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jueves, 6 de diciembre de 2018

Las Promesas Olvidadas de la Navidad (pdf)

Promesas que la Iglesia ha espiritualizado 
hasta hacerlas desaparecer

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El Hombre Olvidado de la Navidad

Redescubriendo a José


 “El Hijo de un Carpintero”, de François Lafon, 1896. Esta pintura cuelga en el santuario de la Iglesia de San José, en Nazaret, Israel. 

Adoro la historia de la Navidad. La adoro tanto que mantengo una pequeña escena de la natividad en mi escritorio todo el año. Es un recordatorio constante para mí de que Dios amó tanto Su creación que estuvo dispuesto a encarnarse para que pudiera morir por nuestros pecados y para hacer posible que fuéramos reconciliados con Él. 

Al contar la historia año tras año, nos enfocamos, como deberíamos, en el precioso bebé acostado en el comedero — el bebé que es Emanuel, “Dios con nosotros”. A menudo se presta casi igual atención a la madre virgen del bebé, María. También escuchamos  sobre el coro de ángeles que se apareció a los pastores, y escuchamos cantos sobre los reyes magos que vinieron de lejos, buscando al rey cuya señal habían visto en los cielos. 

Todo eso está bien y es correcto. Pero en medio de todos los recuerdos y celebraciones, un personaje clave es generalmente olvidado y ése, por supuesto, es José, el padrastro de Jesús.

Quizás José permanece en las sombras debido a que sabemos muy poco sobre él. Podemos acordar con razón que María probablemente tenía alrededor de 13 años, ya que ésa era la edad del matrimonio en esos días. Pero no hay pistas sobre la edad de José. Hay tradiciones de la iglesia que dicen que él era un hombre mayor y puede haber sido un viudo con una familia existente, pero nadie lo sabe a ciencia cierta.

Hay sólo tres cosas que sabemos sobre él con certeza:
  • Era de la tribu de Judá, descendiente de David a través de Salomón (Mateo 1:1-16).
  • Era un artesano, muy probablemente un carpintero (Mateo 13:55).
  • Era un hombre justo delante de Dios (Mateo 1:19).

También debe haber sido un hombre de compasión y perdón, porque cuando descubrió que María, su prometida, estaba embarazada, él pudo haberla humillada públicamente y lapidada a muerte. En cambio, se nos dice que él decidió “dejarla secretamente” (Mateo 1:19).

Fue en este punto que Dios intervino y le habló en el primero de cuatro sueños sobrenaturales. En el sueño, el Señor le aseguró que no debía tener miedo de tomar a María como su esposa, “porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es” (Mateo 1:20).

Cerca de dos años después, José tuvo un segundo sueño en el que el Señor le advirtió que Herodes iba a buscar al niño Jesús y a destruirlo. Se le dijo que tomara a su familia y huyera a Egipto. Él obedeció este mandato inmediatamente, y Jesús fue librado de la horrible masacre de niños que ocurrió en Belén (Mateo 2:13-16).

Después de la muerte de Herodes, mientras la familia aún estaba en Egipto, Dios le habló a José en un tercer sueño, diciéndole “vete a tierra de Israel” (Mateo 2:19-20). Evidentemente, tenía la intención de establecerse en algún lugar de Judea, pero en el camino experimentó un cuarto sueño en el que se le advirtió que Judea no era segura. En respuesta a este sueño, se dirigió de regreso a Galilea, a su ciudad natal de Nazaret, desde donde él y María habían comenzado su peligroso viaje varios años antes (Mateo 2:22-23).

Lo último que escuchamos de José está en Lucas 2:41-51, donde se nos dice que durante una de las peregrinaciones anuales de la familia a Jerusalén, para celebrar la Fiesta de la Pascua, Jesús accidentalmente fue dejado atrás cuando la caravana de la familia partió para regresar a casa. Jesús tenía 12 años de edad cuando esto pasó. Esta historia revela que José era un hombre piadoso, ya que era un viaje largo, arduo, peligroso y costoso desde Nazaret a Jerusalén. Sin embargo, José llevaba a su familia cada año.

José evidentemente murió antes de que Jesús comenzara su ministerio público a la edad de 30 años, porque no se hace mención alguna de él a partir de entonces, excepto por el hecho de que cuando Jesús comenzó a enseñar en Nazaret la primera vez, la gente proclamó con asombro: “¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?” (Mateo 13:55-56). La redacción misma de esta declaración indica que José ya había fallecido, ya que no fue mencionado por su nombre entre los parientes vivos. 

De lo poco que sabemos sobre él, creo que podemos concluir que José era un hombre piadoso que se comunicaba con el Señor, observaba la Ley de Moisés,  y que sin duda crió a su hijastro para honrar a Dios y Su Palabra. 

Necesitamos desesperadamente más padres como José hoy en día. 

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

miércoles, 5 de diciembre de 2018

La Verdad del Nacimiento Virginal (parte 1)

¿Es Esencial para la Fe Cristiana?


