miércoles, 28 de octubre de 2020

El Contenido del Evangelio de Salvación

Por Dr. Charlie Bing



Cuando compartimos el evangelio claramente, debemos tener dos grandes inquietudes:

Primera, debemos ser absolutamente claros acerca de la condición para la salvación: creer. Esa creencia debe estar libre de cualquier obra, compromiso, o idea de mérito de nuestra parte, para que la gracia siga siendo gracia.

La segunda inquietud es que debemos ser claros acerca del contenido del evangelio, o en lo que se tiene que creer. El contenido del evangelio es la persona y la obra de Jesucristo, que son inseparables como el objeto de la fe que salva.

La Persona de Jesucristo

Somos salvos por Alguien, el Señor Jesucristo. No sólo cualquier Jesús, sino el enviado de Dios, quien es el Hijo de Dios. Existen muchas cosas implícitas en la designación Señor Jesucristo como la deidad, la humanidad, y la misión mesiánica. Si bien es posible que alguien no comprenda una Cristología en su totalidad, debe haber cierta comprensión de la unicidad y autoridad divina de Jesús. El evangelio de Juan, reconocido por su intención evangelista (Jn. 20:30-31), enfatiza la deidad de Jesús más que cualquier otro libro de la Biblia (por ejemplo, Jn. 1:1-3, 14, 18; 5:17-21; 6:69; 7:38; 8:19, 58; 10:30; 20:28). En Juan, la persona de Jesucristo es el objeto de la fe en varios contextos evangelísticos (por ejemplo, Jn. 1:12; 3:16; 5:24; 6:29, 47; 9:35-37; 11:25-26).

La Provisión de Jesucristo

Como el Hijo de Dios, Jesús nos salva por lo que hizo por nosotros; Él proveyó para nuestra mayor necesidad. Después de todo, somos salvos de algo y para algo. Como pecadores separados de Dios, necesitábamos que alguien pagara la pena que nosotros no podíamos pagar. Jesús pagó ese precio al morir en la cruz. Por supuesto, un salvador muerto no podía a nadie, así que Jesús se levantó de entre los muertos. Su resurrección muestra que el precio ha sido pagado, que Dios aceptó el pago, y que Él vive para darnos la vida eterna. Jesús hizo posible que pasemos de muerte a vida, si aceptamos Su provisión (Jn. 5:24).

La persona de Jesús no puede separarse de Su obra. Jesús es el “Cordero de Dios” que quita el pecado del mundo (Jn. 1:29). Él dio Su vida por nosotros (por ejemplo, Jn. 6:51; 10:11-18) como el supremo sacrificio por nuestros pecados (Heb. 10:5-10). Isaías 53 habla proféticamente acerca de la muerte sustitutiva de Jesús (Is. 53:3-12) y Su resurrección (Is. 53:10-12).

Una vez más, existen muchas complejidades insondables y profundas que rodean la muerte y resurrección de Jesús, que una persona inconversa pueda no comprender de inmediato. Sin embargo, parece que debe haber al menos la comprensión más simple de que somos pecadores separados de Dios, que Jesús removió la barrera causada por el pecado a través de Su muerte y resurrección, y que ahora vive para darnos Su vida. Es por eso que vemos la predicación de la cruz y de la resurrección en la iglesia primitiva (por ejemplo, Hch. 2:23-24, 36; 3:18-20; 4:2, 10; 5:29-31; 10:39-40; 13:29-30; 17:3; 26:22-23) y por qué esos grandes hechos fueron reiterados en las epístolas (por ejemplo,  Ro. 3-8, 1 Cor. 1:18-24; 2:1-2; 15:1-4; Ga. 3:1; Ef. 1:20; Fil 2:8-9; Col. 2:12- 14; Hebreos; 1 Pe.1:3, 18-21; 3:18).

La Promesa de Jesucristo

Ciertamente es concebible que una persona pueda comprender los hechos acerca de la persona y la obra de Cristo y, sin embargo, no ser salva porque no los aplica a su propia condición espiritual. Creemos en Cristo para algo, y eso es la vida eterna. Dios nos ha prometido que cualquiera que cree en Cristo Jesús como Aquel que murió y resucitó tendrá vida eterna (por ejemplo, Jn. 1:12; 3:16; 5:24; 6:40, 47; 7:38; 10:26-29; 11:25-26; 12:44-50; 20:31). Una persona debe creer, o ser persuadida, de que la promesa es verdadera, y que es verdadera para él.

