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jueves, 22 de noviembre de 2018

La Iglesia en la Profecía – Parte 3 de 4

Pasado, Presente y Futuro


Profecías Negativas del Tiempo del Fin

El predominio de la iglesia de Laodicea hoy en día es el cumplimiento de muchas otras profecías del Nuevo Testamento que apuntan al crecimiento de la apostasía, las sectas, la herejía y la mundanalidad en la Iglesia de los tiempos del fin.

Apostasía

La imagen de la Iglesia en los tiempos del fin que se retrata en la Biblia no es muy bonita. Por un lado, la Biblia profetiza que la Iglesia será atormentada por la apostasía. Jesús mismo profetizó que “muchos tropezarán” (Mateo 24:10). Del mismo modo, Pablo dijo que el Anticristo no puede ser revelado hasta que la “gran apostasía” ocurra (2 Tesalonicenses 2:3).

Pablo revela la fuente de la apostasía en 2 Timoteo 3:5 — “Los hombres tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”. El cumplimiento de esta profecía comenzó en la década de 1920, con la ascendencia de la Escuela Alemana de la Alta Crítica y su enseñanza de que la Biblia debía ser abordada como cualquier otra pieza de literatura — con un ojo crítico. Los conceptos de la inspiración especial y la inerrancia de la Biblia fueron rechazados. La Biblia llegó a ser vista como la búsqueda de Dios por parte del hombre en lugar de la revelación de Dios al hombre. Las iglesias comenzaron a rechazar algunos de los fundamentos de la fe. 

Este ataque contra la integridad de la Palabra de Dios abrió las compuertas de la apostasía. En poco tiempo, los teólogos y ministros cristianos se estaban riendo del nacimiento virginal, descartando sus milagros, poniendo en duda Su resurrección y negando rotundamente Su segunda venida. 

A medida que se le restaba importancia a la singularidad de Jesús, muchas denominaciones comenzaron a abrazar la doctrina condenable del universalismo. Y allí es donde estamos hoy, atrapados en medio de una repugnante apostasía que dice, “Cree lo que quieras. Lo importante es ser sincero. Hay muchos caminos a Dios”. Todo lo cual hace a Jesús un mentiroso, quien dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). El resultado es que hay mucha gente sincera que está yendo sinceramente al lago de fuego.

Sectarismo

Un segundo conjunto de profecías advierte que la Iglesia será atacada por el engaño sectario en los tiempos del fin. Jesús enfatizó este punto repetidamente en Su Discurso del Monte de los Olivos (Mateo 24:5, 11 y 24). Y Pablo lo subrayó en el lenguaje más fuerte posible cuando escribió: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1).

El cumplimiento de estas profecías comenzó en el siglo XIX con el surgimiento del mormonismo y su enseñanza demoníaca de que Jesús es el hermano de Lucifer, uno de los miles de dioses creados por el súper dios, Adán, un hombre exaltado. Los Testigos de Jehová fueron los siguientes en el escenario, con su enseñanza pervertida de que Jesús es el arcángel Miguel.

Este siglo ha sido testigo de la rápida multiplicación de las sectas, tal como fue profetizado. Hoy, cristianos de toda la vida que no saben por qué creen lo que profesan están siendo arrastrados a las sectas por decenas de miles.



Igualmente espantosa es la penetración directa a la Iglesia de la doctrina sectaria. Reconocidos líderes cristianos están defendiendo la antigua práctica chamánica de la visualización como la clave de la oración. Otros están enseñando una de las mentiras más antiguas de Satanás: que aquellos que han nacido de nuevo son “pequeños dioses”.

La última moda sectaria es el concepto de la salvación satánica; es decir, que no debemos nuestra salvación a la sangre de Jesús derramada en la cruz, sino a algún tormento imaginario que Él sufrió a manos de Satanás por tres días en el Hades.  Y luego, por supuesto, está la masonería, la forma más antigua de penetración sectaria a la Iglesia, con sus juramentos de sangre secretos, su salvación por obras, y su universalismo. 

Un tercer grupo de profecías indica que, en los tiempos del fin, la Iglesia será atacada por las herejías. Éstas son errores doctrinales que no condenan el alma, pero que confunden y debilitan el espíritu. 

En 2 Timoteo 4:3-4, Pablo dice: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”. Hay muchos mitos populares en la cristiandad hoy que roban a la gente el poder de su fe o los engañan para que practiquen una fe presuntuosa.

Entre los fundamentalistas hay un mito de que Dios se retiró en el primer siglo y que con Él se fueron todas las manifestaciones de lo sobrenatural, incluyendo a los ángeles, los demonios, los dones espirituales y los milagros. Entre los carismáticos, los abusos doctrinales han sido epidémicos, incluyendo los siguientes mitos:
  • La fe debe ser puesta en tu fe y no en Dios.
  • Siempre es la voluntad de Dios sanar.
  • El creyente tiene la autoridad de Jesús.
  • Es el deseo de Dios que los creyentes sean financieramente prósperos.
  • Los creyentes pueden tener lo que quieran a través de la confesión positiva.