La Iglesia de la Natividad en Belén


Me gustaría comenzar afirmando mi tesis desde el principio: La creencia en el nacimiento virginal de Jesús es absolutamente esencial para la fe cristiana. Negar el nacimiento virginal es negar la deidad de Jesús, y si Jesús no fue Dios en la carne, entonces usted y yo no tenemos esperanza en absoluto. 

Una Doctrina bajo Ataque

Y, sin embargo, a pesar de la centralidad y la esencialidad de la doctrina del nacimiento virginal, no hay doctrina en toda la cristiandad que haya sido más denigrada y ridiculizada. 

Considere a Thomas Jefferson. Él era un deísta que rechazaba lo sobrenatural. Produjo su propia versión del Nuevo Testamento. Fue un trabajo de cortar y pegar que eliminó el nacimiento virginal, todos los milagros de Jesús y, por supuesto, Su resurrección. En cuanto al nacimiento virginal, Jefferson escribió:

Llegará el día cuando la generación mística [concepción] de Jesús por el Ser Supremo como su padre, en el vientre de una virgen, se clasificará con la fábula de la generación de Minerva en el cerebro de Júpiter.1

A principios del siglo XX, cuando la Escuela alemana de la Alta Crítica invadió este país, el portavoz principal de ese punto de vista liberal era Harry Emerson Fosdick, el pastor de la Iglesia Riverside en la Ciudad de Nueva York. Aquí está su observación condescendiente concerniente al nacimiento virginal: “Por supuesto que no creo en el nacimiento virginal…No conozco a ningún ministro inteligente que lo haga”.2

En su libro, In Quest of Jesus (En Búsqueda de Jesús), publicado en 1983, W. Barnes Tatum, un profesor del Greensboro College en Carolina del Norte, llamó al nacimiento virginal una “ficción teológica”.3

Hans Kung, el renombrado teólogo católico que ha sido censurado por su iglesia por sus ideas heréticas, tenía esto que decir sobre el nacimiento virginal: “Aunque el nacimiento virginal no puede entenderse como un evento histórico-biológico, puede  considerarse como un hecho significativo, al menos para esa época”.4

El teólogo Robert Funk, el fundador y líder del notorio Seminario Jesús, escribió estas palabras sobre el nacimiento virginal:

El nacimiento virginal de Jesús es un insulto a la inteligencia moderna y debería abandonarse. Además, es una doctrina perniciosa que denigra a las mujeres.5

Y luego, por supuesto, está John Shelby Spong, el ex Obispo Episcopal de Newark, Nueva Jersey, que es conocido por sus opiniones apóstatas. Esto es lo que tenía que decir acerca del nacimiento virginal:

Con el tiempo, el relato del nacimiento virginal se unirá a Adán y Eva…como elementos mitológicos claramente reconocidos en nuestra tradición de fe cuyo propósito no era describir un evento literal, sino capturar las dimensiones trascendentes de Dios en las palabras y conceptos terrenales de los seres humanos del primer siglo.6

En otras palabras, el nacimiento virginal, como la historia de Adán y Eva, es sólo un mito inventado por gente primitiva e ignorante.

La Importancia de estos Ataques

Ahora, ¡lo sorprendente acerca de todos estos ejemplos es el hecho de que cada una de las personas que he citado es un cristiano profesante! Por lo tanto, no estoy hablando de ataques de ateos o gnósticos. Sus ataques son esperados. Estoy hablando de ataques de cristianos profesantes.

Y para que no piense que este tipo de incredulidad es característica sólo de los cristianos liberales, echemos un vistazo a Rob Bell. Él es el pastor de una mega iglesia llamada Mars Hill Church que está ubicada en Gran Rapids, Michigan. Y él es uno de los líderes de lo que es llamado el Movimiento de la Iglesia Emergente, un movimiento que afirma ser evangélico, pero en realidad, es apóstata. 

En su éxito de librería, Velvet Elvis (Elvis Terciopelo), subtitulado Repintando la Fe Cristiana, Rob escribió estas palabras acerca del nacimiento virginal:

Si descubriera que Jesús tuvo un padre terrenal llamado Larry, encontraran la tumba de Larry, tomaran muestras de ADN y demostraran sin lugar a dudas que el nacimiento virginal era realmente un poco de mitología… ¿Podría seguir siendo un cristiano?7

Rob Bell

Observe cuán sutil es con esta declaración. Sin negar el nacimiento virginal, procede a arrojar toda clase de dudas al respecto, y en el proceso deja claro que si se trata de un mito, no pondría en peligro su fe, porque obviamente no lo considera esencial para el cristianismo. 

Nacimientos Asombrosos

Entonces, ¿qué acerca de ello? ¿Es el nacimiento virginal sólo un poco de mitología? ¿Hace alguna diferencia para la fe cristiana?

La Biblia nos habla acerca de muchos nacimientos notables. Por ejemplo, está el nacimiento de Isaac de padres de casi 100 años de edad. Y luego están los nacimientos de Sansón, Samuel y Juan el Bautista — todos los cuales nacieron de mujeres con úteros estériles.

