miércoles, 10 de septiembre de 2025

Somos la Generación de la Convergencia

 Por Jan Markell


La enfermedad tiene muchos nombres: cansancio del tiempo del fin; fatiga del Rapto; agotamiento por estar vigilante del Rapto. Los burladores y escépticos están ganando demasiado terreno y demasiados seguidores. El hecho de que el Rey viene es “aburrido” y simplemente “noticias viejas”.

Lo que Hal Lindsey escribió en 1969 en su clásico La Agonía del Gran Planeta Tierra, a los ojos de muchos, no se cumplió. Así, hay un suspiro colectivo de apatía. Los púlpitos marginan o ignoran esta gloriosa buena noticia. ¿Cuánto tiempo más podemos mirar hacia arriba con expectativa?

¿El Gran Agotamiento?

Recientemente, leí un artículo revelador en The Guardian que se burla aún más de aquellos con una visión del tiempo del fin y refuerza el creciente escepticismo. Este artículo sugiere:

  • Autores como Tim LaHaye y Hal Lindsey profetizaron muchas cosas que no se han cumplido. ¿No han esperado suficiente los que esperan el Rapto? Quizás sea hora de dejar atrás este mensaje. (No importa que una gran cantidad de cosas que predijeron SÍ se han cumplido).
  • Larry Norman nos dijo en su canción de los años 70, “Ojalá Todos Hubiéramos Estado Listos”, que la vida estaba llena de armas y guerra y que todos eran pisoteados en el suelo, pero una generación después, eso aún está sucediendo. Es mucho peor hoy. Una generación después, ¡el mundo está gimiendo aún más! Hemos esperado lo suficiente y es hora de cambiar de canal.
  • Hal Lindsey nos dijo que 1988 fue un año clave, ya que fue 40 años desde el renacimiento de Israel. Nunca dijo que estaba apuntando a ese año para el Rapto, pero nos animó a anticipar Su pronta llegada en torno a esa fecha de 1988. Aún estamos anticipando años después, pero, por desgracia, ¡no ha habido trompeta ni grito hasta la fecha!

Éstos son sólo tres puntos de conversación del artículo de The Guardian.

Para ser francos, ahora hay una mentalidad de “ya hemos pasado por esto antes”, en lugar de una anticipación apocalíptica. Las advertencias están cayendo en oídos sordos. Ahora veo un cansancio por el tiempo del fin y una indiferencia a ser dejado atrás. El artículo en The Guardian sugiere todo esto y más, pero la Biblia nos dice que debemos esperar esto (2 Pedro 3:4).

Los Criticones y los Burladores

Luego vinieron los críticos que son respetados en algunos círculos, pero no en el mío. Hank Hanegraaff dijo que no se podía encontrar el Rapto en la Biblia. ¿Quién lo diría? Bueno, para mí no es un “hombre de respuestas bíblicas”, pero, en su momento tuvo una audiencia considerable a la que influyó enormemente. En 2017 me mencionó al aire como uno de los mayores alborotadores en el liderazgo evangélico y dijo que me involucro en una “tortura de guiones” debido a mi dispensacionalismo premilenial. Quizás debería sentirme honrada.

¿Qué hay en el agua que Frankie Schaeffer estaba bebiendo? Cuando él, al igual que Hanegraaf, se unió a la Iglesia Ortodoxa Oriental, se desvió. Ahora lanza diatribas en MSNBC en contra de lo que sus padres —Francis y Edith Schaeffer— podrían haber creído sobre los Tiempos del Fin. Ha intentado avergonzar a cualquiera que abrace la teología del “ser dejado atrás”, como la llama.

Francamente, la lista de críticos y burladores es tan larga que necesito un libro para documentarlos adecuadamente, así que no me detendré en ellos. El hecho de que Rick Warren llame a la escatología “una distracción” no ayudó.

Legiones de la izquierda religiosa, incluidos Brian McLaren, Tony Campolo, Rob Bell y otros, han denigrado esta gloriosa Buena Nueva durante dos décadas. La justicia social es de mucho mayor interés para ellos.

Déjà vu de Nuevo

Eventos sorprendentes ocurren a diario, con una convergencia de profecías predichas que explotan semanalmente. Estamos al borde del dinero digital. Rusia, que probablemente sea Gog de la tierra de Magog, está agitando y rugiendo. La tecnología de la Marca de la Bestia nos está mirando de frente.

El espíritu del Anticristo se está manifestando a nivel global. Y sin embargo, muchos sugieren que esto es sólo un déjà vu una vez más. “Has hablado de tales cosas durante décadas. Estamos cansados de tus advertencias!”.

La inteligencia artificial tiene planes para conquistar el mundo. ¡Hablemos de una herramienta para el Anticristo!

El mundo secular ha abrazado la idea del globalismo. Un sistema mundial. No pueden esperar. ¡Algún día, quizá deseen haber esperado!

La violencia y la anarquía son la nueva normalidad.

¿Y quién puede mantenerse al tanto de todo lo que está sucediendo en Israel, el reloj de Dios? Mientras escribo esto, tiene vecinos enojados en siete lados. Puede que nunca se recupere del trauma del 7 de octubre de 2023. Al igual que el Holocausto de hace 80 años, el 7 de octubre dejará una marca y una cicatriz permanentes.

¡Agregue a esto guerras y rumores de guerras, persecución, engaño, pestilencia y el gemido de la tierra!

¡Todo encajando en su lugar!

¡Jesús viene pronto!

Así que, el hecho de que todo esté juntándose—todo encajando en su lugar—emociona sólo a un pequeño remanente que nunca se cansará de mantener sus ojos en el cielo. Si estás entre ellos, aguanta. Él viene pronto. A medida que las cosas continúan deteriorándose, es posible que nos quedemos con sólo una esperanza—la Esperanza Bienaventurada.

Somos la generación de la convergencia. ¡Anímate por ello!


Jan Markell es una judía mesiánica de Minneapolis. Es la fundadora de Olive Tree Ministries y comparte sus perspicaces observaciones con una audiencia nacional a través de la radio. Produce un boletín periódico llamado Understanding  the Times (Comprendiendo los Tiempos) y recientemente publicó un libro con el mismo nombre. Citada como una “voz profética para Estados Unidos” por el Ministerio Cordero y León. Jan es una invitada frecuente en Cristo en la Profecía.

