡y a mi pueblo le gusta eso!” (5:30).
  • Mentes cerradas: Él declaró que el pueblo no escuchaba cuando Dios habla: “Sus oídos están cerrados y se niegan a oír. La palabra de Dios los ha enojado; no la quieren en absoluto” (6:10 – LBP).

Jeremías luego concluyó con tres poderosas declaraciones resumidas, que se presentan en The New American Standard Bible con estas palabras:

  • “Sus caras son más duras que una roca” (5:3).
  • “Tienen un corazón terco y rebelde” (5:23).
  • “No conocen lo que es la vergüenza” (6:15).

Jeremías emitió un llamado al arrepentimiento, junto con una severa advertencia (6:26):

“Hija de mi pueblo, vístete de cilicio y revuélcate en ceniza; llora como por un hijo único, un lamento amargo. Porque de repente el destructor vendrá sobre nosotros” (6:26).

Oh, pueblo mío, vístete de tela áspera y siéntate entre las cenizas. Laméntate y llora amargamente, como el que pierde a un hijo único. ¡Pues los ejércitos destructores caerán de sorpresa sobre ti!”

Pero el pueblo de Judá estaba tan atrapado en la rebelión, que se negaron a arrepentirse, y se burlaron de la advertencia, y respondieron gritando: “¡Éste es el Templo del SEÑOR, el Templo del SEÑOR, el Templo del SEÑOR!” (Jeremías 7:4). Lo que querían decir con esta burla era que no creían que Dios destruiría jamás su nación y su ciudad capital, porque la Gloria Shejiná de Dios residía en su Templo.

Lea la parte 1 aquí

Lea la parte final aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (www.endefensadelafe.org)

lunes, 21 de marzo de 2022

Libro: El Suicidio de los EE.UU. – Capítulo 3 (Parte 3 de 3)

 Las Advertencias de los Estados Unidos

Por Dr. David R. Reagan

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Voces Proféticas Actuales

Moviéndose del pasado al presente, Dios ha seguido levantando voces proféticas para llamar a nuestra nación al arrepentimiento y advertirnos del desastre inminente. Esas voces incluyen:

1) Erwin Lutzer
Pastor Emérito de la Iglesia Bíblica Moody en Chicago: La Voz Profética de Dios que Enfatiza la Maldad del Hombre.

2) David Jeremiah
Pastor de la Iglesia Comunitaria Shadow Mountain en El Cajón, California: La Voz Profética de Dios que Denuncia la Rebelión.

3) William Koenig
Corresponsal de Noticias de la Casa Blanca: La Voz Profética de Advertencia de Dios con Respecto a Israel.

4) Jan Markell
Fundadora de Olive Tree Ministries, en Minneapolis, Minnesota: La Voz Profética de Dios que Denuncia la Apostasía.

5) Albert Mohler, Jr.
Presidente del Seminario Teológico Bautista del Sur en Louisville, Kentucky: La Voz Profética de Dios que Confronta a los Intelectuales.

6) Franklin Graham
Presidente de la Asociación Evangelística Billy Graham en Carolina del Norte: La Voz Profética de Dios que Llama al Arrepentimiento.

7) Robert Jeffress
Pastor de la Primera Iglesia Bautista en Dallas, Texas: La Voz Profética de Dios que Advierte sobre el Juicio Inminente.

8) Jonathan Cahn
Rabino de la Congregación Mesiánica Beth Israel en Wayne, Nueva Jersey: la Voz Profética de Dios que Declara la Destrucción Inminente.

Un análisis detallado de los mensajes de cada una de estas voces proféticas está contenido en mi libro, God’s Prophetic Voices to America.32

Franklin Graham


Quizás la voz profética más influyente en la escena actual sea Franklin Graham. La prensa lo odia con pasión, porque se niega a ceder en cualquier tema que involucre la Palabra de Dios.

Se ha pronunciado en contra de la homosexualidad, el matrimonio entre personas del mismo sexo, los baños transgénero, el aborto, la legalización de las drogas, el control de armas, y los mimos a los musulmanes. Incluso ha denunciado enérgicamente a los pastores cobardes que tienen miedo de tomar una posición contra los pecados de nuestra sociedad.

He aquí una de sus recientes declaraciones:33

Estamos experimentando un asalto a gran escala contra el cristianismo y los seguidores de Cristo. Cuando la oración es prohibida en la esfera pública; cuando nuestro presidente no defiende el matrimonio definido bíblicamente y aboga abierta y celosamente por los derechos de los homosexuales; cuando los legisladores se apresuran a anular las leyes existentes para promover el matrimonio homosexual; cuando las escuelas y los tribunales reprimen sistemáticamente las libertades religiosas; sabemos que estamos trabados en una guerra contra la fe cristiana. . .

Juicios Correctivos

Mientras tanto, mientras Dios ha estado hablando a través de voces proféticas, llamando a la nación al arrepentimiento y advirtiendo a los estadounidenses de un juicio definitivo, Él ha estado infligiendo simultáneamente a la nación con juicios correctivos. Éstos son juicios diseñados para humillar a las personas, motivarlas a pensar en sus pecados y llevarlas al arrepentimiento.