De forma similar, ha habido algunos nacimientos notables desde los tiempos bíblicos — como los quintillizos Dionne en Canadá en 1934, el primer nacimiento de este tipo en el que los cinco sobrevivieron la infancia. En 1974, en Sudáfrica, la familia Rosenkowitz dio a luz a séxtuples, de nuevo, el primer nacimiento de este tipo en el que todos los seis sobrevivieron. Y luego estaba los septillizos McCaughey, nacidos en Iowa en 1997. Sólo para ser superados por los óctuples Suleman, nacidos en California en 2009.

Pero ninguno de estos nacimientos, por espectaculares como puedan haber sido — ninguno de ellos es el más espectacular de los tiempos modernos. El nacimiento más asombroso desde los tiempos bíblicos tendría que ser el de Louise Brown en Lancashire, Inglaterra el 25 de julio de 1978. Fue el primer bebé concebido fuera del cuerpo humano — el primer “bebé de probeta”.

Louise Brown, la primer bebé probeta del mundo, nació el 25 de julio de 1978. Cumplió 40 años de edad este año. 

La historia da testimonio de matrices estériles hechas fértiles. La historia atestigua sorprendentes nacimientos múltiples. La historia atestigua la concepción fuera del útero. 

Pero ninguno de estos nacimientos es tan asombroso, tan milagroso, y estupendo como el nacimiento de Jesús de Nazaret — el nacimiento proclamado a los pastores de Belén por los ángeles de Dios. El nacimiento de Jesús de Nazaret es el nacimiento más excepcional de toda la historia registrada, ya que la Biblia nos dice que nació de una virgen. 

Y ahí es donde me gustaría que vayamos ahora mismo — a la Biblia. Comencemos nuestro estudio del nacimiento virginal examinando las Escrituras. 

Lea la parte 2 »»aquí
Lea la parte 3 »»aquí
Lea la parte 4  »»aquí
Lea también »»La Navidad en la Profecía Bíblica

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Un Cuestionario de Navidad

¿Cuánto de lo que sabe acerca de la Natividad se basa en la Escritura? 



La Biblia dice (Verdadero o Falso):

1)   José y María viajaron de Nazaret a Belén.

2)   Cuando José y María viajaron, María cabalgó en un burro.

3)   El posadero le dijo a José que no había lugar en la posada.

4)   Jesús nació la misma noche que José y María llegaron a Belén.

5)   María envolvió a su hijo en pañales y lo puso en un pesebre.

6)   La paja llenaba el pesebre en el que Jesús fue puesto.

7)   Jesús nació en una fría noche de invierno.

8)   Las ovejas estaban al lado del pesebre.

9)   El establo estaba hecho de madera.

10) José y María nombraron a Jesús la noche en que nació.

11) Algunos de los animales despertaron al niño Jesús, pero Él no lloró.

12) Los pastores estaban aterrorizados cuando un ángel del Señor se les apareció, para anunciar el nacimiento de Cristo.

13) Los pastores, y luego los magos, vinieron al pesebre.

14) Los pastores y los magos vieron Su estrella.

15) Los magos eran del Oriente.

16) El rey Herodes envió a los magos a Belén.

17) Los magos llegaron en camellos.

18) Tres magos visitaron Belén.

19) Los magos llegaron a una casa donde estaban el Niño y la madre.

20) Después de haber encontrado al Niño, se les advirtió a los magos que no regresaran a Herodes. 


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¿Cuándo Nació Jesús?



Según Lucas 1:24-26, María concibió a Jesús en el sexto mes del embarazo de Elizabeth con Juan el Bautista. Esto significa que Jesús nació 15 meses después de que el ángel Gabriel se le apareciera al esposo de Elizabeth, Zacarías, y le informara que su esposa daría a luz un hijo.

Según Lucas 1:5, Zacarías era un sacerdote de la división de Abías. Lucas 1:8 dice que Gabriel se le apareció a Zacarías mientras él estaba sirviendo como sacerdote en el Templo.

Sabemos por el Talmud y otras fuentes que la división de Abías servía como sacerdotes durante la segunda mitad del cuarto mes del calendario religioso judío — lo que lo habría puesto a finales de junio (el calendario religioso judío inicia en marzo con la Pascua).

Quince meses después pondría el nacimiento de Jesús en el séptimo mes del calendario judío. Eso sería en el otoño del año, a finales de septiembre o a inicios de octubre. Su concepción, no Su nacimiento, habría ocurrido en diciembre del año anterior.

El séptimo mes del calendario judío es el mes de las Fiestas de los Tabernáculos. Juan 1:14, hablando de Jesús como la Palabra, dice: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros…, lleno de gracia y de verdad”. ¡La palabra “habitó” que se usa aquí es la palabra griega “skenoo”, que literalmente significa “hacer un tabernáculo”!

Así que, cuando Dios vino a la tierra para habitar (hacer un tabernáculo) entre los hombres, parece que programó Su llegada al pesebre en Belén para que coincidiera con la Fiesta de los Tabernáculos. Eso fue muy apropiado, ya que la Fiesta de los Tabernáculos es la más gozosa de todas las fiestas judías. Es, de hecho, su fiesta de acción de gracias.

