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martes, 22 de octubre de 2019

¡ICABOD! La Gloria está Partiendo (Parte 2 de 4)

Por Tim Moore 


El Simbolismo de Elí

A los 98 años, Elí claramente había vivido mucho tiempo. Había visto mucho, remontándose al período de los Jueces. Durante su vida, el pueblo judío se había establecido en la tierra y había sido servido por una serie de jueces — hombres y mujeres que ofrecían un liderazgo unificador. 

Elí había visto a Israel acosado por dificultades de los mismos pueblos que se suponía que debían eliminar de la tierra. Había sido testigo de la fractura de las tribus y su deriva de su promesa de servir sólo al Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Y, había servido como sumo sacerdote del Señor en Silo — donde el Arca residía en el tabernáculo de reunión. No es irrazonable pensar que, a los 98 años, Elí debería haber estado en el pináculo de su sabiduría e influencia sacerdotal. Y, sin embargo…

Elí aconsejando al joven Samuel

Él no intervino efectivamente para lidiar con el mal comportamiento de sus hijos. No aconsejó a los israelitas a buscar al Señor en lugar de simplemente echar mano del Arca como si fuera un talismán o encanto sagrado. En resumen, aparte de su sabio consejo de que el joven Samuel debería responder a la voz que escuchaba atentamente diciendo: “Habla, Jehová, porque tu siervo oye”, Elí parece haber sido ineficaz en su papel como juez y sumo sacerdote. En resumen, le faltaba la sabiduría de su edad. 

La Escritura también dice que Elí ya no podía ver. Eso se entiende como una descripción de una limitación física, pero también parece un comentario obvio sobre su estado espiritual.  Aunque era consciente del comportamiento perverso de sus hijos, cerró los ojos y permitió continuar con sus malos caminos.

Moisés había advertido que la desobediencia a Dios conduciría al pueblo judío a la ceguera espiritual. Él escribió: “Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu; y palparás a mediodía como palpa el ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve” (Deuteronomio 28:28-29). Incluso en su vejez, Elí tuvo que reconocer que Israel había perdido el rumbo y que se había quedado ciego bajo su liderazgo. 

La Obesidad de Elí

Curiosamente, Elí es uno de los pocos personajes en la Biblia cuyo contorno o peso es considerado digno de comentario. El primero fue posiblemente Eglón, rey de Moab. Debido a que los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos del Señor, Dios fortaleció a Eglón para ejecutar juicio. Jueces 3 explica que Israel sirvió a Eglón durante 18 años, hasta que Aod, el benjamita, derribó a Eglón y condujo a Israel a la victoria y 80 años de paz. La Biblia dice que Eglón se había vuelto tan obeso, que cuando Aod empujó una espada en el rey moabita, su grasoso vientre cubrió la hoja. 

¿Por qué se menciona el registro del peso de Elí? Porque el peso de Elí también es relevante para la historia. Al enterarse de la pérdida del Arca, Elí cayó de espaldas y se rompió el cuello — “porque era viejo y pesado”. ¿Cómo se hace pesado un sacerdote? Está implícito que Elí había seguido la práctica egoísta de sus hijos, que no sólo sumergían sus tenedores de tres puntas en la carne del sacrificio, sino que también exigían carne grasa cruda. 1 Samuel 2:17 describe dicho comportamiento como desprecio a la ofrenda del Señor.  

Nada menos que el famoso chef Gordon Ramsey ha dado un giro culinario al tema, declarando:

Siempre digo, “Nunca confíes en un cocinero gordo”, ¡porque se han comido todas las cosas buenas! Confía en un chef flaco, porque sabes que no se han consentido y comido todo. 

¿Estoy condenando a los que tienden hacia el lado pesado hoy? No del todo. Estoy pisando mis propios dedos, incluso haciendo esta observación porque ya estoy tendiendo a exceder los estándares de peso de la Fuerza Aérea que mantuve con tanto cuidado durante 34 años.

Pero, en la era en la que Elí vivió, la economía de Israel era impulsada por la agricultura. La mayoría de las personas habrían sido delgadas, debido a una dieta limitada y al trabajo incansable. La imagen de un sacerdote que sólo puede describirse como pesado es digna de mención, porque ofrece un contraste. La clara insinuación es que Elí se había vuelto obeso satisfaciéndose y comiendo — aprovechando el cargo sacerdotal que ocupaba.

No se puede escapar al hecho de que Estados Unidos es una de las sociedades con más sobrepeso del mundo. Es como que si nos hubiéramos acostumbrado tanto a la abundancia de la comida que ya no moderamos nuestra propia ingesta. Como tal, el flagelo de la hipertensión arterial y las enfermedades cardíacas y otras dolencias relacionadas con el peso, está en su punto más alto — y crece cada año. Y, ciertamente, esa descripción física de nuestra sociedad va de la mano con su salud espiritual cada vez más anémica.

Un Tiempo de Prueba

El último comentario sobre la vida de Elí fue que juzgó a Israel durante 40 años. Qué período de tiempo tan interesante. 40 años o 40 días aparecen una y otra vez en la Escritura. La Biblia menciona ese número específico 146 veces. Moisés vivió 40 años en Egipto y 40 años en el desierto, antes de que Dios lo llamara al servicio. Pasó 40 días en el Monte Sinaí en dos ocasiones separadas y dio a los espías hebreos 40 días para que observaran la Tierra Prometida. Los judíos luego vagaron en el desierto durante 40 años. A Nínive se le dio 40 días para arrepentirse antes de que cayera la destrucción. Y, Jesús fue tentado por Satanás durante un período de 40 días.