Antes de que los hijos de Israel entraran a la Tierra Prometida, Dios les advirtió a través de Moisés que, si no eran fieles a Sus mandamientos, sufrirían juicios correctivos para llamarlos al arrepentimiento. Estos juicios se enumeran en detalle en Deuteronomio 28. Incluyen cosas tales como: malas cosechas, rebelión de adolescentes, una epidemia de divorcio, enfermedades desenfrenadas, políticas gubernamentales confusas, derrotas por enemigos, dominación extranjera y, en última instancia, destrucción de su nación.

"Una Nación Bajo el Juicio de Dios".

Algunos de los juicios correctivos más significativos que Dios ha infligido a nuestra nación incluyen los siguientes:

La Guerra de Vietnam (1961–1975)
Esta guerra ocurrió inmediatamente después de la revolución sexual de la década de 1960 y tuvo como resultado una humillante derrota de nuestra nación.

Los Ataques del 11 de Septiembre (2001) 
Dios permitió que los terroristas tuvieran éxito al atacar los dos símbolos de nuestro orgullo: Las Torres Gemelas en Nueva York, que representaban nuestra riqueza; y el y el Pentágono, en Washington, D.C., que representaba nuestro poder.

El Huracán Katrina (2005) 
Sin lugar a dudas, ésta fue la respuesta de Dios a nuestra inmoralidad y a que obligamos a Israel a abandonar la Franja de Gaza. La tormenta se formó repentinamente en el Golfo el último día de la retirada de la Franja de Gaza, y azotó Nueva Orleáns justo cuando se preparaba a celebrar su festival homosexual anual.

El Desplome de la Bolsa de Valores de Septiembre de 2008
Una vez más, Dios respondió a nuestros intentos de forzar a Israel a entregar su zona central. Éste ocurrió en la víspera de Rosh Hashaná, el Año Nuevo judío, y el mercado cayó 777 puntos — lo que indicaba la firma de Dios. El desplome produjo La Gran Recesión de 2008–2012.

El Tipo de Líderes que Merecemos (2008 y 2020) 
No es casualidad que Barack Obama fuera el líder más pro-aborto, pro-homosexual, pro-musulmán, anti-capitalista, anti-cristiano, y  anti-Israel en toda la historia de nuestra nación. Este juicio de Dios continúa hasta el día de hoy con esteroides con el gobierno de Biden.

La Guerra en Afganistán (2001–2021)
Una vez más sufrimos una humillante derrota en la guerra más larga de nuestra historia.

Un Respiro

Dios, en Su gracia y misericordia, nos dio un breve respiro a través de la elección de Donald Trump. Sucede que creo que su elección milagrosa se debió principalmente al hecho de que Franklin Graham realizó mítines en todas las capitales de los estados, llamando a la gente a arrepentirse y orar para que Dios tuviera misericordia de nuestra nación.

Además, creo que el tema de los comentarios de Graham en cada uno de esos mítines fue muy perspicaz. Dijo una y otra vez: “No tengo esperanza en el Partido Demócrata, y no tengo esperanza en el Partido Republicano. Cero esperanzas”. En cambio, afirmó: “Nuestra única esperanza es Dios Todopoderoso”.33

En un artículo que escribí justo después de la elección de Trump, dije que sentía que su victoria demostraría ser temporal. Di dos razones. La primera era su ego extremadamente soberbio, y enfaticé que Dios aborrece el orgullo.34

Mi segunda razón estaba relacionada con las estadísticas electorales. Demostraron que Hillary Clinton había recibido tres millones de votos más que Trump. Teniendo en cuenta la rápida secularización de nuestra sociedad, supuse que este margen aumentaría en las próximas elecciones, independientemente de los logros de Trump.35 Eso es exactamente lo que sucedió, cuando Biden obtuvo más de siete millones de votos que Trump. No hay razón para suponer que esta tendencia se revertirá en el futuro.

Creo que es interesante notar que, cuando Ronald Reagan fue elegido presidente en 1980, Francis Schaeffer lo calificó como una “ventana de gracia” para nuestra nación, y lo fue.36 Pero cuando Reagan dejó el cargo, la retirada de nuestra herencia judeocristiana se retomó donde se había dejado y aceleró. Su sucesor inmediato, George H. W. Bush, asumió el cargo salivando por el “Nuevo Orden Mundial”. Su sucesor, Bill Clinton, tiró la moral por la borda.

El Papel de la Corte Suprema

Las decisiones de la Corte Suprema de nuestra nación han jugado un papel clave en la secularización de nuestra sociedad, y pueden verse como parte de los juicios correctivos que Dios nos ha impuesto. Básicamente, al permitir estos juicios, Dios parece estar diciendo: “Si quieres vivir en un nido sucio, que así sea. Levantaré mi mano restrictiva y permitiré que el mal se multiplique”.

Una de las voces proféticas de Dios para nuestra nación, el pastor Robert Jeffress de la Primera Iglesia Bautista en Dallas, habló sobre este elemento clave en la desaparición de nuestra nación, en una conferencia promovida por el Ministerio Cordero y León en 2015. Dijo:37

Durante los últimos 50 años, nuestra Corte Suprema ha tomado cuatro decisiones explosivas, que han debilitado tanto la estructura moral y espiritual y los cimientos de nuestro país, que nuestro inevitable colapso es seguro. En este momento, simplemente estamos viviendo entre ese momento de las explosiones que han debilitado nuestra base básica y la implosión que se avecina.