El significado total de esa fiesta no se cumplirá hasta que el Señor regrese otra vez para tener un tabernáculo entre los hombres durante mil años, mientras reina sobre la Tierra desde el Monte Sion en Jerusalén.

 ¿No es la Palabra de Dios maravillosa?


Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

El Milagro de la Encarnación

Observaciones del Editor




Durante todo el año, mantengo un pequeño pesebre en mi escritorio en mi casa, que me recuerda diariamente el milagro de la encarnación. 

Para mí, es simplemente asombroso pensar que Dios amó a la humanidad lo suficiente, a pesar de nuestra miseria pecaminosa, como para enviar a Su precioso Hijo a morir por nuestros pecados, para que podamos ser reconciliados con nuestro Creador. ¡Qué amor! ¡Qué gracia tan sublime!

El nacimiento virginal de Jesús debe considerarse uno de los milagros más grandes de la historia, junto con la resurrección. Sin embargo, filósofos y científicos se burlan del nacimiento virginal como nada más que un “mito infantil”. Los líderes judíos, desde los primeros tiempos, lo han calificado como “un fraude cruel”. Lo más triste de todo es que muchos teólogos cristianos modernos afirman que es “una leyenda no esencial”.

Hoy en día, el nacimiento virginal es negado flagrantemente por los profesores en muchos seminarios cristianos. De hecho, me atrevería a decir que es la doctrina más ridiculizada en la fe cristiana. Generalmente es desestimada como nada más que un “mito recién llegado”, conjurado por un puñado de pastores y pescadores ignorantes en el primer siglo.

Dios anticipó totalmente estos ataques y, como parte de Su refutación, se aseguró de que la mayor parte de la información en la Biblia acerca del nacimiento virginal fuera escrita por un hombre altamente educado llamado Lucas, quien no era un pastor o pescador ignorante. De hecho, era un médico quien entendía completamente cómo se concebía un bebé.

¿Por qué el nacimiento virginal es tan esencial para la fe cristiana? Yo diría que hay tres razones.

1 En primer lugar, se relaciona con la integridad de la Biblia como la Palabra de Dios. La Biblia dice rotundamente que Jesús nació de una virgen. Si eso no es cierto, entonces, ¿qué podemos creer en la Biblia?

Si lo que ella dice acerca del nacimiento de Jesús es ficción, ¿entonces como podemos creer lo que dice acerca de Su muerte y resurrección?

2 En segundo lugar, se relaciona con la integridad de Jesús como el Mesías. Para que Jesús fuera nuestro Salvador, tres condiciones debían cumplirse:

a) Él tenía que ser Humano. Ningún ángel podía morir por nuestros pecados.

b) Él tenía que ser Divino. Un simple mortal no podía soportar el precio infinito que debía pagarse por nuestros pecados.

c) Él tenía que ser Inmaculado. Un pecador no podía morir por los pecados de otros.

El nacimiento virginal garantizó el cumplimiento de estas tres condiciones:

a) Debido a que nació de María, Él era Humano.

b) Debido a que fue concebido por el Espíritu Santo, Él era Divino.

c) Debido a que nació santo, sin una naturaleza pecaminosa, Él estaba calificado para servir como nuestro Salvador.

3 Finalmente, el concepto del nacimiento virginal no fue alguna ocurrencia tardía. Fue claramente profetizado cientos e incluso miles de años antes de que Jesús naciera. La primera profecía mesiánica en la Biblia se encuentra en Génesis 3:15, donde se nos dice que el Mesías nacerá de la simiente de la mujer.

Isaías profetizó que el Mesías nacería de una virgen y que Él sería Dios en la carne (Isaías 7:14). Jeremías reforzó esto en sus profecías (Jeremías 31:22). Y un ángel de Dios se lo confirmó tanto a María (Lucas 1:26-37) como a José (Mateo 1:18-25).


La pintura de la portada es de un artista desconocido y data de finales del siglo XIX. Cuelga en una parroquia católica en Marianka, Slovakia. 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

viernes, 15 de diciembre de 2017

Las Promesas Olvidadas de la Navidad (pdf)

Promesas que la Iglesia ha espiritualizado 
hasta hacerlas desaparecer

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viernes, 9 de diciembre de 2016

Las Promesas Olvidadas de Navidad


La Iglesia de la Natividad, en Belén. Esta iglesia está ubicada en el sitio tradicional del nacimiento de Jesús. 
 

Mientras celebramos el nacimiento de Jesús este año durante la temporada de Navidad, acordémonos de las promesas que fueron hechas a María cuando fue visitada por el Ángel Gabriel:

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, 
y llamarás Su nombre Jesús. 
Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; 
y el Señor Dios le dará el trono de David Su padre; 
y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, 
y Su reino no tendrá fin. 
— Lucas 1:31-33

Siete Promesas Gloriosas

Esta magnífica declaración contiene siete promesas. Cuatro de ellas se relacionan con la Primera Venida del Señor:

1. María concebiría un hijo.
2. María daría a luz un hijo.
3. El hijo sería grande
4. El hijo sería llamado “el Hijo de Dios”.