Se ha observado que el número 40 parece simbolizar un tiempo de prueba o juicio. Obviamente, Elí no fue el único juez en servir durante 40 años (Otoniel, Débora y Barac, y Gedeón juzgaron ese tiempo). Saúl, David y Salomón también reinaron durante 40 años cada uno. Pero, el mandato de Elí está marcado por una disminución constante en la fidelidad y el respeto a Dios — manifestado por sus propios hijos. El pueblo de Israel claramente falló ese período de prueba, cuando trataron el Arca del Pacto con tanto desdén. 

En el tercer segmento de esta mirada al destino de Estados Unidos, exploraremos los paralelos con Estados Unidos que se encuentran en el personaje bíblico de Elí.


Lea la parte 1 aquí 

Lea también:
El Destino de los EE.UU.

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

miércoles, 16 de octubre de 2019

¡ICABOD! La Gloria está Partiendo (Parte 1 de 4)

Por Tim Moore 


El escritor de Eclesiastés nos dice que “no hay nada nuevo bajo el sol”. Algunos interpretan que significa que cuanto más cambian las cosas, más permanecen igual. Otros simplemente afirman que, aunque la tecnología y lo que pasa por conocimiento ha cambiado, el corazón del hombre no ha cambiado. La Biblia demuestra una y otra vez la verdad del gran himno: “Propenso a vagar; Señor lo siento; propenso a dejar al Dios que amo”.

Lamentablemente, esa verdad no sólo se relaciona con los individuos, también se relaciona con pueblos y naciones. Reinos, ciudades-estados, y naciones surgen y caen. Todavía no hay una nación bajo el cielo que no se haya alejado del mismo Dios que ha derramado bendiciones sobre ella. Algunas se han caracterizado por la fidelidad al cristianismo bíblico — al menos en las costumbres culturales. Pero, las sociedades que una vez reverberaron con la verdad cristiana en todo el mundo occidental, han sucumbido a una ambivalencia postcristiana hacia la verdad misma.

¿Cómo se desvió Occidente tanto, y hay esperanza para Estados Unidos, que se está tambaleando al borde de ese mismo destino?

Ejemplos Bíblicos

Podemos aprender mucho del ejemplo de Israel y Judá. Formadas por el propio Pueblo Escogido de Dios, esas naciones estaban destinadas para la grandeza. Sus pueblos fueron bendecidos como ninguna otra nación, criados literalmente para dar testimonio de lo que una relación con el Dios viviente podría significar. Mucho antes de que los Estados Unidos cantaran sobre la gracia de Dios siendo derramada en nuestra tierra, Su favor inmerecido cayó sobre el pueblo judío. No los escogió porque fueran más dignos. Moisés dejó en claro que Él ni siquiera los escogió porque fueran poderosos en número, sino más bien por el amor y la gracia de Dios (Deuteronomio 7:6-8).

¿Apreció el pueblo judío el privilegio singular de tal bendición? ¿Reverenciaron al Dios que derramó dichas bendiciones? Claramente no. Es por eso que el Señor envió repetidamente profetas para advertir, para llamar al arrepentimiento y para declarar juicio.

Considere la situación en Israel inmediatamente después del período de los jueces. El libro de ese nombre nos dice repetidamente que “en estos días no había rey en Israel; casa uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 21:25). Hubo algunas personas que vivieron de forma recta y ejemplar. Rut habla de uno de esos hombres llamado Booz, quien presagió a su descendiente, quien se convertiría en el definitivo pariente-redentor. Pero, I Samuel describe un pueblo que generalmente estaba haciendo mociones en lugar de buscar al Señor. Incluso los sacerdotes y los líderes religiosos se habían vuelto apáticos hacia Dios.

Corrupción Espiritual

El texto habla acerca de los despreciables hijos de Elí — Ofni y Finees. Aunque servían como sacerdortes del Señor, no lo conocían. Su desdén por Dios y su interacción egoísta con el pueblo eran bien conocidos. Elí reconoció sus malos caminos — desde servirse a sí mismos los sacrificios dedicados al Señor, hasta divertirse sexualmente con mujeres en la puerta del tabernáculo de reunión. Y, sin embargo, no tomó medidas para responsabilizar a sus propios hijos y garantizar la reverencia ante Dios.


En 1 Samuel 4, el pueblo se vio involucrado en una batalla contra su enemigo en curso, los filisteos. Después de alejarse de Dios bajo el liderazgo espiritual errante de hombres como Ofni y Finees, Israel se encontró derrotado. Los israelitas expresaron sorpresa total y exclamaron: “¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos” (v. 3). Su solución fue sacar el Arca del Pacto, presumiendo la protección del Señor. En otras palabras, aunque sus corazones estaban claramente lejos de Él, los israelitas veían a su dios-en-una-caja como el arma suprema o el talismán más seguro.

Viendo a Dios como un Amuleto de la Buena Suerte

¿Cuántas personas usan hoy un collar con la cruz o un brazalete que diga “¿Qué haría Jesús?”, no para proclamar descaradamente, “Jesús es el Señor”, sino porque creen que Dios está obligado a protegerlos de todo daño si se cubren con símbolos cristianos? Algo así como las viejas películas de terror, donde el vampiro podía ser expulsado por un espejo o una cruz. Pero Dios no es  un amuleto de buena suerte cósmico para usarse cuando las cosas se ponen difíciles. 

Samuel registra los resultados de ese trato insensible de Dios y la falta de respeto a Su Gloria Shejiná, que se cernía sobre el Propiciatorio del Arca. Para su consternación, Israel fue completamente derrotado una vez más y el Arca fue capturada. Además de eso, Ofni y Finees — los dos hombres cuya posición como sacerdotes debería haberles dado una visión para saber mejor — fueron asesinados. Cuando un joven trajo noticias de la tragedia a Elí, el principal sacerdote de Israel se cayó, se rompió el cuello, y murió.