Los vientos de doctrina (Ef. 4:14) están soplando a través de la Iglesia con fuerza de vendaval y los creyentes están siendo arrojados aquí y allá por las olas, en cumplimiento de la profecía.

Mundanalidad

Una cuarta característica profetizada acerca de la Iglesia en los tiempos del fin es que será comprometida y corrompida por la mundanalidad. Ya hemos visto esta  imagen profética de esta iglesia mundana en Apocalipsis 3:14-22, donde se describe a la iglesia de Laodicea.


En cumplimiento de esta profecía, nuestras iglesias hoy están llenas de cristianos culturales que han aceptado a Jesús como Salvador, pero no como Señor. Son cristianos esquizofrénicos que caminan con un pie en la Iglesia y el otro en el mundo. Son cristianos carnales que gritan “¡Aleluya!” el fin de semana, pero que viven como paganos durante la semana. Son cristianos codiciosos en busca de la salud, la riqueza y el poder. La cruz y su mensaje de sacrificio son tan ofensivos para ellos como lo es para el mundo. 

Juicio

Debido a la apostasía, la herejía, el sectarismo, y la mundanalidad que la Biblia dice que caracterizarán a la Iglesia del tiempo del fin, la Biblia profetiza que la Iglesia será sometida a juicio. En Apocalipsis 3:19 Jesús le dice a la iglesia de Laodicea, “Yo reprendo y disciplino a todos los que amo”.

La iglesia deslumbrante y excesivamente indulgente de las últimas décadas ahora está probando el juicio de Dios. El pecado está siendo expuesto. Los imperios religiosos están siendo desmantelados. El Señor nos está llamando  a la Cruz. Por medio de la disciplina, el Espíritu nos está motivando a la humildad, la rectitud y la santidad.

El juicio ha comenzado en la Casa del Señor, donde siempre comienza (Ezequiel 9:6 y 1 Pedro 4:17). El Señor está disciplinando a Su Iglesia como un preludio del derramamiento de Su ira sobre el mundo.

En la cuarta y última parte de este estudio de la Iglesia en la profecía bíblica, exploraremos las profecías positivas del tiempo del fin concernientes a la Iglesia. 


Lea la parte 1 aquí
Lea la parte 2 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
The Church in Prophecy 

Estimado lector: Su valiosa contribución, por medio de sus oraciones y sus ofrendas voluntarias, hace posible que sigamos produciendo materiales que contribuirán grandemente a su crecimiento y edificación espiritual.


lunes, 15 de octubre de 2018

¿Está Dios restaurando los oficios de apóstol y profeta en la Iglesia hoy?




Respuesta: El movimiento para restaurar el oficio de apóstoles y profetas basa su afirmación de que los apóstoles y los profetas deben ser parte de la Iglesia en Efesios 4:11-12, "Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo".

Durante el primer siglo de la Iglesia existía el oficio de apóstol, y el don espiritual del apostolado. El oficio o cargo de apóstol fue ejercido por los doce discípulos de Jesús además de Matías, quien ocupó el puesto de Judas, y Pablo. Los apóstoles fueron escogidos especialmente por Cristo (Marcos 3:16-19). La selección del sustituto de Judas se encuentra en Hechos 1:20-26. Note en este pasaje que al cargo de Judas se le llama "oficio". También debe tenerse en cuenta que Pablo fue escogido por Cristo (1 Corintios 15:8-9; Gálatas 1:1; 2:6-9). A estos hombres les fue dada la tarea de colocar las bases de la Iglesia universal (Efesios 2:20). En el primer siglo fueron creadas las bases de la Iglesia universal. Es por esto que el oficio de apóstol ya no es ejercido. Una vez que el fundamento ha sido creado ya no necesitamos fundadores.

También existía el don espiritual del apostolado (éste no debe confundirse con el oficio—son distintos). Entre los que tenían el don espiritual se encontraban: Santiago (1 Corintios 15:7; Gálatas 1:19), Barnabás (Hechos 14:4, 14; 1 Corintios 9:6), Andrónico y Junías (Romanos 16:7), posiblemente Silas y Timoteo (1 Tesalonicenses 1:1; 2:7), y Apolos (1 Corintios 4:6,9). Este último grupo tenía el don del apostolado, pero no el "oficio" apostólico conferido a los doce apóstoles y a Pablo. Aquellos que tuvieron el don del apostolado, entonces, fueron aquellos que llevaron el mensaje del evangelio con la autorización de Dios. La palabra apóstol significa "enviado como delegado autorizado". Esto era cierto con los que ejercían el oficio de apóstol (como Pablo) y con los que tenían el don espiritual (como Apolos). Aunque hoy existen hombres como éstos, hombres que son enviados por Dios para difundir el evangelio, es mejor no referirse a ellos como apóstoles, debido a la confusión que esto ocasiona. Muchos no están conscientes de los dos usos diferentes del término apóstol.

