martes, 21 de abril de 2009

¿Es Demasiado Tarde para América?

¿Ha pasado América el punto de no retorno?

Por Dr. David Reagan


En un sermón pronunciado en 1989 en la Iglesia Times Square en Nueva York, el Pastor David Wilkerson electrizó a su audiencia con la proclamación que América ha pasado el punto de no retorno en su rebelión contra Dios y ha sido destinada, por lo tanto, por Dios para su juicio final. El empezó su sermón con las siguientes palabras:

"¡América está muriendo! La herida del país es incurable. Ahora se encuentra en la agonía final de una enfermedad terminal. ¡El gran imperio está desmoronándose!"


El Mensaje Resumido

Los puntos cruciales hechos por Wilkerson en esta declaración profética históricas fueron los siguientes:

1. América es una nación pecaminosa que actualmente está experimentando el juicio de Dios.

2. Dios ha levantado muchas voces proféticas para llamar a América al arrepentimiento y para advertir que la continuada rebelión conducirá a la condenación.

3. América ha rechazado escuchar a estos profetas. Por el contrario, la nación se ha endurecido en su rebelión contra Dios.

4. El resultado es que América ha pasado el punto de no retorno, el punto de “liberación del pavor”, cuando Dios lleva a una nación del juicio a la destrucción.

5. Y, de este modo, la ira de Dios está a punto de caer sobre esta nación, muy probablemente en la forma de un colapso económico del cual no habrá ninguna recuperación.

Una Nación Burladora

Es un mensaje siniestro de verdad contra el que los americanos, incluso los cristianos, se rebelarán. La comunidad cristiana lo rechazará porque ha comprometido sus valores con el mundo, se ha envuelto a sí misma con la bandera del patriotismo y se ha engañado a sí misma con su evangelio Pollyanna de salud, riqueza y prosperidad.


Cuando Dios envió profetas a Israel y Judá, llamándolas al arrepentimiento, las personas se burlaron de los profetas. “Somos el Pueblo Escogido de Dios”, les recordaron a los profetas. “Dios nunca permitirá que nuestra nación sea destruida” (Vea Jer. 5:12-13 y Miq. 3:11).

Durante los pasados treinta años, Dios ha estado levantando voces proféticas como David Wilkerson llamando al arrepentimiento a este país. Hemos reaccionado en la misma forma que los antiguos israelitas. Nos hemos burlado de los profetas, al recordarles arrogantemente que somos una “nación cristiana”.

Una Nación bajo Juicio

Pero la verdad es que lo menos que somos es una nación cristiana. Nuestro comportamiento como nación es una burla al Cristianismo. Encabezamos al mundo en cada abominación conocida por el hombre – aborto, alcoholismo, adicción a las drogas, juegos de azar, divorcio, abuso infantil, crímenes violentos, pornografía, y sí, incluso pornografía infantil. Peor aun, exportamos nuestra violencia e inmoralidad hacia otros países a través de nuestras películas y programas de televisión sórdidos. Nos hemos convertido en el contaminante moral del planeta tierra.


Y estamos sembrando lo que hemos cosechado. El juicio de Dios está sobre esta nación. Lea Dt. 28:15-48. Las maldiciones de una nación bajo juicio están enumeradas aquí. El pasaje se lee como una descripción detallada de las ciudades de la sociedad americana en caos, juventud en cautiverio, gobierno en confusión, una política exterior en retirada, enfermedad rampante, divorcio epidémico, calamidad agrícola y dominación extranjera en aumento.

Una Nación en Rebelión

Sin embargo, a pesar de estos juicios, nos hemos rehusado a arrepentirnos. De hecho, nos hemos endurecido en nuestra rebelión contra Dios. En nuestras escuelas hemos abolido la oración, removido los Diez Mandamientos y prohibido la distribución de Biblias. Hemos aterrorizado a nuestros maestros al hacerles creer que perderán sus empleos si mencionan a Dios a sus estudiantes. Incluso hemos ordenado la enseñanza de la evolución ateísta y hemos prohibido la verdad del creacionismo.

Estamos en el proceso de legalizar e incluso promover la sodomía. Estamos entregando condones y agujas a nuestra juventud. Nos estamos quitando de nuestro camino para proteger cada expresión de profanidad y obscenidad. Nuestros gobiernos estatales están promoviendo la inmoralidad al promover el juego en cada forma imaginable. Y nuestros artistas están revolcándose en la blasfemia, al usar cada forma de expresión artística para burlar y ridiculizar a Dios.

América se está burlando de Dios. La Corte Suprema está en rebelión contra Dios. Nuestro Congreso se ha endurecido contra Dios. Nuestro sistema educativo ha excluido a Dios.