Las cuatro decisiones a las que se refirió Jeffress fueron:

  • La abolición de la oración en el aula en 1962.
  • La legalización del aborto en 1973.
  • La prohibición de la exhibición de los Diez Mandamientos en las escuelas de nuestra nación en 1980.
  • La legalización de la homosexualidad en 2003.

Ahora podemos agregar una quinta decisión: la legalización de la Corte en junio de 2015 de la abominación llamada matrimonio entre personas del mismo sexo.

Estados Unidos de América
4 de julio de 1776 26 de junio de 2015

Dónde Estamos

No tengo ninguna duda de que la decisión del Tribunal sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo fue la sentencia de muerte de nuestra nación.

Dios ha estado llamando amable y pacientemente a nuestra nación al arrepentimiento a través de numerosas voces proféticas y una gran variedad de juicios correctivos. Lo ha hecho porque ama a nuestra nación, y porque no desea que ninguno perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento.

Cuando considera el rechazo persistente de nuestra nación a arrepentirse en respuesta a las voces proféticas y los juicios correctivos, recuerdo algunos de los versículos más tristes de la Biblia. Fueron escritos acerca de la destrucción de la nación de Judá por los babilonios. Mientras los lee, casi puede escuchar a Dios llorando:

2 Crónicas 36:15–16 

15) Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación. 

16) Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio.

Dios es paciente y longánimo, pero nadie puede burlarse de Él. Él se ocupará del pecado. El profeta Nahum lo expresó de esta manera: “Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable” (Nahum 1:3).

Lea la parte 1 aquí

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Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (www.endefensadelafe.org)

lunes, 7 de marzo de 2022

Libro: El Suicidio de los EE.UU. – Capítulo 3 (Parte 2)

 Las Advertencias de los Estados Unidos

Por Dr. David R. Reagan

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Las Voces Proféticas de los Estados Unidos

Entonces, ¿dónde está nuestra nación en este proceso? Dios ha enviado una voz profética tras otra para llamarnos al arrepentimiento, y advertirnos de la destrucción inminente si hacemos oídos sordos a las advertencias proféticas.

Peter Marshall

La primera voz que señalaría es Peter Marshall. Era un joven escocés que llegó a este país en 1927, cuando tenía 25 años. Asistió al seminario en Georgia, donde desarrolló una reputación de predicación elocuente. Poco tiempo después de su graduación, se convirtió en el pastor de la prestigiosa Iglesia Presbiteriana de Nueva York en Washington, D.C., conocida como “La Iglesia de los Presidentes”.

Más tarde, en 1947, comenzó a servir como capellán del Senado de los Estados Unidos. Murió repentinamente de un infarto en 1949, cuando sólo tenía 47 años.

En 1944, cerca del final de la Segunda Guerra Mundial, cuando nuestra nación estaba bien encaminada hacia el cenit de su influencia y poder en la escena mundial, Marshall pronunció un sermón muy inquietante en una iglesia en Nueva Orleans.

El sermón se tituló “Prueba de Fuego”. Se centró en la batalla espiritual entre Elías y los profetas de Baal — y Marshall demostró la relevancia de la historia para Estados Unidos.1

Incluso en esa fecha temprana, cuando los principios judeocristianos aún eran fuertes en nuestra nación, Marshall estaba espiritualmente perturbado por la dirección de nuestra nación hacia una sociedad secular y pagana. Advirtió sobre la llaga enconada del racismo. Expresó su profunda preocupación por el atractivo del materialismo, y denunció la creciente apostasía dentro de la Iglesia. Continuamente a lo largo del sermón, señaló que, como en los días de Elías, los estadounidenses se enfrentaban a una elección entre el dios de Baal — es decir, el materialismo — y el Dios verdadero, Jehová. Una y otra vez citó a Elías: “¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él” (1 Reyes 18:21). Terminó su sermón pidiendo a Dios que enviara un profeta a los Estados Unidos:2

Necesitamos un profeta a quien los Estados Unidos escuchen y le diga ahora: “¿Hasta cuándo se detendrán y estarán entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, síganlo, pero si Baal es Dios, síganlo, ¡y váyanse al infierno!”.

David Wilkerson

Dios suministró ese profeta exactamente 30 años después, en 1974. La voz era la de un hombre notable llamado David Wilkerson.

Durante esos 30 años, de 1944 a 1974, los temores de Peter Marshall se habían hecho realidad. Nosotros, como nación, habíamos sido cautivados por el materialismo. Y esa obsesión, a su vez, había alimentado un espíritu de rebelión contra Dios y Su Palabra. Esto condujo a la década moralmente desastrosa de los 60, y la revolución sexual que produjo.

Fue después de esta revolución moral que Dios ungió a David Wilkerson como profeta de nuestra nación. Le dio a Wilkerson una visión de hacia dónde nos dirigíamos, y Wilkerson puso esa visión por escrito, y la publicó en 1974, en un libro llamado La Visión.3

Wilkerson comenzó su libro con una profecía sobre una calamidad económica mundial: “No es realmente una depresión lo que veo venir — sino una recesión de tal magnitud que afectará el estilo de vida de casi todos los asalariados en Estados Unidos y en todo el mundo”.4 Él profetizó que esta Gran Recesión resultaría en la bancarrota de algunas de las corporaciones más grandes de nuestra nación, y que produciría importantes ramificaciones políticas. Eso, por supuesto, es exactamente lo que sucedió en 2008, cuando el mercado de valores colapsó en medio de las elecciones presidenciales, lo que resultó en la Gran Recesión y la elección de Barack Obama.