La vida eterna tiene muchas implicaciones que una persona puede no comprender por completo. Abarca la seguridad eterna, el perdón de pecados, la justificación, el nuevo nacimiento, la glorificación, y otras verdades maravillosas que se aclararán con la instrucción de la Palabra de Dios. La vida eterna también se define  como conocer a Dios a través de Cristo (Jn. 17:3). Una persona debe creer en la promesa de Dios para algún aspecto salvífico de esta vida eterna.

Algunas Incógnitas 

Si bien el contenido del evangelio es esencialmente simple y podemos compartirlo claramente, pueden existir algunas preguntas acerca de ciertas situaciones: ¿Cómo entiende un niño muy pequeño comprender el contenido del evangelio? ¿Cómo puede ser salva una persona con discapacidad mental? ¿Qué les sucede a los bebés que mueren sin ningún conocimiento del evangelio? ¿Cómo entiende un hindú los conceptos de Dios, pecado, Hijo de Dios, resurrección, y vida eterna?

Cuando compartimos el evangelio, debemos darnos cuenta de que el proceso de comunicación tiene dos componentes, el comunicador y el que lo recibe. El oyente no siempre procesa la información exactamente como lo dice el comunicador. En otras palabras, existen barreras en la comunicación del evangelio como el idioma, la interpretación cultural, la atención, la claridad, el procesamiento, la comprensión previa , y las idea religiosas preconcebidas.

A la luz de estas incógnitas, debemos reconocer humildemente que la comprensión de una persona puede no ser siempre lo que pensamos que es. Afortunadamente, el Espíritu Santo sabe lo que nosotros no sabemos. Si bien es nuestra responsabilidad compartir el evangelio con la mayor claridad posible, es Su obra convencer al oyente de Su veracidad (Jn. 16:8). Cuando compartamos el evangelio, debemos depender del Espíritu Santo para que trabaje en el oyente para darle suficiente comprensión para producir fe (Ro. 10:14-17). La forma exacta en que obra el Espíritu Santo en el entendimiento de una persona, seguirá siendo un misterio (Jn. 3:8; 6:44-45, 65). Sin embargo, nada de esto quita el hecho de que, si nos equivocamos en nuestro mensaje, el oyente estará equivocado en su fe.

Conclusión

Estamos llamados a compartir el evangelio de salvación lo que significa que compartimos la persona, la provisión, y la promesa de Jesucristo. ¿Por qué compartiríamos menos que eso? Ya sea que lo expliquemos en los términos más básicos o con gran profundidad, siempre es el Espíritu Santo quien trae el entendimiento que impulsa la fe. Predicamos el evangelio de la gracia a través de la fe sola en Cristo solo y dejamos que Dios haga el resto. Ciertamente eso requiere que lo comuniquemos claramente, y también a que oremos fervientemente.


Fuente:

jueves, 22 de octubre de 2020

Folleto: Aguardando el Reinado de Jesucristo – Parte 1

Vocabulario Profético


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Hace poco pasé tiempo con un pastor que me preguntó sobre mi papel en el Ministerio Cordero y León. Le expliqué que proclamamos el pronto regreso de Jesucristo. Discutimos brevemente el Rapto y la Segunda Venida, pero, entonces, el joven ministro afirmó que es amilenialista. Cuando le pregunté por qué, su respuesta fue reveladora. Él dijo: “Realmente no lo sé”.

El amilenialismo se ha convertido en la posición predeterminada de muchos dentro de la Iglesia — incluidos muchos evangélicos. Sin realmente ahondar en la Palabra Profética de Dios, han gravitado hacia un punto de vista que se ha convertido en la enseñanza de facto de la Iglesia. Mi joven amigo pastor admitió fácilmente que nunca ha pensado mucho en el asunto. Aunque es un proclamador reflexivo y deliberado del Evangelio, no ha estudiado la profecía bíblica lo suficiente, como para anticipar con entusiasmo el reinado terrenal de nuestro Rey.

