jueves, 24 de septiembre de 2020

Libro: El Plan de Dios para las Edades (2da. Ed.) – Capítulo 5

El Mesías en la Profecía

¿Valida la profecía a Jesús?


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¿Fue Jesús quien dijo que era? ¿Era realmente Dios encarnado? La profecía bíblica ofrece algunas de las pruebas más contundentes que conozco de que Jesús era realmente divino.

Cientos de Profecías

El Antiguo Testamento contiene más de 300 profecías concernientes a la Primera Venida de Jesús. Algunas de éstas son repetitivas, pero, cuando se tiene en cuenta la repetición, todavía nos quedan al menos 109 profecías separadas y distintas.

Además de estos textos específicos, hay muchas más profecías simbólicas que apuntan a diversos aspectos de la Primera Venida.

Tomemos el libro de Rut como ejemplo. No contiene profecías mesiánicas específicas. Sin embargo, la historia del libro contiene un hermoso tipo profético de Jesús. Uno de los personajes centrales, Booz, es un pariente-redentor que toma una novia gentil — así como Jesús vino como un redentor para Su pueblo, los judíos, y ahora está tomando una novia gentil, la Iglesia. 

Las vidas de Josué, Jeremías y Daniel nos dan percepciones sobre la fe, el valor y la rectitud del Mesías. Josué y Jesús incluso tenían el mismo nombre, Yeshúa, que significa “la salvación de Dios”.

La vida de Moisés es un adelanto de muchos aspectos de la vida de Jesús. Moisés trató de liberar a su pueblo del cautiverio y fue rechazado. De la misma manera, Jesús vino a liberar a Su pueblo de su esclavitud espiritual y fue rechazado por ellos. Después de su rechazo, Moisés tomó una novia gentil. Luego regresó y fue recibido por su pueblo como un libertador. Jesús ahora está tomando una novia gentil, la Iglesia, y cuando haya completado esa tarea, regresará y será recibido como Mesías por Su propio pueblo, los judíos (Zacarías 12:10).

Cada aspecto de la vida de Jesús fue profetizado cientos de años antes de que naciera la naturaleza y lugar de Su ministerio, la naturaleza de Su muerte y el triunfo de Su resurrección. 

La primera profecía de la Biblia predice que el Mesías nacerá de una virgen. En Génesis 3:15, Dios dice que la simiente de la serpiente (Satanás) será derrotada por la simiente de una mujer (Jesús).

La Genealogía en la Profecía

Todo el linaje del Mesías está profetizado en las Escrituras hebreas. Los profetas dijeron que el Salvador nacería de los descendientes de Abraham (Génesis 12:3); la herencia de Isaac (Génesis 17:21); los hijos de Jacob (Génesis 28:14); la tribu de Judá (Génesis 49:8); la familia de Isaí (Isaías 11:1); y la casa de David (Jeremías 23:5).

Es por eso que el Evangelio de Mateo comienza con una lista tan larga del árbol genealógico de Jesús. Mateo está tratando de mostrar a sus lectores judíos que el linaje de Jesús cumple las predicciones de los profetas.

¿Profecía o Coincidencia?

Algunas personas se encogen de hombros ante todas estas profecías y dicen: “Todo es una coincidencia”. ¿Coincidencia? ¿El cumplimiento de más de 100 profecías específicas?

“Bueno, las cumplió a propósito”, dice otro. Es cierto que Jesús pudo haber cumplido conscientemente algunas de las profecías sobre el Mesías. De hecho, en una ocasión, parece que Jesús hizo precisamente eso, cuando pidió un asno para Su último viaje a Jerusalén. Mateo dice que esto se hizo para cumplir la profecía de Zacarías de que el Mesías vendría humildemente, montado en un burro (Mateo 21:1:7).

Pero, ¿puede un hombre cumplir intencionalmente las profecías concernientes tanto a su nacimiento como a su muerte?

Micaías profetizó 700 años antes de Jesús de que el Mesías nacería en la pequeña ciudad de Belén (Miqueas 5:2). Isaías predijo que nacería de una virgen  (Isaías 7:14). Y Oseas dijo que el Mesías saldría de Egipto (Oseas 11:1), el lugar exacto al que los padres de Jesús lo llevaron después de Su nacimiento.

Jesús fue traicionado por 30 piezas de plata. ¡El profeta Zacarías hizo esa profecía precisa 500 años antes del nacimiento de Jesús! (vea Zacarías 11:13). David previó que el Mesías sería crucificado (Salmos 22:16), y eso fue mil años antes del nacimiento de Jesús y 700 años antes del uso extensivo de la crucifixión por parte de los romanos.

¿Cómo pudo Jesús cumplir estas profecías a propósito? ¿Y podría ser su cumplimiento sólo una “coincidencia”?

La Profecía y las Matemáticas

Peter Stoner, en su libro, La Ciencia Habla, ha calculado las probabilidades de que sólo ocho de las profecías concernientes a Jesús podrían haberse cumplido accidentalmente en la vida de un hombre. ¡Las probabilidades son de una en 10 a la decimoséptima potencia! Ése es el número uno con 17 ceros después: — 100,000,000,000,000,000 (cien mil billones).

Para ilustrar estas probabilidades matemáticas, Stoner nos pide que imaginemos llenar el estado de Texas hasta las rodillas con monedas de plata. Un avión sobrevuela y se deja caer una moneda de plata con una marca de verificación negra. Miles de excavadoras entran y mezclan las monedas de plata por completo durante varios años. Luego, un hombre es vendado  y soltado en este mar de monedas de plata.

Las probabilidades de que se agache y recoja la moneda de plata marca en el primer intento son las mismas que si ocho de las profecías de la Biblia acerca del Mesías se cumplieran en la vida de un hombre accidentalmente. ¡También podría argumentar que un Boeing 747 podría ser el producto accidental de un tornado que atraviese un depósito de chatarra!

La Profecía como Prueba

El poderoso testimonio de la profecía cumplida en la vida de Jesús es la razón por la que los escritores de los evangelios recurren constantemente a ella en sus escritos, para demostrar que Jesús era el Mesías prometido. Es la razón por la que Jesús recurre a ella en Sus enseñanzas a las masas (Mateo 5:17-18). También es la razón por la que Jesús la enfatizó en Sus enseñanzas posteriores a la resurrección a Sus discípulos (Lucas 24:25ss).

Del mismo modo, los apóstoles constantemente citaron el cumplimiento profético en sus sermones, para verificar la identidad de Jesús. El Día de Pentecostés, Pedro enfocó sus comentarios en ese primer sermón del evangelio en las profecías de David, que Jesús había cumplido (Hechos 2:24-36). Pedro volvió a utilizar la profecía en su segundo sermón en el Templo (Hechos 3:12-26), y en su sermón a Cornelio y su familia (Hechos 10).