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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lunes, 8 de septiembre de 2025

Revista Llamada de Medianoche – Septiembre 2025

El cristiano y las autoridades


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Temas incluidos en esta edición:

»» Cuando avanza el reloj de Dios
»» Una perspectiva celestial
»» La gloria celestial en el seno de la Trinidad
»» La primera batalla de Armagedón
»» Por qué la teología de la sustitución no es bíblica

Entre otros.

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El Movimiento del Tercer Templo y la Convergencia de los Últimos Días

Por Mondo Gonzales

Fui salvado a los 18 años, pero era completamente ignorante de los sucesos espirituales en 1993. Por la gracia de Dios, me sentí inmediatamente atraído a estudiar la naturaleza de los últimos días o lo que Jesús llamó, “el fin de la era”. Mantenía un archivador de tres anillos para coleccionar recortes de periódicos relacionados con varias profecías bíblicas. Añadía página tras página hasta que estuvo lleno. Con las señales de la convergencia escatológica ocurriendo a una velocidad increíble a nuestro alrededor, lo que tomaba muchos meses en la década de 1990 ahora sólo toma horas o días.

Una de las tendencias más problemáticas que estamos presenciando en este momento es, de hecho, un indicador clave de que estamos en los últimos días. Hay una convergencia de apostasía en la Iglesia, así como advirtió Pablo en 1 Timoteo 4:1 y 2 Timoteo 4:3-4. Sin embargo, las señales espirituales no son la única categoría que está convergiendo. 

Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, prestando atención a espíritus engañosos y a doctrinas de demonios” — 1 Timoteo 4:15

Los eventos proféticos que nos rodean son evidentes para que cualquier persona los observe en este momento. Demuestran que estamos siendo testigos del escenario que se está preparando para el fin de la era.

Próximamente: El Tercer Templo

Un acontecimiento que da testimonio del pronto regreso de Jesús son los exhaustivos preparativos que ya se están llevando a cabo para la construcción del Tercer Templo. Numerosas escrituras revelan que se construirá un tercer templo, aunque algunos en la Iglesia espiritualizan estas profecías para presuponer su cumplimiento de manera figurativa o metafórica. Examinemos la evidencia.

Comencemos en el Antiguo Testamento con el profeta Daniel. No tenemos espacio para cubrir las 70 semanas de Daniel en su totalidad, pero el último versículo del capítulo 9 es el que más nos concierne; describe los eventos de la última semana que aún están por cumplirse. Daniel 9:27 dice:

Y él hará un pacto firme con muchos por una semana, pero a la mitad de la semana pondrá fin al sacrificio y a la ofrenda. Sobre el ala de abominaciones vendrá el desolador, hasta que una destrucción completa, la que está decretada, sea derramada sobre el desolador” (NBLA).

De este pasaje, aprendemos que en el punto de la “mitad” de la semana (tres años y medio dentro del período de siete años), el Anticristo pondrá fin a los sacrificios y ofrendas. ¿Qué sacrificios? ¿Qué ofrendas? El Templo fue destruido en el año 70 d. C., y no ha habido sacrificios en Jerusalén en el Monte del Templo durante más de 1900 años.

Se le dijo a Daniel que los sacrificios y ofrendas tendrían lugar en este escenario futuro del tiempo del fin. Esto puede parecer muy confuso porque hoy no hay un templo físico para esos sacrificios y ofrendas. Entonces, ¿qué deberíamos concluir? 

Algunos afirman que Daniel estaba hablando en sentido figurado. Pero, una interpretación simbólica de Daniel 9:27 no tiene sentido, porque nos obligaría a asumir que la profecía de las 70 semanas de Daniel 9:24-27 ya se ha cumplido. Claramente no lo ha hecho.

Aunque hoy no vemos un templo, para que esta profecía se cumpla verdaderamente, un templo debe ser construido en algún momento del futuro. El Tercer Templo será construido, y ya sea que se complete un día antes del punto medio o años antes, estará en funcionamiento para los sacrificios en el punto medio del período de la Gran Tribulación.

La expectativa de que un templo será reconstruido en el futuro se basa en una deducción lógica del propio texto y está anclada en la convicción de que, cuando Dios da una profecía, ésta debe cumplirse o Dios es un mentiroso. Aunque quizás no entendamos cómo, ni creamos que sea posible, Dios no puede fallar. Observa lo que Dios dice sobre la profecía: “Ciertamente he hablado; ciertamente lo haré” (Isaías 46:9-11).

Siempre debemos interpretar las Escrituras de manera directa. Esto es especialmente cierto cuando se trata de pasajes proféticos. Muchos maestros de la Biblia en el pasado dudaron que Israel alguna vez volviera a ser una nación. En lugar de aceptar la profecía literalmente, eligieron espiritualizar, simbolizar o ignorar abiertamente los pasajes proféticos. Sin embargo, aquellos que los tomaron literalmente eventualmente fueron vindicados.

El Testimonio de Jesús

Una segunda prueba de un futuro tercer templo físico es dada por Jesús mismo en el Discurso del Monte de los Olivos. Mateo 24:15 dice: “Así que cuando veáis la abominación de la desolación de la que habló el profeta Daniel, en pie en el lugar santo (el que lee, entienda)…” (Mateo 24:15; también Marcos 13:14).

La frase “lugar santo” tiene dos ocurrencias similares en el Nuevo Testamento griego (Hechos 6:13; 21:28). Ambas referencias en el libro de los Hechos se refieren al Templo. Por lo tanto, Jesús, como profeta, nos dio un vistazo a un período futuro cuando ocurrirá una abominación en el Templo. A pesar de que no existe ningún Templo hoy en día, sabemos que la abominación de la desolación ocurrirá en un Templo que será construido en el futuro.

“Así que cuando veáis la abominación de la desolación de la que habló el profeta Daniel, en pie en el lugar santo (el que lee, entienda)…” — Mateo 24:15

La frase “abominación de la desolación” aparece en Daniel 9:27; 11:31; 12:11 y en el libro apócrifo de 1 Macabeos 1:41-59. Daniel 11:31 (“Y establecerán la abominación de la desolación”; NBLA) y los pasajes de Macabeos se refieren a un evento que sólo puede interpretarse como un evento físico real que ocurrió en el siglo II a. C. El rey seléucida Antíoco IV entró en el santuario en 167 a. C. y lo profanó poniendo un ídolo sobre el altar mezclado con sangre de cerdo (Josefo, Antigüedades 12: Cap. 5, Pár. 4; 1 Macabeos 1). Según el historiador judío, Josefo:

Ahora bien, aconteció que, después de dos años, en el año ciento cuarenta y cinco, el día veinticinco de ese mes, que nosotros llamamos Chasleu, y los macedonios Apeleo, en la olimpíada ciento cincuenta y tres, el rey subió a Jerusalén y, fingiendo paz, tomó posesión de la ciudad por traición; …Y cuando el rey hubo construido un altar de ídolos sobre el altar de Dios, mató cerdos sobre él, y así ofreció un sacrificio que no estaba de acuerdo con la ley ni con el culto religioso judío en ese país”.