Todas estas cuatro profecías se cumplieron en la vida de Jesús.

María concibió (Mateo 1:18-20) y tuvo un hijo (Mateo 1:25). Su nombre fue llamado Jesús (Mateo 1:21). Él fue grande (Lucas 7:16) y fue llamado el Hijo de Dios (Mateo 16:16, 27:54; Marcos 1:1).

Las tres últimas promesas que Gabriel hizo a María no se han cumplido. Se relacionan con la Segunda Venida de Jesús:

5. Le será dado el trono de David.
6. Reinará sobre la casa de Jacob.
7. Su reino no tendrá fin.

Yo llamo a estas promesas, las “promesas olvidadas” de Navidad, porque no son enseñadas por la mayoría de las iglesias en la Cristiandad hoy en día. Eso es debido a que la mayoría de las iglesias toman la postura de que Jesús nunca regresará a esta tierra a reinar. Esto es llamado el punto de vista Amilenial.

Promesas Espiritualizadas

El enfoque Amilenial está basado en la suposición de que la Biblia no significa lo que dice. Para confirmar el punto de vista, sus proponentes se ven obligados a espiritualizar la Escritura.

De esta forma, en su interpretación de las tres últimas promesas hechas a María por Gabriel, convierten el trono de David en el trono de Dios y la casa de Jacob se convierte en la Iglesia. Concluyen entonces que las promesas han sido cumplidas en el reinado actual de Jesús desde el trono de Su Padre sobre Su Iglesia.

El Trono de David

No hay duda de que Jesús está reinando actualmente desde el trono de Su Padre sobre Su reino, la Iglesia. Pero identificar ese reino con el reino prometido a María requiere un gran salto de la imaginación.

El “trono de David” no es el trono de Dios. El trono de Dios está en el Cielo. El trono de David está en Jerusalén (Salmo 122:5).

"La Anunciación de Gabriel a María", por Philippe de Champaigne, 1644.

Jesús mismo distingue claramente entre el trono de Dios y Su propio trono en Apocalipsis 3:21. En ese verso, Jesús dice que algún día les permitirá a los creyentes sentarse con Él en Su trono así como Su Padre actualmente le está permitiendo compartir Su trono.

Jesús no está en el trono de David hoy en día. Está sentado a la diestra de Su Padre, en el trono de Su Padre. Él ocupará el trono de David cuando regrese a la tierra para reinar desde el Monte Sión en Jerusalén (Isaías 24:21-23).

La Casa de Jacob

La “casa de Jacob” no es la Iglesia. Éste es un término del Antiguo Testamento para los hijos de Israel (Éxodo 19:3). La Iglesia nunca es mencionada en la Escritura como la casa de Jacob.

La Biblia enseña que un remanente de los judíos un día aceptará a Jesús como su Mesías (Zacarías 12:10; Romanos 9:27 y Romanos 11:25-26). Esto ocurrirá al final de siete años de sufrimiento terrible llamado la Tribulación o “el tiempo de angustia de Jacob” (Jeremías 30:7).

Esta estrella de plata en el sótano de la Iglesia de la Natividad supuestamente marca el lugar donde Jesús nació.

Cuando Jesús regrese al final de ese tiempo de sufrimiento, el remanente judío será reunido en la tierra de Israel y será hecha la nación más importante del mundo (Ezequiel 37:11-28 y Zacarías 8:22-23). Jesús reinará entonces sobre la casa de Jacob.

El Reino Eterno

El reino de la Iglesia actual no es un reino eterno. El reino de la Era de la Iglesia finalizará con el Rapto de la Iglesia.

El reino de la Iglesia será seguido por el reino Milenial cuando Jesús reinará sobre toda la tierra desde el Monte Sión en Jerusalén (Isaías 2:1-4). Ese reino durará mil años (Apocalipsis 20:1-7).

El reino final y eterno de Cristo será establecido en una tierra nueva y perfeccionada (1 Corintios 15:24 y Apocalipsis 21:1-8).

Creyendo a la Palabra de Dios

¿Por qué no podemos aceptar que las promesas hechas a María significan lo que dicen? Las primeras cuatro significaron exactamente lo que dijeron. ¿Por qué deben espiritualizarse las últimas tres? La única razón para espiritualizarlas es para forzarlas a conformarse a alguna doctrina preconcebida.

Creo que Dios sabe cómo comunicarse. Si Dios hubiera tenido la intención de prometerle a María que su Hijo reinaría desde el Cielo sobre la Iglesia para siempre, Él lo hubiera dicho así. En cambio, Él le reafirmó la promesa que había hecho muchas veces por medio de los profetas del Antiguo Testamento que Su Hijo reinaría desde el trono de David en Jerusalén sobre Israel y que le sería dado un reino que duraría para siempre (Isaías 9:6-7 y Ezequiel 37:21-28).