En su primera epístola, Pedro se refiere a tres evidencias cardinales de la deidad de Jesús. Primero menciona que fue un “testigo de su majestad” — una referencia a la Transfiguración. Luego menciona que escuchó una “voz enviada del cielo” en la que Dios el Padre proclamó a Jesús como Su “Hijo amado”. Finalmente, recurre al testimonio de la profecía, señalando su cumplimiento en la vida de Jesús (2 Pedro 1:16-19).

Felipe usó una profecía de Isaías para convertir a eunuco etíope (Hechos 8). Pablo también se refirió constantemente a la profecía cumplida en su predicación del Evangelio (Hechos 17:2-3). De hecho, cuando Pablo escribió su famosa definición del Evangelio en 1 Corintios 15:1-4, enfatizó que todos los eventos más importantes en la vida de Jesús habían sucedido “según las Escrituras” (1 Corintios 15:4).

Algunas Preguntas

¿Cómo se siente acerca de la evidencia de la profecía bíblica? ¿Va a tratar de desestimarla? ¿Va a descartarla con ligereza como “coincidencia”? ¿Simplemente la va a ignorar?

Dios no los está llamando a una fe ciega que no se base en evidencia. La profecía es evidencia. Es una evidencia que exige un veredicto. ¿Cuál es su veredicto?

La Última Profecía

Creo que la profecía cumplida demuestra que Jesús es quien dijo que era — es decir, Dios encarnado (Juan 10:30).

La profecía cumplida también demuestra que la última profecía de la Biblia, una profecía que aún debe cumplirse, es una en la que podemos confiar. Está contenida en Apocalipsis 22:20, y fue dicha por Jesús mismo: “Ciertamente vengo en breve”.

Amén. ¡Ven, Señor Jesús!


Recurso recomendado:


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

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miércoles, 23 de septiembre de 2020

Libro: El Plan de Dios para las Edades (2da. Ed.) – Capítulo 4

La Interpretación de la Profecía

¿Necesita la imaginación o el sentido común?


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Cuando tenía unos 12 años, tropecé con Zacarías 14. Fue un descubrimiento asombroso. 

Verá, crecí en una iglesia donde se nos decía una y otra vez que “no hay un versículo en la Biblia que implique siquiera que Jesús pondrá alguna vez Sus pies sobre esta tierra de nuevo”. 

Lenguaje Sencillo 

Bueno, Zacarías 14 no sólo implica que el Señor va a volver a esta tierra otra vez, ¡lo dice de forma categórica! Dice que el Señor regresará a esta tierra en un momento cuando los judíos estén de regreso en la tierra de Israel y su ciudad capital, Jerusalén, esté bajo sitio. Justo cuando la ciudad esté a punto de caer, el Señor volverá al Monte de los Olivos. 

Cuando Sus pies toquen el suelo, el monte se partirá a la mitad. El remanente de judíos que quede en la ciudad buscará refugio en las hendiduras de la montaña. El Señor pronunciará entonces una palabra sobrenatural y los ejércitos que rodeen a Jerusalén serán destruidos en un instante. 

El versículo 9 de Zacarías 14 declara que, en ese día “el Señor será rey sobre toda la tierra”. 

Interpretaciones Enredadas 

Cuando descubrí por primera vez este notable pasaje, se lo llevé a mi pastor y le pregunté lo que significaba. Nunca olvidaré su respuesta. Él pensó por un momento y luego dijo: “Hijo, no sé lo que significa, pero te garantizo una cosa: ¡no significa lo que dice!”.

Durante años después de eso, le mostraría Zacarías 14 a cada evangelista visitante que venía predicando que Jesús nunca regresaría a esta tierra. Siempre recibí la misma respuesta: “No significa lo que dice”. No podía creer esa respuesta. 

Por último, me encontré con un ministro que era un graduado del seminario y me dio la respuesta con la que yo podía vivir. “Nada en Zacarías significa lo que dice”, me explicó, “porque todo el libro es apocalíptico”. 

Ahora bien, yo no tenía la menor idea de lo que “apocalíptico” significaba. No sabía si era una enfermedad o una filosofía. Pero sonaba sofisticado y, después de todo, el tipo era un graduado del seminario, así que él debía saber. 

Una Experiencia de Descubrimiento 

Cuando comencé a predicar, repetía como loro lo que había escuchado desde el púlpito toda mi vida. Cuando hablaba acerca de la profecía, siempre enfatizaría que Jesús nunca regresará a esta tierra. De vez en cuando, la gente se acercaba después del sermón y me preguntaba, “¿Qué pasa con Zacarías 14?”. Les replicaba con una palabra, “¡APOCALÍPTICO!”. Generalmente corrían asustados hacia la puerta. Ellos no sabían de qué estaba hablando (ni yo tampoco).

Entonces, un día me senté y leí todo el libro de Zacarías. ¿Y adivine qué? ¡Todo mi argumento se fue por el drenaje! 

Descubrí que el libro contiene muchas profecías acerca de la Primera Venida de Jesús, y era evidente de que todas esas profecías significaron lo que dijeron. De repente se me ocurrió que, si las profecías de Zacarías acerca de la Primera Venida significaron lo que dijeron, ¿por qué entonces no lo harían también sus promesas acerca de la Segunda Venida? 

La Regla del Sentido Llano 

Ese fue el día que dejé de jugar con la Palabra Profética de Dios. Comencé a aceptarla por su significado del sentido llano. Decidí que si el sentido llano tenía sentido, no buscaría otro sentido, para no terminar con un sinsentido

Un buen ejemplo del enfoque sin sentido es uno que encontré hace varios años atrás en un libro sobre el Milenio. El autor espiritualizó todo Zacarías 14. Argumentó que el Monte de los Olivos es un símbolo del corazón humano rodeado por la maldad. Cuando una persona acepta a Jesús como Salvador, Jesús viene a la vida de la persona y se para en su “Monte de los Olivos” (su corazón). El corazón de la persona se quebranta en arrepentimiento (el hendimiento del monte), y entonces Jesús derrota a las fuerzas enemigas en la vida de las personas. 

Difícil de creer, ¿no es así? Cuando las personas insisten en espiritualizar las Escrituras de esta forma, entonces las Escrituras terminan significando todo lo que quieran que signifiquen. 

Claves para la Comprensión 

Creo que Dios sabe cómo comunicarse. Creo que Él dice lo que quiere decir y quiere decir lo que dice. No creo que tenga que tener un doctorado en hermenéutica para entender la Biblia. Lo esencial, por el contrario, son un corazón honesto y la morada del Espíritu de Dios (1 Corintios 2:10-16). 

Una clave crucial es acercarse a las Escrituras con una fe infantil. El Dr. Henry Morris aborda este tema en su gran comentario sobre Apocalipsis, llamado The Revelation Record (El Registro del Apocalipsis). Él dice: “Apocalipsis no es difícil de entender. Es difícil de creer. Si usted lo cree, lo entenderá”. 

