jueves, 23 de junio de 2016

La Pesadilla de Hitler - Conclusión

¿Podría suceder en Estados Unidos?



Un Poderoso Sermón

En su sermón, Lutzer comienza yendo directamente a la yugular, proporcionando una definición sin tapujos del problema:

A pesar de su herencia cristiana fundamental, Estados Unidos se está degenerando rápidamente en una sociedad pagana. La Iglesia en Estados Unidos, aunque altamente visible y activa, aparece incapaz de redirigir las fuertes corrientes seculares. Sumidos en una crisis moral y espiritual, la única esperanza de Estados Unidos es un avivamiento nacional, como los que Dios misericordiosamente ha concedido en el pasado.

Él procede a destacar la forma en la que nuestros líderes están haciendo todo lo que pueden para borrar a Dios de la conciencia de Estados Unidos.

Los poderes en Estados Unidos hoy… han elegido un camino de rechazo a Dios y Sus caminos. Las cortes federales han interpretado que nuestra Constitución requiere que la Biblia, la oración y la discusión religiosa sean removidas de los salones de clase, edificios comunitarios y lugares de reuniones públicas. Los funcionarios de gobierno y los educadores en todo el país están eliminando sistemáticamente todo vestigio de Dios de la sociedad. Los secularistas militantes no estarán satisfechos hasta que Dios sea eliminado de cada faceta de la vida estadounidense.

En cuanto al cristianismo en particular, Lutzer declara que “la sociedad es cada vez más abiertamente hostil hacia los valores cristianos”. En este sentido, señala que “los medios trivializan y ridiculizan el cristianismo en nombre de preocupaciones humanistas y pluralistas”. Al comentar más sobre la influencia de los medios, escribe:

La cultura estadounidense está dominada por la televisión y las películas, cuyas profanidad y lascivia pisotean el honor de Dios, inculcando valores no cristianos desde la infancia. Las escuelas públicas enseñan a nuestros hijos cómo practicar varias formas de inmoralidad. Un currículo de escuela en Estados Unidos enseña la aceptación de la homosexualidad en el primer grado y la masturbación mutua en la secundaria… Estados Unidos está cosechando las graves consecuencias de rechazar a Dios. Nuestra sociedad está en bancarrota moral, y los problemas parecen resistentes a las curas del gobierno. 

Como pastor, Lutzer está particularmente preocupado por la menguante influencia de la Iglesia. Él declara:

La Iglesia en Estados Unidos, a pesar de sus muchas actividades y aparente prosperidad, no ha tenido ningún efecto medible en la reversión de la espiral descendente…Por desgracia, la influencia ha sido en la dirección equivocada, mientras vemos evidencia de que nuestra cultura ha comenzado a permear nuestras iglesias. La Iglesia es seducida por la agenda social de la riqueza y el placer, y ha tolerado acuerdos pecaminosos. 
Un Libro Perspicaz

En el libro de Lutzer, “Cuando una nación se olvida de Dios”, él comienza afirmando que, “Sí, la Alemania nazi tiene algunas lecciones que enseñarnos”. Después de esa observación, él escribe:

Estoy consciente, por supuesto, que los paralelos entre la Alemania nazi y Estados Unidos pueden ser fácilmente exageradas, pero este peligro no debería detenernos de aprender algunas duras lecciones a partir de esa época oscura, cuando la Iglesia luchó por encontrar su identidad y tuvo que sufrir por lo que creía…esas similitudes están sucediendo ante nuestros ojos…

El nazismo no surgió en un vacío. Había corrientes culturales que lo hicieron posible…Algunas esas corrientes — mitos aceptados por las masas — son evidentes hoy en Estados Unidos, y de ahí este libro…había circunstancias e ideas ampliamente aceptadas que permitieron a la población formar parte de un mal que era mayor que el de cualquier individuo. Los hornos de gas fueron el resultado de ciertas tendencias políticas y religiosas, que hicieron posible los horrores. 

Lutzer a continuación ilustra su punto con una cita de los escritos de Viktor Frankl (1905-1997), el famoso psicoanalista que fue un sobreviviente del Holocausto.

Las cámaras de gas de Auschwitz fueron la consecuencia última de la teoría de que el hombre es nada más que el producto de la herencia y el ambiente — o como a los nazis les gustaba decir, “De sangre y tierra”. Centrándose una vez más en la sociedad estadounidense, Lutzer observa:

Hoy en día nos enfrentamos a presiones culturales que nos están obligando a combinar a Cristo con otras religiones, o a combinar a Cristo con una agenda política o ideológica. La experiencia de la Iglesia en la Alemania nazi nos recuerda que Cristo siempre debe permanecer solo; Él no debe ser adorado como Alguien que se coloca junto a los líderes gubernamentales de este mundo, sino como quien está encima de ellos como Rey de reyes y Señor de señores.

Ya sea el nazismo, el marxismo, o el secularismo, el Estado siempre está en conflicto con la libertad religiosa.

Tras esta inquietante introducción, Lutzer penetra al corazón de su libro, al describir siete lecciones que él cree que los estadounidenses necesitan aprender de la Alemania nazi. Las siete se enumeran a continuación, con una cita de cada sección.

1. Cuando Dios es separado del gobierno, el juicio sigue.

Y así fue que el secularismo fue impuesto sobre el pueblo alemán. El papel de la Iglesia fue minimizado mediante la privatización de la fe y la institución de leyes acerca de lo que podía o no podía decirse desde un púlpito.

2. Siempre es la economía.

Cuando se les da una opción, la mayoría de la gente probablemente elegirá pan y salchicha por encima del mercado libre y las libertades individuales. 