Si las promesas que Dios les hizo a los judíos no significaron lo que dijeron, entonces, ¿cómo podemos estar seguros de que Sus promesas a la Iglesia significan lo que dicen? Yo creo que cuando Dios dice algo, lo dice en serio.

"Su Nombre Será Llamado Admirable", por Simon Dewey.

Una Esperanza de Navidad

Durante esta temporada de Navidad, voy a alabar a Dios por enviar a Su Hijo a morir por mis pecados.

También voy a orar para que Dios envíe pronto a Su Hijo de nuevo, para cumplir las “promesas olvidadas” que Gabriel hizo a María. Le doy gracias a Dios porque Él nunca olvida una promesa.

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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domingo, 23 de enero de 2011

¿Es el Nacimiento Virginal de Cristo esencial para su fe?

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La creencia en el nacimiento virginal de Jesús es absolutamente esencial para la fe cristiana. Negar el nacimiento virginal es negar la deidad de Jesús y si Jesús no fue Dios en la carne, entonces usted y yo no tenemos ninguna esperanza en absoluto.

Y sin embargo, a pesar de la centralidad y esencialidad de la doctrina del nacimiento virginal, no existe ninguna doctrina en toda la Cristiandad que haya sido más vilipendiada y ridiculizada.

Considere a Thomas Jefferson. El era un Deísta que rechazaba lo sobrenatural. Él produjo su propia versión del Nuevo Testamento. Fue un trabajo de copiar y pegar que eliminó el nacimiento virginal, todos los milagros de Jesús y, por supuesto, Su resurrección. Con respecto al nacimiento virginal, Jefferson escribió: “Vendrá el día cuando la generación [concepción] mística de Jesús por el Ser Supremo como su padre, en el vientre de una virgen, será clasificada junto a la fábula de la generación de Minerva en el cerebro de Júpiter”.

A comienzos del Siglo XX, cuando la Escuela Alemana de la Alta Crítica invadió este país, el popular portavoz principal de ese punto de vista liberal fue Harry Emerson Fosdick, el pastor de la Iglesia Riverside en la Ciudad de Nueva York. Ésta es su observación condescendiente con respecto al nacimiento virginal: “Por supuesto que no creo en el nacimiento virginal… No conozco a ningún ministro inteligente que lo haga”.

En su libro, En Búsqueda de Jesús (In Quest of Jesus), publicado en 1983, W. Barnes Tatum, un profesor de la Universidad Greensboro en Carolina del Norte, llamó al nacimiento virginal “ficción teológica”.

Hans Kung, el renombrado teólogo católico que ha sido censurado por su iglesia por sus ideas herejes, tenía esto que decir acerca del nacimiento virginal: “Aunque el nacimiento virginal no puede ser entendido como un evento histórico y biológico, puede ser considerado como un símbolo significativo, al menos para esa época”.

El teólogo Robert Funk, el fundador y líder del notorio Seminario Jesús, escribió estas palabras acerca del nacimiento virginal: “El nacimiento virginal de Jesús es un insulto a la inteligencia moderna y debería abandonarse. Además, es una doctrina perniciosa que denigra a las mujeres”.

Y luego, por supuesto, está John Shelby Spong, el antiguo Obispo Episcopal de Newark, Nueva Jersey, quien es reconocido por sus opiniones apóstatas. Esto es lo que él tenía que decir acerca del nacimiento virginal: “Con el tiempo, el relato del nacimiento virginal se unirá a Adán y Eva… como elementos mitológicos claramente reconocidos en nuestra tradición de fe cuyo propósito no fue describir un evento literal, sino capturar las dimensiones trascendentes de Dios en palabras y conceptos terrenales de los seres humanos del Siglo I”.

En otras palabras, el nacimiento virginal, al igual que la historia de Adán y Eva, es sólo un mito inventado por gente primitiva e ignorante.

Ahora, lo sorprendente acerca de todos estos ejemplos es el hecho de que ¡cada una de las personas que he citado era un cristiano profesante! Así pues, no estoy hablando acerca de ataques de ateos o agnósticos. Sus ataques son esperados. Estoy hablando de ataques de cristianos profesantes.

Y para que usted no piense que esta clase de incredulidad es característica sólo de los cristianos más liberales, demos un vistazo a Rob Bell. Él es el pastor de una mega-iglesia llamada Mars Hill Church que se encuentra en Grand Rapids, Michigan. Y él es uno de los líderes de lo que es llamado El Movimiento de la Iglesia Emergente, un movimiento que afirma ser evangélico, pero que en realidad es apóstata.

En su libro best-seller, Elvis de Terciopelo (Velvet Elvis), subtitulado Repintando la Fe Cristiana, Rob escribió estas palabras acerca del nacimiento virginal: “Si descubriera que Jesús tuvo un padre terrenal llamado Larry, si encontraran la tumba de Larry, tomaran muestras de ADN y demostraran más allá de toda sombra de duda que el nacimiento virginal fue realmente sólo un poco de mitología… ¿Podría usted ser todavía un cristiano?”.