Por ejemplo, en Apocalipsis 7 dice que, al comienzo de la Tribulación, Dios va a sellar a una gran hueste de judíos para que sirvan como Sus “siervos” especiales. El texto especifica que el número será 144,000, y que 12,000 serán seleccionados de cada una de las 12 tribus judías.

Ahora, le pregunto: ¿Qué tendría que hacer Dios para convencernos de que tiene la intención de apartar a 144,000 judíos para un servicio especial durante la Tribulación? El texto es claro como el cristal. Sin embargo, ¡cientos de comentaristas han negado el significado claro y han espiritualizado el pasaje, para hacer que se refiera a la Iglesia! Éste es un manejo imprudente de la Palabra de Dios, y no produce más que confusión. 

El Significado de los Símbolos 

“Pero, ¿qué acerca de los símbolos?”, preguntan algunos. Otra clave crucial es tener en cuenta que un símbolo representa algo, de lo contrario no sería un símbolo. Siempre hay una realidad literal o un significado de sentido llano detrás de cada símbolo.

En el Cantar de los Cantares 2:1, se hace referencia al Mesías como “la rosa de Sarón”. No es llamado “el cardo ruso de Texas”. La imagen que evoca una rosa es algo hermoso; un cardo ruso es feo. 

La Biblia es su propio mejor intérprete en cuanto al significado de los símbolos que usa. A veces, los símbolos son explicados claramente, como cuando Dios le revela a Ezequiel el significado de los símbolos en su visión del valle de los huesos secos (Ezequiel 37:11-14). De la misma manera, al apóstol Juan se le dijo el significado de ciertos símbolos que él vio en su visión en Patmos del Señor glorificado (Apocalipsis 1:20). 

Otras veces, una simple búsqueda de las Escrituras revelará el significado de un símbolo. Considere la declaración en Apocalipsis 12:14, donde dice que el remanente judío escapará del Anticristo al desierto “sobre las dos alas de la gran águila”. 

¿Es ésta un águila literal? O, ¿es un vuelo provisto por los Estados Unidos, cuyo símbolo nacional es el águila? 

Una búsqueda en la concordancia mostrará que el mismo símbolo se usa en Éxodo 19:4, para describir la huida de los hijos de Israel cuando escaparon de Egipto. El símbolo, como Éxodo 19 deja en claro, es una referencia poética al cuidado amoroso de Dios. 

La Importancia del Contexto 

Otra clave para entender la profecía es una que se aplica a la interpretación de toda la Escritura. Es el principio de que el significado de las palabras está determinado por su contexto. 

Recientemente, me encontré con un buen ejemplo de este problema en un libro en el que el autor estaba tratando de demostrar que Jesús nunca regresará para reinar sobre esta tierra. Tal posición, por supuesto, requirió que espiritualizara Apocalipsis capítulo 20, donde dice seis veces que habrá un reinado del Señor que durará mil años. 

En el intento desesperado de este autor para desestimar los mil años, se refirió a Salmos 50:10, donde dice que Dios es dueño “del ganado en mil montes” (NASB). Luego preguntó, “¿Hay sólo mil montes en el mundo?”. Él respondió su pregunta: “¡Por supuesto que no!”. Luego procedió a explicar que el término se usa figurativamente. Pero luego hizo un salto cuántico en la lógica, al proclamar: “Por lo tanto, el término ‘mil’, siempre se usa simbólicamente”. 

No es así. Depende del contexto. En Salmos 50, el término es claramente simbólico. Pero en Apocalipsis 20, no lo es. De nuevo, los mil años son mencionados seis veces. ¿Qué tendría que hacer el Señor para convencernos de que Él quiere decir mil años? ¿Ponerlo en el cielo con luces de neón? ¡Preste atención al contexto! 

Reconciliando Pasajes 

Una clave adicional para entender la profecía es una que se aplica a toda la Escritura. Es el principio de buscar todo lo que la Biblia tiene que decir sobre un punto en particular. 

Evite basar una doctrina en un versículo aislado. Todos los versículos sobre un tema particular deben ser buscados, comparados, y luego reconciliados. 

Permítame darle un ejemplo profético. Segunda de Pedro 3:10 dice que, cuando el Señor regrese, “los cielos pasarán con grande estruendo…y la tierra y las obras que están en ella serán consumidas”. Ahora, si éste fuera el único versículo en la Biblia acerca de la Segunda Venida, podríamos concluir con seguridad que los cielos y la tierra se quemarán el día que Jesús regrese. 

Pero, hay muchos otros versículos, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, que dejan muy en claro que el Señor reinará sobre toda la tierra antes de que sea consumida por el fuego. Esos versículos deben considerarse junto con el pasaje de 2 Pedro 3, con el fin de obtener la visión general correcta. 

Problemas Especiales 

Hay algunos problemas especiales relacionados con la interpretación profética. Uno es que la profecía a menudo se cumple previamente en un tipo simbólico, antes de que se cumpla por completo. 

En este sentido, estoy seguro de que el pueblo judío debe haber sentido que Antíoco Epífanes (215-164 a.C.) cumplió las profecías de Daniel acerca de un líder tiránico que perseguiría severamente a los judíos. Pero, 200 años después de Antíoco, Jesús se refirió a esas profecías de Daniel y les dijo a Sus discípulos que aún debían cumplirse. 

Otro ejemplo es la señal que Isaías le dio al rey Acaz para asegurarle que la ciudad de Jerusalén no caería en manos de los asirios, que la tenían sitiada. La señal era que una joven daría a luz a un hijo, cuyo nombre sería llamado Emanuel (Isaías 7:1-19). El pasaje ciertamente implica que ese niño nació en ese momento. 

Pero, cientos de años después, Mateo, por inspiración del Espíritu Santo, se remontó a la profecía de Isaías y proclamó que su cumplimiento final se encontraba en el nacimiento virginal de Jesús (Mateo 1:22-23). 

Tiempo Comprimido 

Otra característica peculiar de la literatura profética es llamada “telescopía”. Esto ocurre cuando un profeta comprime el intervalo de tiempo entre dos eventos proféticos. Este fenómeno es muy común. 

La razón de esto tiene que ver con la perspectiva del profeta. Mientras mira hacia el futuro y ve una serie de eventos proféticos, le parecen como si estuvieran en una secuencia inmediata. 

Es como vislumbrar una cadena montañosa y ver tres picos, uno detrás del otro, cada uno secuencialmente más alto que el que está frente a él. Los picos parecen estar el uno contra el otro, debido a que la persona que los ve no puede ver los valles que los separan. 

En Zacarías 9:9-10, hay un pasaje con tres profecías que están comprimidas en dos versículos, pero que están ampliamente separadas en el tiempo. El versículo 9 dice que el Mesías vendrá humildemente en un burro. La primera parte del versículo 10 dice que el pueblo judío será apartado. La segunda parte del versículo 10 dice que el Mesías reinará sobre todas las naciones. 

Estos tres eventos — la Primera Venida, la puesta aparte de Israel, y el reinado de Cristo — parecen ocurrir en una rápida sucesión, pero, en realidad, hubo 40 años entre los primeros dos eventos, y ha habido casi 2,000 años hasta ahora entre el segundo y el tercer evento. 