También predijo que se avecinaba una “inundación de inmundicia”: “Estamos frente a un derrumbe moral. . . Satanás va a abrir las compuertas del infierno y buscará bautizar al mundo en inmundicia erótica, obscenidad y sensualidad”.5

Concluyó con una predicción de lo que llamó “locura de persecución”:6

Veo venir una hora de persecución como nunca antes la humanidad ha presenciado. Esta será una persecución de los verdaderos creyentes de Jesús, que pronto surgirá como un monstruo de muchas cabezas del mar.

Había una declaración siniestra en su libro que subrayé en rojo y puse un signo de interrogación después. Lo hice porque era una declaración que no estaba dispuesto a respaldar en ese momento. La declaración era: 7

Creo que hemos pasado el punto de no retorno.? 

Una vez más, eso fue en 1974. Wilkerson afirmaba que nuestra nación ya había alcanzado el punto de inflexión, y que ahora nos dirigíamos cuesta abajo hacia la destrucción. En retrospectiva, ahora estoy de acuerdo con su observación.

Francis Schaeffer

Al mismo tiempo — a mediados de los años 70 — Dios levantó otra voz profética. Era un intelectual excéntrico con el nombre de Francis Schaeffer.

Tanto él como su esposa se dedicaron a defender la inerrancia de la Biblia y proteger a la Iglesia de la apostasía. Pero Schaeffer también estaba profundamente preocupado por la deriva materialista de nuestra sociedad.

Aunque nació en Pensilvania, se mudó a Suiza en 1955 y estableció lo que se convirtió en un centro de estudios bíblicos de renombre mundial para estudiantes universitarios que buscaban sentido en la vida.

En 1974, al mismo tiempo que David Wilkerson compartía su visión, Schaeffer comenzó a trabajar en un libro y un documental titulado “¿Cómo Deberíamos Vivir Entonces?”. El libro se publicó en 1976, y la película se estrenó en 1977. Ambos causaron sensación aquí en los Estados Unidos. Schaeffer se centró en el peligro del humanismo, tal como se manifiesta en el materialismo y el hedonismo.8

Concluyó la película hablando proféticamente sobre nuestra sociedad. Dijo: “A medida que se olvide cada vez más la memoria del consenso cristiano que nos dio libertad dentro de la forma bíblica, un autoritarismo manipulador tenderá a llenar el vacío”.9 Específicamente, advirtió sobre el gobierno de una élite arbitraria con valores arbitrarios.10

También advirtió de tres peligros futuros:11

1) Manipulaciones genéticas con seres humanos.

2) Manipulación por parte de los medios de comunicación, particularmente la televisión.

3) Confianza en la ley sociológica — es decir, la ley no basada en la Biblia, la Ley Natural o la Constitución, sino la ley basada en la opinión pública cambiante.

Su declaración final fue muy presagiadora: “Mi esperanza es que esta generación se vuelva de esa mayor maldad, la colocación de cualquier cosa creada en el lugar del Creador, y que esta generación pueda salir de los caminos de la muerte. y pueda vivir.”

Schaeffer amplió enormemente sus pensamientos sobre los peligros de la ley sociológica en un libro que publicó en 1981 titulado A Christian Manifesto.12 Lamentó la continua deriva de nuestra nación hacia una sociedad secular, materialista y pagana:13

El humanismo es un sistema cerrado y exclusivista que excluye todos los puntos de vista enfrentados — especialmente si esos puntos de vista enseñan algo más que valores y estándares relativos. . . Como resultado, la cosmovisión humanista, material-energética y azarosa es completamente intolerante. . .

Concluyó con esta observación contundente:14 

No es demasiado fuerte decir que estamos en guerra y que no hay partes neutrales en la lucha. O se confiesa que Dios es la autoridad final, o se confiesa que el César es el Señor.

Aleksandr Solzhenitsyn

Nuevamente, a mediados de la década de 1970, Dios levantó una tercera voz profética, esta vez extranjera. Fue el novelista ruso ganador del Premio Nobel, Aleksandr Solzhenitsyn.

Solzhenitsyn fue despojado de su ciudadanía soviética en 1974 y se vio obligado a abandonar la Unión Soviética. Tras vagar un tiempo por Europa, acabó en Estados Unidos, viviendo en el estado de Vermont.

En 1978, tres años después de su llegada a Estados Unidos, fue invitado a hablar en la ceremonia de graduación en la Universidad de Harvard. Llegó al campus como un héroe. Partió como un paria. Eso es porque la facultad de Harvard esperaba que lanzara un ataque contra el totalitarismo comunista. En cambio, se centró en lo que consideraba las tendencias más peligrosas de la sociedad estadounidense.15

Mencionó nuestra falta de coraje para enfrentarnos al mal en el escenario internacional. Condenó nuestra tendencia a tratar de resolver todos los problemas a través de nuestro sistema legal en lugar de nuestros funcionarios electos. Criticó duramente a la prensa por su “falta de responsabilidad moral”. Finalmente, condenó lo que llamó “la degradación moral de la sociedad estadounidense” — mencionando específicamente el “estupor televisivo”, la “música intolerable” y “la decadencia general del arte”.