Note qué sutil es él con esta declaración. Sin negar el nacimiento virginal, simplemente procede a proyectar toda clase de dudas acerca de él y, en el proceso, deja en claro que si es un mito, no pondría en peligro su fe debido a que obviamente no considera que sea esencial para el cristianismo.

Entonces, ¿qué acerca de ello? ¿Es el nacimiento virginal sólo un poco de mitología? ¿Realmente hace alguna diferencia para la fe cristiana?

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (
endefensadelafe.org)

Original article:
Is the Virgin Birth of Christ essential to your faith?

Cortesía de:

Lamb & Lion Ministries (lamblion.com)

sábado, 25 de diciembre de 2010

El Mesías Judío: Nacido de una virgen

"La Anunciación" (la aparición del ángel Gabriel a María), pintada en 1844 por Philippe de Champaigne (1602-1674), un pintor francés.

Isaías 7:14

Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.

Lucas 1:30-35

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.

Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.

Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.


Quizá la declaración más discutida de todas las que el Nuevo Testamento hace respecto de Jesús, es que nació de una virgen en cumplimiento de la profecía de Isaías (Isaías 7:14). Lo que se pone en duda no es su nacimiento, que fue muy normal. Lo que se discute es la manera en que fue concebido. En la manera normal de realizarse la concepción, el espermatozoide y el óvulo tienen que unirse para producir un niño. En el caso de Jesús, las Escrituras afirman que no estuvo presente espermatozoide alguno que hiciera de María una mujer encinta. El Espíritu Santo hizo sombra sobre ella y se generó la vida en un óvulo de su seno, que se convirtió en Jesús niño.

Si vamos a ver, toda vida es un milagro. Los espermatozoides y los óvulos entran en contacto con gran frecuencia y sin embargo, no siempre se produce vida. Si creo en un Dios soberano y todopoderoso que puede hacer todo cuanto quiere, entonces no es tan gran cosa creer que pudo hacer surgir una nueva vida de un óvulo en el seno de una mujer sin la ayuda de un espermatozoide de varón, para convertirse de esta manera singular en el Padre del niño.


Isaías predijo el nacimiento virginal

Está en perfecto acuerdo con todos los demás fenómenos sobrenaturales relacionados con el Mesías prometido, que su entrada a este mundo se realizara también de una manera singular. Isaías profetizó específicamente que una virgen daría a luz un hijo y su nombre sería “Emanuel”. ¡Ese nombre significa Dios con nosotros! También escribió para Israel, su nación: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará Su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6).

Ese niño que sería llamado Dios fuerte y Padre eterno es el mismo niño que nacería de una virgen en Belén. El hijo de esa virgen no era otro, sino el Mesías mismo. Por lo menos una fuente talmúdica asocia esta profecía de un niño nacido de virgen con el Mesías. En el Talmud babilónico, el Rabí Huní en nombre del Rabí Ide y el Rabí Josué dijo: “Este hombre es el Rey Mesías, de quien se dice en el Salmo 2:7: ‘Yo te engendré hoy’”.

¿Cuándo es virgen una virgen?

No hay duda de que esta profecía es la más discutida de todas las que se proponen como mesiánicas. Los eruditos que desacreditan esta profecía lo hacen a base del hecho de que el vocablo hebreo “almah”, que se traduce “virgen”, también se puede traducir “doncella”. Es cierto. El vocablo “almah” puede designar a veces una joven doncella, pero siempre se refiere a una joven soltera. Sobre esto dijo Martín Lutero: “Si hay alguien, judío o cristiano, que me pueda probar que hay algún pasaje de las Escrituras en que ‘almah’ signifique ‘mujer casada’, le daré cien florines…”1

El propósito original de este pasaje relativo a una virgen que da a luz un hijo tiene que ver con la promesa de una señal milagrosa que se le da a la casa de Judá como garantía de que sus enemigos no la aplastarían. Por tanto, sería una señal vacía y sin sentido si se tratara sencillamente de que una joven doncella diera a luz un niño, y especialmente un hijo ilegítimo. El parto es algo frecuente en las mujeres casadas, y lamentablemente sucede también entre las doncellas solteras. Sin embargo, sería una señal verdaderamente milagrosa para la casa de David que una virgen fuera a dar a luz un niño.

Por mucho que los hombres pongan en tela de juicio la afirmación de que Jesús es el cumplimiento de la profecía de Isaías respecto de un hijo nacido de virgen, no se puede pasar por alto que doscientos cincuenta años antes de nacer Jesús, la traducción del Antiguo Testamento al griego hecha por los hebreos (la Septuaginta o versión de los Setenta) traduce la palabra “almah” con el vocablo griego parzénos, que sólo tiene un significado: “virgen”. ¡Aquellos escribas judíos esperaban un Mesías que nacería de una virgen!

1. E. W. Hengstenberg. Christology of the Old Testament (Cristología del Antiguo Testamento), vol. 1, p. 418.

Tomado del libro, "La Promesa", por Hal Lindsey.