3. Aquello que es legal también podría ser maligno.

Cuando Dios es separado del gobierno, nos vemos obligados a aceptar leyes arbitrarias. O Dios es el legislador o el Hombre lo es; o derivamos nuestras leyes de valores universales teístas, o decimos que los países o culturas individuales son los legisladores. O Dios es supremo o el Estado lo es…un tribunal puede hacer que el aborto sea legal, pero no puede hacer que sea moral…Muéstrame tus leyes y te mostraré tu Dios.

4. La propaganda puede cambiar una nación.

Quizás la lección más duradera de la Alemania nazi es que la gente común, preocupada simplemente por vivir sus propias vidas, pueden ser motivadas a formar parte de un movimiento maligno, a través del poder de la propaganda convincente, la intimidación y la euforia masiva.

5. Los padres — no el Estado — son los responsables de la formación de un hijo.

La ley de hoy en día en Alemania que hace que la educación en el hogar sea ilegal, nos recuerda una ley de la era nazi instigada por Hitler en 1938. Él declaró que la educación pública era obligatoria y que los hijos no podían ser educados en el hogar. El Estado, no la familia o la Iglesia, tenía los derechos con respecto a la educación del niño.  

6. Los héroes ordinarios pueden hacer la diferencia.

“Cuando Dios llama a un hombre, le pide que venga y muera”, escribió Dietrich Bonhoeffer durante los días oscuros cuando al Iglesia en Alemania está siendo nazificada. Y, a la edad de 39 años, practicó lo que predicó; fue colgado en la horca y murió…

Hoy en Estados Unidos necesitamos un ejército de héroes ordinarios que hagan frente a la creciente oscuridad en nuestra tierra. Necesitamos gente que van a defender la verdad con valentía, consistencia, y con humildad y gracia.

Dietrich Bonhoeffer, teólogo alemán y líder de la Iglesia, que fue asesinado por Hitler.

7. Debemos exaltar la Cruz en la creciente oscuridad.

… ¡Sin la cruz, clavamos un clavo en nuestro ataúd! Existe el peligro de que lleguemos a estar tan sobrecargados con agendas políticas o sociales, que nuestro mensaje se pierda en medio de nuestras muchas escaramuzas culturales. La Iglesia ha enfrentado siempre la tentación de modificar el Evangelio o hacerlo secundario a una determinada agenda política, filosófica o cultura… Dios no es republicano ni demócrata. Cuando la Cruz es envuelta en una bandera de un partido político, siempre es distorsionada o disminuida.

En la comunidad evangélica, la teología es sustituida por la psicología y la gracia barata ha reemplazado lo que Bonhoeffer describió como “gracia costosa”. En resumen, hemos perdido nuestro centro intelectual y espiritual y lo hemos reemplazado con el consumismo, la auto-ayuda y la búsqueda de ventajas personales. Estamos absortos en nosotros mismos, en lugar de estarlo en Dios. Y podemos ver los resultados.

Tenemos que tener en cuenta que el potencial para la maldad de Hitler reside en todos nosotros. La Biblia declara que “engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso” (Jeremías 17:9). Jesús afirmó esto cuando afirmó que todos los males — tanto pensamientos como acciones — salen del corazón (Mateo 15:19-20 y Marcos 7:20-23). Una y otra vez, la Biblia afirma que la naturaleza del Hombre es mala y nunca debe confiarse en ella (Salmo 53:1-3, 118:8-9; Romanos 3:10-12).

Hitler es asediado por una multitud que lo adora, cuando llega a Nuremberg en 1934.

Esta verdad fundamental sobre la naturaleza del hombre fue reflejada en la cita más sorprendente que me encontré mientras investigaba este artículo. Hallé la cita en los escritos del hijo de Charles Chaplin, Charles Jr. Él dice que, en 1940, mientras su padre estaba filmando su parodia de Hitler, “El Gran Dictador”, él fue “angustiado” por los antecedentes similares de Hitler y él mismo. Él explica:

Sus deseos eran polos opuestos. Uno era hacer llorar a millones, mientras que el otro era hacer reír a todo el mundo. Papá nunca pudo pensar en Hitler sin un estremecimiento, mitad de horror, mitad de fascinación. “Sólo piensa”, solía decir con inquietud, “él es el loco. Yo soy el cómico. Pero podría haber sido al revés”.
Este póster es un anuncio de la versión francesa de la película de Charles Chaplin de 1940, “El Gran Dictador”. Como puede verse fácilmente, era una parodia de Hitler, la que los nazis no apreciaron. Ellos apodaron a Chaplin, “un repugnante acróbata judío” (a pesar del hecho de que Chaplin no era judío). 

Esa profunda percepción es cierta para todos nosotros.  Nacemos con una naturaleza pecaminosa caída. Tenemos que aprender la diferencia entre lo bueno y lo malo. Ese conocimiento proviene de la Palabra de Dios, y lo aprendemos de nuestros padres o de la Iglesia, o de ambos. Cuando Dios es expulsado de la sociedad y la Iglesia es marginalizada o suprimida, el mal es dejado suelto, y Dios entrega la sociedad a una mente reprobada (Romanos 1:28). Ahí es donde estamos hoy en Estados Unidos. 

Literalmente estamos rogando por el destino de la antigua Judá, cuando la nación se volvió contra Dios y se negó a arrepentirse, a pesar de la imposición de muchos juicios correctivos y las advertencias de los profetas. Algunas de las palabras más tristes de la Biblia, registradas en 2 Crónicas 36:15-16, describen lo que pasó:

Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación. Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio.

¡Despierta, Estados Unidos!

Lea también:
La Pesadilla de Hitler – Parte 1
La Implosión de Estados Unidos
Estados Unidos en la Profecía Bíblica
¿Es demasiado tarde para Estados Unidos?

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org

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