Concluyó haciendo una pregunta crucial: “¿Cómo declinó Occidente de su marcha triunfal a su enfermedad actual?”. Su respuesta: “Elevando al Hombre sobre Dios, en la medida en que el Hombre es visto como el centro de todo lo que existe”.16

Luego observó que la filosofía impía del humanismo se ha convertido en la religión del mundo occidental. Y afirmó que el humanismo siempre conduce al materialismo, y el materialismo produce “pobreza moral”.17

Fue una presentación desafiante y sorprendente, que en realidad fue abucheada en algunos lugares por la intelectualidad de Harvard.

Pero Solzhenitsyn tenía más que decir a nuestra nación, y lo hizo cinco años después, en 1983, cuando recibió el Premio Templeton, que se otorga anualmente a una persona que ha hecho una contribución importante a “la dimensión espiritual” de la vida. Éste es su famoso discurso en el que declaró que todos los horrores de Rusia se debían al hecho de que “los hombres se han olvidado de Dios”.18

Concluyó este discurso declarando que “la salvación humana no se puede encontrar simplemente haciendo dinero”. En cambio, declaró que “la única esperanza para el mundo occidental era que nosotros nos comprometiéramos en una búsqueda decidida de la cálida mano de Dios, que hemos rechazado con tanta temeridad y confianza en nosotros mismos”.19

Don Wildmon

Una vez más, a mediados de los 70, Dios levantó una poderosa voz profética en el lugar más inesperado: Tupelo, Mississippi. Era un pastor humilde que se cansó de la creciente inmundicia en la televisión. Como resultado, en 1976 decidió convocar un boicot nacional a la televisión durante una semana. Fue un llamado que resonó entre los cristianos de todo el país y resultó en el establecimiento de un ministerio poderosamente ungido que llegó a conocerse como la Asociación de la Familia Estadounidense.

En 1978, sus voluntarios, que estaban monitoreando la programación de televisión en las principales cadenas, hicieron un descubrimiento sorprendente: Sears era uno de los principales anunciantes de programas que Wildmon consideraba moralmente inaceptables. Esto condujo a una gran cruzada contra Sears, y la corporación respondió positivamente cortando su patrocinio de los programas. Este éxito espectacular impulsó a Wildmon al centro de atención de los medios seculares y hostiles, y convirtió a Wildmon de un cruzado a un profeta.

Cuando Wildmon comenzó su ministerio, su único objetivo era combatir las blasfemias, el sexo y la violencia en la televisión. Pero, a medida que pasaron los años, se dio cuenta de que estaba en una batalla por la civilización occidental y que Dios lo había llamado a hablar en nombre de los valores cristianos básicos dondequiera que pudieran ser atacados. Su respuesta fue ampliar su alcance de un simple enfoque en la televisión a una defensa del consenso judeocristiano de Estados Unidos dondequiera que fuera asaltado por las fuerzas agresivas del humanismo.

Este alcance ampliado se reveló en un discurso muy importante que fue invitado a pronunciar ante el prestigioso e influyente Consejo de Asuntos Mundiales de Los Ángeles en abril de 1982. En este discurso, Wildmon comenzó a hablar como un profeta, señalando los pecados de nuestra nación y advirtiendo de sus consecuencias.20

Aunque su audiencia era completamente secular, Wildmon comenzó citando las Escrituras:21

Hace años, un simple fabricante de tiendas de campaña judío pronunció estas palabras: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Esa verdad es tan válida para una nación como para un individuo. La verdad de las palabras de Pablo de Tarso es evidente en nuestro país hoy. Desde hace más de una generación nuestra sociedad viene sembrando semillas que hoy están dando sus frutos. La verdad se puede rechazar, pero no se puede evitar.

Luego se lanzó a una breve reseña de la herencia religiosa de nuestra nación, argumentando que “bajo el corazón de los Estados Unidos siempre existió una fuerte creencia en la mano guía de un Ser Divino”.22 Luego afirmó: “Hoy, la creencia parece estar muriendo lentamente, empujado a un lado por aquellos cuya religión es el interés propio y la autocomplacencia”.23

Señaló que había surgido en la nación una “actitud antirreligiosa”, que “nadie se hubiera atrevido a predecir hace una generación”.24 Continuó:25

Tan fuerte es esta actitud antirreligiosa que, en la atmósfera actual, sería imposible que el Congreso hiciera de la Navidad un feriado legal; poner “En Dios Confiamos” en nuestras monedas; incluir en el Juramento a la Bandera la frase “Una nación bajo Dios”; tener un capellán que abra las sesiones del Congreso con una oración, o incluso permitir que nuestras fuerzas armadas tengan capellanes.