La Biblia es inquebrantable en su descripción de Elí. Dice que Elí era muy viejo y que ya no podía ver, y que era muy pesado. También dice que Elí había juzgado a Israel durante 40 años. Tomados en conjunto, es instructivo considerar por qué esos rasgos están específicamente incluidos.

En el segundo segmento de esta mirada al destino de los Estados Unidos, exploraremos el simbolismo que se encuentra en el personaje bíblico Elí.

Lea también:
El Destino de los EE.UU.

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

jueves, 28 de febrero de 2019

Recompensas Celestiales – Parte 1

Los Tipos – Sus Bases – Su Permanencia y la Diferencia que Deberían Hacer en su Vida  

Por Glenn Meredith



Tengo que ser honestos con ustedes sobre el hecho de que, desde la primera parte de mi vida, no estaba realmente entusiasmado con el regreso de Jesús. Puedo recordar estar sentado en una reunión de avivamiento una vez cuando era un adolescente, y el evangelista realmente dijo que, cuando Jesús regrese, vamos a comparecer ante Su tribunal y veremos cómo nuestras vidas son proyectadas en una pantalla de cine gigante y todos los pecados que hemos cometido se mostrarán en esa pantalla para que todos los vean. Para decir lo menos, ¡realmente no estaba esperando eso!

Desde entonces he encontrado que muchos creyentes comparten el mismo sentimiento de miedo y ansiedad que sentí cuando era un adolescente. Y si así es como se siente, ¡entonces tengo buenas noticias para usted! La gran exhibición de la película de tu vida no es lo que la Biblia enseña.

El Pasaje Incomprendido

Vayamos a este tema, echando un vistazo a 2 Corintios 5.10, donde el apóstol Pablo dice: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”. Ahora, toda mi vida, cuando leía ese pasaje, pensaba: “Está bien, voy a comparecer ante Jesús en Su tribunal, y me va a hablar sobre todas las cosas buenas que he hecho. Y todas esas cosas pecaminosas serán presentadas ante el mundo”.

Ahora, las grandiosas buenas noticias que tengo para usted es que este pasaje no enseña tal cosa. Hay varias palabras en el griego del Nuevo Testamento que pueden traducirse como “malo”. Un par de ellas significan moralmente malo, refiriéndose a algo que es pecaminoso o malvado. Pero la palabra que se usa aquí (kakos) es una palabra diferente, y su significado principal en este contexto es “sin valor”. Sería como si una persona dijera: “La fruta que compré está mala”. La palabra, mala, en esa oración no significa que la fruta sea moralmente pecaminosa o mala. Simplemente significa que no vale nada.



Eso es lo que Pablo está enseñando en 2 Corintios 5:10. Cuando nosotros, como creyentes, comparezcamos ante el tribunal de Cristo, no vamos a ser juzgados por nuestros pecados. En cambio, vamos a ser juzgados por las obras que hemos hecho para Jesús. Y lo que se evaluará son aquellas obras que hayamos hecho que sean valiosas para el Señor. La Biblia dice que recibiremos recompensas por aquellas cosas que hayamos hecho que sean valiosas. Y aquellas cosas que hayamos hecho que no tengan valor, que no tengan un valor eterno genuino, serán quemadas. 

Las Buenas Noticias sobre el Juicio

Ahora, ¿por qué es que cuando estemos ante el tribunal de Cristo, que de alguna manera no tendremos que dar cuenta de nuestros pecados? ¿Por qué es eso? ¿Dios sólo va a pasarlos por alto? ¿Estamos recibiendo un pase? No, las Escrituras dicen que aquellos que somos creyentes nunca nos presentaremos ante Jesús para dar cuenta de nuestras pecados. Y eso es debido a otro juicio que ya ha tenido lugar. Estoy hablando de cuando el Señor Jesucristo, nuestro glorioso Salvador, estaba colgado en la Cruz. La Biblia dice que la muerte de Jesús por nuestros pecados canceló la acusación de la deuda legal que había contra nosotros y que nos condenaba. Jesús la ha quitado, clavándola en la Cruz. 

La cruz era como la silla eléctrica del Imperio Romano. Era el medio de ejecución pública. Y así, cuando un criminal era crucificado, le clavaban en su cruz los cargos por los que estaba muriendo, de modo que todos los que pasaran y lo vieran conocieran los delitos por los que estaba siendo ejecutado.

Cuando nuestro Señor fue crucificado, Pilato hizo que colocaran un cartel en Su cruz que decía: “Éste es el Rey de los judíos”. Pero la Biblia dice que ése no fue realmente el crimen por el que murió. Su muerte, según Colosenses 2:14, fue por tus pecados y por los míos, que Dios clavó en la Cruz. Por lo tanto, mientras Jesús estaba colgado en la Cruz, Dios comenzó a tratar a Jesús como nos hubiera tratado a ti y a mí en juicio por nuestros pecados. Es por eso que Jesús exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. Porque en ese momento Él estaba respondiendo por tus pecados y los míos.

Y así, mis pecados y los suyos fueron juzgados en la Cruz. Y debido a la sangre que Jesucristo derramó por nuestros pecados, debido a la muerte que sufrió en nuestro lugar, la Biblia dice que el libro de registro de nuestros pecados fue quitado, eliminado y cancelado. No hay más registro de tu pecado si eres un hijo de Dios. ¿No es una gran noticia? Y, de hecho, si te presentaras ante Dios y Él exigiera que tus pecados sean juzgados de nuevo, Él sería injusto.

Y por eso, cuando el Señor Jesús venga por Su Novia, la Iglesia, lo primero que hará es recompensar a Su Novia. No va a golpear a Su Novia con juicio. La Biblia nos dice que hay una promesa de recompensas.