1 Macabeos 1:54 lo describe de esta manera: “El día quince del mes de Quisleu del año ciento cuarenta y cinco, el rey cometió un horrible sacrilegio, pues construyó un altar pagano encima del altar de los holocaustos. Igualmente, se construyeron altares en las demás ciudades de Judea”.

Sin embargo, tanto Daniel 9:27 (“sobre alas de las abominaciones vendrá uno que hace desolación”) como 12:11 (“la abominación que causa desolación”; ESV) describen profecías que se cumplirán al final de los tiempos. Jesús insinúa que lo que ocurrió durante el período macabeo fue un prototipo de lo que ocurrirá nuevamente al final de los tiempos durante el período de la Tribulación de siete años. Por lo tanto, para que se cumplan las palabras de Jesús, un tercer templo debe ser reconstruido. Ésta es una deducción lógica del texto de las Escrituras.

La Afirmación de Pablo

El tercer pasaje que señala hacia la futura construcción de un tercer templo es 2 Tesalonicenses 2 (ver también Isaías 13:6-13; Joel 2:1-2; y Amós 5:18-20). Pablo enseñó a los tesalonicenses extensamente sobre el próximo período de Tribulación de siete años conocido como el “Día del Señor” y los eventos que condujeron a su llegada. Estaban confundidos y lo más probable es que habían leído una carta falsa, supuestamente de Pablo, tratando de convencerlos de que el Día del Señor ya había llegado.

En su segunda carta a los tesalonicenses, Pablo les recordó el orden de los eventos que les había enseñado anteriormente mientras estaba con ellos:

Nadie los engañe de ninguna manera; porque esto no sucederá sin que venga primero la apostasía y se manifieste el hombre de iniquidad, el hijo de perdición. Éste se opondrá y se alzará contra todo lo que se llama Dios o que se adora, tanto que se sentará en el templo de Dios haciéndose pasar por Dios” (2 Tes. 2:3-4, RVA-2015).

Pablo afirmó que el Día del Señor (el período de Tribulación de siete años) comenzará con la rebeldía (apostasía) y la revelación del hombre de iniquidad (Anticristo). Ni la apostasía ni el Anticristo ocurrieron en el primer siglo, por lo que el Día del Señor aún no había llegado.

Pablo continuó describiendo lo que el Anticristo hará después de que comience el Día del Señor. Tomará su asiento en el Templo de Dios proclamándose a sí mismo como Dios, un evento de profanación llamado “la abominación de la desolación”. Pablo dio esta instantánea profética en un momento en que el Templo todavía estaba en pie. Sin embargo, fue destruido en el 70 d. C. Probablemente muchas personas se preguntaron qué hacer con la profecía de Pablo, ya que no se cumplió en el primer siglo y no podría cumplirse sin un templo en pie.

Todavía estamos esperando casi dos mil años después, pero debemos permitir que el texto signifique lo que dice de manera directa y literal. Hoy, Jerusalén está bajo el control soberano de Israel. Varias naciones están trasladando sus embajadas a Jerusalén. Las actitudes religiosas y políticas han cambiado drásticamente en los últimos 15 años, y podemos ver una convergencia de múltiples factores anticipando la construcción del Tercer Templo.

La Visión de Juan

El pasaje final que profetiza la reconstrucción de un tercer templo físico en los últimos días se encuentra en el Apocalipsis, donde Juan fue catapultado en el Espíritu para ver el futuro. El Señor Jesús reveló muchos aspectos de la Tribulación de siete años que Él instruyó a Juan a registrar y enviar a las Siete Iglesias (Apocalipsis 1:11).

En Apocalipsis 11:1-2, Juan vio el Templo físicamente reconstruido:

Entonces me fue dada una caña, semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate y mide el templo de Dios y el altar, y a los que en él adoran. Y deja aparte el atrio de afuera del templo. Y no lo midas, porque ha sido dado a los gentiles, y ellos pisotearán la ciudad santa por cuarenta y dos meses”.

El ángel que le dijo que midiera dio testimonio de un Templo de Dios y un altar existentes en la ciudad de Jerusalén durante el futuro Día del Señor. Esta misma palabra griega, “metreo”, se utiliza en otras partes del libro de Apocalipsis para medir algo real y físico (Ap. 21:15-17). Dado que el Templo de Dios existe en el futuro Día del Señor, podemos deducir que debe ser construido antes de ese tiempo. Es bastante razonable esperar ver preparativos para reconstruir el próximo Templo a medida que vemos el fin de la era acercándose rápidamente.

Testigos Oculares Fieles

Si le creemos a Dios, también deberíamos creer en Su Palabra profética. 

La Biblia enseña que la verdad debe ser establecida por dos o tres testigos (Dt. 19:15; Mateo 18:16). Dios nos ha dado cuatro profetas (Daniel, Jesús, Pablo y Juan) para enseñarnos que un futuro templo físico existirá en el Día del Señor. Pero no será construido en un día.

No deberíamos sorprendernos de que será un proceso que involucra muchas capas, personas, dinero y más para verlo realizado. La anticipación del Tercer Templo es evidente incluso en los titulares de los periódicos. Por ejemplo, en septiembre de 2022, los medios se hicieron eco de informes de que cinco vaquillas rojas estaban siendo transportadas a Israel para preparar la purificación y reinauguración del Templo.

Estos acontecimientos proféticos nos muestran que la llegada del Mesías se acerca rápidamente. ¡La convergencia está aquí!

Mondo Gonzales fue pastor durante 15 años antes de unirse al equipo de Prophecy Watchers en Oklahoma City. Es copresentador del programa de televisión Prophecy Watchers y escritor e investigador de la revista homónima. Ha colaborado con el Ministerio Cordero y León en varios episodios de Cristo en la Profecía y otros proyectos.