En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

viernes, 24 de diciembre de 2010

El Mesías Judío: Nacido en Belén

Iglesia de la Natividad, en Belén

Miqueas 5:2, 4, 5

Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.

Y Él estará, y apacentará con poder de Jehová, con grandeza del nombre de Jehová Su Dios; y morarán seguros, porque ahora será engrandecido hasta los fines de la tierra. Y éste será nuestra paz.

Mateo 2:4-6


Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, (Herodes) les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a Mi pueblo Israel.

Una vez al año, en la Navidad, el mundo recibe un significativo recordatorio de lo que Dios llega a hacer para guardar una promesa y cumplir las profecías al pie de la letra.

El profeta Miqueas, contemporáneo y amigo de Isaías, fue usado por Dios para añadir varias piezas estratégicas al rompecabezas de la profecía mesiánica que se había ido desarrollando por siglos en Israel. En el capítulo cinco de su libro, Miqueas escribió una de las profecías más específicas acerca del Mesías que habría de venir. Su lugar de nacimiento sería una oscura aldea de la provincia de Judea, en Palestina: Belén, la ciudad donde había nacido el rey David.

Entre los eruditos, tanto judíos como cristianos, que han aceptado el concepto de un Mesías personal, ha sido casi unánime la idea de que este pasaje se refiere al lugar de procedencia del Mesías. El antiguo Tárgum de Jonatán dice de la profecía de Miqueas: “De ti, Belén, saldrá el Mesías delante de Mí, para ejercer dominio sobre Israel; Aquel cuyo nombre se ha mencionado desde la antigüedad y desde la eternidad” (Miqueas 5:2).

La autoridad normativa entre los judíos modernos con respecto a la interpretación de las Escrituras es la serie de comentarios de Soncino acerca del Antiguo Testamento. Afirma al llegar a la extraordinaria profecía: “Esta profecía del Mesías es comparable a la más famosa acerca de la ‘vara del tronco de Isaí’, que aparece en Isaías 11:1. Para darle ánimo al pueblo en medio de su calamitosa situación, Miqueas profetiza que saldrá un hombre de Belén (esto es, de la Casa de David), el cual, en el poder del Señor restaurará a Israel a su tierra y reinará sobre él en nombre de Dios en medio de una paz permanente”:

¡Los sabios lo buscaban entonces y lo siguen buscando ahora!

Estaba muy difundido el conocimiento de que este pasaje bíblico profetizaba de dónde sería oriundo el Mesías. Cuando los tres sabios gentiles, comúnmente llamados magos, llegaron de Mesopotamia a la corte de Herodes buscando el lugar de nacimiento del Mesías judío, Herodes convocó a los teólogos de Israel. Cuando interrogó a estos dirigentes judíos sobre dónde habría de nacer su Mesías, dijeron sin vacilar: “En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta”, y luego comenzaron a citarle a Herodes la profecía de Miqueas.

Todo está en las manos de Dios

Durante dos mil años nunca ha habido duda alguna acerca del lugar donde nació Jesús. Todo el mundo sabe que fue en Belén. No obstante, la forma en que llegó hasta allí su madre en el momento exacto en que habría de nacer es realmente asombrosa. Hasta muy poco antes de su nacimiento, María vivía en Nazaret, el pueblo de ella y de José. Cuatro años antes, el emperador romano Augusto César decidió imponerles un impuesto especial a algunas de sus provincias conquistadas. Esta imposición se llevó a cabo mediante un censo obligado de todas las personas, lo cual les obligaba a regresar a la ciudad de sus antepasados.

A los judíos les disgustó la idea de un impuesto especial, así que enviaron una comitiva hasta Roma para protestar, ya que Cirenio, el gobernador de Siria, no tenía autoridad para solucionar el problema. En aquellos tiempos la comunicación y el transporte eran lentos. El resultado final de aquellas gestiones fue el fracaso, y los judíos se tuvieron que someter al censo y al impuesto. Mientras los recaudadores oficiales de impuestos se trasladaban hacia el oriente, pueblo por pueblo y provincia por provincia, se produjo una demora en el curso natural de los acontecimientos. De esta forma, cuando se puso en vigor la inscripción en Judea, y María y José se vieron obligados a salir rumbo a Belén, ciudad de sus antepasados, se cumplió el tiempo exacto en que ella habría de dar a luz al niño.

Los tiempos no fueron fijados por María, ni tampoco por el César, o los romanos que recaudaban los impuestos. Ninguno de ellos era el que controlaba las cosas. ¡Era el Dios que rige el universo quien tenía en Su mano el timón, y fue Él quien “movió a los pueblos de la tierra y fijó los tiempos de todo, hasta el último día, de modo que María y José llegara a Belén en el momento exacto para que Jesús, el Mesías escogido, naciera en el lugar debido; el lugar señalado por el dedo infalible de la profecía”!

Tomado del libro: "La Promesa", por Hal Lindsey.

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Las Promesas Olvidadas de Navidad

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