En este punto, Wildmon se concentró en el problema fundamental: “El ateísmo y el agnosticismo, con sus hijastros del humanismo, el hedonismo y el materialismo, pueden no ser las religiones oficiales de nuestro país, pero se han convertido en la religión práctica aceptada por muchos en posiciones clave de influencia”. 26 Continuó con la observación de que “toda religión o filosofía que nos enseña a usar a las personas y a amar las cosas es enemiga natural de la fe cristiana, que nos enseña a amar a las personas y a usar las cosas”.27

Wildmon cerró esta poderosa y perspicaz presentación al hablar de las consecuencias inevitables de abandonar nuestra herencia judeocristiana:28

Lo que está en juego es si seguiremos siendo un país que acepta el concepto judeocristiano del bien y el mal, o si daremos la espalda a siglos de progreso para abrazar el ateísmo práctico.  

. . .Podemos tener una sociedad que reconozca a Dios y Sus estándares morales, o podemos tener una sociedad que reconozca los “estándares morales de Hollywood que se inventan sobre la marcha”. Sin embargo, no podemos tener a ambos como iguales.

Luego concluyó como comenzó, recordando a su audiencia que “una nación que le da la espalda a Dios y a sus normas morales, cosechará lo que siembre. . . Estamos empezando a aprender que la fiesta ha terminado. Es hora de pagarle al violinista”. 29 Tristemente, Wildmon solía decir que sus mayores detractores eran los pastores que le escribían y se burlaban de él diciendo: “Estás haciendo girar las ruedas y perdiendo el tiempo. Piénsalo: te has estado oponiendo a la inmoralidad en nuestra nación durante años, y sigue empeorando. No estás ganando”.30

Su respuesta: “Dios no me llamó para ganar; Me llamó a resistir. No ganaremos hasta que Jesús regrese. Pero mientras tanto, ¡debemos resistir!”31

Lea la parte 1 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (www.endefensadelafe.org)

miércoles, 23 de febrero de 2022

Libro: El Suicidio de los EE.UU. – Capítulo 3 (Parte 1)

 Las Advertencias de los Estados Unidos

Por Dr. David R. Reagan

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Parece que los pastores de todo Estados Unidos hoy en día están prediciendo un gran avivamiento espiritual para nuestra nación. Ciertamente puedo entender su deseo por uno. También puedo entender su pasión por dar esperanza a sus congregaciones.

La mayoría de ellos apuntan a grandes avivamientos que ocurrieron en el pasado cuando la relación de nuestra nación con Dios se había enfriado — “Grandes Despertares” que comenzaron en 1730, 1790 y 1855, siendo el más reciente el “Movimiento de Jesús”, de finales de la década de 1960, que duró hasta mediados de la década de 1970.

La Posibilidad del Avivamiento

Creo que la esperanza de tal avivamiento hoy en día está equivocada por varias razones. En primer lugar, nuestra nación no se ha enfriado hacia el Señor. Hemos ido mucho más allá de eso. No sólo estamos ignorando a Dios; estamos atrapados en una rebelión total contra Dios y Su Palabra. Estamos agitando nuestro puño hacia Él y diciéndole: “¡Haremos lo que nos plazca!”.

Una segunda razón por la que creo que la esperanza de un avivamiento es ilusoria se debe a dónde estamos en la línea de tiempo profética de la Biblia. Todas las señales del regreso del Señor han convergido por primera vez, lo que indica claramente que estamos viviendo en la época de Su regreso. Y la Biblia profetiza en muchos lugares que justo antes del regreso del Señor, la Iglesia se llenará de apostasía. No hay una profecía del tiempo del fin de un avivamiento espiritual en la Biblia.

En lugar de un avivamiento, la Iglesia del tiempo del fin se presenta consistentemente como una entidad débil e ineficaz que ha sido comprometida por la mundanalidad. Considere, por ejemplo, las siguientes escrituras:

  • 1 Timoteo 4:1-3 dice que la Iglesia del tiempo del fin se caracterizará por una apostasía de la fe, causada por prestar atención a “espíritus engañadores y doctrinas de demonios”.
  • 2 Timoteo 3:5 declara que la Iglesia del tiempo del fin tendrá una “apariencia de piedad”, pero negará su poder.
  • 2 Timoteo 4:3-4 afirma que los miembros de la Iglesia del tiempo del fin despreciarán la sana doctrina y buscarán, en cambio, “tener comezón de oídos”. En consecuencia, acumularán para sí mismos falsos maestros, que “apartarán de la verdad sus oídos” y los desviarán hacia los “mitos”.
  • Santiago 5:1 dice que la Iglesia de los días postreros será consumida por el materialismo.
  • 2 Pedro 2:1 advierte que la Iglesia del tiempo del fin será afligida por falsos maestros que “introducirán encubiertamente herejías destructoras, llegando aun hasta negar al Maestro [Jesús]”.
  • 2 Pedro 3:3-6 enseña que la Iglesia del tiempo del fin estará llena de burladores que se mofarán de la promesa del regreso del Señor.
  • Judas 18 también advierte que “en los últimos tiempos” habrá burladores en la Iglesia que seguirán “sus propias pasiones impías”.

Otro pasaje poderoso sobre la apostasía en la Iglesia del tiempo del fin se presenta en Apocalipsis 3:14-22, donde Jesús describe la iglesia de Laodicea — la última de las siete iglesias a las que se dirige, y la que simboliza los años finales de la Era de la Iglesia. Jesús la describe como una iglesia que es tan apática, que Él está totalmente disgustado con ella. Él la compara con el agua que no es caliente (curación) ni fría (refrescante). En cambio, es tibia, lo que lo motivó a escupirla de Su boca. Peor aún, el Señor describe a la iglesia como tan apóstata, ¡que ni siquiera le permite entrar! En cambio, es representado de pie a la puerta de la iglesia, llamando, con la esperanza de que alguien lo deje entrar.