¿Por qué hay tanta confusión e incluso ignorancia sobre un tema sobre el que la Biblia es muy clara? ¿Qué cree un amilenialista o postmilenialista clásico? ¿Realmente importa mientras estemos de acuerdo en que Jesús es el Mesías — el propio Hijo de Dios quien fue crucificado, que murió y fue sepultado, y que ahora ha resucitado a la vida eterna?

Creo que sí. Puede sonar como un montón de nimiedades sobre 1,000 años, pero va al corazón de la comprensión de las gloriosas promesas de Dios para el futuro.

Revisemos los términos proféticos relevantes antes de que examinemos los diversos puntos de vista. Luego explicaré por qué el pre-milenialismo es el punto de vista correcto y por qué importa. 

Revisión de Términos Proféticos

Muchas personas están abrumadas por las terminologías asociadas con la profecía bíblica. Los términos describen momentos y eventos específicos. Aquí hay una breve lista de términos relevantes y su significado:

Rapto — El “arrebatamiento” de la Iglesia. La Biblia dice que los cristianos que ya han muerto serán resucitados para encontrarse con el Señor en el aire, y luego los que todavía estén vivos  serán arrebatados con Jesús en el cielo en un “abrir y cerrar de ojos” (1 Tesalonicenses 4:13-18; 1 Corintios 15:51-53). La creencia de que esta remoción de la Iglesia es inminente (que no requiere eventos intermedios), conduce a lo que se llama la expectativa “Pre-Tribulación” del Rapto.

Tribulación — El período de siete años, en el que Dios derramará juicio sobre el mundo. En el Antiguo Testamento, una parte de este período es llamada el tiempo de “angustia” judía (Deuteronomio 4.:30; Jeremías 30:7; Daniel 12:1). Esto se debe a que el pueblo judío será perseguido como nunca antes por el Anticristo durante los últimos tres años y medio. La Tribulación comenzará cuando el Anticristo firme un acuerdo de paz con los judíos en Israel (Daniel 9:27). Éste terminará 2,520 días después (Apocalipsis 11:3; 12:6), cuando Jesucristo regrese a la tierra en gloria y derrote a Satanás y al Anticristo con el aliento de Su boca (2 Tesalonicenses 2:8).

Segunda Venida —  El regreso glorioso de Jesucristo a la tierra. En el momento de Su Ascensión, los ángeles testificaron que volverá de la misma manera que se fue hace casi 2,000 años (Hechos 1:9-11). Las Escrituras dicen que esto ocurrirá al final de los siete años de la Tribulación (Mateo 24:29). Jesús dijo que, cuando regrese, se sentará “en Su trono de gloria” para juzgar a las naciones — separando a las ovejas de las cabras (Mateo 25:31-33).

Milenio – Esta palabra simplemente significa mil años. Aplicada a la profecía bíblica, se refiere al reinado de 1,000 años de Jesús en la tierra, después de Su Segunda Venida. Durante este tiempo, Satanás será atado, y la tierra se inundará de paz, rectitud y justicia (Isaías 9:6-7).

Reseña 

Una manera de presentar un argumento es tergiversar las opiniones con las que uno no está de acuerdo, creando una especie de hombre de paja que pueda ser derribado fácilmente. Ésa no es mi intención. Aunque tengo grandes desacuerdos con los puntos de vista amilenial y postmilenial, tengo la intención de presentarlos de la manera más directa posible.

Amilenialismo — En pocas palabras, un amilenialista comprometido no cree que Jesús reinará sobre la tierra durante mil años. En cambio, el amilenialista clásico afirma que el reinado de Jesús es de naturaleza espiritual y comenzó en la Cruz. Además, creen que Su reinado continuará hasta Su Segunda Venida. Este punto de vista afirma que Él ya está reinando sobre todo el mundo a través de la Iglesia y que Satanás está atado ahora. Rechazando un reinado literal de 1,000 años (tanto en duración como en naturaleza), los amilenialistas niegan un futuro reinado de Jesús sobre un reino terrenal. En cambio, sostienen que el Estado Eterno comenzará inmediatamente después de Su regreso.

Cabe señalar que existe una forma extrema de amilenialismo llamada “preterismo”: en su forma más radical, este punto de vista afirma que todas las profecías del tiempo del fin se cumplieron en el año 70 d.C. — incluida la Segunda Venida de Jesús espiritualmente para reinar sobre su reino terrenal — la Iglesia. Como tal, rechaza un reinado literal de 1,000 años y espiritualiza la mayoría de las profecías bíblicas relacionadas con los tiempos del fin. No abordaré el preterismo en este folleto, porque siendo, por mucho, una posición minoritaria dentro de la Iglesia.