Glenn Meredith es el pastor de la Iglesia Brookhaven en McKinney, Texas, la iglesia donde el Dr. Reagan y su esposa, Ann, son miembros. Glenn es oriundo de Louisiana. En 1983, se graduó de la Universidad Criswell en Dallas, con una Maestría en Estudios Bíblicos. Ha servido en la Iglesia Brookhaven por más de 30 años. La iglesia fue trasladada recientemente de Dallas al área de Frisco/McKinney, el área de crecimiento más rápido en Texas. Él y su esposa, Carol, son padres de dos hijos, un hijo y una hija, y tienen  dos nietos.


Material recomendado:

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

lunes, 28 de enero de 2019

Video: Viviendo para Cristo en los Tiempos del Fin


El miércoles 9 de enero, tuve el privilegio de exponer la Palabra de Dios en el culto que fue dirigido por el Ministerio de Caballeros de la iglesia a la que asisto. Esa noche era el primer culto dirigido por los hermanos en el año 2019. 

Este mensaje es un llamado para que nos esforcemos en llevar a cabo las tareas que nos han sido encomendadas. Con la ayuda del Señor podremos lograrlo. Espero que les sea de bendición y que contribuya a su crecimiento y edificación espiritual. 

miércoles, 5 de diciembre de 2018

La Iglesia en la Profecía (pdf)

Pasado, Presente y Futuro

Por Dr. David R. Reagan

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Se habla mucho hoy en día acerca de cuán unificada, triunfante y gloriosa será la Iglesia en los tiempos del fin justo antes del regreso de Jesús. Esta imagen optimista de la Iglesia es ciertamente atractiva, pero ésta sólo se corresponde parcialmente con lo que la Biblia profetiza.

Pero antes de que echemos un vistazo a las profecías del tiempo del fin con respecto a la Iglesia, echemos un vistazo a la Iglesia en la Profecía Bíblica en el pasado y presente. 

Estimado lector: Su valiosa contribución, por medio de sus oraciones y sus ofrendas voluntarias, hace posible que sigamos produciendo materiales que contribuirán grandemente a su crecimiento y edificación espiritual. Si desea conocer cómo puede hacer su aporte, visite nuestra sección Donativos:



lunes, 26 de noviembre de 2018

La Iglesia en la Profecía – Parte 4 de 4

Pasado, Presente y Futuro


Profecías Positivas del Tiempo del Fin

No todas las profecías sobre la Iglesia en los tiempos del fin son de naturaleza negativa. De hecho, hay muchas más positivas, y su naturaleza gloriosa más que eclipsa a las negativas.

La Lluvia Tardía

La increíblemente buena noticia es que la Biblia profetiza un gran derramamiento del Espíritu de Dios en los tiempos del fin, para empoderar a aquellos que estén receptivos a oponerse a la embestida de Satanás.

La profecía se encuentra en Joel 2:28-30. Debido a que esta profecía fue citada por Pedro en su sermón en el Día de Pentecostés para explicar el fenómeno de las lenguas (Hechos 2:14-21), muchos han asumido que se cumplió ese día. Esa suposición es errónea. 

El contexto antes del pasaje (versículos 18-27) deja en claro que habrá dos derramamientos del Espíritu (la “lluvia temprana y la tardía”) y que el derramamiento final comenzará después de que los judíos sean reunidos en su tierra y restablecidos como nación. También, el contexto después del pasaje (31-32) indica claramente que el cumplimiento final de la profecía ocurrirá durante la época de la Segunda Venida.

Hemos estado en el período de la “lluvia tardía” desde el restablecimiento del Estado de Israel el 14 de mayo de 1948. El Espíritu está siendo derramado, y los dones del Espíritu se están manifestando de una forma sin precedentes desde el primer siglo. La alabanza y la adoración del Tabernáculo de David también se están restaurando en la Iglesia, para potenciarla aún más para la guerra espiritual.

Esta gran unción del Espíritu está produciendo un remanente que está inmerso en la Palabra, comprometido con la rectitud, crucificado a sí mismo, dedicado a la oración, rendido en adoración, celoso por el evangelismo, y anhelando el pronto regreso de Jesús. Es este remanente que responderá a la aparición del Señor en el Rapto con una nube de alabanza. 

Bendiciones Especiales

El gran derramamiento del Espíritu es sólo una de muchas gloriosas bendiciones prometidas a la Iglesia en los tiempos del fin. Entre ellas se encuentran las que figuran a continuación:

Rapto — La promesa que Jesús aparecerá en los cielos al final de la Era de la Iglesia y resucitará a los muertos en Cristo, dándoles cuerpos glorificados y eternos. Inmediatamente después de su resurrección, el Señor arrebatará a todos los creyentes vivos, transformándolos de mortales a inmortales mientras ascienden, sin experimentar la muerte (1 Tesalonicenses 4:13-18).

Recompensas — Después del Rapto, todos los creyentes de la Era de la Iglesia serán juzgados en el Cielo por Jesús, no para determinar su destino eterno, sino para determinar sus grados de recompensas, con base en su servicio en esta vida (2 Corintios 5:9-10; 1 Corintios 3:13-15; 4:5).

Celebración — Después de que las recompensas hayan sido distribuidas, la Iglesia (la Novia) celebrará su unión con Jesús (el Novio) en la fiesta de las bodas del Cordero (Apocalipsis 19:6-9).

Segunda Venida — La Iglesia regresará a la tierra con Jesús y será testigo de Su triunfo sobre el Anticristo y sus fuerzas (Apocalipsis 19:11-21).
Coronación — La Iglesia será testigo de la coronación triunfal de Jesús como Rey de reyes y Señor de señores, después de que Él entre por la Puerta Oriental (Salmos 24:7-10), y comience a reinar desde el Monte del Templo en Jerusalén (Isaías 2:1-4).

