miércoles, 10 de febrero de 2016

El Enigma del Calvinismo

"Leyendo a los escritores calvinistas, encontramos que la única cosa que es consistente es su inconsistencia".

Por T. A. McMahon 


El Calvinismo, desde mi primer contacto con sus enseñanzas y prácticas hasta el día de hoy, no ha dejado de ser un enigma para mí. De hecho, cuanto más he aprendido sobre el tema, resulta ser aún más desconcertante. Algunos defensores del Calvinismo me han dicho que mi mente es muy limitada para poder comprender sus enseñanzas. En lugar de estar ofendido por esa acusación, me parece una crítica que me pone en buena compañía. Dave Hunt, uno de los hombres más inteligentes que he conocido, fue acusado una vez por dos jóvenes pastores calvinistas de "no tener la capacidad de" entender el Calvinismo (es decir, ser demasiado estúpido), principalmente porque él no tenía conocimiento del idioma griego y hebreo. La respuesta que Dave dio a estos jóvenes fue apacible pero firme, diciéndoles que su propia educación era relativamente breve en los idiomas griego y hebreo si se compara al conocimiento que los cristianos del primer siglo tenían de tales idiomas. Sin embargo, el conocimiento de esos idiomas no parece haber dado a los primeros creyentes ninguna ventaja para dejar de lado las enseñanzas de las Escrituras, ya que la mayor parte del Nuevo Testamento fue escrito para corregir los errores de ellos.

Este artículo, sin embargo, no es una apología del Calvinismo. Dave y otros han escrito volúmenes criticando ese sistema de creencias, así que cualquiera que esté interesado puede acceder fácilmente a tal información. Si no está familiarizado con las creencias del Calvinismo, nuestros materiales de recursos son extensos, desde el libro de Dave Hunt titulado: "¿Qué amor es Éste?", hasta los más pequeños libros y folletos, que están llenos de información.

Lo que presento aquí son solamente algunas de las conclusiones que he formulado a través de los años y que son inquietantes y sorprendentes y que hasta ahora no he tenido una explicación razonable excepto el escuchar que "los caminos, los medios y los pensamientos de Dios están más allá de mis pensamientos y comprensión". Indudablemente que ése es el caso aunque Dios nos dice, "Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta" y Él nos ha dado su Espíritu Santo para ayudarnos con nuestra falta de entendimiento (Isaías 1:18; Juan 16:13; 1 Cor. 2:14). Sin embargo, las conclusiones que siguen a continuación son algunas de las cosas que me parecen ser terriblemente desconcertantes.

Habiendo sido educado en la religión Católica, en una escuela primaria católica, en una escuela militar católica y en una escuela secundaria católica, mi conocimiento de mi fe era a mi parecer bastante sólido.  Yo era considerado como un "católico devoto", lo que significaba que tomaba mi religión muy en serio.  Uno de los "santos" católicos más alabados era San Agustín. Me enseñaron que él era el padre y Doctor (maestro) de la Iglesia Católica. Él había inspirado algunos y confirmado todos los dogmas del Catolicismo Romano. Él creyó y enseñó la presencia real de Cristo en el pan y el vino en la Misa; que la Misa, como la Eucaristía, era una continua inmolación (muerte sacrificial) de Jesús; que el bautismo es absolutamente necesario para la salvación; que María era una virgen perpetua y sin pecado; que los libros Apócrifos eran parte del canon del Antiguo Testamento; que los papas eran el cumplimiento de la sucesión apostólica; que Cristo no reinaría literalmente mil años sobre la tierra, y que toda la autoridad espiritual residía en la Iglesia Católica Romana. Con respecto a este último punto, Agustín escribió: "Si encuentra alguien que todavía no cree en el Evangelio, ¿qué le contestaría usted cuando él dice 'No creo'?  De hecho, no creería en el Evangelio yo mismo si la autoridad de la Iglesia Católica no me moviera a hacerlo". No cabe duda alguna que "San" Agustín era completamente Católico.  