Una Nación Enfrentando Ira

Lo escalofriante acerca de nuestro comportamiento como nación es que la Biblia enseña que cuando una nación bajo juicio rehúsa arrepentirse, finalmente alcanzará un punto en el que Dios la llevará del juicio a la ira y de disciplina a condenación. La Biblia además enseña que cuando este terrible punto de liberación de espanto es alcanzado, ¡la nación no puede salvarse ni siquiera por la oración de los justos! Lea Ez. 14:12-20.

Yo llamo esto el “Principio Nahum” porque está tan claramente enseñado en el mensaje profético que Dios le dio a Nahum para que pronunciara sobre Nínive, la capital del imperio asirio. Nahum pronunció que las heridas de la nación se habían vuelto “incurables” (Nah. 3:19). Jeremías usó esta misma terminología cuando luego pronunció la condenación de Dios sobre Judá (Jer. 10:19; 30:12).

Nahum identifica el punto de no retorno en el capítulo 1, versículo 11. Dice que ocurre cuando la apatía de una nación hacia Dios o su rebelión contra Dios es transformada en guerra contra Dios. En otras palabras, una cosa es que una nación ignorar a Dios y otra que se rebele contra Dios. Estas acciones provocarán el juicio de Dios. Pero cuando una nación hace guerra contra Dios, esa nación atrae la ira de Dios y sella así su condenación.

¿Ha América alcanzado ese punto? David Wilkerson, el Jeremías de Dios para nuestra época, dice que sí. Creo que Wilkerson ha acertado en el blanco.

¿Cómo será manifestada la ira de Dios hacia nosotros? Inicialmente, es muy probable que venga en la forma de un colapso económico del que no habrá ninguna esperanza de recuperación. Finalmente, es muy probable que sea consumado en nuestra destrucción por medio de armas nucleares.


Mientras enfrentamos las consecuencias de nuestra guerra contra Dios, aquellos de nosotros que somos cristianos hagámoslo con esperanza en nuestros corazones, recordando las palabras de Nahum1:7“Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en El confían”.

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe

Artículo original:
Is it too late for America?

lunes, 13 de abril de 2009

La Resurrección de Jesús en la Profecía

¿Cumplió la profecía de Jonás?



La profecía más significativa en la Biblia referente a la resurrección de Jesús es conocida como “la profecía de Jonás”. Es una profecía simbólica representada por los tres días y tres noches que Jonás pasó en el vientre de un gran pez (Jonás 1:17).

Jesús explicó el simbolismo profético de este acontecimiento único en una ocasión cuando reprendió a los fariseos por buscar una “señal” de El. Por “señal”, ellos se referían a un milagro que validara la afirmación de Jesús de ser el Mesías.

El Significado de la Profecía

Jesús tomó su palabra y jugó con ella al decirles que la única “señal” que les sería dada sería “la señal de Jonás”. Jesús luego procedió a explicar acerca de lo que estaba hablando: “…Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mt. 12:38-40).

Jesús profetiza clara y distintivamente aquí, usando el ejemplo de Jonás, que El pasaría tres días y tres noches en la tumba antes de que ocurriera Su resurrección.

Esta profecía, al igual que todas las profecías Mesiánicas, tenía que cumplirse en la vida de Jesús si verdaderamente El era el Mesías de Dios. Jesús mismo enfatizó este punto después de Su resurrección cuando le dijo a Sus discípulos: “…Era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de Mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” (Lc. 24:44).

La Profecía vs. la Tradición

Pero, ¿realmente se cumplió la profecía de Jonás en la práctica del entierro de Jesús? De acuerdo con la cronología de eventos tradicionalmente aceptada, ¡no lo fue!

La cronología tradicional coloca la crucifixión en la mañana del viernes y el entierro al final de la tarde del viernes. Fija la resurrección en la mañana del domingo. Así que, de acuerdo con el enfoque tradicional, el cuerpo de Jesús estuvo en la tumba sólo un día completo (sábado) y dos noches completas (viernes y sábado). Jesús dijo que Su cuerpo estaría en la tumba tres días y tres noches.

Ha habido varios intentos para reconciliar el problema que surge aquí por la divergencia entre la profecía y el enfoque tradicional de su cumplimiento, pero todos los intentos que yo he leído siempre se quedan cortos en producir un verdadero cumplimiento de la profecía. Jesús dijo que toda la profecía Mesiánica tenía que cumplirse en El y creo que El quiso dar a entender cada detalle de cada profecía Mesiánica. De lo contrario, podría argumentarse que El no era el Mesías.

La Fuente del Problema

Consideremos los eventos en la última semana de la vida de Jesús, para ver si podemos encontrar algunas pistas que resolverán el problema. Quizás el mejor lugar para empezar sea con el problema mismo. Está arraigado en Marcos 15:42 donde dice que la crucifixión tuvo lugar en “el día de la preparación antes del Sabbath” (Nota del traductor: usaré esta palabra para “día de reposo”).