Ahí es donde estamos hoy cuando vemos a los líderes cristianos — incluso algunos que se llaman a sí mismos evangélicos — negando los fundamentos de la fe, mientras respaldan los males del mundo.

En vista de todas estas Escrituras, creo que es un sueño dorado pensar que un gran avivamiento espiritual va a ocurrir en nuestra nación. Algunos responden señalando el avivamiento que ocurrió en Judá al final de su historia bajo el rey Josías. Siguió al rey más malvado en la historia de la nación: el rey Manasés. Pero ese avivamiento, aunque genuino para el rey Josías, resultó ser superficial entre la gente de la nación, pues en el momento en que Josías murió en la batalla, la nación inmediatamente volvió a sumergirse en su depravación, porque sus malos caminos se habían enredado en el tejido de la nación.

La tercera razón por la que creo que no hay esperanza para un avivamiento nacional se basa en la progresión de la ira de abandono de Dios, que se describe en el capítulo uno de Romanos. Como señalé en el capítulo anterior, hemos llegado a la etapa final, cuando Dios entrega una nación a una mente reprobada (Romanos 1:28).

El Punto de No Retorno

La Biblia revela que hay un punto en la pecaminosidad de una nación cuando Dios la entregará del juicio a la destrucción.

Ese punto es cuando “la herida se vuelve incurable”. Ésta era la condición de Nínive cuando el profeta Nahum fue enviado para advertir al pueblo de su inminente destrucción (Nahum 3:19). También era la condición de Judá cuando Dios envió a los babilonios a destruir esa nación (Miqueas 1:9).

El profeta Oseas definió el significado del término, cuando declaró que la nación del norte de Israel sería destruida porque habían “tramado el mal” contra Dios (Oseas 7:15). Salomón describió este punto de inflexión como el momento en que la nación ya no aceptaría el consejo del Señor y despreciaría toda su reprensión (Proverbios 1:28-30).

Cuando la nación de Judá llegó a este punto crítico sin retorno, Dios les dijo a Ezequiel y Jeremías que ni siquiera oraran por la nación (Jeremías 7:16 y Ezequiel 14:12-14). A Ezequiel se le dijo que ni siquiera las oraciones de los tres hombres más justos que jamás habían vivido — Noé, Daniel y Job — podían salvar a Judá.

Entonces, ¿cuándo es que la herida se vuelve “incurable”? No es cuando una nación se enfría hacia el Señor, sino cuando una nación se rebela abiertamente contra Dios y Su Palabra.

La Relación de Dios con las Naciones

La Biblia revela un patrón claro de cómo Dios se relaciona con las naciones. Los principios de ese patrón son los siguientes:

1) Dios establece naciones y define sus límites.

Considere las palabras de Pablo, pronunciadas en su sermón en Atenas: “Dios hizo de un solo hombre todas las naciones de la humanidad . . . y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites” (Hechos 17:26).

2) Dios determina cuando una nación dejará de existir.

Una nación puede ser la más poderosa sobre la faz de la tierra — como Babilonia en la antigüedad, o la Rusia comunista en la actualidad — pero todo su poder será inútil cuando el Señor decida que ha llegado el momento de derribarla. Eso puede suceder de la noche a la mañana, sin importar el poder de la nación (Daniel 2:20-21).

3) Dios tiene un propósito para cada nación — tanto general como específico.

El propósito general de todas las naciones es permitir que sus ciudadanos busquen a Dios, proporcionando una atmósfera de libertad, seguridad y tranquilidad (1 Timoteo 2:1-4). Además, Dios llamará a las naciones para realizar propósitos específicos. El mayor ejemplo de esto es, por supuesto, Israel, una nación llamada a ser testigo de Dios (Isaías 43:10). Pero es interesante notar que Dios ha llamado a otras naciones a relacionarse con Israel de maneras específicas — algunas para bendecirlas, algunas para probarlas, otras para disciplinarlas, y algunas para juzgarlas con destrucción.

Con respecto a los propósitos especializados, ¿alguna vez se ha preguntado qué papel singular podría haber tenido Dios en mente para los Estados Unidos, cuando levantó esta nación? Mirando hacia atrás en los primeros 200 años de nuestra historia, he llegado a la conclusión de que el propósito especial de Dios para Estados Unidos era evangelizar el mundo para Jesús, trabajando a través de nuestros increíbles recursos naturales e ingenio técnico.

Y, por supuesto, otro propósito especial para nosotros fue desempeñar un papel clave en el restablecimiento de Israel y la protección de su seguridad.

4) Dios bendice y disciplina a las naciones de acuerdo con su obediencia a Él y su trato al pueblo judío.

Con respecto a la obediencia, Proverbios 14:34 dice: “La justicia engrandece a una nación, pero el pecado es afrenta de las naciones”. Asimismo, los salmos declaran: “Bienaventurada es la nación cuyo Dios es el SEÑOR. . .” (Salmos 33:12).