Brechas Proféticas 

Otra forma de ver el fenómeno de la telescopía es centrarse en lo que son llamadas “brechas proféticas”. Éstos son los períodos de tiempo entre los eventos proféticos representados por los picos de montaña. 

Debido a que los rabinos del Antiguo Testamento no podían ver la brecha entre la Primera y la Segunda Venida del Mesías, algunos teorizaron que habría dos Mesías — un “Mesías hijo de José”, que sufriría, y un “Mesías hijo de David”, que conquistaría. 

Desde nuestra perspectiva del Nuevo Testamento, podemos ver que los profetas del Antiguo Testamento estaban hablando de un Mesías que vendría dos veces. Podemos ver la brecha entre las dos venidas. 

Un Desafío 

Le pregunto: ¿Cómo trata a Zacarías 14 — como hecho o como ficción? —. ¿Es culpable de jugar con la Palabra de Dios, con el fin de justificar tradiciones sagradas y doctrinas de hombres? 

Lo desafío a interpretar la Palabra de Dios — toda ella — por su significado de sentido llano. Al hacerlo, es muy probable que se enfrente al desafío de descartar unas doctrinas antiguas y a adoptar unas nuevas. Éste será un proceso doloroso, pero será uno fructífero, porque será bendecido con la verdad de la Palabra de Dios. 

Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres — Juan 8:31-32.


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Traducido por Donald Dolmus
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Libro: El Plan de Dios para las Edades (2da. Ed.) – Capítulo 3

La Gama de la Profecía

¿Cuáles son las variedades?


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Hebreos 1:1 dice que Dios habló por medio de los profetas “muchas veces y de muchas maneras”. ¿Alguna vez se ha detenido a pensar en la variedad de personas y formas que Dios usó?

Profetas Escritores

Por supuesto, el método que inmediatamente viene a la mente es la forma escrita. Los profetas que escribieron sus mensajes son los que mejor conocemos — personas como Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel y los llamados “Profetas Menores”, como Habacuc y Sofonías. En el Nuevo Testamento, los profetas escritores incluyen a Pedro, Pablo, Juan, Jacobo (Santiago) y Judas.

Pero, agrupar a todos estos profetas escritores en una categoría amplia es engañoso, ya que hay una gran variedad de personas y estilos entre ellos.

En cuanto a las personas, la variedad es asombrosa. Los profetas van desde granjeros sin educación, como Amós, hasta poetas sofisticados, como Isaías; desde voceros reacios, como Jonás, hasta hombres de gran valor, como Daniel; desde los pocos conocidos, como Joel, hasta los famosos, como el rey David.

Hay una variedad igual en los estilos de escritura. Algunos, como Ezequiel, Daniel, Hageo y los profetas del Nuevo Testamento, usaron principalmente un estilo de prosa. Otros, como David, Isaías, Joel y Miqueas, expresaron sus ideas en forma poética. Jonás escribió una autobiografía. Hacabuc se lee como una obra dramática. Y luego están los predicadores cuyos libros son principalmente colecciones de sermones — profetas como Jeremías, Amós y Zacarías.

La mayoría recibieron revelaciones directas — “Así dice el Señor”. Otros recibieron su conocimiento a través de sueños y visiones. Algunos, como Oseas y Jonás, simplemente registraron sus experiencias.

Profetas que Hablan

Algunos de los profetas más importantes no escribieron nada en absoluto, al menos nada que se haya preservado. Sabemos acerca de ellos porque otros escribieron sobre sus revelaciones, pronunciamientos y hazañas. Elías y su sucesor, Eliseo, entran en esta categor

También lo hace el profeta más grande que jamás haya vivido — el Profeta predicho por Moisés (Deuteronomio 18:15-18). Estoy hablando, por supuesto, de Jesucristo (Mateo 21:11). Los únicos escritos de Jesús que tenemos son Sus siete cartas a las siete iglesias de Asia, registradas por Juan en Apocalipsis 2 y 3. La mayor parte de las profecías de Jesús, como Su Discurso del Monte de los Olivos (Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21), fueron escritas por Sus discípulos. Jesús fue un profeta oral. 

La mayoría de los profetas orales no son bien conocidos. Sólo unos pocos son mencionados en el Nuevo Testamento — como las cuatro hijas de Felipe (Hechos 21:9) y Agabo, el profeta que aconsejó a Pablo (Hechos 21:10).

Pero el Antiguo Testamento está lleno de profetas orales. Está Natán, quien confrontó a David (2 Samuel 12); Micaías, quien vio al Señor sentado en Su trono (1 Reyes 22); Ahías, quien condenó a Jeroboam (1 Reyes 14); Ananías, el falso profeta que habló contra Jeremías (Jeremías 28); y muchos profetas sin nombre como el “varón de Dios de Judá”, quien profetizó el nacimiento de Josías (1 Reyes 13).

Profetas Actores

Mis favoritos son los profetas que fueron llamados por Dios para actuar las profecías. Algunos eran profetas escritores; algunos eran orales. El caso es que Dios les diría de vez en cuando que dejaran de escribir o hablar y comenzaran a actuar.

Dios usó a menudo el drama para llamar la atención de la gente. Por ejemplo, le dijo a Isaías que anduviera descalzo y desnudo durante tres años (Isaías 20:2ss). Sí, ¡Isaías fue el exhibicionista original! Uso un método poco convencional para llamar la atención de la gente. El mensaje era gráfico y claro: Arrepiéntanse o serán desnudados como Isaías.

A Jeremías se le dijo que llevara un yugo de bueyes en su cuello, para enfatizar el mensaje de Dios de que el rey Sedequías de Judá debía someterse a Nabucodonosor (Jeremías 27).

Ezequiel fue llamado a actuar muchas veces. En una ocasión, el Señor le dijo que empacara todas sus cosas y las llevara por Jerusalén, a la vista del pueblo, como una señal de que, si no se arrepentían, Dios los enviaría al exilio (Ezequiel 12). ¡En otra ocasión, Dios le ordenó a Ezequiel que jugara en un montón de arena! Dios le dijo que etiquetara un ladrillo, “Jerusalén”, y que construyera rampas de tierra alrededor del ladrillo, para ilustrar el asedio de la ciudad que se avecinaba, si el pueblo no se arrepentía (Ezequiel 4).

El Óscar Profético

El mejor actor de todos, el que sin duda ganará el Óscar profético a la mejor interpretación, fue el profeta Oseas.

Dios le dijo que buscara una prostituta y se casara con ella. Debe haber sido una de las cosas más difíciles que Dios le pidió a un hombre justo que hiciera. Oseas obedeció, y Dios le dijo que predicara el mensaje de su acción.

El mensaje era que Israel era como esa prostituta, cuando Dios seleccionó a la nación como Su Pueblo Escogido. No fueron escogidos por su belleza, sabiduría o rectitud. No tenían algún mérito propio. Fueron escogidos por gracia.