El don de profecía fue también un don temporal, otorgado por Cristo para establecer las bases de la Iglesia universal (Efesios 2:20). El profeta proclamaba un mensaje de parte del Señor para los creyentes del primer siglo. Estos creyentes no tenían la ventaja que tenemos hoy de tener una Biblia completa. El último libro del Nuevo Testamento (el Apocalipsis) no fue completado sino hasta finales del primer siglo. De manera que el Señor proporcionó hombres con dones, llamados profetas, que proclamaron mensajes de parte de Dios hasta que se completó el canon de las Escrituras.

Debe tenerse en cuenta que la enseñanza actual sobre la restauración de profetas y apóstoles dista de ser lo que las Escrituras describen acerca de los hombres que tuvieron el don de la profecía y el oficio de apóstol. Aquellos que enseñan tal restauración, enseñan que nunca se debe criticar o siquiera cuestionar a los apóstoles y profetas, porque hablar en su contra es hablar en contra de Dios, aunque el apóstol Pablo elogió a la población de Berea por corroborar lo que él dijo con la Palabra de Dios para asegurarse de que decía la verdad (Hechos 17:10-11). El apóstol Pablo también le dijo a los gálatas que si cualquiera, incluyéndose a sí mismo, enseñaba otro evangelio, esa persona sería "anatema" (Gálatas 1:8-9). En todo, Pablo dirigía a las personas a la Biblia como la suprema autoridad. Los hombres que hoy afirman ser apóstoles y profetas se constituyen a sí mismos como autoridad suprema, algo que Pablo y los doce discípulos nunca hicieron.

También debe tomarse en cuenta que la Escritura se refiere a los apóstoles y profetas en tiempo pretérito. 2 Pedro 3:2 y Judas 3-4 afirman que las personas no deben desviarse del mensaje que dieron los apóstoles (pretérito). Hebreos 2:3-4 también habla en pretérito acerca de los que ejecutaron (en el pasado) "señales, prodigios, y diversos milagros" a través de los dones del Espíritu Santo.

Fuente: GotQuestions

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Seminario: La Autoridad de la Biblia

¿Es Confiable la Escritura?



El día jueves 20 de septiembre del año en curso, el Señor me concedió el privilegio de brindar un seminario de apologética a cerca de 100 pastores nicaragüenses. Dicho evento se llevó a cabo en el auditorio de Radio Ondas de Luz, una radio cristiana ubicada en Managua, la capital de Nicaragua.

Este seminario se realizó en conmemoración del 449 aniversario de la traducción de la Biblia al castellano. 

A continuación comparto con ustedes un breve fragmento de mi exposición, en la que resalté la centralidad que el estudio de la Palabra de Dios debe tener en la vida y el ministerio de todos los creyentes. 

Si está interesado en obtener la presentación que usé, escríbame a mi correo electrónico para solicitarla. 

sábado, 15 de septiembre de 2018

Audio: ¿Es la Biblia Realmente Única? – Donald Dolmus


Hace tan sólo 10 años, sólo eran los no cristianos los que estaban preguntando si la Biblia era realmente única, pero ahora tenemos a muchos cristianos profesantes dentro del Movimiento de la Iglesia Emergente que están preguntando, “¿Por qué debería alguien creer en la Biblia?”. 

La razón es porque niegan la autoridad de la Palabra de Dios. Dicen que la verdad es subjetiva, es relativa y que la verdad de alguien es tan válida como la verdad de otra persona. ¿Cómo respondería a estos comentarios desacertados?

El programa Orientaciones  se transmite de lunes a viernes a través de Radio Ondas de Luz, una radioemisora cristiana ubicada en Managua, Nicaragua.

Si desea ponerse en contacto con su servidor, puede escribirme a mi email o llamarme a mi teléfono móvil (505)89803356 –  WhatsApp 

viernes, 13 de abril de 2018

La Prueba del Profeta




Los imitadores y los falsificadores siempre han asediado la Palabra y el Camino verdaderos de Dios. Por esta razón, el Señor determinó un claro conjunto de pruebas que la persona debe pasar para que la reconozcan como vocero auténtico de Dios. Hay cuatro pasajes principales del Antiguo Testamento que tratan el tema de los falsos profetas: 

1) Deuteronomio 13:1-18; 
2) Deuteronomio 18:9-22; 
3) Jeremías 23:9-40; y 
4) Ezequiel 12:21-14:11.

Al examinar estos cuatro pasajes, y muchos otros, la Escritura presenta por lo menos siete características del profeta verdadero. Aunque todas estas características no se hallen en cada profeta, algunos profetas las presentan todas. Sin embargo, para todo seguidor de Dios que realmente deseara saber quién era verdadero y quién era falso, no había duda acerca de la autenticidad del profeta.

Las siete características distintivas del profeta verdadero

1. El profeta verdadero nunca recurría a la adivinación, la hechicería ni la astrología (Deuteronomio 18:9-14: Miqueas 3:7; Ezequiel 12:24). La fuente del mensaje profético era Dios mismo (2 Pedro 1:20-21).