Este versículo ha conducido a la mayoría de las personas a asumir que la crucifixión tuvo lugar en un viernes dado que el Sabbath judío es sábado. Y esa suposición ha, por consiguiente, conducido a la conclusión que la crucifixión haya ocurrido ya sea en el año 30 o en el 33 AD debido a que ésos son los únicos dos años en el periodo general de tiempo de la muerte de Jesús cuando el día de la preparación (14 Nisán en el calendario judío) cayó en un viernes.

Peculiaridades del Calendario Judío

Un estudio cuidadoso de las prácticas del calendario judío mostrará que la presunción que el día de la preparación en el año de la muerte de Jesús haya caído en un viernes ¡es inválida! Tal presunción está basada en la ignorancia gentil acerca de los días de fiesta judíos.

Lo que la iglesia gentil ha fracasado en reconocer durante los siglos es que el primer día después de la Pascua (15 de Nisán) es un día de fiesta, o “día solemne”, porque es el comienzo de la Fiesta de los Panes sin Levadura. Es, por lo tanto, considerado ser un Sabbath, sin importar cuál día de la semana en el que caiga. Lea Números 28:16-18. El versículo 18 indica claramente que el primer día después de la Pascua, 15 de Nisán, tiene que ser observado como un Sabbath – y así ha sido a través de la historia judía hasta este día.

Ahora bien, el Evangelio de Juan aclara que el Sabbath después de la crucifixión no fue un Sabbath regular. Al contrario, fue un Sabbath de día de fiesta, marcando el comienzo de la Fiesta de los Panes sin Levadura. Considere las palabras de Juan 19:31“Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la Pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí”.

Solucionando el Problema

Una vez más, el punto de todo esto es que Jesús no tuvo que ser muerto en un viernes para que Su crucifixión precediera al Sabbath debido a que pudo haber dos Sabbaths durante la semana de Su crucifixión, dependiendo en cuál día de la semana haya caído el día de fiesta solemne. Si cayó en sábado, entonces sólo hubo un Sabbath. Pero si cayó en otro día de la semana, como ocurre usualmente, habría dos Sabbaths.

Tome como ejemplo el año 31 AD. En ese año, el 14 de Nisán, el día de Pascua en el cual Jesús habría sido crucificado, cayó en miércoles, 25 de abril. El día siguiente, jueves, habría sido el día de fiesta solemne y, por lo tanto, habría sido un Sabbath.

Hacia el Santo Sepulcro

El Santo Sepulcro

Así que, si Jesús fue crucificado en el año 31, El habría sido crucificado el miércoles y enterrado esa tarde antes que el gran día de fiesta del Sabbath empezara. Su cuerpo habría permanecido en la tumba por tres días (jueves, viernes y sábado) y tres noches (miércoles, jueves y viernes) tal como El predijo. Eso significa que Su resurrección habría ocurrido en la tarde del sábado, 28 de abril. Para el judío, eso colocaría la resurrección del Señor en domingo, el primer día de la semana, porque el día judío comienza en el ocaso.

La Pista Crucial

Hay una pista en las Escrituras que la semana de la crucifixión tuvo dos Sabbaths. En Marcos 15:47, se nos dice que María Magdalena y María, la madre de Jacobo permanecieron en la tumba después que Jesús hubo sido sepultado.

En Marcos 16:1 dice que las dos ellas compraron especias para ungir el cuerpo de Jesús después que hubo terminado el Sabbath. Pero en Lucas 23:56 dice que ellas trajeron las especias antes del Sabbath y luego descansaron en el Sabbath antes de dirigirse hacia la tumba en la mañana del domingo.

Parece haber sólo una explicación de la contradicción aparente en estos versículos. Después de descansar en el día solemne de Sabbath el jueves, las señoras trajeron las especias el viernes y luego descansaron otra vez el Sabbath regular semanal el sábado, antes de proceder a la tumba el domingo en la mañana. Esto explica cómo pudieron haber comprado las especias tanto antes como después del Sabbath. Ellas las compraron después del Sabbath el jueves pero antes del Sabbath regular el sábado.

Una Corroboración Sorprendente

Un hecho fascinante que también indica que la resurrección ocurrió el año 31 AD se encuentra en los escritos de Josefo, el historiador judío del primer siglo. El dice que el último Jubileo que se celebró en la tierra (antes de la conquista romana en el 70AD) empezó en el otoño del 27 AD.

Esa fecha marca muy probablemente el comienzo del ministerio de Jesús, ya que Su ministerio fue un cumplimiento simbólico de las promesas del Jubileo. Esto está indicado por la escritura que Jesús leyó en la sinagoga en Nazaret cuando lanzó su ministerio público (Lc. 4:16-24; Is. 61:1-2): “El Espíritu del Señor está sobre Mí, Porque me Ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor”.

Es comúnmente aceptado que el ministerio de Jesús duró 3 ½ años. Una fecha de lanzamiento en el otoño del 27 AD, para coincidir con el comienzo del Jubileo, ubicaría Su muerte en la primavera del 31 AD – el año en el cual la semana de Pascua tuvo dos Sabbaths.