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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miércoles, 3 de septiembre de 2025

Todas las Piezas Están Encajando

Director y Evangelista Sénior 
Ministerio Cordero y León


“¿Estabas allí cuando lo pusieron en el sepulcro?”

El coro sombrío de la canción, “¿Estuviste allí?”, plantea una serie de preguntas reflexivas sobre las circunstancias que rodean la muerte, sepultura y resurrección de Jesús. Las preguntas están destinadas a ser retóricas, ya que nadie que haya vivido en los últimos 1900 años estuvo presente durante la vida de Jesús en la Tierra.

Dicho esto, la canción nos hace considerar la experiencia de los discípulos mientras eran testigos de lo que parecía ser una catástrofe. Desde el momento en que Jesús fue arrestado, creyeron que su mundo se estaba desmoronando. Mateo y Marcos simplemente dicen que los discípulos lo abandonaron y huyeron. Los cuatro relatos del Evangelio narran la vehemente triple negación de Pedro.

Sería fácil menospreciar a los discípulos por su fe débil, pero nosotros tenemos la ventaja de la retrospectiva. Ellos realmente no comprendían que las profecías a corto plazo de Jesús convergerían en el Calvario, donde sufriría y moriría en obediencia al plan de salvación del Padre. Sólo después de Su resurrección pudieron ver con claridad. En pocas palabras, a veces es difícil tener perspectiva en medio de una tormenta.

La Bendición de la Retrospectiva

A diferencia de los apóstoles, nosotros tenemos el canon completo de las Escrituras y la presencia del Espíritu Santo que mora en nosotros — una bendición que ellos no recibieron hasta Pentecostés. Pero, al igual que ellos, los eventos y las circunstancias a veces pueden abrumarnos en el momento. Por eso necesitamos mantenernos firmes en la Palabra de Dios para no ser golpeados y agitados por todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Y esa verdad es aún más urgente a medida que las Señales de los Tiempos aumentan en frecuencia e intensidad.

Consideren esto: Durante largos períodos de la historia humana, hubo pocas señales proféticas que anunciaban la venida del Señor. Eso fue cierto en el período intertestamentario y ha sido cierto a lo largo de la Edad de la Iglesia. Consideremos el Primer Adviento de Jesús.

El Antiguo Testamento concluyó con una promesa que terminó con una maldición. Dios prometió enviar “al profeta Elías, antes de que venga el día del SEÑOR, grande y temible” (Malaquías 4:5). El versículo siguiente profetizó que él restauraría los corazones de los padres y los hijos entre sí, no sea que Él venga y hiera la tierra con maldición” (Malaquías 4:6). La amenaza no tan velada de una maldición era la alternativa a la promesa llena de gracia de restauración de Dios. Pero el momento de su cumplimiento no fue especificado.

Sabemos que pasaron más de 400 años antes de que viniera el Mesías. Varias generaciones vivieron y murieron en ese período mientras caía la oscuridad sobre la tierra, ya que primero Grecia, luego Roma dominaron al pueblo de Israel. Citando Isaías 9:2, Mateo describe la llegada de Jesús de esta manera: “El pueblo asentado en tinieblas vino una gran luz, y a los que vivían en región y sombra de muerte, una luz les resplandeció” (Mateo 4:16; NBLA).

El pueblo asentado en tinieblas vino una gran luz,  y a los que vivían en región y sombra de muerte, una luz les resplandeció” (Mateo 4:16).

De repente, mientras Jesús comenzaba a llamar a Sus discípulos, proclamaba el Evangelio del Reino y ministraba en toda la región, las señales eran evidentes para todos los que tenían ojos para ver—e incluso para aquellos nacidos ciegos, ya que Él restauraba su vista. Cuando Juan estaba languideciendo en prisión, envió un mensaje para preguntar a Jesús si era verdaderamente el Esperado. Jesús respondió diciéndole a los seguidores de Juan que reportaran el cumplimiento de una serie de señales proféticas: “Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les predica el Evangelio” (Mateo 11:5, cumpliendo Isaías 35:5 y 61:1).

La autoridad de la enseñanza de Jesús y Su poder sobre los demonios asombraban a Sus seguidores, y el ritmo de Su actividad era impresionante. Marcos utiliza la palabra “inmediatamente” 10 veces sólo en el primer capítulo de su Evangelio, sólo para transmitir la urgencia de Su ministerio. Y, sin embargo, a pesar de la abundancia de señales proféticas que se manifestaban, los fariseos y líderes religiosos se burlaban y se volvían resentidos hacia Él.

Aun con todas las señales evidentes para que todos las vieran, tuvieron la osadía de exigir otra señal más del Cielo. La respuesta de Jesús para ellos se mantiene como una advertencia para nosotros aún hoy:

Al caer la tarde ustedes dicen: Hará buen tiempo, porque el cielo está rojizo”. Y por la mañana: “Hoy habrá tempestad, porque el cielo está rojizo y amenazador”. ¿Saben ustedes discernir el aspecto del cielo, pero no pueden discernir las señales de los tiempos? (Mateo 16:2-3).

El Señor declaró que ninguna señal sería dada a tal generación malvada y adúltera, excepto la señal de Jonás. Dado que evidentemente realizó otros milagros, claramente Sus palabras transmitían que ninguna señal sería discernida por aquellos cuyos corazones estaban lejos de Él, excepto la innegable señal de Su muerte y resurrección (la “señal de Jonás”).

Y cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad pues no hablará por sí solo, sino que hablará todo lo que oiga, y les hará saber las cosas que han de venir”  (Juan 16:13; RVA-2015).

Casi 2,000 años después, otra ola de señales se está manifestando hoy. La bendición que Jesús mencionó respecto a Sus discípulos es aún más cierta hoy:

dichosos los ojos de ustedes, porque ven, y sus oídos, porque oyen. Porque en verdad les digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron (Mateo 3:1-17).

Pero muchas personas—incluidos los líderes religiosos modernos—parecen incapaces de discernir las Señales de los Tiempos.

Señales Multiplicándose ante Nuestros Ojos

En la Primera Venida de Jesús, sólo seis personas en toda Judea están registradas como alertadas por Su inminente llegada: María y José, Zacarías y Elizabeth, y Simeón y Ana. (Además, los magos vinieron de Oriente porque eran estudiantes de la Palabra profética de Dios transmitida por Daniel.) Esos seis anticiparon el nacimiento de Jesús porque el Espíritu Santo o un ángel enviado por Dios les reveló Su venida. La única señal externa que anunciaba su llegada fue una estrella—una señal astrológica que los magos discernieron en Oriente.