2. El profeta verdadero nunca adaptaba su mensaje para servir las ansias o deseos de la gente (Jeremías 8:11; 28:8; Ezequiel 13:10). Los profetas falsos daban un mensaje que les acarreaba popularidad y dinero. Eran los profetas al estilo de las grandes empresas ricas, como las 500 de la revista Fortune, los oportunistas religiosos (Miqueas 3:5-6, 11). El profeta verdadero daba el mensaje de Dios sin alteraciones e independientemente de sufrir pérdidas y vergüenzas personales y hasta daño físico.

3. El profeta verdadero mantenía su integridad y carácter personal (Isaías 28:7; Jeremías 23:11; Oseas 9:7-9; Miqueas 3:5, 11; Sofonías 3:4). Jesús dice que los profetas verdaderos y los falsos serían conocidos por sus frutos, esto es, por lo que hacen y dicen (Mateo 7:15-20).

4. El profeta verdadero estaba dispuesto a sufrir en aras de su mensaje (1Reyes 22:27-28; Jeremías 38:4-13; Ezequiel 3:4-8).

5. El profeta verdadero anunciaba el mensaje coherente con la ley y los mensajes de otros profetas verdaderos (Jeremías 26:17-19). El mensaje nunca contradecía ni desechaba una verdad anteriormente revelada, sino que la confirmaba y se edificaba sobre ese cuerpo de verdad (Deuteronomio 13:1-3).

6. El profeta verdadero tenía el cien por ciento de éxito cuando predecía acontecimientos futuros (Deuteronomio 18:21-22). ¡Al contrario de los “psíquicos” (espiritistas) modernos, no bastaba con tener una tasa de éxito que fuera interior a lo absoluto! Si el supuesto profeta no tenía el cien por ciento de precisión, la gente tenía que sacarlo fuera de la ciudad y apedrearlo (Deuteronomio 18:20).

7. A veces el profeta veía legitimado su mensaje por la obra de uno o más milagros (ver Éxodo 5-12). Sin embargo, esta prueba no era concluyente porque los profetas falsos también hacían milagros ocasionalmente (Éxodo 7:1-12; 8:5-7; Marcos 13:22; 2 Tesalonicenses 2:9). Por tanto, Moisés señala más de esta prueba en Deuteronomio 13:1-3:

Si se levanta en medio de ti un profeta o soñador de sueños, y te anuncia una señal o un prodigio, y la señal o el prodigio se cumple, acerca del cual él te había hablado, diciendo: “Vamos en pos de otros dioses a los cuales no has conocido y sirvámosles”, no darás oído a las palabras de ese profeta o de ese soñador de sueños; porque el Señor tu Dios te está probando para ver si amas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

La prueba verdadera era el contenido del mensaje, no los milagros. El profeta verdadero sólo hablaba en el nombre del Señor y llamaba a la gente hacia Dios, no para alejarla de Dios.

Tomado de: 
El Libro Completo sobre Profecía Bíblica, por Mark Hitchcock (págs. 18-20).

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lunes, 26 de marzo de 2018

La Resurrección de Jesús – Parte 3

Su Realidad y Esencialidad




4) Hipnosis — Otra teoría moderna es que los discípulos experimentaron hipnosis masiva. Los defensores de esta idea argumentan que los discípulos querían tan desesperadamente que Jesús se levantara de entre los muertos que crearon un aura de autosugestión (o hipnosis mental) y, por lo tanto, cada vez que el nombre de Jesús era mencionado, Sus discípulos creían que podían verlo.

Ahora, la hipnosis masiva es una probabilidad, incluso de hasta 500 personas, dado precisamente el tipo correcto de ambiente controlado y el adecuado medio masivo como la radio, la televisión, o el cine. Pero la hipnosis masiva sin alguna forma de medios de comunicación masivos, y sin un hipnotista profesional, y sin las condiciones ideales, está completamente fuera del ámbito del razonamiento sensato. 

Entonces, les pregunto, ¿cómo pudieron 500 personas al aire libre de un país, antes de la invención de los medios masivos, y antes del descubrimiento de la hipnosis, estar sujetos a la hipnosis masiva? ¿Y cómo explica esto el hecho de la tumba vacía? Creo que es obvio que los escépticos le están buscando una quinta pata al gato. 

5) Desmayo — Esto nos deja con una teoría centenaria que ha sido resucitada y popularizada por un cristiano apóstata llamado Hugh Schonfield. Es llamada la “teoría del desmayo”.

Ésta es la idea de que Jesús realmente no murió en la cruz. En cambio, simplemente se desmayó y luego se despertó tres días después. Schonfield revivió esta idea en 1965 en su libro llamado The Passover Plot.3 (El Complot de la Pascua).

El Sr. Schonfield nos pide que creamos que después de que Jesús fue azotadoy crucificado, y después de que Él estuvo en una tumba fría y húmeda durante tres días sin comida ni agua, de repente revivió, removió sus envolturas fúnebres, hizo rodar la piedra, y corrió por todo el país durante 40 días sin el beneficio de siquiera una dosis de penicilina o una vacuna antitetánica. ¡Sólo un tonto podría creer tales tonterías!