Un Problema Final

Otro punto de controversia acerca de la semana de resurrección está relacionado con la naturaleza de la última cena del Señor con Sus discípulos. La iglesia ha enseñado tradicionalmente que ésta era la cena de Pascua. Pero las Escrituras indican que el alimento fue comido la noche antes de la Pascua.


Jesús fue crucificado el día de la preparación para la Pascua. De hecho, El murió a las 3 en punto de la tarde en el momento preciso en el que los corderos de Pascua estaban siendo sacrificados para la comida de Pascua esa tarde (Mt. 27:45-46). Jesús y Sus discípulos habían comido su última comida juntos la noche antes de la Pascua. Sin embargo, Jesús se refirió a Su última comida con Sus discípulos como “celebrar la Pascua” (Mt. 26:18). Así pues, debió haber sido una comida de Pascua que fue celebrada una noche antes.

El profesor Harold Hoehner del Seminario Teológico de Dallas ha propuesto una solución para este problema. El dice que hay evidencia que los judíos galileos reconocían el tiempo de forma diferente a los judíos de Judea. Mientras que los judíos de Judea contaban un día de atardecer a atardecer, los judíos de Galilea, de acuerdo con Hoehner, contaban un día de amanecer a amanecer. Si esto es cierto, entonces Jesús y Sus discípulos, siendo galileos, habrían celebrado la Pascua una noche antes que sus hermanos judíos del área de Jerusalén. (Vea “Chronological Aspects of the Life of Christ” – “Aspectos Cronológicos de la Vida de Cristo”; por Harold W. Hoehner).

Un sumario del orden de eventos concernientes a la muerte, sepultura y resurrección de Jesús en el 31 AD


Jesús y Sus discípulos comieron la comida de Pascua en una noche de martes (24 de abril) en el Aposento Alto en el Monte de Sión.

Después de la comida de Pascua, Jesús y Sus discípulos salieron del Aposento Alto y caminaron al Jardín de Getsemaní en el Valle del Cedrón, entre la Ciudad Antigua y el Monte de los Olivos.

Jesús fue traicionado y arrestado temprano en la tarde del martes. Sus varios juicios duraron a través de la noche del martes hasta temprano en la mañana del miércoles.

Jesús fue crucificado cerca de las 9:00 a.m., en la mañana del miércoles (25 de abril). Al mediodía, tinieblas llenaron la tierra. Cerca de las 3:00 p.m., Jesús murió.

Jesús fue sepultado el miércoles cerca del ocaso.

Las dos Marías esperaron hasta después del gran Sabbath el jueves (26 de abril) para comprar las especias para la unción del cuerpo de Jesús. Ellas compraron las especias el viernes (27 de abril) y luego descansaron otra vez durante el Sabbath regular el sábado (28 de abril) antes de regresar a la tumba el domingo por la mañana (29 de abril).

La resurrección de Jesús ocurrió la tarde del sábado (domingo según el reconocimiento del tiempo de los de Judea). La resurrección fue descubierta el domingo por la mañana cuando las mujeres regresaron a la tumba.

¿Qué diferencia hace?

A no ser que usted se sienta tentado a descartar todo esto como mucho ruido y pocas nueces, déjeme explicar porqué pienso que es importante. La profecía y su cumplimiento validan a Jesús como el que El dijo que era – es decir, Dios en la carne. La profecía y su cumplimiento también validan a la Biblia como la inspirada Palabra de Dios. La profecía debe cumplirse precisamente, no aproximadamente.


El cumplimiento preciso de la profecía concerniente a la Primera Venida de Jesús es nuestra garantía de que todas las profecías concernientes a Su Segunda Venida también se cumplirán completamente hasta el último detalle. Dios no olvidará ni pasará por alto algo. El es fiel a Su Palabra. El guarda Sus promesas.


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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe

Artículo original:
The Resurrection of Jesus in Prophecy

viernes, 10 de abril de 2009

Tres días y tres noches

La mayoría de nosotros, hemos asumido que Jesús murió en viernes santo y resucitó de entre los muertos, al amanecer del Domingo de Pascua. Como Jesús dijo que resucitaría al tercer día, algunos cuentan parte del viernes como un día, sábado como el segundo y parte del domingo, como el tercero. Pero Cristo habló del periodo de tiempo entre su muerte y su resurrección, como tres días y tres noches. ¡Del viernes por la tarde hasta el domingo por la mañana, no hay tres días y tres noches! ¿Cuál es entonces la explicación correcta?

Cuando los fariseos se llegaron a Jesús, y le pidieron una señal de que era el verdadero Mesías, El les dijo que no les daría más señal que la del profeta Jonás. “Porque como Jonás estuvo en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra, tres días y tres noches” (Mt. 12:38-40 y Jonás 1:17).