Con respecto a los judíos, Dios le dijo a Abraham: “Haré de ti una nación grande, y te bendeciré. . . Y bendeciré a los que te bendijeren, y al que te maldijeren maldeciré” (Génesis 12:2-3). Ésta es la razón por la cual la historia está llena de cadáveres de muchas naciones que vinieron contra Israel, o que persiguieron al pueblo judío. Las que sobrevivieron, como España, Gran Bretaña y Rusia, fueron despojadas de sus imperios mundiales.

5) Dios desprecia a las naciones.

Isaías afirmó esta verdad con mucha fuerza cuando escribió: “He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo. . . Como nada son todas las naciones delante de Él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es” (Isaías 40:15,17). Superficialmente, esta actitud de Dios puede parecer de naturaleza contradictoria. Después de todo, Dios es quien crea las naciones y las usa para Sus propósitos. ¿Por qué, entonces, las desprecia?

Es por su orgullo y rebelión, y porque sirven como ídolos para sus ciudadanos. Esto se ilustra en el libro de Daniel, en las visiones contrastantes de los reinos del mundo que experimentaron Nabucodonosor y Daniel. A Nabucodonosor le aparecieron como una estatua hermosa (Daniel 2:31-45), pero a los ojos de Dios, tal como se los presentó a Daniel, aparecieron como bestias voraces (Daniel 7:1-7).

6) Dios perdona y bendice a una nación cuando su pueblo se arrepiente.

Lo único que toca el corazón de Dios tan profundamente como la fe es el arrepentimiento. Esto se ilustra a lo largo de la Biblia, uno de los mejores ejemplos es cuando Dios envió a Jonás a Nínive, para advertirles de su juicio inminente. Pero el rey se vistió de cilicio y ceniza, se arrepintió ante el Señor y llamó a toda su nación al arrepentimiento. El resultado fue que Dios se arrepintió de destruirlos (Jonás 3:1-10).

7) Dios destruye o devasta una nación cuando su rebelión se atrinchera, llegando a un punto sin retorno.

Nuevamente, ese punto de no retorno es cuando la “herida de la nación se vuelve incurable”, cuando la nación aprieta sus dientes contra Dios y Su Palabra.

Cómo Trata Dios con una Nación Rebelde

Miremos un momento más específicamente en este punto — en cómo Dios trata con una nación rebelde, porque la Biblia muestra un patrón definido, especialmente para una nación que Él ha bendecido generosamente.

1) Voces Proféticas

Primero, Dios levanta voces proféticas para llamar a la nación al arrepentimiento. Él hace esto porque nunca derrama Su ira sin previo aviso. La razón es que “no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5:9).

2) Juicios Correctivos

Segundo, si no hay arrepentimiento, Dios colocará juicios correctivos sobre la nación. Éstos pueden tomar muchas formas. Deuteronomio 28 proporciona una larga lista de ellos, incluyendo cosas como desastres naturales, confusión política y corrupción, malas cosechas, calamidades económicas, juventud rebelde, enfermedades desenfrenadas y derrota en la guerra — entre muchas otras cosas, ¡incluyendo darle a la nación el tipo de líderes que se merece!

3) Destrucción

Si la gente de la nación aún se niega a arrepentirse, Dios entregará a la nación a la destrucción — ya sea parcial o total. He encontrado que los cristianos de hoy en día encuentran esto difícil de creer. La razón principal es que han oído muy pocas enseñanzas acerca de la ira de Dios. Muchos creen que el Dios del Antiguo Testamento es el Dios de la ira, pero no el Dios del Nuevo Testamento.

Esta idea de que Dios ha cambiado es totalmente antibíblica. La Biblia enseña que Dios nunca cambia. El Antiguo Testamento establece esto de forma categórica en Malaquías 3:6, donde se cita a Dios diciendo: “Yo, el SEÑOR, no cambio”. Esta verdad se reafirma en el Nuevo Testamento en Hebreos 13:8 que dice: “Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos”.

La gente tiende a pensar en Jesús como un Dios de amor sentimentaloide que hace un guiño al pecado. Cualquiera que piense eso debería leer Su carta a la iglesia en Tiatira (Apocalipsis 2:18-29). Condena a una falsa profetisa en la iglesia a quien llama Jezabel, y advierte que si los que la siguen no se arrepienten, los matará con pestilencia.

Nuestro Creador es ciertamente un Dios de amor, gracia y misericordia, pero también es un Dios de santidad, rectitud y justicia, y como tal, no puede ignorar el pecado.

El profeta Nahum presenta el punto de vista equilibrado. En Nahum 1:7, nos dice que “¡Bueno es el SEÑOR! Es una fortaleza en el día de la angustia y conoce a los que en él se refugian”. Ése es el Dios de la mayoría de los cristianos del siglo XXI. Pero Nahum procede a revelar el otro lado de los atributos de Dios:

Nahum

2) ¡Dios celoso y vengador es el SEÑOR! Vengador es el SEÑOR y está indignado. El SEÑOR se venga de sus adversarios y guarda su enojo contra sus enemigos. 

3) El SEÑOR es lento para la ira y grande en poder. De ninguna manera dará por inocente al culpable.

Lea la parte 2 aquí

Lea la parte final aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (www.endefensadelafe.org)

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