6) Nostalgia — Hay otra teoría que se ha vuelto muy popular entre los modernos teólogos liberales. Es lo que yo llamo la “teoría de la nostalgia”. Es la idea que mencioné anteriormente que la Resurrección ocurrió sólo en los corazones de los discípulos. 

Un concepto tan ridículo es una consecuencia natural de la apostasía liberal, ya que los deja con la clase de Jesús que les gusta — uno que era sólo humano. Su “mesías” resulta ser un hombre que tenía buenas intenciones, pero que en realidad era un tonto iluso que creía que era Dios en la carne.

Esta teoría niega las bien documentadas apariciones posteriores a la Resurrección de Jesús y, como todas las otras teorías, no logra explicar por completo el hecho de la tumba vacía. 

Un Resumen

La tumba de Jesús estaba vacía. Estaba vacía, no porque fuera la tumba equivocada. Tampoco estaba vacía porque el cuerpo había sido robado. 

El hecho de la tumba vacía no estaba basado en alucinaciones o hipnosis. Ciertamente no estaba basado en sueños o ilusiones. ¡La tumba estaba vacía! Ése es un hecho histórico.

Pero permítanme apresurarme a decir que la mayor evidencia de la resurrección de Jesús no es la tumba vacía.

Evidencia Poderosa

La mayor evidencia de la Resurrección en la Escritura se ve en las vidas transformadas de los discípulos de Jesús. Porque 50 días después de Su crucifixión, Sus discípulos se habían transformado milagrosamente de un grupo de individuos derrotados, frustrados y sin esperanza, en una confiada banda de soldados cristianos decididos a ganar el mundo para su Señor.


El propio hermano de Jesús, Jacobo, quien no creía en Él mientras estaba vivo, se convirtió en el líder de la Iglesia en Jerusalén. Pedro, quien lo negó tres veces en un ataque de cobardía, comenzó a proclamarlo valientemente, incluso ante el propio Concilio Sanedrín que había condenado a muerte a Jesús (Hechos 4:1-12). Un joven cristiano llamado Esteban, dio su vida por Jesús (Hechos 7:51-60). Y el perseguidor más despiadado de la Iglesia, Saulo de Tarso, se convirtió en el misionero más grande en la historia de la Iglesia, todo porque se encontró con el Señor resucitado en el camino a Damasco (Hechos 9:1-9). Le pregunto, ¿qué más evidencia uno podría exigir?

La Evidencia más Convincente

Bueno, hay más evidencia, y considero que es la evidencia más convincente de todas. Tengo en mente la forma en la que las vidas de las personas continúan siendo transformadas hoy a través de su encuentro con un Jesús viviente. 

¿Lo ha conocido? ¿Ha nacido de nuevo al poner su fe en Él? Romanos 10:9 dice: “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”.

La salvación se encuentra en una relación personal con un Jesús viviente. Así es como Jesús lo expresó: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3).

Cuando uno de los discípulos de Jesús llamado Tomás, finalmente lo encontró después de Su resurrección, clamó: “¡Señor mío, y Dios mío!” Jesús respondió: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:28-29). Lo desafío a creer en el Señor resucitado, “para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31).


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»» La Resurrección de Jesús en la Profecía
Lea la parte 1 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
The Resurrection of Jesus


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Notas

1) Gran parte del material en este artículo con respecto a la evidencia de la Resurrección fue extraído de cintas de audio de presentaciones hechas por Walter Martin en la década de 1970. Su hija, Jill Rische, ha hecho que estas cintas estén disponibles en Internet en www.waltermartin.com

2) Gary R. Habermas, “Explaining Away Jesus’ Resurrection: The Recent Revival of Hallucination Theories,” www.garyhabermas.com/articles/crj_explainingaway/crj_explainingaway.htm#ch3.

3) Hugh Schonfield, The Passover Plot (New York, NY: Bantam Books, 1965).

miércoles, 21 de marzo de 2018

La Resurrección de Jesús – Parte 2

Su Realidad y Esencialidad





La Tumba Vacía

Consideremos la evidencia de la Resurrección y, al hacerlo, debemos  comenzar con el hecho de la tumba vacía.

Los Evangelios nos dicen que Jesús fue sepultado en la tumba de un hombre rico, José de Arimatea (Mateo 27:57:60). Tres días después, esa tumba estaba vacía. Estaba vacía a pesar del hecho de que había sido sellada por una enorme piedra que pesaba cerca de 2 toneladas, y a pesar del hecho de que había sido custodiada continuamente por soldados romanos (Mateo 27:62-66; Marcos 15:43-46).

“Jesucristo, declarado Hijo de Dios con poder por la resurrección de entre los muertos”. Este cartel aparece en la entrada a la Tumba del Jardín, en Jerusalén.


Las Escrituras revelan no sólo las cuidadosas precauciones de seguridad que fueron tomadas por los judíos y los romanos, sino que también revelan que los judíos no desafiaron el hecho de que la tumba estaba vacía. ¡Eso fue porque la tumba estaba vacía! No pudieron discutir con ese hecho, así que fabricaron una historia para explicar por qué estaba vacía. ¡Pagaron a los guardias romanos de la tumba para que dijeran que los discípulos de Jesús habían robado su cuerpo durante la noche, mientras los guardias estaban durmiendo! (Mateo 28:11-14).