Todas las señales del Antiguo Testamento sobre la Primera Venida del Mesías se cumplieron con Su llegada, durante Su ministerio o por Su muerte, sepultura y resurrección. Como hemos documentado muchas veces en el Ministerio Cordero y León, eso incluye más de 300 profecías diferentes, o 109 señales separadas y distintas. Pero el Antiguo Testamento contiene 500 profecías sobre su Segunda Venida. Y el Nuevo Testamento está lleno de promesas a la Iglesia respecto a su Rapto y señales sobre la venida de Jesús para reinar en la Tierra.

Esa multitud de señales—unida con el Espíritu Santo, que Jesús envió para “guiarte a toda la verdad... [y] revelarte lo que ha de venir” (Juan 16:13)—significa que tenemos la capacidad de discernir cuándo estamos viviendo en la época de Su regreso. "Ustedes, hermanos, no están en tinieblas, para que aquel día los sorprenda como ladrón” (1 Tes. 5:4).

Así que, con esa seguridad de discernimiento y una firme confianza en el Espíritu Santo para guiarnos hacia la verdad, consideremos las señales y cómo están convergiendo como nunca antes.

Reconocemos fácilmente que algunos de las señales han sido evidentes en el pasado. Siempre ha habido desastres naturales, hambrunas, pestilencias y plagas. Las guerras y los rumores de guerras se han convertido en la norma en lugar de ser la excepción. Naciones e imperios han surgido y caído, a medida que la agitación social y el pecado flagrante los han dejado en el basurero de la historia. Pero esas categorías han ido aumentando en frecuencia e intensidad durante los últimos 100 años.

Mientras servía en la Legislatura de Kentucky, la revista Governing publicó un artículo de portada en su edición de septiembre de 2014 titulado, “Un Clima de Cambio”. El subtítulo llamó mi atención, porque proclamaba: “Los gobiernos de todo el país destacan la necesidad de ‘resiliencia’ ante desastres naturales cada vez más frecuentes”. Estoy bastante seguro de que los editores de esa revista no tenían idea de que estaban testificando el cumplimiento de la profecía bíblica.

De manera similar, los proveedores del humanismo secular, que están empeñados en erradicar el cristianismo en la esfera pública de nuestra nación, nunca se darán cuenta de que están cumpliendo las advertencias proféticas de Pablo en Romanos 1. Aunque nuestra nación “una vez conoció la ordenanza de Dios”, muchos de nuestros líderes nacionales no sólo actúan de maneras que son aborrecibles para Dios, sino que “también dan su aprobación entusiasta a aquellos que las practican” (Romanos 1:32). ¿Es de extrañar que Dios les haya “entregado” a los deseos y la impureza, pasiones degradantes y mentes depravadas? Y esa misma trayectoria es evidente en todo el mundo en naciones donde el cristianismo una vez prosperó.

Lo mismo podría decirse de las señales espirituales, la política mundial y la tecnología. Y, sin embargo, fiel a la profecía bíblica, los burladores también se han multiplicado, en esencia diciendo: “¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde que los padres durmieron, todo continúa como desde el principio de la creación” (2 Pedro 3:4). Trágicamente, el contexto de la advertencia de Pedro también ha probado ser cierto: Esos burladores provienen de las filas de aquellos que profesan seguir a Cristo.

Discernimiento en Medio de la Tormenta

Algunos se sienten tan abrumados por el ritmo al que está ocurriendo el cambio (y la degeneración de la sociedad) que no pueden dar sentido al caos. Pero los estudiantes de las Escrituras entienden que todas estas cosas (y la aceleración en las señales proféticas) fueron predichas hace mucho tiempo. La rapidez y la aceleración sólo confirman que el Fin está cerca.

Lo que también es reconocible por aquellos que estudian la profecía bíblica y han estado siguiendo estas señales durante muchos años es la superposición o convergencia sin precedentes de las diversas señales. Como canicas enviadas a girar por un embudo grande, se están acercando cada vez más y afectándose mutuamente a medida que se aproximan al término final. Los desastres naturales alimentan el miedo creciente, y el avance de la tecnología lleva a la arrogancia. Pensando que tenemos el conocimiento y los medios para finalmente controlar la naturaleza, la humanidad está en realidad perdiendo el control porque carece de sabiduría. Los colapsos sociales están llevando a un reajuste de las naciones hacia la configuración predicha en el final—con Rusia y Turquía amenazando a Israel desde el norte, junto con Irán (Persia) al este. En otro ámbito, se espera que la tecnología pronto ofrezca al gobierno (o a un poderoso individuo) la capacidad de controlar las compras y ventas de las personas a escala global.

A medida que hemos superado [el restablecimiento de Israel] y todas las demás señales de los tiempos del fin han comenzado a confluir por primera vez, no puedo pensar en una señal más importante que la convergencia— Dave Reagan

Todas estas señales comenzaron a entrar en un mecanismo de sobrecarga, con la intensidad y la frecuencia aumentando exponencialmente, alrededor del momento en que Dios comenzó a reunir nuevamente al pueblo judío y a restablecer a Israel como una nación moderna. Por eso Israel—la “señal más grande de todos”—es la clave del reloj profético de Dios. Incluso el repentino resurgimiento del odio contra Israel, que ha sido evidente desde el 7 de octubre de 2023, ofrece aún más evidencia de que todas las alarmas están sonando al mismo tiempo.

Jesús viene pronto.

Pero, ¿Por Qué la Convergencia?

Es innegable la realidad de que los eventos se suceden más rápido que nunca. Es como si la Ley de Moore (la predicción comprobada del cofundador de Intel, Gordon Moore, de que el poder y la eficiencia de la computación se duplicarían cada 18-24 meses) ahora se aplicara en todas las categorías de señales proféticas.

Las señales de la naturaleza, la sociedad, la tecnología, la política mundial y de Israel (así como las señales espirituales) están aumentando en frecuencia e intensidad —y convergiendo— como nunca antes. La conclusión inevitable es que los “dolores de parto” de los que habló Jesús en Mateo 24:8 están ocurriendo. Esa referencia destaca el hecho de que nadie —ni la madre, ni el padre, ni el doctor— puede predecir exactamente cuándo nacerá un bebé. Pero cuando comienzan los dolores de parto, todos saben que el bebé vendrá pronto.

