martes, 18 de junio de 2019

Juicio en Josafat – Parte 3

La Ira de Dios



Se deben hacer cuatro puntos con respecto a la visión de Dios de la Iglesia moderna — cuatro puntos muy importantes:

1) Necesitamos una visión equilibrada de Dios.

Sí, É les un Dios de amor, gracia y misericordia. Pero también es un Dios de santidad, rectitud y justicia. El profeta Nahum nos proporciona esa visión balanceada: “Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían” (Nahúm 1:7). Ése es el Dios de amor, gracia y misericordia.

Pero considere qué más tiene que decir Nahúm sobre la naturaleza de Dios (Nahúm 1:2-3): 

2) Jehová es Dios celoso y vengador; Jehová es vengador y lleno de indignación; se venga de sus adversarios, y guarda enojo para sus enemigos.

3) Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable. Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies.

2) La segunda cosa que necesitamos tener en cuenta es que Dios no ha cambiado.

No hay tal cosa como “el Dios del Antiguo Testamento contra el Dios del Nuevo Testamento”. Dios siempre ha sido un Dios de amor, gracia y misericordia, así como siempre ha sido un Dios de santidad, rectitud y justicia.

Dios es inmutable. Y eso significa que Él nunca cambia. Él declara esto en Malaquías 3:6, donde dice: “Porque yo Jehová no cambio”. El punto se reitera en el Nuevo Testamento, en Hebreos 13:8, donde dice: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”.

3) La tercera cosa que necesitamos entender es que, debido a que es un Dios de santidad, rectitud y justicia, Él va a tratar con el pecado.

Estoy convencido de que la mayoría de la gente piensa que Dios es un osito de peluche cósmico que les guiña un ojo cuando pecan. Ése no es el verdadero Dios del universo. La Biblia deja en claro que Dios toma el pecado muy en serio y que se ocupa de él en una de dos maneras: Gracia o Ira.

Todos conocen Juan 3:16; pocos parecen estar conscientes de Juan 3:36, tomado de un sermón de Juan el Bautista: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”.

4) La cuarta cosa que debemos comprender acerca de Dios es que Él es soberano.

Dios está en Su trono. Él está en control. El Salmo 2 dice que se ríe de todas las tramas y maquinaciones de los líderes políticos del mundo. No se está riendo porque no le importa. Su risa es provocada por el hecho de que tiene la sabiduría y el poder para orquestar todo la maldad de Satanás y la humanidad para el triunfo de Su Hijo.

A la gente le gusta atribuirle todas las cosas malas a Satanás. Pero lo interesante es que la Biblia nunca hace eso, porque los escritores creían en la soberanía de Dios. Por lo tanto, entendieron que cuando suceden cosas malas, Dios las permite para disciplinarnos o para refinarnos en rectitud — o para propósitos que sólo Él conoce.

Satanás no es libre de hacer lo que le plazca. El libro de Job lo deja en claro. Satanás no podía tocar a Job ni a su casa o sus posesiones sin el permiso de Dios, e incluso cuando se le concedió ese permiso, se le dijo que no podía quitarle la vida a Job.

Algunas personas argumentan que la primera mitad de la Tribulación consistirá de la ira del hombre y de Satanás y que la ira de Dios se manifestará sólo en los Juicios de las Copas, que ocurren cerca del final de la Tribulación. Pero eso no es cierto.

Incluso durante la primera mitad de la Tribulación, cuando Satanás y el Anticristo estarán arrasando el mundo, lo harán bajo la soberanía de Dios. Serán usados por Dios como instrumentos de Su ira, así como los babilonios fueron usados por Dios para derramar Su ira en Judá (Habacuc 1:5-11).

En la cuarta parte de nuestro estudio de Armagedón, exploraremos los diferentes tipos de ira de Dios.

Lea la parte 1 »»aquí
Lea la parte 2 »»aquí

Artículo recomendado:
La Ira de Dios


Original article:
Judgment in Jehoshapat

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

No hay comentarios:

Share/Bookmark