En otros vv., Jesús dijo que resucitaría al “tercer día” (Mt. 16:21, Mr. 10:34 y Lc. 24:7). No hay contradicción alguna – como algunos han supuesto – entre esta expresión y la de “tres días y tres noches”. Ambas expresiones se usan en las Escrituras. Volviendo al Génesis, por ejemplo, leemos que “…Y apartó Dios la luz de las tinieblas y llamó Dios a la luz día y a las tinieblas llamó noche; y fue la tarde (tinieblas) y la mañana (luz) un día…, y fue la tarde y la mañana el día segundo…, y fue la tarde y la mañana (tres periodos de tinieblas y tres periodos de luz) el día tercero (Gn. 1:4-13). Aquí podemos ver un ejemplo de que el “tercer día” indica tres días y tres noches.

Teniendo en mente que Jesús resucito al “tercer día”, notemos que el domingo no es el tercer día después del viernes: ¡Un día después del viernes es sábado, el segundo día es el domingo y el tercer día después del viernes, sería el lunes! Marcos 8:31 dice que Jesús habría de ser muerto y resucitar después de tres días”. Es evidente que hay algo incorrecto en la creencia de que el viernes fue el día de la crucifixión o el domingo el día de la resurrección.

Debido a que hay doce horas en el día y doce en la noche (Jn. 11:9-10), “tres días y tres noches” serían 72 horas como el tiempo requerido entre la muerte y resurrección de nuestro Señor. ¿Pero fueron realmente 72 horas?

De acuerdo con las Escrituras, Jesús debía estar en la tumba no menos de 72 horas, “tres días y tres noches” y resucitó “después de tres días” (Mt. 12:40 y Mr. 8:31). No vemos razón alguna para pensar que fueron menos de 72 horas. Ni tampoco que fueran más. Jesús dijo: “Destruid este templo y en tres días lo levantaré…”. El hablaba del templo de su cuerpo. El tiempo aquí expresado no puede ser más de 72 horas, pues un minuto más de las 72 horas, hubiese sido ya el cuarto día. ¡72 horas son el total completo de 3 días y 3 noches!

Jesús estuvo en la tumba no menos ni más de 72 horas. Dios es un Dios de exactitud. El hace todo a la hora propicia. No hay nada de accidental en todo lo que El hace.

Fue “venido el cumplimiento del tiempo”, no un año antes ni un año después, sino justamente a tiempo que “Dios envió a su Hijo” (Gál. 4:4). La hora de su Unigénito fue preordenada y de ella nos habló Daniel. De igual manera fue exacto el tiempo cuando Jesús fue “entregado” por los pecados del pueblo. Aquellos que trataron de matarlo antes, fallaron porque su “hora no había llegado”. No solamente el día y el año de su muerte fueron preparados de antemano, ¡sino que hasta la hora era parte del plan divino! “Padre – clamó Jesús –, la hora ha llegado…” (Jn. 17:1).

Ahora bien, ya que había una hora exacta para el nacimiento de Cristo, una hora exacta para su ungimiento, una hora exacta para el comienzo de su ministerio, una hora exacta para su muerte, no es impropio pensar que había también una hora exacta para su resurrección. Exactamente 72 horas.

¡Teniendo esto presente, podemos comprender a qué hora del día tuvo lugar la resurrección! Como Jesús estuvo en la tumba tres días y tres noches (72 horas), podemos pensar que la resurrección se realizó a la misma hora de su muerte, tres días después. En otras palabras, si hubiese sido enterrado al mediodía, resucitaría al mediodía del tercer día. Si fuese enterrado en la noche, habría resucitado la noche del tercer día. ¡Si solamente podemos hallar la hora en que fue enterrado, sabremos automáticamente a qué hora resucitó!

La Biblia nos dice que Jesús murió poco después de la “hora novena”. Es decir, las tres de la tarde.1 (Mt. 27:46-50; Mr. 15:34-37 y Lc. 23:44-46). De acuerdo al horario bíblico, cada día terminaba y comenzaba al amanecer (Lv. 23:32). Y como nuestro Señor fue crucificado en la “preparación”, el día antes del gran sábado, se tomaron medidas especiales para asegurar que su cuerpo fuera quitado antes del atardecer, antes de que comenzara la fiesta del sábado: “Entonces los judíos, por cuanto era la víspera de la Pascua, para que los cuerpos no quedasen en la cruz en el sábado, pues era el gran día del sábado, rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas y fuesen quitados… Mas cuando vinieron a Jesús, como lo vieron muerto ya…” (Jn. 19:31-33). Fue entonces bajado de la cruz y sepultado en la tumba de José de Arimatea. “Porque aquel sepulcro estaba cerca” (Jn. 19:42). Estas cosas tuvieron lugar “cuando fue la tarde”. La palabra griega traducida “tarde” es opsios, que significa “al atardecer” (Mr. 15:42).