Milenio — Los creyentes serán esparcidos por toda la tierra para reinar con Jesús durante mil años sobre aquellos creyentes que vivieron hasta el final de la Tribulación y que se les permitió entrar al Milenio en sus cuerpos físicos (Apocalipsis 20:1-10). Los redimidos serán testigos de la tierra inundada con paz, rectitud y justicia, como las aguas cubren el mar (Isaías 11:9).

Nueva Jerusalén — Al final del reinado de mil años del Señor, los redimidos serán transferidos a la Nueva Jerusalén que Jesús ha estado preparando (Juan 14:1-4). Desde ese punto de vista, serán testigos de la tierra siendo consumida con el fuego, mientras la contaminación de la última rebelión de Satanás se quema (2 Pedro 3:10).

Estado Eterno — Después de que Dios provea una nueva tierra y cielos renovados, la Nueva Jerusalén descenderá a la nueva tierra, y Dios mismo vendrá a la tierra para residir entre los redimidos. En otras palabras, el Cielo vendrá a la tierra, y los redimidos vivirán eternamente en la Nueva Jerusalén en la presencia de su Creador y su Salvador (Apocalipsis 21:1-7; 22:1-5).

Conclusión

Así pues, como puede ver, hay malas noticias y buenas noticias para la Iglesia en los tiempos del fin. Pero las buenas noticias son mucho mejores que las malas — tan increíblemente gloriosas — que el apóstol Pablo fue motivado a declarar:

Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.

¡Aleluya! y ¡Maranatha!

Lea la parte 1 aquí
Lea la parte 2 aquí 
Lea la parte 3 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
The Church in Prophecy 

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jueves, 22 de noviembre de 2018

La Iglesia en la Profecía – Parte 3 de 4

Pasado, Presente y Futuro


Profecías Negativas del Tiempo del Fin

El predominio de la iglesia de Laodicea hoy en día es el cumplimiento de muchas otras profecías del Nuevo Testamento que apuntan al crecimiento de la apostasía, las sectas, la herejía y la mundanalidad en la Iglesia de los tiempos del fin.

Apostasía

La imagen de la Iglesia en los tiempos del fin que se retrata en la Biblia no es muy bonita. Por un lado, la Biblia profetiza que la Iglesia será atormentada por la apostasía. Jesús mismo profetizó que “muchos tropezarán” (Mateo 24:10). Del mismo modo, Pablo dijo que el Anticristo no puede ser revelado hasta que la “gran apostasía” ocurra (2 Tesalonicenses 2:3).

Pablo revela la fuente de la apostasía en 2 Timoteo 3:5 — “Los hombres tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”. El cumplimiento de esta profecía comenzó en la década de 1920, con la ascendencia de la Escuela Alemana de la Alta Crítica y su enseñanza de que la Biblia debía ser abordada como cualquier otra pieza de literatura — con un ojo crítico. Los conceptos de la inspiración especial y la inerrancia de la Biblia fueron rechazados. La Biblia llegó a ser vista como la búsqueda de Dios por parte del hombre en lugar de la revelación de Dios al hombre. Las iglesias comenzaron a rechazar algunos de los fundamentos de la fe. 

Este ataque contra la integridad de la Palabra de Dios abrió las compuertas de la apostasía. En poco tiempo, los teólogos y ministros cristianos se estaban riendo del nacimiento virginal, descartando sus milagros, poniendo en duda Su resurrección y negando rotundamente Su segunda venida. 

A medida que se le restaba importancia a la singularidad de Jesús, muchas denominaciones comenzaron a abrazar la doctrina condenable del universalismo. Y allí es donde estamos hoy, atrapados en medio de una repugnante apostasía que dice, “Cree lo que quieras. Lo importante es ser sincero. Hay muchos caminos a Dios”. Todo lo cual hace a Jesús un mentiroso, quien dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). El resultado es que hay mucha gente sincera que está yendo sinceramente al lago de fuego.

Sectarismo

Un segundo conjunto de profecías advierte que la Iglesia será atacada por el engaño sectario en los tiempos del fin. Jesús enfatizó este punto repetidamente en Su Discurso del Monte de los Olivos (Mateo 24:5, 11 y 24). Y Pablo lo subrayó en el lenguaje más fuerte posible cuando escribió: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1).

El cumplimiento de estas profecías comenzó en el siglo XIX con el surgimiento del mormonismo y su enseñanza demoníaca de que Jesús es el hermano de Lucifer, uno de los miles de dioses creados por el súper dios, Adán, un hombre exaltado. Los Testigos de Jehová fueron los siguientes en el escenario, con su enseñanza pervertida de que Jesús es el arcángel Miguel.

Este siglo ha sido testigo de la rápida multiplicación de las sectas, tal como fue profetizado. Hoy, cristianos de toda la vida que no saben por qué creen lo que profesan están siendo arrastrados a las sectas por decenas de miles.



Igualmente espantosa es la penetración directa a la Iglesia de la doctrina sectaria. Reconocidos líderes cristianos están defendiendo la antigua práctica chamánica de la visualización como la clave de la oración. Otros están enseñando una de las mentiras más antiguas de Satanás: que aquellos que han nacido de nuevo son “pequeños dioses”.

La última moda sectaria es el concepto de la salvación satánica; es decir, que no debemos nuestra salvación a la sangre de Jesús derramada en la cruz, sino a algún tormento imaginario que Él sufrió a manos de Satanás por tres días en el Hades.  Y luego, por supuesto, está la masonería, la forma más antigua de penetración sectaria a la Iglesia, con sus juramentos de sangre secretos, su salvación por obras, y su universalismo. 