Postmilenialismo — Este punto de vista acepta la realidad de un reino literal de 1,000 años aquí en la Tierra, pero afirma que Jesús no estará presente. En cambio, reinará a través de la Iglesia y no regresará a la Tierra hasta el final de los mil años, momento en el cual el reino le será presentado por la Iglesia. El postmilenialismo espera que la Iglesia gane poder político a medida que evangeliza toda la tierra y cada nación se convierte al cristianismo. Según este punto de vista, “Cristo regresará a un mundo verdaderamente cristianizado”. La Iglesia entregará el reino idílico que ha creado y ha estado administrando durante 1,000 años literales, y Jesús cerrará la historia humana.

Premilenialismo — Este punto de vista acepta que Jesús regresará a la Tierra en gloria, acompañado por los santos de la Era de la Iglesia, en sus cuerpos glorificados. Derrotará al Anticristo y atará a Satanás. Después del Juicio de las Ovejas y las Cabras, los creyentes mortales que han vivido hasta el final de la Tribulación, entrarán al Reino Milenial en sus cuerpos físicos y repoblarán la Tierra. Jesús reinará personalmente durante 1,000 años literales — gobernando con vara de hierro e inundando la tierra con paz, rectitud y justicia. Los santos glorificados reinarán con Él. Al final de esos mil años edénicos, Satanás será liberado para engañar al mundo por última vez — para demostrar que el pecado del hombre se debe a su naturaleza inherente, no a su ambiente. Los premilenialistas discrepan entre ellos  en cuanto al momento del Rapto de la Iglesia. La mayoría lo coloca antes de la Tribulación, otros a la mitad o cerca del final, y algunos los combinan con la Segunda Venida al final de la Tribulación.

Con esta amplia descripción general de los principales puntos de vista, consideremos cómo los conceptos erróneos sobre el reino del Mesías se infiltraron en la Iglesia. 


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

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martes, 20 de octubre de 2020

Folleto: Aguardando el Reinado de Jesucristo – Introducción

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En abril de 2020, el Ministerio Cordero y León celebró su cuadragésimo aniversario. El Señor llamó a David Reagan en 1980 a dar un paso de fe y proclamar audazmente el pronto regreso de Jesús.

A lo largo de los años, la profundidad y la amplitud de la enseñanza que Cordero y León ofrece han crecido enormemente. Hemos hablado de la Palabra Profética de Dios a lo largo de la Escritura, lo que ha despertado una fe expectante y un evangelismo urgente. Hemos ayudado a las personas a comprender la continua importancia del pueblo judío, y hemos llevado a muchos peregrinos a Israel. Pero nuestro mensaje central sigue siendo el pronto de Jesús.

Incluso mientras atravesamos una  transición en el liderazgo del Ministerio Cordero y León, el enfoque y el propósito impulsor, que Dave Reagan ha mantenido fielmente, continuarán. Con eso en mente, y discerniendo de que estamos viviendo en la época del regreso del Señor, es apropiado presentar y reconfirmar claramente las creencias fundamentales de nuestro mensaje. 

Como Juan el Bautista, clamamos con valentía en el desierto: “Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas” (Marcos 1.2-3, citando Isaías 40:3). Nuestro mensaje se centra en el inminente regreso de Jesús por Su Iglesia en el Rapto, seguido por siete años de terror llamados la Tribulación, y culminando con Su gloriosa Segunda Venida acompañado por Sus santos. Cuando regrese, Jesús reinará durante mil años, trayendo paz, rectitud y justicia. 

Este folleto explicará por qué soy premilenialista. Ruego que lo lleve a una fe más profunda y a regocijarse por nuestro Rey que pronto regresará.