De nuevo, ¡la tumba estaba vacía! Nadie pudo negar ese hecho. Mentirosos tuvieron que ser contratados para proporcionar una explicación. 

Una “Explicación” Moderna

Lo que es peor es que los hombres han estado inventando historias tontas desde entonces para intentar desestimar la resurrección de Jesús.

Experimenté una sorprendente explicación en la década de 1980, cuando encontré un sermón de Pascua en el Dallas Morning News, que había sido predicado por un profesor de seminario a un grupo de estudiantes de una universidad de Dallas. Argumentó que la reacción de los discípulos de Jesús a la crucifixión de Jesús fue similar a lo que pasó entre los seguidores de Martin Luther King después de su asesinato. 

Explicó que, mientras los seguidores de King se sentaban y recordaban sus discursos y sus experiencias con él, él cobraba vida en sus corazones. “Eso es todo lo que hubo en la Resurrección”, les dijo a los estudiantes. “La memoria de Jesús comenzó a arder en los corazones de Sus discípulos mientras se acordaban de Él”. 

¿Así que los discípulos de Jesús dieron sus vidas por un ardor del corazón? De nuevo, ¡qué completa tontería!

Otras Explicaciones

Consideremos algunos de los argumentos contra la Resurrección que se han ofrecido a lo largo de la historia. Al hacerlo, creo que percibirá que la superficialidad de los argumentos de los escépticos habla más fuerte, en muchos aspectos, que los contraargumentos de los cristianos.1

1) Confusión — ¡Tal vez el argumento más tonto de todos es que los discípulos fueron a la tumba equivocada! Sí, algunos hombres supuestamente instruidos han propuesto esta teoría a lo largo de los años. 

Sin embargo, los relatos de los Evangelios nos dicen que María Magdalena y María, la madre de Jesús, acompañaron a José de Arimatea y a Nicodemo a la tumba y los vieron preparar el cuerpo para el entierro (Mateo 27:56-61; Juan 19:38-42). ¿Debemos suponer que cuando las mujeres regresaron no pudieron encontrar el camino?

E incluso si se perdieron y miraron en la tumba equivocada, ¿Pedro y Juan hicieron lo mismo? ¿Olvidaron los soldados romanos qué tumba estaban vigilando? ¿Tuvo José repentinamente un lapsus de memoria en cuanto a dónde se encontraba su tumba? ¿Y por qué los líderes judíos simplemente no fueron a la tumba y produjeron el cuerpo?

La respuesta es sencilla: ¡la tumba estaba vacía!

2) Robo — La explicación más antigua de la tumba vacía es la que los judíos inventaron y que sobornaron a los soldados romanos para que contaran — a saber, que el cuerpo de Jesús fue robado por Sus discípulos. Sí, ¡esta explicación quiere hacernos creer que Pedro, Andrés, Jacobo y Juan eran ladrones de cuerpos!

Espere un momento. ¿De verdad debemos creer que una pequeña banda de seguidores que estaban asustados por el arresto de Jesús y que huyeron en la noche para salvar su propio pellejo, de repente encontraron el coraje tres días después para enfrentarse a una guardia de soldados romanos?

Aún más significativo, ¿cuál habría sido la motivación de los discípulos para robar el cuerpo? Se nos dice una y otra vez en las Escrituras que no entendieron que Jesús iba a resucitar (Marcos 9:30-32). Su comportamiento después de la crucifixión atestiguó esto, mientras permanecían sentados en desesperación lamentando la pérdida de su líder.

Y, sin embargo, este mismo grupo de repente cobró vida con esperanza y salió con valentía a proclamar la Resurrección a riesgo de sus vidas. ¿De verdad debemos creer que un grupo de discípulos atemorizados podría transformarse en una valiente banda de intrépidos predicadores robando un cuerpo, escondiéndolo, y luego dedicando sus vidas a una mentira? ¡Eso es más difícil de creer que la Resurrección! 

3) Alucinación — Una de las teorías populares de los tiempos modernos ha sido la idea de que los discípulos experimentaron una serie de alucinaciones. Como un defensor de este novedoso concepto lo ha expresado, “Ellos experimentaron una disrupción de las estructuras fisicoquímicas del cerebro, de tal manera que pudieron ver lo que desesperadamente querían ver”.2

Reconozco que María Magdalena podría haber tenido una alucinación. Después de todo, ella era una joven mujer asustada y frustrada, que deambulaba por el cementerio durante el día. De hecho, la reacción de los discípulos a sus noticias de la tumba vacía y su encuentro con los ángeles que le informaron de la Resurrección indica que ellos pensaron que ella había estado “viendo cosas” (Lucas 24:11).

Pero, ¿qué acerca de la aparición de Jesús a todos los apóstoles en tres ocasiones diferentes, o Su aparición a 500 creyentes en un monte de Galilea, o Su ascensión ante una hueste de discípulos? (1 Corintios 15:5-7; Hechos 1:1-11).