Un tercer grupo de profecías indica que, en los tiempos del fin, la Iglesia será atacada por las herejías. Éstas son errores doctrinales que no condenan el alma, pero que confunden y debilitan el espíritu. 

En 2 Timoteo 4:3-4, Pablo dice: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”. Hay muchos mitos populares en la cristiandad hoy que roban a la gente el poder de su fe o los engañan para que practiquen una fe presuntuosa.

Entre los fundamentalistas hay un mito de que Dios se retiró en el primer siglo y que con Él se fueron todas las manifestaciones de lo sobrenatural, incluyendo a los ángeles, los demonios, los dones espirituales y los milagros. Entre los carismáticos, los abusos doctrinales han sido epidémicos, incluyendo los siguientes mitos:
  • La fe debe ser puesta en tu fe y no en Dios.
  • Siempre es la voluntad de Dios sanar.
  • El creyente tiene la autoridad de Jesús.
  • Es el deseo de Dios que los creyentes sean financieramente prósperos.
  • Los creyentes pueden tener lo que quieran a través de la confesión positiva.

Los vientos de doctrina (Ef. 4:14) están soplando a través de la Iglesia con fuerza de vendaval y los creyentes están siendo arrojados aquí y allá por las olas, en cumplimiento de la profecía.

Mundanalidad

Una cuarta característica profetizada acerca de la Iglesia en los tiempos del fin es que será comprometida y corrompida por la mundanalidad. Ya hemos visto esta  imagen profética de esta iglesia mundana en Apocalipsis 3:14-22, donde se describe a la iglesia de Laodicea.


En cumplimiento de esta profecía, nuestras iglesias hoy están llenas de cristianos culturales que han aceptado a Jesús como Salvador, pero no como Señor. Son cristianos esquizofrénicos que caminan con un pie en la Iglesia y el otro en el mundo. Son cristianos carnales que gritan “¡Aleluya!” el fin de semana, pero que viven como paganos durante la semana. Son cristianos codiciosos en busca de la salud, la riqueza y el poder. La cruz y su mensaje de sacrificio son tan ofensivos para ellos como lo es para el mundo. 

Juicio

Debido a la apostasía, la herejía, el sectarismo, y la mundanalidad que la Biblia dice que caracterizarán a la Iglesia del tiempo del fin, la Biblia profetiza que la Iglesia será sometida a juicio. En Apocalipsis 3:19 Jesús le dice a la iglesia de Laodicea, “Yo reprendo y disciplino a todos los que amo”.

La iglesia deslumbrante y excesivamente indulgente de las últimas décadas ahora está probando el juicio de Dios. El pecado está siendo expuesto. Los imperios religiosos están siendo desmantelados. El Señor nos está llamando  a la Cruz. Por medio de la disciplina, el Espíritu nos está motivando a la humildad, la rectitud y la santidad.

El juicio ha comenzado en la Casa del Señor, donde siempre comienza (Ezequiel 9:6 y 1 Pedro 4:17). El Señor está disciplinando a Su Iglesia como un preludio del derramamiento de Su ira sobre el mundo.

En la cuarta y última parte de este estudio de la Iglesia en la profecía bíblica, exploraremos las profecías positivas del tiempo del fin concernientes a la Iglesia. 


Lea la parte 1 aquí
Lea la parte 2 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
The Church in Prophecy 

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viernes, 27 de julio de 2018

¿Cómo debería un cristiano ver el socialismo?



Respuesta: La mayoría de los filósofos a través de los siglos, han creído que la historia está formada por ideas, la búsqueda de la realidad actual, o la razón humana. Pero hay un filósofo famoso que, por el contrario, sostuvo que el factor de impulso detrás de toda la historia humana, es la economía. Carlos Marx nació de padres judíos alemanes en 1818 y recibió su doctorado a la edad de 23 años. Entonces se embarcó en una misión para probar que la identidad humana está ligada al trabajo de una persona y que los sistemas económicos controlan totalmente a la persona. Argumentando que es por su trabajo que la humanidad sobrevive, Marx creía que las comunidades humanas son creadas por la división del trabajo.

Marx estudió historia y concluyó que la sociedad por cientos de años se ha basado en la agricultura. Pero en la opinión de Marx, la Revolución Industrial cambió todo eso, porque aquellos que habían trabajado libremente para sí mismos, ahora eran forzados por la economía a trabajar en fábricas. Esto, consideró Marx, les despojó de su dignidad e identidad, porque su trabajo definía quiénes eran, y ahora, eran reducidos a meros esclavos controlados por un poderoso capataz. Esta perspectiva significaba que la economía del capitalismo era el enemigo natural de Marx. 

Marx dedujo que el capitalismo enfatizaba la propiedad privada, y por lo tanto, reducía la propiedad a unos cuantos privilegiados. Dos "comunidades" separadas surgieron en la mente de Marx: los empresarios, o la burguesía; y la clase trabajadora, o el proletariado. De acuerdo a Marx, la burguesía usa y explota al proletariado con el resultado de que una persona gana lo que otra persona pierde. Además, Marx creía que los empresarios influían en los legisladores para asegurar que sus intereses se defendieran a costa de la pérdida de dignidad y los derechos de los trabajadores. Por último, Marx consideraba que la religión era el "opio de las masas" que usaban los ricos para manipular a la clase obrera; al proletariado se le promete que un día tendrán recompensas en el cielo, si se mantienen trabajando diligentemente donde Dios los haya colocado (subordinados a la burguesía).