¡Vayan con Dios!
Tim Moore
Verano de 2020


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Folleto: Aguardando el Reinado de Jesucristo – Índice



Tabla de Contenidos

Introducción

Parte 1: Vocabulario Profético

Parte 2: Cómo se Desarrollaron las Diversos Puntos de Vista

Parte 3: Expectativas Premileniales

Parte 4: Falacias Amileniales y Postmileniales

Parte 5: Quién, Qué, Cuándo, Dónde, Cómo, Por qué

Parte 6: Aplicación

Referencias 

Acerca del Autor

Documento completo en pdf


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miércoles, 14 de octubre de 2020

Libro: El Plan de Dios para las Edades (2da. Ed.) – Capítulo 8

Los Judíos en la Profecía

¿Han sido desechados?



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Pocos estudios bíblicos son tan emocionantes como un examen de los judíos en la profecía, ya que los judíos son uno de los puntos focales clave de la profecía bíblica. 

De hecho, si es antisemita, odiará la profecía bíblica. Eso es porque la Palabra Profética de Dios deja en claro que Él tiene un amor profundo y perdurable por el pueblo judío. 

Las Escrituras revelan a los judíos como “la niña de los ojos de Dios” (Zacarías 2:8). Su tierra es descrita como “santa” (Zacarías 2:12). Su ciudad de Jerusalén se denomina el “centro de las naciones” (Ezequiel 5:5). Se les describe como la esposa descarriada de Dios (vea Ezequiel 16 y el libro de Oseas). Y la Biblia deja en claro que serán objeto, tanto de la ira de Dios (Jeremías 30:7), como de Su gracia (Zacarías 13:1) en los tiempos del fin. 

El panorama de la profecía que se relaciona con los judíos es impresionante. Se aplica al pasado, al presente y al futuro. Demuestra el amor y la gracia de Dios como nada más lo hace, excepto la Cruz misma. Pablo estaba tan abrumado por la paciente determinación de Dios de llevar a un remanente de los judíos, que exclamó en éxtasis: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!”. 

Echemos un vistazo a las increíbles profecías que conciernen al pueblo judío, y comencemos con las profecías que ya se han cumplido.

Profecías Cumplidas 

1) Dispersión — A los judíos se les advirtió repetidamente que serían dispersados por todo el mundo si no eran fieles a su pacto con Dios. Considere las palabras de Moisés: “Y Jehová te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo…” (Deuteronomio 28:64; Levítico 26:33).

2) Persecución — El Señor también les advirtió a los judíos que serían perseguidos dondequiera que fueran. De nuevo, las palabras de Moisés son gráficas a este respecto: “Y ni aun entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te dará Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma” (Deuteronomio 28:65).

3) Desolación — Dios prometió que, después de su dispersión, su tierra se volvería “desolada” y sus ciudades se convertirían en “ruinas” (Levítico 26:33). Moisés lo expresó de manera más gráfica cuando dijo: “y el extranjero que vendrá de lejanas tierras… dirá azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna” (Deuteronomio 29:22-33).

4) Preservación — Pero Dios, en Su maravillosa gracia, prometió que preservaría a los judíos como un pueblo separado durante sus andanzas mundiales (Isaías 66:22; Jeremías 30:11; 31:35-37). Isaías lo expresa de una manera colorida. Dice que el Señor no podría olvidar a Israel más de lo que una madre podría olvidar a su hijo lactante (Isaías 49:15). Luego añade que Dios no puede olvidar a Israel porque los tiene inscritos en las palmas de Sus manos (Isaías 49:16).

Cumplimiento

Dios ha cumplido estas cuatro profecías durante los últimos 2,000 años. En el año 722 a.C., los asirios conquistaron la nación de Israel y dispersaron sus diez tribus por Eurasia. En el año 70 d.C., los romanos destruyeron la ciudad de Jerusalén y llevaron a la nación de Judá al cautiverio, desolaron la tierra y esparcieron sus dos tribus por toda la faz de la tierra. Y, como se profetizó, dondequiera que fueran los judíos, eran perseguidos, culminando con el Holocausto nazi de la Segunda Guerra Mundial.

Pero Dios también preservó a los judíos, y el cumplimiento de esta profecía ha sido uno de los milagros más notables de la historia. Ningún otro pueblo ha estado tan disperso y, sin embargo, ha sido capaz de conservar su identidad como nación. 

Profecías Actuales

Tenemos el privilegio de vivir en una época en la que Dios está cumpliendo muchas profecías a los judíos. Hace poco estaba hablando con un hombre sobre la Primera Venida de Jesús, y me dijo: “Dave, ¿no habría sido emocionante vivir en tiempos bíblicos?”. ¡Respondí señalando que estamos viviendo en tiempos bíblicos! Estamos siendo testigos del cumplimiento de las profecías del tiempo del fin a nuestro alrededor. 