¿Calificaría uno al Catolicismo de San Agustín como un enigma? Protestantes calvinistas, quienes protestan contra la iglesia de Roma, incluyendo a Juan Calvino, mantuvieron y continúan manteniendo a Agustín en una reverencia que está al borde de ser idolatría. Calvino lo llamó "Santo Padre" en sus "Institutos de la Religión Cristiana"   y lo cita más de 400 veces. El Calvinista François Wendel reconoce que "sobre puntos de doctrina [Calvino] pide prestado a San Agustín con las dos manos"  (TBC 7/12). Dave Hunt señala en "¿Qué amor es Éste?" el gran elogio a San Agustín por líderes calvinistas refiriéndose a él como: "Una de las grandes mentes teológicas y filosóficas que Dios ha dado a Su iglesia" (Talbot y Crampton, citado en Dave Hunt, "¿Qué amor es Éste?").   "El cristiano más grande desde la época del Nuevo Testamento... el hombre más grande que haya escrito en el idioma latín" (Souter, citado en Hunt, "¿Qué amor es Éste?"). "[Sus] obras y escritos, más que las de cualquier otro hombre en la época en que vivía, contribuyeron a la promoción de la sana doctrina y el renacimiento de la religión verdadera" (Rice, Ibíd.). Estos comentarios provienen de aquellos que representan un sistema religioso que históricamente se ha opuesto a la Iglesia Católica Romana, al menos, eso es la percepción general.

Si eso no es desconcertante, consideren esto: uno de los íconos venerados del Calvinismo, B. B. Warfield, quien dirigió el seminario de Princeton, afirmó que Agustín no era solamente el fundador del Catolicismo Romano, sino también era el Padre de la Reforma (Warfield, Ibíd., 59). Se necesita más que una imaginación creativa para dar sentido a esa perspectiva.

El grito de los reformadores fue la llamada "sola escritura", que significa que solamente la Biblia debe ser la autoridad para el cristiano en todos los asuntos de fe y práctica, con lo cual estoy totalmente de acuerdo.  Sin embargo, aunque Calvino y Lutero, entre otros, saludaban esa bandera, no vivieron cumpliendo su importante verdad. Mantuvieron ciertos hábitos de su antigua fe que no se encuentran en la Palabra de Dios o que son contrarios a las enseñanzas de las Escrituras. El bautismo de infantes, por ejemplo, se mantuvo, y se afirmó que tal ritual convierte a niños en cristianos y les abre la puerta al cielo. El ritual del bautismo, en vez de ser una declaración pública de una identificación con Cristo, implicó la eliminación de los pecados y concede regeneración espiritual. También continuaron con el clericalismo, dando autoridad especial a sus sacerdotes. Empujaron la Ordenanza de Cristo de comunión más allá de su instrucción escritural. La comunión se convirtió en un sacramento eficaz con sus elementos sagrados que podría ser administrado sólo por el clero, en lugar de ser un simple acto llevado a cabo por todos los creyentes en recuerdo de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Calvino, en particular, continuó la práctica católica de las iglesias respaldado por el Estado, y a consecuencia de esto, el gobierno secular de Ginebra apoyó sus decretos, los cuales fueron algunas veces letales. Obviamente, la idea de la "sola escritura" funcionalmente se perdió por aquellos que dijeron que deseaban reformar el Catolicismo Romano.  Estoy desconcertado y apenado que tal abandono crítico por las Escrituras, es pasado por alto por los calvinistas.   

Pero hay mucho más que me desconcierta, y la idea calvinista sobre la predestinación está en la parte superior de la lista e infecta al resto. Yo no puedo comprender cómo un cristiano que cree en la Biblia, pueda aceptar el punto de vista de Calvino acerca de la predestinación y al mismo tiempo aceptar la soberanía de Dios, que él (Calvino) tomó principalmente de los escritos de "San" Agustín. Calvino declara, "Yo digo al igual que Agustín, que el Señor ha creado los que, como ciertamente conoció con anterioridad, debían ir a la destrucción, y lo hizo porque Él lo quiso. ¿Por qué razón Él quiso?, no es para nosotros el preguntar..."    

