jueves, 16 de agosto de 2018

Libro: Los Fundamentos de la Profecía Bíblica – Lección 6 (parte 1)

Profecía en el Antiguo Testamento

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Hecho: El Antiguo Testamento es esencial para el entendimiento y del Nuevo Testamento y para la comprensión de los mensajes proféticos de la Biblia.

Escritura Clave:Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,” (2 Timoteo 3:16).

El Problema

Hoy es común que los ministros se centren principalmente en el Nuevo Testamento en su predicación y enseñanza, mientras que apenas citan el Antiguo Testamento. Peor aún son los lemas como: “Ésta es una iglesia del Nuevo Testamento”, o “Nosotros sólo predicamos a Jesús”.

Sin embargo, en la cita bíblica anterior, el apóstol Pablo le enfatizó a Timoteo que toda la Escritura es de provecho. De hecho, un versículo anterior, Pablo declaró que “y que desde la niñez has sabido [Timoteo] las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”. Un lector de hoy en día asume que Timoteo debe haber tenido una copia del Nuevo Testamento. ¡Pero el Nuevo Testamento no existía cuando Pablo escribió estas palabras!

Además, Pablo amonestó a Timoteo a comprometerse con “la lectura, la exhortación y la enseñanza” (1 Timoteo 4:13). De nuevo, Pablo se estaba refiriendo a lo que nosotros llamamos El Antiguo Testamento. 

La Importancia del Antiguo Testamento

Este padecimiento espiritual de ignorar el Antiguo Testamento, que es epidémico en la Iglesia hoy, es un problema grave porque no hay forma de entender el Nuevo Testamento sin el conocimiento del Antiguo Testamento.

Por ejemplo, Pablo se refiere a Jesús en 1 Corintios 15:20 como las “primicias” de los que habrán de resucitar. No hay forma de entender esa expresión aparte del conocimiento del sistema sacrificial del Antiguo Testamento. 

De igual manera, Jesús es mencionado en el libro de Hebreos como el “sumo sacerdote de nuestra profesión” (Hebreos 3:1) y como “sumo sacerdote según el orden de Melquisedec” (Hebreos 5:10). Estos términos no tienen significado alguno aparte del conocimiento de la interacción entre Abraham y Melquisedec y el papel del sumo sacerdote tal como se revela en las Escrituras hebreas. 

El conocimiento de la profecía del Antiguo Testamento es particularmente necesario para el entendimiento de la profecía del Nuevo Testamento. Los libros de Daniel y Apocalipsis encajan como una mano en un guante. Ninguno de los dos se puede entender aparte del otro.

El libro de Apocalipsis contiene más de 300 citas o referencias a pasajes del Antiguo Testamento, y ni una sola está identificada. Una persona sin el conocimiento del Antiguo Testamento podría leer el libro de Apocalipsis y nunca darse cuenta de cuán entrelazado está con la profecía del Antiguo Testamento. Considere el tema del libro que se encuentra en Apocalipsis 1:7 —

He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.
Esta declaración está compuesta de dos citas del Antiguo Testamento puestas de punta a punta. La primera se encuentra en Daniel 7:13 y la segunda en Zacarías 12:10.

El Evangelio en el Antiguo Testamento

Cuando Pablo le dijo a Timoteo que las “sagradas escrituras” eran suficientes para conducirlo a la salvación por medio de la fe en Jesús, él se estaba refiriendo a la profecía del Antiguo Testamento.

El Día de Pentecostés, después de la muerte, sepultura y resurrección de Jesús, el apóstol Pedro predicó el primer sermón del Evangelio en Jerusalén (Hechos 2:14-36). De principio a fin, el sermón consistió de profecías del Antiguo Testamento acerca del Mesías, seguido por las declaraciones de Pedro de que Jesús había cumplido esas profecías. 

Felipe, el evangelista, tuvo el mismo enfoque cuando se encontró con el eunuco etíope, un judío devoto que había estado en Jerusalén para guardar las fiestas y estaba regresando a su hogar en África (Hechos 8:26-39). Felipe descubrió que el hombre estaba leyendo un pasaje del Antiguo Testamento de Isaías acerca de que el Mesías vendría como un “cordero sufriente” (Isaías 53:1-9).

Felipe le explicó el pasaje al etíope, y el hombre aceptó el hecho de que Jesús lo había cumplido. En respuesta, él fue bautizado. Luego continuó su camino, regocijándose por haber encontrado al Mesías.

El Volumen de Profecía en el Antiguo Testamento

El Antiguo Testamento contiene más de 300 profecías específicas sobre la Primera Venida del Mesías. Pero muchas de éstas son repetitivas. Cuando se filtran, quedan 109 profecías separadas y distintas, todas las cuales se cumplieron en la vida de Jesús. 

Las Escrituras hebreas contienen muchas más profecías acerca de la Segunda Venida que de la Primera. Y están dispersas por todas partes, desde Génesis hasta Malaquías. La gente normalmente sólo piensa en los Profetas Mayores y Menores, pero los Salmos están llenos de profecía, como el Salmo 22, que profetiza acerca de la crucifixión del Mesías en detalle, escrito mil años antes del nacimiento de Jesús.

Incluso los libros históricos del Antiguo Testamento contienen profecías. La primera profecía mesiánica en la Biblia se encuentra en Génesis 3:15. Ésta declara que el Mesías nacerá de una virgen. Deuteronomio 31 profetiza que, si el pueblo judío es infiel a Dios, serán dispersados entre las naciones del mundo y serán perseguidos donde quiera que vayan. 

La Segunda Venida en la Profecía del Antiguo Testamento

La Biblia enseña que Jesús establecerá Su reinado personal sobre toda la tierra en el momento de Su Segunda Venida, y el Antiguo Testamento contiene muchas profecías sobre ese evento. Como ya hemos visto, Zacarías 14 dice que el Señor regresará al Monte de los Olivos, desde el cual ascendió al Cielo y, en ese momento, se convertirá en “rey sobre toda la tierra” (Zacarías 14:9).

En el mismo relato de Isaías del mismo evento, él se refiere a que el Señor regresa al Monte Sión, que es un nombre alternativo para Jerusalén: “Así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear sobre el monte de Sion, y sobre su collado. Como las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando, preservando y salvando” (Isaías 31:4b-5).

Tanto Isaías como Jeremías retratan al Señor regresando en ira. Jeremías dice que Él “rugirá” desde los cielos (Jeremías 25:30-31). Isaías dice que Él estará “lleno de ira” y que Su lengua será “como fuego que consume”. Sofonías dice que el día de Su regreso será uno de “angustia y aflicción” y de “desolación y de devastación” (Sofonías 1:14-18, RVA-2015). 

El Milenio en el Antiguo Testamento

Una vez que el Mesías haya derramado la ira de Dios sobre los enemigos de Dios, establecerá Su reinado sobre la tierra, y comenzará a manifestar Su gloria: “La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso” (Isaías 24:23).

Todos los diversos aspectos acerca del reinado milenial del Señor están descritos en detalle en el libro de Isaías. El libro de Apocalipsis trata sobre la Tribulación. Es el libro de Isaías el que revela los detalles del Milenio. La única información nueva contenida en el libro de Apocalipsis es que durará mil años (Apocalipsis 29:2-7).

Lea la conclusión »»aquí

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)


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