1. Las horas del día están divididas en la Biblia en cuatro partes, comenzando al amanecer y terminando al atardecer. La hora tercera sería aproximadamente las 9 de la mañana, la sexta serían las 12 del mediodía. La novena serían las 3 de la tarde y la hora doceava serían las 6 de la tarde.

De modo que como la resurrección de Cristo tuvo lugar tres días después, pero a la misma hora que fue sepultado, ¡sabemos a qué hora resucitó! Fue sepultado al atardecer, de modo que su resurrección sucedió al atardecer, tres días después. ¡Sabemos con seguridad que la resurrección no tuvo lugar al amanecer! Lo que es evidente en el hecho de que cuando vinieron a visitarlo, después del sábado (sábado regular) “muy de mañana, el primer día de la semana” (Mr. 16:2), la tumba ya estaba vacía. ¡Tampoco resucitó Jesús durante la noche, pues no fue enterrado durante la noche! Estuvo en el sepulcro tres días y tres noches pero se levantó al tercer día, ¡no por la noche!

¿En qué día aconteció la resurrección? La Biblia nos dice que María Magdalena vino a la tumba, “muy de mañana, el primer día de la semana, siendo aún oscuro (Jn. 20:1-2). Los escritores de los evangelios nos cuentan varias visitas diferentes hechas por los discípulos a la tumba, el domingo en la mañana. En cada ocasión, hallaron la tumba vacía. Un ángel dijo: “No está aquí, porque ha resucitado como dijo” (Mt. 28:6).


"No está aquí, porque ha resucitado"

De modo que las Escrituras indican que Jesús resucitó antes del amanecer y como no estaba la tumba muy temprano el domingo, podemos deducir que la resurrección tuvo lugar al atardecer del día anterior. De acuerdo con este punto, la resurrección se realizó al atardecer del sábado por la noche.

Pero, ¿acaso no dice la Biblia que Jesús resucitó el primer día de la semana, muy temprano? La Biblia nos dice que el primer día de la semana fue cuando los discípulos descubrieron que había resucitado (Mt. 28:1-6, Mr. 16:2-6; Lc. 24:1-2 y Jn. 20:1-2).

¡Pero ninguno de estos versículos enseña que ésta fue la hora de la resurrección! ¡En cada ocasión, la tumba estaba vacía! ¡Ya había resucitado!

Algunos han enseñado, sin embargo, que Marcos 16:9 enseña que la resurrección fue el domingo en la mañana. Aquí está el versículo: “Mas como Jesús resucitó por la mañana el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena de la cual había echado siete demonios”. Pero este versículo no dice que Jesús hubiera resucitado el primer día de la semana. Fíjense bien. ¿Dice que en el primer día de la semana estaba resucitado o que resucitó a esa hora? ¡No! Dice que al llegar el primer día de la semana “ya había resucitado”. Esta frase está en tiempo antipretérito.

La palabra griega aquí escrita “resucitó” es Anastas y tiene el significado “habiendo resucitado”, que es en pasado. La palabra griega no indica que Cristo resucitó en la mañana del primer día de la semana; al contrario, expresa que ya había resucitado.

Un estudio de Marcos 16:9 y los versículos que siguen hasta el 14, demuestran que Marcos está relatando acerca de varias “apariciones” que hizo Jesús durante el primer día de la semana. El contenido explica claramente que no estaba hablando del día en que tuvo lugar la resurrección1.

1. Acerca del orden lógico de tales apariciones según los cuatro relatos evangélicos continuados, véase el discurso 16 del Vol. I de Biblioteca del Predicador, por Samuel Vila.

Hallamos perfecta armonía en las Escrituras si reconocemos que Jesús fue sepultado el miércoles antes del anochecer y resucitó el sábado antes del amanecer del domingo. Así cumplió su señal de tres días y tres noches y se levantó al tercer día.

Algunos se han confundido por las palabras de los discípulos en el camino a Emaús: “Mas nosotros esperábamos que él fuese el que había de redimir a Israel y ahora es el tercer día desde que esto ha acontecido”. Debido a que Jesús se apareció a estos discípulos en el primer día de la semana (Lc. 24:13-15), y éste era según ellos el “tercer día”, ¿no indica esto que Jesús murió en el viernes? ¡No! ¡Un día “desde” el viernes sería sábado, dos días, sería domingo y tres días “desde” el viernes hubiera sido lunes! Obviamente, este versículo no es prueba de la crucifixión en el viernes.