Éste era un mensaje insultante para los judíos. No entendían lo que significaba ser “elegidos”. Pensaron que eran mejores que otros pueblos y, en su arrogancia espiritual, se negaron a escuchar a los profetas de Dios, que estaban llamando al arrepentimiento. 

Cuando Oseas regresó a casa de su gira de predicación, descubrió que su esposa había sucumbido a sus antiguas pasiones. Había dejado la dignidad y el honor de su hogar y había regresado a las calles, vendiéndose al mejor postor. El corazón de Oseas estaba roto. Dios le dijo que predicara el mensaje de su acción. El mensaje era que — al igual que la esposa de Oseas — Israel había sido infiel a Dios, siguiendo a dioses extraños. Y, como Oseas, el corazón de Dios estaba roto. 

Cuando Oseas regresó a casa, Dios le habló de nuevo y le pidió que hiciera algo increíble. Dios le dijo que se tragara todo su orgullo y que fuera a la plaza de la ciudad e hiciera una puja por su esposa, cuando se ofreciera a la venta. Se le instruyó que pagara todo lo que tenía, si era necesario, para redimirla de la prostitución.

Ella no se lo merecía. Ella no se había arrepentido. Pero Oseas obedeció. Pagó el precio, y ella fue redimida. 

De esta manera, Dios usó a un profeta actor para representar la historia de lo que haría por nosotros en la Cruz, cuando pagó el precio de Su Hijo, para redimirnos de nuestra infidelidad.

Profecía Simbólica

Un cuarto tipo de profecía es la profecía simbólica, o lo que a menudo se denomina “profecía en tipo”.

La comprensión de los tipos proféticos es esencial para comprender el Antiguo Testamento. Jesús se puede encontrar en casi todas las páginas del Antiguo Testamento, si sabe cómo buscarlo. Está allí simbólicamente en los tipos. Buscarlo y encontrarlo en estos tipos hace que el Antiguo Testamento cobre vida. Estoy convencido de que éste es el tipo de enseñanza que Jesús le dio a Sus discípulos durante los 40 días entre Su resurrección y Su ascensión (Lucas 24:45).

Hay tres clases de tipos proféticos: vidas individuales, eventos históricos y objetos inanimados.

Personas como Tipos

Casi todas las personas principales en el Antiguo Testamento son tipos de Cristo, en el sentido de que algunos eventos en sus vidas profetizaron cosas que le sucederían a Jesús.

Tomemos a José por ejemplo. Fue rechazado por sus hermanos. Fue dado por muerto, pero fue “resucitado” de la fosa en la que había sido lanzado. Tomó a una novia gentil y luego redimió a sus hermanos de su hambruna.

Del mismo modo, Jesús fue rechazado por Sus hermanos (los judíos), experimentó la muerte y la resurrección, ahora está tomando una Novia gentil (la Iglesia), y pronto regresará para salvar a un remanente de Sus hermanos de su hambre espiritual.

Eventos Simbólicos

Las profecías acerca de Jesús también están simbolizadas en eventos históricos.

Las siete fiestas de Israel son un buen ejemplo. Jesús fue crucificado en la Fiesta de la Pascua. Se convirtió en nuestro “pan sin levadura” mientras Su cuerpo sin pecado descansaba en la tierra ese día de fiesta. Resucitó de entre los muertos en la Fiesta de las Primicias, y la Iglesia fue establecida en la Fiesta de Pentecostés.

Las tres fiestas incumplidas en el otoño del año — Trompetas, Expiación, y Tabernáculos — debe, de la misma manera, apuntar a eventos que aún están por ocurrir. Estos eventos son probablemente el Rapto, la Segunda Venida, y el Reino Milenario de Jesús. 

La historia de la nación judía es la historia de Jesús en tipo profético. Los hijos de Israel nacieron en Canaán, migraron a Egipto, atravesaron el Mar Rojo (el bautismo de Moisés), soportaron las pruebas en el desierto, y luego entraron a la Tierra Prometida.

Del mismo modo, Jesús nació en Canaán, fue llevado a Egipto, emergió públicamente en Su bautismo, soportó las tentaciones del desierto y abrió el camino al Cielo.

La Importancia de los Objetos

Incluso los objetos inanimados como el Tabernáculo y el manto del Sumo Sacerdote son tipos proféticos que apuntan a Jesús.

Considere el Arca del Pacto. Todo en él era un símbolo del Mesías. Estaba hecho de madera, lo que indica que el Mesías sería humano. Estaba recubierto de oro, lo que significa que el Mesías sería divino. Contenía tres objetos: las tablas de piedra, una olla con maná y la vara de Aarón que floreció. Las piedras significaban que el Mesías tendría la ley de Dios en Su corazón. El maná significaba que el Mesías sería el Pan de Vida. La vara con flores era una profecía de que el Mesías resucitaría de entre los muertos.

La tapa del Arca se llamaba Propiciatorio. Tenía un ángel dorado en cada extremo. Los ángeles estaban de frente y sus alas se cernían sobre la tapa. Una vez al año, el Sumo Sacerdote rociaba sangre sobre el Propiciatorio y comulgaba con la gloria Shejiná de Dios, que se cernía sobre los ángeles.

El propiciatorio apuntaba al hecho de que, a través de la obra del Mesías, la misericordia de Dios cubriría la Ley. La sangre presagiaba el hecho de que el Mesías tendría que derramar Su propia sangre para expiar nuestros pecados.

Jesús cumplió cada tipo profético del Arca. Era Dios hecho carne (Juan 10:30). Tenía la Ley en Su corazón (Mateo 5:17). Se declaró a sí mismo como el “Pan de Vida” (Juan 6). Derramó Su sangre en la cruz y fue resucitado con poder, expiando nuestros pecados y cubriendo la Ley con la Gracia (Romanos 3:21-26).

María vio el cumplimento del Arca cuando fue a la tumba y descubrió que faltaba el cuerpo de Jesús. Juan 20:11-12 dice que miró dentro de la tumba y “vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto”. ¿Entiende lo que vio? Vio el “propiciatorio” donde la sangre había sido derramada, con un ángel en cada extremo — ¡exactamente como el Propiciatorio que cubría el Arca!

Una Exhortación

Como puede ver, los tipos proféticos dan vida al Antiguo Testamento y nos dan una visión profunda de los eventos del Nuevo Testamento.

Le animo a leer la Biblia con una actitud de buscar siempre a Jesús. Él está allí en cada página, esperando que lo descubra en los símbolos y tipos.

Ore pidiendo la guía del Espíritu Santo mientras lee, y recuerde Apocalipsis 19:10 — “El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.

Recurso recomendado:



Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

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martes, 22 de septiembre de 2020

Libro: El Plan de Dios para las Edades (2da. Ed.) – Capítulo 2

 El Abuso de la Profecía

¿Merece el desprecio que recibe?