Calvino enseñó que todo depende de la mera voluntad de Dios. Escribe el Calvinista R. C. Sproul Jr., "Dios dispone todas las cosas que vienen a pasar... Dios causa que cada hombre caiga en pecado... Dios creó el pecado"(Sproul Jr., Ibíd., 275). Otro calvinista agrega: "Dios está detrás de todo. Él decide y hace que todas las cosas sucedan... Él ha pre ordenado todo  'a través del Consejo de Su voluntad': el movimiento de un dedo, el latido de un corazón, la risa de una niña, el error de un mecanógrafo, incluso el pecado" (Palmer, Ibíd.). Piense por un momento acerca de las implicaciones de lo que han dicho estos hombres y que además enseñan a multitudes de otros calvinistas que están de acuerdo con ellos.  ¿Realmente creen que Dios es el autor de cada acto malvado de la humanidad? Si es así yo no puedo ver cómo pueden racionalizar su manera de pensar que los pueda alejar de tal conclusión, es la blasfemia máxima dirigida al carácter de Dios. Mi reacción inmediata es de espanto: ¿cómo es posible que estos hombres que profesan conocer y amar a Dios y que son muy apreciados en el mundo cristiano, puedan pensar de tal manera y hasta predicar ese punto de vista?  ¿Es posible que su "razonamiento intelectual" los haya cegado para no ver el gran número de Escrituras que claramente y abrumadoramente contradicen tal teología?  No entiendo por qué ellos no entienden.

Y esto no es una manera calvinista de pensar llevada al extremo.  La predestinación es central en la enseñanza del Calvinismo sobre la soberanía, presciencia, elección incondicional, la negación del libre albedrío, expiación limitada, gracia irresistible, regeneración antes de creer y, sin duda, el destino eterno de millones, quizás miles de millones de almas, que han sido predestinadas al Lago de Fuego antes del principio de los tiempos.  

Yo podría llenar cada página de esta publicación y aún más con las contradicciones, las absurdas conclusiones y las caracterizaciones erróneas y trágicas que han sido generadas por las creencias calvinistas de nuestro Dios y Salvador acerca de la predestinación y la soberanía. Son una terrible ofensa a la verdad bíblica y al sentido común. El espacio designado para este artículo me limita sin embargo a enumerar sólo algunas. Sin embargo, espero que aquellos que se llaman calvinistas o se inclinan hacia ese sistema de creencias, piensen seriamente y oren antes de adoptar tales creencias.    

Mis preguntas son las siguientes: ¿por qué Jesús predicaría arrepentimiento a las multitudes (Mateo 4:17) si su destino ya estaba predestinado? ¿Cuál fue el propósito de Jesús en maldecir a las ciudades donde Sus milagros fueron hechos si no se arrepintieran? ¿Tuvieron ellos una opción? ¿Por qué Jesús invitó a todos los que están cansados y agobiados a venir a Él (Mateo 11:28), si los que no son elegidos no pueden hacerlo? ¿Por qué Jesús llamó a un  niño pequeño a sí mismo (Mateo 18:1-4) y dijo: "si no os volvéis u os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos"?  Él también dijo lo siguiente: "no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños"(Mateo 18:14). ¿Por qué Jesús llamaría "a toda la multitud" (Marcos 7:14) y les dijo, "Oídme todos, y entended", si ellos no podrían acudir a Él o entender hasta que fueran regenerados? ¿Entendió mal el ángel que apareció a los pastores (Lucas: 2:10) cuando dijo, "No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo"?  Si Jesús predestinó a un número incalculable de almas a un destino horrible, ¿por qué diría Él, "porque el hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas" (Lucas 9:56)? ¿Por qué hay "gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente" (Lucas 15:10), si fue coaccionado por la "gracia irresistible" y previamente estaba programado? Juan escribe, "y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo" (1 Juan 4:14). " Y creyeron muchos más por la palabra de Él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo" (Juan 4:41-42). ¿Fueron todos estos samaritanos regenerados antes de venir a Él? 