Los discípulos dijeron que era el tercer día desde que “estas cosas” fueron hechas. Hablaban de "todas aquellas cosas que habían sucedido" (v. 14). Hablaban acerca de más de un acontecimiento. Sin duda, “aquellas cosas” incluían el arresto, la crucifixión, la sepultura y la puesta del sello y la guarda en la tumba de Jesús. Todas “estas cosas” no fueron “hechas” – no fueron completadas – sino hasta el jueves. Jesús, como hemos visto, fue crucificado en la “preparación” (miércoles). “El día siguiente (jueves), después de la preparación, se juntaron los príncipes de los sacerdotes y los fariseos con Pilato, diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré. Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el día tercero; porque no vengan sus discípulos de noche y le hurten y digan al pueblo: Resucitó de los muertos. Y será el postrer error peor que el primero” (Mt. 27:62-66). Y por este motivo, la tumba fue sellada y guardada. Así pues, “aquellas cosas” no se terminaron hasta que la tumba fue sellada y guardada. Esto sucedió, como hemos visto, el jueves de la semana de pasión. El domingo fue el tercer día “desde que estas cosas fueron hechas”, pero no el tercer día después de la crucifixión.

"Vista panorámica del Santo Sepulcro"

Como Cristo fue crucificado según la cita del día antes del sábado, podemos comprender el porqué algunos han creído que fue el viernes el día la crucifixión. Pero el sábado que siguió a la crucifixión del Señor no era el sábado semanal, era el gran día de reposo anual, pues dice que era el “sábado grande” (Jn. 19:31). Este sábado podía caer en cualquier día de la semana.

Nota: Cuando la Biblia fue escrita originalmente, las comas eran desconocidas. La puntuación fue inventada por Aldus Manutions, en el siglo XV. Como los manuscritos originales no tenían puntuación alguna, los traductores añadieron las comas en donde pensaron que debían ir, basados en la lógica. En Mr. 16:9, notemos que la coma está situada después de la palabra mañana. El poner la coma aquí conecta al primer día de la semana con la hora de la resurrección. Pero si la coma se pone después de la palabra “resucitó”, vemos el significado correcto de las Escrituras. Recordemos que fueron las palabras de la Biblia las inspiradas, no la puntuación, que fue añadida más tarde por los hombres.

Creemos que las Escrituras indican que en el año en que Jesús fue crucificado, el sábado anual fue jueves. Jesús fue crucificado y sepultado en el día de la gran preparación (miércoles), el día siguiente fue el gran día del sábado (jueves), luego vino el viernes, día laborable, seguido por el sábado semanal. Con esta explicación, podemos comprender que Cristo fue crucificado el día antes del sábado, que se levantó de la tumba al llegar el día después del sábado y así, ¡cumplió la señal de los tres días y tres noches! Todo esto se nos aclara cuando comprendemos que había dos sábados en esa semana; el sábado semanal y el Gran Sábado Anual.

Una cuidadosa comparación de Marcos 16:1 con Lucas 23:56, nos provee más evidencia aún de que hubo dos sábados esa semana, y un día laborable entre ambos. Notemos que Marcos 16:1 dice: “Y como pasó el sábado, María Magdalena y María, la madre de Jacobo y Salomé, compraron esencias aromáticas para venir a ungirle”. Este v. indica claramente que fue “después del sábado” que estas mujeres compraron las esencias aromáticas y vueltas las aparejaron y reposaron el sábado (semanal) conforme al mandamiento (Lc. 23:56).*

* Si Jesús hubiese sido crucificado el viernes no habría habido tiempo material para pedir el cuerpo a Pilatos; recibir el permiso; bajarlo de la cruz; ponerlo en el sepulcro de José de Arimatea; ir a comprar las drogas aromáticas y prepararlas (Lo que posiblemente quiere indicar mezclarlas y distribuirlas en varios tarros para que cada una de las mujeres concertadas acarrease el suyo). Recordemos que Nicodemo vino con cien libras que juzgó necesarias para que un buen ungimiento dejara el cuerpo del Señor indemne de corrupción. Aun cuando las mujeres adquirieran una cantidad menor, no sería menos que unas cuantas libras para cada una. Esto aumenta la dificultad para realizarlo el viernes antes de la puesta del sol, que es cuando empieza el sábado judío, aun en nuestros días.

Mateo añade que, después que el cuerpo de Jesús fue puesto en la cueva, María Magdalena y la otra María se quedaron “sentadas dentro del sepulcro”. De haber sido el viernes de la crucifixión, habrían corrido presurosas a comprar y preparar las drogas aromáticas. Por esto Lucas indica que después de pasado el sábado (el gran sábado anual) compraron las drogas y las prepararon y, a continuación, reposaron el sábado (semanal) conforme al mandamiento. – (Nota Ed.)

El jueves fue el Gran Sábado y “después” de este sábado – el viernes – las mujeres “compraron” sus ungüentos y aromas y los prepararon. Después de prepararlos, reposaron el sábado semanal. Luego, yendo a la tumba el primer día de la semana, hallaron el sepulcro vacío. Jesús no estaba allí, ¡ya había resucitado! Verdaderamente, Jesús había cumplido la señal del tercer día, tres días y tres noches. Con esta interpretación, los diferentes términos usados en los Evangelios se complementan, no se contradicen.