Asimismo, incluso cuando han comenzado los dolores de parto y anuncian que el fin se acerca pronto, todavía no podemos saber el día o la hora exacta. Pero sabemos que en cualquier momento “el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta de Dios” (1 Tes. 4:16).

Pues el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta de Dios” (1 Tes. 4:16).

Como el resto de la carta de Pablo a la iglesia en Tesalónica explica, esa promesa y ese reconocimiento son la razón por la que podemos “consolar a otros con estas palabras” (1 Tes. 4:18).

Obviamente, Dios el Padre quiere que discernamos que está a punto de decirle a Su Hijo: “Ve y busca a Tu Novia” (la clara inferencia de Juan 14:1-3 y Ap. 19:7-9). La única pregunta que queda es: ¿Por qué? La respuesta a esa pregunta considera el corazón justo, santo, misericordioso y lleno de gracia de Dios mismo. Cuando vemos el mundo y entendemos las señales desde la propia perspectiva de Dios, todas las piezas proféticas realmente encajarán.

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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jueves, 28 de agosto de 2025

Defendiendo la Profecía en una Era de Duda – Parte 1

Por Dr. Ron Rhodes


Hoy en día, muchos, entre ellos algunos cristianos dentro de la Iglesia, han planteado objeciones contra la profecía bíblica. Algunos critican la profecía en general, mientras que otros desafían específicamente el concepto del Rapto. A continuación, evaluaré brevemente una muestra de estas objeciones. Mi libro reciente, Profecía Bíblica Bajo Asedio (Harvest House Publishers), ofrece un examen más completo de éstos y muchos otros temas relacionados.

Sensacionalismo

Algunos argumentan que la profecía bíblica es demasiado sensacionalista para merecer atención seria. Ofrezco las siguientes perspectivas en respuesta:

1. Las interpretaciones erróneas populares de la profecía bíblica alimentan las percepciones sensacionalistas. Por ejemplo, las películas y programas de televisión apocalípticos modernos pueden llevar a los espectadores desinformados a creer erróneamente que la “profecía bíblica” es simplemente un patio de recreo para fanáticos.

2. Los estudiantes serios de la Biblia creen que la interpretación adecuada de la profecía requiere una cuidadosa atención a su contexto bíblico, los idiomas originales y los factores históricos y culturales. Esta metodología protege contra el sensacionalismo.

3. Muchas profecías bíblicas ya se han cumplido en eventos históricos verificables, contrarrestando así la noción de sensacionalismo. Por ejemplo, más de 100 profecías mesiánicas en el Antiguo Testamento se cumplieron con la llegada de Jesús en los tiempos del Nuevo Testamento. Así como estas profecías mesiánicas se cumplieron de una manera no sensacionalista, así también se cumplirán las profecías de la segunda venida de Cristo.

4. A diferencia del sensacionalismo típico, la profecía bíblica enfatiza la vida ética y la preparación espiritual. Por ejemplo, las enseñanzas proféticas de Jesús en Mateo 24-25 instan a la vigilancia, la humildad y la fidelidad, centrándose en la transformación personal en lugar de la especulación sensacionalista de los tiempos del fin.

5. Lejos de tratar la profecía como un asunto sensacionalista, Pablo (1 Corintios 15; 1 Tes. 4; 2 Tes. 2), Juan (el libro de Apocalipsis) y Pedro (1 Pedro 1:5, 10-12; 2 Pedro 1:19-21; 2:1-9; 3:3-14) entretejieron la profecía en sus enseñanzas centrales. La profecía era claramente una parte de “la fe que fue dada una vez a los santos” (Judas 3). Hacer caso omiso del cuerpo sustancial de verdad profética en las Escrituras—más de una cuarta parte de la Biblia—simplemente no es una opción.

6. Finalmente, debemos distinguir entre la profecía bíblica, que no es sensacionalista, y una pequeña minoría de escritores de profecías cuyas obras exhiben diversos grados de sensacionalismo. Algunos de estos escritores son culpables de realizar “exégesis de periódico”. Otros intentan señalar fechas específicas para eventos proféticos. De cualquier manera, esto no debe disuadirnos de estudiar la profecía bíblica; en cambio, debería motivarnos a estudiarla aún más para alcanzar una comprensión adecuada y equilibrada. Evitar la profecía bíblica por completo debido a unos pocos sensacionalistas es como negarse a comer fruta porque algunas manzanas están podridas. No tiras todo el huerto, simplemente inspeccionas la fruta y rechazas la mala.

Una Distracción

Algunos dentro de la Iglesia afirman que la profecía bíblica distrae a los cristianos de cumplir la Gran Comisión. Sin embargo, como señalé anteriormente, más de una cuarta parte de la Biblia es profética. ¿Debemos creer que esta extensa porción de la Biblia es una distracción del cumplimiento de la Gran Comisión? Tal punto de vista no resiste el escrutinio.

En verdad, la profecía bíblica contribuye al cumplimiento de la Gran Comisión y juega un papel crucial en el evangelismo en todo el mundo. Soy la prueba viviente de ello. Mi exposición a la profecía bíblica en la década de 1970 condujo directamente a mi conversión a Cristo.

El apóstol Pablo escribió extensamente sobre la profecía del fin de los tiempos (por ejemplo, 1 Corintios 15:50-57; 1 Tes. 4:13-18) mientras difundía implacablemente el Evangelio por todo el mundo romano (a través de tres viajes misioneros en el libro de Hechos). No vio ningún problema en proclamar el regreso de Cristo y en cumplir Su Gran Comisión.

Pedro usó la profecía en su sermón evangelístico en el día de Pentecostés. Las personas que visitaban Jerusalén acababan de presenciar fenómenos sobrenaturales, después de lo cual Pedro afirmó en su sermón: “Esto es lo que fue dicho por medio del profeta Joel” (Hechos 2:16). Pedro compartió profecía y luego lanzó su llamamiento evangelístico. Unas 3,000 personas se convirtieron en creyentes ese día (Hechos 2:41).

Pasé una tarde con el difunto Hal Lindsey, autor de The Late Great Planet Earth. Hal dijo que tenía miles de cartas en sus archivadores de personas de todo el mundo que se convirtieron al cristianismo después de leer su libro de profecía.