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Seamos realistas — la profecía bíblica es despreciada por la mayoría de la gente. Los que no son cristianos se burlan de la idea misma del conocimiento sobrenatural acerca del futuro. Lo irónico es que, al hacer eso, cumplen una profecía de Pedro: “…en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento?" (2 Pedro 3:3-4).

Los Apóstatas 

La verdadera tragedia con respecto a la Palabra Profética de Dios es que muchos cristianos profesantes comparten esta misma actitud de burla. Los seminarios cristianos apóstatas han rechazado bastante bien todo el concepto de la profecía. La mayoría ahora enseña que la profecía es realmente historia escrita después de los hechos, pero escrita como profecía para hacerla más interesante.

Este rechazo de la profecía por parte de los cristianos apóstatas es un resultado natural de su adoración en el altar artificial de lo que los teólogos llaman “crítica histórica”.

Esta metodología despreciable rechaza la Biblia como la revelación de Dios al hombre, argumentando en cambio que representa la vacilante búsqueda de Dios por parte del hombre. Sus partidarios han llegado a la conclusión de que la Biblia está llena de mitos, leyendas y supersticiones.

Dado que han rechazado lo sobrenatural, estas personas no pueden aceptar la idea de la profecía como un revelado conocimiento previo de la historia. Ésta es la razón por la que el libro de Daniel ha sido el centro de su desprecio y ridículo. No es nada inusual escuchar a uno de sus eruditos decir: “El libro de Daniel es demasiado preciso. Tuvo que haber sido escrito después de los eventos que dice profetizar”. Esto no es más que flagrante incredulidad que cuestiona la propia aceptación de nuestro Señor de la autenticidad del libro de Daniel (Mateo 24:15).

Esta actitud también es cumplimiento de la profecía, porque Jesús dijo que en los tiempos del fin habrá una gran apostasía dentro de la iglesia profesante (Mateo 24:10-12). Como dijo Pablo, los tiempos del fin estarán marcados por hombres “que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella” (2 Timoteo 3:5).

Los Espiritualizadores

La profecía también ha sufrido abusos a manos de aquellos que se han especializado en espiritualizarla. Tanto los liberales como los conservadores han sido culpables de esta práctica.

Cuando hablo de “espiritualizar”, me refiero a la metodología que sostiene que la profecía no significa lo que dice. En la práctica, esto siempre conduce a una interpretación simbólica. Se niega el significado de sentido llano de la profecía, y los libros proféticos como Apocalipsis son tratados como si fueran historias para adultos de Alicia en el País de las Maravillas, con un mensaje vago y general, pero sin un significado específico.

Esta espiritualización de la profecía por parte de los liberales es fácil de entender. Es una extensión natural de su tendencia a espiritualizar toda la Escritura. Han espiritualizado los milagros de Dios en el Antiguo Testamento y los milagros de Jesús en el Nuevo Testamento, así que, ¿por qué deberían aceptar el significado del sentido llano de la profecía, especialmente cuando enseña una consumación sobrenatural de la historia?

Son los espiritualizadores conservadores los que son un misterio tan desconcertante para mí. Aceptan la Biblia como la Palabra de Dios. Están de acuerdo en que la Biblia contiene revelaciones sobrenaturales acerca del futuro. Interpretan prácticamente todos los pasajes no proféticos de forma literal. Incluso interpretan literalmente las profecías de la Primera Venida. ¡Pero insisten en espiritualizar todas las profecías de la Biblia concernientes a la Segunda Venida!

Por lo tanto, niegan la realidad venidera de la Tribulación, el Reino Milenial y la Tierra Nueva. Toman un pasaje como Zacarías 14, que dice que Jesús regresará al Monte de los Olivos y reinará sobre la tierra, y lo espiritualizan para que signifique que cuando usted acepta a Jesús como Señor y Salvador, viene a su corazón (el Monte de los Olivos) y comienza a reinar sobre su vida (el reinado en la tierra). ¡A estas personas se les debería otorgar un doctorado en imaginación!

Si todas las profecías concernientes a la Primera Venida de Jesús se cumplieron de alguna forma literal en su significado del sentido llano, entonces, ¿por qué no deberían cumplirse de la misma manera las profecías de la Segunda Venida?

Los Fanáticos

Incluso algunos de los amigos de la profecía bíblica han sido capaces de abusar de ella. Me refiero a los fanáticos que la usan como un patio de recreo para sus fantasiosas especulaciones.

Por lo general, están obsesionados con el establecimiento de fechas o con la especulación acerca de si una persona como Bill Gates es el Anticristo. ¡A menudo son los esparcidores de rumores que difunden historias locas sobre alineaciones planetarias que causan terremotos; computadoras belgas que se apoderan del mundo; los judíos recolectando bloques de construcción para el Templo; la Administración del Seguro Social estampando números en las manos de la gente; y cualquier presidente que odien teniendo un nombre que es el equivalente numérico del 666!

Los Apáticos

Finalmente, están aquellos cristianos que simplemente son apáticos acerca de la profecía. No podría importarles menos.

Muchos de estos cristianos piensan que la profecía no tiene relevancia práctica para su vida diaria, por lo que la ignoran. Nunca han leído a los Profetas Mayores. Ni siquiera pueden encontrar a los Profetas Menores. Y ciertamente no van a desperdiciar su tiempo con ese “rompecabezas chino” llamado el Libro de Apocalipsis. 

Mi propia herencia eclesiástica se ajusta a esta descripción. Nuestra actitud apática era motivada por la peculiar creencia de que toda la profecía del Antiguo Testamento se había cumplido y, por lo tanto, el estudio de la profecía era una pérdida de tiempo.

“Es muy complicada”. 

Algunos cristianos se han desentendido de la profecía porque sostienen que es demasiado compleja. “Tienes que tener un doctorado en hermenéutica para entenderla”, exclaman.

Esta actitud a menudo es motivada por el vocabulario especializado de la profecía. Cuando las personas escuchan términos técnicos como “premilenial”, “postmilenial”, y “amilenial”, sus ojos generalmente giran hacia atrás en sus cabezas y se distraen, concluyendo que la profecía es un campo de estudio sólo para expertos. Pero eso, por supuesto, no es cierto. Como veremos en este libro, lo que es necesario para la comprensión de la profecía bíblica es el poder del Espíritu Santo que mora en nosotros, la disposición a estudiar, y la convicción de que la profecía puede ser entendida. 

“Es muy etérea”.

Otros ignoran la profecía bíblica porque la consideran demasiado de “otro mundo”. Muchos pastores tienen esta actitud. “Todo es ilusiones engañosas”, argumentan. Y, por lo general, añaden: “Simplemente no tiene relevancia para el presente”.

Como veremos, este argumento es falso. La profecía bíblica tiene el poder de transformar vidas aquí y ahora, al llamarnos a la santidad y al motivarnos al evangelismo.