¡Qué testimonio es éste del hecho de que Dios está vivo, que Dios está en Su trono y en control, y que Dios es fiel a Sus promesas! Echemos un vistazo a las profecías que se están cumpliendo hoy entre el pueblo judío. 

1) Reunión del Pueblo — Los profetas del Antiguo Testamento prometieron repetidamente que llegaría el día en que Dios reuniría a los judíos en incredulidad en la tierra de Israel (Isaías 11:10-12; Ezequiel 36:22-28). Esta notable reunión de los judíos desde los cuatro ángulos de la tierra ha ocurrido en nuestro tiempo. La Primera Guerra Mundial preparó la tierra para el pueblo, cuando el control de Palestina fue transferido de una nación que odiaba a los judíos (los turcos) a una nación que simpatizaba con su regreso (Gran Bretaña). El Holocausto de la Segunda Guerra Mundial preparó al pueblo para la tierra, al motivarlos a regresar. 

2) Restablecimiento del Estado — Los profetas declararon que, cuando el pueblo fuera reunido, la nación de Israel sería restablecida (Isaías 66:7-8; Zacarías 12:3-6). Esto ocurrió el 14 de mayo de 1948. Éste es el evento profético fundamental de nuestra época. Es un evento al que los eruditos proféticos han señalado durante los últimos 400 años, en medio de muchas burlas y menosprecio por parte de aquellos que no creían que Israel volvería a existir como nación. 

3) Recuperación de la Tierra — Dios prometió que, con el restablecimiento de la nación, la tierra florecería de nuevo (Isaías 35:1-7; Joel 2:21-26). Como dijo Ezequiel, la gente exclamaría algún día: “Esta tierra que era asolada ha venido a ser como huerto del Edén” (Ezequiel 36:35). Y eso es exactamente lo que la gente dice hoy cuando visitan Israel, porque una vez más es una tierra de leche y miel. Más de 250 millones de árboles fueron plantados durante el siglo XX. Las precipitaciones durante ese siglo aumentaron un 450 por ciento. Los antiguos pantanos infestados de malaria se han convertido en tierras cultivadas. El agua del Mar de Galilea se ha canalizado a los desiertos, haciendo que florezcan. 

4) Renacimiento del Idioma — Cuando los judíos fueron esparcidos por todo el mundo en el primer siglo, dejaron de hablar el idioma hebreo. Los judíos que se establecieron en Europa desarrollaron un idioma llamado yiddish (una combinación de hebreo y alemán). Los judíos de la cuenca del Mediterráneo mezclaron el hebreo con el español para producir un idioma llamado ladino. El profeta Sofonías dio a entender que llegaría un momento en que el idioma hebreo reviviría (Sofonías 3:9). Lo ha hecho. Hoy los israelíes hablan hebreo bíblico. Es el único ejemplo en la historia de la resurrección de una lengua muerta. El hombre que Dios usó para revivir el idioma fue Eliezer Ben Yehuda (1858-1922).

5) Reocupación de Jerusalén — Jesús dijo que una de las señales más seguras de Su inminente regreso sería la reocupación de Jerusalén por los judíos (Lucas 21:24). Esto ocurrió durante la Guerra de los Seis Días en junio de 1967.

6) Resurgimiento de la Fuerza Militar — Zacarías profetizó que, cuando los judíos fueran restablecidos en la tierra, su fuerza militar sería abrumadora — como “antorcha ardiendo entre gavillas” — y que “consumirían” a todos los pueblos a su alrededor (Zacarías 12:6). ¿Es necesario decir algo sobre el cumplimiento de esta profecía?

7) Reenfoque de la Política Mundial — Israel siempre es descrito como el punto focal de la política mundial en los tiempos del fin (Zacarías 12:3; 14:1-9). Esto ha sido cierto desde el boicot del petróleo árabe en 1973. Occidente se dio cuenta de repente de su dependencia del petróleo árabe y comenzó a alinearse detrás de la obsesión árabe de aniquilar a Israel. 