Lejos de ser una distracción, la profecía bíblica nos recuerda que el tiempo es corto y lo que está en juego es eterno. Despierta la urgencia de compartir el Evangelio antes de que Cristo regrese (2 Pedro 3:10-12). No deja de lado a la Gran Comisión, la energiza.

Una Falsa Esperanza

Los críticos post-tribulacionales comúnmente afirman que, si las personas creen en el pre-tribulacionismo, no estarán espiritualmente preparadas para lo que encontrarán en el período de la tribulación. Creen que el pre-tribulacionismo produce falsas esperanzas y prepara a los cristianos para una caída.

En respuesta:

1. Mientras que los post-tribulacionistas afirman que el pre-tribulacionismo ofrece falsas esperanzas a las personas, el post-tribulacionismo puede ser criticado fácilmente por fomentar un falso miedo— lo que lleva a los creyentes a pensar que tendrán que soportar el peor momento de la historia humana. Sin embargo, ni el miedo ni la esperanza determinan la verdad, lo hacen las Escrituras.

2. El argumento post-tribulacional asume desde el principio que el pre-tribulacionismo no es bíblico. Sin embargo, el apoyo bíblico para el pretribulacionismo supera con creces al del post-tribulacionismo. Por ejemplo, ningún pasaje del Antiguo Testamento sobre la Tribulación menciona a la Iglesia (Dt. 4:29-30; Jeremías 30:4-11; Daniel 8:24-27; 12:1-2). Ningún pasaje del Nuevo Testamento sobre la Tribulación menciona a la Iglesia (Mateo 13:30, 39-42, 48-50; 24:15-31; 1 Tes. 1:9-10; 5:4-9; 2 Tes. 2:1-11; Ap. 4–18). Las palabras “iglesia” e “iglesias” se usan 19 veces en Apocalipsis 1–3. Sin embargo, en la sección que trata de la Tribulación— capítulos 6 al 18— no se hace ni una sola mención de la Iglesia. La Iglesia no está destinada para la ira (Romanos 5:9; 1 Tes. 1:9-10; 5:9). Esto significa que la Iglesia no puede pasar por el “Gran Día de la Ira” en la Tribulación (Ap. 6:17). 1 Tes. 1:10 promete explícitamente que Jesús “nos libra de la ira venidera”. Esto se alinea con Ap. 3:10, donde Jesús promete: “Yo también te guardaré de la hora de la prueba, esa hora que está por venir sobre todo el mundo para poner a prueba a los que habitan sobre la tierra”.

3. ¿Qué pasaría si, por el bien del argumento, consideráramos la posibilidad de que los cristianos pudieran entrar en la Tribulación? ¿Podrían soportarla? No hay duda. Considere que una “gran multitud” de personas se convertirá en cristiana durante el período de la Tribulación (Ap. 7:9-10). Me gusta lo que dice el erudito de la profecía Mark Hitchcock: “Si estos recién nacidos creyentes son capaces de confiar en el Señor incluso frente al martirio, ¿por qué dudaríamos de la suficiencia de Dios para ayudar al resto de nosotros a salir adelante?”. Si la fe recién nacida puede enfrentar la espada, la fe experimentada seguramente también puede capear la tormenta (véase Salmos 55:22; 73:26; Isaías 40:29, 31; 41:10; Nahúm 1:7; Filipenses 4:13; 1 Pedro 5:7).

4. En lugar de dar a las personas un falso sentido de esperanza, el pre-tribulacionismo les da una “esperanza bienaventurada” (Tito 2:13). Nuestra esperanza no está en una línea de tiempo, está en una Persona. Además, esa Persona dijo: “Volveré y os tomaré a Mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”, y ese “donde” no es otro que el Cielo mismo (Juan 14:3).

“Y si voy y les preparo lugar, vendré otra vez y los tomaré conmigo para que donde yo esté ustedes también estén” (Juan 14:3).

Tantas Interpretaciones

Algunos líderes cristianos argumentan que no debemos perder el tiempo en el Rapto porque hay numerosas interpretaciones. Esta posición parece miope. ¿Implica esto que no debemos estudiar el libro de Apocalipsis ya que las personas tienen diferentes puntos de vista: las perspectivas futurista, historicista, idealista y preterista? ¿Sugiere que no deberíamos examinar el Milenio, dado que hay varios puntos de vista: premilenialismo, amilenialismo y postmilenialismo? De hecho, ¿deberíamos abstenernos de estudiar cualquier tema en las Escrituras donde los cristianos tengan opiniones diferentes, incluyendo, por ejemplo, dones espirituales, la Cena del Señor, el castigo eterno y los “días” de Génesis 1?

Pablo enseñó “todo el consejo de Dios” (Hechos 20:27). No eligió lo que pensaba que la gente necesitaba (o quería) escuchar. Él enseñó toda la Verdad y nada más que toda la Verdad, incluyendo la doctrina del Rapto (1 Tes. 4:13-18; 1 Corintios 15:50-51).

El Rapto Pre-Tribulacional se enseña en muchos versículos de la Biblia (por ejemplo, Juan 14:1-3; 1 Corintios 15:51-53; Filipenses 3:20-21; 4:5; Colosenses 3:4; 1 Tes. 1:10; 5:9, 23; Tito 2:13; Ap. 3:10). No debemos restar importancia a lo que las Escrituras enfatizan con tanta fuerza.

El desacuerdo sobre una doctrina no es una licencia para la negligencia; es un llamado a un discernimiento más profundo. La existencia de varias interpretaciones del Rapto significa que debemos redoblar nuestros esfuerzos y estudiar aún más para asegurarnos de que tenemos la interpretación correcta. Esa siempre ha sido mi política. Décadas de investigación personal me han llevado a afirmar con confianza el pretribulacionismo.

Un “Misterio”

Algunos críticos del pre-tribulacionismo argumentan que la Biblia describe el Rapto como un “misterio” (1 Corintios 15:51-54). Dado que el Rapto es misterioso, no podemos tener convicciones firmes al respecto.