Una alucinación es una experiencia altamente subjetiva y muy personal. Al igual que la belleza, está en el ojo del espectador. ¡Creer que 500 personas pudieron tener la misma alucinación simultáneamente requiere  más fe que creer en la Resurrección! Y, además, la teoría de la alucinación no explica la tumba vacía.


Si desea conocer más acerca de este tema, visite nuestra sección:
»» La Resurrección de Jesús en la Profecía
»» Lea la parte 1 aquí 
»» Lea la parte 3 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article: 
The Resurrection of Jesus 


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martes, 20 de marzo de 2018

La Resurrección de Jesús – Parte 1

Su Realidad y Esencialidad




Le dijo Jesús [a Marta]: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.

No puede haber certeza alguna sobre la vida después de la muerte a menos que Jesús haya resucitado de entre los muertos. El cristianismo se sostiene o cae sobre la verdad de la resurrección de Jesús, al igual que cualquier esperanza de vida después de la muerte.

El Testimonio de Pablo

El apóstol Pablo dejó en claro este punto en sus escritos. Al definir la esencia del Evangelio, escribió que era la muerte, la sepultura, y la resurrección de Jesús (1 Corintios 15:3-4).

Para aclarar su punto, añadió, “Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe” (1 Corintios 15:14). Y luego, como para asegurarse de expresar su punto sin algún malentendido, repitió su afirmación, “y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados” (1 Corintios 15:17).

El Testimonio de Jesús

Jesús mismo afirmó que nuestra esperanza de resurrección dependía de Su propio triunfo sobre la muerte. Sesenta y cinco años después de Su resurrección, se le apareció al apóstol Juan en la isla de Patmos e hizo  esta notable declaración (Apocalipsis 1:17-18):

No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte [el cuerpo] y del Hades [el espíritu].

El Testimonio de los Apóstoles

Todos los apóstoles reconocieron plenamente la importancia de la resurrección de Jesús y, debido a eso, Su resurrección  se convirtió en el punto focal de su predicación.

Pedro, en el primer sermón del Evangelio alguna vez predicado, le recordó a su audiencia que el rey David había profetizado que el Mesías sería resucitado de entre los muertos (Salmo 16:10). Luego proclamó que Jesús había cumplido esa profecía: “A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos” (Hechos 2:32).

En el segundo sermón de Pedro, pronunciado en el Monte del Templo, acusó a su audiencia de participar en la ejecución de Jesús, al exigir que al “Autor de la Vida” fuera ejecutado, “a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos” (Hechos 3:14-15).

El tercer sermón de Pedro fue pronunciado al Concilio del Sanedrín, el mismo grupo de líderes judíos que había condenado a muerte a Jesús. Lleno del Espíritu Santo, Pedro proclamó valientemente, “sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos… en ningún otro hay salvación” (Hechos 4:10, 12).

Hablando de la audacia de los apóstoles en su predicación, Lucas escribió, “Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús...” (Hechos 4:33).

Cuando todos los apóstoles fueron arrestados y arrastrados ante el Concilio del Sanedrín, y fueron amenazados si no dejaban de predicar, “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero” (Hechos 5:29-30).

Mientras Esteban, el primer mártir cristiano, estaba siendo apedreado por su testimonio de Jesús, “puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios” (Hechos 7:55-56).

"No está aquí, pues ha resucitado". Esta señal aparece en la puerta del Jardín de la Tumba, en Jerusalén.

Cuando Pedro fue llamado a predicarle a Cornelio, el primer converso gentil, habló de la crucifixión de Jesús, y luego dijo, “A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase;  no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos” (Hechos 10:40-41).

Cuando Pablo fue llamado y enviado como misionero (Hechos 13:1-4), sus sermones se enfocaban en la resurrección como el evento cardinal de la historia, enfatizando que la resurrección de Jesús era el cumplimiento de la profecía: “Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús… le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción…” (Hechos 13:32-34).

En Tesalónica, Pablo razonó con los judíos en la sinagoga, “declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos…” (Hechos 17:3).

En Atenas, se nos dice que Pablo “les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección” (Hechos 17:18).

Y, cuando Pablo fue arrestado y traído ante el rey Agripa, dijo, “…persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder:  Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles” (Hechos 26:22-23).

Como puede ver, una y otra vez los apóstoles afirmaron la resurrección de Jesús y afirmaron que es el corazón del Evangelio.

Las Cartas de Pablo

Por consiguiente, Pablo comenzó su profunda epístola teológica a los romanos afirmando que él era un apóstol llamado a predicar el Evangelio concerniente a Jesucristo, “que fue declarado Hijo de Dios con poder por la resurrección de entre los muertos” (Romanos 1:4). Luego, en la misma carta, Pablo declaró, “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo (Romanos 10:9). Y cuando Pablo le escribió a su discípulo, Timoteo, lo exhortó en sus enseñanzas, “Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio” (2 Timoteo 2:8).