Satanás solía derrotarme todo el tiempo al recordarme constantemente mis pecados pasados. Pero mi estudio de la profecía bíblica me ha dado una nueva arma con la que luchar contra Satanás. Ahora, cada vez que me recuerda mi pasado, ¡yo le recuerdo su futuro! Responde alejándose enfurruñado en derrota.

“Es muy conflictiva”.

Algunos pastores ignoran la profecía bíblica porque la consideran divisiva. Ésta es una preocupación legítima porque puede serlo, si no se enseña correctamente. 

Muchos maestros de profecía parecen decididos a demostrar que todos los demás están equivocados. Aparecen como perros de ataque y, en el proceso, se alienan y dividen. Pero, si la profecía bíblica es presentada con una actitud amorosa y con el enfoque en Jesús, sólo puede ser edificante.

“Es demasiado espantosa”.

Y luego están aquellos que consideran que la profecía bíblica da miedo. Como me lo expresó una persona en una carta: “No me gusta la profecía, ¡porque se trata de escenas sangrientas, y bestias y cosas que chocan en la oscuridad!”. De nuevo, hay algo de verdad en esta declaración. Hay muchas malas noticias en la profecía bíblica, pero todo es para los incrédulos. Para aquellos que han puesto su confianza en Jesús, sólo hay buenas noticias. Considere Malaquías 4:1-2. En el versículo uno, el profeta habla de cómo los incrédulos serán quemados como paja en la Segunda Venida del Señor. 

Pero, en el versículo 2, dice que los creyentes se regocijarán y serán bendecidos cuando vean al Hijo regresar. De hecho, ¡dice que estarán tan gozosos que “saldréis, y saltaréis” como becerros soltados de un establo!

Una Conspiración Satánica

Creo que el mismo Satanás ha inspirado todo este abuso de la Palabra Profética de Dios. Satanás no quiere que nadie estudie la profecía, porque la profecía contiene la revelación de la derrota definitiva y total de Satanás. El mensaje de la profecía es que “¡los creyentes ganan al final!”. Satanás no quiere que nadie conozca este mensaje. 

El libro de Apocalipsis inicia con las palabras, “La revelación de Jesucristo”. El libro de Apocalipsis, como el resto de la profecía, pretende revelar el futuro. Está destinado a ser comprendido. Dios quiere edificar nuestra esperanza en medio de un mundo oscuro y turbulento, al revelarnos las grandes victorias que tenemos por delante en Su plan maestro.

Le exhorto a permanecer firme contra Satanás en su intento de convencerlo que la Palabra Profética de Dios no debe ser tomada en serio. No abuse de ella. No la ignore. El apóstol Pablo nos mandó respetar la profecía (1 Tesalonicenses 5:20). El apóstol Pedro también nos instó a “estar atentos” a la profecía “como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro” (2 Pedro 1:19). 


Traducido por Donald Dolmus
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domingo, 20 de septiembre de 2020

Libro: El Plan de Dios para las Edades (2da. Ed.) – Capítulo 1

La Importancia de la Profecía


¿Es sólo falsas esperanzas?


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Aunque la profecía constituye casi un tercio de la Biblia, su importancia es subestimada constantemente por aquellos que la descartan por no tener alguna importancia práctica o por aquellos que se oponen a ella con el argumento de que es una “moda pasajera” que hace que las personas aparten sus ojos de Jesús.

Apocalipsis 19:10, que dice que “el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”. Por lo tanto, si la profecía es enseñada apropiadamente, no hay razón para que desvíe la atención de alguien lejos de Jesús. De hecho, debería servir para destacar la centralidad de Jesús.

¿Es la profecía práctica? Considere que todos los escritores del Nuevo Testamento atestiguan el hecho de que vivir con la anticipación del regreso del Señor motivará a vivir en santidad. ¿Qué podría ser más práctico que eso? 

Razones para Estudiarla

1) La Cantidad — Entre un cuarto y un tercio de la Biblia es  de naturaleza profética. Cuando piensan en literatura profética, la mayoría de la gente considera sólo a los Profetas Mayores y Menores. Pero hay mucho más que eso. Por ejemplo, los salmos están saturados con profecías, y hay profecías esparcidas a lo largo de los libros históricos del Antiguo Testamento. 

En el Nuevo Testamento, uno de cada veinticinco versículos se refiere a la Segunda Venida del Señor. Hay largos pasajes de la profecía del tiempo del fin, como Mateo 24 y 2 Pedro 3. Además, hay libros enteros dedicados a la profecía, como 1 y 2 de Tesalonicenses y Apocalipsis. 

La conclusión es que, si va a ignorar la profecía bíblica, entonces va a privarse de una porción significativa de la Palabra de Dios.

2) La Singularidad — La Biblia es el único libro en el mundo que contiene profecías detalladas y específicas que se han cumplido en la historia. No existen profecías cumplidas en los dichos de Buda o de Confucio. Ni tampoco hay profecías cumplidas en las Vedas hindúes, el Corán o el Libro del Mormón. 

En contraste, la Biblia está llena de profecías espirituales y seculares que se han cumplido en la historia. Un buen ejemplo es la que yo mencioné en la introducción, a saber, el cierre de la Puerta Oriental, que está profetizado en Ezequiel 44.

3) Validadora de la Escritura — La profecía cumplida es una de las mejores evidencias que yo conozco de que la Biblia es la inspirada Palabra de Dios. La Biblia contiene cientos de profecías seculares cumplidas concernientes a ciudades, naciones, imperios e individuos. 

Jeremías predijo que la cautividad babilónica de los judíos duraría 70 años (Jeremías 25:11-12). Isaías declaró que los hijos de Israel serían enviados a casa desde Babilonia por un hombre llamado Ciro (Isaías 44:28, Esdras 1:1). Daniel describió por adelantado el orden preciso de cuatro grandes imperios gentiles (Daniel 2 y 7). La destrucción de Babilonia fue predicha por un número de profetas hebreos (Isaías 13). En el Nuevo Testamento, Jesús predijo la destrucción completa de Jerusalén 40 años antes de que realmente ocurriera (Lucas 21:6). 

4) Validadora de Jesús — La Biblia contiene más de 300 profecías acerca de la Primera Venida de Jesús. Muchas de éstas son repetitivas. Cuando se eliminan las duplicadas, el número total de profecías que Jesús cumplió es 109  — todas las cuales se cumplieron literalmente. (Para obtener una lista detallada, consulte mi libro, The Christ in Prophecy Study Guide).

Cada aspecto de la vida de Jesús fue profetizado — el lugar de Su nacimiento, la naturaleza de Su nacimiento, la calidad de Su ministerio, el propósito de Su vida y la agonía de Su muerte —. Considere, por ejemplo, la profecía de Salmos 22:16, de que las manos y pies del Mesías serían perforados. Esa profecía fue escrita por David cerca de mil años antes del nacimiento de Jesús. Fue escrita 700 años antes de la invención de la crucifixión como forma de ejecución. 