En respuesta, el Rapto no es “misterioso” en el sentido de ser confuso, desconcertante, misterioso o enigmático. En el sentido bíblico, un misterio es una verdad que no puede ser discernida simplemente por la investigación humana, sino que requiere una revelación especial de Dios. La palabra generalmente se refiere a una verdad que era desconocida para las personas que vivían en los tiempos del Antiguo Testamento, pero que fue revelada por primera vez en el Nuevo Testamento (Colosenses 1:26). Si bien la idea de una resurrección se enseñaba en los tiempos del Antiguo Testamento (Job 19:25-26; Isaías 26:19; Daniel 12:2), la noción de que los creyentes vivos en la tierra serían trasladados instantáneamente a cuerpos glorificados, evitando así por completo la muerte, era una verdad completamente nueva (1 Corintios 15:51-54; 1 Tes. 4:16-17). Es sólo en este sentido estricto que el Rapto se considera un misterio.

¡No olvidemos que Dios dio la profecía para prepararnos, no para desconcertarnos!

Selladas Hasta el Tiempo del Fin

En Daniel 12:9, se instruye al profeta Daniel que las profecías que se le dieron están “selladas hasta el tiempo del fin” — lo que significa que nadie puede entenderlas hasta entonces. Por lo tanto, no debemos dedicar tiempo ni esfuerzo a estudiar la profecía.

¿Por qué están equivocados los críticos?

1. El sellado del libro de Daniel no implica que debamos pasar por alto esta porción de la Palabra profética. Estudiarlo junto con el libro de Apocalipsis ofrece numerosas ideas sobre los tiempos del fin, ya que hay muchos paralelismos entre los dos libros.

2. El sellado del libro de Daniel ciertamente no se interpone en el camino del estudio de otras profecías del tiempo del fin en la Biblia; por ejemplo, las que se encuentran en Isaías, Ezequiel, Zacarías, Mateo, Juan, 1 Tes., 2 Tes., 1 Corintios, 2 Corintios y otros libros. Daniel es uno de los muchos libros de la Biblia que contienen profecías de los tiempos del fin. Descartar toda la profecía de los tiempos del fin simplemente porque un solo libro profético está “sellado” es tan injustificado como imprudente.

3. Ahora vivimos en un tiempo en el que muchas profecías del tiempo del fin se están cumpliendo o se está preparando el escenario para su cumplimiento. Un ejemplo es el renacimiento de Israel como nación (Ezequiel 37). Muchas profecías parecen estar convergiendo en nuestros días. Debido a esta convergencia, debemos prestar más atención que nunca a las profecías de Daniel. En efecto, nos estamos acercando al momento en que estos versículos se aclararán por completo.

4. En armonía con el espíritu de Daniel 12:9, el siglo pasado ha revelado verdades proféticas que una vez estuvieron envueltas en misterio. Por primera vez en la historia, hemos comenzado a comprender el significado completo de ciertas profecías de los tiempos del fin, particularmente las relacionadas con el renacimiento milagroso de Israel y las relacionadas con el surgimiento de varias tecnologías que las generaciones anteriores apenas podían imaginar.

“Nadie Sabe…”

Jesús dijo: “Pero de aquel día y hora nadie lo sabe” (Mateo 24:36). Una vez más, los críticos aprovechan esto para justificar la burla del estudio de la profecía bíblica.

En respuesta, observe que, en el mismo contexto (Mateo 24-25), Jesús ordenó a Sus seguidores que “velaran”, “estuvieran preparados” y “permanecieran alerta” (24:42-44; 25:13). ¿Cómo pueden las personas obedecer esos mandamientos si ignoran deliberadamente Sus palabras sobre la profecía?

No saber el momento exacto es la razón para estudiar la profecía, no una excusa para evitarla. Jesús dio señales de su venida en Mateo 24, Lucas 21 y Marcos 13 para que Su pueblo pueda reconocer la época, incluso si no pueden saber el día o la hora específicos (Mateo 24:32-33). Jesús advirtió específicamente a Sus seguidores que no fueran como los líderes judíos, a quienes reprendió con estas palabras: “No sabéis interpretar las señales de los tiempos” (Mateo 16:3).

Los apóstoles claramente no interpretaron las palabras de Jesús sobre no saber el día o la hora como una razón para descuidar la profecía. El Nuevo Testamento está repleto de enseñanzas proféticas (por ejemplo, 1 Tes. 4-5; 2 Tes. 2; Ap. etc.), y los apóstoles instaron a la Iglesia a vivir a la luz del regreso de Cristo (ver Hechos 1:6-7, 9-11; 3:19-21; 17:30-31).

Es cierto que no podemos saber el “día” o la “hora” específicos de los eventos proféticos. No podemos decir, por ejemplo, que el Rapto de la Iglesia tendrá lugar el 11 de noviembre de 2029 a las 4:47 PM. Sin embargo, en base a todas las profecías del Rapto en la Biblia, sabemos que el Rapto es un evento inminente que podría ocurrir en cualquier momento, incluso hoy. No hay una sola profecía que deba cumplirse antes de que ocurra el Rapto. El Rapto es un evento “sin señales”— no hay señales de los tiempos que lo precedan.

“Velen, pues, porque no saben en qué día viene su Señor. Pero sepan esto: Si el dueño de casa hubiera sabido a qué hora habría de venir el ladrón, habría velado y no habría permitido que forzaran la entrada a su casa. Por tanto, estén preparados también ustedes, porque a la hora que no piensen, vendrá el Hijo del Hombre” (Mateo 24:42-44).

Es por eso que el apóstol Pablo dijo que “el tiempo se acaba” y “nuestra salvación está más cerca ahora que cuando creímos” (Romanos 13:11). Al final de cada día, el cristiano está mucho más cerca del Rapto. Pablo se regocijó así de que “esperemos ansiosamente” al Señor Jesucristo (1 Corintios 1:7; Filipenses 3:20). Ahora estamos “aguardando nuestra esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13). De hecho, “el Señor vendrá pronto” (Filipenses 4:5). “Esperamos de los cielos al Hijo de Dios” (1 Tes. 1:10).

Continuará…

Tengo más que decir para responder a las objeciones contra la profecía y el Rapto. En la próxima edición del Farolero, abordaré algunos temas más, incluida la pregunta clave planteada por los escépticos de la profecía: “¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde el día en que nuestros padres durmieron todas las cosas siguen igual, así como desde el principio de la creación” (2 Pedro 3:4).


El Dr. Ron Rhodes es un viejo amigo del Ministerio Cordero y León. Ha aparecido muchas veces como un invitado amado en el programa Cristo en la Profecía. Esperamos presentar una discusión de su libro más reciente, El Plan Profético de Dios en Daniel y Apocalipsis en un próximo episodio.

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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