T. A. Torrey, un notable evangelista y líder de un instituto bíblico, años atrás dio esta explicación de tres días y tres noches. Como esta posición no era la aceptada generalmente por sus hermanos denominacionales, él habló por convicción y no por conveniencia. Esto hace que sus palabras fueran especialmente significativas.

En su libro “Dificultades, errores y contradicciones de la Biblia”, escrito en 1907, Torrey dijo: “De acuerdo a la tradición comúnmente aceptada en la Iglesia, Jesús fue crucificado en viernes… y resucitó de entre los muertos temprano en la mañana del siguiente domingo. Muchos lectores de la Biblia se confunden al tratar de figurarse cómo se puede interpretar un intervalo entre el viernes en la tarde y el domingo en la mañana, como de tres días y tres noches. En realidad parece ser dos noches y un día con una pequeña porción de otro día”.

“La solución a esta aparente dificultad, propuesta por muchos comentaristas, es que “un día y una noche” es simplemente otra forma de decir “un día y que los antiguos judíos reconocían la fracción de un día como un día entero… Pero esta solución no puede satisfacer a muchas personas y el autor es libre de confesar que a él no le satisface en ninguna manera… más bien parece una excusa…”

“La Biblia no dice en ninguna parte que Jesús fue crucificado y murió en viernes. Se dice que Jesús fue crucificado en el día “antes del sábado”… Pero no da lugar a duda en cuanto a qué sábado se refiere en este caso… No es el sábado semanal (o sea, el viernes) sino el día antes del Sábado de Pascua, el cual cayó ese año en jueves, es decir, el día en que Jesucristo fue crucificado fue el miércoles. Juan hace esto tan claro como el día…”

“Resumiendo todo: Jesús murió poco antes del atardecer del miércoles. Setenta y dos horas después… resucitó de la tumba. Cuando las mujeres visitaron la tumba antes del amanecer del domingo la hallaron vacía…”

“No hay absolutamente nada a favor de una crucifixión en viernes, pero todas las Escrituras armonizan perfectamente con la idea de la crucifixión en miércoles. Es increíble cuántos pasajes proféticos y típicos del Antiguo Testamento son culminados y cuántas aparentes diferencias en el Evangelio se aclaran una vez que comprendemos que Jesús murió en miércoles y no en viernes”. 1

T. A. Torrey, “Dificultades de la Biblia”, pp. 104-109

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Diagramación por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe

Tomado de: “Babilonia, Misterio Religioso”, por Ralph Woodrow

martes, 7 de abril de 2009

El Gobierno Mundial

¿Dónde estarán localizados los cuarteles generales del Anticristo?

Entrada al Parlamento Europeo con su motivo de Torre de Babel


En su serie de libros “Left Behind” (“Dejados Atrás”), Tim LaHaye y Jerry Jenkins describen al Anticristo moviendo las oficinas centrales de la Naciones Unidas de Nueva York a Babilonia y cambiando el nombre de la organización a Comunidad Global.

Hay una fuerte base bíblica para creer que Babilonia será la capital del imperio mundial del Anticristo. Apocalipsis 17 describe a Babilonia como las oficinas centrales del Anticristo y Apocalipsis 18 describe la destrucción de la ciudad por Dios y la compara con la destrucción del reino mundial del Anticristo.

Pero hay un problema con estos pasajes. Apocalipsis 17 en realidad declara que la capital será “misterio Babilonia” (v. 5), que yo creo que es una clara indicación que el autor está hablando simbólicamente. Un buen ejemplo de esta misma terminología siendo usada para expresar simbólicamente una verdad puede encontrarse en Ap. 11:8, donde Jerusalén está referenciada como “la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto”.

De igual forma, Pedro usa el término Babilonia para referirse simbólicamente a Roma en 1 Pedro 5:13. Él se refiere a la iglesia en Roma como “la que está en Babilonia”. Este versículo aclara que Babilonia fue un nombre código para Roma entre los cristianos del Primer Siglo.

En Apocalipsis 17 son dadas dos pistas en cuanto a la identidad de la ciudad. Primero, es descrita como la ciudad de los “siete montes” (v. 9). Segundo, es descrita como “la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra” (v. 18). Creo que estas descripciones aclaran que “misterio Babilonia” es Roma. Juan no podía mencionar a Roma porque él era un prisionero romano, así que describió simbólicamente la ciudad y luego nos dio pistas que sólo podían señalar a Roma.

Además, Is. 13:17-20 dice que cuando Babilonia es destruida por los medos, “nunca más será habitada, ni se morará en ella de generación en generación”. Hay algunos, como Charles Dyer, que han intentado argumentar que Babilonia está siendo reconstruida en la actualidad. Pero la única reconstrucción ha sido para propósitos turísticos, no para habitación en gran escala. El lugar de la antigua Babilonia aún está desolado sobre el 90%.

Por eso, creo que la capital del imperio del Anticristo, tanto política y espiritualmente, será la ciudad de Roma.

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe

Artículo original: The World Government

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