Esos son algunos de los versículos que presentan dudas razonables acerca de las creencias calvinistas. El Antiguo Testamento y el resto del Nuevo Testamento están llenos de cientos de versículos más. En relación con el Antiguo Testamento, ¿por qué diría Josué, "escogeos hoy a quien sirváis" y "pero yo y mi casa serviremos a Jehová" si, de hecho, él y ellos no tenían ninguna opción en la materia? (Josué 24:15).  En el libro de Apocalipsis se nos dice del juicio del gran trono blanco de los perdidos (Apocalipsis 20:11-15).

Si la enseñanza calvinista de la predestinación fuera verdad, es decir, que las almas en pie ante Cristo para juicio final fueran predeterminadas para el Lago de Fuego antes de que la humanidad fuera creada, no dándoles ninguna oportunidad para la salvación, ¿cuál sería el propósito del juicio?  Si el Calvinismo es cierto, y no sólo el destino de los perdidos fue preestablecido, pero los pecados que cometieron fueron creados por un Dios absolutamente soberano, entonces, no hay nada qué juzgar. Cualquier intento de reconciliar estos versículos de juicio con el Calvinismo convierte lo que las Escrituras enseñan en una farsa en el mejor de los casos, y en una burla a Jesús y una mofa contra la palabra de Dios en el peor de los casos.

Leyendo a los escritores calvinistas, encontramos que la única cosa que es consistente es su inconsistencia. Comentarios de John MacArthur en su "Biblia de Estudio", están repletos con enseñanzas que contradicen su Calvinismo de cinco puntos.  Por ejemplo, refiriéndose a Deuteronomio 30:15 escribe: "aquí indica Moisés su opción — amar y obedecer a Dios es la vida y lo bueno, rechazar a Dios es muerte y el mal. Si uno elije amar a Dios y a obedecer Su palabra, 'disfrutarán" de las bendiciones de Dios" — (énfasis agregado).

Para mí, el Calvinismo ha sido un enigma permanente. El haber sido católico por 30 años de mi vida,  mi gratitud va a los Reformadores que enfrentaron a la institución religiosa más poderosa de su época y dirigieron a los cristianos a las enseñanzas de las Escrituras. Sin embargo yo estoy afligido y consternado con la falsa teología anti bíblica que los Reformadores crearon bajo la bandera de "sola escritura"  y la distorsión que esta teología presenta cuando se refiere al carácter de Dios y su potencial para presentar un Evangelio falso.  Su creciente influencia también es muy preocupante e inquietante, personalmente debido a que algunos de mis buenos amigos y familiares son calvinistas o sostienen a algunas de las enseñanzas calvinistas. Aunque agradezco que a través de la oración, Dios provee oportunidades para desafiar estas opiniones a través de las Escrituras, aún sigue siendo una carga que pesa sobre mi corazón.

Aún así, Dios nos proporciona estímulo. Fue en una ocasión en que sentí que no había progreso alguno con mis amigos calvinistas y que la situación me estaba deprimiendo, cuando viajando en un automóvil y platicando con un pastor de buenas a primeras le hice una pregunta imprevista.  Mi pregunta no tenía nada qué ver con lo que estábamos hablando previamente, así que le tomó por sorpresa cuando le pregunté qué pensaba sobre el Calvinismo. Él reflexionó por un momento y luego explicó que cuando estaba en el seminario casi todos sus profesores favoritos era calvinistas. Muchos de sus escritores favoritos cristianos eran calvinistas, y él había leído algunos de sus libros. Por lo tanto, mientras estaba en la escuela, él creyó que él también era calvinista. Entonces mi sobria respuesta a esto fue,  "¿Así que, tú eres calvinista?", que era más una conclusión infeliz que una pregunta. Él me miró con una sonrisa y dijo: "¡No, no lo soy!" En ese momento, creo que me reí con cierto alivio.  A mi siguiente pregunta de, ¿Y qué pasó?, él me respondió con la mayor naturalidad de que mientras más leía la Palabra de Dios, más difícil le resultaba reconciliar sus creencias calvinistas con las Escrituras.

Lo único que puedo añadir a lo anterior es mi oración para que todos los que se sientan atraídos por el Calvinismo hagan lo mismo, es decir, el escrudiñar las Escrituras para ver si tales enseñanzas son fieles a la Palabra de Dios.  

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