En 1 Corintios 15:5-8, Pablo enfatizó la validez de la Resurrección, al relatar algunas de las apariciones que Jesús hizo después de Su resurrección. Declara que Jesús se le apareció a Pedro y luego a todos los apóstoles, y después de eso, se les apareció a más de 500 hermanos a la vez. También se le apareció a Su hermano, Jacobo, quien más tarde se convirtió en el líder de la iglesia en Jerusalén. Pablo luego les recuerda a sus lectores que Jesús se le apareció, refiriéndose a su experiencia de conversión, en el camino a Damasco (Hechos 9:1-9).

La Importancia General

La abrumadora importancia de la resurrección de Jesús se debe ver en el hecho de que es un evento que diferencia al cristianismo de todas las demás religiones del mundo.

La resurrección es el sello único del cristianismo, ya que sólo el cristianismo puede adjudicarse una tumba vacía para su fundador. Nunca se ha afirmado la resurrección de Abraham, Buda, Confucio, o Mahoma. No es de extrañar que Pedro afirmara que “nuestra esperanza viva” está basada en “la resurrección de Jesucristo de los muertos” (1 Pedro 1:3).

Creo que fue el gran maestro bíblico, Walter Martin (1928-1989), quien una vez resumió la importancia de la resurrección con esta observación: “La resurrección de Jesucristo es o uno de los fraudes más perversos, despiadados, y desalmados que alguna vez se haya impuesto sobre las mentes de los hombres, o es el hecho más fantástico de la historia”.

Si desea conocer más acerca de este tema, visite nuestra sección:
»» La Resurrección de Jesús en la Profecía

»» Lea la parte 2 aquí 
»» Lea la parte 3 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article: 
The Resurrection of Jesus 


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Video: El Caso de la Resurrección de Jesús – Parte 2



La evidencia de los doce hechos históricos que muestran que Jesús resucitó de entre los muertos.


Vea la parte 1 aquí.

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viernes, 2 de marzo de 2018

Folleto electrónico: El Yoga – ¿Ejercicio o Religión?

¿Tiene Importancia?


Haga clic sobre la imagen para descargar el folleto


««Fue un momento que todavía me molesta recordar. Estaba dando una conferencia en una universidad cristiana sobre la espiritualidad Nueva Era, cuando vi a una estudiante poner sus ojos en blanco a mi mención del término “yoga”. Fue un gesto pequeño, pero habló cantidades. Era como si me dijera “¡Por favor! ¡Sólo son ejercicios!”. Deduje por su reacción que era practicante del yoga o por lo menos había tenido contacto con el tema, y creía que la participación en el yoga no tendría ningún impacto negativo sobre su vida espiritual. Al fin y al cabo, la joven estudiaba en una universidad cristiana, de modo que probablemente pensaba poder discernir si una práctica era pagana o no. Pero no evidenció una evaluación bíblica sobre el yoga; sin palabras, lo había defendido. Desafortunadamente, esa tendencia de aceptar el yoga y otras prácticas Nueva Era ha seguido creciendo dentro de las universidades cristianas, los ministerios y aun en iglesias»».

Si desea obtener información adicional acerca de este tema, visite nuestras secciones:


Si desea obtener otros materiales de este ministerio, visite su sitio web oficial:

jueves, 22 de febrero de 2018

Libro: La Apostasía Venidera – Extracto

Desenmascarando el Sabotaje del Cristianismo

Por Mark Hitchcock y Jeff Kinley

Haga clic sobre la imagen si desea comprar el libro

«Llegará el tiempo en que la gente no escuchará más la sólida y sana enseñanza. Seguirán sus propios deseos y buscarán maestros que les digan lo que sus oídos se mueren por oír. Rechazarán la verdad e irán tras los mitos» (2 Timoteo 4:3-4).

Jesucristo va a volver. Sin duda, es la mayor esperanza de los cristianos en estos tiempos difíciles. La Biblia nos advierte que los últimos días serán caóticos: guerras y rumores de guerras se extenderán por todos lados (Mateo 24:6). En nuestra época, el mundo parece estar fuera de control, creando miedo, confusión e incertidumbre. Además de la violencia, la peste y las epidemias, la Biblia predice un gran «alejamiento» de Dios en los tiempos finales. Maestros de la Biblia lo llaman «la gran apostasía».

¿Estamos viendo evidencias hoy en la iglesia de este gran rechazo de la enseñanza sólida y sana? Mark Hitchcook, exabogado y popular maestro de la Biblia, examina las pruebas de los maestros de la Escritura en nuestros tiempos actuales. ¿Están actualmente los maestros de la Biblia permitiendo a la gente seguir sus propios deseos al decirles lo que quieren escuchar, como la Biblia lo predice con claridad? ¿Acaso una gran porción de la iglesia ha abandonado la enseñanza sana y sólida que la Palabra de Dios ofrece? La gran apostasía habrá de venir, pero ¿estará más cerca de lo que imaginamos?¿Qué significa esto para nuestro futuro? Permita que Mark Hitchcock sea su guía para los días difíciles por venir.

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