Profecías Futuras

Al ser testigos de antiguas promesas al pueblo judío que se están cumpliendo ante nuestros ojos hoy, podemos estar seguros de que Dios un día cumplirá todas las profecías restantes concernientes al destino de Israel. 

1) Tribulación — Dios someterá al pueblo judío a un período de tribulación sin paralelo (Deuteronomio 4:30), durante el cual dos tercios de los judíos perecerán (Zacarías 13:8-9). El propósito será ablandar los corazones de un remanente para que acepten a Jesús como su Mesías. 

2) Salvación — Al final de la Tribulación, un remanente de los judíos “mirarán a mí, a quien traspasaron”, y se arrepentirán y lo aceptarán como su Mesías (Zacarías 12:10; Romanos 11:1-6, 25-29). En ese día glorioso, la Biblia dice que “habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia” (Zacarías 13:1).

3) Primacía — En la Segunda Venida de Jesús, Dios reunirá a todos los judíos creyentes en Israel, donde serán establecidos como la nación principal del mundo durante el Milenio (Deuteronomio 28:1,13; 2 Samuel 7:9; Isaías 60-62; Miqueas 4:1-7). Las bendiciones de Dios para el mundo fluirán una vez más a través del pueblo judío, y así, cuando un judío pase, diez gentiles tomarán su túnica y dirán: “Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros” (Zacarías 8:23).

Una Doctrina Perniciosa

Estas profecías concernientes al Israel actual y su glorioso futuro dejan en claro que Dios no se ha desentendido del pueblo judío, como muchas denominaciones cristianas afirman hoy.

Una de las doctrinas más perniciosas que ha infestado a la Iglesia desde sus primeros días es una llamada Teología del Reemplazo. Sostiene que, cuando los judíos rechazaron a Jesús, Dios los hizo a un lado permanentemente y los reemplazó con la Iglesia. En el proceso, transfirió a la Iglesia todas las bendiciones que se le habían prometido a Israel. 

Esta doctrina contradice directamente las profecías del Antiguo Testamento concernientes al futuro de Israel. También viola la clara enseñanza de Pablo en el libro de Romanos. 

Por ejemplo, en Romanos 3:1-4, Pablo presenta una pregunta retórica, para una consideración reflexiva. Él pregunta: “¿Ha rechazado Dios a Su pueblo debido a su incredulidad?”. Durante casi dos mil años, la Iglesia ha respondido a esta pregunta, “¡Sí!”. Pero Pablo responde: “¡De ninguna manera!”.

Nuevamente, en el capítulo 11, Pablo pregunta: “¿Ha desechado Dios a Su pueblo?”. Y, una vez más, responde a su propia pregunta afirmando: “No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció” (Romanos 11:1-2). Luego procede a afirmar la promesa del Antiguo Testamento de que un gran remanente de los judíos será salvo en los tiempos del fin (Romanos 11:25-33; Romanos 9:27).

Durante 2,000 años, el pueblo judío ha sido condenado por la Iglesia como “asesinos de Cristo”. Necesitamos aclarar nuestras mentes y corazones en cuanto a quién fue el que realmente mató a Jesús. Se nos dice en Hechos 4:27, que dice: “Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel”.

¿Quiénes dice este versículo que fueron los asesinos de Jesús? Enumera a los líderes judíos (Herodes), los romanos (Pilato), los gentiles, los judíos y alguien más que no se menciona — usted y yo. Todos nosotros tenemos la sangre de Jesús en nuestras manos, porque Él murió por todos nuestros pecados. 

El Amor Infinito de Dios

Dios hizo a un lado a los judíos y los puso bajo disciplina debido a su desobediencia, pero no los apartó de Su gracia. 

Él tiene la intención de llevar a Su esposa descarriada a casa: “Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe…Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios…y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días” (Oseas 3:4-5).

La bondad y la misericordia de Dios en el cumplimiento de Sus promesas al pueblo judío deberían ser una fuente de aliento para todos los cristianos. Al observar a Dios cumplir las promesas que hizo al pueblo judío hace miles de años, podemos estar absolutamente seguros de que será fiel para cumplir todas las promesas que le ha hecho a la Iglesia. 

El pueblo judío es testigo de la asombrosa gracia de Dios. Y esa misma gracia está disponible para todos nosotros, seamos gentiles o judíos. 


Recurso recomendado:


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

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