En la utopía terrenal que Marx visualizó, la gente colectivamente es dueña de todo y todos trabajan para el bien común de la humanidad. El objetivo de Marx era terminar con la posesión de la propiedad privada a través de otorgar al estado la propiedad de todos los medios de producción económica. Una vez que la propiedad privada era abolida, Marx consideraba que esto elevaría la identidad de una persona y el muro que supuestamente el capitalismo había construido entre propietarios y clase obrera, sería derribado. Todos se valorarían unos a otros, y trabajarían juntos por una meta compartida. 

Hay al menos cuatro errores en el pensamiento de Marx. En primer lugar, su afirmación que la ganancia de una persona se produce a expensas de otra, es un mito. La estructura del capitalismo deja suficiente lugar para que todos eleven su estándar de vida, a través de la innovación y la competencia. Es absolutamente factible para varias personas competir y tener éxito en un mercado de consumidores que solicite sus bienes y servicios. 

Segundo; Marx estaba equivocado en su creencia de que el valor de un producto está basado en la cantidad de trabajo que se le ha invertido. La calidad de un bien o servicio, simplemente no puede ser determinado por la cantidad de esfuerzo invertido por un trabajador. Por ejemplo, un maestro ebanista puede hacer un mueble con más rapidez y belleza de lo que pudiera hacerlo un carpintero no calificado, y por tanto su trabajo tendrá mucho más valor (y justamente) en un sistema económico como el capitalismo.

Tercero, las teorías de Marx, necesitan un gobierno que esté libre de corrupción y niegue la posibilidad de un elitismo dentro de sus filas. Si la historia nos ha enseñado algo, es que el poder corrompe a la humanidad caída, y un poder absoluto corrompe absolutamente. Una nación o gobierno puede matar la idea de Dios, pero alguien más tomará el lugar de Dios. Ese alguien es a menudo un individuo o grupo que comienza a gobernar sobre el pueblo y busca mantener su posición privilegiada a cualquier costo. 

Cuarto, y el más importante, Marx estaba equivocado en que la identidad de una persona está ligada al trabajo que desempeña. Aunque la sociedad secular ciertamente impone esta creencia en casi todos, la Biblia dice que todos tienen igual valor, porque todos fueron creados a la imagen de un Dios eterno. Es ahí donde radica intrínsecamente el verdadero valor humano. 

¿Tenía razón Marx? ¿Es la economía el catalizador que impulsa la historia de la humanidad? No, lo que dirige la historia de la humanidad es el Creador del universo, quien controla todo, incluyendo el ascenso y caída de cada nación. Además, Dios también controla a quien pone a cargo de cada nación, como dice la Escritura, "…para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres" (Daniel 4:17). Más aún, es Dios quien le da a una persona la habilidad en el trabajo, y la riqueza que proviene de ello, no el gobierno: "He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte. Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios" (Eclesiastés 5:18-19). 

Fuente: GotQuestions

martes, 19 de junio de 2018

¿Cuándo se Permite la Desobediencia Civil para un Cristiano?



Respuesta: El emperador de Roma, desde el año 54 al 68 d.C., fue Nerón Claudio César Augusto Germánico, también conocido simplemente como Nerón. El emperador no era conocido por ser una persona piadosa y participó en una variedad de actos ilícitos, siendo el matrimonio homosexual uno de ellos. En el año 64 d.C., ocurrió el gran incendio de Roma, siendo Nerón mismo el sospechoso del incendio. En sus escritos, el senador e historiador romano Tácito registró, "Para deshacerse del informe [que él había iniciado el fuego], Nerón sujetó la culpa e infligió las torturas más exquisitas en una clase odiada por sus abominaciones, que el pueblo llamaba cristianos" (Anales, XV). 

Fue durante el reinado de Nerón que el apóstol Pablo escribió su epístola a los romanos. Mientras que uno podría esperar que él alentara a los cristianos de Roma para que se levantaran contra el gobernador que los oprimía, en el capítulo 13 escribe:

“Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra” (Romanos 13:1–7).

Incluso bajo el reinado de un emperador cruel y sin dios, Pablo, escribiendo bajo la inspiración del Espíritu Santo, les dice a sus lectores que estén en sujeción al gobierno. Además, afirma que no existe una autoridad distinta de la que fue establecida por Dios, y que los gobernantes están sirviendo a Dios en sus cargos políticos.

Pedro escribe casi lo mismo en una de sus dos cartas del Nuevo Testamento:

"Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios. Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey" (1 Pedro 2:13-17).

Tanto las enseñanzas de Pablo y de Pedro, han dado lugar a un buen número de preguntas de los cristianos donde se refiere a la desobediencia civil. ¿Pablo y Pedro quieren decir que los cristianos siempre tienen que someterse a cualquier cosa que el gobierno ordene, sin importar lo que se les pida?

Un Breve Vistazo a las Diversas Opiniones de la Desobediencia Civil

Hay al menos tres posiciones generales sobre el tema de la desobediencia civil. El punto de vista anarquista dice que una persona puede elegir desobedecer al gobierno cuando quiera y cuando se sienta personalmente justificado para hacerlo. Tal postura no tiene base bíblica alguna, como se evidencia en los escritos de Pablo en Romanos 13.

El patriota extremista dice que una persona debería siempre seguir y obedecer a su país, sin importar la orden. Como se mostrará en un momento, esta idea tampoco tiene base bíblica. Además, no está apoyada en la historia de las naciones. Por ejemplo, durante los juicios de Núremberg, los abogados de los criminales de guerra nazis, intentaron usar la defensa de que sus clientes estaban sólo siguiendo órdenes directas del gobierno y, por lo tanto, no podían ser considerados responsables de sus acciones. Sin embargo, uno de los magistrados desestimó su argumento con la simple pregunta: "¿Pero, señores, no hay una ley por encima de nuestras leyes?".