El cumplimiento literal de tantas profecías en la vida de un individuo trasciende cualquier simple coincidencia y sirve para validar que Jesús fue quien dijo que era — el divino Hijo de Dios.

5) Reveladora del futuro — La profecía sirve para decirnos algunas cosas que Dios quiere que sepamos acerca del futuro (Deuteronomio 29:29; Amós 3:7). Dios no quiere que sepamos todo acerca del futuro, pero hay algunas cosas que debemos saber si vamos a tener una esperanza dinámica. 

Así pues, la profecía nos asegura que Jesús va a regresar, que nos resucitará y que nos tomará para que vivamos por siempre con Él y con Dios el Padre. Con respecto a esto, Pedro compara la profecía con “una antorcha que alumbra en un lugar oscuro” (2 Pedro 1:19). Pablo hace el mismo punto en el capítulo 2 de 1 Corintios. Comienza señalando que “ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ni la mente del hombre ha concebido, lo que Dios ha preparado para aquellos que lo aman”. Pero, en el versículo siguiente, Pablo dice que esas cosas han sido reveladas a nosotros por Dios por medio de Su Espíritu (1 Corintios. 2:9-10). 

6) Herramienta de Evangelismo — La profecía puede ser usada como una herramienta muy efectiva de evangelismo, tal como está ilustrado en la historia de Felipe y el eunuco (Hechos 8:26 ss.). Felipe usó el pasaje de Isaías acerca del gran sufrimiento del cordero (Isaías 53) para enseñar que Jesús es el cordero que fue sacrificado por los pecados del mundo. 

Mateo y Pedro usaron la profecía cumplida en la vida de Jesús como una de sus herramientas básicas de evangelismo. De hecho, Pedro se refirió constantemente a la profecía en su primer sermón evangelístico el Día de Pentecostés (Hechos 2:14-39). Él predicó que Jesús había sido crucificado y resucitado en cumplimiento de las profecías hebreas. Luego, Pedro se refirió a la profecía cumplida como una de las evidencias más grandes que Jesús verdaderamente era el Hijo de Dios (2 Pedro 1:16-19).

7) Herramienta de Enseñanza Moral — Las personas a menudo pasan por alto el hecho de que los profetas hebreos fueron tanto predicadores como pronosticadores. De hecho, los profetas pasaron la mayor parte de su tiempo usando la Palabra de Dios para enfocar los problemas sociales. Ellos llamaron a sus oyentes al arrepentimiento, a la verdadera adoración, a la justicia social y a la santidad personal. 

Uno de los grandes temas recurrentes de los profetas es que “la obediencia es mejor que los sacrificios” (1 Samuel 15:22: Oseas 6:6). Esa declaración significa que ante los ojos de Dios, la obediencia a Sus mandamientos es más importante que prácticas religiosas externas tales como ofrecer sacrificios. 

La profecía es, por lo tanto, un gran repositorio de enseñanza moral, y esos principios morales aún siguen siendo relevantes hoy (Amós 5:21-24; Miqueas 6:8; Isaías 58:3-9).

8) Generadora de Crecimiento Espiritual — El conocimiento profético fomenta la espera paciente (Santiago 5:7-8); induce a la vigilancia diligente (Mateo 24:36,42); inspira la labor dedicada (2 Timoteo 4:7-8) y aumenta nuestra esperanza (Tito 2:11-14). El resultado es una vida santa. 

Pablo nos exhorta a “vivir decentemente, como de día”, porque el tiempo cuando el Señor volverá está cerca (Romanos 13:12-13). De igual forma, Pedro nos llama a ceñir nuestras mentes y a ser sobrios y santos mientras aguardamos la revelación de Jesús (1 Pedro 1:13-15). 

Consejo y Recomendación 

En 2 Timoteo 3:16-17 Pablo escribe que toda la Palabra de Dios es “útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”. Eso incluye a la Palabra Profética de Dios. En 1 Tesalonicenses 5:20, el apóstol Pablo nos suplica que tratemos la profecía con respeto. 

Pedro nos advierte en su segunda epístola, que una de las señales de los tiempos del fin será la aparición de “burladores” que despreciarán y ridiculizarán la promesa de nuestro regreso del Señor (2 Pedro 3:3ss). La gran tragedia de nuestro tiempo es que muchos de los burladores más ruidosos son líderes religiosos que profesan seguir a Cristo. Tales líderes crucificaron a Jesús la primera vez que Él vino. Ahora se burlan de Su promesa de regresar. 

Un buen ejemplo de lo que estoy hablando es el “Seminario Jesús”, que operó a lo largo de la década de 1990. Estaba compuesto por 40 “eruditos”  del Nuevo Testamento provenientes de una gran variedad de seminarios cristianos de Estados Unidos. El seminario se reunía cada seis meses para votar acerca de los dichos de Jesús registrados en los cuatro evangelios. Su propósito era producir una nueva versión de los evangelios en la que los dichos de Jesús serían codificados con colores: rojo, si Él lo dijo; rosado; si Él lo pudo haber dicho; gris, si probablemente no lo dijo; y negro, si definitivamente no lo dijo.

Cuando votaron sobre los dichos de Jesús en cuanto a Su Segunda Venida, votaron que todos los dichos eran falsos y que probablemente habían sido “inventados” por Sus discípulos. ¡Qué apostasía!

Alimento Espiritual 

La Palabra Profética de Dios es alimento para nuestro crecimiento espiritual. Necesitamos sacarla del estante, abrirla y deleitarnos en ella, y necesitamos hacerlo con corazones creyentes. 

El libro de Apocalipsis promete bendiciones a aquellos que lo lean (o que oigan su lectura) y que lo obedezcan (Apocalipsis 1:3). Es el único libro de la Biblia en prometer una bendición tan específica, pero toda la Palabra de Dios está diseñada para bendecirnos espiritualmente (Salmos 119) y eso incluye la Palabra Profética. 

Escrituras Clave sobre la Profecía

Antes de que lleguemos a la esencia de nuestro estudio, recordemos lo que la misma Palabra de Dios dice acerca del valor de la profecía. De esta manera, podemos estar seguros de que el esfuerzo que dedicamos a mirar las Escrituras proféticas será un tiempo sumamente bien empleado. 

“Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre” (Deuteronomio 29:29).

 “Yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a Mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho… Yo hablé y lo haré venir; lo he pensado y también lo haré” (Isaías 46:9-11).

“Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7).

[Jesús dijo]: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar sino para cumplir” (Mateo 5:17). 

[Jesús les dijo]: “Éstas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de Mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” (Lucas 24:44). 

“De éste [Jesús] dan testimonio todos los profetas, que todos los que en Él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre” (Hechos 10:43).

“Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos” (1 Pedro 1:10-11). 

“Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:20-21).

“El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” (Apocalipsis 19:10).

Como estos pasajes indican claramente, la profecía bíblica debe ser tenida en alta estima y debe ser tomada seriamente. Pero, como veremos, se ha abusado terriblemente de ella.


Traducido por Donald Dolmus
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