La posición que las escrituras defiende es la posición de la sumisión bíblica, con el permiso que se le da al cristiano de actuar en desobediencia civil al gobierno si este ordena algo perverso, de tal modo que se obliga que un cristiano actúe en una forma que es contraria a las claras enseñanzas y requisitos de la palabra de Dios.

Ejemplos de Desobediencia Civil en las Escrituras

En Éxodo 1, el faraón egipcio dio la orden clara a dos parteras hebreas que tenían que matar a todos los judíos varones recién nacidos. Una patriota extrema habría ejecutado la orden del gobierno, sin embargo, la Biblia dice que las parteras desobedecieron al faraón y "temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la vida a los niños" (Éxodo 1:17). La Biblia dice que las parteras mintieron al faraón acerca de por qué estaban dejando que los niños vivieran; aunque a pesar de que mintieron y desobedecieron a su gobierno, "Dios hizo bien a las parteras; y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera. Y por haber las parteras temido a Dios, Él prosperó sus familias" (Éxodo 1:20-21).

En Josué 2, Rahab directamente desobedeció una orden del rey de Jericó para capturar a los espías israelitas que habían entrado en la ciudad para obtener información para la batalla. En su lugar, ella los hizo descender con una cuerda para que pudieran escapar. Aunque Rahab había recibido una orden clara de un alto funcionario del gobierno, ella se resistió a la orden y libró su vida de la destrucción de la ciudad cuando Josué y el ejército israelí la destruyeron.

El libro de 1 Samuel registra una orden dada por el rey Saúl durante una campaña militar donde nadie podía comer hasta que Saúl hubiera ganado su batalla con los filisteos. Sin embargo, Jonatán el hijo de Saúl, quien no había escuchado la orden, comió la miel para refrescarse a sí mismo de la dura batalla que el ejército había librado. Cuando Saúl se enteró, ordenó que su hijo muriera. Sin embargo, el pueblo se resistió a Saúl y a su orden y libraron de morir a Jonatán (1 Samuel 14:45).

Otro ejemplo de desobediencia civil de acuerdo con la sumisión bíblica se encuentra en 1 Reyes 18. Este capítulo introduce brevemente un hombre llamado Abdías que "temía grandemente al Señor". Cuando la reina Jezabel mataba a los profetas de Dios, Abdías tomó cien de ellos y los ocultó de ella para que pudieran vivir. Ese acto constituye un claro desacato a los deseos de la autoridad gobernante.

En 2 de Reyes, se registra la única rebelión aparentemente aprobada contra un funcionario del gobierno. Atalía, la madre de Ocozías, empezó a destruir la descendencia real de la casa de Judá. Sin embargo, Joás el hijo de Ocozías, fue llevado por la hija del rey y lo ocultó de Atalía, para que el linaje se preservara. Seis años más tarde, Joiada reunió hombres en torno a él, declaró a Joás como rey y mataron a Atalía.

Daniel registra varios ejemplos de desobediencia civil. La primera se encuentra en el capítulo 3 donde Ananías, Misael y Azarías se negaron a adorar la estatua de oro en desobediencia a la orden del rey Nabucodonosor. La segunda está en el capítulo 6, donde Daniel desafía el decreto del rey Darío de no orar a nadie más que al rey. En ambos casos, Dios rescató a Su pueblo de la pena de muerte que se había impuesto.

En el Nuevo Testamento, el libro de los Hechos registra la desobediencia civil de Pedro y Juan hacia las autoridades que en ese momento estaban en el poder. Después que Pedro sanó a un hombre cojo de nacimiento, Pedro y Juan fueron arrestados por predicar acerca de Jesús y fueron puestos en la cárcel. Las autoridades religiosas estaban decididas a que no enseñaran acerca de Jesús; sin embargo, Pedro dijo, "Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído" (Hechos 4:19-20). Más tarde, los gobernantes confrontaron a los apóstoles nuevamente y les recordaron la orden de no enseñar acerca de Jesús, pero Pedro respondió, "Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hechos 5:29).

Un último ejemplo de la desobediencia civil se encuentra en el libro del Apocalipsis, donde el anticristo ordena a todos aquellos que están vivos durante los tiempos finales que adoren una imagen de sí mismo. Pero el apóstol Juan, quien escribió Apocalipsis, dice que aquellos que se convierten en cristianos en ese momento, desobedecerán al anticristo y a su gobierno y se negarán a adorar la imagen (Apocalipsis 13:15), así como los compañeros de Daniel violaron el decreto de Nabucodonosor para adorar a su ídolo.

Conclusión  Desobediencia Civil

Decenas de miles marchan contra el presidente inconstitucional de Nicaragua, Daniel Ortega, en Managua el 30 de mayo de 2018. Los grupos paramilitares y la policía subordinados a Ortega asesinaron a 18 personas ese día, al finalizar dicha manifestación.

¿Qué conclusiones se pueden sacar de los anteriores ejemplos bíblicos? Las directrices para la desobediencia civil de un cristiano se pueden resumir así:

• Los cristianos deben resistir un gobierno que obliga o impone la maldad y deben trabajar en forma no violenta dentro de las leyes de la tierra para cambiar un gobierno que permite el mal.

• La desobediencia civil está permitida cuando las leyes o las órdenes del gobierno constituyen una violación directa de las leyes y mandatos de Dios.

• Si un cristiano desobedece un gobierno perverso, a menos que pueda escapar del gobierno, debería aceptar el castigo del gobierno por sus acciones.

• A los cristianos ciertamente se les permite trabajar para instalar nuevos líderes del gobierno en el marco de las leyes que se han establecido.

Por último, a los cristianos se les manda orar por sus dirigentes y para que Dios intervenga en Su momento para cambiar cualquier camino impío que estén siguiendo: "Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad" (1 Timoteo 2:1-2).

Fuente: GotQuestions
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